PEQUEÑAS
SEMILLITAS
Año
12 - Número 3367 ~ Viernes 23 de Junio de 2017
Desde
la ciudad de Córdoba (Argentina)
Alabado sea Jesucristo…
En
el día en que celebramos al Sagrado Corazón de Jesús, recordemos también a
santa Margarita María Alacoque, la religiosa que recibió la visita y las
gracias del Sagrado Corazón de Jesús en Paray le Monial, en 1673.
En
su infancia, Margarita fue curada, gracias a la intercesión de la Virgen María,
de la grave enfermedad que padecía desde hacía cuatro años. En agradecimiento,
el día de su confirmación ella agrega el nombre de “María” al de “Margarita”.
«Yo me dirigía a Ella con tal confianza que, bajo su protección, me parecía que
no podía temer nada. Y me consagré a Ella para ser por siempre su esclava. Yo
le hablaba como una niña, con simplicidad, como a mi Madre querida, por quien
yo sentía un dulce amor. Si entré a la orden de la Visitación fue porque me
sentía atraída por el nombre amoroso de Maria y porque sentía que ahí se
encontraba lo que buscaba.»
Una
vez ya siendo religiosa, se enferma y otra vez la Virgen María la cura
diciéndole: «Anímate, mi querida hija, con la salud que te doy de parte de mi
Hijo divino, pues tienes todavía un camino largo y penoso a recorrer, siempre
con la cruz, atravesada de clavos y espinas, y desgarrada de latigazos, pero no
temas, yo no te abandonaré, te prometo mi protección.»
Un minuto con María
¡Buenos días!
Por las personas que quiero
El
Señor quiere que vivas en paz. Es un valor fundamental que debes defender cada
día de cualquier cosa que la perturbe. Especialmente del temor por el bien de
tus seres queridos. Son pensamientos que asaltan y generan imágenes de
peligros, atentados, desastres… Libérate de estas ansiedades dejando al cuidado
del Señor estas personas. Y dile, “Jesús, yo confío en ti”.
Aquí estoy otra vez ante ti, Dios mío, para pedirte
por las personas que quiero. A veces pierdo la paz cuando me preocupo por ello
y temo por lo que les pueda pasar. Pero es imposible tener todo bajo control.
Por eso te ruego que mires sus dificultades, que los ayudes y acompañes. Señor,
muéstrales el camino para que vivan en paz y tengan la verdadera vida. Los dejo
en tus brazos y me quedo sereno, porque allí en tus brazos ellos están seguros
y todas sus preocupaciones tendrán un buen fin. Tómalos, Señor, y no los
abandones nunca. Amén.
Hay
en los salmos invocaciones apropiadas para pedir protección al Señor:
“Guárdame, Señor, como a las niñas de tus ojos; a la sombra de tus alas,
escóndeme”, (S. 16). “Dios mío, mi escudo y peña en que me amparo, mi alcázar,
mi libertador” (S. 17). Suplicar al Señor, te hará crecer en confianza y
humildad, dos virtudes muy sólidas. El Señor te bendiga.
* Enviado por el P. Natalio
La Palabra de Dios:
Evangelio de hoy
Texto del Evangelio:
En
aquel tiempo, tomando Jesús la palabra, dijo: «Yo te bendigo, Padre, Señor del
cielo y de la tierra, porque has ocultado estas cosas a sabios e inteligentes,
y se las has revelado a pequeños. Sí, Padre, pues tal ha sido tu beneplácito.
Todo me ha sido entregado por mi Padre, y nadie conoce bien al Hijo sino el
Padre, ni al Padre le conoce bien nadie sino el Hijo, y aquel a quien el Hijo
se lo quiera revelar.
»Venid
a mí todos los que estáis fatigados y sobrecargados, y yo os daré descanso.
Tomad sobre vosotros mi yugo, y aprended de mí, que soy manso y humilde de
corazón; y hallaréis descanso para vuestras almas. Porque mi yugo es suave y mi
carga ligera». (Mt
11,25-30)
Comentario:
Hoy,
cuando nos encontremos cansados por el quehacer de cada día —porque todos
tenemos cargas pesadas y a veces difíciles de soportar— pensemos en estas
palabras de Jesús: «Venid a mí todos los que estáis fatigados y sobrecargados,
y yo os daré descanso» (Mt 11,28). Reposemos en Él, que es el único que nos
puede descansar de todo lo que nos preocupa, y así encontrar la paz y todo el
amor que no siempre nos da el mundo.
El
descanso auténticamente humano necesita una dosis de “contemplación”. Si elevamos
los ojos al cielo y rogamos con el corazón, y somos sencillos, seguro que
encontraremos y veremos a Dios, porque allí está («Yo te bendigo, Padre, Señor
del cielo»: Mt 11,25). Pero no sólo está allí, encontrémosle también en el
“suave yugo” de las pequeñas cosas de cada día: veámoslo en la sonrisa de aquel
niño pequeño lleno de inocencia, en la mirada agradecida de aquel enfermo que
hemos visitado, en los ojos de aquel pobre que nos pide nuestra ayuda, nuestra
bondad…
Reposemos
todo nuestro ser, y confiémonos plenamente a Dios que es nuestra única
salvación y salvación del mundo. Tal como lo recomendaba San Juan Pablo II,
para reposar verdaderamente, nos es necesario dirigir «una mirada llena de
gozosa complacencia [al trabajo bien hecho]: una mirada “contemplativa”, que ya
no aspira a nuevas obras, sino más bien a gozar de la belleza de lo que se ha
realizado» en la presencia de Dios. A Él, además, hay que dirigirle una acción
de gracias: todo nos viene del Altísimo y, sin Él, nada podríamos hacer.
Precisamente,
uno de los grandes peligros actuales es que «el nuestro es un tiempo de
continuo movimiento, que frecuentemente desemboca en el activismo, con el fácil
riesgo del “hacer por hacer”. Hemos de resistir esta tentación buscando “ser”
antes que “hacer”» (San Juan Pablo II). Porque, en realidad, como nos dice
Jesús, sólo hay una cosa necesaria (cf. Lc 10,42): «Tomad sobre vosotros mi
yugo, y aprended de mí (…) y hallaréis descanso para vuestras almas» (Mt
11,29).
Rev. D. Antoni DEULOFEU i González (Barcelona,
España)
Santoral Católico:
Solemnidad del Sagrado Corazón de Jesús
La
devoción al Corazón de Jesús ha existido desde los primeros tiempos de la
Iglesia, cuando se meditaba en el costado y el Corazón abierto de Jesús, de
donde salió sangre y agua. De ese Corazón nació la Iglesia y por ese Corazón se
abrieron las puertas del Cielo. La devoción al Sagrado Corazón está por encima
de otras devociones porque veneramos al mismo Corazón de Dios. Pero fue Jesús
mismo quien, en el siglo diecisiete, en Paray-le-Monial, Francia, solicitó, a
través de una humilde religiosa, que se estableciera definitiva y
específicamente la devoción a su Sacratísimo Corazón.
El
16 de junio de 1675 se le apareció Nuestro Señor y le mostró su Corazón a Santa
Margarita María de Alacoque. Su Corazón estaba rodeado de llamas de amor,
coronado de espinas, con una herida abierta de la cual brotaba sangre y, del
interior de su corazón, salía una cruz.
Santa Margarita escuchó a Nuestro
Señor decir: "He aquí el Corazón que
tanto ha amado a los hombres, y en cambio, de la mayor parte de los hombres no
recibe nada más que ingratitud, irreverencia y desprecio, en este sacramento de
amor." Con estas palabras Nuestro Señor mismo nos dice en qué consiste
la devoción a su Sagrado Corazón. La devoción en sí está dirigida a la persona
de Nuestro Señor Jesucristo y a su amor no correspondido, representado por su
Corazón. Dos, pues son los actos esenciales de esta devoción: amor y
reparación. Amor, por lo mucho que Él nos ama. Reparación y desagravio, por las
muchas injurias que recibe sobre todo en la Sagrada Eucaristía.
© EWTN
Pensamientos sobre el
Sagrado Corazón de Jesús
“A pesar de toda oposición, este Divino Corazón
eventualmente triunfará. Dichosos los que han sido instrumentos para establecer
su reinado” (Santa Margarita María de Alacoque)
“El Corazón de Jesús es el símbolo por excelencia de
la misericordia de Dios; pero no es un símbolo imaginario, es un símbolo real,
que representa al centro, la fuente de la que ha brotado la salvación entera de
la humanidad” Papa Francisco
“Sagrado Corazón de Jesús, enséñame a olvidarme
enteramente de mí, ya que éste es el único camino para entrar en Ti” (San
Claudio de la Colombiére)
“Valen tanto los hombres, su vida y su felicidad, que
el mismo hijo de Dios se entregó para redimirlos. ¿Quién no amará su Corazón
tan herido? preguntaba ante eso un alma contemplativa. Y seguía preguntando:
¿Quién no devolverá amor por amor? ¿Quién no abrazará un Corazón tan puro? (San
Josemaría Escrivá)
“En el Sagrado Corazón está el símbolo y la imagen
expresa del amor infinito de Jesucristo que nos mueve a amarlo en
correspondencia” (Papa León XIII)
Tema del día:
Santa Margarita María y el
Sagrado Corazón de Jesús
Santa
Margarita María Alacoque fue una monja de la Orden de la Visitación de la
Virgen María en el siglo XVII, que progresó de modo admirable en la vía de la
perfección y, enriquecida con gracias místicas, trabajó mucho para propagar el
culto al Sagrado Corazón de Jesús, del que era muy devota.
A
los nueve años hizo su primera comunión y a los 22 recibió la Confirmación, a
la que se preparó con una confesión general: empleó quince días escribiendo en
un cuaderno la larga lista de sus faltas para leérselas luego al confesor. En
esa ocasión añadió al nombre de Margarita, el de María. Después, habiendo
vencido las últimas resistencias de la madre, que hubiera preferido verla
casada, pudo entrar al convento de la Orden de la Visitación, fundado 60 años
antes por San Francisco de Sales, ofreciéndose desde el día de su entrada como
“víctima al Corazón de Jesús.”
En
la festividad de San Juan evangelista de 1673, sor Margarita María, que tenía
25 años, estaba en adoración ante el Santísimo Sacramento. En ese momento tuvo
el privilegio particular de la primera de las manifestaciones visibles de Jesús
que se repetirían durante dos años más, todos los primeros viernes de mes. En
1675, durante la octava del Corpus Christi, Jesús se le manifestó con el
corazón abierto, y señalando con la mano su corazón, exclamó: “He aquí el corazón que ha amado tanto a los
hombres, que no se ha ahorrado nada, hasta extinguirse y consumarse para
demostrarles su amor. Y en reconocimiento no recibo de la mayoría sino
ingratitud.”
Durante
18 meses el Corazón de Jesús se le fue apareciendo. Le pidió que se celebrara
la Fiesta del Sagrado Corazón cada año el viernes de la semana siguiente a la
fiesta del Cuerpo y la Sangre de Cristo (Corpus).
El
Corazón de Jesús le hizo a Santa Margarita unas promesas maravillosas para los
que practiquen esta hermosa devoción. Por ejemplo "Bendeciré las casas
donde sea expuesta y honrada la imagen de mi Sagrado Corazón. Daré paz a las
familias. A los pecadores los volveré buenos y a los que ya son buenos los
volveré santos. Asistiré en la hora de la muerte a los que me ofrezcan la
comunión de los primeros Viernes para pedirme perdón por tantos pecados que se
cometen", etc.
Margarita
le decía al Sagrado Corazón: "¿Por qué no elige a otra que sea santa, para
que propague estos mensajes tan importantes? Yo soy demasiado pecadora y muy
fría para amar a mi Dios". Jesús le dijo: "Te he escogido a ti que
eres un abismo de miserias, para que aparezca más mi poder. Y en cuanto a tu
frialdad para amar a Dios, te regalo una chispita del amor de mi Corazón".
Y le envió una chispa de la llama que ardía sobre su Corazón, y desde ese día
la santa empezó a sentir un amor grandísimo hacia Dios y era tal el calor que
le producía su corazón que en pleno invierno, a varios grados bajo cero, tenía
que abrir la ventana de su habitación porque sentía que se iba a quemar con tan
grande llama de amor a Dios que sentía en su corazón (¡Ojalá Dios nos diera a
nosotros una chispita de esas!)
Margarita
enfermó gravemente. La superiora le dijo: "Creeré que sí son ciertas las
apariciones de que habla, si el Corazón de Jesús le concede la curación".
Ella le pidió al Sagrado Corazón que la curara y sanó inmediatamente. Desde ese
día su superiora creyó que sí en verdad se le aparecía Nuestro Señor.
Las
extraordinarias visiones con que fue favorecida le causaron al principio
incomprensiones y juicios negativos hasta cuando, por disposición divina, fue
puesta bajo la dirección espiritual del jesuita Santo Claudio de la Colombière.
En el último periodo de su vida, elegida maestra de novicias, tuvo el consuelo
de ver difundida la devoción al Corazón de Jesús, y los mismos opositores de un
tiempo se convirtieron en fervorosos propagandistas. Murió a los 43 años de
edad, el 17 de octubre de 1690.
Promesas del Sagrado Corazón de Jesús
He
aquí las promesas que hizo Jesús a Santa Margarita, y por medio de ella a todos
los devotos de su Sagrado Corazón:
1.
Les daré todas las gracias necesarias a su estado.
2.
Pondré paz en sus familias.
3.
Les consolaré en sus penas.
4.
Seré su refugio seguro durante la vida, y, sobre todo, en la hora de la muerte.
5.
Derramaré abundantes bendiciones sobre todas sus empresas.
6.
Bendeciré las casas en que la imagen de mi Corazón sea expuesta y venerada.
7.
Los pecadores hallarán en mi Corazón la fuente, el Océano infinito de la
misericordia.
8.
Las almas tibias se volverán fervorosas.
9.
Las almas fervorosas se elevarán a gran perfección.
10.
Daré a los sacerdotes el talento de mover los corazones más empedernidos.
11.
Las personas que propaguen esta devoción tendrán su nombre escrito en mi
Corazón, y jamás será borrado de El.
12.
Les prometo en el exceso de mi misericordia, que mi amor todopoderoso concederá
a todos aquellos que comulgaren por nueve primeros viernes consecutivos, la
gracia de la perseverancia final. No morirán sin mi gracia, ni sin la recepción
de los santos sacramentos. Mi Corazón será su seguro refugio en aquel momento
supremo.
Las
condiciones para ganar esta gracia son tres:
1.
Recibir la Sagrada Comunión durante nueve primeros viernes de mes de forma
consecutiva y sin ninguna interrupción.
2.
Tener la intención de honrar al Sagrado Corazón de Jesús y de alcanzar la
perseverancia final.
3.
Ofrecer cada Sagrada Comunión como un acto de expiación por las ofensas
cometidas contra el Santísimo Sacramento.
Mes del Sagrado Corazón de Jesús
Día 23: Frente a tanto mal
Cuando
San Juan Bautista desde la prisión envió a dos de sus discípulos a Jesús para
pedirle si era verdaderamente el redentor prometido. Jesús, por toda respuesta
se refirió a los frutos: "Id y referid a Juan que los ciegos ven, los
cojos andan, los muertos resucitan, los pobres son evangelizados". Jesús
quiere nuestra salvación. Él vive y obra por nosotros; por nosotros muere en la
cruz.
Siembra
mucho, siembra a manos llenas el bien; no se perderá en la tierra; fructificará
siempre para el cielo.
¡Cuántos
defectos en las personas que tú conoces, que tú quieres! ¡Cuántas malas
inclinaciones y quizá cuántos escándalos! Tú sabes que la caridad cristiana
obliga a todos a la corrección fraterna.
Del Web Católico de Javier
Pedidos de oración
Pedimos
oración por la Santa Iglesia Católica; por el Papa Francisco, por el Papa Emérito Benedicto, por los obispos, sacerdotes,
diáconos, seminaristas, catequistas y todos los que componemos el cuerpo
místico de Cristo; por la unión de los cristianos para que seamos uno, así como
Dios Padre y nuestro Señor Jesucristo son Uno junto con el Espíritu Santo; por
las misiones; por el triunfo del Sagrado Corazón de Jesús y del Inmaculado
Corazón de María; por la conversión de
todos los pueblos; por la Paz en el mundo; por
los cristianos perseguidos y martirizados en Medio Oriente, África, y en otros
lugares; por nuestros hermanos sufrientes por diversos motivos especialmente
por las enfermedades, el abandono, la carencia de afecto, la falta de trabajo,
el hambre y la pobreza; por los niños con cáncer y otras enfermedades graves; por
el drama de los refugiados del Mediterráneo; por los presos políticos y la
falta de libertad en muchos países del mundo; por las víctimas de catástrofes
naturales; por la unión de las familias, la fidelidad de los matrimonios y por
más inclinación de los jóvenes hacia este sacramento; por el aumento de las
vocaciones sacerdotales y religiosas; y por las Benditas Almas del Purgatorio.
Los cinco minutos de María
Junio 23
“Oh
Madre de aquel que nos ama, que has merecido llevarlo en tu seno ya amamantarlo
en tu pecho, ¿no podrás o no querrás conceder el amor a Él y ti a quien te lo
pide?
Que
mi espíritu te venere como eres digna, que mi corazón te ame como es justo, que
mi alma te estime como le es beneficioso, que mi carne te sirva como debe.
Que
en esto se consuma mi vida, a fin de que todo mi ser te cante durante la
eternidad” (San Anselmo).
Santa María de la sonrisa, imagen de la sonrisa de
Dios, que eso llegue a ser mi vida: una sonrisa de amor.
* P. Alfonso Milagro
Jardinero de Dios
-el
más pequeñito de todos-
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