domingo, 19 de febrero de 2017

Pequeñas Semillitas 3276

PEQUEÑAS SEMILLITAS

Año 12 - Número 3276 ~ Domingo 19 de Febrero de 2017
Desde la ciudad de Córdoba (Argentina)
Alabado sea Jesucristo…
No resulta fácil, por propia voluntad, el amor a los enemigos por parte  del ser humano.
¿Responder al odio con amor? ¿A la violencia con la  mansedumbre? ¿A la afrenta con la humildad? ¿Cómo llegar a ese grado  de exquisitez cristiana? ¿Cómo regalar bien ante el mal?
Ni más ni  menos que, colocando en el centro de nuestra existencia, a Dios mismo.  Él es la fuente de la bondad y, cuando Dios configura totalmente el vivir  cotidiano de una persona, esa misma persona, es capaz de llegar al grado de perfección o a esa utopía que nos puede parecer el evangelio de este día. 
Frente a nuestros enemigos tendremos muchas armas para hacerles  frente: la oración, la solidaridad, la fe, la comunidad y las promesas de Jesús que, por la fuerza del Espíritu, nos asiste hasta el día en el que vuelva  definitivamente. ¿Cómo nos encontrará? ¿Luchando contra los enemigos de la  vida cristiana o sometidos a ellos? ¿Amando a “los nuestros” o brindando  nuestra amistad a los que piensan de distinta manera a nosotros? ¿Con las  puertas abiertas a la fraternidad o con los balcones cerrados a lo que ya  tenemos conquistado?
Ojala que, el Señor, nos ayude a hacer de nuestra vida  una ofrenda y un amor que no sea excluyente. Lo tenemos difícil pero, con Él en medio, puede ser posible.
P. Javier Leoz

¡Buenos días!

Hoy, un día especial
Cuando comienzas el día es muy efectivo repetirte consignas e ideales para fortalecer los propósitos de tu corazón. De esa manera logras que se fijen en tu interior, desde dónde seguirán a lo largo de la jornada marcándote el camino de bondad y fidelidad que tú has elegido. Aquí te ofrezco una buena síntesis de excelentes decisiones.

Hoy invertiré el recurso más importante, mi tiempo, en la obra más trascendental: mi vida. Cada minuto lo realizaré apasionadamente para hacer de hoy un día diferente y único en mi vida. Hoy opondré resistencia al pesimismo y conquistaré al mundo con una sonrisa, con la actitud positiva de esperar siempre lo mejor. Hoy haré de cada tarea ordinaria un expresión sublime, demostrando en cada momento la grandeza de mi ser. Hoy tendré los pies en la tierra comprendiendo la realidad y la mirada en las estrellas para inventar mi porvenir. Hoy tendré tiempo de ser feliz y dejaré mi aroma y mi presencia en el corazón de los demás convirtiendo cada una de mis acciones en manifestaciones de bondad.

Responsabilidad, valor de las pequeñas tareas, expresiones de bondad, superación del egoísmo, son líneas maestras de un serio programa espiritual que ayuda a crecer y madurar cada día. “Ser maduro es un aprendizaje que culmina cuando nos retiramos de esta fiesta que es la vida”. El Señor te acompañe con su gracia.
* Enviado por el P. Natalio

La Palabra de Dios:
Evangelio de hoy
Texto del Evangelio:
En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: «Habéis oído que se dijo: ‘Ojo por ojo y diente por diente’. Pues yo os digo: no resistáis al mal; antes bien, al que te abofetee en la mejilla derecha ofrécele también la otra: al que quiera pleitear contigo para quitarte la túnica déjale también el manto; y al que te obligue a andar una milla vete con él dos. A quien te pida da, y al que desee que le prestes algo no le vuelvas la espalda.
»Habéis oído que se dijo: ‘Amarás a tu prójimo y odiarás a tu enemigo’. Pues yo os digo: Amad a vuestros enemigos y rogad por los que os persigan, para que seáis hijos de vuestro Padre celestial, que hace salir su sol sobre malos y buenos, y llover sobre justos e injustos. Porque si amáis a los que os aman, ¿qué recompensa vais a tener? ¿No hacen eso mismo también los publicanos? Y si no saludáis más que a vuestros hermanos, ¿qué hacéis de particular? ¿No hacen eso mismo también los gentiles? Vosotros, pues, sed perfectos como es perfecto vuestro Padre celestial». (Mt 5, 38-48)

Comentario:
Hoy, la Palabra de Dios, nos enseña que la fuente original y la medida de la santidad están en Dios: «Sed perfectos como es perfecto vuestro Padre celestial» (Mt 5,48). Él nos inspira, y hacia Él caminamos. El sendero se recorre bajo la nueva ley, la del Amor. El amor es el seguro conductor de nuestros ideales, expresados tan certeramente en este quinto capítulo del Evangelio de san Mateo.
La antigua ley del Talión del libro del Éxodo (cf. Ex 21,23-35) —que quiso ser una ley que evitara las venganzas despiadadas y restringir al “ojo por ojo”, el desagravio bélico— es definitivamente superada por la Ley del amor. En estos versículos se entrega toda una Carta Magna de la moral creyente: el amor a Dios y al prójimo.
El Papa Benedicto XVI nos dice: «Solo el servicio al prójimo abre mis ojos a lo que Dios hace por mí y a lo mucho que me ama». Jesús nos presenta la ley de una justicia sobreabundante, pues el mal no se vence haciendo más daño, sino expulsándolo de la vida, cortando así su eficacia contra nosotros.
Para vencer —nos dice Jesús— se ha de tener un gran dominio interior y la suficiente claridad de saber por cuál ley nos regimos: la del amor incondicional, gratuito y magnánimo. El amor lo llevó a la Cruz, pues el odio se vence con amor. Éste es el camino de la victoria, sin violencia, con humildad y amor gozoso, pues Dios es el Amor hecho acción. Y si nuestros actos proceden de este mismo amor que no defrauda, el Padre nos reconocerá como sus hijos. Éste es el camino perfecto, el del amor sobreabundante que nos pone en la corriente del Reino, cuya más fiel expresión es la sublime manifestación del desbordante amor que Dios ha derramado en nuestros corazones por el don del Espíritu Santo (cf. Rom 5,5).
* Rev. P. José PLAZA Monárdez (Calama, Chile)

Palabras de San Juan Pablo II
“El amor es el primer y eterno contenido del mandamiento que proviene del Padre. Cristo dice que él mismo ‘observa’ este mandamiento. Es también él quien nos da este mandamiento, en el que está todo el contenido esencial de nuestra semejanza a Dios en Cristo […] El hombre no puede vivir sin amor. Su vida carece de sentido si no se le revela el amor, si no se encuentra con el amor, si no lo experimenta y lo hace propio, si no participa en él vivamente […] El mundo actual necesita ser tocado y curado por la belleza y la riqueza del amor de Dios […] Vencer al mal con las armas del amor es el modo como cada uno puede contribuir a la paz de todos”
 
Predicación del Evangelio:
Amad a vuestros enemigos
La llamada al amor es siempre seductora. Seguramente, muchos acogían con agrado la llamada de Jesús a amar a Dios y al prójimo. Era la mejor síntesis de la Ley. Pero lo que no podían imaginar es que un día les hablara de amar a los enemigos.

Sin embargo, Jesús lo hizo. Sin respaldo alguno de la tradición bíblica, distanciándose de los salmos de venganza que alimentaban la oración de su pueblo, enfrentándose al clima general de odio que se respiraba en su entorno, proclamó con claridad absoluta su llamada: “Yo, en cambio, os digo: Amad a vuestros enemigos, haced el bien a los que os aborrecen y rezad por los que os calumnian”.

Su lenguaje es escandaloso y sorprendente, pero totalmente coherente con su experiencia de Dios. El Padre no es violento: ama incluso a sus enemigos, no busca la destrucción de nadie. Su grandeza no consiste en vengarse sino en amar incondicionalmente a todos. Quien se sienta hijo de ese Dios, no introducirá en el mundo odio ni destrucción de nadie.

El amor al enemigo no es una enseñanza secundaria de Jesús, dirigida a personas llamadas a una perfección heroica. Su llamada quiere introducir en la historia una actitud nueva ante el enemigo porque quiere eliminar en el mundo el odio y la violencia destructora. Quien se parezca a Dios no alimentará el odio contra nadie, buscará el bien de todos incluso de sus enemigos.

Cuando Jesús habla del amor al enemigo, no está pidiendo que alimentemos en nosotros sentimientos de afecto, simpatía o cariño hacia quien nos hace mal. El enemigo sigue siendo alguien del que podemos esperar daño, y difícilmente pueden cambiar los sentimientos de nuestro corazón.

Amar al enemigo significa, antes que nada, no hacerle mal, no buscar ni desear hacerle daño. No hemos de extrañarnos si no sentimos amor alguno hacia él. Es natural que nos sintamos heridos o humillados. Nos hemos de preocupar cuando seguimos alimentando el odio y la sed de venganza.

Pero no se trata solo de no hacerle mal. Podemos dar más pasos hasta estar incluso dispuestos a hacerle el bien si lo encontramos necesitado. No hemos de olvidar que somos más humanos cuando perdonamos que cuando nos vengamos alegrándonos de su desgracia.

El perdón sincero al enemigo no es fácil. En algunas circunstancias a la persona se le puede hacer en aquel momento prácticamente imposible liberarse del rechazo, el odio o la sed de venganza. No hemos de juzgar a nadie desde fuera. Solo Dios nos comprende y perdona de manera incondicional, incluso cuando no somos capaces de perdonar.
© José Antonio Pagola

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Agradecimientos
Imaginemos que en el cielo hay dos oficinas diferentes para tratar lo relativo a las oraciones de las personas en la tierra:
Una es para receptar pedidos de diversas gracias, y allí los muchos ángeles que atienden trabajan intensamente y sin descanso por la cantidad de peticiones que llegan en todo momento.
La otra oficina es para recibir los agradecimientos por las gracias concedidas y en ella hay un par de ángeles aburridos porque prácticamente no les llega ningún mensaje de los hombres desde la tierra para dar gracias...
Desde esta sección de "Pequeñas Semillitas" pretendemos juntar una vez por semana (los domingos) todos los mensajes para la segunda oficina: agradecimientos por favores y gracias concedidas como respuesta a nuestros pedidos de oración.

Desde México llega un agradecimiento a todos los que rezaron por José Luis R. G., que hace unos días ha regresado a los tiernos brazos del Padre celestial.

Desde Cuba, Idania agradece a Dios y a las personas que rezaron porque la operación de cadera de su mamá Olga R. P. ha salido bien y ahora, con sus 89 años, está en período de recuperación.

Desde Argentina, llega un agradecimiento a Dios por las siguientes personas: Estefanía P., operada exitosamente del corazón; Pascuala G., que tolera la quimioterapia; Ramón G., que se recupera de operación de pulmón; y María Angélica G., que responde con éxito al tratamiento para el parkinson.

Meditación

Los hombres muchas veces se impacientan con nosotros, porque caemos una y otra vez en las mismas faltas. El único que no se impacienta con nosotros y tiene piedad, es Dios, que nos conoce bien y sabe que tratamos de poner lo mejor de nosotros, pero por debilidad a veces caemos en las mismas faltas.
Entonces no miremos a los hombres, que muchas veces son como en el vía crucis de Jesús, que cuando el Señor caía, en lugar de consolarlo y ayudarlo a levantarse, lo insultaban y despreciaban, e incluso lo castigaban.
También nosotros necesitamos en nuestras caídas una mano amiga que nos ayude a levantarnos. Si la encontramos, bendito sea Dios, pero si no la encontramos, no odiemos, sino refugiémonos en Dios, que Él siempre tiene el Corazón abierto y esperándonos, dándonos siempre una nueva oportunidad.
Recordemos siempre que Dios nos ama a pesar de nuestros pecados y defectos. Teniendo esta seguridad en el fondo del corazón, entonces caminaremos tranquilos por la vida sin descorazonarnos cuando caemos tantas veces por el camino.
Sitio Santísima Virgen

Los cinco minutos de María
Febrero 19
La madre es la lágrima que llora todas nuestras penas, la sonrisa que alegra todas nuestras dichas, el perdón que se nos ofrece para nuestras culpas, la mano siempre tendida para ayudarnos, el corazón siempre latiendo por nosotros, amándonos como sólo una madre puede y sabe amar, la oración elevada a los cielos por nuestras necesidades, el pensamiento que siempre nos tiene presentes.
Eso es una madre y esa es María y todo eso hace María con nosotros. Cuando uno toma conciencia de que es hijo de María, la vida se transforma.
María, te pedimos que en cada uno de nuestros hogares permanezca encendido “el fuego” de la familia de Nazaret.
* P. Alfonso Milagro

Jardinero de Dios
-el más pequeñito de todos-

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