domingo, 24 de diciembre de 2017

Pequeñas Semillitas 3541

PEQUEÑAS SEMILLITAS

Año 12 - Número 3541 ~ Domingo 24 de Diciembre de 2017
Desde la ciudad de Córdoba (Argentina)
Alabado sea Jesucristo…
Te damos gracias, Padre, por Jesucristo, tu Hijo, aquel que esperaron los profetas, aquel que Juan Bautista proclamó ya próximo, aquel que la Virgen llevó en su seno con amor de Madre, viene ahora entre nosotros para plantar en nuestro mundo vida y esperanza.
Enséñanos, Padre, a preparar sus caminos; enséñanos a reconocerlo en cada persona y en cada acontecimiento, y especialmente en los pobres, enséñanos a encontrarlo cercano a nosotros, dentro de nosotros, en la oración confiada.
A ti, Padre, levantamos nuestro corazón: transfórmanos, renuévanos, haz brillar tu rostro sobre nosotros. Danos, Padre, tu amor, a nosotros y al mundo entero.
Por Jesucristo, tu Hijo, nuestro hermano que viene en medio de nosotros. Amén.

¡Buenos días!

Corazón navideño
Navidad se acerca en medio de la aceleración que trae el último mes del año. También hay síntomas de fatiga y agotamiento que exigen unas buenas vacaciones, lejos de las tareas habituales… Navidad, Año Nuevo y días de descanso son la oportunidad que Dios te regala para afrontar 2018 con nuevas energías, nuevas ideas, nueva vida, nueva actividad.

Si tienes tristeza, alégrate, la Navidad es gozo. Si tienes enemigos, reconcíliate, la Navidad es paz. Si tienes amigos, búscalos, la Navidad es encuentro. Si tienes padres a tu lado, ayúdalos, la Navidad es don. Si tienes soberbia, sepúltala, la Navidad es humildad. Si tienes deudas, págalas, la Navidad es justicia. Si tienes pecados, conviértete, la Navidad es gracia. Si tienes tinieblas, enciende tu lámpara, la Navidad es luz. Si tienes errores, reflexiona, la Navidad es verdad. Si tienes odio, olvídalo, la Navidad es amor.

Ahora, sosiega tu corazón, apacigua tu mente y elévate a una visión eterna de tu tiempo. En medio de la confusión de estos días, afloja las tensiones de tus nervios y músculos con la música del canto de los arroyos que viven en tu memoria. Pide al Señor te inspire a profundizar tus raíces en el suelo de los valores perdurables de la vida. Dios te bendiga.
* Enviado por el P. Natalio

La Palabra de Dios:
Evangelio de hoy
Texto del Evangelio:
En aquel tiempo, fue enviado por Dios el ángel Gabriel a una ciudad de Galilea, llamada Nazaret, a una virgen desposada con un hombre llamado José, de la casa de David; el nombre de la virgen era María. Y entrando, le dijo: «Alégrate, llena de gracia, el Señor está contigo». Ella se conturbó por estas palabras, y discurría qué significaría aquel saludo.
El ángel le dijo: «No temas, María, porque has hallado gracia delante de Dios; vas a concebir en el seno y vas a dar a luz un hijo, a quien pondrás por nombre Jesús. Él será grande y será llamado Hijo del Altísimo, y el Señor Dios le dará el trono de David, su padre; reinará sobre la casa de Jacob por los siglos y su reino no tendrá fin». María respondió al ángel: «¿Cómo será esto, puesto que no conozco varón?». El ángel le respondió: «El Espíritu Santo vendrá sobre ti y el poder del Altísimo te cubrirá con su sombra; por eso el que ha de nacer será santo y será llamado Hijo de Dios. Mira, también Isabel, tu pariente, ha concebido un hijo en su vejez, y este es ya el sexto mes de aquella que llamaban estéril, porque ninguna cosa es imposible para Dios». Dijo María: «He aquí la esclava del Señor; hágase en mí según tu palabra». Y el ángel dejándola se fue.  (Lc 1,26-38)

Comentario:
Hoy, el Evangelio tiene el tono de un cuento popular. Las rondallas empiezan así: «Había una vez...», se presentan los personajes, la época, el lugar y el tema. Ésta llegará al punto álgido con el nudo de la narración; finalmente, hay el desenlace.
San Lucas, de modo semejante, nos cuenta, con tono popular y asequible, la historia más grande. Presenta, no una narración creada por la imaginación, sino una realidad tejida por el mismo Dios con colaboración humana. El punto álgido es: «Vas a dar a luz un hijo, a quien pondrás por nombre Jesús» (Lc 1,31).
Este mensaje nos dice que la Navidad está ya cercana. María nos abrirá la puerta con su colaboración en la obra de Dios. La humilde doncella de Nazaret escucha sorprendida el anuncio del Ángel. Precisamente rogaba que Dios enviara pronto al Ungido, para salvar el mundo. Poco se imaginaba, en su modesto entendimiento, que Dios la escogía justamente a Ella para realizar sus planes.
María vive unos momentos tensos, dramáticos, en su corazón: era y quería permanecer virgen; Dios ahora le propone una maternidad. María no lo entiende: «¿Cómo se hará eso?» (Lc 1,34), pregunta. El Ángel le dice que virginidad y maternidad no se contradicen, sino que, por la fuerza del Espíritu Santo, se integran perfectamente. No es que Ella ahora lo entienda mejor. Pero ya le es suficiente, pues el prodigio será obra de Dios: «A Dios nada le es imposible» (Lc 1,38). Por eso responde: «Que se cumplan en mi tus palabras» (Lc 1,38). ¡Que se cumplan! ¡Que se haga! ¡Fiat! Sí. Total aceptación de la Voluntad de Dios, medio a tientas, pero sin condiciones.
En aquel mismo instante, «la Palabra se hizo Carne y habitó entre nosotros» (Jn 1,14). Aquel cuento popular deviene a un mismo tiempo la realidad más divina y más humana. Pablo VI escribió el año 1974: «En María vemos la respuesta que Dios da al misterio del hombre; y la pregunta que el hombre hace sobre Dios y la propia vida».
Fray Josep Mª MASSANA i Mola OFM (Barcelona, España)

Palabras del Papa Francisco 
“Para celebrar bien la Navidad,
estamos llamados a detenernos
en los 'lugares' del asombro.
Este es el asombro de la Navidad.
En Navidad Dios se nos dona todo
donando a su Hijo, el Único,
que es toda su alegría.
Y solo con el corazón de María,
la humilde y pobre hija de Sion,
 convertida en Madre del hijo del Altísimo,
es posible exultar y alegrarse
por el gran don de Dios
y por su imprevisible sorpresa”

Predicación del Evangelio:
Dios va a nacer
Sorprende, en estos días que preceden a la Navidad, cómo la mayoría de las “llamadas” televisivas han suprimido la práctica totalidad de todo componente religioso.
-Escuchar un villancico es poco menos que dar con una aguja en un pajar
-Leer un mensaje que nos conmueva al sentimiento de Dios, es impensable
-Contemplar imágenes que nos lleven al sustrato de la Navidad cristiana, es algo “desfasado”

Es la eterna lucha, que algunos, se empeñan en mantener en contra del auténtico espíritu de la Navidad. Y, en medio de todo ello, el evangelio de hoy. Un ángel que anuncia lo que el mundo, o caprichosos intereses, se empeñan en ocultar: Dios va a nacer.

María, será la encargada de llevar a cabo ese nacimiento. María, como siempre, será la esclava, la que en nombre de todos y solidaria por todos, dé cumplimiento a esta grande, esperada y difícil tarea: Dar a luz a Dios.

Estamos a punto de quemar los últimos cartuchos de este tiempo de Adviento. El Adviento es anuncio, sensibilización, preparación de ese Señor que vendrá al final de los tiempos. De un Dios que, precisamente porque sorprende, puede llegar en cualquier momento y encontrarnos tan ciegos con otros anuncios que obviemos lo más importante: su llegada humilde, callada y nada espectacular.

María es esa gran pieza que nos faltaba de encajar en el puzzle pre-navideño. Isaías, Juan Bautista y la Madre de Dios, se convierten en tres antenas privilegiadas por las que acogemos la gran noticia que vamos a celebrar en estos próximos días: Dios viene.

María permaneció atenta a lo verdaderamente importante. No se dejó despistar por otras voces, tal vez más seductoras, pero menos profundas. Acogió, escuchó y obedeció al ángel. Se fio de su anuncio.

Hoy, en este cuarto domingo de Adviento, sería bueno desconectar de toda esa gran telaraña de telediarios que distorsionan y empañan el mensaje de la auténtica Navidad. No coloquemos, al mismo nivel, el escaparate de “en Navidad todo se puede”, “todo cuela, todo se compra, todo se bebe, todo se come y todo vale”, y el Misterio de un Dios que, sin despliegues ni grandes medios, tan sólo pretende una parte de nuestro corazón y una salida con final feliz para nuestro mundo.

María, precisamente por ello, es la mejor puerta que nos puede abrir esas rutas y enseñar aquellas calles que conducen a dar con la gruta de la felicidad, con la casa del pan, con el hogar donde las almas crecen, se oxigenan y se hacen fuertes por la fe: Belén.
© Padre Javier Leoz

Nuevo vídeo

Hay un nuevo vídeo subido al blog
de "Pequeñas Semillitas" en internet.
Para verlo tienes que ir al final de esta página

Ofrecimiento para sacerdotes y religiosas

Formulo el siguiente ofrecimiento únicamente para sacerdotes o religiosas que reciben diariamente "Pequeñas Semillitas" por e-mail: Si desean recibir los comentarios del Evangelio del domingo siguiente con dos o tres días de anticipación, para tener tiempo de preparar sus meditaciones, homilías o demás trabajos pastorales sobre la Palabra de Dios, pueden pedírmelo a feluzul@gmail.com 
Sólo deben indicar claramente su nombre, su correo electrónico, ciudad de residencia y a qué comunidad religiosa pertenecen.

Agradecimientos
Imaginemos que en el cielo hay dos oficinas diferentes para tratar lo relativo a las oraciones de las personas en la tierra:
Una es para receptar pedidos de diversas gracias, y allí los muchos ángeles que atienden trabajan intensamente y sin descanso por la cantidad de peticiones que llegan en todo momento.
La otra oficina es para recibir los agradecimientos por las gracias concedidas y en ella hay un par de ángeles aburridos porque prácticamente no les llega ningún mensaje de los hombres desde la tierra para dar gracias...
Desde esta sección de "Pequeñas Semillitas" pretendemos juntar una vez por semana (los domingos) todos los mensajes para la segunda oficina: agradecimientos por favores y gracias concedidas como respuesta a nuestros pedidos de oración.

Desde Medellín, Antioquia, Colombia, Jorge A. escribe y dice: “Doy Gloria a Dios por su infinita compasión y misericordia, hace días pedí colocar en cadena de oración a Rafael A. a quien le diagnosticaron un cáncer de estómago y le programaron la una cirugía, y gloria a Dios, el médico antes de entrarlo a la sala de cirugía revisó nuevamente los exámenes y encontró que Rafael ya no tenía el cáncer. Agradezco a Dios y a todas las personas que oran permanentemente”.

  Desde Argentina, nos informan que el bebé Lorenzo, de 5 meses, por el que pedimos oración hace pocos días debido a su internación en terapia intensiva por cardiopatía y otros problemas, ha evolucionado muy bien y ha sido dado de alta. Damos gracias a Dios por su infinita bondad.

 Desde Bogotá, Colombia, Carlos C. O. escribe y dice: “Deseo agradecer a 'Pequeñas Semillitas' y a todas las personas que oraron por mis intenciones, las de mis familiares y amigos. Deseo de corazón el Niño Jesús nazca hoy y siempre en sus hogares para que en ellos reinen la paz, la unidad, la comprensión, la fe y el amor. Sin duda, el recorrido que hace por el mundo 'Pequeñas Semillitas', permite que muchísimas personas conozcan nuestros pedidos de oración y se unan a ellos clamando al Señor por nuestra salud, nuestro bienestar y nuestro crecimiento en la fe. Con seguridad plena, el Señor Jesús nos escucha, así como nuestra Madre Santísima se apresura a interceder por ellos; pedidos de oración que tanto aquí en la tierra, como en el cielo, no pasan nunca desapercibidos y con premura son atendidos, como damos fe quienes hemos recibido tantas gracias y bendiciones del Señor. Gracias a la mediación de 'Pequeñas Semillitas' y de quienes oramos arduamente, el Señor escucha y se hace presente en nuestros corazones, hogares y familias, acompañado siempre de la Virgen María”

Meditaciones
Había ya decretado Dios que su Hijo naciese no en la casa de José, sí en una gruta y establo de bestias, del modo más pobre y más penoso que puede nacer un niño; y para esto dispuso que César Augusto publicase un edicto, mandando que cada uno fuese a empadronarse en la propia ciudad, de la que traía su origen. 
José cuando tuvo noticia de esta orden se puso en agitación, pensando si debía dejar, o llevar consigo la Virgen Madre, que estaba próxima al parto. “Esposa y Señora mía,  -le dice-  por una parte, yo no quisiera dejaros sola; por otra, si os llevo me aflige la pena de que Vos habéis de padecer mucho en este viaje tan largo, y hecho en un tiempo tan rígido: mi pobreza no me permite llevaros con aquella comodidad que a Vos es debida” 
Más responde María,  y le da ánimo, diciéndole: “José mío, no temas, yo iré contigo, el Señor nos asistirá”. 
Sabía bien ésta Señora, por inspiración divina, y también porque estaba bien penetrada de la profecía de Miqueas, que en Belén había de nacer el Divino Infante. Por lo que, toma las fajas y los otros pobres paños preparados ya, y marcha con José. 
Vamos aquí considerando los devotos y santos discursos que en este viaje deberían tener los dos santos Esposos acerca de la misericordia, de la bondad y del amor del Verbo Divino, que dentro de poco había de nacer y aparecer sobre la tierra, para la salvación de los hombres.
Consideremos aquí también las alabanzas, las bendiciones y acciones de gracias, los actos de humildad y de amor en que se ejercitarían por el camino estos dos grandes viajeros. Mucho ciertamente padecía aquella santa doncellita vecina al parto, caminando largas distancias por sendas extraviadas, y en la estación del invierno; pero padecía con paz, y con amor; ofrecía todas aquellas penas a Dios, uniéndolas con las de Jesús, que llevaba en su seno.
¡Unámonos también nosotros, y acompañemos al Rey del cielo con María y José: a este Rey, que va a nacer en una cueva, y hacer su primera entrada en el mundo, de niño, pero niño el más pobre y abandonado que jamás ha nacido entre los hombres, y pidamos a Jesús, María y José, que por el mérito de las penas padecidas en este viaje nos acompañen en el que estamos haciendo a la eternidad.
¡Dichosos nosotros, si nos acompañásemos y fuésemos siempre acompañados de estos tres grandes personajes!

Los cinco minutos de María
Diciembre 24
En familia humana el elemento cohesivo, que une estrechamente a todos los integrantes del hogar es, a no dudarlo, la madre, con su ternura, su intuición, su entrega sin reservas.
En la familia de Dios es también ella, la dulce Madre buena, la Virgen María, la que unirá a los hijos de Dios, la que impedirá la dispersión, la que construirá la verdadera comunidad de la Iglesia.
En ella y por ella desaparecen los “yoes” y los “túes” y aflora el “nosotros”; todos juntos, hijos de un mismo Padre Dios y de una misma Madre, la Virgen María.
“María, convertida en mansión estable del Espíritu de Dios” (MC 26), ayúdanos a pronunciar el “nosotros” en toda circunstancia.
* P. Alfonso Milagro
FELIPE
-Jardinero de Dios-
(el más pequeñito de todos)

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