domingo, 3 de diciembre de 2017

Pequeñas Semillitas 3520

PEQUEÑAS SEMILLITAS

Año 12 - Número 3520 ~ Domingo 3 de Diciembre de 2017
Desde la ciudad de Córdoba (Argentina)
Alabado sea Jesucristo…
Que Dios sigue pasando a nuestro lado es una realidad, que hace felices a los que saben atender, acoger y entender los signos de su presencia. Pasa el Señor y, lo hace, sin excesivo ruido. Pasa el Señor, ciertamente, ¿por qué muchos “pasan” de Él?
Comenzamos el Adviento. Nos sensibiliza ante la llegada inminente de la Navidad. Todos los años, y no está demás que lo repitamos, los próximos días serán santos si preparamos un buen terreno y un buen fondo para que Jesús nazca. Como preparamos el hogar para la llegada de un invitado, también –y mucho mejor– hemos de preparar la casa del corazón y el alma misma para el nacimiento de Cristo.
Adviento. Lo necesitamos. ¡Qué déficit de esperanza el nuestro! Viene el Señor, porque nos ve vacíos. Cuántas estrellas que iluminan las calles y, los que las han puesto, las han levantado sin saber por qué ni por quién.
Adviento. ¡Bienvenido sea! ¡Qué ganas tenemos de un Niño que nos reúna en torno a la mesa y nos haga vislumbrar que, el mundo, aún tiene solución!
Adviento. Es el Señor, que llega. (Padre Javier Leoz)

¡Buenos días!

Como los niños
¿Cómo es un niñito? Sencillo, sincero, confiado, humilde, puro, inocente… Pienso que Jesús cuando dijo, “Si no se hacen como un niño, no entrarán en el reino de los cielos”, tenía presente en su mente a una criatura descansando en los brazos de su madre. Así nos quiere el Señor por la confianza y abandono en él. La oración siguiente expresa muy bien estos sentimientos.

Como el niño que no sabe dormirse
sin asirse a la mano de su madre,
así mi corazón viene a ponerse
sobre tus manos al caer la tarde.

Como el niño que sabe que alguien vela
su sueño de inocencia y esperanza,
así descansará mi alma segura,
sabiendo que eres tú, Señor, quien nos aguarda.

Este breve himno es apropiado para recitar al fin del día. La imagen del niño y la madre nos lleva dulcemente a recuerdos de simplicidad e inocencia, afloja nuestras tensiones por la lucha diaria y predispone alma y cuerpo para el descanso de la noche. Que el Señor te bendiga con su paz.
* Enviado por el P. Natalio

La Palabra de Dios:
Evangelio de hoy
Texto del Evangelio:
En aquel tiempo, decía Jesús a sus discípulos: «Estad atentos y vigilad, porque ignoráis cuándo será el momento. Al igual que un hombre que se ausenta deja su casa, da atribuciones a sus siervos, a cada uno su trabajo, y ordena al portero que vele; velad, por tanto, ya que no sabéis cuándo viene el dueño de la casa, si al atardecer, o a media noche, o al cantar del gallo, o de madrugada. No sea que llegue de improviso y os encuentre dormidos. Lo que a vosotros digo, a todos lo digo: ¡Velad!». (Mc 13,33-37)

Comentario:
Hoy, en este primer domingo de Adviento, la Iglesia comienza a recorrer un nuevo año litúrgico. Entramos, por tanto, en unos días de especial expectación, renovación y preparación.
Jesús advierte que ignoramos «cuándo será el momento» (Mc 13,33). Sí, en esta vida hay un momento decisivo. ¿Cuándo será? No lo sabemos. El Señor ni tan sólo quiso revelar el momento en que se habría de producir el final del mundo.
En fin, todo eso nos conduce hacia una actitud de expectación y de concienciación: «No sea que llegue (...) y os encuentre dormidos» (Mc 13,36). El tiempo en esta vida es tiempo para la entrega, para la maduración de nuestra capacidad de amar; no es un tiempo para el entretenimiento. Es un tiempo de “noviazgo” como preparación para el tiempo de las “bodas” en el más allá en comunión con Dios y con todos los santos.
Pero la vida es un constante comenzar y recomenzar. El hecho es que pasamos por muchos momentos decisivos: quizá cada día, cada hora y cada minuto han de convertirse en un tiempo decisivo. Muchos o pocos, pero —en definitiva— días, horas y minutos: es ahí, en el momento concreto, donde nos espera el Señor. «En la vida nuestra, en la vida de los cristianos, la conversión primera —este momento único, que cada uno recuerda y en el cual uno hizo claramente aquello que el Señor nos pide— es importante; pero todavía son más importantes, y más difíciles, las sucesivas conversiones» (San Josemaría).
En este tiempo litúrgico nos preparamos para celebrar el gran “advenimiento”: la venida de Nuestro Amo. “Navidad”, “Nativitas”: ¡ojalá que cada jornada de nuestra existencia sea un “nacimiento” a la vida de amor! Quizá resulte que hacer de nuestra vida una permanente “Navidad” sea la mejor manera de no dormir. ¡Nuestra Madre Santa María vela por nosotros!
Rev. D. Antoni CAROL i Hostench (Sant Cugat del Vallès, Barcelona, España)

Palabras de San Juan Pablo II
“Adviento es el tiempo de espera y de apertura ante la acción divina. Os deseo que el Adviento produzca en vosotros abundantes frutos de conversión, espíritu de vigilancia, empeño en la oración y atención a la palabra divina. Que el Señor os haga conocer sus caminos, os guíe en la verdad, se revele a quien lo busca y a quien lo teme y dé a conocer a todos su alianza”

Predicación del Evangelio:
La casa de Jesús
Jesús está en Jerusalén, sentado en el monte de Los Olivos, mirando hacia el Templo y conversando confidencialmente con cuatro discípulos: Pedro, Santiago, Juan y Andrés. Los ve preocupados por saber cuándo llegará el final de los tiempos. A él, por el contrario, le preocupa cómo vivirán sus seguidores cuando ya no le tengan entre ellos.

Por eso, una vez más les descubre su inquietud: «Mirad, vivid despiertos». Después, dejando de lado el lenguaje terrorífico de los visionarios apocalípticos, les cuenta una pequeña parábola que ha pasado casi desapercibida entre los cristianos.

«Un señor se fue de viaje y dejó su casa». Pero, antes de ausentarse, «confió a cada uno de sus criados su tarea». Al despedirse, sólo les insistió en una cosa: «Vigilad, pues no sabéis cuándo vendrá el dueño de la casa». Que cuando venga, no os encuentre dormidos.

El relato sugiere que los seguidores de Jesús formarán una familia. La Iglesia será "la casa de Jesús" que sustituirá a "la casa de Israel". En ella todos son  servidores. No hay señores. Todos vivirán esperando al único Señor de la casa: Jesús el Cristo. No lo olvidarán jamás.

En la casa de Jesús nadie ha de permanecer pasivo. Nadie se ha de sentir excluido, sin responsabilidad alguna. Todos son necesarios. Todos tienen alguna misión confiada por él. Todos están llamados a contribuir a la gran tarea de vivir como Jesús al que han conocido siempre dedicado a servir al reino de Dios.

Los años irán pasando. ¿Se mantendrá vivo el espíritu de Jesús entre los suyos? ¿Seguirán recordando su estilo servicial a los más necesitados y desvalidos? ¿Lo seguirán por el camino abierto por él? Su gran preocupación es que su Iglesia se duerma. Por eso, les insiste hasta tres veces: «vivid despiertos". No es una recomendación a los cuatro discípulos que lo están escuchando, sino un mandato a los creyentes de todos los tiempos: «Lo que os digo a vosotros, os lo digo a todos: velad».

El rasgo más generalizado de los cristianos que no han abandonado la Iglesia es seguramente la pasividad. Durante siglos hemos educado a los fieles para la sumisión y la obediencia. En la casa de Jesús sólo una minoría se siente hoy con alguna responsabilidad eclesial.

Ha llegado el momento de reaccionar. No podemos seguir aumentando aún más la distancia entre "los que mandan" y "los que obedecen". Es pecado promover el desafecto, la mutua exclusión o la pasividad. Jesús nos quería ver a todos despiertos, activos, colaborando con lucidez y responsabilidad.
© Padre José Antonio Pagola

Nuevo vídeo y artículo

Hay un nuevo vídeo subido al blog
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Para verlo tienes que ir al final de esta página

Hay nuevo material publicado en el blog
"Juan Pablo II inolvidable"
Puedes acceder en la dirección:

Ofrecimiento para sacerdotes y religiosas

Formulo el siguiente ofrecimiento únicamente para sacerdotes o religiosas que reciben diariamente "Pequeñas Semillitas" por e-mail: Si desean recibir los comentarios del Evangelio del domingo siguiente con dos o tres días de anticipación, para tener tiempo de preparar sus meditaciones, homilías o demás trabajos pastorales sobre la Palabra de Dios, pueden pedírmelo a feluzul@gmail.com 
Sólo deben indicar claramente su nombre, su correo electrónico, ciudad de residencia y a qué comunidad religiosa pertenecen.

Agradecimientos
Imaginemos que en el cielo hay dos oficinas diferentes para tratar lo relativo a las oraciones de las personas en la tierra:
Una es para receptar pedidos de diversas gracias, y allí los muchos ángeles que atienden trabajan intensamente y sin descanso por la cantidad de peticiones que llegan en todo momento.
La otra oficina es para recibir los agradecimientos por las gracias concedidas y en ella hay un par de ángeles aburridos porque prácticamente no les llega ningún mensaje de los hombres desde la tierra para dar gracias...
Desde esta sección de "Pequeñas Semillitas" pretendemos juntar una vez por semana (los domingos) todos los mensajes para la segunda oficina: agradecimientos por favores y gracias concedidas como respuesta a nuestros pedidos de oración.

El autor de esta página (Felipe), en la fecha en que por esta parte del mundo se celebra el “Día del Médico” agradece a Dios, a la Santísima Virgen y a sus padres (Nené y Felipe), esta hermosa realidad que son sus 42 años en la medicina, intentando siempre curar cuerpos y almas, vocación que nunca terminará, más allá de haber llegado ya el tiempo de la jubilación. Es que el amor y el servicio no se jubilan...

Meditaciones
Les anuncio que comienza el Adviento. Alcen la vista, abran los ojos, miren el horizonte. Reconozcan el momento. Abran lo oídos. Capten los gritos y susurros, el viento, la vida...
Empezamos el Adviento, y una vez más renace la esperanza en el horizonte.
Al fondo, clareando ya, la Navidad. Una Navidad sosegada, íntima, pacífica, fraternal, solidaria, encarnada, también superficial, desgarrada, violenta...; pero siempre desposada con la esperanza.
Es Adviento esa niña esperanza que todos llevamos, sin saber cómo, en las entrañas; una llama temblorosa, imposible de apagar, que atraviesa el espesor de los tiempos; un camino de solidaridad bien recorrido; la alegría contenida en cada trayecto; unas huellas que no engañan; una gestación llena de vida; anuncio contenido de buena nueva; una ternura que se desborda...
Estén alerta y escuchen. Lleno de esperanza grita Isaías: "Caminemos a la luz del Señor".
Con esperanza pregona Juan Bautista: "Conviértanse, porque ya llega el reino de Dios".
Con la esperanza de todos los pobres de Israel, de todos los pobres del mundo, susurra María su palabra de acogida: "Hágase en mí según tu palabra".
Alégrense, salten de júbilo. Vistan su mejor traje. Perfúmense con los perfumes más fragantes. ¡Que se note! Viene Dios. Aviven alegría, paz y esperanza.
Preparen el camino. Ya llega nuestro Salvador. Viene Dios... y está a la puerta.
¡Despierten a la vida!

Los cinco minutos de María
Diciembre 3
Reina de los Apóstoles, Reina de los misioneros, Estrella de la evangelización: así llama la Iglesia a la Virgen, nuestra Señora.
En ella encontraron los apóstoles la luz, el consejo y la fuerza para lanzarse a la ardua empresa de la cristianización del mundo pagano. En ella encontraron consuelo y apoyo los misioneros de Cristo que, a través de los siglos, continuarían la misión de la Iglesia evangelizando los cinco continentes.
María, sé tú la estrella de nuestra espiritualidad misionera en un mundo necesitado de Dios.
* P. Alfonso Milagro
FELIPE
-Jardinero de Dios-
(el más pequeñito de todos)

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