domingo, 11 de junio de 2017

Pequeñas Semillitas 3355

PEQUEÑAS SEMILLITAS
                                                                                                            
Año 12 - Número 3355 ~ Domingo 11 de Junio de 2017
Desde la ciudad de Córdoba (Argentina)
Alabado sea Jesucristo…
Dentro de las celebraciones del año litúrgico, la Iglesia dedica el siguiente domingo después de Pentecostés al misterio de la Santísima Trinidad -un sólo Dios en tres Personas distintas-, que es el misterio central de la fe y de la vida cristiana, pues es el misterio de Dios en Sí mismo.
Un misterio es todo aquello que no podemos entender con la razón. Es algo que sólo podemos comprender cuando Dios nos lo revela.
El santo Padre Pío lo trataba de explicar de la siguiente manera:
"¿Quién puede comprender y explicar los misterios de Dios? Se llaman misterios precisamente porque no pueden ser comprendidos por nuestra pequeña inteligencia. Podemos formarnos alguna idea con ejemplos. ¿Has visto alguna vez preparar la masa para hacer el pan? ¿qué hace el panadero? Toma la harina, la levadura y el agua. Son tres elementos distintos: la harina no es la levadura ni el agua; la levadura no es la harina ni el agua y el agua no es la harina ni la levadura. Se mezclan los tres elementos y se forma una sola sustancia. Por lo tanto, tres elementos distintos forman unidos una sola sustancia. Con esta masa se hacen tres panes que tienen la misma sustancia pero distintos en la forma el uno del otro. Eso es, tres panes distintos el uno del otro pero una única sustancia.
Así se dice de Dios: Él es uno en la naturaleza, Trino en las personas iguales y distintas la una de la otra. El Padre no es el Hijo ni el Espíritu Santo; el Espíritu Santo procede del Padre y del Hijo. Son tres personas iguales pero distintas. Sin embargo, son un solo Dios porque única e idéntica es la naturaleza de Dios".

¡Buenos días!

Camino de una vida digna
El Decálogo es la Carta Magna de la dignidad humana, una clara prueba del amor de Dios. Si analizas el decálogo al resplandor de esta luz, descubrirás que Dios te ama y busca tu paz, equilibrio y felicidad. Cuando nos ponemos con sinceridad frente a la ley de Dios, surge una convicción interior terminante: “¡Sí, así debe ser una vida digna!”

Alcanzan una vida digna quienes no se dejan atrapar “por otros dioses” (tan abundantes en la vida moderna); los que siguen respetando el nombre de Dios; los que gozan dando un espacio semanal a la tarea de levantar la vista al cielo y sentirse resucitados; los que saben ubicar la relación de amor a la que se refiere el 4º, 6º y 9º mandamientos en el marco del Amor con mayúscula; los que se sienten más vivos promoviendo la vida; los que no sólo respetan los bienes ajenos sino que comparten los propios; los que se comunican con el prójimo sin doblez ni hipocresía. Pensemos qué paraíso sería esta vida si tuviésemos en cuenta esos “diez indicadores” de felicidad (Aportes).

Los semáforos, las barreras en el paso a nivel, las ordenanzas que regulan la vida en una ciudad, no están en contra del ciudadano sino a favor de él. Amigo/a, piensa con madurez y sensatez: el Decálogo es para el bien del hombre. Dios no quiere limitar tu libertad, sino liberarte de las pasiones y caprichos. ¡Alabemos la bondad del Señor!
* Enviado por el P. Natalio

La Palabra de Dios:
Evangelio de hoy
Texto del Evangelio:
En aquel tiempo, dijo Jesús a Nicodemo: «Tanto amó Dios al mundo que dio a su Hijo único, para que todo el que crea en Él no perezca, sino que tenga vida eterna. Porque Dios no ha enviado a su Hijo al mundo para juzgar al mundo, sino para que el mundo se salve por Él. El que cree en Él, no es juzgado; pero el que no cree, ya está juzgado, porque no ha creído en el Nombre del Hijo único de Dios». (Jn 3,16-18)

Comentario:
Hoy nos viene bien volver a escuchar que «tanto amó Dios al mundo…» (Jn 3,16) porque, en la fiesta de la Santísima Trinidad, Dios es adorado y amado y servido, porque Dios es el Amor. En Él hay unas relaciones que son de Amor, y todo lo que hace, activamente, lo hace por Amor. Dios ama. Nos ama. Esta gran verdad es de aquellas que nos transforman, que nos hacen mejores. Porque penetran en el entendimiento, se nos hacen del todo evidentes. Y penetran nuestra acción, y la van perfeccionando hacia una acción toda de amor. Y como más puro, se hace más grande y más perfecto.
San Juan de la Cruz ha podido escribir: «Pon amor donde no hay amor, y encontrarás amor». Y esto es cierto, porque es lo que Dios hace siempre. Él «ha enviado a su Hijo al mundo (…) para que se salve» (Jn 3,17) gracias a la vida y al amor hasta la muerte en cruz de Jesucristo. Hoy le contemplamos como el único que nos revela el auténtico amor.
Se habla tanto del amor, que quizá pierde su originalidad. Amor es lo que Dios nos tiene. ¡Ama y serás feliz! Porque amor es dar la vida por aquellos que amamos. Amor es gratuidad y sencillez. Amor es vaciarse de uno mismo, para esperarlo todo de Dios. Amor es acudir con diligencia al servicio del otro que nos necesita. Amor es perder para recobrarlo al ciento por uno. Amor es vivir sin pasar cuentas de lo que uno va haciendo. Amor es lo que hace que nos parezcamos a Dios. Amor —y sólo el amor— es la ¡eternidad ya en medio de nosotros!
Vivamos la Eucaristía que es el sacramento del Amor, ya que nos regala el Amor de Dios hecho carne. Nos hace participar del fuego que quema en el Corazón de Jesús, y nos perdona y rehace, para que podamos amar con el Amor mismo con que somos amados.
Mons. Joan Enric VIVES i Sicília Obispo de Urgell (Lleida, España)

Palabras de San Juan Pablo II
“La Iglesia vive constantemente del misterio de Dios-Trinidad. Dios que habita en una luz inaccesible: es el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo, y al mismo tiempo es Dios, que compenetra y abraza todas las cosas  Las maravillas de Dios, es decir, su auto-revelación en el misterio inefable de la Santísima Trinidad, también hablan del hombre, dado que el hombre es un sujeto al cual Dios quiso confiar su misterio”

Predicación del Evangelio
Un Dios en tres personas
Siempre, cuando llega la Solemnidad de la Santísima Trinidad, vienen a nuestro pensamiento diversas disquisiciones sobre este gran Misterio: ¿Tres personas distintas? ¿Una sola naturaleza? ¿Un mismo Dios?

Cuando se ama, por inercia, se piensa en lo mismo y se busca lo mismo. El amor de Dios desplegado en la grandeza del Padre, en la posibilidad de contemplarle viendo al Hijo o de escucharle en la suave voz del Espíritu, nos hace entender que, sólo desde el amor, con amor y por amor, se mantiene vivo, operante e impresionante este Misterio.

En su nombre iniciamos la mayoría de las celebraciones cristianas. En su nombre salta el deportista al terreno de juego. En su nombre, muchos de nosotros, salimos de madrugada para cumplir con nuestro trabajo.

Un cristiano, cuando cree y se fía de Dios, siente que su origen está en Dios Padre, que ha sido salvado por Dios Hijo y que es alentado en su fe por Dios Espíritu. ¿Tan difícil y extraño nos resulta todo esto?

Mirar en este día a la Santísima Trinidad es descubrir un único compás en tres tiempos distintos.

Contemplar, en esta jornada, a la Santísima Trinidad, es disfrutar de tres perspectivas de un mismo valle.

Perderse en la Santísima Trinidad, es ver tres vértices de un mismo triángulo.

Aquel Dios que se ha empeñado, una y otra vez, en que el hombre no ande sólo, tampoco quiso, para sí mismo, la soledad. Aquel Dios, que ha insistido una y otra vez en el amor como ceñidor de todo, pone como fundamento y secreto de este santo misterio al AMOR con mayúscula y sin fisuras.

Sólo desde el amor, el Padre, el Hijo y el Espíritu, miran en la misma dirección, palpitan con el mismo corazón, miran con los mismos ojos, bendicen con la misma gracia y trabajan en un mismo empeño: todo por el hombre.

¡Bendito este Misterio Trinitario!

Si Dios es tres en uno, también el hombre está llamado a ser uno en Dios. Sólo, mirando al encanto de la Trinidad, podremos alcanzar esa vía que nos lleva a la felicidad y a la armonía, a la paz y al encuentro personal y comunitario con Dios: el amor.

Con el amor, aunque no lo sepamos, avanzamos en una misma dirección. Desde el odio, por el contrario, estalla nuestra existencia convirtiéndonos en personas que –lejos de vivir unidas por Dios- se diversifican y se multiplican en egoísmos, individualismos, personalismos y falta de comunicación. ¡Bendito este Misterio Trinitario!

Meditándolo vemos que es un gran regalo de Dios a la humanidad. Es el Dios familia, el Dios que nos invita a alejarnos de la dispersión o de ese ser solitario que, muchas ocasiones, preferimos. Es pedir a Dios, que allá donde nos encontremos, sepamos trabajar en equipo y con unión de sentimientos, desempeñando cada uno el papel que nos corresponde como miembros de la iglesia y comprometidos en el cambio estructural de nuestra sociedad.

Nunca llegaremos a saber todo acerca de este Misterio. Lo que sí podemos estar seguros es de una cosa: entrar en la Trinidad es meternos en la intimidad del mismo Dios. ¿Hay algo mejor?

Por si fuera poco una, Dios, se nos da por tres veces (Padre, Hijo y Espíritu) para que, lejos de sentirnos solos, disfrutemos de esta presencia misteriosa pero real.
© Padre Javier Leoz

Mes del Sagrado Corazón de Jesús
Día 11: El respeto humano
A Jesús no le valen las medias tintas, las almas insípidas. Él quiere cristianos solo de una pieza; tiene el corazón abierto para todos, también para los corazones más obstinados, pero no quiere saber nada del respeto humano. Muchas veces nos ha dicho que no podemos servir a Dios y al mundo. Él ha hablado claro, que si queremos contentar al mundo, no estamos con Él, estaremos en contra de Él.
Tú sabes que ciertas amistades son un continuo peligro para el alma y comprendes que no te dejan tranquila la conciencia y no te sientes con fuerza de romper esa triste cadena. ¿Cuántas veces no has observado los preceptos de la Iglesia por no huir de las críticas de alguna mala lengua?
Del Web Católico de Javier

Nuevo vídeo y artículo

Hay un nuevo vídeo subido al blog
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"Juan Pablo II inolvidable"
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Ofrecimiento para sacerdotes y religiosas

Formulo el siguiente ofrecimiento únicamente para sacerdotes o religiosas que reciben diariamente "Pequeñas Semillitas" por e-mail: Si desean recibir el power point y los comentarios del Evangelio del domingo siguiente con dos o tres días de anticipación, para tener tiempo de preparar sus meditaciones, homilías o demás trabajos pastorales sobre la Palabra de Dios, pueden pedírmelo a feluzul@gmail.com 
Sólo deben indicar claramente su nombre, su correo electrónico, ciudad de residencia y a qué comunidad religiosa pertenecen.

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Los cinco minutos de María
Junio 11
Hay miles de ermitas pequeñas,
que cobijan tu imagen, Señora;
campanas que el Ángelus rezan,
paisajes que cantan y lloran.

Más sé que prefieres y añoras
la ermita de mi corazón,
temblores de paz en el alma,
y el eco de una oración.

Son muchas las cosas hermosas,
que hizo el poder del Señor;
tú eres la flor más bonita,
la estrella que brilla mejor.
Santa María, Reina del cielo, que vivamos de tal forma que podamos entrar en la gloria.     
* P. Alfonso Milagro

Jardinero de Dios
-el más pequeñito de todos-

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