PEQUEÑAS
SEMILLITAS
Año
12 - Número 3278 ~ Martes 21 de Febrero de 2017
Desde
la ciudad de Córdoba (Argentina)
Alabado sea Jesucristo…
Mi
Señor, quiero pedirte hoy que toques mi corazón con la fuerza de tu Espíritu y
me hagas alguien libre y soñador. No quiero estar apegado a las estructuras
estrechas que me dicen que no puedo salir adelante, que no tengo más
oportunidades. Tengo que vencer todos esos pensamientos negativos que no me
dejan crecer y echar hacia adelante. Confío que en este momento actuarás en mi
corazón para que pueda ser cada día un mejor ser humano. No permitas que me
conforme con un poco cuando puedo tener más. Dame la capacidad de ver mucho más
allá de los límites y captar todas las posibilidades que la vida me da. Te
suplico que bendigas a todas las personas con las que me voy a encontrar,
permite que sean encuentros de bendición y de crecimiento. Bendice a los que
amo y necesitan de Ti. Amén. (Píldoras de Fe)
¡Buenos días!
Es maravilloso, Señor
“Empezar
a dar gracias a Dios invita a descubrir sus dones, y cuanto más se busca, más
se encuentra. Es como recoger flores en un prado: no se ha concluido de cortar
una flor, cuando otra se presenta más hermosa” (A. Gasparino).
Es maravilloso, Señor, tener mis brazos perfectos,
cuando hay tantos mutilados. Mis ojos miran, cuando tantos no tienen luz. Mi
voz canta, cuando otros enmudecen. Mis manos trabajan, cuando tantos mendigan.
Es maravilloso, Señor, volver a casa, cuando otros no tienen dónde ir. Es bueno
sonreír, amar, soñar, vivir, cuando tantos odian y mueren. Es maravilloso,
Señor, tener un Dios para creer, cuando tantos no creen. Es maravilloso, Señor,
tener tan poco que pedir y tanto que agradecer.
“Vivir
dando gracias a Dios” (san Pablo), te ayuda a relacionarte con él de una forma
muy concreta, descubriendo los dones que te regala a cada paso. Por otra parte
es una oración que te ensancha el corazón y descansa tu mente. Si tienes alguna
dificultad, ¿por qué no ensayas escribir brevemente los motivos de tu gratitud?
El Señor te bendiga.
* Enviado por el P. Natalio
La Palabra de Dios:
Evangelio de hoy
Texto del Evangelio:
En
aquel tiempo, Jesús y sus discípulos iban caminando por Galilea, pero Él no
quería que se supiera. Iba enseñando a sus discípulos. Les decía: «El Hijo del
hombre será entregado en manos de los hombres; le matarán y a los tres días de
haber muerto resucitará». Pero ellos no entendían lo que les decía y temían
preguntarle.
Llegaron
a Cafarnaúm, y una vez en casa, les preguntaba: «¿De qué discutíais por el
camino?». Ellos callaron, pues por el camino habían discutido entre sí quién
era el mayor. Entonces se sentó, llamó a los Doce, y les dijo: «Si uno quiere
ser el primero, sea el último de todos y el servidor de todos». Y tomando un
niño, le puso en medio de ellos, le estrechó entre sus brazos y les dijo: «El
que reciba a un niño como éste en mi nombre, a mí me recibe; y el que me reciba
a mí, no me recibe a mí sino a Aquel que me ha enviado». (Mc 9,30-37)
Comentario:
Hoy,
el Evangelio nos trae dos enseñanzas de Jesús, que están estrechamente ligadas
una a otra. Por un lado, el Señor les anuncia que «le matarán y a los tres días
de haber muerto resucitará» (Mc 9,31). Es la voluntad del Padre para Él: para
esto ha venido al mundo; así quiere liberarnos de la esclavitud del pecado y de
la muerte eterna; de esta manera Jesús nos hará hijos de Dios. La entrega del
Señor hasta el extremo de dar su vida por nosotros muestra la infinidad del
Amor de Dios: un Amor sin medida, un Amor al que no le importa abajarse hasta
la locura y el escándalo de la Cruz.
Resulta
aterrador escuchar la reacción de los Apóstoles, todavía demasiado ocupados en
contemplarse a sí mismos y olvidándose de aprender del Maestro: «No entendían lo
que les decía» (Mc 9,32), porque por el camino iban discutiendo quién de ellos
sería el más grande, y, por si acaso les toca recibir, no se atreven a hacerle
ninguna pregunta.
Con
delicada paciencia, Jesús añade: hay que hacerse el último y servidor de todos.
Hay que acoger al sencillo y pequeño, porque el Señor ha querido identificarse
con él. Debemos acoger a Jesús en nuestra vida porque así estamos abriendo las
puertas a Dios mismo. Es como un programa de vida para ir caminando.
Así
lo explica con claridad el Santo Cura de Ars, Juan Bautista Mª Vianney: «Cada
vez que podemos renunciar a nuestra voluntad para hacer la de los otros,
siempre que ésta no vaya contra la ley de Dios, conseguimos grandes méritos,
que sólo Dios conoce». Jesús enseña con sus palabras, pero sobre todo enseña
con sus obras. Aquellos Apóstoles, en un principio duros para entender, después
de la Cruz y de la Resurrección, seguirán las mismas huellas de su Señor y de
su Dios. Y, acompañados de María Santísima, se harán cada vez más pequeños para
que Jesús crezca en ellos y en el mundo.
* Rev. D. Jordi PASCUAL i Bancells (Salt, Girona,
España)
Santoral Católico:
San Pedro Damián
Cardenal y Doctor de la Iglesia
Nació
en Rávena el año 1007, de una familia pobre y numerosa. Pronto quedó huérfano,
pero con la ayuda de un hermano suyo realizó estudios en Rávena, Faenza y
Padua, y luego ejerció la docencia universitaria. A los 28 años se retiró al
yermo camaldulense de Fonte Avellana, del que más tarde sería elegido prior;
fue reformador y propagador de la vida religiosa. En aquella dura época ayudó
eficazmente a los papas, con sus escritos y legaciones, en la reforma de la
Iglesia y en la formación del clero, preparando así la gran reforma de Gregorio
VII. Creado cardenal y obispo de Ostia, murió en Faenza el 22 de febrero de
1072; su fiesta se celebra hoy 21.
Oración: Dios
todopoderoso, concédenos seguir con fidelidad los consejos y ejemplos de san
Pedro Damián, obispo, para que, amando a Cristo sobre todas las cosas, y
dedicados siempre al servicio de tu Iglesia, merezcamos llegar a los gozos
eternos. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.
© Directorio Franciscano
Palabras del Papa Francisco
“El
Concilio Vaticano II fue una relectura del Evangelio a la luz de la cultura
contemporánea. Produjo un movimiento de renovación que simplemente viene del
mismo Evangelio. Los frutos son enormes. Basta recordar la liturgia. El trabajo
de la reforma litúrgica fue un servicio al pueblo como relectura del Evangelio
a partir de una situación histórica concreta […] Hay una cosa muy clara: la
dinámica de lectura del Evangelio actualizada en el hoy que fue propia del
Concilio es absolutamente irreversible”.
Tema del día:
Indulgencias (Segunda parte)
Ayer,
finalizábamos la primera parte de este artículo, diciendo que las indulgencias
se agrupan en dos tipos:
*
Indulgencias plenarias: borran todo resto de pecado dejando el alma dispuesta
para entrar inmediatamente en el cielo.
*
Indulgencias parciales: borran parte de la pena que los pecados cometidos
reclaman.
INDULGENCIAS PLENARIAS
Las
condiciones para conseguir la valiosa indulgencia plenaria son:
1.-
Requisitos similares a los exigibles para las indulgencias parciales, es decir:
-
Realizar la acción que la Iglesia premia con esta indulgencia.
-
Estar en gracia de Dios antes de acabar la obra premiada.
-
Tener intención, al menos general, de ganar la indulgencia.
2.-
Tener la disposición interior de un desapego total del pecado, incluso venial.
3.-
Confesarse, al menos quince días antes o después de realizar la acción premiada
(sin olvidar que hay que estar en gracia de Dios antes de acabar la acción).
4.-
Rezar por las intenciones del Papa un Padrenuestro y un Avemaría, u otras
oraciones. Se necesita una oración para cada indulgencia plenaria.
5.-
Comulgar, en ese mismo periodo de tiempo. Se necesita una comunión para cada
indulgencia plenaria.
Hay
que tener en cuenta también lo siguiente:
-
Sólo se puede ganar una indulgencia plenaria cada día, excepto en caso de
muerte.
-
La oración por el Papa y la comunión ha de hacerse el mismo día.
-
Una misma confesión puede servir para ganar varias indulgencias plenarias.
-
Cada indulgencia puede aplicarse a uno mismo o al alma de un difunto, pero no
es aplicable a otra persona viva en la tierra. Es decir, puedes sacar un alma
del purgatorio dedicándole una indulgencia plenaria.
-
Algunas indulgencias sólo pueden aplicarse a los difuntos. Un ejemplo es rezar
por ellos en un cementerio, ya que se consigue una indulgencia parcial, que
será plenaria si se hace los días 1 al 8 de noviembre (una cada día).
¿Qué
acciones están premiadas con indulgencia plenaria?
Cualquier
día se puede obtener una indulgencia plenaria, si se cumplen las 5 condiciones
comentadas anteriormente y se realiza una de las acciones siguientes:
-
Adoración a la Eucaristía durante media hora.
-
Realización del Vía Crucis, recorriendo las quince estaciones erigidas
meditando la Pasión del Señor.
-
Rezo del Santo Rosario (5 misterios seguidos) en una iglesia, o en familia, o
acompañado de otros.
-
Lectura o audición de la Sagrada escritura durante media hora.
Indulgencias
plenarias en circunstancias especiales.
En
determinadas ocasiones pueden ganarse indulgencias plenarias si se cumplen las
5 condiciones mencionadas anteriormente, más una de las siguientes acciones.
Por ejemplo:
-
Rezar un padrenuestro y un credo en un santuario o basílica (se concede una vez
al año por santuario)
-
Recibir la bendición papal Urbi et Orbi (o escucharla por radio o televisión,
en directo).
-
Realizar ejercicios espirituales de al menos tres días completos.
-
Asistir a una primera Comunión.
-
En el momento de la muerte a quien hubiere rezado algo durante su vida. En este
caso no se precisa la confesión, ni la comunión, ni la oración por el Papa;
pero es necesario estar bien dispuesto: en gracia de Dios, rechazando cualquier
pecado, y habiendo deseado alguna vez ganar esta indulgencia.
Indulgencias
plenarias en fechas especiales.
Hay
varios días al año donde se pueden conseguir indulgencias plenarias. Para ello,
además de cumplir con las 5 condiciones mencionadas anteriormente, basta
realizar una de las siguientes acciones en los días señalados:
-
1 de enero: recitando solemnemente el "Veni Creator" en una iglesia.
-
Los viernes de Cuaresma: después de comulgar, rezando ante un crucifijo la
oración "Miradme o mi amado y buen Jesús".
-
En los oficios de Semana Santa:
. Jueves santo: recitando el "Tantum
ergo" durante la exposición que sigue a la Misa.
. Viernes santo: asistiendo a los oficios.
. Sábado santo: renovando las promesas
bautismales en la Vigilia Pascual.
-
Domingo de la Divina Misericordia (domingo siguiente al de Resurrección)
-
Pentecostés: recitando solemnemente el "Veni Creator" en una iglesia.
-
Corpus Christi: participando en la procesión eucarística (dentro o fuera de la
iglesia).
-
2 Agosto: rezando un padrenuestro y un credo en la catedral o parroquia.
-
31 de diciembre: recitando solemnemente un "Te Deum" en una iglesia,
dando gracias a Dios por los beneficios recibidos el último año.
Indulgencias
plenarias particulares
Muchas
instituciones gozan de indulgencias en determinados días del año, coincidiendo
normalmente con fechas o santos propios. Hay un caso especialmente interesante,
pues quienes llevan el escapulario del Carmen se unen a la familia carmelita y
pueden ganar indulgencia plenaria el día en que le imponen el escapulario y los
siguientes días (cumpliendo con las 5 condiciones mencionadas antes):
16
de mayo (San Simón Stock).
16
de julio (Virgen del Carmen).
20
de julio (San Elías Profeta).
1
de octubre (Santa Teresa de Lisieux).
15
de octubre (Santa Teresa de Jesús).
14
de noviembre (Todos los Santos Carmelitas).
14
de diciembre (San Juan de la Cruz).
INDULGENCIAS PARCIALES
Condiciones
para conseguir una indulgencia parcial.
Cada
día pueden ganarse muchas indulgencias parciales, con cumplir sólo tres
condiciones: estar en gracia de Dios, realizar las obras que la Iglesia premia
con esa indulgencia, y tener intención, al menos general, de ganar la
indulgencia.
Beneficios
que aportan las indulgencias parciales
Las
indulgencias parciales proporcionan una remisión de la pena del mismo valor que
el otorgado por esa misma acción. Dicho de otro modo: en las indulgencias
parciales, la Iglesia duplica el mérito de esas acciones.
Oraciones
premiadas con indulgencia parcial.
Se
indican a continuación unas cuantas (todas ellas deben rezarse piadosamente,
como es lógico):
-
El Angelus, el Magnificat, la Salve, el Acordaos, las Letanías u otras
oraciones marianas aprobadas. Lo mismo a San José o al propio ángel custodio.
También con el Credo.
-
Rezar con devoción filial por el Papa una oración aprobada.
-
Rezar agradecido la oración por los benefactores.
-
Rezar antes y después de comer una oración aprobada de súplica y de acción de
gracias. Lo mismo al empezar y acabar el día o el trabajo.
-
Visitar al Santísimo adorándolo; rezar una comunión espiritual; recitar una de
las oraciones aprobadas de acción de gracias tras la Comunión (ej.: Alma de
Cristo; Miradme o mi amado y buen Jesús).
-
Hacer examen de conciencia con propósito de enmendarse; rezar el Yo Confieso u
otro acto de contrición aprobado.
-
Hacer la señal de la cruz diciendo En el nombre del Padre y del Hijo y del
Espíritu Santo.
Otros
ejemplos de indulgencias parciales.
Si
falta algún requisito a una indulgencia plenaria, suele alcanzarse una
indulgencia parcial. Además de esto, hay muchas acciones premiadas por la
iglesia con indulgencia parcial. Digamos unas cuantas:
-
Decir mentalmente una oración breve al trabajar o al soportar los sufrimientos
de la vida.
-
Dedicarse uno mismo o gastar bienes en servicio a los demás, por amor a Dios.
-
Privarse libremente de algo grato y correcto, con espíritu de penitencia.
-
Dar testimonio de la propia fe; trabajar en la enseñanza o trasmisión de la
doctrina cristiana.
-
Usar piadosamente un objeto de piedad bendecido (crucifijo, rosario, escapulario
o medalla).
-
Dedicar un tiempo a la oración.
-
Asistir devotamente a cualquier predicación de la palabra de Dios.
-
Asistir piadosamente a una novena pública (por ejemplo, la de la Inmaculada
Concepción).
No
se incluye la participación en la misa ni en los sacramentos entre las
indulgencias, pues ya tienen en sí mismos una gran eficacia santificadora y de
purificación.
Javier López - Web Católico de Javier
Meditación
Dios
le ha otorgado un poder inmenso a la Virgen: ella aplasta bajo sus pies la
cabeza de la "serpiente" símbolo de las fuerzas del mal. Por eso
decimos que Ella es "fuerte como un ejército alineado en batalla." El
Papa Benedicto XVI dijo: "El Rosario contiene en sí el poder salvador del
nombre de Jesús" (3 de mayo de 2008).
María
no cesa de reunir a sus hijos para
librar la batalla. En cada aparición mariana
nos muestra el Rosario como un arma poderosa contra el enemigo.
¡El
Rosario es una espada! Jesús mismo nos da el Rosario como arma. Escuchemos lo
que nos dice Monseñor Olivier, Obispo de
Maiduguri en Nigeria: "El 18 de abril de 2016, estaba rezando el Rosario
cuando el Señor se me apareció. Jesús me entregó una espada. ¡Esta se convirtió
inmediatamente en un Rosario! "
San
Luis Grignion de Montfort nos dice: "El Rosario nos vuelve victoriosos
frente a todos nuestros enemigos.”
Tomemos, entonces, el arma para librar la batalla a diario y
participemos en la victoria del Inmaculado Corazón de María.
Recordemos
a David y a Goliat, el Rosario es su honda. Cada Ave María es una bendición que
destruye el mal.
Los cinco minutos de María
Febrero 21
Otra
sugestiva invocación a María en sus letanías la llama “Espejo de Justicia”.
María no podía menos que serlo, por ser ella la primera feliz poseedora del
Reino de Dios, que es un reino de justicia.
La
verdad, el amor y la paz son las otras características del Reino de Dios y esas
características son otros tantos rasgos de María, que es Reina de la Verdad,
Reina del Amor y Reina de la Paz.
Cada
uno de nosotros está llamado a construir un mundo nuevo, basado en el
Evangelio. Un mundo en el que los grandes valores sean siempre la justicia, la
verdad, el amor y la paz; cuanto se haga por estos valores, se hará por el
Reino.
María, ayúdanos a vivir cada día desde la perspectiva
de la fe.
* P. Alfonso Milagro
Jardinero de Dios
-el
más pequeñito de todos-
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