PEQUEÑAS
SEMILLITAS
Año
12 - Número 3366 ~ Jueves 22 de Junio de 2017
Desde
la ciudad de Córdoba (Argentina)
Alabado sea Jesucristo…
No
tuve necesidad, a decir verdad, de una experiencia personal extraordinaria con
María, pero reflexionando, diría que Ella me cuestiona y me estimula, es para
mí una persona única en su afectuosa maternidad.
Apoyándome
en mi condición de pecador, me pongo en sus manos especialmente para sanar mi
sentimiento de “decepción” ante mí mismo, de incoherencia, como hijo que busca
la ternura de su Madre benevolente. Al mismo tiempo, gracias a este afecto
cuando ella me acoge en sus brazos, siento que su protección me ayuda a seguir
a Jesús por medio del perdón, que debo pedir y dar a los otros.
Cualquiera
sea la gravedad del pecado, bastante común en nuestras vidas, a pesar del
perdón que nos llega del Padre, a través del único camino, Su Hijo, la
presencia de la Madre es de un valor extraordinario para conducirme hacia Su
Hijo, volver a asumir mi condición de hijo y responder al llamado y a la misión
que me han sido confiados.
Monseñor Luiz Gonzaga Fechio - Obispo de la diócesis
de Amparo, SP (Brasil)
¡Buenos días!
Síntesis de sabiduría
Intercambiar
experiencias entre personas sabias es enriquecedor. Se aprende mucho sin
necesidad de sufrirlo en la propia piel. Los clásicos decían, “de lo sucedido a
uno sólo, aprendan todos”. Son consejos que debes confrontar con tus
experiencias y darles el punto justo, para aprovecharlos con discernimiento. He
aquí algunos.
El día más bello... Hoy. La cosa más fácil... Equivocarse. El
obstáculo más grande... El miedo. La raíz de todos los males... El egoísmo. La
peor derrota... El desaliento. La
primera necesidad... Comunicarse. Lo que más hace feliz... Ser útil a los
demás. El peor defecto... El mal humor. El sentimiento más ruin... El rencor.
El regalo más bello... El perdón La
sensación más grata... La paz interior. La fuerza más potente del mundo…La fe.
Lo más bello de todo... El amor. La distracción más bella... El trabajo. La persona más peligrosa... La mentirosa. Lo
más imprescindible... El hogar. El resguardo más eficaz...El optimismo. La mayor satisfacción... El deber cumplido.
Las personas más necesarias…Los padres. (Madre Teresa de Calcuta).
“Cometiendo
errores, se aprende”, dice el proverbio. Es verdad. Pero es sin duda mejor
aprender de los errores, búsquedas, experiencias… de los que ya han transitado
los caminos de la vida. Con razón afirmó Benjamín Franklin: “La experiencia es
una excelente escuela, en la que lamentablemente no se inscriben los necios”.
* Enviado por el P. Natalio
La Palabra de Dios:
Evangelio de hoy
Texto del Evangelio:
En
aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: «Al orar, no charléis mucho, como
los gentiles, que se figuran que por su palabrería van a ser escuchados. No
seáis como ellos, porque vuestro Padre sabe lo que necesitáis antes de
pedírselo.
»Vosotros,
pues, orad así: ‘Padre nuestro que estás en los cielos, santificado sea tu
Nombre; venga tu Reino; hágase tu Voluntad así en la tierra como en el cielo.
Nuestro pan cotidiano dánosle hoy; y perdónanos nuestras deudas, así como
nosotros hemos perdonado a nuestros deudores; y no nos dejes caer en tentación,
más líbranos del mal’. Que si vosotros perdonáis a los hombres sus ofensas, os
perdonará también a vosotros vuestro Padre celestial; pero si no perdonáis a
los hombres, tampoco vuestro Padre perdonará vuestras ofensas». (Mt 6,7-15)
Comentario:
Hoy,
Jesús nos propone un ideal grande y difícil: el perdón de las ofensas. Y
establece una medida muy razonable: la nuestra: «Si vosotros perdonáis a los
hombres sus ofensas, os perdonará también a vosotros vuestro Padre celestial;
pero si no perdonáis a los hombres, tampoco vuestro Padre perdonará vuestras
ofensas» (Mt 6,14-15). En otro lugar había mostrado la regla de oro de la
convivencia humana: «Tratad a los demás como queráis que ellos os traten a
vosotros» (Mt 7,12).
Queremos
que Dios nos perdone y que los demás también lo hagan; pero nosotros nos
resistimos a hacerlo. Cuesta pedir perdón; pero darlo todavía cuesta más. Si
fuéramos humildes de veras, no nos sería tan difícil; pero el orgullo nos lo
hace trabajoso. Por eso podemos establecer la siguiente ecuación: a mayor
humildad, mayor facilidad; a mayor orgullo, mayor dificultad. Esto te dará una
pista para conocer tu grado de humildad.
Acabada
la guerra civil española (año 1939), unos sacerdotes ex cautivos celebraron una
Misa de acción de gracias en la iglesia de Els Omells. El celebrante, tras las
palabras del Padrenuestro «perdona nuestras ofensas», se quedó parado y no
podía continuar. No se veía con ánimos de perdonar a quienes les habían hecho
padecer tanto allí mismo en un campo de trabajos forzados. Pasados unos
instantes, en medio de un silencio que se podía cortar, retomó la oración: «así
como nosotros perdonamos a los que nos ofenden». Después se preguntaron cuál
había sido la mejor homilía. Todos estuvieron de acuerdo: la del silencio del
celebrante cuando rezaba el Padrenuestro. Cuesta, pero es posible con la ayuda
del Señor.
Además,
el perdón que Dios nos da es total, llega hasta el olvido. Marginamos muy
pronto los favores, pero las ofensas... Si los matrimonios las supieran
olvidar, se evitarían y se podrían solucionar muchos dramas familiares.
Que
la Madre de misericordia nos ayude a comprender a los otros y a perdonarlos
generosamente.
Rev. D. Joan MARQUÉS i Suriñach (Vilamarí, Girona,
España)
Santoral Católico:
Santo Tomás Moro
Mártir
Nació
en Londres el año 1478. Estudió en Londres y Oxford. Fue laico, casado y padre
de cuatro hijos, amigo de los franciscanos y al parecer miembro de la Tercera
Orden Franciscana, humanista y jurista, escritor y hombre de gobierno,
canciller del Reino. Era considerado uno de los humanistas si no el humanista
más grande a nivel europeo. Su obra más conocida se titula “Utopía”, y es uno
de los textos paradigmáticos de la filosofía política. Un «hombre verdaderamente
completo» lo denominó Pío XI. Porque fue coherente con sus convicciones
cristianas, cayó en desgracia del rey Enrique VIII al oponerse a sus
pretensiones divorcistas y al negarse a jurar la supremacía espiritual del
monarca sobre la del papa. Fue encarcelado en la Torre de Londres y luego
decapitado el 6 de julio de 1535. Por sus dotes naturales y por su fe, supo
enfrentarse a la muerte con la sonrisa en los labios. Canonizado por Pío XI en
1935, Juan Pablo II, el año 2000, lo proclamó patrono de los gobernantes y
políticos. [Su memoria se celebra el 22 de junio, asociada a la de san Juan
Fisher].
Oración: Señor, tú has querido que el testimonio del
martirio sea perfecta expresión de la fe; concédenos, te rogamos, por la
intercesión de san Juan Fisher y de santo Tomás Moro, ratificar con una vida
santa la fe que profesamos de palabra. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.
© Directorio Franciscano
Santo Juan Fisher
Cardenal y Mártir
La liturgia une en una misma memoria a san Juan Fisher
y a santo Tomás Moro, personalidades eminentes de la Iglesia y de la sociedad
inglesa en tiempo del rey Enrique VIII. Juan nació en Berverly (Yorkshire) el
año 1469, hijo de un rico comerciante. Recibió la ordenación sacerdotal después
de una brillante carrera universitaria en Cambridge, donde llegó a canciller de
la Universidad. Más tarde fue elegido arzobispo de Rochester, cargo que ejerció
con una vida austera y de entrega pastoral, visitando con frecuencia a sus
fieles. Fue uno de los hombres más cultos de su tiempo, se distinguió en las
controversias contra las tesis de Lutero y escribió obras contra otros errores.
Por defender la validez del matrimonio de Enrique VIII y rechazar el juramento
de fidelidad a las pretensiones reales contra de la autoridad espiritual del
Papa, fue encarcelado en la Torre de Londres y luego decapitado el 22 de junio
de 1535.
© Directorio Franciscano
Pensamiento de Papa Francisco
No
estamos jamás solos. Podemos estar lejos, hostiles, podemos también profesarnos
“sin Dios”. Pero el Evangelio de Jesucristo nos revela que Dios no puede estar
sin nosotros: Él no será jamás un Dios “sin el hombre”; es Él quien no puede
estar sin nosotros, y esto es un gran misterio. Dios no puede ser Dios sin el
hombre: ¡Este es un gran misterio! Y esta certeza es la fuente de nuestra
esperanza, que encontramos conservada en todas las invocaciones del Padre
Nuestro. Cuando tenemos necesidad de ayuda, Jesús no nos dice de resignarnos y
cerrarnos en nosotros mismos, sino de dirigirnos al Padre y pedirle a Él con
confianza.
Tema del día:
Vitaminas para el alma
Cuando
las horas de desaliento te invadan el alma, y las lágrimas afloren en tus ojos,
búscame: Yo soy aquél que sabe
consolarte y pronto detiene tus lágrimas.
Cuando
desaparezca tu ánimo para luchar en las dificultades de la vida, o sientas que
estas pronto a desfallecer, llámame: Yo
soy la fuerza capaz de remover las piedras de tu camino y sobreponerte a
las adversidades del mundo.
Cuando,
sin clemencia, te encontraras sin donde reclinar tu cabeza, corre junto a mí: Yo soy el refugio, en cuyo seno
encontrarás guarida para tu cuerpo y tranquilidad para tu espíritu.
Cuando
te falte la calma, en momentos de gran aflicción, y te consideres incapaz de
conservar la serenidad de espíritu, invócame: Yo soy la paciencia que te ayudará a vencer las dificultades más
dolorosas y triunfar en las situaciones más difíciles.
Cuando
te debatas en los misterios de la vida y tengas el alma golpeada por los
obstáculos del camino, grita por mí: Yo
soy el bálsamo que cicatrizará tus heridas y aliviará tus padecimientos.
Cuando
el mundo sólo te haga falsas promesas y creas que ya nadie puede inspirarte
confianza, ven a mí: Yo soy la
sinceridad, que sabe corresponder a la franqueza de tus actitudes y a la
nobleza de tus ideas.
Cuando
la tristeza o la melancolía intenten albergarse en tu corazón, clama por mí: Yo soy la alegría que te infunde un
aliento nuevo y te hará conocer los encantos de tu mundo interior.
Cuando,
uno a uno, se destruyan tus ideales más bellos y te sientas desesperado, apela
a mí: Yo soy la esperanza que te
robustece la Fe.
Cuando
la impiedad te revele las faltas y la dureza del corazón humano, aclámame: Yo soy el perdón, que te levanta el
ánimo y promueve la rehabilitación de tu alma.
Cuando
dudes de todo, hasta de tus propias convicciones, y el escepticismo te aborde
el alma, recurre a mí: Yo soy la fe
que te inunda de luz y de entendimiento para que alcances la felicidad.
Cuando
ya nadie te tienda una mano tierna y sincera y te desilusiones de los
sentimientos de tus semejantes, aproxímate a mí: Yo soy la renuncia que te enseñará a entender la ingratitud de los
hombres y la incomprensión del mundo.
Y
cuando al fin, quieras saber quién soy, pregúntale al río que murmura, al
pájaro que canta, a las estrellas que titilan. Yo soy la dinámica de la vida, y
la armonía de la naturaleza.
Me
llamo Amor. Soy el remedio para todos los males que atormenten tu espíritu.
Ven
a mí... que yo te llevaré a las serenas mansiones del infinito... bajo las
luces brillantes de la eternidad...
Jesucristo
Mes del Sagrado Corazón de Jesús
Día 22: La persecución
Quien más pesada, quien más ligera,
todos tenemos una cruz personal que llevar, pero no hay una común a todos; es
la cruz predicha por Jesús cuando subió al monte de las bienaventuranzas y
pronunció las palabras que fueron una verdadera revelación para sus discípulos:
Dichosos vosotros cuando os ultrajen, os persigan y mintiendo, digan de
vosotros cosas malas, falsas, etc., por mi causa. Ser perseguidos por
amor a Jesús es una bienaventuranza. Alegraos porque será grande vuestra
recompensa en los cielos.
Del Web Católico de Javier
Pedidos de oración
Pedimos
oración por la Santa Iglesia Católica; por el Papa Francisco, por el Papa Emérito Benedicto, por los obispos, sacerdotes,
diáconos, seminaristas, catequistas y todos los que componemos el cuerpo
místico de Cristo; por la unión de los cristianos para que seamos uno, así como
Dios Padre y nuestro Señor Jesucristo son Uno junto con el Espíritu Santo; por
las misiones; por el triunfo del Sagrado Corazón de Jesús y del Inmaculado
Corazón de María; por la conversión de
todos los pueblos; por la Paz en el mundo; por
los cristianos perseguidos y martirizados en Medio Oriente, África, y en otros
lugares; por nuestros hermanos sufrientes por diversos motivos especialmente
por las enfermedades, el abandono, la carencia de afecto, la falta de trabajo,
el hambre y la pobreza; por los niños con cáncer y otras enfermedades graves; por
el drama de los refugiados del Mediterráneo; por los presos políticos y la
falta de libertad en muchos países del mundo; por las víctimas de catástrofes
naturales; por la unión de las familias, la fidelidad de los matrimonios y por
más inclinación de los jóvenes hacia este sacramento; por el aumento de las
vocaciones sacerdotales y religiosas; y por las Benditas Almas del Purgatorio.
Pedimos oración para la niña Lourdes, que vive en City Bell, La
Plata, Argentina, que cursa un proceso febril, rogando a Nuestra Señora de
Lourdes que la proteja y pida a Jesús su pronta curación.
Continuamos
unidos en oración por medio del rezo del Santo Rosario poniendo en Manos de
Nuestra Madre Bendita todas nuestras preocupaciones, alegrías y necesidades,
poniendo al mundo entero en Manos de nuestra Madre y pidiéndole a Ella paz para
el mundo, al rezar por la paz; rezamos por todo, por la paz en el mundo, en los
corazones, porque la violencia sea desterrada, por la paz para los niños que
están en peligro de ser abortados. Paz
para los jóvenes que no encuentran el camino, paz para los deprimidos. Paz para
los que no han tenido la dicha de conocer al Amor. En fin rezamos por la paz, y
sigamos haciéndolo.
Tú quisiste, Señor, que tu Hijo unigénito soportara nuestras
debilidades,
para poner de manifiesto el valor de la enfermedad y
la paciencia;
escucha las plegarias que te dirigimos por nuestros
hermanos enfermos
y concede a cuantos se hallan sometidos al dolor, la
aflicción o la enfermedad,
la gracia de sentirse elegidos entre aquellos que tu
hijo ha llamado dichosos,
y de saberse unidos a la pasión de Cristo para la
redención del mundo.
Te lo pedimos por Cristo nuestro Señor.
Amén
Los cinco minutos de María
Junio 22
“Para
estar bajo el imperio de su Hijo, yo quiero servir a María; para ser admitido
al servicio de Dios, quiero que la Madre reine sobre mí como testimonio.
Para
ser el servidor devoto de su propio Hijo, aspiro a llegar a ser el servidor de
la Madre. Pues servir a la servidora es también servir al Señor; lo que se le
da a la Madre, se refleja sobre el Hijo, yendo desde la Madre a aquel que ella
ha alimentado, y el Rey ve recaer sobre sí mismo el honor que hace el servidor
a la Reina” (San Ildefonso)
Santa María, estrella de salvación, que yo llegue al
puerto deseado.
* P. Alfonso Milagro
Jardinero de Dios
-el
más pequeñito de todos-
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