PEQUEÑAS
SEMILLITAS
Año
12 - Número 3269 ~ Domingo 12 de Febrero de 2017
Desde
la ciudad de Córdoba (Argentina)
Alabado sea Jesucristo…
El
evangelio de este domingo VI nos viene estupendamente. Frente al “todo vale” que, en cierta manera nos propaga el
mundo, Jesús nos dice el “pero yo os
digo”.
-Frente
al aborto (cuando la excusa es “que el ser humano es dueño de su propio
cuerpo”), el Señor nos recuerda que el
5º mandamiento sigue tan vigente como lo conoció y escuchó Moisés: “No matarás! “Y que, la
vida, viene de Dios y, sólo Dios, puede
disponer de ella.
-Frente
al olvido o la marginación de los más mayores (cuando la sociedad afirma “que
ya han cumplido”), el Señor nos trae a la memoria el cuarto punto de lo
revelado por Dios en el Monte Sinaí “honrarás y respetarás a tus padres”.
-Frente
a la opulencia (en contraste escandaloso con los países más pobres), el Señor
nos lleva al segundo mandamiento: “amarás al prójimo como a ti mismo”.
-Frente
al intento de absolutizar leyes y normas que siendo indignas se exigen a todas
las personas sin derecho a objeción de conciencia, Jesús nos recuerda que,
sólo Dios, es digno de ser adorado y de
ser tenido como suprema ley a favor del
hombre.
La
Palabra de Dios, sus leyes, no son ningún adorno para la humanidad. Es la
constatación de un hecho real: muchos de los que creemos en el Señor no tenemos
orientada suficientemente, y con fortaleza cimentada, nuestra vida en el Reino
de Jesús. Dios, y es así, no es ningún adorno: si su Ley fuera cumplida muchos dramas del mundo serían
superados. P.
Javier Leoz
¡Buenos días!
Mirar con atención
Gran
sabiduría es tomarse un tiempo de meditación cada día: para encontrarnos con
nosotros mismos y con lo que realmente pensamos y deseamos. Así despertarás
esas energías ocultas e insospechadas que necesitas con urgencia; así darás
solidez a tu vida zarandeada por las vicisitudes del trabajo cotidiano.
Cuando estés en dificultades y pienses en desistir,
mira para atrás y recuerda los obstáculos que ya superaste. Si al tropezar y
caer, te levantaste, y no te quedaste postrado, mira para al frente y olvida lo
pasado. Al sentirte orgulloso por alguna realización personal, mira para
adentro y sondea tus motivaciones. Antes que el egoísmo te domine, mientras tu
corazón sea sensible, mira para los costados y auxilia a los que se te acercan.
En la subida rumbo a las altas posiciones, si estás alcanzando concretar tus
sueños, mira para abajo y observa si no estás pisando a alguien. En todos los
momentos de la vida, sea cual fuere tu actividad, mira para arriba.
La
tarea de tus reflexiones consiste en evaluar tus pensamientos habituales, para
descartar toda negatividad: tristeza, ansiedad, rabia, odio, abatimiento; y por
otra parte, cultivar las actitudes positivas: confianza, serenidad, fortaleza,
paciencia, amor. Que te decidas por este precioso hábito de “higiene mental”.
* Enviado por el P. Natalio
La Palabra de Dios:
Evangelio de hoy
Texto del Evangelio:
En
aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: «No penséis que he venido a abolir
la Ley y los Profetas. No he venido a abolir, sino a dar cumplimiento. Sí, os
lo aseguro: el cielo y la tierra pasarán antes que pase una i o una tilde de la
Ley sin que todo suceda. Por tanto, el que traspase uno de estos mandamientos
más pequeños y así lo enseñe a los hombres, será el más pequeño en el Reino de
los Cielos; en cambio, el que los observe y los enseñe, ése será grande en el
Reino de los Cielos. Porque os digo que, si vuestra justicia no es mayor que la
de los escribas y fariseos, no entraréis en el Reino de los Cielos.
»Habéis
oído que se dijo a los antepasados: 'No matarás; y aquel que mate será reo ante
el tribunal'. Pues yo os digo: Todo aquel que se encolerice contra su hermano,
será reo ante el tribunal; pero el que llame a su hermano "imbécil",
será reo ante el Sanedrín; y el que le llame "renegado", será reo de
la gehenna de fuego. Si, pues, al presentar tu ofrenda en el altar te acuerdas
entonces de que un hermano tuyo tiene algo contra ti, deja tu ofrenda allí,
delante del altar, y vete primero a reconciliarte con tu hermano; luego vuelves
y presentas tu ofrenda. Ponte enseguida a buenas con tu adversario mientras vas
con él por el camino; no sea que tu adversario te entregue al juez y el juez al
guardia, y te metan en la cárcel. Yo te aseguro: no saldrás de allí hasta que
no hayas pagado el último céntimo.
»Habéis
oído que se dijo: 'No cometerás adulterio'. Pues yo os digo: Todo el que mira a
una mujer deseándola, ya cometió adulterio con ella en su corazón. Si, pues, tu
ojo derecho te es ocasión de pecado, sácatelo y arrójalo de ti; más te conviene
que se pierda uno de tus miembros, que no que todo tu cuerpo sea arrojado a la
gehenna. Y si tu mano derecha te es ocasión de pecado, córtatela y arrójala de
ti; más te conviene que se pierda uno de tus miembros, que no que todo tu
cuerpo vaya a la gehenna. También se dijo: 'El que repudie a su mujer, que le
dé acta de divorcio'. Pues yo os digo: Todo el que repudia a su mujer, excepto
el caso de fornicación, la hace ser adúltera; y el que se case con una
repudiada, comete adulterio.
»Habéis
oído también que se dijo a los antepasados: 'No perjurarás, sino que cumplirás
al Señor tus juramentos'. Pues yo digo que no juréis en modo alguno: ni por el
Cielo, porque es el trono de Dios, ni por la Tierra, porque es el escabel de
sus pies; ni por Jerusalén, porque es la ciudad del gran rey. Ni tampoco jures
por tu cabeza, porque ni a uno solo de tus cabellos puedes hacerlo blanco o
negro. Sea vuestro lenguaje: "Sí, sí"; "no, no": que lo que
pasa de aquí viene del Maligno». (Mt 5,17-37)
Comentario:
Hoy,
Jesús nos dice «No he venido a abolir, sino a dar cumplimiento» (Mt 5,17). ¿Qué
es la Ley? ¿Qué son los Profetas? Por Ley y Profetas, se entienden dos
conjuntos diferentes de libros del Antiguo Testamento. La Ley se refiere a los
escritos atribuidos a Moisés; los Profetas, como el propio nombre lo indica,
son los escritos de los profetas y los libros sapienciales.
En
el Evangelio de hoy, Jesús hace referencia a aquello que consideramos el
resumen del código moral del Antiguo Testamento: los mandamientos de la Ley de
Dios. Según el pensamiento de Jesús, la Ley no consiste en principios meramente
externos. No. La Ley no es una imposición venida de fuera. Todo lo contrario.
En verdad, la Ley de Dios corresponde al ideal de perfección que está radicado
en el corazón de cada hombre. Esta es la razón por la cual el cumplidor de los
mandamientos no solamente se siente realizado en sus aspiraciones humanas, sino
también alcanza la perfección del cristianismo, o, en las palabras de Jesús,
alcanza la perfección del reino de Dios: «El que los observe y los enseñe, ése
será grande en el Reino de los Cielos» (Mt 5,19).
«Pues
yo os digo» (Mt 5,22). El cumplimiento de la ley no se resume en la letra,
visto que “la letra mata, pero el espíritu vivifica” (2Cor 3,6). Es en este
sentido que Jesús empeña su autoridad para interpretar la Ley según su espíritu
más auténtico. En la interpretación de Jesús, la Ley es ampliada hasta las
últimas consecuencias: el respeto por la vida está unido a la erradicación del
odio, de la venganza y de la ofensa; la castidad del cuerpo pasa por la
fidelidad y por la indisolubilidad, la verdad de la palabra dada pasa por el
respeto a los pactos. Al cumplir la Ley, Jesús «manifiesta con plenitud el
hombre al propio hombre, y a la vez le muestra con claridad su altísima vocación»
(Concilio Vaticano II).
El
ejemplo de Jesús nos invita a aquella perfección de la vida cristiana que
realiza en acciones lo que se predica con palabras.
* Pe. Givanildo dos SANTOS Ferreira (Brasilia,
Brasil)
Palabras de San Juan Pablo II
"El
ir al encuentro de las necesidades del hombre significa, al mismo tiempo, su
introducción en el radio de acción de la misión mesiánica y del poder salvífico
de Cristo. Por consiguiente, se da una mediación: María se pone entre su Hijo y
los hombres en la realidad de sus privaciones, indigencias y sufrimientos. Se
pone "en medio", o sea se hace mediadora no como una persona extraña,
sino en su papel de madre, consciente de que, como tal, puede -más bien "tiene el derecho de"- hacer presente al Hijo las necesidades de los
hombres. La Madre de Cristo se presenta ante los hombres como portavoz de la
voluntad del Hijo, indicadora de aquellas exigencias que deben cumplirse para
que pueda manifestarse el poder salvífico del Mesías".
Madre
del Redentor #21
Predicación del Evangelio
Vivir en la ley de Dios
Somos
criaturas de Dios, nos recuerda el Señor en este pasaje de San Mateo que hoy no
ofrece la Iglesia. Dios, infinitamente sabio y poderoso, nos ha configurado
según su voluntad, no solamente en lo más externo, visible y material de
nuestro cuerpo. Nos ha configurado, ante todo, según su voluntad, en cuanto a
la conducta que hemos de seguir libremente para alcanzar la plenitud que nos
corresponde como personas. Son esos mandamientos y esos preceptos: esa ley, que
es absolutamente decisiva para nosotros porque es divina, y, por consiguiente,
el que quebrante uno solo de estos mandamientos, incluso de los más pequeños, y
enseñe a los hombres a hacer lo mismo, será el más pequeño en el Reino de los
Cielos. Por el contrario, el que los cumpla y enseñe, ése será grande en el
Reino de los Cielos.
De
que tú y yo nos portemos como Dios quiere —no lo olvides— dependen muchas cosas
grandes. Esta es la llave para abrir la puerta y entrar en el Reino de los
Cielos: "qui facit voluntatem Patris mei qui in coelis est, ipse intrabit
in regnum coelorum": el que hace la voluntad de mi Padre..., ¡ése entrará!
Como
siempre, si amamos mucho a Dios, querremos ser como Él quiere. Seremos felices
sabiendo que nos estamos identificando con la voluntad divina. Por el
contrario, estaremos tristes cuando la voluntad de Dios no se ha configurado en
nosotros, aunque hayamos hecho libremente nuestra voluntad. De hecho, quien
quiere ser buen cristiano, tiene en todo momento frente a sí la voluntad de
Dios, y la va comparando con sus proyectos y con sus obras realizadas.
¿Resignación?...
¿Conformidad?... ¡Querer la Voluntad de Dios! Hay una revolución, efecto de la
Gracia santificante, desde la resignación (cumplir de mala gana, aunque con
decisión) hasta el amor (cumplir con entusiasmo aunque cueste), que no echa de
menos otra conducta más apetecible.
Por
lo demás, cumplir la voluntad de Dios, que equivale a actuar libremente de
acuerdo con el ejemplar divino en cada momento, comportarnos de acuerdo con
nuestra condición personal, no puede ser sino plenamente satisfactorio y
gratificante, no puede –si somos sinceros con nosotros mismos– sino traernos la
alegría y la paz.
Dios,
Señor nuestro, es infinitamente bueno, en su insondable sabiduría. Por
consiguiente, aunque cumplir su voluntad nos cueste, y nos cueste mucho en
ocasiones, de esa obediencia nos vendrá siempre la mayor felicidad. Puede
parecer en ocasiones un misterio, para la limitada inteligencia humana, pero
todo es posible para Dios, que nunca consiente que la tristeza defraude a los
que se esmeran por cumplir su voluntad.
Por
lo demás, Dios no pide imposibles. Se tratará siempre de intentar identificarse
con la voluntad divina lo mejor que podamos. El intento sincero, fruto de
nuestro amor, es suficiente para agradar a Dios y es todo lo que espera de
nosotros.
Santa
María, esclava del Señor, acoge nuestros buenos deseos si, como niños pequeños,
hijos suyos, pedimos su ayuda para agradar siempre y en todo a nuestro Padre
celestial.
©
P. Luis de Moya
Agradecimientos
Imaginemos
que en el cielo hay dos oficinas diferentes para tratar lo relativo a las
oraciones de las personas en la tierra:
Una
es para receptar pedidos de diversas gracias, y allí los muchos ángeles que
atienden trabajan intensamente y sin descanso por la cantidad de peticiones que
llegan en todo momento.
La
otra oficina es para recibir los agradecimientos por las gracias concedidas y
en ella hay un par de ángeles aburridos porque prácticamente no les llega
ningún mensaje de los hombres desde la tierra para dar gracias...
Desde
esta sección de "Pequeñas Semillitas" pretendemos juntar una vez por
semana (los domingos) todos los mensajes para la segunda oficina:
agradecimientos por favores y gracias concedidas como respuesta a nuestros
pedidos de oración.
Desde Buenos Aires,
Argentina, Elsita y Jesús agradecen
a Dios, a la fe, al amor y a la vida, por treinta y tres años de matrimonio que
están cumpliendo.
Desde Córdoba, Argentina, agradecemos a Dios, a San José, a la Virgen de Lourdes, a San Juan Pablo II y a todos los que rezaron, por el trabajo que ha conseguido Franco. Le pedimos al santo Cura Brochero, que lo lleve de la mano y lo encamine en la vida enseñándole el seguimiento de Jesús.
Desde Córdoba, Argentina, agradecemos a Dios, a San José, a la Virgen de Lourdes, a San Juan Pablo II y a todos los que rezaron, por el trabajo que ha conseguido Franco. Le pedimos al santo Cura Brochero, que lo lleve de la mano y lo encamine en la vida enseñándole el seguimiento de Jesús.
Meditación
Dóciles
a la invitación de tu voz maternal, oh Virgen Inmaculada de Lourdes, acudimos a
tus pies en la humilde gruta donde aparecisteis para indicar a los extraviados
el camino de la oración y penitencia, dispensando a los que sufren las gracias
y prodigios de tu soberana bondad.
Recibid,
oh reina compasiva, las alabanzas y súplicas que pueblos y naciones, unidos en
la angustia y la amargura, elevan confiados a Ti.
¡Oh
blanca visión del paraíso, aparta de los espíritus las tinieblas del error con
la luz de la fe! ¡Oh mística rosa, socorre las almas abatidas, con el celeste
perfume de la esperanza! ¡Oh fuente inagotable de aguas saludables, reanima los
corazones endurecidos, con la ola de la divina caridad!
Haz
que nosotros tus hijos, confortados por Ti en las penas, protegidos en los
peligros, apoyados en las luchas, amemos y sirvamos a tu dulce Jesús, y
merezcamos los goces eternos junto a Ti. Amén.
S. S. Pío XII
Los cinco minutos de María
Febrero 12
Nadie
como la Virgen dolorosa sintió la soledad. La piedad cristiana titula
precisamente “La soledad de María Santísima” -que veneramos el Sábado Santo- a
la situación de María después del entierro de su Hijo Jesús.
A
lo largo de nuestra vida seguramente nosotros también hemos experimentado o
experimentaremos la soledad, ese espacio vacío, doloroso, a nuestro alrededor,
la incomprensión de parte de las personas que más queremos… En esas
circunstancias, no olvidemos que quien tiene a Dios nunca está solo. “Quien a
Dios tiene, nada le falta”, decía Santa Teresa de Jesús.
María, Madre de Jesucristo y de la Iglesia,
condúcenos al Señor y enséñanos a vivir la comunión con nuestros hermanos.
* P. Alfonso Milagro
Jardinero de Dios
-el
más pequeñito de todos-
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