lunes, 25 de diciembre de 2017

Pequeñas Semillitas 3542

PEQUEÑAS SEMILLITAS

Año 12 - Número 3542 ~ Lunes 25 de Diciembre de 2017
Desde la ciudad de Córdoba (Argentina) 
¡Feliz Navidad!

Alabado sea Jesus que ha nacido...
Alabado seas Jesús, por tu sonrisa, por el cariño que pones en tu trato con nosotros.
Alabado seas por tu mirada que ilumina y serena, que alegra y acaricia.
Alabado seas por tus palabras que orientan y conducen, que enseñan el verdadero camino.
Alabado seas por tus manos que nos sanan, nos alivian y nos contienen.
Alabado seas por tu presencia constante, porque nunca te vas, porque jamás nos abandonas.
Alabado seas porque eres el viviente, que te levantaste victorioso de la muerte.
Alabado seas porque eres Dios, pero también quisiste ser uno de nosotros. Amén.

¡Buenos días!

El gran regalo de Dios
En cada Navidad nos maravillamos de la bondad de Dios, nuestro Padre, que nos regaló a su mismo Hijo Unigénito, hecho niño en Belén. Ese día, inspirados por el ejemplo de la generosidad de Dios, acostumbramos a prodigar regalos a nuestro alrededor, a parientes y amigos. Pero hay dones más valiosos  —¡y tan necesarios!— que podemos hacernos sin gastar un centavo.

Esboza una sincera sonrisa... y regálala a quien nunca la ha tenido. Recoge un rayo de sol en tu corazón... y hazlo volar allá en donde reina la noche. Descubre una fuente... y permite bañarse en ella a quien vive en el barro. Vierte una lágrima... y ponla en el rostro de quien nunca ha llorado. Enciende el valor en tu pecho... y ponlo en el ánimo de quien no sabe luchar. Descubre la vida... y alienta a quien se arrastra por ella. Cultiva la esperanza... e irradia su luz a tu alrededor. Imprégnate de bondad... y dónala a quien la desconoce. Descubre el amor...  y comunica su fuego al mundo.

Amigo/a: ¡Qué hermoso es hacer de tu vida una Navidad! Anímate a esparcir a manos llenas en el hogar, en el barrio, en tu ambiente de trabajo, el fuego del amor, la luz de la alegría y la fuerza de la esperanza. Que esta celebración cristiana te ayude a meditar y proyectar a tu vida la sorprendente bondad que Dios tiene con nosotros.
* Enviado por el P. Natalio

La Palabra de Dios:
Evangelio de hoy
Texto del Evangelio:
Sucedió que por aquellos días salió un edicto de César Augusto ordenando que se empadronase todo el mundo. Este primer empadronamiento tuvo lugar siendo gobernador de Siria Quirino. Iban todos a empadronarse, cada uno a su ciudad. Subió también José desde Galilea, de la ciudad de Nazaret, a Judea, a la ciudad de David, que se llama Belén, por ser él de la casa y familia de David, para empadronarse con María, su esposa, que estaba encinta. Y sucedió que, mientras ellos estaban allí, se le cumplieron los días del alumbramiento, y dio a luz a su hijo primogénito, le envolvió en pañales y le acostó en un pesebre, porque no tenían sitio en el alojamiento.
Había en la misma comarca unos pastores, que dormían al raso y vigilaban por turno durante la noche su rebaño. Se les presentó el Ángel del Señor, y la gloria del Señor los envolvió en su luz; y se llenaron de temor. El Ángel les dijo: «No temáis, pues os anuncio una gran alegría, que lo será para todo el pueblo: os ha nacido hoy, en la ciudad de David, un salvador, que es el Cristo Señor; y esto os servirá de señal: encontraréis un niño envuelto en pañales y acostado en un pesebre». Y de pronto se juntó con el Ángel una multitud del ejército celestial, que alababa a Dios, diciendo: «Gloria a Dios en las alturas y en la tierra paz a los hombres en quienes Él se complace». (Lc 2,1-14)

Comentario:
Hoy, con la sencillez de niños, consideramos el gran misterio de nuestra fe. El nacimiento de Jesús señala la llegada de la "plenitud de los tiempos". Desde el pecado de nuestros primeros padres, el linaje humano se había apartado del Creador. Pero Dios, compadecido de nuestra triste situación, envió a su Hijo eterno, nacido de la Virgen María, para rescatarnos de la esclavitud del pecado.
El apóstol Juan lo explica usando expresiones de gran profundidad teológica: «En el principio existía la Palabra y la Palabra estaba con Dios, y la Palabra era Dios» (Jn 1,1). Juan llama "Palabra" al Hijo de Dios, la segunda persona de la Santísima Trinidad. Y añade: «Y la Palabra se hizo carne, y puso su Morada entre nosotros» (Jn 1,14).
Esto es lo que celebramos hoy, por eso hacemos fiesta. Maravillados, contemplamos a Jesús acabado de nacer. Es un recién nacido… y, a la vez, Dios omnipotente; sin dejar de ser Dios, ahora es también uno de nosotros.
Ha venido a la tierra para devolvernos la condición de hijos de Dios. Pero es necesario que cada uno acoja en su interior la salvación que Él nos ofrece. Tal como explica san Juan, «a todos los que la recibieron les dio poder de hacerse hijos de Dios» (Jn 1,12). ¡Hijos de Dios! Quedamos admirados ante este misterio inefable: «El Hijo de Dios se ha hecho hijo del hombre para hacer a los hombres hijos de Dios» (San Juan Crisóstomo).
Acojamos a Jesús, busquémosle: solamente en Él encontraremos la salvación, la verdadera solución para nuestros problemas; sólo Él da el sentido último de la vida y de las contrariedades y del dolor. Por esto, hoy os propongo: leamos el Evangelio, meditémoslo; procuremos vivir verdaderamente de acuerdo con la enseñanza de Jesús, el Hijo de Dios que ha venido a nosotros. Y entonces veremos cómo será verdad que, entre todos, haremos un mundo mejor.
Mons. Jaume PUJOL i Balcells Arzobispo de Tarragona y Primado de Cataluña (Tarragona, España)

Santoral Católico:
Natividad del Señor
Solemnidad Litúrgica
Con la solemnidad de la Navidad, la Iglesia celebra la manifestación del Verbo de Dios a los hombres. En efecto, éste es el sentido espiritual más importante y sugerido por la misma liturgia, que en las tres misas celebradas por todo sacerdote ofrece a nuestra meditación el nacimiento eterno del Verbo en el seno de los esplendores del Padre (primera misa); la aparición temporal en la humildad de la carne (segunda misa); el regreso final en el último juicio (tercera misa).
Al celebrar en este día el nacimiento de quien es el verdadero Sol, la luz del mundo, que surge de la noche del paganismo, se quiso dar un significado totalmente nuevo a una tradición pagana muy sentida por el pueblo, porque coincidía con las ferias de Saturno, durante las cuales los esclavos recibían dones de sus patrones y se los invitaba a sentarse a su mesa, como libres ciudadanos. Sin embargo, con la tradición cristiana, los regalos de Navidad hacen referencia a los dones de los pastores y de los reyes magos al Niño Jesús.
En oriente se celebraba la fiesta del nacimiento de Cristo el 6 de enero, con el nombre de Epifanía, que quiere decir "manifestación", después la Iglesia oriental acogió la fecha del 25 de diciembre, práctica ya en uso en Antioquía hacia el 376, en tiempo de San Juan Crisóstomo, y en el 380 en Constantinopla. En occidente se introdujo la fiesta de la Epifanía, última del ciclo navideño, para conmemorar la revelación de la divinidad de Cristo al mundo pagano.
Los textos de la liturgia navideña subrayan con profundidad espiritual y al mismo tiempo con rigor teológico la divinidad y realeza del Niño nacido en el pesebre de Belén, para invitarnos a la adoración del insondable misterio de Dios revestido de carne humana, hijo de la purísima Virgen María.
Oración: A los que celebramos con alegría cristiana el nacimiento de tu Hijo, concédenos, Señor, penetrar con fe profunda en este misterio y amarlo cada vez con amor más entrañable. Te lo pedimos, Padre, por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.
© Catholic.net – Aciprensa

Pensamiento del día 
“Si tienes tristeza, alégrate, la Navidad es gozo.
Si tienes enemigos, reconcíliate, la Navidad es paz.
Si tienes amigos, búscalos, la Navidad es encuentro.
Si tienes padres a tu lado, ayúdalos, la Navidad es don.
Si tienes soberbia, sepúltala, la Navidad es humildad.
Si tienes deudas, págalas, la Navidad es justicia.
Si tienes pecados, conviértete, la Navidad es gracia.
Si tienes tinieblas, enciende tu lámpara, la Navidad es luz.
Si tienes errores, reflexiona, la Navidad es verdad.
Si tienes odio, olvídalo, la Navidad es amor”.

Tema del día:
Llegó la Navidad
Llegó la Navidad: y engalanada,
nos anuncia gozosa un “nuevo día”,
paz,  unión amistad, canto, alegría…
tornando de esplendores la alborada.

Nació el Amor de Madre Inmaculada:
atrás quedó la noche triste y fría;
brilla radiante el Sol del mediodía,
con la Luz y Fulgor de su mirada.

Llegó la Navidad: En cada hermano,
vive el Niño Divino renacido,
como en otro Belén, vivo y cercano.

Es el pobre, y el triste y afligido,
que en unión fraternal tiende su mano,
y le ofrezco mi amor comprometido.
© El Camino de María

Nuevo vídeo

Hay un nuevo vídeo subido al blog
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Meditaciones
Jesucristo vino al mundo a través de la Santísima Virgen María, y también a través de Ella debe reinar en el mundo.
María llevaba una vida oculta, por eso fue llamada por el Espíritu Santo y la Iglesia: "Alma Mater": Madre Oculta y Secreta. Su humildad ha sido tan profunda que no ha habido un atractivo más poderoso y continuo en la tierra que el de esconderse de sí misma y de todas las criaturas, para ser conocida solo por Dios.
Dios, para concederle la petición que ella le hizo de ocultarla, empobrecerla y humillarla, se complace en ocultarla desde su concepción, en su nacimiento, en su vida, en sus misterios, en su resurrección y asunción, frente a casi cada criatura humana. Sus padres no la conocían y los ángeles a menudo se preguntaron entre sí: "¿Quae est ista? (¿Quién es?), porque el Altísimo se las ocultó; y si les descubría algo, les escondía infinitamente mucho más.
Dios Padre entregó su Unigénito al mundo solo por medio de María. Por más suspiros que hayan exhalado los patriarcas, por más ruegos que hayan elevado los profetas y santos de la antigua ley durante cuatro mil años a fin de obtener dicho tesoro, solamente María lo ha merecido y ha hallado gracia ante de Dios por la fuerza de su plegaria y la elevación de sus virtudes.
San Louis-Marie Grignion de Monfort

Los cinco minutos de María
Diciembre 25
El día de Navidad contemplamos a Jesús en la cuna, pero también se nos presenta la dulce Madre absorta en la contemplación de su divino Hijo, en éxtasis sublime frente a la gloria de la divinidad.
Pobre, muy humilde, muy necesitada en las cosas materiales, pero inmensamente rica al poseer a Dios.
Madre mía: Hoy te recuerdo en Belén cuando te llegó el tiempo de ser madre y diste a luz a Jesús, lo envolviste en pañales y lo acostaste en un pesebre porque para ti y tu Hijo no había lugar en el albergue. Hoy como nunca te siento madre y te consagro mi amor y mi ternura. Haz nacer a tu Hijo Jesús en mi corazón.
* P. Alfonso Milagro
FELIPE
-Jardinero de Dios-
(el más pequeñito de todos)

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