martes, 20 de junio de 2017

Pequeñas Semillitas 3364

PEQUEÑAS SEMILLITAS

Año 12 - Número 3364 ~ Martes 20 de Junio de 2017
Desde la ciudad de Córdoba (Argentina)
Alabado sea Jesucristo…
Hoy en Argentina, celebramos el Día de la Bandera. Y siendo que fue un 27 de febrero cuando la enseña que sería nuestra bandera fue izada por primera vez, la celebración se hace el 20 de junio porque ese día, del año 1820, moría pobre, solo y olvidado, su creador, don Manuel Belgrano.
Este prócer, modelo de entrega a la Patria, de honestidad y probidad, murió tan pobre que ni siquiera pudo pagarle a su médico, el doctor Joseph Redhea, al que le obsequió por sus atenciones un reloj de bolsillo con cadena que era uno de los pocos bienes materiales que disponía. Tal era su pobreza a la hora de su muerte, que su familia debió utilizar el mármol de la parte superior de la cómoda (mueble del dormitorio) para hacer una lápida, ya que su familia no tenía dinero para comprar una.
Manuel Belgrano murió el 20 de junio a las siete de la mañana. Ese día los porteños estaban enfrascados en intrigas y cuestiones políticas. Así pues su muerte pasó desapercibida para la sociedad de la Buenos Aires de 1820. Al funeral asistieron solamente su familia y un par de amigos.
A casi 200 años de ese día, los argentinos tenemos mucho para aprender de este hombre enorme, que fue abogado, economista, periodista y militar: don Manuel José Joaquín del Corazón de Jesús Belgrano, fervoroso católico además.

¡Buenos días!

Yo he sentido, Señor
La oración auténtica es un encuentro con Dios. Por ella te acercas a la realidad de un Dios vivo, cercano, presente: un Dios persona. El núcleo de la oración es saber escuchar a Dios, porque el personaje clave en este diálogo de amor, no soy yo, sino Dios. La actitud de humilde escucha es una prueba de amor: es abrirse a la voluntad de un Dios que ilumina.

Yo he sentido, Señor, tu voz amante, en el misterio de las noches bellas,
y en el suave temblor de las estrellas la armonía gocé de tu semblante.
No me llegó tu acento amenazante entre el fragor de trueno y de centellas;
al ánima llamaron tus querellas como el tenue vagido de un infante.
¿Por qué no obedecí cuando te oía? ¿Quién me hizo abandonar tu franca vía
y hundirme en las tinieblas del vacío?
Haz, mi dulce Señor, que en la serena noche vuelva a escuchar tu cantilena;
¡ya no seré cobarde, Padre mío! 

Para disponerte a escuchar, puedes presentar al Señor alguna pregunta que centre tu atención e impida cualquier divagación. Por ejemplo, puedes decirle: Señor, ¿qué quieres de mí en esta situación? O bien, ¿qué deseas insinuarme con esta página del Evangelio? Si al orar buscas con decisión la voluntad de Dios, tu vida cristiana crecerá sólidamente.
* Enviado por el P. Natalio

La Palabra de Dios:
Evangelio de hoy
Texto del Evangelio:
En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: «Habéis oído que se dijo: ‘Amarás a tu prójimo y odiarás a tu enemigo’. Pues yo os digo: Amad a vuestros enemigos y rogad por los que os persigan, para que seáis hijos de vuestro Padre celestial, que hace salir su sol sobre malos y buenos, y llover sobre justos e injustos. Porque si amáis a los que os aman, ¿qué recompensa vais a tener? ¿No hacen eso mismo también los publicanos? Y si no saludáis más que a vuestros hermanos, ¿qué hacéis de particular? ¿No hacen eso mismo también los gentiles? Vosotros, pues, sed perfectos como es perfecto vuestro Padre celestial». (Mt 5,43-48)

Comentario:
Hoy, Cristo nos invita a amar. Amar sin medida, que es la medida del Amor verdadero. Dios es Amor, «que hace salir su sol sobre malos y buenos, y llover sobre justos e injustos» (Mt 5,45). Y el hombre, chispa de Dios, ha de luchar para asemejarse a Él cada día, «para que seáis hijos de vuestro Padre celestial» (Mt 5,45). ¿Dónde encontramos el rostro de Cristo? En los otros, en el prójimo más cercano. Es muy fácil compadecerse de los niños hambrientos de Etiopía cuando los vemos por la TV, o de los inmigrantes que llegan cada día a nuestras playas. Pero, ¿y los de casa? ¿y nuestros compañeros de trabajo? ¿Y aquella parienta lejana que está sola y que podríamos ir a hacerle un rato de compañía? Los otros, ¿cómo los tratamos? ¿cómo los amamos? ¿qué actos de servicio concretos tenemos con ellos cada día?
Es muy fácil amar a quien nos ama. Pero el Señor nos invita a ir más allá, porque «si amáis a los que os aman, ¿qué recompensa vais a tener?» (Mt 5,46). ¡Amar a nuestros enemigos! Amar aquellas personas que sabemos —con certeza— que nunca nos devolverán ni el afecto, ni la sonrisa, ni aquel favor. Sencillamente porque nos ignoran. El cristiano, todo cristiano, no puede amar de manera “interesada”; no ha de dar un trozo de pan, una limosna al del semáforo. Se ha de dar él mismo. El Señor, muriéndose en la Cruz, perdona a quienes le crucifican. Ni un reproche, ni una queja, ni un mal gesto...
Amar sin esperar nada a cambio. A la hora de amar tenemos que enterrar las calculadoras. La perfección es amar sin medida. La perfección la tenemos en nuestras manos en medio del mundo, en medio de nuestras ocupaciones diarias. Haciendo lo que toca en cada momento, no lo que nos viene de gusto. La Madre de Dios, en las bodas de Caná de Galilea, se da cuenta de que los invitados no tienen vino. Y se avanza. Y le pide al Señor que haga el milagro. Pidámosle hoy el milagro de saberlo descubrir en las necesidades de los otros.
Rev. D. Iñaki BALLBÉ i Turu (Terrassa, Barcelona, España)

Santoral Católico:
San Juan de Matera
Monje
Pertenece al grupo de los santos reformadores del monacato del siglo XII en la Italia meridional. Nació en Matera, al sur de Italia, el año 1070, de familia noble y rica. De joven se trasladó a Taranto y estuvo con los monjes basilianos de la isla de San Pedro. Peregrinó por Calabria y por Sicilia llevando vida de penitencia y renuncia. En Ginosa se dio a conocer como buen predicador. Decidió ir en peregrinación a Palestina, pero al llegar a Bari comprendió que su misión tenía que desarrollarse allí. Después de un período dedicado a la predicación, se estableció cerca de Pulsano, donde fundó una comunidad que seguía un estilo de vida muy austero y que pronto tuvo cincuenta monjes. Después fundó el monasterio de Santiago en Foggia y otros monasterios más, masculinos y femeninos, por la región del monte Gargano. Así se formó la Congregación de Pulsano que seguía la Regla de San Benito. Murió en Foggia el 20 de junio de 1139.
© Directorio Franciscano

Nuestra Señora de la Consolación
Advocación Mariana
 
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Pensamiento del día

"Mucho me falta para ser un verdadero padre de la Patria.
Me contentaría con ser un buen hijo de ella”
Manuel Belgrano

Tema del día:
La convivencia en los días actuales
La convivencia es un dato esencial de nuestra naturaleza como humanos, pues nosotros no existimos, coexistimos; no vivimos, convivimos. Cuando las relaciones de convivencia se desgarran algo de inhumano y violento sucede en la sociedad y en general en nuestra civilización, en franca decadencia.

La cultura del capital, hoy globalizada, no ofrece incentivos para que cultivemos el “nosotros” de la convivencia, sino que enfatiza el “yo” del individualismo en todos los campos…

Necesitamos rescatar la convivencia de todos con todos los que habitamos una misma Casa Común, pues tenemos un origen y un destino comunes. Divididos y discriminados recorreremos un camino que podrá ser trágico para nosotros y para la vida en la Tierra.

¿Qué es la convivencia? La propia palabra contiene en sí su significado: deriva de convivir, que significa conducir la vida junto con otros, participando dinámicamente de la vida de ellos, de sus luchas, avances y retrocesos. En esa convivencia se da el aprendizaje real como construcción colectiva del saber, de la visión del mundo, de los valores que orientan la vida y de las utopías que mantienen abierto el futuro.

La convivencia no anula las diferencias. Al contrario, es la capacidad de acogerlas, dejarlas ser diferentes y así y todo vivir con ellas y no a pesar de ellas. Sólo relativizando las diferencias y favoreciendo los puntos en común surge la convergencia necesaria, base concreta para una convivencia pacífica, aunque haya siempre niveles de tensión, por causa de las legítimas diferencias.

Veamos algunos pasos hacia la convivencia:

En primer lugar, superar la extrañeza porque alguien no es de nuestro mundo. Pronto preguntamos: ¿de dónde viene? ¿qué ha venido a hacer? No debemos crear dificultades, ni encuadrar al extraño sino acogerlo cordialmente.

En segundo lugar, evitar hacernos rápidamente una imagen del otro y dar lugar a algún prejuicio (si es negro, musulmán, pobre). Es difícil pero es necesario para la convivencia. Bien decía Einstein: “es más fácil desintegrar un átomo que sacar un prejuicio de la cabeza de alguien”. Pero se puede sacar.

En tercer lugar, procurar construir un puente con el diferente mediante el diálogo y la comprensión de su situación.

En cuarto lugar, es fundamental conocer su lengua o rudimentos de ella. Si no es posible, prestar atención a los símbolos pues revelan generalmente más que las palabras. Ellos hablan de lo profundo de él y de nosotros.

Por último, esforzarnos para hacer del extraño un compañero (con quien se comparte el pan) de quien se procura conocer su historia y sus sueños. Ayudarlo a sentirse incluido y no excluido. Lo ideal es hacerlo un aliado en la caminada del pueblo y de la tierra que lo ha acogido, por el trabajo y la convivencia.

Hay que añadir que no se debe restringir la convivencia solamente a la dimensión humana. Ella posee una dimensión terrenal y cósmica. Se trata de convivir con la naturaleza y sus ritmos y darnos cuenta de que somos parte del universo y de sus energías que pasan por nosotros en cada momento.

La convivencia podrá hacer de la geo-sociedad, menos centrada sobre sí misma y más abierta hacia arriba y hacia delante, menos materialista y más humanizada, un espacio social en el cual sea menos difícil la convivencia y la alegría de convivir.    
© Leonardo Boff

Mes del Sagrado Corazón de Jesús
Día 20: La castidad
El Corazón de Jesús es el emblema de la inocencia. Él quiere ser el cordero sin mancha que se alimenta en un jardín de lirios. En su vida terrena, Jesús escoge un precursor, mártir de la castidad; ofrece sus confidencias a un discípulo, Juan, que es virgen. "Bienaventurados los limpios de corazón porque ellos verán a Dios". La Iglesia amará la castidad como el ornamento más delicado y suave de sus ministros... y los santos la magnificarán como la virtud angélica... creadora de los ángeles sobre la tierra
Del Web Católico de Javier

Oración por la Patria 
Jesucristo, Señor de la historia, te necesitamos.
Nos sentimos heridos y agobiados.
Precisamos tu alivio y fortaleza.
Queremos ser nación, una nación cuya identidad
sea la pasión por la verdad y el compromiso por el bien común.
Danos la valentía de la libertad de los hijos de Dios
para amar a todos sin excluir a nadie,
privilegiando a los pobres y perdonando a los que nos ofenden,
aborreciendo el odio y construyendo la paz.
Concédenos la sabiduría del diálogo
y la alegría de la esperanza que no defrauda.
Tú nos convocas. Aquí estamos, Señor,
cercanos a María, que desde Luján nos dice:
¡Argentina! ¡Canta y camina!
Jesucristo, Señor de la historia, te necesitamos.
Amén.

Los cinco minutos de María
Junio 20
“¿Quién, oh Madre de Dios, ha recurrido a tu protección, sin ser prontamente liberado por ti? ¿Quién te implora, sin encontrar en ti una auxiliadora tan poderosa, que jamás defrauda su confianza?
Nadie, oh Virgen Madre de Dios, que haya recurrido a ti,  ha sido defraudado; por el contrario, él te ve acudir a su oración y no tarda en recibir el beneficio que responde plenamente a sus deseos” (Oración de los griegos)
Santa María de la claridad, alumbra el camino del hombre mortal.
* P. Alfonso Milagro

Jardinero de Dios
-el más pequeñito de todos-

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