PEQUEÑAS
SEMILLITAS
Año
12 - Número 3345 ~ Jueves 1 de Junio de 2017
Desde
la ciudad de Córdoba (Argentina)
Alabado sea Jesucristo…
Iniciamos
el mes de junio, que está dedicado a honrar al Sagrado Corazón de Jesús. Y parece oportuno abrir esta edición con
una oración de reparación y consagración a Él cuyo autor es el P. León Dehón, sacerdote
francés, fundador de la Congregación de los Sacerdotes del Corazón de Jesús.
“Corazón
amantísimo de Jesús digno de todo amor y de toda mi adoración; movido por el
deseo de reparar y de lavar las ofensas graves y numerosas hechas contra ti, y
para evitar que yo mismo me manche de la culpa ingrato, te ofrezco y te
consagro enteramente mi corazón, mis afectos, mi trabajo y todo mi ser.
Por
cuanto son pobres mis méritos, ¡oh Jesús!, te ofrezco mis oraciones, mis actos
de penitencia, de humildad, de obediencia y de las demás virtudes que
practicaré hoy y durante mi vida entera hasta el último suspiro.
Propongo
hacer todo por tu gloria, por tu amor y para consolar a tu Corazón. Te suplico
aceptes mi humilde ofrecimiento por las manos purísimas de tu Madre y Madre mía
Maria.
Dispón
de mí y de mis cosas, Señor, según el beneplácito de tu Corazón. Amén”.
¡Buenos días!
Todas muy ocupadas…
Todos
tememos la muerte, pero, ¡qué distinto es ver la muerte desde la fe en la vida
eterna y no desde el vacío de la incredulidad!
La vida del cristiano es un confiado caminar hacia la Casa del Padre, y
la muerte es la puerta. Junto a ella está esperando Dios Padre para
introducirnos en la eterna fiesta de su inmenso corazón.
Santa María Mazzarello contó un día la siguiente
parábola: “La Muerte llegó a una casa de religiosas y le dijo a la portera:
‘¡Venga conmigo a la eternidad!’. Pero la portera le respondió: ‘Tengo mucho
trabajo en la portería y no me puedo alejar de aquí’. Entonces pasó la Muerte a
la cocina, y le dijo a la hermana cocinera: ‘¡Venga conmigo a la eternidad!’.
Pero la hermana cocinera le dijo: ‘Tengo tanto que cocinar. ¡No puedo acompañarla!’.
Y la Muerte se fue donde la Superiora, y le dijo: ‘Ud. tiene que dar a las
demás ejemplo de obediencia. ¡Venga conmigo a la eternidad!’. Y la superiora,
para dar ejemplo, se fue a la eternidad con la Muerte”.
Don
Bosco solía decir a los jóvenes: “La vida es demasiado corta. Los ociosos, al
final de la vida, experimentarán grandes remordimientos por el tiempo perdido.
Las espinas de la vida serán las flores de la eternidad. A la hora de la muerte
se ven las cosas desde otro punto de vista. Un rinconcito de cielo lo arregla
todo”. Que lo pienses y tomes tus decisiones.
* Enviado por el P. Natalio
La Palabra de Dios:
Evangelio de hoy
Texto del Evangelio:
En
aquel tiempo, Jesús, alzando los ojos al cielo, dijo: «Padre santo, no ruego
sólo por éstos, sino también por aquellos que, por medio de su palabra, creerán
en mí, para que todos sean uno. Como tú, Padre, en mí y yo en ti, que ellos
también sean uno en nosotros, para que el mundo crea que tú me has enviado. Yo
les he dado la gloria que tú me diste, para que sean uno como nosotros somos
uno: yo en ellos y tú en mí, para que sean perfectamente uno, y el mundo
conozca que tú me has enviado y que los has amado a ellos como me has amado a
mí.
»Padre,
los que tú me has dado, quiero que donde yo esté estén también conmigo, para
que contemplen mi gloria, la que me has dado, porque me has amado antes de la
creación del mundo. Padre justo, el mundo no te ha conocido, pero yo te he
conocido y éstos han conocido que tú me has enviado. Yo les he dado a conocer
tu Nombre y se lo seguiré dando a conocer, para que el amor con que tú me has
amado esté en ellos y yo en ellos». (Jn 17,20-26)
Comentario:
Hoy,
encontramos en el Evangelio un sólido fundamento para la confianza: «Padre
santo, no ruego sólo por éstos, sino también por aquellos que (...) creerán en
mí» (Jn 17,20). Es el Corazón de Jesús que, en la intimidad con los suyos, les
abre los tesoros inagotables de su Amor. Quiere afianzar sus corazones
apesadumbrados por el aire de despedida que tienen las palabras y gestos del
Maestro durante la Última Cena. Es la oración indefectible de Jesús que sube al
Padre pidiendo por ellos. ¡Cuánta seguridad y fortaleza encontrarán después en
esta oración a lo largo de su misión apostólica! En medio de todas las dificultades
y peligros que tuvieron que afrontar, esa oración les acompañará y será la
fuente en la que encontrarán la fuerza y arrojo para dar testimonio de su fe con
la entrega de la propia vida.
La
contemplación de esta realidad, de esa oración de Jesús por los suyos, tiene
que llegar también a nuestras vidas: «No ruego sólo por éstos, sino también por
aquellos que (...) creerán en mí». Esas palabras atraviesan los siglos y
llegan, con la misma intensidad con que fueron pronunciadas, hasta el corazón
de todos y cada uno de los creyentes.
En
el recuerdo de la última visita de Juan Pablo II a España, encontramos en las
palabras del Papa el eco de esa oración de Jesús por los suyos: «Con mis brazos
abiertos os llevo a todos en mi corazón —dijo el Pontífice ante más de un
millón de personas—. El recuerdo de estos días se hará oración pidiendo para
vosotros la paz en fraterna convivencia, alentados por la esperanza cristiana
que no defrauda». Y ya no tan cercano, otro Papa hacía una exhortación que nos
llega al corazón después de muchos siglos: «No hay ningún enfermo a quien le
sea negada la victoria de la cruz, ni hay nadie a quien no le ayude la oración
de Cristo. Ya que si ésta fue de provecho para los que se ensañaron con Él,
¿cuánto más lo será para los que se convierten a Él?» (San León Magno).
P. Joaquim PETIT Llimona, L.C. (Barcelona, España)
Santoral Católico:
San Justino
Mártir
Nació
a principios del siglo II en la actual Naplus (Israel) de padres paganos. Se
entregó al estudio de los filósofos griegos, sobre todo Platón, y luego se
centró en los profetas de Israel, y éste fue el camino que le llevó a la fe
cristiana; recibió el bautismo en Éfeso hacia el año 130. Tras su conversión,
encontró en la cruz la incomparable sabiduría de Cristo, y puso a disposición
de sus discípulos su saber, organizó catecumenados de preparación para el
bautismo, así como encuentros con los no cristianos interesados por el
Evangelio. Escribió diversas obras en defensa del cristianismo, entre ellas el
«Diálogo con Trifón» y dos «Apologías». Fue un evangelizador en los ambientes
cultos. Abrió en Roma una escuela de filosofía en la que sostenía discusiones
públicas. Acusado de ser cristiano, fue decapitado en Roma durante la
persecución de Marco Aurelio, hacia el año 165.
Oración: Señor, tú que has enseñado a san Justino a
encontrar en la locura de la cruz la incomparable sabiduría de Cristo,
concédenos, por intercesión de tu mártir, la gracia de alejar los errores que
nos cercan y de mantenernos firmes en la fe. Por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén.
© Directorio Franciscano
San Aníbal María Di Francia
Presbítero y Fundador de los Rogacionistas
Nació
en Messina (Italia) en 1851. Pronto quedó huérfano de padre, y eso le hizo
sentir un especial amor a los huérfanos. Por otra parte, profesó una gran
devoción a la Eucaristía, ante la que se percató de la necesidad de orar por
las vocaciones: «La mies es mucha... Rogad (Rogate)
pues al dueño de la mies...», palabras que constituyeron la intuición
fundamental de su existencia. En 1878 fue ordenado sacerdote. Poco antes había
descubierto la triste realidad social y moral del barrio periférico más pobre
de Messina, donde fue a habitar. En 1882 dio inicio a sus orfanatos antonianos,
puestos bajo la protección de san Antonio de Padua. Para atender a un mayor
número de huérfanos y de pobres, y guiado por la palabra del Señor: Rogate, fundó dos nuevas familias
religiosas, la de las Hijas del Divino Celo y la de los Rogacionistas, centradas
en la oración por las vocaciones sacerdotales y en una múltiple actividad
asistencial y de beneficencia. Murió el 1 de junio de 1927 en Messina, y Juan
Pablo II lo canonizó en el 2004.
© Directorio Franciscano
Palabras del Papa Francisco
“El
Espíritu Santo no nos hace solo capaces de esperar, sino también de ser
sembradores de esperanza, de ser también nosotros – como Él y gracias a Él –
los ‘paráclitos’, es decir, consoladores y defensores de los hermanos.
Sembradores de esperanza. […] Si el ancla es lo que da seguridad a la barca y
la tiene 'anclada' entre el oleaje del mar, la vela en cambio es la que la hace
caminar y avanzar sobre las aguas. La esperanza es de verdad como una vela; esa
recoge el viento del Espíritu Santo y la transforma en fuerza motriz que empuja
la nave, según sea el caso, al mar o a la orilla”
Tema del día:
El Sagrado Corazón de Jesús
La
imagen del Sagrado Corazón de Jesús nos recuerda el núcleo central de nuestra
fe: todo lo que Dios nos ama con su Corazón y todo lo que nosotros, por tanto,
le debemos amar. Jesús tiene un Corazón que ama sin medida.
Y
tanto nos ama, que sufre cuando su inmenso amor no es correspondido.
La
Iglesia dedica todo el mes de junio al Sagrado Corazón de Jesús, con la
finalidad de que los católicos lo veneremos, lo honremos y lo imitemos
especialmente en estos 30 días.
Esto
significa que debemos vivir este mes demostrándole a Jesús con nuestras obras
que lo amamos, que correspondemos al gran amor que Él nos tiene y que nos ha
demostrado entregándose a la muerte por nosotros, quedándose en la Eucaristía y
enseñándonos el camino a la vida eterna.
Todos
los días podemos acercarnos a Jesús o alejarnos de Él. De nosotros depende, ya
que Él siempre nos está esperando y amando.
Debemos
vivir recordándolo y pensar cada vez que actuamos: ¿Qué haría Jesús en esta
situación, qué le dictaría su Corazón? Y eso es lo que debemos hacer (ante un
problema en la familia, en el trabajo, en nuestra comunidad, con nuestras
amistades, etc.).
Debemos,
por tanto, pensar si las obras o acciones que vamos a hacer nos alejan o
acercan a Dios.
Tener
en casa o en el trabajo una imagen del Sagrado Corazón de Jesús, nos ayuda a
recordar su gran amor y a imitarlo en este mes de junio y durante todo el año.
©
Catholic.net
Mes del Sagrado Corazón de Jesús:
Día 1: El divino Corazón de Jesús
¡El
Corazón de Jesús! Una herida, una corona de espinas, una cruz, una llama,
"He aquí el Corazón que tanto ha amado a los hombres". ¿Quién nos ha
dado aquel Corazón? Jesús mismo. Él nos había dado todo: su doctrina, sus
milagros, sus dones de la Eucaristía, su Madre divina. Pero el hombre permanece
todavía insensible a tantos dones. Su soberbia les hace olvidar el Cielo, sus
pasiones les hacen descender al fango. Fue entonces cuando Jesús mismo dirigió
una mirada piadosa sobre la humanidad; se apareció a su hija predilecta,
Margarita María de Alacoque, para manifestarle los tesoros de su corazón.
Del Web Católico de Javier
Pedidos de oración
Pedimos
oración por la Santa Iglesia Católica; por el Papa Francisco, por el Papa Emérito Benedicto, por los obispos, sacerdotes,
diáconos, seminaristas, catequistas y todos los que componemos el cuerpo
místico de Cristo; por la unión de los cristianos para que seamos uno, así como
Dios Padre y nuestro Señor Jesucristo son Uno junto con el Espíritu Santo; por
las misiones; por el triunfo del Sagrado Corazón de Jesús y del Inmaculado
Corazón de María; por la conversión de
todos los pueblos; por la Paz en el mundo; por
los cristianos perseguidos y martirizados en Medio Oriente, África, y en otros
lugares; por nuestros hermanos sufrientes por diversos motivos
especialmente por las enfermedades, el abandono, la carencia de afecto, la
falta de trabajo, el hambre y la pobreza; por los niños con cáncer y otras
enfermedades graves; por el drama de los refugiados del Mediterráneo; por los
presos políticos y la falta de libertad en muchos países del mundo; por las
víctimas de catástrofes naturales; por la unión de las familias, la fidelidad
de los matrimonios y por más inclinación de los jóvenes hacia este sacramento;
por el aumento de las vocaciones sacerdotales y religiosas; y por las Benditas
Almas del Purgatorio.
Pedimos oración para que el
Señor le regale mucha salud a nuestra querida lectora y amiga Marina Ruiz, de Málaga, España, en el día de su 80° cumpleaños.
¡Felicidades Marina!
Pedimos oración por la salud de tres niños de Guatemala gravemente enfermos: Carlitos P.; Mía Valentina y Byron Enrique M.S. Mediante nuestra plegaria los ponemos en las manos de la Virgen Santísima, para que los proteja, los consuele en su dolor y pida por ellos a Jesús la gracia de la sanación.
Pedimos
oración por estas personas de México: Rebeca
R., de Querétaro, a quien ayer operaron de la columna, rogando que se
recupere rápidamente; Pilar M. I.,
para que su evolución sea más rápida y menos dolorosa; y Pepe C. S., que, por su estado, está en manos de Dios.
Pedimos oración por la salud de tres niños de Guatemala gravemente enfermos: Carlitos P.; Mía Valentina y Byron Enrique M.S. Mediante nuestra plegaria los ponemos en las manos de la Virgen Santísima, para que los proteja, los consuele en su dolor y pida por ellos a Jesús la gracia de la sanación.
Continuamos
unidos en oración por medio del rezo del Santo Rosario poniendo en Manos de
Nuestra Madre Bendita todas nuestras preocupaciones, alegrías y necesidades,
poniendo al mundo entero en Manos de nuestra Madre y pidiéndole a Ella paz para
el mundo, al rezar por la paz; rezamos por todo, por la paz en el mundo, en los
corazones, porque la violencia sea desterrada, por la paz para los niños que
están en peligro de ser abortados. Paz
para los jóvenes que no encuentran el camino, paz para los deprimidos. Paz para
los que no han tenido la dicha de conocer al Amor. En fin rezamos por la paz, y
sigamos haciéndolo.
Tú quisiste, Señor, que tu Hijo unigénito soportara nuestras
debilidades,
para poner de manifiesto el valor de la enfermedad y
la paciencia;
escucha las plegarias que te dirigimos por nuestros
hermanos enfermos
y concede a cuantos se hallan sometidos al dolor, la
aflicción o la enfermedad,
la gracia de sentirse elegidos entre aquellos que tu
hijo ha llamado dichosos,
y de saberse unidos a la pasión de Cristo para la
redención del mundo.
Te lo pedimos por Cristo nuestro Señor.
Amén
Los cinco minutos de María
Junio 1
Joven
humilde de Nazaret prometida al carpintero José, saludada por el ángel Gabriel.
Humilde
servidora del Señor, en ti se complació; en ti, llena de gracia, el Señor
estaba presente.
Tú,
la más bendita entre las mujeres; el fruto de tu vientre fue bendecido; tú, la
más alabada de todas las generaciones.
Sobre
ti vino el Espíritu Santo; en ti el Verbo se hizo carne, y gracias a ti vive
entre nosotros.
María, que cada vez que te nombre, mi corazón
recuerde agradecido la cercanía del amor de Dios.
* P. Alfonso Milagro
Jardinero de Dios
-el
más pequeñito de todos-
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