PEQUEÑAS
SEMILLITAS
Año
12 - Número 3539 ~ Viernes 22 de Diciembre de 2017
Desde
la ciudad de Córdoba (Argentina)
Alabado sea Jesucristo…
Desde
mi tierra movediza, desde mi kilómetro actual de vida, desde mis múltiples
cosas, desde mi vida elevo mi alma hacia ti, Señor. Me sumo a los que caminan
hacia ti. Me uno a los que buscan caminos desconocidos.
Quiero
salirme de la fila de los ahogados por las cosas. Quiero respirar aire,
levantar la cabeza y seguir la luz que llega de la montaña.
Es
el momento de despertar y salir del sueño y de los sueños. Todo milimetrado,
todo calculado, todo programado, todo con agenda, ya no hay sitio para más...
¡Ya no tienes sitio!
Entonces,
suena una voz, no un trueno ni una trompeta, una voz de profeta que sólo captan
los que velan:
“La
noche se acaba. El día despunta. Camina guiado por la luz. Deja las tinieblas,
deja lo que te ciega y no te deja ver tu propio corazón. El día despunta.
Déjate revestir de luz”.
¡Buenos días!
En tus manos, Señor
En
su libro “Muéstrame tu rostro”, el P. Ignacio Larrañaga desarrolla con amplitud
y profundidad el tema de abandonar en Dios nuestras angustias y dolores. “Es
como una varita mágica, -dice- a cuyo toque todo se transforma en paz”. Hoy te
ofrezco un excelente himno que rezamos en laudes, y que te ayudará a cultivar
la actitud de abandono en Jesús.
En tus manos, Señor, pongo mi vida con todas sus
angustias y dolores;
que en ti florezcan frescos mis amores y que halle
apoyo en ti mi fe caída.
Quiero ser como cera derretida que modelen tus dedos
creadores;
y morar para siempre sin temores de tu costado en la
sangrienta herida.
Vivir tu muerte y tus dolores grandes, disfrutar tus
delicias verdaderas
y seguir el camino por donde andes. Dame, Señor, huir
de mis quimeras
dame, Señor, que quiera lo que mandes para poder
querer lo que tú quieras. Amén.
“Morar
para siempre sin temores de tu costado en la sangrienta herida”, este deseo lo
expresa muy bien la oración tan apreciada por nuestro pueblo cristiano “Alma de
Cristo, santifícame”, donde pedimos: “Oh buen Jesús, óyeme; dentro de tus
llagas, escóndeme; no permitas que me separe de ti”. Que este privilegiado refugio preserve hoy tu
paz.
* Enviado por el P. Natalio
La Palabra de Dios:
Evangelio de hoy
Texto del Evangelio:
En
aquel tiempo, dijo María: «Engrandece mi alma al Señor y mi espíritu se alegra
en Dios mi salvador porque ha puesto los ojos en la humildad de su esclava, por
eso desde ahora todas las generaciones me llamarán bienaventurada, porque ha
hecho en mi favor maravillas el Poderoso, Santo es su nombre y su misericordia
alcanza de generación en generación a los que le temen. Desplegó la fuerza de
su brazo, dispersó a los que son soberbios en su propio corazón. Derribó a los
potentados de sus tronos y exaltó a los humildes. A los hambrientos colmó de
bienes y despidió a los ricos sin nada. Acogió a Israel, su siervo, acordándose
de la misericordia —como había anunciado a nuestros padres— en favor de Abraham
y de su linaje por los siglos».
María
permaneció con Isabel unos tres meses, y se volvió a su casa. (Lc 1,46-56)
Comentario:
Hoy,
el Evangelio de la Misa nos presenta a nuestra consideración el Magníficat, que
María, llena de alegría, entonó en casa de su pariente Isabel, madre de Juan el
Bautista. Las palabras de María nos traen reminiscencias de otros cantos
bíblicos que Ella conocía muy bien y que había recitado y contemplado en tantas
ocasiones. Pero ahora, en sus labios, aquellas mismas palabras tienen un
sentido mucho más profundo: el espíritu de la Madre de Dios se transparenta
tras ellas y nos muestran la pureza de su corazón. Cada día, la Iglesia las
hace suyas en la Liturgia de las Horas cuando, rezando las Vísperas, dirige
hacia el cielo aquel mismo canto con que María se alegraba, bendecía y daba
gracias a Dios por todas sus bondades.
María
se ha beneficiado de la gracia más extraordinaria que nunca ninguna otra mujer
ha recibido y recibirá: ha sido elegida por Dios, entre todas las mujeres de la
historia, para ser la Madre de aquel Mesías Redentor que la Humanidad estaba
esperando desde hacía siglos. Es el honor más alto nunca concedido a una
persona humana, y Ella lo recibe con una total sencillez y humildad, dándose
cuenta de que todo es gracia, regalo, y que Ella es nada ante la inmensidad del
poder y de la grandeza de Dios, que ha obrado maravillas en Ella (cf. Lc 1,49).
Una gran lección de humildad para todos nosotros, hijos de Adán y herederos de
una naturaleza humana marcada profundamente por aquel pecado original del que,
día tras día, arrastramos las consecuencias.
Estamos
llegando ya al final del tiempo de Adviento, un tiempo de conversión y de
purificación. Hoy es María quien nos enseña el mejor camino. Meditar la oración
de nuestra Madre —queriendo hacerla nuestra— nos ayudará a ser más humildes.
Santa María nos ayudará si se lo pedimos con confianza.
Rev. D. Francesc PERARNAU i Cañellas (Girona, España)
Santoral Católico:
Santa Francisca Javiera Cabrini
Virgen y Fundadora
Fundadora
de las Misioneras del Sagrado Corazón de Jesús y patrona de los emigrantes.
Nació en Sant'Angelo Lodigiano (Milán) el año 1850. Quiso ser religiosa, pero
no pudo por falta de salud. Se hizo terciaria franciscana. Estudió magisterio e
ingresó en una comunidad dedicada al cuidado de las huérfanas en Codogno. La
comunidad fue suprimida por el obispo, que le indicó a Francisca que fundara un
instituto misionero. En Roma conoció el P. Bernardino de Portogruaro, General
de los franciscanos, y a la M. María de la Pasión, fundadora de las
Franciscanas Misioneras de María. Como le indicara León XIII, tomó como campo
de apostolado el de los numerosos italianos emigrados a Estados Unidos,
empezando por los huérfanos y los enfermos. La congregación por ella fundada
creció rápidamente y las casas se multiplicaron en Europa y en América, adonde
la fundadora viajó repetidamente. Murió en Chicago el 22 de diciembre de 1917.
© Directorio Franciscano
Palabras de San Juan
Pablo II
“La
Navidad no se trata sólo de conmemorar el acontecimiento histórico,
que
hace más de dos mil años tuvo lugar en una pequeña aldea de Judea.
Es
necesario comprender más bien que toda nuestra vida debe ser un «adviento»,
una
espera vigilante de la venida definitiva de Cristo”.
Historias de Navidad:
Un bello testimonio
Navidad.
Una palabra tan corta y que nos lleva a contemplar el gran misterio de la
salvación. Nace el pequeño Jesús, el Amor de los amores. El gran amigo y
hermano.
Me
parece que una vez te comenté que mi papá era hebreo. Cada Navidad, algo en él
cambiaba. Nos llevaba a escuchar villancicos y paseábamos en auto para ver
nacimientos. La mañana de Navidad era el
primero en estar al pie del arbolito navideño, disfrutando, viendo nuestra
felicidad infantil. Y luego a Misa. Sí, también nos acompañaba.
Estos
son los días en que recordamos que todos somos hijos del mismo Dios, por tanto,
hermanos.
Disfruto
mucho salir con mi familia en coche de noche y hacer igual, ir a ver
nacimientos, escuchar villancicos.
Mi
esposa Vida hornea deliciosos dulces y el aroma del ponche se cuela en todos
los rincones de la casa. La cocina es lugar de visita obligado. “¿Ya está
listo?” Y ella responde: “Paciencia. Falta
poquito”.
La
Navidad nos da sentido de Eternidad. Nos recuerda que tenemos un Padre amoroso
en el cielo. Y que todo en esta vida es pasajero, por tanto, no merece la pena
aferrarse a lo material.
En
Navidad recordamos a nuestros seres amados que han partido y alguna vez
compartieron con nosotros estos bellos momentos. A mí ocurre. Pero en lugar de llenarme de
tristeza por su dolorosa partida, los imagino en el Paraíso, celebrando allá la
Navidad al lado de Jesús y María y el buen San José. Los ángeles que dieron la
noticia a los pastores seguro estarán también. Ha de ser estupendo poder
preguntarles cómo fue: “Cuéntame buen ángel. Estuviste allí, lo viste todo,
háblame de la Navidad”. Imagino los cantos angelicales, la felicidad que se
desborda, el amor que todo lo abraza. El Paraíso.
Extraño
a mi papá, pero a la vez me siento feliz por él que puede ver a Jesús, estar
allí, en el cielo, el día de la Navidad. ¡Ha de ser increíble!
En
estos días me gusta mucho desear a todos una Feliz Navidad. Donde vaya lo hago.
Dejo el camino lleno de buenos deseos y de paz. Voy al supermercado, la cajera
preocupada por cobrar bien, le sonrío y le digo: “Feliz navidad”. Es
sorprendente, algo tan sencillo basta para cambiar su semblante y el de muchos
otros. De pronto sonríen y te responden: “Feliz Navidad para usted también”.
Me
acerco a aquél que me ha hecho daño. Lo he perdonado y de todo corazón le digo:
“Feliz Navidad para usted y su familia”. No parece comprender lo que ocurre.
Nunca lo esperó. Pero lo ayuda a
reflexionar y me devuelve una sonrisa con otro: “Feliz Navidad”.
Haz
la prueba. Y luego me cuentas cómo te
fue. Te vas a sorprender. Vale la pena
recordar lo que estamos celebrando, cuando en algunos países desean cambiar
esta bella palabra por “Felices Fiestas” u otras similares. Vamos contra
corriente. Somos Católicos.
Anda,
sal hoy de tu casa y saluda con un: “Feliz Navidad”. ¡Dios te bendiga!
© Claudio de Castro
Meditaciones
Considera
como después de tantos siglos, después de tantos ruegos y suspiros, aquel
Mesías, que no fueron dignos de ver los santos Patriarcas y Profetas, el
suspirado de las gentes, nuestro Salvador vino por fin, ha nacido ya y se ha
dado todo a nosotros.
El
Hijo de Dios se ha hecho pequeñito, para hacernos grandes: se ha dado todo a
nosotros, para que nosotros nos demos todos a Él; y ha venido a manifestarnos
su amor, para que nosotros le correspondamos con el nuestro.
Recibámoslo, pues,
con afecto, amémosle, y recurramos al mismo en todas nuestras
necesidades. Los niños, dice san Bernardo, son fáciles en dar aquello que se
les pide.
Jesús
ha querido venir tal, por manifestarse propenso y fácil a darnos sus bienes, ya
que todos los tesoros están en sus manos, y en ellas puso el Padre todas las
cosas, nos dice san Juan 3, 35.
Si
queremos luz, Él por esto ha venido para iluminarnos. Si queremos fuerza para resistir a los enemigos, Jesús ha venido
para confortarnos. Si queremos el perdón y la salvación, Él ha venido para
perdonarnos y salvarnos. Si, finalmente, queremos el sumo don del amor divino,
Él ha venido para inflamarnos; y por esto, sobre todo, se ha hecho niño, y ha
querido presentarse a nosotros pobre y humilde, para apartar de nosotros todo
temor y conquistarse nuestro amor.
Por
otra parte, Jesús ha querido venir de chiquito, para hacerse amar de nosotros, con
amor no solo apreciativo, sí también tierno. Todos los niños saben ganarse un
especial cariño de quién los guarda.
¿Quién,
pues, no amará con toda la ternura a un Dios viéndole hecho niñito, menesteroso
de leche, temblando de frío, pobre, envilecido y abandonado, que llora, que da
vagidos en un pesebre sobre paja? Esto
hacía exclamar al enamorado san Francisco: “Amemos al Niño de Belén, amemos al
niño de Belén. Almas venid a amar a un Dios hecho pobre, pequeñito, que es tan
amable, y que ha bajado del cielo para darse todo a nosotros”.
Pedidos de oración
Pedimos
oración por la Santa Iglesia Católica; por el Papa Francisco, por el Papa
Emérito Benedicto, por los obispos, sacerdotes, diáconos, seminaristas,
catequistas y todos los que componemos el cuerpo místico de Cristo; por la
unión de los cristianos para que seamos uno, así como Dios Padre y nuestro
Señor Jesucristo son Uno junto con el Espíritu Santo; por las misiones; por el
triunfo del Sagrado Corazón de Jesús y del Inmaculado Corazón de María; por la conversión de todos los pueblos; por la Paz en el mundo; por los
cristianos perseguidos y martirizados en Medio Oriente, África, y en otros
lugares; por nuestros hermanos sufrientes por diversos motivos especialmente
por las enfermedades, el abandono, la carencia de afecto, la falta de trabajo,
el hambre y la pobreza; por los niños con cáncer y otras enfermedades graves; por
el drama de los refugiados del Mediterráneo; por los presos políticos y la
falta de libertad en muchos países del mundo; por las víctimas de catástrofes
naturales; por la unión de las familias, la fidelidad de los matrimonios y por
más inclinación de los jóvenes hacia este sacramento; por el aumento de las
vocaciones sacerdotales y religiosas; y por las Benditas Almas del Purgatorio.
Pedimos
oración por el eterno descanso del alma de Matilde
G., de Córdoba, Argentina, rogando al Padre celestial que le reciba en su
reino eterno.
Pedimos
oración para que el Señor sane y fortalezca el matrimonio de Margarita y Víctor, que viven en San Antonio, Texas, USA. Rezamos
para que, como en Caná, el vino del amor no se les acabe.
Pedimos
oración para Esperanza, que vive en
Ecuador, tiene alago menos de 50 años y le han diagnosticado cáncer de útero y
deben operarla a la brevedad. Rogamos a Dios que le de fuerzas físicas y
anímicas para hacer frente a esta difícil situación con fe en que Jesús la
ayudará a curarse.
Pedimos
oración para Máximo A., de
Argentina, que tiene leucemia y necesita un trasplante de médula. Que el Niño
Jesús le regale en esta Navidad la buena noticia de un donante compatible.
Pedimos oración para Arnaldo H. B., de Perú, diagnosticado
con leucemia, y para Velia Elena, de
Canadá, que debe realizarse una mamografía, rogando al Señor que derrame sobre
ellos todas sus gracias sanadoras.
Desde
Bogotá, Colombia, nuestro lector Carlos Cardona Ortiz escribe y dice: “Si me
preguntaran qué le pido al Niño Dios, pediría sin reparo: la salud de mis
amigos y familiares: María Edilma Torres, Lilia, Garzón, Joaquin Leal, Leda
Henao, Carlos Amir Bonilla, Aidé Galeano, Elsa Quiñones, Carlos Oswaldo
Cifuentes, Hercilia García, Cecilia Ortiz, Álvaro Monroy, Carlota Ortiz, Herman
Cardona, Jairo Cardona, Liliana Osorio, Ricardo Ortiz, Familia Cardona Andrade
y muchos otros más que el Señor sabe de quienes se trata. Por los Sacerdotes:
Edgar Suárez, Ciro Martín, Jomon Smith, Ricardo Prieto. Por el viaje que
realizará mi hijo Carlos Cardona Andrade mañana desde Londres a París, donde en
compañía de unos amigos pasará la Navidad y el Año Nuevo. Por ti, amigo del
alma en la distancia, por tu hermosa familia y esta maravillosa obra que es
'Pequeñas Semillitas'. Sin duda el Señor escuchará mis súplicas e intenciones y
nuestra Madre del Cielo estará, como siempre, dispuesta a interceder”.
Continuamos
unidos en oración por medio del rezo del Santo Rosario poniendo en Manos de
Nuestra Madre Bendita todas nuestras preocupaciones, alegrías y necesidades,
poniendo al mundo entero en Manos de nuestra Madre y pidiéndole a Ella paz para
el mundo, al rezar por la paz; rezamos por todo, por la paz en el mundo, en los
corazones, porque la violencia sea desterrada, por la paz para los niños que
están en peligro de ser abortados. Paz
para los jóvenes que no encuentran el camino, paz para los deprimidos. Paz para
los que no han tenido la dicha de conocer al Amor. En fin rezamos por la paz, y
sigamos haciéndolo.
Tú quisiste, Señor, que tu Hijo unigénito soportara nuestras
debilidades,
para poner de manifiesto el valor de la enfermedad y
la paciencia;
escucha las plegarias que te dirigimos por nuestros
hermanos enfermos
y concede a cuantos se hallan sometidos al dolor, la
aflicción o la enfermedad,
la gracia de sentirse elegidos entre aquellos que tu
hijo ha llamado dichosos,
y de saberse unidos a la pasión de Cristo para la
redención del mundo.
Te lo pedimos por Cristo nuestro Señor.
Amén
Los cinco minutos de María
Diciembre 22
De
la boca de la Virgen salió aquel fiat
que se fraguó en su Inmaculado Corazón. Aquel fiat significó una entrega personal sin retaceos, para que en ella
se cumplieran las palabras de Dios.
El
sí de María nunca fue retirado. Más bien reafirmado, renovado y reactualizado,
hasta repetirlo con nuevo espíritu al pie de la cruz.
María, toda consagrada a Dios, nos ponemos en tus
manos para que nos ofrezcas y consagres al Padre.
* P. Alfonso Milagro
FELIPE
-Jardinero de Dios-
(el
más pequeñito de todos)
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