miércoles, 6 de diciembre de 2017

Pequeñas Semillitas 3523

PEQUEÑAS SEMILLITAS

Año 12 - Número 3523 ~ Miércoles 6 de Diciembre de 2017
Desde la ciudad de Córdoba (Argentina)
Alabado sea Jesucristo…
No tardes... En tus manos, Señor. Calienta mi ser con tu presencia, hasta que arda por los cuatro costados.
¿Cuándo vendrás a mí, llama de amor viva? ¿Cuándo me quemarás en mis adentros? ¿Cuándo el frío invierno dará paso al sol primaveral? ¿Cuándo florecerá nuestro huerto cubierto por la nieve? ¿Cuándo, Señor?
Ansío tu llegada, mientras de noche, en la oscura frialdad, aúllan los lobos, me rodean y asaltan nuestro huerto. ¿Cuándo la noche dará paso al día? No tardes, Señor.
Ven pronto a mi casa. Quiero que vivas conmigo. A pesar de estar sucia y destartalada, es lo único que tengo. No tengo otro lugar donde acogerte. Soy pobre; pero te guardo el mejor sitio, el más principal de mi casa.
Date prisa en ocuparlo. No tardes. Te necesito vivo dentro de mí. No dejes que otros lo ocupen. Soy tan débil y hay tantos al acecho.
Ven pronto, Señor. Haz tuya mi casa y vivamos de una vez por todas el gozo de la amistad.

¡Buenos días!

Palabra siempre nueva
Jesús es la “gran noticia” que necesita el hombre de hoy. Es la única respuesta a tus más íntimas aspiraciones. Él es el Camino, la Verdad y la Vida. La ciencia y la tecnología hacen más confortable el cotidiano vivir, pero no alivian el corazón que sufre ni liberan de la angustia de la muerte: nada reemplaza la presencia de Dios en ti y el amor de Jesús iluminando tu vida. (A.C.).

“Señor, no permitas que me entregue a una vida cómoda y resentida. Porque mis energías se debilitan cuando las cuido demasiado, pero se multiplican y se renuevan cuando las entrego con ganas, cuando acepto tu proyecto, cuando trabajo confiado en tu poder. Ayúdame a descubrir que tu mensaje y tu gracia son lo que necesita este mundo de hoy, que tu Palabra es siempre viva y nueva. Muéstrame, Jesús, que lo que buscan los corazones es tu luz, tu amor, tu poder. No hay nada mejor, nada más bello, nada más grande. Gracias, Señor, porque me has regalado esa riqueza y puedo compartirla con los demás. Amén.” (V. M. Fernández)

Sólo a través de Cristo podemos vislumbrar el rostro de Dios; él vino a aclararnos la verdad de Dios y la verdad del hombre; guiado por su palabra puedes encontrar la vida, el sentido de nuestra vida terrena y la vida que nos espera conquistada por Cristo en la cruz para nosotros. (Id.) La oración de hoy  te ayudará  a descubrir su mensaje.
* Enviado por el P. Natalio

La Palabra de Dios:
Evangelio de hoy
Texto del Evangelio:
En aquel tiempo, pasando de allí, Jesús vino junto al mar de Galilea; subió al monte y se sentó allí. Y se le acercó mucha gente trayendo consigo cojos, lisiados, ciegos, mudos y otros muchos; los pusieron a sus pies, y Él los curó. De suerte que la gente quedó maravillada al ver que los mudos hablaban, los lisiados quedaban curados, los cojos caminaban y los ciegos veían; y glorificaron al Dios de Israel.
Jesús llamó a sus discípulos y les dijo: «Siento compasión de la gente, porque hace ya tres días que permanecen conmigo y no tienen qué comer. Y no quiero despedirlos en ayunas, no sea que desfallezcan en el camino». Le dicen los discípulos: «¿Cómo hacernos en un desierto con pan suficiente para saciar a una multitud tan grande?». Díceles Jesús: «¿Cuántos panes tenéis?». Ellos dijeron: «Siete, y unos pocos pececillos». El mandó a la gente acomodarse en el suelo. Tomó luego los siete panes y los peces y, dando gracias, los partió e iba dándolos a los discípulos, y los discípulos a la gente. Comieron todos y se saciaron, y de los trozos sobrantes recogieron siete espuertas llenas. (Mt 15,29-37)

Comentario:
Hoy contemplamos en el Evangelio la multiplicación de los panes y peces. Mucha gente —comenta el evangelista Mateo— «se le acercó» (Mt 15,30) al Señor. Hombres y mujeres que necesitan de Cristo, ciegos, cojos y enfermos de todo tipo, así como otros que los acompañan. Todos nosotros también tenemos necesidad de Cristo, de su ternura, de su perdón, de su luz, de su misericordia... En Él se encuentra la plenitud de lo humano.
El Evangelio de hoy nos hace caer en la cuenta, a la vez, de la necesidad de hombres que conduzcan a otros hacia Jesucristo. Los que llevan a los enfermos a Jesús para que los cure son imagen de todos aquellos que saben que el acto más grande de caridad para con el prójimo es acercarlo a Cristo, fuente de toda Vida. La vida de fe exige, pues, la santidad y el apostolado.
San Pablo exhorta a tener los mismos sentimientos de Cristo Jesús (cf. Fl 2,5). Nuestro relato muestra cómo es el corazón: «Siento compasión de la gente» (Mt 15,32). No puede dejarlos porque están hambrientos y fatigados. Cristo busca al hombre en toda necesidad y se hace el encontradizo. ¡Cuán bueno es el Señor con nosotros!; y ¡cuán importantes somos las personas a sus ojos! Sólo con pensarlo se dilata el corazón humano lleno de agradecimiento, admiración y deseo sincero de conversión.
Este Dios hecho hombre, que todo lo puede y que nos ama apasionadamente, y a quien necesitamos en todo y para todo —«sin mi no podéis nada» (Jn 15,5)— necesita, paradójicamente, también de nosotros: éste es el significado de los siete panes y los pocos peces que usará para alimentar a una multitud del pueblo. Si nos diéramos cuenta de cómo Jesús se apoya en nosotros, y del valor que tiene todo lo que hacemos para Él, por pequeño que sea, nos esforzaríamos más y más en corresponderle con todo nuestro ser.
Rev. D. Joan COSTA i Bou (Barcelona, España)

Santoral Católico:
San Nicolás de Bari
Obispo
Es un santo que goza de una extensa e intensa devoción popular. Nació en Petara, Asia Menor, a finales del siglo III. Después de repartir sus bienes a los pobres, ingresó en la vida monástica y llegó a regir un monasterio. Al regreso de un viaje a Tierra Santa, fue elegido obispo de Mira, en Licia (hoy Turquía). El año 325 suscribió en el Concilio de Nicea la fe en la divinidad de Cristo. En la persecución de Galerio fue encarcelado y torturado por su fidelidad a la fe católica. Murió en Mira a la edad de 65 años entre el 345 y el 350. Las leyendas del siglo VI lo presentan como gran taumaturgo. En el mundo anglosajón, su fiesta, en la que se obsequia especialmente a los niños, se celebra con el nombre de «Santa Claus». El año 1087 su cuerpo fue trasladado a la ciudad italiana de Bari.
Oración: Imploramos, Señor, tu misericordia y te suplicamos que, por la intercesión de tu obispo san Nicolás, nos protejas en todos los peligros, para que podamos caminar seguros por la senda de la salvación. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.
© Directorio Franciscano - Aciprensa    

Palabras del Papa Francisco 
“En la diversidad y la especificidad
de cada vocación, personal y eclesial,
se necesita escuchar, discernir y vivir
esta palabra que nos llama desde lo alto
y que, a la vez que nos permite
hacer fructificar nuestros talentos,
nos hace también instrumentos de salvación
en el mundo y nos orienta a la plena felicidad”

Tema del día:
Adviento por Santa Teresita
Santa Teresa de Lisieux, llamada popularmente “Pequeña Flor”, es famosa por su vida sencilla y hermosa como monja carmelita. En particular, su profunda autobiografía, “Historia de un alma”, sigue cautivando los corazones de quienes la leen.

En la raíz de su espiritualidad encontramos una fuerte devoción al Niño Jesús, de donde recibe su “título” principal en la vida religiosa, “Santa Teresa del Niño Jesús”, y que configuraba todo lo que la santa hacía.

A continuación se recogen unos pocos fragmentos seleccionados de sus escritos para ayudarnos en nuestra preparación espiritual individual para la Navidad, reconociendo nuestra pequeñez y nuestra constante necesidad de la amable misericordia de Jesús.

Los días de mi primera comunión han quedado grabados en mi corazón como un recuerdo sin nubes.  (…) ¿Te acuerdas, Madre querida, del precioso librito que hiciste para mí tres meses antes de mi primera comunión…? Aquel librito me ayudó a preparar metódica y rápidamente mi corazón; pues aunque ya lo venía preparando desde hacía mucho tiempo, era necesario darle un nuevo impulso, llenarlo de flores nuevas para que Jesús pudiese descansar a gusto en él.

Desde hacía algún tiempo, me había ofrecido al Niño Jesús para ser su juguetito. Le había dicho que no me utilizase como uno de esos juguetes caros que los niños se contentan con mirar sin atreverse a tocarlos, sino como una pelotita sin valor que pudiera tirar al suelo, o pegar con el pie, o abrirla, o dejarla en un rincón, o bien, si le apetecía, estrecharla contra su corazón. En una palabra, quería divertir al Niño Jesús, agradarle, entregarme a sus caprichos infantiles.

Yo soy un alma muy pequeña que no puede ofrecer a Dios más que cosas muy pequeñas. Es más, con frecuencia me ocurre que dejo escapar algunos de esos pequeños sacrificios que dan al alma tanta paz. Pero eso no me desanima: me resigno a tener un poco menos de paz, y procuro poner más cuidado la próxima vez.

Sobre todo, imito la conducta de [María] la Magdalena. Su asombrosa, o, mejor dicho, su amorosa audacia, que cautiva el corazón de Jesús y seduce al mío. Sí, estoy segura de que, aunque tuviera sobre la conciencia todos los pecados que pueden cometerse, iría, con el corazón roto de arrepentimiento, a echarme en brazos de Jesús, pues sé cómo ama al hijo pródigo que vuelve a él.

¡El ascensor que ha de elevarme hasta el cielo son tus brazos, Jesús! Y para eso, no necesito crecer; al contrario, tengo que seguir siendo pequeña, tengo que empequeñecerme más y más.
© Philip Koloski

Meditaciones 
“Sino que se despojó de sí mismo tomando condición de siervo haciéndose semejante a los hombres y apareciendo en su porte como hombre” Flp. 2, 7
Baja a la tierra el Verbo eterno para salvar al hombre; y ¿de dónde desciende? Del seno de su Divino Padre, en el que desde la eternidad fue engendrado entre los resplandores de los Santos. Y ¿a dónde desciende? Al seno de una Virgen, hija de Adán, que respecto al seno de Dios no es sino un lugar de horror, de donde canta la Iglesia; Non horruisli virginis uterum.  Sí, porque el Verbo, estando en el seno del Padre, es Dios como el Padre, inmenso, omnipotente, felicísimo y supremo Señor, en todo igual al Padre. Más en el seno de María criatura, pequeñito, débil, afligido, siervo y menor que el Padre.
Cuéntase por prodigio grande de humildad que san Alejo, hijo de un señor romano, quiso vivir de criado en la casa de su padre; pero ¿qué tiene que hacer la humildad de un tal Santo con la de Jesucristo?  Entre hijo criado del padre de aquel, había alguna diferencia de condición; mas entre Dios y siervo de Dios, hay una diferencia infinita. 
Por otra parte este Hijo de Dios, habiéndose hecho siervo de sus criaturas, esto es, de María y José; pues, como nos dice San Lucas, “estaba sujeto a ellos” Lc.  2, 51. Además se hizo siervo de Pilatos, que lo condenó a muerte, la cual aceptó obediente; se hizo finalmente siervo de los verdugos que quisieron azotarle, coronarle de espinas y crucificarle, obedeciendo Jesús humildemente a todos, sometiéndose a sus manos. 
¡Oh Dios! Y ¿nosotros rehusaremos después sujetarnos al servicio de este amable Salvador, que por redimirnos se ha sujetado a tantas servidumbres, tan penosas e indecorosas? Y por no ser siervos de este tan grande y tan amante Señor, ¿querremos hacernos esclavos del demonio que no los ama, sí que los odia y los trata cual tirano, haciéndoles infelices y miserables en esta vida y en la otra? Pero, si hemos cometido esta gran locura, ¿Por qué no salimos presto de este infeliz esclavitud? Ea, pues, ya que hemos salido por la gracia de Jesucristo de la servidumbre del infierno, abracemos prontamente y estrechemos con amor aquellas dulces cadenas que nos hacen siervos y amantes de Jesucristo;  las cuales nos obtendrán después la corona del reino eterno entre los bienaventurados del paraíso. 

Pedidos de oración
Pedimos oración por la Santa Iglesia Católica; por el Papa Francisco, por el Papa Emérito Benedicto, por los obispos, sacerdotes, diáconos, seminaristas, catequistas y todos los que componemos el cuerpo místico de Cristo; por la unión de los cristianos para que seamos uno, así como Dios Padre y nuestro Señor Jesucristo son Uno junto con el Espíritu Santo; por las misiones; por el triunfo del Sagrado Corazón de Jesús y del Inmaculado Corazón de María;  por la conversión de todos los pueblos; por la Paz en el mundo; por los cristianos perseguidos y martirizados en Medio Oriente, África, y en otros lugares; por nuestros hermanos sufrientes por diversos motivos especialmente por las enfermedades, el abandono, la carencia de afecto, la falta de trabajo, el hambre y la pobreza; por los niños con cáncer y otras enfermedades graves; por el drama de los refugiados del Mediterráneo; por los presos políticos y la falta de libertad en muchos países del mundo; por las víctimas de catástrofes naturales; por la unión de las familias, la fidelidad de los matrimonios y por más inclinación de los jóvenes hacia este sacramento; por el aumento de las vocaciones sacerdotales y religiosas; y por las Benditas Almas del Purgatorio.

Pedimos oración para Herman C. O., de 59 años, de Colombia, a quien le practicarán una cistoscopia (endoscopía de vejiga), procedimiento diagnóstico relativamente sencillo, pero delicado. Le colocamos en las Santas Manos Sanadoras de nuestro Señor Jesucristo, siempre confiados en la intercesión de nuestra Señora de Lourdes, seguros que todo saldrá bien y sus resultados le serán favorables a su salud.

Rezamos por la gente de la República de Venezuela, que vive una terrible crisis humanitaria, sin medicinas, sin alimentos básicos, sin libertad ni democracia.

Continuamos unidos en oración por medio del rezo del Santo Rosario poniendo en Manos de Nuestra Madre Bendita todas nuestras preocupaciones, alegrías y necesidades, poniendo al mundo entero en Manos de nuestra Madre y pidiéndole a Ella paz para el mundo, al rezar por la paz; rezamos por todo, por la paz en el mundo, en los corazones, porque la violencia sea desterrada, por la paz para los niños que están en peligro de ser abortados.  Paz para los jóvenes que no encuentran el camino, paz para los deprimidos. Paz para los que no han tenido la dicha de conocer al Amor. En fin rezamos por la paz, y sigamos haciéndolo.

Tú quisiste, Señor, que tu Hijo unigénito soportara nuestras debilidades,
para poner de manifiesto el valor de la enfermedad y la paciencia;
escucha las plegarias que te dirigimos por nuestros hermanos enfermos
y concede a cuantos se hallan sometidos al dolor, la aflicción o la enfermedad,
la gracia de sentirse elegidos entre aquellos que tu hijo ha llamado dichosos,
y de saberse unidos a la pasión de Cristo para la redención del mundo.
Te lo pedimos por Cristo nuestro Señor.
Amén

Los cinco minutos de María
Diciembre 6
La Virgen María, siguiendo el ejemplo de Jesús, no juzgó ni condenó siquiera a los mismos que estaban crucificando y dando muerte a su Hijo Jesús. Ella también repetía las palabras del Redentor: “Perdónalos porque no saben lo que hacen”
Cuando intercede por nosotros, también nos disculpa ante el Padre celestial y nos consigue su perdón.
Sigamos nosotros su ejemplo y nunca juzguemos a los demás, y menos aún los condenemos, porque si ellos tienen una motita en el ojo, probablemente nosotros tengamos una viga.
María, enséñanos a perdonar setenta veces siete.
* P. Alfonso Milagro
FELIPE
-Jardinero de Dios-
(el más pequeñito de todos)

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