PEQUEÑAS
SEMILLITAS
Año
12 - Número 3543 ~ Martes 26 de Diciembre de 2017
Desde
la ciudad de Córdoba (Argentina)
Alabado sea Jesucristo…
Niño
Jesús: Tú eres el Rey de la Paz, ayúdame a aceptar sin amarguras las cosas que
no puedo cambiar.
Tú
eres la fortaleza del cristiano; dame valor para transformar aquello que en mí
debe mejorar.
Tú
eres la sabiduría eterna; enséñame en cada instante como debo obrar para
agradar más a Dios y hacer mayor bien a las demás personas.
Te
lo suplico, por los méritos de tu infancia a Ti que vives y reinas por los
siglos de los siglos. Amén.
¡Buenos días!
Un niño y su barquito
A
veces ocurren cosas en nuestra vida que parecen desagradables y sin sentido ni
plan; pero, si esperamos un poco, nos daremos cuenta de que cada prueba, cada
tribulación, es como una piedra arrojada sobre las quietas aguas de nuestra
vida, y nos acercan más a Dios...
Un niño se hizo un barquito de madera y fue a
probarlo en el lago, pero el botecito
impulsado por una brisa se fue alejando. Apenado corrió a pedirle ayuda
a un muchacho mayor que leía tranquilamente. Sin decir nada el joven empezó a
recoger piedras y arrojarlas, al parecer en contra del barquito. El pequeño
afligido pensó que perdería el bote y que el grandote se estaba burlando de él.
Pero luego se dio cuenta que las piedras iban siempre un poco más allá del
barquito. Esto generaba una pequeña ola que hacía retroceder el barco hasta la
orilla. Cada piedra estaba certeramente calculada y así, por fin el juguete fue
traído al alcance del niñito, que, contento y agradecido, volvió a tener en sus
manos su pequeño tesoro.
Busca
siempre la faz luminosa y positiva de todos los obstáculos y reveses que te
presente cada día. No olvides que puedes desarrollar la escondida sabiduría de
convertir un menos en más, un fracaso en victoria y una cruz en resurrección y
vida. Que pases un día muy apacible.
* Enviado por el P. Natalio
La Palabra de Dios:
Evangelio de hoy
Texto del Evangelio:
En
aquel tiempo, Jesús dijo a sus Apóstoles: «Guardaos de los hombres, porque os
entregarán a los tribunales y os azotarán en sus sinagogas; y por mi causa
seréis llevados ante gobernadores y reyes, para que deis testimonio ante ellos
y ante los gentiles. Mas cuando os entreguen, no os preocupéis de cómo o qué
vais a hablar. Lo que tengáis que hablar se os comunicará en aquel momento.
Porque no seréis vosotros los que hablaréis, sino el Espíritu de vuestro Padre
el que hablará en vosotros. Entregará a la muerte hermano a hermano y padre a
hijo; se levantarán hijos contra padres y los matarán. Y seréis odiados de
todos por causa de mi nombre; pero el que persevere hasta el fin, ése se
salvará». (Mt
10,17-22)
Comentario:
Hoy,
recién saboreada la profunda experiencia del Nacimiento del Niño Jesús, cambia
el panorama litúrgico. Podríamos pensar que celebrar un mártir no encaja con el
encanto navideño… El martirio de san Esteban, a quien veneramos como
protomártir del cristianismo, entra de lleno en la teología de la Encarnación
del Hijo de Dios. Jesús vino al mundo para derramar su Sangre por nosotros.
Esteban fue el primero que derramó su sangre por Jesús. Leemos en este
Evangelio como Jesús mismo lo anuncia: «Os entregarán a los tribunales y (…)
seréis llevados ante gobernadores y reyes, para que deis testimonio» (Mt
10,17.18). Precisamente “mártir” significa exactamente esto: testigo.
Este
testimonio de palabra y de obra se da gracias a la fuerza del Espíritu Santo:
«El Espíritu de vuestro Padre (…) hablará en vosotros » (Mt 10,19). Tal como
leemos en los “Hechos de los Apóstoles”, capítulo 7, Esteban, llevado a los
tribunales, dio una lección magistral, haciendo un recorrido por el Antiguo
Testamento, demostrando que todo él converge en el Nuevo, en la Persona de
Jesús. En Él se cumple todo lo que ha sido anunciado por los profetas y
enseñado por los patriarcas.
En
la narración de su martirio encontramos una bellísima alusión trinitaria:
«Esteban, lleno del Espíritu Santo, miró fijamente al cielo y vio la gloria de
Dios y a Jesús de pie a la diestra de Dios» (Hch 7,55). Su experiencia fue como
una degustación de la Gloria del Cielo. Y Esteban murió como Jesús, perdonando
a los que lo inmolaban: «Señor, no les tengas en cuenta este pecado» (Hch
7,60); rezó las palabras del Maestro: «Padre, perdónales porque no saben lo que
hacen» (Lc, 23, 34).
Pidamos
a este mártir que sepamos vivir como él, llenos del Espíritu Santo, a fin de
que, fijando la mirada en el cielo, veamos a Jesús a la diestra de Dios. Esta experiencia
nos hará gozar ya del cielo, mientras estamos en la tierra.
Fray Josep Mª MASSANA i Mola OFM (Barcelona, España)
Santoral Católico:
San Esteban
Protomártir
Fue
uno de los siete diáconos elegidos por los Apóstoles, poco después de la Ascensión,
para el servicio de la comunidad de Jerusalén. Lleno de gracia y poder,
realizaba en medio del pueblo grandes prodigios y signos. Se levantaron unos de
la sinagoga llamada de los Libertos y se pusieron a discutir con Esteban; pero
no podían resistir a la sabiduría y al Espíritu con que hablaba. Amotinaron al
pueblo, le prendieron y le condujeron al Sanedrín. Él les dirigió un discurso
en el que defendió a la Iglesia, y concluyó diciendo: «Veo el cielo abierto y
al Hijo del hombre de pie a la diestra de Dios». Entonces, gritando
fuertemente, se taparon sus oídos y se precipitaron todos a una sobre él; le
echaron fuera de la ciudad y empezaron a apedrearle. Mientras le apedreaban,
Esteban hacía esta invocación: «Señor Jesús, recibe mi espíritu». Después dobló
las rodillas y dijo con fuerte voz: «Señor, no les tengas en cuenta este pecado».
Y diciendo esto expiró.
Oración: Concédenos, Señor, la gracia de imitar a tu mártir
san Esteban y de amar a nuestros enemigos, ya que celebramos la muerte de quien
supo orar por sus perseguidores. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.
© Directorio Franciscano - Aciprensa
Pensamiento del día
“Señor, yo creo, yo quiero creer en Ti.
Señor, haz que mi fe sea pura, sin reservas,
y que penetre en mi pensamiento,
en mi modo de juzgar las cosas divinas y las cosas
humanas”
Tema del día:
Por las almas del purgatorio
Se
dice que en la Navidad y el Día de Difuntos muchas almas del purgatorio son
liberadas. Lo que nos hace no sólo recordar que debemos orar por ellos.
Y
en este momento tan especial de la Navidad, pedir al Niño que ilumine nuestras
almas –en lo más profundo– y las purifique. Iluminar y purificar: esto es la
petición. Y será contestado por el Espíritu Santo.
Esto
nos lleva a un escrito de María Valtorta del 24 de octubre de 1944, a quien
Jesús le dictó una oración para rezar por los difuntos. Ruega así por ellos:
¡Oh
Jesús!, que con tu gloriosa Resurrección nos has mostrado cómo serán
eternamente los ‘hijos de Dios’, concede la santa resurrección a nuestros seres
queridos, fallecidos en tu Gracia, y a nosotros, en nuestra hora.
Por
el sacrificio de tu Sangre, por las lágrimas de María, por los méritos de todos
los Santos, abre tu Reino a sus espíritus.
¡Oh
Madre!, cuya aflicción finalizó con la alborada pascual ante el Resucitado y
cuya espera de reunirte con tu Hijo cesó en el gozo de tu gloriosa Asunción,
consuela nuestro dolor librando de las penas a quienes amamos hasta más allá de
la muerte, y ruega por nosotros que esperamos la hora de volver a encontrar el
abrazo de quienes perdimos.
Mártires
y Santos que estáis jubilosos en el Cielo, dirigid una mirada suplicante a
Dios, y una fraterna a los difuntos que expían, para rogar al Eterno por ellos
y para decirles a ellos: ‘He aquí que la paz se abre para vosotros’.
Amados,
tan queridos, no perdidos sino separados, que vuestras oraciones sean para
nosotros el beso que añoramos, y cuando por nuestros sufragios estaréis libres
en el beato Paraíso con los Santos, protegednos amándonos en la Perfección,
unidos a nosotros por la invisible, activa, amorosa Comunión de los Santos,
anticipo de la perfecta reunión de los ‘benditos’ que nos concederá, además de
gozarnos con la visión de Dios, el encontraros como os tuvimos, pero sublimados
por la gloria del Cielo.
Mensaje de María Reina de la Paz
Mensaje de María Reina de la Paz del 25 de Diciembre
de 2017
“Queridos
hijos, hoy os traigo a mi Hijo Jesús, para que os dé su paz y su bendición.
Hijos míos, os invito a todos a que viváis y testimoniéis las gracias y los
dones que habéis recibido. ¡No temáis! Orad para que el Espíritu Santo os
conceda la fuerza para ser testigos alegres y personas de paz y de esperanza.
Gracias por haber respondido a mi llamada”.
Meditaciones
El
mundo era indigno –dice San Agustín– de recibir al Hijo de Dios directamente de
manos del Padre, quien lo entregó a María para que el mundo lo recibiera por
medio de Ella. Dios Hijo se hizo hombre para nuestra salvación, pero en María y
por María.
Dios
Espíritu Santo formó a Jesucristo en María, pero después de haberle pedido su
consentimiento por medio de uno de los primeros ministros de su corte.
Dios
Padre comunicó a María su fecundidad, en cuanto una pura creatura era capaz de
recibirla, para que pudiera engendrar a su Hijo y a todos los miembros de su
Cuerpo místico.
Dios
Hijo descendió al seno virginal de María como nuevo Adán a su paraíso terrestre
para complacerse y realizar allí secretamente maravillas de gracia.
«Este
Dios-hombre encontró su libertad en dejarse aprisionar en su seno; manifestó su
poder en dejarse llevar por esta jovencita; cifró su gloria y la de su Padre en
ocultar sus resplandores a todas las creaturas de la tierra para no revelarlos
sino a María. » (…) Ella le da el pecho,
lo alimenta, lo cuida, lo educa y sacrifica por nosotros.
(San Louis-Marie Grignion de Monfort)
Pedidos de oración
Pedimos
oración por la Santa Iglesia Católica; por el Papa Francisco, por el Papa
Emérito Benedicto, por los obispos, sacerdotes, diáconos, seminaristas,
catequistas y todos los que componemos el cuerpo místico de Cristo; por la
unión de los cristianos para que seamos uno, así como Dios Padre y nuestro
Señor Jesucristo son Uno junto con el Espíritu Santo; por las misiones; por el
triunfo del Sagrado Corazón de Jesús y del Inmaculado Corazón de María; por la conversión de todos los pueblos; por la Paz en el mundo; por los
cristianos perseguidos y martirizados en Medio Oriente, África, y en otros
lugares; por nuestros hermanos sufrientes por diversos motivos especialmente
por las enfermedades, el abandono, la carencia de afecto, la falta de trabajo,
el hambre y la pobreza; por los niños con cáncer y otras enfermedades graves; por
el drama de los refugiados del Mediterráneo; por los presos políticos y la
falta de libertad en muchos países del mundo; por las víctimas de catástrofes
naturales; por la unión de las familias, la fidelidad de los matrimonios y por
más inclinación de los jóvenes hacia este sacramento; por el aumento de las
vocaciones sacerdotales y religiosas; y por las Benditas Almas del Purgatorio.
Pedimos oración para Isabel G., de Buenos Aires, Argentina, a la que han diagnosticado
un melanoma bastante agresivo y va a ser intervenida quirúrgicamente mañana,
luego de lo cual se decidirá el tratamiento complementario que deba seguir.
Rogamos la mediación de la Virgen Maria para que el Señor le conceda a Isabel
sus gracias de sanación y su enfermedad pueda ser vencida.
Pedimos oración para Carlos Manuel B., de Buenos Aires, Argentina, que se encuentra
internado, muy delicado, con un proceso infeccioso y hoy será operado para
extirpar el bazo. Lo encomendamos a la Virgen de Luján, para que Ella interceda
ante Jesús.
Pedimos oración para Diego S., de provincia de Buenos Aires, Argentina, afectado de
cáncer de estómago diseminado al abdomen, en etapa terminal, luchando con gran
fe y voluntad heroica, rogando a Dios que, con su infinita misericordia, le
evite más dolores y sufrimientos físicos y psíquicos.
Pedimos oración para Omar B., de provincia de Buenos Aires, Argentina, afectado de
cáncer de próstata con tratamiento de radiación y hormonas, rogando a Jesús que
le conceda sus gracias de sanación.
Pedimos oración para Ernesto D., de Bariloche, Argentina, 76 años de edad, afectado de
patología renal seria, por lo que le están realizando estudios para determinar
el mejor tratamiento a seguir, rogando a Dios misericordioso que la situación
pueda ser controlada sin tratamientos agresivos.
Pedimos oración para tres personas (hermanos entre sí)
originarios de Córdoba, Argentina: Gabriel,
con patología coronaria, le hicieron angioplastia hace unos días y nuevo
cateterismo en estos días; Susana,
en estudio por formaciones en hígado y bazo; y María Elisa, afectada de Párkinson, Alzheimer y complicaciones
respiratorias. Para ellos rogamos a María, Madre de Jesús y Madre nuestra, que
los proteja y pida a su Hijo, Jesús, les conceda todas sus gracias de sanación.
Pedimos oración para: Rosita V., 74 años, de Lima, Perú, con un quiste en la parte
posterior de la rodilla derecha, en tratamiento; Winston P., de Barcelona, España, por su total recuperación después
de operación y alta del hospital y V.
Edda, 70 años, peruana en USA, enferma de cirrosis, anemia, retención de
líquido... Imploramos al Señor su
misericordia para con estas personas enfermas.
Continuamos
unidos en oración por medio del rezo del Santo Rosario poniendo en Manos de
Nuestra Madre Bendita todas nuestras preocupaciones, alegrías y necesidades,
poniendo al mundo entero en Manos de nuestra Madre y pidiéndole a Ella paz para
el mundo, al rezar por la paz; rezamos por todo, por la paz en el mundo, en los
corazones, porque la violencia sea desterrada, por la paz para los niños que
están en peligro de ser abortados. Paz
para los jóvenes que no encuentran el camino, paz para los deprimidos. Paz para
los que no han tenido la dicha de conocer al Amor. En fin rezamos por la paz, y
sigamos haciéndolo.
Tú quisiste, Señor, que tu Hijo unigénito soportara nuestras
debilidades,
para poner de manifiesto el valor de la enfermedad y
la paciencia;
escucha las plegarias que te dirigimos por nuestros
hermanos enfermos
y concede a cuantos se hallan sometidos al dolor, la
aflicción o la enfermedad,
la gracia de sentirse elegidos entre aquellos que tu
hijo ha llamado dichosos,
y de saberse unidos a la pasión de Cristo para la
redención del mundo.
Te lo pedimos por Cristo nuestro Señor.
Amén
Los cinco minutos de María
Diciembre 26
Cuando
la Virgen oraba al Padre de los cielos, teniendo a Jesús en sus brazos le
ofrecía aquel Hijo recién nacido, que era todo para ella, y con él, se ofrecía
por entero.
Cuando
nosotros nos ofrezcamos a Dios, no nos reservemos nada para nosotros, no
limitemos nuestra entrega. Que nuestra vida sea, como la de María, poseída por
el Espíritu Santo.
María, que conduces a tus hijos para vencer con
enérgica determinación el pecado (MC 57), impúlsanos a poner nuestros talentos
y habilidades, nuestro tiempo y todo lo que poseemos al servicio de Dios.
* P. Alfonso Milagro
FELIPE
-Jardinero de Dios-
(el
más pequeñito de todos)
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