domingo, 4 de junio de 2017

Pequeñas Semillitas 3348

PEQUEÑAS SEMILLITAS

Año 12 - Número 3348 ~ Domingo 4 de Junio de 2017
Desde la ciudad de Córdoba (Argentina)
Alabado sea Jesucristo…
Hoy, domingo de Pentecostés, decimos, siguiendo al Padre Javier Leoz:
Que venga, Señor…
Tu Espíritu de escucha; cuando como María, estamos atentos a lo que nos dices
Tu Espíritu de serenidad; cuando las noches son más fuertes que el día
Tu Espíritu de fortaleza; cuando la debilidad se impone al tesón
Tu Espíritu de alegría; cuando nos dormimos en los laureles
Tu Espíritu de constancia; cuando no vemos fruto a su tiempo
Tu Espíritu de comunión; cuando surgen las divisiones
Tu Espíritu de comprensión; cuando se hace inteligible tu mensaje
Tu Espíritu de fraternidad; cuando se quiebra la unidad
Tu Espíritu de valentía; cuando nos quedamos inmóviles
Tu Espíritu de ruptura; cuando nos ataca el inmovilismo
Tu Espíritu de eternidad; cuando habla más la muerte que la vida
Tu Espíritu de vida; cuando estamos llenos de todo y de nada
Tu Espíritu de aliento; cuando nos asfixia la contaminación del mundo
Tu Espíritu de resurrección; cuando nos instalamos en lo efímero
Tu Espíritu de misión; cuando todo nos parece hecho
Tu Espíritu de perdón; cuando el hombre se sienta incomprendido
Tu Espíritu de Eucaristía; para que nunca nos falle el alimento.

¡Buenos días!

Cómo ponerte en actividad
¿Cómo movilizarte para no caer en peligrosos períodos de dejadez que podrían frustrar tus mejores sueños? Se trata de hacer periódicamente una lista de lo que deseas o debes hacer. Uno puede tener memoria, sin embargo hacer una lista de tareas es como un llamado permanente a realizar lo que te has propuesto.

Estas listas te dinamizarán. Encarrilan las ideas en acciones concretas. Ayudan a poner los pies sobre la tierra. Son una excelente ayuda–memoria. Se aprovecha mucho mejor el tiempo. Es gratificante volver a leer las listas y comprobar tantas tareas realizadas y los muchos obstáculos superados. Releyendo listas del pasado surgen buenas ideas para el presente. Se superan con mayor facilidad las indecisiones, confusiones y dudas. Son un estímulo para la voluntad de acción.

En una gran ciudad hicieron un estudio sobre las 30 personas más eficientes de esa comunidad. Entre los rasgos comunes, todos, absolutamente todos, confeccionaban sus listas de tareas a realizar. Que esto sea para ti un hábito que lleves por meses y años, siempre.
* Enviado por el P. Natalio

La Palabra de Dios:
Evangelio de hoy
Texto del Evangelio:
Al atardecer de aquel día, el primero de la semana, estando cerradas, por miedo a los judíos, las puertas del lugar donde se encontraban los discípulos, se presentó Jesús en medio de ellos y les dijo: «La paz con vosotros». Dicho esto, les mostró las manos y el costado. Los discípulos se alegraron de ver al Señor. Jesús les dijo otra vez: «La paz con vosotros. Como el Padre me envió, también yo os envío». Dicho esto, sopló sobre ellos y les dijo: «Recibid el Espíritu Santo. A quienes perdonéis los pecados, les quedan perdonados; a quienes se los retengáis, les quedan retenidos». (Jn 20,19-23)

Comentario:
Hoy, en el día de Pentecostés se realiza el cumplimiento de la promesa que Cristo había hecho a los Apóstoles. En la tarde del día de Pascua sopló sobre ellos y les dijo: «Recibid el Espíritu Santo» (Jn 20,22). La venida del Espíritu Santo el día de Pentecostés renueva y lleva a plenitud ese don de un modo solemne y con manifestaciones externas. Así culmina el misterio pascual.
El Espíritu que Jesús comunica, crea en el discípulo una nueva condición humana, y produce unidad. Cuando el orgullo del hombre le lleva a desafiar a Dios construyendo la torre de Babel, Dios confunde sus lenguas y no pueden entenderse. En Pentecostés sucede lo contrario: por gracia del Espíritu Santo, los Apóstoles son entendidos por gentes de las más diversas procedencias y lenguas.
El Espíritu Santo es el Maestro interior que guía al discípulo hacia la verdad, que le mueve a obrar el bien, que lo consuela en el dolor, que lo transforma interiormente, dándole una fuerza, una capacidad nuevas.
El primer día de Pentecostés de la era cristiana, los Apóstoles estaban reunidos en compañía de María, y estaban en oración. El recogimiento, la actitud orante es imprescindible para recibir el Espíritu. «De repente, un ruido del cielo, como de un viento recio, resonó en toda la casa donde se encontraban. Vieron aparecer unas lenguas, como llamaradas, que se repartían, posándose encima de cada uno» (Hch 2,2-3).
Todos quedaron llenos del Espíritu Santo, y se pusieron a predicar valientemente. Aquellos hombres atemorizados habían sido transformados en valientes predicadores que no temían la cárcel, ni la tortura, ni el martirio. No es extraño; la fuerza del Espíritu estaba en ellos.
El Espíritu Santo, Tercera Persona de la Santísima Trinidad, es el alma de mi alma, la vida de mi vida, el ser de mi ser; es mi santificador, el huésped de mi interior más profundo. Para llegar a la madurez en la vida de fe es preciso que la relación con Él sea cada vez más consciente, más personal. En esta celebración de Pentecostés abramos las puertas de nuestro interior de par en par.
Mons. Josep Àngel SAIZ i Meneses Obispo de Terrassa (Barcelona, España)

Palabras de San Juan Pablo II
“El Espíritu Santo vive, ora y obra en el sagrario del alma, y nos hace entrar cada vez más en la perspectiva del fin último, que es Dios, conformando toda nuestra vida a su plan salvífico. Por eso, él mismo, orando en nosotros, nos hace orar con sentimientos y palabras de hijos de Dios […] El Espíritu Santo obra en profundidad cuando encuentra un corazón humilde y lleno de fe […] El fuego que Jesús ha traído es el fuego del Espíritu Santo, que quema todas las miserias humanas, todo egoísmo miserable, todo pensamiento mezquino. Dejad que ese fuego arda en vuestros corazones”.

Predicación del Evangelio
La victoria segura
La venida del Espíritu Santo sobre los apóstoles no se narra en los evangelios sino en otro libro del nuevo testamento, "Los Hechos de los Apóstoles", escrito por uno de los evangelistas, san Lucas. Aquel día se cumplió, como Jesús había prometido, el descenso del Paráclito, la tercera Persona de la Santísima Trinidad, sobre los que estaban reunidos en aquel lugar. Yo rogaré al Padre -les había dicho- y os dará otro Paráclito para que esté con vosotros siempre: el Espíritu de la verdad, al que el mundo no puede recibir porque no le ve ni le conoce.

Como nos sucedería a cualquiera, si estuviéramos a punto de quedarnos sin quien más queremos en la vida, los apóstoles estaban tristes al oírle a Jesús decir que se marchaba. El ambiente de la última cena era especialmente íntimo; diríamos que Jesús se desahoga con los suyos, les manifiesta abiertamente -aunque sin poder evitar el misterio para las inteligencias de ellos, todavía demasiado humanas, poco sobrenaturales- lo que lleva en su corazón en esas últimas horas antes de la pasión. A la vez, sale al paso de la inquietud de los apóstoles, de lo que en esos momentos les preocupa. Se acerca la hora triunfo y, aunque no será como ellos se imaginan, va a cumplirse -y a la perfección- la tarea redentora que le llevó a encarnarse.

Una vez consumada la misión del Hijo en favor del hombre, la presencia de Dios junto a nosotros -siempre necesaria para que podamos ser santos- tendrá lugar con el Santificador: Os conviene que me vaya, les dijo, porque si no me voy, el Paráclito no vendrá a vosotros. En cambio, si yo me voy, os lo enviaré. El mismo Dios, en su Tercera Persona, es prometido por Jesucristo antes de su Pasión y de su Ascensión. Y de tal modo sería su venida y su presencia en el mundo que, por duro y misterioso que les pareciera a los apóstoles, era muy conveniente para el hombre esa otra presencia divina en nosotros.

Con admirable sencillez, les expone Jesús el plan divino para la santificación de la humanidad: Cuando venga el Paráclito que yo os enviaré de parte del Padre, el Espíritu de la verdad que procede del Padre, Él dará testimonio de mí. También vosotros daréis testimonio, porque desde el principio estáis conmigo. La presencia permanente de Dios Espíritu Santo en el cristiano se manifiesta en un testimonio continuo en él de Jesucristo; de modo que, por la acción del Paráclito, los hijos de Dios tenemos en la mente y en el corazón la vida y las enseñanzas de Jesús. Su doctrina es así una referencia constante para la propia conducta y un ideal de vida para la sociedad: el cristiano, consecuente con su condición, intenta de modo natural, a instancias del Espíritu, implantar con su vida por doquier el ideal del Evangelio.

Os he hablado de todo esto estando con vosotros; pero el Paráclito, el Espíritu Santo que el Padre enviará en mi nombre, Él os enseñará todo y os recordará todas las cosas que os he dicho. Deseemos vivamente, por tanto, ese "singular" recuerdo -propiamente sobrenatural- de los sentimientos y afanes de Cristo en nuestro corazón. Se vive así, como Él quiere -como se sentía, por ejemplo, san Pablo-, una vida verdaderamente trascendente, porque ya no es sólo terrena, pues, sin abandonar este mundo, por la acción del Espíritu Santo, vivimos también la vida de Dios, somos otros Cristos, aseguraba el Apóstol. Y de tal manera es esto necesario, que si prescindiéramos de este nuevo modo de existencia en Jesucristo, seríamos -como personas- algo truncado, seres sin terminar, sin lograr la plenitud que propiamente nos corresponde: En verdad, en verdad os digo que si no coméis la carne del Hijo del Hombre y no bebéis su sangre, no tendréis vida en vosotros. El que come mi carne y bebe mi sangre tiene vida eterna, y yo le resucitaré en el último día. Porque mi carne es verdadera comida y mi sangre es verdadera bebida. El que come mi carne y bebe mi sangre permanece en mí y yo en él. Igual que el Padre que me envió vive y yo vivo por el Padre, así, aquel que me come vivirá por mí.

La Santa Misa, con la Comunión Eucarística, constituye la esencia y la raíz de la vida cristiana. Y de tal modo, que es en unión con el sacrificio de Cristo en la Cruz, renovado incruentamente cada día en nuestros altares, como tienen la debida relevancia sobrenatural cada uno de nuestros pensamientos, palabras y acciones. A esto nos lleva el Espíritu Santo. Esa vida que Jesús quiere para los suyos y que quiere presente en la sociedad para que sea vivificada desde dentro, es la que de Él brota para los hombres: de su Cruz y su Resurrección. Es la misma que anticipadamente dio a sus discípulos como comida y bebida "la noche en que iba a ser entregado". El Paráclito, en efecto, impulsándonos suavemente a vivir como Cristo -propiamente en Cristo-, nos ha enseñado y nos invita a organizar nuestra existencia en torno a la Santa Misa. Así se vive la vida de Cristo y llega a ser una realidad la ofrenda de nosotros a Dios Padre en favor de los hombres.

María, al pie de la Cruz, sigue encarnando el hágase en mí según tu palabra, que pronunció al saberse destinada para Madre de Jesús. El Espíritu Santo vendrá sobre ti, le había anunciado Gabriel, y toda su existencia terrena fue un empeño por vivir según el deseo divino. ¡Ojalá que nosotros, dóciles al Paráclito, queramos imitarla.
© P. Luis de Moya

Mes del Sagrado Corazón de Jesús:
Día 4: El amor de Dios
Jesús te ama... y te da su Corazón, símbolo de amor. Sobre este corazón se enciende una llama que quiere extenderse e inflamar todos los corazones. ¡Jesús te ama! He venido -dice Jesús- a traer el fuego del amor sobre la tierra y ¿qué puedo desear sino que ese fuego se encienda?
Mírate a ti mismo. ¿Cómo correspondes al amor de Jesús? ¿Lo amas con todo tu corazón, con todas las fuerzas?
A la mañana, cuando te despiertas, ¿tienes un pensamiento para Jesús? ¿Le rezas durante el día alguna jaculatoria?
Del Web Católico de Javier

Mensaje de María Reina de la Paz 
Mensaje de María Reina de la Paz del 2 de junio de 2017

“Queridos hijos, como en otros lugares donde he venido, también aquí os llamo a la oración. Orad por aquellos que no conocen a mi Hijo, por aquellos que no han conocido el amor de Dios; contra el pecado; por los consagrados: por aquellos que mi Hijo ha llamado a tener amor y espíritu de fortaleza para vosotros y para la Iglesia. Orad a mi Hijo, y el amor que experimentáis por Su cercanía, os dará fuerza y os dispondrá para las obras de amor que vosotros haréis en su Nombre. Hijos míos, estad preparados: ¡este tiempo es un momento crucial! Por eso yo os llamo nuevamente a la fe y a la esperanza. Os muestro el camino a seguir: el de las palabras del Evangelio. Apóstoles de mi amor, el mundo tiene mucha necesidad de vuestras manos alzadas al Cielo, hacia mi Hijo y hacia el Padre Celestial. Es necesaria mucha humildad y pureza de corazón. Confiad en mi Hijo y sabed vosotros que siempre podéis ser mejores. Mi Corazón materno desea que vosotros, apóstoles de mi amor, seáis pequeñas luces del mundo; que iluminen allí donde las tinieblas desean reinar: que con vuestra oración y amor mostréis el camino correcto, y salvéis almas. Yo estoy con vosotros. ¡Os doy las gracias!”

Nuevo vídeo y artículo

Hay un nuevo vídeo subido al blog
de "Pequeñas Semillitas" en internet.
Para verlo tienes que ir al final de esta página

Hay nuevo material publicado en el blog
"Juan Pablo II inolvidable"
Puedes acceder en la dirección:

Agradecimientos
Imaginemos que en el cielo hay dos oficinas diferentes para tratar lo relativo a las oraciones de las personas en la tierra:
Una es para receptar pedidos de diversas gracias, y allí los muchos ángeles que atienden trabajan intensamente y sin descanso por la cantidad de peticiones que llegan en todo momento.
La otra oficina es para recibir los agradecimientos por las gracias concedidas y en ella hay un par de ángeles aburridos porque prácticamente no les llega ningún mensaje de los hombres desde la tierra para dar gracias...
Desde esta sección de "Pequeñas Semillitas" pretendemos juntar una vez por semana (los domingos) todos los mensajes para la segunda oficina: agradecimientos por favores y gracias concedidas como respuesta a nuestros pedidos de oración.

Damos gracias a Dios, a la Virgen de Lourdes y a los que rezaron por la recuperación de Stefi, en EEUU.

Desde Guatemala, nos escribe María Victoria y dice: “Quiero agradecer desde lo hondo de mi corazón primeramente a Dios y a la Santísima Virgen y a todos los que por meses oraron  por mi hija la Dra. María Victoria Galán Molina, quien ganó su plaza para hacer su especialización en España.  Estudiará Geriatría en Terrasa, Barcelona, España. Dios los bendiga abundantemente. Un fuerte abrazo”.

Elena Chávez Bravo nos envía estos Testimonios de curaciones dando gracias a las oraciones de todos.
- Robert O. (Canadá) por quien hemos oramos por avanzado cáncer de garganta, esófago y ganglios; el resultado de biopsia al esófago y enfermedad de Barrett salió limpio de cáncer.
- Susy H. (Argentina) ingresó al hospital por un problema coronario ayer y hoy salió en buen estado de salud.
- Loui H. (84 años - Canadá) se recuperó del proceso delicado de próstata y ya está haciendo ejercicios nuevamente.
- María Irene (69 años - Argentina) ya ha podido caminar mejor, pero los dolores del cuerpo perduran –sigamos orando- y su tía Elba (90 años - Argentina) ha mejorado gracias a nuestras oraciones.
- Katia E. (Canadá) está muy aliviada del dolor intenso por tendinitis en la muñeca izquierda. Hemos orado para evitar la operación.
- Beatry (Colombia) y Heidi (Panamá) por quienes oramos por liberación, han dado muestras de mucha mejoría y más paz. Sigamos apoyándolas; e igualmente a Ana A., de Argentina por la misma razón y falta de trabajo.

Los cinco minutos de María
Junio 4
La Virgen, “Nuestra Señora del sí”, con su afirmación y entrega deshizo y borró la negación que el pecado había interpuesto en las relaciones entre Dios y la humanidad.
Siempre que pecas, repites el “no” del pecado. Cuando te arrepientes y vuelves a Dios, vuelves tú también, como María, a pronunciar el “sí”.
Santa María, dulzura nuestra, que siempre brote el “sí” a Dios de nuestros labios y de nuestro corazón.
* P. Alfonso Milagro

Jardinero de Dios
-el más pequeñito de todos-

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