viernes, 24 de febrero de 2017

Pequeñas Semillitas 3281

PEQUEÑAS SEMILLITAS

Año 12 - Número 3281 ~ Viernes 24 de Febrero de 2017
Desde la ciudad de Córdoba (Argentina)
Alabado sea Jesucristo…
Decía San Francisco de Asís: “Empieza por hacer lo que sea necesario; luego haz lo que sea posible; y repentinamente estarás haciendo lo imposible." La felicidad es algo que está en nuestra mano. Si estás esperando a que alguien venga a salvarte, rescatarte o traerte felicidad, estás perdiendo un tiempo precioso. Comienza tú por hacer cuanto puedas para sentirte un poco mejor. Por insignificante que parezca cada pequeño paso que das te acerca más a tu objetivo. Pararte a apreciar la belleza, mostrar tu agradecimiento, reconocer todo lo bueno que tienes, forzarte a sonreír, disfrutar de los pequeños detalles son cosas aparentemente pequeñas, que te llevaran hacia un gran cambio. Pero no tienes por qué creerme ¡Compruébalo! Haz cuanto puedas para ser un poco más feliz y obtendrás la única recompensa posible: Serás cada día un poco más feliz.

¡Buenos días!

Oración de entrega
Pasamos años enteros, a menudo toda la vida, discutiendo si nos daremos enteramente a Dios. No somos capaces de hacer la donación entera. Combatimos contra Dios años enteros y resistimos a los impulsos de la gracia. ¿Por qué no le dices de una vez al Señor: “Aquí estoy del todo y para siempre”? (A. Milagro).

"Señor Jesús, Hijo de David, en este día te pido perdón por todas las cosas que he dicho y hecho que no son dignas de Ti, Señor. Tú que sondeas la mente y miras el corazón, renuévame en Ti, Jesús. Ya no quiero ser el de antes, es mi deseo ser una nueva criatura, Señor, te ofrezco mi ser, te doy mi corazón y lo pongo en tus manos, Dios. Me entrego por completo a Ti, y quiero que hagas tu obra en mi vida. Quiero recibir dones y gracias de tu Espíritu Santo hoy mismo, Jesús, a partir de hoy yo vivo para Ti. Dejo atrás todo mi pasado y declaro que a partir de ahora haré tu Divina Voluntad. Y podré ver tus maravillas en mi vida, y compartiré estas bendiciones con mis seres queridos y ellos también podrán ver tu Gloria, Jesús. Amén."

Quien vive abandonado en el Señor crece en una relación filial con Dios, su Padre; está disponible a todo lo que se presente, su corazón se vuelve simple y libre, tiene facilidad para vivir con humildad de corazón los misterios de la vida, se libera de toda ansiedad por el porvenir incierto: “Será lo que el Padre quiera”, dice con total sumisión.
* Enviado por el P. Natalio

La Palabra de Dios:
Evangelio de hoy
Texto del Evangelio:
En aquel tiempo, Jesús, levantándose de allí, va a la región de Judea, y al otro lado del Jordán, y de nuevo vino la gente donde Él y, como acostumbraba, les enseñaba. Se acercaron unos fariseos que, para ponerle a prueba, preguntaban: «¿Puede el marido repudiar a la mujer?». Él les respondió: «¿Qué os prescribió Moisés?». Ellos le dijeron: «Moisés permitió escribir el acta de divorcio y repudiarla». Jesús les dijo: «Teniendo en cuenta la dureza de vuestro corazón escribió para vosotros este precepto. Pero desde el comienzo de la creación, Él los hizo varón y hembra. Por eso dejará el hombre a su padre y a su madre, y los dos se harán una sola carne. De manera que ya no son dos, sino una sola carne. Pues bien, lo que Dios unió, no lo separe el hombre».
Y ya en casa, los discípulos le volvían a preguntar sobre esto. Él les dijo: «Quien repudie a su mujer y se case con otra, comete adulterio contra aquélla; y si ella repudia a su marido y se casa con otro, comete adulterio». (Mc 10,1-12)

Comentario:
Hoy, Señor, quisiera hacer un rato de oración para agradecerte tu enseñanza. Tú enseñabas con autoridad y lo hacías siempre que te dejábamos, aprovechabas todas las ocasiones: ¡claro!, lo entiendo, Señor, tu misión básica era transmitir la Palabra del Padre. Y lo hiciste.
—Hoy, “colgado” en Internet te digo: Háblame, que quiero hacer un rato de oración como fiel discípulo. Primero, quisiera pedirte capacidad para aprender lo que enseñas y, segundo, saber enseñarlo. Reconozco que es muy fácil caer en el error de hacerte decir cosas que Tú no has dicho y, con osadía malévola, intento que Tú digas aquello que a mí me gusta. Reconozco que quizá soy más duro de corazón que aquellos oyentes.
—Yo conozco tu Evangelio, el Magisterio de la Iglesia, el Catecismo, y recuerdo aquellas palabras del papa Juan Pablo II en la Carta a las Familias: «El proyecto del utilitarismo asentado en una libertad orientada según el sentido individualista, es decir, una libertad vacía de responsabilidad, es el constitutivo de la antítesis del amor». Señor, rompe mi corazón deseoso de felicidad utilitarista y hazme entrar dentro de tu verdad divina, que tanto necesito.
—En este lugar de mirada, como desde la cima de la cordillera, comprendo que Tú digas que el amor matrimonial es definitivo, que el adulterio —además de ser pecado como toda ofensa grave hecha a ti, que eres el Señor de la Vida y del Amor— es un camino errado hacia la felicidad: «Quien repudie a su mujer y se case con otra, comete adulterio contra aquélla» (Mc 10,11).
—Recuerdo a un joven que decía: «Mossèn el pecado promete mucho, no da nada y lo roba todo». Que te entienda, buen Jesús, y que lo sepa explicar: Aquello que Tú has unido, el hombre no lo puede separar (cf. Mc 10,9). Fuera de aquí, fuera de tus caminos, no encontraré la auténtica felicidad. ¡Jesús, enséñame de nuevo!
Gracias, Jesús, soy duro de corazón, pero sé que tienes razón.
* Rev. D. Miquel VENQUE i To (Barcelona, España)

Santoral Católico:
San Etelberto
Rey de Kent 
Era rey de Kent y, siendo aún pagano, contrajo matrimonio con Berta, princesa franca, de religión católica, que exigió, para casarse, poder practicar su religión y que la acompañara su capellán, el obispo Leitardo, que influiría en la conversión del rey. Etelberto jugó un papel importante en la conversión de los sajones al cristianismo. Acogió y protegió a los misioneros enviados por san Gregorio Magno y encabezados por san Agustín de Canterbury. Él mismo, la vigilia de Pentecostés del año 597, instruido convenientemente, recibió el bautismo de manos de san Agustín, hecho que influyó no poco para que muchos súbditos suyos abrazaran la fe cristiana. También contribuyó en la conversión de Saberto, rey de los sajones orientales, cuya capital era Londres. Cedió su palacio a san Agustín, levantó la catedral de San Andrés en Rochester, apoyó en todo la labor de los misioneros, construyó iglesias y monasterios. Fue un modelo de rey cristiano, que gobernó a su pueblo con prudencia y dio leyes justas inspiradas en el derecho romano y en la doctrina evangélica. Murió en Canterbury el 24 de febrero del año 616.
© Directorio Franciscano    

Pensamiento del día

"Hay que llegar a la cima, arribar a la luz, darle un sentido a cada paso, glorificar la sencillez de cada cosa, anunciar cada día con un himno. Hay que subir por esa calle ancha, dejar atrás el horror y los fracasos y cuando entremos cantando por la cumbre estirar las manos hacia abajo para ayudar a los que quedaron rezagados".
Hamlet Lima Quintana

Tema del día:
Oración de una madre por sus hijos
La oración es todopoderosa para el bien. Todopoderosas fueron las lágrimas, la oración y la fe de Santa Mónica, que obtuvieron, tras años de pedir a Dios, la conversión de uno de los más grandes santos de la historia de la Iglesia: Su hijo San Agustín de Hipona, Doctor de la Iglesia.

Todopoderosas son también las lágrimas de tantas otras madres que dedican su vida a rezar por los hijos, humildemente, sin ser vistas, sin que nadie se lo agradezca, esperando siempre contra toda esperanza y confiando en Dios, que todo lo puede.

Y para ayudar a las madres en sus plegarias, les dejamos esta oración que ha escrito nuestro hermano en la fe, Bruno.

Mi Señor Padre eterno,
Fuente de todo consuelo,
Te ruego por los hijos
Que me has regalado.
Tú que ya pensaste en ellos
Antes de la creación del mundo
Y que les quieres mucho más que yo,
Bendícelos siempre,
Envía a tus ángeles
Para que sus pies no tropiecen
Y no les dejes caer en la tentación.

Mi Señor Jesucristo,
Que quisiste nacer en una familia,
Por tu bendita Madre,
Que tanto sufrió al verte en la Cruz,
Apiádate de mis lágrimas
Y concede a mis hijos
La fe, que vale más que el oro,
Y la vida eterna.

Mi Señor Espíritu Santo,
Sé para ellos
Brisa suave que alivie sus penas,
Fuego que arda en sus corazones
Y Maestro que les enseñe a orar,
Para que nunca se desvíen
Del camino que lleva al cielo
Y un día podamos sentarnos juntos
En el banquete del Reino
Que dura para siempre.
Amén.

Fuente: Infocatolica.com

Meditación

"El ángel les dijo: No teman, pues les anuncio una gran alegría, que lo será para todo el pueblo: les ha nacido hoy, en la ciudad de David, un Salvador, que es el Mesías, el Señor". (Lc. 2, 10-11)
La verdadera alegría es el Salvador, Jesús.  No vino para unos pocos privilegiados o iluminados, sino para todo el pueblo.
Todos son llamados a acogerlo, recibirlo.  Haciéndolo, encontrarán la perfecta alegría anunciada por los ángeles.
Se frustran los que piensan hallarlo en rebuscadas técnicas de meditación oriental, en cursos de espiritualidad sofisticada.  Él está donde menos imaginamos: junto al pesebre, pobre, pequeño, humilde.
Deshace todos nuestros sueños de grandeza con su simplicidad de niño.  ¡Acogerlo es, repito, encontrar la perfecta alegría que sólo  Dios puede dar!
Sergio J. De Souza

Los cinco minutos de María
Febrero 24
María fue elegida para ser la madre del Hijo de Dios que, por obra del Espíritu Santo, se encarnó en su seno. Y fue también elegida para ser madre de los miembros de Cristo que constituyen la Iglesia. Esta es la razón de su existencia.
María es la guía y la estrella orientadora de la Iglesia de Jesucristo. El Señor Jesús, al pie de la cruz, encomendó a su Madre Santísima el cuidado de los hombres, el cuidado solícito de su Iglesia.
Por eso María va delante de la Iglesia como estrella que la guía, como norte y brújula que la orienta, como Madre que llama a sus hijos para llevarlos a Dios.
María, gracias por estar siempre presente en la Iglesia con tu maternal asistencia (Pablo VI).
* P. Alfonso Milagro

Jardinero de Dios
-el más pequeñito de todos-

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