PEQUEÑAS
SEMILLITAS
Año
13 - Número 3627 ~ Miércoles 11 de Abril de 2018
Desde
la ciudad de Córdoba (Argentina)
Alabado sea Jesucristo…
La
presente edición de “Pequeñas Semillitas” tiene un carácter especial, ya que se
incluye un pormenorizado análisis de la Exhortación
Apostólica “Gaudete et Exsultate” dada a conocer por el papa Francisco el
día lunes pasado. Por la longitud que tiene ese artículo, se ha resumido al
máximo el resto de la edición del boletín. Pero bien vale la pena la lectura
meditada del texto de la exhortación porque nos pone a todos a las puertas de
una santidad que seguramente muchas veces nos ha parecido imposible, y que
ahora aparece como una realidad que podemos conseguir.
¡Buenos días!
El poder de la humildad
El
abad san Macario, marchaba un día, desde la represa hacia su celda llevando
hojas de palmera, cuando se encontró de pronto con el diablo. El espíritu tenebroso
quiso impresionarlo con una hoz que llevaba en su mano, pero le fue imposible.
Entonces le dijo:
— ¿Qué fuerza emana de ti, Macario, que soy impotente
contra ti? Todo lo que tú haces, yo lo hago también: tú ayunas y yo no como
nada; tú velas y yo no duermo. Pero, me aventajas en un punto. Macario le
preguntó cuál era. Él le dijo:
—Tu humildad. Por su causa yo no puedo nada contra
ti.
Afirma
santo Tomás que Cristo nos recomendó por encima de todo la humildad, porque con
ella se anula el principal impedimento para nuestra santificación. Todas las
demás virtudes derivan de ella su valor. Sólo a ella le concede Dios sus dones,
y los retira cuando ella desaparece. La dignidad y grandeza del hombre es don
de Dios; su miseria, fruto de su corazón extraviado.
* Enviado por el P. Natalio
La Palabra de Dios:
Evangelio de hoy
Texto del Evangelio:
En
aquel tiempo dijo Jesús a Nicodemo: «Tanto amó Dios al mundo que dio a su Hijo
único, para que todo el que crea en Él no perezca, sino que tenga vida eterna.
Porque Dios no ha enviado a su Hijo al mundo para juzgar al mundo, sino para
que el mundo se salve por Él. El que cree en Él, no es juzgado; pero el que no
cree, ya está juzgado, porque no ha creído en el Nombre del Hijo único de Dios.
Y el juicio está en que vino la luz al mundo, y los hombres amaron más las
tinieblas que la luz, porque sus obras eran malas. Pues todo el que obra el mal
aborrece la luz y no va a la luz, para que no sean censuradas sus obras. Pero
el que obra la verdad, va a la luz, para que quede de manifiesto que sus obras
están hechas según Dios». (Jn 3,16-21)
Comentario:
Hoy,
ante la miríada de opiniones que plantea la vida moderna, puede parecer que la
verdad ya no existe —la verdad acerca de Dios, la verdad sobre los temas
relativos al género humano, la verdad sobre el matrimonio, las verdades morales
y, en última instancia, la verdad sobre mí mismo.
El
pasaje del Evangelio de hoy identifica a Jesucristo como «el camino, la verdad
y la vida» (Jn 14,6). Sin Jesús sólo encontramos desolación, falsedad y muerte.
Sólo hay un camino, y sólo uno que lleve al Cielo,que se llama Jesucristo.
Cristo
no es una opinión más. Jesucristo es la auténtica Verdad. Negar la verdad es
como insistir en cerrar los ojos ante la luz del Sol. Tanto si le gusta como si
no, el Sol siempre estará ahí; pero el infeliz ha escogido libremente cerrar
sus ojos ante el Sol de la verdad. De igual forma, muchos se consumen en sus
carreras con una tremenda fuerza de voluntad y exigen emplear todo su
potencial, olvidando que tan solo pueden alcanzar la verdad acerca de sí mismos
caminando junto a Jesucristo.
Por
otra parte, según Benedicto XVI, «cada uno encuentra su propio bien asumiendo
el proyecto que Dios tiene sobre él, para realizarlo plenamente: en efecto,
encuentra en dicho proyecto su verdad y, aceptando esta verdad, se hace libre
(cf. Jn 8,32)» (Encíclica "Caritas in Veritate"). La verdad de cada
uno es una llamada a convertirse en el hijo o la hija de Dios en la Casa
Celestial: «Porque ésta es la voluntad de Dios: tu santificación» (1Tes 4,3).
Dios quiere hijos e hijas libres, no esclavos.
En
realidad, el “yo” perfecto es un proyecto común entre Dios y yo. Cuando
buscamos la santidad, empezamos a reflejar la verdad de Dios en nuestras vidas.
El Papa lo dijo de una forma hermosísima: «Cada santo es como un rayo de luz
que sale de la Palabra de Dios» (Exhortación apostólica "Verbum
Domini").
Fr. Damien LIN Yuanheng (Singapore, Singapur)
Santoral Católico:
San Estanislao de Cracovia
Obispo y Mártir
Nació
en Szczepanowski (Cracovia, Polonia) hacia el año 1030. Hizo sus estudios en
París y fue ordenado sacerdote por el obispo de Cracovia, Lamberto, a quien
sucedió el año 1071, después de haber ejercido el ministerio como canónigo y
predicador. Fue un buen pastor al frente de su diócesis, ayudó a los pobres y
oprimidos y cuidó la formación de sus clérigos, a los que visitaba todos los
años. Defendió con entereza la libertad de la Iglesia, la civilización y las
costumbres cristianas frente a las injusticias de su tiempo. El 11 de abril de
1097, mientras celebraba la eucaristía, fue asesinado por el rey Boleslao, a
quien había increpado por su mala conducta. Fue canonizado en Asís el año 1523
por Inocencio IV.
Oración: Señor, tú has otorgado a san Estanislao, tu
obispo, la gracia de sucumbir en aras de tu gloria bajo la espada de los
perseguidores; concédenos, por su intercesión, perseverar con firmeza en la fe,
hasta la muerte. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.
© Directorio Franciscano - Aciprensa
Pensamiento del día
“Si
preguntamos a la gente mayor
cuáles
son los grandes errores de su vida,
la
mayoría coincide en dos puntos:
Haber
hecho lo que se esperaba de mí
y
no lo que realmente quería hacer,
y
no haber pasado más tiempo
con
mis padres y con mis hijos”.
Tema del día:
”Gaudete et Exsultate”
Para ser santos hoy
“Gaudete
et Exsultate”, es el título de la nueva exhortación apostólica sobre el
“Llamado a la Santidad en el Mundo Actual”
Después de dos mil años de historia, la Iglesia católica sigue marcando la pauta para que haya hombres y mujeres “felices” verdaderamente, “sin conformarse” con “una existencia mediocre, aguada, licuada”.
Pero,
en nuestros días, ¿qué significa ser santo?, ¿cómo se logra esa santidad? A
esto responde el papa Francisco en la exhortación apostólica “Gaudete et
exsultate”, [‘Alégrense y muéstrense contentos’ (Mt 5,12)], publicada el 9 de
abril de 2018 y cuyo título parafrasea a Jesús que se dirige a los que son
perseguidos o humillados por su causa.
Francisco
nos dice que desde el principio la Biblia, de diversas maneras, hace un llamado
a la santidad. Así se lo proponía el Señor a Abraham: «Camina en mi presencia y
sé perfecto» (Gn 17,1).
Advierte
que no es un tratado sobre la santidad. “Mi humilde objetivo es hacer resonar
una vez más el llamado a la santidad” en el contexto actual, “con sus riesgos,
desafíos y oportunidades. Porque a cada uno de nosotros el Señor nos eligió
«para que fuésemos santos e irreprochables ante él por el amor» (Ef 1,4)”.
CAPITULO I
1.
Los santos nos alientan y acompañan
1.
El Llamado a la Santidad. Los santos nos alimentan y acompañan. 4. “Los santos
que ya han llegado a la presencia de Dios mantienen con nosotros lazos de amor
y comunión”. El Papa presenta la santidad en una “dinámica popular, en la
dinámica de un pueblo”. Y habla de la Iglesia militante. “La santidad ‘de la
puerta de al lado’; «la clase media de la santidad”. 11. “No se trata de
desalentarse cuando uno contempla modelos de santidad que le parecen
inalcanzables”.
2.
La Santidad es para ti
La
santidad es para todos. ¿Consagrados y consagradas? “Sé santo viviendo con
alegría tu entrega”. “¿Estás casado? Sé santo amando y ocupándote de tu marido
o de tu esposa… ¿Eres un trabajador? Sé santo cumpliendo con honradez y
competencia tu trabajo al servicio de los hermanos. ¿Eres padre, abuela o
abuelo? Sé santo enseñando con paciencia a los niños a seguir a Jesús. ¿Tienes
autoridad? Sé santo luchando por el bien común y renunciando a tus intereses
personales”.
Francisco
asegura en el punto 15: “En la Iglesia, santa y compuesta de pecadores,
encontrarás todo lo que necesitas para crecer hacia la santidad”. Y cita a
Benedicto XVI: «La santidad no es sino la caridad plenamente vivida» (21). Cada
santo encarna “en un momento determinado de la historia, un aspecto del
Evangelio” (19).
3.
La Santidad no es pasividad: ¡Más vivos!
El
papa Francisco saca del sopor y de la pasividad a los fieles. “26. No es sano
amar el silencio y rehuir el encuentro con el otro, desear el descanso y
rechazar la actividad, buscar la oración y menospreciar el servicio. 29. Esto
no implica despreciar los momentos de quietud, soledad y silencio ante Dios”.
Instó
a no tener miedo, como Juan Pablo II. 32. “No te quitará fuerzas, vida o
alegría. Todo lo contrario, porque llegarás a ser lo que el Padre pensó cuando
te creó”. Y agrega una santa ambición: “No tengas miedo de apuntar más alto, no
tengas miedo de dejarte guiar por el Espíritu Santo en la vida”. Y citó a Léon
Bloy: «Existe una sola tristeza, la de no ser santos»”.
CAPITULO II
4.
Hay enemigos de la santidad
En
el capítulo segundo, el Papa advierte de dos sutiles enemigos de la santidad.
El Agnosticismo (Una mente sin Dios y sin carne) y el Pelagianismo actual (Una
voluntad sin humildad). Sobre el agnosticismo, el uso del Dios spray, advierte
que se trata de una “superficialidad vanidosa: mucho movimiento en la
superficie de la mente, pero no se mueve ni se conmueve la profundidad del
pensamiento”.
5.
Salir de una lógica fría y de dominio
Advierte
que (39) esto “puede ocurrir dentro de la Iglesia: pretender reducir la
enseñanza de Jesús a una lógica fría y dura que busca dominarlo todo”. El Papa sostiene que Dios está en todos y
exhorta en favor de una doctrina que viva el misterio en cada persona. “42. Aun
cuando la existencia de alguien haya sido un desastre, aun cuando lo veamos
destruido por los vicios o las adicciones, Dios está en su vida”.
Escribió
sobre los límites de la razón y de una soberbia que se viste de santidad, pero
no lo es. “45. San Juan Pablo II les advertía de la tentación de desarrollar
«un cierto sentimiento de superioridad respecto a los demás fieles».
6.
La voluntad humana no es suficiente
Respecto
al pelagianismo actual, expresión de una voluntad sin humildad. “49. Cuando
algunos de ellos se dirigen a los débiles diciéndoles que todo se puede con la
gracia de Dios, en el fondo suelen transmitir la idea de que todo se puede con
la voluntad humana; Dios te invita a hacer lo que puedas y a pedir lo que no
puedas: «Dame lo que me pides y pídeme lo que quieras» (San Agustín)”.
7.
No son suficientes nuestras obras o esfuerzos
Reiteró
una enseñanza de la Iglesia muchas veces olvidada: “52. […] no somos
justificados por nuestras obras o por nuestros esfuerzos, sino por la gracia
del Señor que toma la iniciativa”. Nombró a los nuevos pelagianos: “58. Muchas
veces, en contra del impulso del Espíritu, la vida de la Iglesia se convierte
en una pieza de museo o en una posesión de pocos. Es quizás una forma sutil de
pelagianismo”. En este sentido, resume la Ley: “60. «Porque toda la ley se
cumple en una sola frase, que es: Amarás a tu prójimo como a ti mismo» (Ga
5,14)”.
CAPÍTULO III
8.
Ser un buen cristiano significa seguir las Bienaventuranzas
En
el capítulo III, titulado “A la luz del Maestro”, el papa Francisco en el punto
63 responde a «¿Cómo se hace para llegar a ser un buen cristiano?». “Es
necesario hacer, cada uno a su modo, lo que dice Jesús en el sermón de las
Bienaventuranzas”.
9.
Para ser santo hay que ir contracorriente
De
ahí que Jesús propone: “Felices los pobres de espíritu, porque de ellos es el
reino de los cielos”. “69. Esta pobreza
de espíritu está muy relacionada con aquella «santa indiferencia» que proponía
san Ignacio de Loyola, en la cual alcanzamos una hermosa libertad interior.
(70.) Ser pobre en el corazón, esto es santidad”.
10.
Un santo soporta los defectos de los demás
Como
indica Jesús: «Felices los mansos, porque heredarán la tierra». Francisco
explica que (72.) para santa Teresa de Lisieux, «la caridad perfecta consiste
en soportar los defectos de los demás, en no escandalizarse de sus debilidades».
74. Reaccionar con humilde mansedumbre, esto es santidad”.
11.
Un santo sabe llorar
“Felices
los que lloran, porque ellos serán consolados”. El Papa insta (75) a salir de
la lógica del mundo que nos hace gastar “muchas energías por escapar de las circunstancias
donde se hace presente el sufrimiento”. E invita a (76) “saber llorar con los
demás, esto es santidad”.
12.
Un santo defiende a los indefensos”
«Felices
los que tienen hambre y sed de justicia, porque ellos quedarán saciados”. El
Pontífice en el punto 79 explica que la palabra “justicia” puede ser sinónimo
de fidelidad a la voluntad de Dios, pero si “le damos un sentido muy general
olvidamos que se manifiesta especialmente en la justicia con los indefensos”.
“Buscar la justicia con hambre y sed, esto es santidad”.
13.
Un santo es misericordioso
“Felices
los misericordiosos, porque ellos alcanzarán misericordia”. Francisco recuerda
que el Catecismo invita a aplicar esta ley «en todos los casos», de manera
especial cuando alguien «se ve a veces enfrentado con situaciones que hacen el
juicio moral menos seguro, y la decisión difícil».
14.
El corazón mueve al santo: mantenerlo limpio
El
Papa doblega la racionalidad al corazón, que está guiado por la fe en Dios.
“85. En las intenciones del corazón se originan los deseos y las decisiones más
profundas que realmente nos mueven”. “86. Mantener el corazón limpio de todo lo
que mancha el amor, esto es santidad”.
15.
Mirar y actuar con misericordia, esto es santidad
«Felices
los que trabajan por la paz, porque ellos serán llamados hijos de Dios». En el
punto 89, el Papa indica que no es fácil construir esta paz evangélica que no
excluye a nadie sino que integra también a los que son algo extraños, a las
personas difíciles y complicadas. Sembrar paz a nuestro alrededor, esto es
santidad”.
16.
Aceptar el camino del Evangelio aunque nos traiga problemas
“«Felices
los de corazón limpio, porque ellos verán a Dios». «Felices los perseguidos a
causa de la justicia, porque de ellos es el reino de los cielos» 94. Las
persecuciones no son una realidad del pasado, porque hoy también las sufrimos,
sea de manera cruenta, como tantos mártires contemporáneos, o de un modo más
sutil, a través de calumnias y falsedades. Aceptar cada día el camino del
Evangelio aunque nos traiga problemas, esto es santidad”.
17.
Ver a Jesús en los extranjeros, en los enfermos
“95.
«Porque tuve hambre y me disteis de comer, tuve sed y me disteis de beber, fui
forastero y me hospedasteis, estuve desnudo y me vestisteis, enfermo y me
visitasteis, en la cárcel y vinisteis a verme»”.
18.
Ser cristiano es reconocer la dignidad del pobre
El
Papa pide fidelidad al Maestro y cuestiona: “98. Cuando encuentro a una persona
durmiendo a la intemperie, en una noche fría, puedo sentir que ese bulto es un
imprevisto que me interrumpe, un delincuente ocioso, un estorbo en mi camino,
un aguijón molesto para mi conciencia, un problema que deben resolver los
políticos, y quizá hasta una basura que ensucia el espacio público. O puedo
reaccionar desde la fe y la caridad, y reconocer en él a un ser humano con mi
misma dignidad, a una creatura infinitamente amada por el Padre. ¡Eso es ser
cristianos!”.
19.
No dejar que la ideología te separe de Jesús
“Las
ideologías que mutilan el corazón del Evangelio”, expresó Francisco. Y lamenta dos errores nocivos: “100. Por una
parte, el de los cristianos que separan estas exigencias del Evangelio de su
relación personal con el Señor, de la unión interior con él, de la gracia”.
20.
No sospechar siempre de los demás
El
Papa considera nocivo e ideológico estar siempre sospechando (101) “del compromiso social de los demás,
considerándolo algo superficial, mundano, secularista, inmanentista, comunista,
populista”.
21.
Defender al no nacido, pero también al nacido en miseria
“La
defensa del inocente que no ha nacido, por ejemplo, debe ser clara, firme y
apasionada. Pero igualmente sagrada es la vida de los pobres que ya han nacido,
que se debaten en la miseria”.
22.
Defender a los migrantes
El
papa Francisco explicó que defender a los migrantes o los extranjeros no es “un
invento de un Papa o de un delirio pasajero”. “102. Suele escucharse que,
frente al relativismo y a los límites del mundo actual, sería un asunto menor
la situación de los migrantes, por ejemplo. Algunos católicos afirman que es un
tema secundario al lado de los temas «serios» de la bioética”.
23.
Ser santo es cansarse para vivir las obras de misericordia
“107.
Quien de verdad quiera dar gloria a Dios con su vida, quien realmente anhele
santificarse para que su existencia glorifique al Santo, está llamado a
obsesionarse, desgastarse y cansarse intentando vivir las obras de
misericordia”.
24.
Hedonismo y virtualidad nos alejan de quien sufre
“108.
El consumismo hedonista puede jugarnos una mala pasada. También el consumo de
información superficial y las formas de comunicación rápida y virtual pueden
ser un factor de atontamiento que se lleva todo nuestro tiempo y nos aleja de
la carne sufriente de los hermanos”.
25.
Inspirarse en el testimonio de los santos
“109.
La fuerza del testimonio de los santos está en vivir las bienaventuranzas y el
protocolo del juicio final. Recomiendo vivamente releer con frecuencia estos
grandes textos bíblicos, recordarlos, orar con ellos, intentar hacerlos carne.
Nos harán bien, nos harán genuinamente felices”.
CAPÍTULO IV
En
el capítulo cuarto, el papa Francisco presenta algunos puntos importantes de la
santidad en el mundo actual, además de los tradicionalmente conocidos:
“oración”, “Eucaristía y la Reconciliación”, sacrificios, entre otros. En el
punto 111, destaca que existen riesgos en la cultura de hoy para atender las
manifestaciones del amor de Dios y del prójimo. En ella se manifiestan: “la
ansiedad nerviosa y violenta que nos dispersa y nos debilita; la negatividad y
la tristeza; la acedia cómoda, consumista y egoísta; el individualismo, y
tantas formas de falsa espiritualidad sin encuentro con Dios que reinan en el
mercado religioso actual”.
26.
Aguante, paciencia y mansedumbre
En
este caso, el Papa invita al aguante, la paciencia y la mansedumbre (112). Se
trata de la fidelidad al amor de Dios y la fidelidad al amor del prójimo. 113.
Como pide San Pablo a los cristianos, no devolver el mal que los demás te
hagan. 114. Insta a estar atentos a las propias manifestaciones de agresividad
y egoísmo.
27.
Nada de violencia en las redes e Internet
El
Papa habla de una santidad que pasa por evitar la violencia verbal en Internet
y en los diversos espacios digitales. Y advierte a los medios católicos para
que se pongan límites porque es intolerable la difamación y la calumnia.
28.
Un santo alegre y con sentido del humor
Francisco
insiste en que un santo que se respete tiene mucha alegría y sentido del humor.
Un santo aleja de sí la tristeza, la nostalgia. Ser cristianos es “alegría en
el Espíritu Santo” porque el amor de la caridad sigue necesariamente la
alegría”.
29.
Audacia y fervor
En
el punto 129. El Papa indica que vivir con honestidad y transparencia necesita
audacia. Por ello, Jesús insiste en que el cristiano no debe tener miedo.
30.
Vivir y amar la comunidad
En
el punto 140, enseña que luchar solo no tiene mucho sentido. Se necesita de la
comunidad para salir airoso en Cristo de las insidias y de las tentaciones. “Si
estamos muy solos, fácilmente perdemos el sentido de la realidad, la claridad
interior, y sucumbimos”.
31.
Vivir en oración constante
El
Papa expresó que parecería obvio y, en cambio, no lo es: rezar y es importante
para estar todos los días abiertos a la trascendencia. El Santo es una persona
del “espíritu” en oración que tiene necesidad de “comunicarse con Dios”.
CAPÍTULO V
En
el capítulo V, el Papa insta a combatir, vigilar y discernir.
32.
Luchar siempre
“158.
La vida cristiana es un combate permanente. Se requieren fuerza y valentía para
resistir las tentaciones del diablo y anunciar el Evangelio. Esta lucha es muy
bella, porque nos permite celebrar cada vez que el Señor vence en nuestra
vida”.
33.
Salir de la mediocridad
“159.
No se trata solo de un combate contra el mundo y la mentalidad mundana, que nos
engaña, nos atonta y nos vuelve mediocres sin compromiso y sin gozo. Tampoco se
reduce a una lucha contra la propia fragilidad y las propias inclinaciones. Es
también una lucha constante contra el diablo. Jesús mismo festeja nuestras
victorias”.
34.
Ser santos no es un mito
“161.
Entonces, no pensemos que es un mito, una representación, un símbolo, una
figura o una idea. Ese engaño nos lleva a bajar los brazos, a descuidarnos y a
quedar más expuestos. Él no necesita poseernos. Nos envenena con el odio, con
la tristeza, con la envidia, con los vicios. Y así, mientras nosotros bajamos
la guardia, él aprovecha para destruir nuestra vida, nuestras familias y
nuestras comunidades”.
35.
Ser despiertos y confiados en Dios
162.
Nuestro camino hacia la santidad es también una lucha constante. Quien no
quiera reconocerlo se verá expuesto al fracaso o a la mediocridad. Para el
combate tenemos las armas poderosas que el Señor nos da: la fe que se expresa
en la oración, la meditación de la Palabra de Dios, la celebración de la Misa, la
adoración eucarística, la reconciliación sacramental, las obras de caridad, la
vida comunitaria, el empeño misionero.
36.
Salir de la corrupción espiritual
“164.
«No nos entreguemos al sueño». Porque quienes sienten que no cometen faltas
graves contra la Ley de Dios, pueden descuidarse en una especie de atontamiento
o adormecimiento”.
37.
Dividir las cosas malas de las buenas
“166.
¿Cómo saber si algo viene del Espíritu Santo o si su origen está en el espíritu
del mundo o en el espíritu del diablo? La única forma es el discernimiento, que
no supone solamente una buena capacidad de razonar o un sentido común, es
también un don que hay que pedir. Si lo pedimos confiadamente al Espíritu
Santo, y al mismo tiempo nos esforzamos por desarrollarlo con la oración, la
reflexión, la lectura y el buen consejo; seguramente podremos crecer en esta
capacidad espiritual.“
38.
No ser marionetas a merced del mal
“167.
Todos, pero especialmente los jóvenes, están expuestos a un zapping constante.
Sin la sabiduría del discernimiento podemos convertirnos fácilmente en
marionetas a merced de las tendencias del momento”.
39:
Siempre a la luz del Señor
“169.
El discernimiento no solo es necesario en momentos extraordinarios, o cuando
hay que resolver problemas graves. Nos hace falta siempre: muchas veces esto se
juega en lo pequeño, en lo que parece irrelevante”.
40:
Un don sobrenatural
“171.
Si bien el Señor nos habla de modos muy variados en medio de nuestro trabajo, a
través de los demás, y en todo momento, no es posible prescindir del silencio
de la oración detenida para percibir mejor ese lenguaje, para interpretar el
significado real de las inspiraciones que creímos recibir.”
41.
Escuchar a Dios
“172.
Solo quien está dispuesto a escuchar tiene la libertad para renunciar a su
propio punto de vista parcial o insuficiente, a sus costumbres, a sus esquemas.
173. No se trata de aplicar recetas o de repetir el pasado”.
42.
La lógica del don y de la cruz
175.
Hace falta pedirle al Espíritu Santo que nos libere y que expulse ese miedo que
nos lleva a vedarle su entrada en algunos aspectos de la propia vida. Esto nos
hace ver que el discernimiento no es un autoanálisis ensimismado, una
introspección egoísta, sino una verdadera salida de nosotros mismos hacia el
misterio de Dios, que nos ayuda a vivir la misión a la cual nos ha llamado para
el bien de los hermanos.
43.
La Virgen María, modelo y ayuda
“176.
Quiero que María corone estas reflexiones, porque ella vivió como nadie las
bienaventuranzas de Jesús. Ella es la que se estremecía de gozo en la presencia
de Dios, la que conservaba todo en su corazón y se dejó atravesar por la
espada. Es la santa entre los santos, la más bendita, la que nos enseña el
camino de la santidad y nos acompaña. Ella no acepta que nos quedemos caídos y
a veces nos lleva en sus brazos sin juzgarnos. Conversar con ella nos consuela,
nos libera y nos santifica. La Madre no necesita de muchas palabras, no le hace
falta que nos esforcemos demasiado para explicarle lo que nos pasa. Basta
musitar una y otra vez: «Dios te salve, María…».”
Pedidos de oración
Pedimos
oración por la Santa Iglesia Católica; por el Papa Francisco, por el Papa
Emérito Benedicto, por los obispos, sacerdotes, diáconos, seminaristas,
catequistas y todos los que componemos el cuerpo místico de Cristo; por la
unión de los cristianos para que seamos uno, así como Dios Padre y nuestro
Señor Jesucristo son Uno junto con el Espíritu Santo; por las misiones; por el
triunfo del Sagrado Corazón de Jesús y del Inmaculado Corazón de María; por la conversión de todos los pueblos; por la Paz en el mundo; por los
cristianos perseguidos y martirizados en Medio Oriente, África, y en otros
lugares; por nuestros hermanos sufrientes por diversos motivos especialmente
por las enfermedades, el abandono, la carencia de afecto, la falta de trabajo,
el hambre y la pobreza; por los niños con cáncer y otras enfermedades graves; por
el drama de los refugiados del Mediterráneo; por los presos políticos y la
falta de libertad en muchos países del mundo; por las víctimas de catástrofes
naturales; por la unión de las familias, la fidelidad de los matrimonios y por
más inclinación de los jóvenes hacia este sacramento; por el aumento de las
vocaciones sacerdotales y religiosas; y por las Benditas Almas del Purgatorio.
Pedimos
oración para Iván Daniel, un joven
de 24 años de edad, de Buenos Aires, Argentina, que sufrió un grave accidente.
Ha sido operado para reparar una rotura intestinal, y ahora se aguarda su
evolución pos operatoria. Que la Virgen Santísima lo acompañe y lo fortalezca y
Jesús lo toque con su mano sanadora para que pueda recuperarse sin secuelas.
Continuamos
unidos en oración por la recuperación de la salud de Mariano (Nano), de la ciudad de Córdoba, Argentina, a quién
encomendamos a la Santísima Virgen de Lourdes.
Tú quisiste, Señor, que tu Hijo unigénito soportara nuestras
debilidades,
para poner de manifiesto el valor de la enfermedad y
la paciencia;
escucha las plegarias que te dirigimos por nuestros
hermanos enfermos
y concede a cuantos se hallan sometidos al dolor, la
aflicción o la enfermedad,
la gracia de sentirse elegidos entre aquellos que tu
hijo ha llamado dichosos,
y de saberse unidos a la pasión de Cristo para la
redención del mundo.
Te lo pedimos por Cristo nuestro Señor.
Amén
Cinco minutos del Espíritu Santo
Abril 11
El
Espíritu Santo es amor, y por eso siembra la unidad, motiva la fraternidad,
impulsa al encuentro y al diálogo. Pero para aprender a dialogar es necesario
ejercitar los dones que nos regala el Espíritu Santo.
Nunca
perdemos el tiempo si nos detenemos a dialogar con alguien, por más superficial
que nos parezca. Siempre nos ayudará a no encerrarnos en nuestras propias ideas
e intereses, nos exigirá abrir la mente y el corazón. Dialogar con los demás es
una gran ayuda para nuestro crecimiento espiritual, para mantenernos psicológicamente
sanos, para no evadirnos de la realidad que nos supera.
Los
que vivimos en el mundo estamos llamados a encontrar a Dios en el encuentro con
los demás. Porque Dios habla y ofrece su amor también en medio de la gente a la
cual él mismo nos envía.
El
Espíritu Santo otorga permanentemente luces e impulsos en medio de una
conversación; la presencia de Cristo resucitado es tan real en medio de un
encuentro fraterno como en los momentos de silencio y quietud. Pidamos al
Espíritu Santo que él nos enseñe el arte de dialogar.
* Mons. Víctor Manuel Fernández
FELIPE
-Jardinero de Dios-
(el
más pequeñito de todos)
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