PEQUEÑAS
SEMILLITAS
Año
12 - Número 3263 ~ Lunes 6 de Febrero de 2017
Desde
la ciudad de Córdoba (Argentina)
Alabado sea Jesucristo…
En
ocasiones, hace falta mucha fortaleza para oponerse a las ideas y costumbres
del mundo que nos rodea. Por eso, se necesitan médicos católicos que defiendan
la vida a capa y espada, y sean excelentes en su labor.
Necesitamos
maestros católicos, que enseñen siempre la verdad y no se dejen sobornar por la
mentira.
Necesitamos
historiadores y científicos católicos que descubran la verdad, filósofos
católicos que ayuden a encontrar el sentido de la vida. Y también se necesitan
ingenieros, abogados y empresarios de conducta intachable e insobornable.
Necesitamos
políticos católicos, que velen por el bienestar de todos y no claudiquen ante
la mentira, la corrupción o la cultura de la muerte.
Necesitamos
artistas católicos que creen obras de arte que perfumen nuestro mundo con la
belleza sin tener que acudir a groserías ni denigrar los valores sagrados.
Necesitamos
literatos católicos y comunicadores que proporcionen la verdad a través de los
medios de comunicación.
En
una palabra, se necesitan católicos que trabajen por un mundo mejor, pero
siguiendo los principios cristianos del amor, la verdad, la solidaridad y la
paz.
¡Buenos días!
Distintos llamados de Dios
Los
llamados de Dios son distintos para cada uno. Y no faltan las veces en las que
el llamado se presenta bajo la apariencia de un error.
Un día del año 1588, un joven napolitano llamado
Ascanio Caracciolo recibe por error una carta de Agostino Adorno, pidiéndole
consejo acerca de la idea de fundar una nueva comunidad religiosa y proponiendo
su colaboración. En realidad, la carta estaba dirigida a otra persona, que
tenía idéntico nombre y apellido, pero él, al leerla, encontró que eso era
precisamente lo que había deseado por muchos años. Fue a entregarla a su
destinatario, estuvo charlando con él, y decidió formar parte de esa nueva
institución, los Clérigos Regulares Menores, de la que fue prácticamente su
cofundador. Dios se sirvió de aquel error humano para dar a conocer su vocación
a aquel joven, que acabaría siendo San Francesco Caracciolo.
Dios
habla a cada alma con un lenguaje distinto, personal. Tiene una llave distinta
para el alma de cada uno. Y evoca recuerdos y situaciones que solo cobran
sentido para cada uno. A Natanael le dijo: «Antes que Felipe te llamase, te vi
yo, cuando estabas debajo de la higuera». Nunca sabremos qué sucedió
exactamente en su interior, pero aquello fue lo que le movió a seguir al Señor.
* Enviado por el P. Natalio
La Palabra de Dios:
Evangelio de hoy
Texto del Evangelio:
En
aquel tiempo, cuando Jesús y sus discípulos hubieron terminado la travesía,
llegaron a tierra en Genesaret y atracaron. Apenas desembarcaron, le
reconocieron en seguida, recorrieron toda aquella región y comenzaron a traer a
los enfermos en camillas adonde oían que Él estaba. Y dondequiera que entraba,
en pueblos, ciudades o aldeas, colocaban a los enfermos en las plazas y le
pedían que les dejara tocar la orla de su manto; y cuantos la tocaron quedaban
salvados. (Mc
6,53-56)
Comentario:
Hoy,
en el Evangelio del día, vemos el magnífico "poder del contacto" con
la persona de Nuestro Señor: «Colocaban a los enfermos en las plazas y le
pedían que tocaran siquiera la orla de su manto; y cuantos la tocaron quedaban
salvados» (Mc 6,56). El más mínimo contacto físico puede obrar milagros para
aquellos que se acercan a Cristo con fe. Su poder de curar desborda desde su
corazón amoroso y se extiende incluso a sus vestidos. Ambos, su capacidad y su
deseo pleno de curar, son abundantes y de fácil acceso.
Este
pasaje puede ayudarnos a meditar cómo estamos recibiendo a Nuestro Señor en la
Sagrada Comunión. ¿Comulgamos con la fe de que este contacto con Cristo puede
obrar milagros en nuestras vidas? Más que un simple tocar «la orla de su
manto», nosotros recibimos realmente el Cuerpo de Cristo en nuestros cuerpos.
Más que una simple curación de nuestras enfermedades físicas, la Comunión sana
nuestras almas y les garantiza la participación en la propia vida de Dios. San
Ignacio de Antioquía, así, consideraba a la Eucaristía como «la medicina de la
inmortalidad y el antídoto para prevenirnos de la muerte, de modo que produce
lo que eternamente nosotros debemos vivir en Jesucristo».
El
aprovechamiento de esta "medicina de inmortalidad" consiste en ser
curados de todo aquello que nos separa de Dios y de los demás. Ser curados por
Cristo en la Eucaristía, por tanto, implica superar nuestro ensimismamiento.
Tal como enseña Benedicto XVI, «Nutrirse de Cristo es el camino para no
permanecer ajenos o indiferentes ante la suerte de los hermanos (…). Una
espiritualidad eucarística, entonces, es un auténtico antídoto ante el
individualismo y el egoísmo que a menudo caracterizan la vida cotidiana, lleva
al redescubrimiento de la gratuidad, de la centralidad de las relaciones, a
partir de la familia, con particular atención en aliviar las heridas de
aquellas desintegradas».
Igual
que aquellos que fueron curados de sus enfermedades tocando sus vestidos,
nosotros también podemos ser curados de nuestro egoísmo y de nuestro
aislamiento de los demás mediante la recepción de Nuestro Señor con fe.
* Fr. John GRIECO (Chicago, Estados Unidos)
Santoral Católico:
San Pablo Miki y compañeros
Mártires en Japón
En
Nagasaki, en Japón, pasión de los santos Pablo Miki junto con veinticinco
compañeros, Declarada una persecución contra los cristianos, ocho presbíteros o
religiosos de la Compañía de Jesús o de la Orden de los Hermanos Menores,
procedentes de Europa o nacidos en Japón, junto con diecisiete laicos, fueron apresados,
duramente maltratados y, finalmente, condenados a muerte. Todos, incluso los
adolescentes, por ser cristianos fueron clavados en cruces, manifestando su
alegría por haber merecido morir como murió Cristo (1597).
Compañeros
en el martiro: Juan de Goto Soan, Jacobo Kisai, religiosos de la Compañía de
Jesús; Pedro Bautista Blásquez, Martín de la Ascensión Aguirre, Francisco
Blanco, presbíteros de la Orden de los Hermanos Menores; Felipe de Jesús de Las
Casas, Gonzalo García, Francisco de San Miguel de la Parilla, religiosos de la
misma Orden; León Karasuma, Pedro Sukeiro, Cosme Takeya, Pablo Ibaraki, Tomás
Dangi, Pablo Suzuki, catequistas; Luis Ibaraki, Antonio, Miguel Kozaki y su
hijo Tomás, Buenaventura, Gabriel, Juan Kinuya, Matías, Francisco de Meako,
Ioaquinm Sakakibara y Francisco Adaucto, neofitos.(1597).
© Catholic.net
Pensamiento del día
"Hay un mundo que vive en la espera
de este encuentro con Jesucristo.
Esto nos debe llevar a preguntarnos
cómo vivimos nuestra fe y nuestro compromiso
misionero”
-Mons. José M. Arancedo-
Tema del día:
El símbolo del ancla
1) Para saber
El
Papa Francisco ha dedicado sus últimas intervenciones para hablar de la
esperanza. Reconoció que la esperanza “quizás sea la virtud que menos se
entiende, pero es la más fuerte: vivir en esperanza, vivir de esperanza,
siempre mirando adelante con valentía”.
Un
símbolo de la esperanza o de la salvación es el ancla de los barcos, por el
hecho de mantener una embarcación fija en el mar. Al ser una masa de peso que
retiene al navío, el ancla se considera un símbolo universal de firmeza,
solidez, tranquilidad y fidelidad. En medio de la movilidad del mar y de los
elementos, ella es lo que fija, ata, inmoviliza y asegura.
Si
bien, ya en el mundo antiguo en Grecia y Roma se utilizaba este uso simbólico
del ancla, el cristianismo lo tomó en relación con la cita de la carta a los
Hebreos (cf. Hb 6, 19) donde se hace referencia a las promesas de Dios en
Jesucristo como esperanza de los cristianos: “…asiéndonos a la esperanza
propuesta, que nosotros tenemos como segura y sólida ancla de nuestra alma”.
2) Para pensar
Durante
sus vacaciones en la costa, una familia presenció una gran tempestad. Las olas
subían a enormes alturas mientras que los vientos fuertes sacudían
violentamente las embarcaciones que estaban amarradas al muelle.
Un
niño de doce años, que miraba desde la ventana, se fijó en que sólo la boya
flotaba serenamente en aquel turbulento mar y se mantenía en su lugar a pesar
de los vientos fuertes.
El
niño comentó con los demás que la boya era la única cosa que había allí afuera
que parecía no tener miedo, porque aunque se hundía de vez en cuando, siempre
volvía a subir sin daño y en el mismo lugar.
Entonces
el papá les explicó que la boya se mantenía firme a pesar del viento fuerte
porque estaba amarrada a un ancla en el fondo del mar, y agregó que también así
es nuestra vida.
Cuando
nuestra fe está anclada en Cristo podemos enfrentarnos sin temor y con calma a
cualquier viento contrario en la vida. No existe bendición como la de una
perfecta confianza en el Señor.
3) Para vivir
El
Pontífice resaltó, “este es el mensaje de hoy: tengan esperanza, esa esperanza
que no decepciona... Una esperanza que sea un ancla firme para nuestra vida. La
esperanza es el ancla: la tiramos y nos aferramos a la cuerda. Esa es nuestra
esperanza. La esperanza no es pensar que, ‘sí, existe el cielo, qué bueno, ya
me quedo’. No, la esperanza es luchar, aferrarse a la cuerda para llegar a
nuestro destino. En la lucha de cada día, la esperanza es una virtud de
horizontes, ¡no de encerrarse!... Alguno podrá decirme: ‘Sí, Padre, pero hay
momentos duros, donde todo parece oscuro. ¿Qué debo hacer en esos momentos?’.
‘¡Agárrate a la cuerda y amárrate!’”.
En
el cristianismo, el ancla se convirtió en símbolo de Cristo, pues es quien
evita el «naufragio espiritual». Este símbolo se encuentra pintado en las
antiguas catacumbas de Roma. Entre los poetas místicos, el áncora y la cruz
unidas (cruz-ancla) expresa la voluntad de no abandonarse a los remolinos de la
sensibilidad humana, fijando la voluntad a la Cruz de Cristo como fuente de
toda gracia.
Pbro.
José Martínez Colín
Ofrecimiento para sacerdotes y religiosas
Formulo
el siguiente ofrecimiento únicamente
para sacerdotes o religiosas que reciben diariamente "Pequeñas
Semillitas" por e-mail: Si desean recibir el power point y los comentarios
del Evangelio del domingo siguiente con dos o tres días de anticipación, para
tener tiempo de preparar sus meditaciones, homilías o demás trabajos pastorales
sobre la Palabra de Dios, pueden pedírmelo a feluzul@gmail.com
Sólo
deben indicar claramente su nombre, su correo electrónico, ciudad de residencia
y a qué comunidad religiosa pertenecen.
Meditación
• Elige el amor: Ninguna circunstancia justifica la
amargura.
• Escoge la paciencia: En vez de maldecir al que se ha
puesto en tu lugar, invítale a dialogar. En vez de quejarte porque tienes que
esperar demasiado tiempo, sé agradecido por tener un momento de oración.
• Escoge la bondad: Sé bondadoso con los pobres, porque
ellos están solos muy a menudo. Practica la bondad también con los ricos, porque
muy frecuentemente tienen miedo. Sé bondadoso con los duros de corazón, y así
comprenderás cómo Dios trata contigo.
• Escoge la benevolencia: Prepárate para reconocer tus
fallas antes que culpar, y para ser examinado, antes que para vanagloriarte.
• Escoge la honradez: Cumple tus promesas, para que tus
acreedores nunca lamenten haber confiado en ti, para que tus amigos nunca
cuestionen tu palabra, ni tu familia dude de tu amor.
• Escoge la mansedumbre: Nada se gana por la fuerza. Si
levantas tu voz, hazlo para alabar. Si aprietas los puños, hazlo para orar. Si
haces una exigencia, haz que sea primero acerca de ti mismo.
Si
consigues vivir según estos principios, recuesta esta noche tu cabeza sobre tu
almohada… ¡Y que duermas bien! ¡Te lo mereces! Porque eres un hijo de
Dios.
Pedidos de oración
Pedimos
oración por la Santa Iglesia Católica; por el Papa Francisco, por el Papa Emérito Benedicto, por los obispos, sacerdotes,
diáconos, seminaristas, catequistas y todos los que componemos el cuerpo
místico de Cristo; por la unión de los cristianos para que seamos uno, así como
Dios Padre y nuestro Señor Jesucristo son Uno junto con el Espíritu Santo; por
las misiones; por el triunfo del Sagrado Corazón de Jesús y del Inmaculado
Corazón de María; por la conversión de
todos los pueblos; por la Paz en el mundo; por
los cristianos perseguidos y martirizados en Medio Oriente, África, y en otros
lugares; por nuestros hermanos sufrientes por diversos motivos especialmente
por las enfermedades, el abandono, la carencia de afecto, la falta de trabajo,
el hambre y la pobreza; por los niños con cáncer y otras enfermedades graves; por
el drama de los refugiados del Mediterráneo; por los presos políticos y la
falta de libertad en muchos países del mundo; por las víctimas de catástrofes
naturales; por la unión de las familias, la fidelidad de los matrimonios y por
más inclinación de los jóvenes hacia este sacramento; por el aumento de las
vocaciones sacerdotales y religiosas; y por las Benditas Almas del Purgatorio.
Pedimos
oración para Luz María A., de
Bogotá, Colombia, quien ha sufrido una muy fuerte recaída en el estado de su
salud, tanto física, como espiritual, ha sido hospitalizada y se ha logrado
estabilizarla, con fe y esperanza en que las Manos Sanadoras de nuestro Señor
se posarán sobre ella y que nuestra Señora de la Esperanza intercederá para que
se recupere pronto.
Pedimos
oración para Valentina S., de 11
añitos, que vive en Berazategui, Buenos Aires, Argentina, que se ha caído, ha
convulsionado y vomitado, con gran preocupación de su familia. Que la Santísima
Virgen de Lourdes la acompañe en una pronta recuperación.
Tú quisiste, Señor, que tu Hijo unigénito soportara
nuestras debilidades,
para poner de manifiesto el valor de la enfermedad y
la paciencia;
escucha las plegarias que te dirigimos por nuestros
hermanos enfermos
y concede a cuantos se hallan sometidos al dolor, la
aflicción o la enfermedad,
la gracia de sentirse elegidos entre aquellos que tu
hijo ha llamado dichosos,
y de saberse unidos a la pasión de Cristo para la
redención del mundo.
Te lo pedimos por Cristo nuestro Señor.
Amén
Los cinco minutos de María
Febrero 6
Una
de las bellísimas invocaciones de las letanías con la que invocamos a la dulce
Virgen María es “Reina de la paz”.
No
solamente porque la paz social nos va a venir por la intercesión de la Virgen
María, según ella misma nos prometió en sus apariciones de Fátima, sino porque
la Virgen nos da la paz del alma. Ella gozó de una auténtica y profunda paz en
su alma, porque siempre estuvo habitada por el amor de Dios: la intimidad del
alma de María fue tranquila y serena, mansa y pacífica, su Corazón no conoció
turbulencia ni agitación.
¿Quién
no quiere gozar de paz? ¿Quién no busca la paz exterior e interior? Pero no
podremos gozar de paz exterior si no la conquistamos primero interiormente. Si
no vivimos en paz con nosotros mismos mal podemos vivir en paz con los demás.
Que como la Sagrada Familia de Nazaret, sepamos
crecer en unión, trabajo y amor al servicio del Reino.
* P. Alfonso Milagro
Jardinero de Dios
-el
más pequeñito de todos-
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