PEQUEÑAS
SEMILLITAS
Año
12 - Número 3374 ~ Viernes 30 de Junio de 2017
Desde
la ciudad de Córdoba (Argentina)
Alabado sea Jesucristo…
Podemos
pensar justamente que Juan Pablo II poseía una percepción extraordinaria de lo
sobrenatural. Un día mientras hablaba sobre las apariciones marianas, un
miembro de su entorno le preguntó si había visto a la Virgen. La respuesta del
Papa fue clara: “No, nunca la he visto, pero la oigo”.
Así
lo contará el Cardenal Deskur (Polonia), Karol Wojtyla, en el momento de su
nominación como arzobispo de Cracovia, encuentra el seminario diocesano casi
vacío y decide hacer un voto a la Virgen. “Haré muchos peregrinajes a pie a tus
santuarios, pequeños y grandes, cercanos y lejanos, de acuerdo al número de
vocaciones que tú me des cada año”. El seminario comienza repentinamente a
llenarse y tiene casi quinientos alumnos cuando el arzobispo deja Cracovia para
ir a la Cátedra de Pedro.
“Mi
manera de concebir la devoción a la Madre de Dios se transformó. Si antes
estaba convencido que María nos conduce a Cristo, actualmente comienzo a
comprender que Cristo también nos conduce a su Madre”
¡Buenos días!
Una palabra…
El
apóstol Santiago en su carta nos recomienda vigilar la lengua que, a pesar de
ser un miembro pequeño del cuerpo, puede provocar desastres, lo mismo que una
chispa puede originar un incendio pavoroso. Amado Nervo, conocido poeta
mejicano (1870-1919), brevemente explica el poder que tiene una sola palabra,
ya sea acertada o fatal.
Una palabra cualquiera puede ocasionar una discordia.
Una palabra cruel puede destruir una vida. Una palabra amarga puede crear odio.
Una palabra brutal puede golpear y matar. Una palabra agradable puede suavizar
el camino. Una palabra a tiempo puede ahorrar un esfuerzo. Una palabra alegre
puede iluminar el día. Una palabra con amor y cariño puede curar y bendecir.
San
Pablo recomendaba a los cristianos de Éfeso: “No profieran palabras
inconvenientes; al contrario, que sus palabras sean siempre buenas, para que
resulten edificantes cuando sea necesario y hagan bien a aquellos que las
escuchan”. Palabras edificantes son las que construyen la paz, la alegría y la
unión de los corazones. Nos encontramos aquí mañana. El Señor te bendiga.
* Enviado por el P. Natalio
La Palabra de Dios:
Evangelio de hoy
Texto del Evangelio:
En
aquel tiempo, cuando Jesús bajó del monte, fue siguiéndole una gran
muchedumbre. En esto, un leproso se acercó y se postró ante Él, diciendo:
«Señor, si quieres puedes limpiarme». Él extendió la mano, le tocó y dijo:
«Quiero, queda limpio». Y al instante quedó limpio de su lepra. Y Jesús le
dice: «Mira, no se lo digas a nadie, sino vete, muéstrate al sacerdote y
presenta la ofrenda que prescribió Moisés, para que les sirva de testimonio». (Mt 8,1-4)
Comentario:
Hoy,
el Evangelio nos muestra un leproso, lleno de dolor y consciente de su
enfermedad, que acude a Jesús pidiéndole: «Señor, si quieres puedes limpiarme»
(Mt 8,2). También nosotros, al ver tan cerca al Señor y tan lejos nuestra
cabeza, nuestro corazón y nuestras manos de su proyecto de salvación,
tendríamos que sentirnos ávidos y capaces de formular la misma expresión del
leproso: «Señor, si quieres puedes limpiarme» (Mt 8,2).
Ahora
bien, se impone una pregunta: Una sociedad que no tiene conciencia de pecado,
¿puede pedir perdón al Señor? ¿Puede pedirle purificación alguna? Todos
conocemos mucha gente que sufre y cuyo corazón está herido, pero su drama es
que no siempre es consciente de su situación personal. A pesar de todo, Jesús
continúa pasando a nuestro lado, día tras día (cf. Mt 28,20), y espera la misma
petición: «Señor, si quieres...» (cf. Mt 8,2). No obstante, también nosotros
debemos colaborar. San Agustín nos lo recuerda en su clásica sentencia: «Aquél
que te creó sin ti, no te salvará sin ti». Es necesario, pues, que seamos
capaces de pedir al Señor que nos ayude, que queramos cambiar con su ayuda.
Alguien
se preguntará: ¿por qué es tan importante darse cuenta, convertirse y desear
cambiar? Sencillamente porque, de lo contrario, seguiríamos sin poder dar una
respuesta afirmativa a la pregunta anterior, en la que decíamos que una
sociedad sin conciencia de pecado difícilmente sentirá deseos o necesidad de
buscar al Señor para formular su petición de ayuda.
Por
eso, cuando llega el momento del arrepentimiento, el momento de la confesión
sacramental, es preciso deshacerse del pasado, de las lacras que infectan
nuestro cuerpo y nuestra alma. No lo dudemos: pedir perdón es un gran momento
de iniciación cristiana, porque es el momento en que se nos cae la venda de los
ojos. ¿Y si alguien se da cuenta de su situación y no quiere convertirse? Dice
un refrán popular: «No hay peor ciego que el que no quiere ver».
Rev. D. Xavier ROMERO i Galdeano (Cervera, Lleida,
España)
Santoral Católico:
Santos Protomártires de la Iglesia Romana
«En
el circo de Nerón, el año 64 después de Cristo, un número indeterminado de
cristianos, pertenecientes a la población residente en Roma, acusados del
incendio de la ciudad, fueron quemados vivos, o echados como pasto a las
fieras, a causa de su fe. No conocemos sus nombres, pero su memoria permaneció
viva en la comunidad creyente de Roma con este único título: "Los primeros
mártires: protomártires". Celebramos su fiesta el 30 de junio, al día
siguiente de la memoria de los Santos Pedro y Pablo, porque ellos perecieron en
la misma persecución, como primer fruto de la predicación de los Apóstoles y
del Obispo de Roma, Pedro» (Juan Pablo II, 21-IV-85).
Oración: Señor, Dios nuestro, que santificaste los
comienzos de la Iglesia romana con la sangre abundante de los mártires,
concédenos que su valentía en el combate nos infunda el espíritu de fortaleza y
la santa alegría de la victoria. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.
© Directorio Franciscano
Pensamiento del día
“Con el dinero puedes comprar una casa, pero no un
hogar;
la comida, pero no el apetito;
una cama, pero no el sueño;
un libro, pero no la sabiduría;
el lujo, pero no la belleza;
la compañía, pero no el amor;
la diversión, pero no la alegría;
un crucifico, pero no la fe;
un magnífico ataúd, pero no un lugar en el cielo.
Preocúpate primero por las cosas de Dios.
No siempre te dará todo lo que pidas,
pero siempre te dará todo lo que necesitas”
Historias:
El fabricante de lápices
Un
fabricante de lápices tomó un lápiz justo antes de meterlo en su caja, y le dio
unos consejos. Le dijo:
Hay
5 cosas que debes saber antes que seas enviado al mundo. Siempre recuérdalas y
serás el mejor lápiz del mundo.
Las
5 cosas son las siguientes:
1-
Siempre harás cosas grandiosas, pero solo si te dejas sostener en la mano de
alguien más.
2-
Experimentarás el dolor en algunas ocasiones en que te saquen punta, pero es
necesario para que seas cada vez un mejor lápiz.
3-
Tendrás errores, pero tendrás un borrador para corregirlos todos.
4-
La parte más importante de ti es la que llevas dentro.
5-
En cualquier superficie que seas usado, tendrás que dejar tu marca. No importan
las circunstancias o las condiciones, deberás continuar escribiendo.
El
lápiz entró en su caja prometiendo recordar estas 5 cosas y con un propósito en
su corazón de ser útil.
Ahora
podríamos ponernos nosotros en el lugar del lápiz y recordar estas 5 cosas para
ser, cada día, una mejor persona:
1-
Siempre harás cosas grandiosas, pero sólo si te dejas sostener en la mano de
Dios.
2-
Experimentarás el dolor en algunas ocasiones de las luchas y tribulaciones, pero
es necesario para que seas más fuerte y valiente cada vez.
3-
Tendrás errores, pero tendrás humildad para corregirlos todos y crecer por
medio de ellos.
4-
La parte más importante de ti es la que llevas dentro del corazón.
5-
En cualquier superficie que camines, tendrás que dejar tu marca. No importan
las circunstancias o las condiciones, deberás continuar sirviendo a Dios en
cada momento.
Servir
a Dios y a los demás es uno de los privilegios más hermosos que tiene el
creyente.
Lo
que eres es el regalo de Dios para ti. Lo que haces de ti mismo es tu regalo
para Él.
© Web católico de Javier
Mes del Sagrado Corazón de Jesús
Día 30: La Comunión Reparadora
Si
quieres amar al Corazón de Jesús debes comulgar su cuerpo muy frecuentemente.
¿No eres digno? Y para hacerla una vez al año ¿te sientes digno? No eres
perfecto. Pero la comunión no es un premio; es un medio para llegar a la
perfección. ¿Tienes muchos defectos? Para corregirlos tienes necesidad de la
comunión. No son los sanos los que tienen necesidad de curación, sino los
enfermos. ¿No sabes que la comunión borra por sí todos los pecados veniales y
preserva de los mortales?
Web Católico de Javier
Pedidos de oración
Pedimos
oración por la Santa Iglesia Católica; por el Papa Francisco, por el Papa Emérito Benedicto, por los obispos, sacerdotes,
diáconos, seminaristas, catequistas y todos los que componemos el cuerpo
místico de Cristo; por la unión de los cristianos para que seamos uno, así como
Dios Padre y nuestro Señor Jesucristo son Uno junto con el Espíritu Santo; por
las misiones; por el triunfo del Sagrado Corazón de Jesús y del Inmaculado
Corazón de María; por la conversión de
todos los pueblos; por la Paz en el mundo; por
los cristianos perseguidos y martirizados en Medio Oriente, África, y en otros
lugares; por nuestros hermanos sufrientes por diversos motivos
especialmente por las enfermedades, el abandono, la carencia de afecto, la
falta de trabajo, el hambre y la pobreza; por los niños con cáncer y otras
enfermedades graves; por el drama de los refugiados del Mediterráneo; por los
presos políticos y la falta de libertad en muchos países del mundo; por las
víctimas de catástrofes naturales; por la unión de las familias, la fidelidad
de los matrimonios y por más inclinación de los jóvenes hacia este sacramento;
por el aumento de las vocaciones sacerdotales y religiosas; y por las Benditas
Almas del Purgatorio.
Los cinco minutos de María
Junio 30
La
Virgen, que fue Madre en la tierra, sigue siendo Madre en el cielo; sigue
siendo Madre perfecta; la maternidad consiste en pensar continuamente en los
hijos y procurarles los mayores bienes.
Tenemos
en el cielo una Madre que piensa continuamente en nosotros, que desea
sinceramente nuestro bien, que tiene en sus manos los tesoros de la divinidad y
quiere comunicárnoslos.
Descansemos
confiadamente, como niños pequeños, en los brazos de tan buena Madre.
Santa
María participa de alguna manera de la Paternidad del Padre respecto de aquel
Hijo que el Padre eterno engendró desde la eternidad y ella concibió de su
carne en el tiempo.
Virgen Santa, sé nuestra Madre y muéstranos a Cristo.
* P. Alfonso Milagro
Jardinero de Dios
-el
más pequeñito de todos-
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