domingo, 29 de mayo de 2016

Pequeñas Semillitas 3022

PEQUEÑAS SEMILLITAS

Año 11 - Número 3022 ~ Domingo 29 de Mayo de 2016
Desde la ciudad de Córdoba (Argentina)
Alabado sea Jesucristo…
Hoy celebramos el Cuerpo y la Sangre de Cristo. Es la fiesta en honor de la Eucaristía. Esta fiesta la instituyó el Papa Urbano IV en el siglo XIII con ocasión del milagro de Bolsena (Italia).
Fue así: el sacerdote alemán Pedro de Praga peregrinaba a Roma, y se detuvo en la ciudad de Bolsena. Mientras celebraba misa, en el momento de la consagración, le entró la tentación de dudar de la realidad de la transubstanciación. En aquel momento la HOSTIA CONSAGRADA sangró manchando el corporal. El sacerdote, confundido, fue a Orvieto, donde estaba el Papa Urbano IV a contarle lo sucedido. El Papa mandó investigar el caso, y ante la certeza del acontecimiento, instituyó la fiesta del Corpus Christi. El corporal manchado aún se conserva en Orvieto.
Un milagro similar ocurrió en Lanciano (Italia). Estando celebrando un sacerdote la Santa Misa, también le entró la tentación de dudar que realmente el pan y el vino se hubieran transustanciado en el Cuerpo y Sangre de Cristo con sus palabras. En aquel momento sobre su patena apareció un trozo de carne. Él, atónito, se lo dijo a sus feligreses que subieron al altar a comprobar lo ocurrido. Hoy en Lanciano se conserva en un relicario este trozo de esa carne que recientemente ha sido examinado por los doctores Linolli y Bertelli y han afirmado que se trata de carne humana, tejido fibroso, con lóbulos adiposos, y grupo sanguíneo AB. El grupo sanguíneo AB es el mismo de la sangre de la Sábana Santa que se encuentra en Turín.
Señor Jesús: "Tú, que lo sabes y lo puedes todo, Tú que nos alimentas en este mundo, conviértenos en tus comensales del cielo, en tus coherederos y amigos, junto con todos los santos" (Secuencia)

¡Buenos días!

Lo que puede la paciencia
Santa Mónica había comprendido que la paz es un don de Dios tan valioso, que vale la pena hacer cualquier sacrificio para no perderla por ningún motivo. El precio era una imperturbable paciencia con su hijo Agustín y con su esposo, irascibles por demás. San Vicente Ferrer daba una recomendación especial a las esposas cuando eran insultadas por sus maridos.

San Vicente Ferrer regalaba a las señoras que peleaban mucho con su marido, un frasquito con agua bendita y les recomendaba: "Cuando su esposo empiece a insultarla, échese un poco de esta agua a la boca y no se la trague mientras el otro no deje de ofenderla". Y esta famosa "agua de Fray Vicente" producía efectos maravillosos porque, como la mujer no le podía contestar al marido, no había peleas. 

La paciencia es una madurez. Presupone virtudes tan sólidas como la humildad y la fe en Dios. Conseguirás la paciencia meditando en Jesús bondadoso, sufrido, servicial, y suplicándole vuelva tu corazón a semejanza del suyo, manso y humilde. Que el Señor te ayude a dar pasos para crecer en esta virtud tan necesaria.
* Enviado por el P. Natalio

La Palabra de Dios:
Evangelio de hoy
Texto del Evangelio:
En aquel tiempo, Jesús les hablaba acerca del Reino de Dios, y curaba a los que tenían necesidad de ser curados. Pero el día había comenzado a declinar, y acercándose los Doce, le dijeron: «Despide a la gente para que vayan a los pueblos y aldeas del contorno y busquen alojamiento y comida, porque aquí estamos en un lugar deshabitado». Él les dijo: «Dadles vosotros de comer». Pero ellos respondieron: «No tenemos más que cinco panes y dos peces; a no ser que vayamos nosotros a comprar alimentos para toda esta gente».
Pues había como cinco mil hombres. Él dijo a sus discípulos: «Haced que se acomoden por grupos de unos cincuenta». Hicieron acomodarse a todos. Tomó entonces los cinco panes y los dos peces, y levantando los ojos al cielo, pronunció sobre ellos la bendición y los partió, y los iba dando a los discípulos para que los fueran sirviendo a la gente. Comieron todos hasta saciarse. Se recogieron los trozos que les habían sobrado: doce canastos. (Lc 9,11b-17)

Comentario:
Hoy es el día más grande para el corazón de un cristiano, porque la Iglesia, después de festejar el Jueves Santo la institución de la Eucaristía, busca ahora la exaltación de este augusto Sacramento, tratando de que todos lo adoremos ilimitadamente. «Quantum potes, tantum aude...», «atrévete todo lo que puedas»: ésta es la invitación que nos hace santo Tomás de Aquino en un maravilloso himno de alabanza a la Eucaristía. Y esta invitación resume admirablemente cuáles tienen que ser los sentimientos de nuestro corazón ante la presencia real de Jesucristo en la Eucaristía. Todo lo que podamos hacer es poco para intentar corresponder a una entrega tan humilde, tan escondida, tan impresionante. El Creador de cielos y tierra se esconde en las especies sacramentales y se nos ofrece como alimento de nuestras almas. Es el pan de los ángeles y el alimento de los que estamos en camino. Y es un pan que se nos da en abundancia, como se distribuyó sin tasa el pan milagrosamente multiplicado por Jesús para evitar el desfallecimiento de los que le seguían: «Comieron todos hasta saciarse. Se recogieron los trozos que les habían sobrado: doce canastos» (Lc 9,17).
Ante esa sobreabundancia de amor, debería ser imposible una respuesta remisa. Una mirada de fe, atenta y profunda, a este divino Sacramento, deja paso necesariamente a una oración agradecida y a un encendimiento del corazón. San Josemaría solía hacerse eco en su predicación de las palabras que un anciano y piadoso prelado dirigía a sus sacerdotes: «Tratádmelo bien».
Un rápido examen de conciencia nos ayudará a advertir qué debemos hacer para tratar con más delicadeza a Jesús Sacramentado: la limpieza de nuestra alma —siempre debe estar en gracia para recibirle—, la corrección en el modo de vestir —como señal exterior de amor y reverencia—, la frecuencia con la que nos acercamos a recibirlo, las veces que vamos a visitarlo en el Sagrario... Deberían ser incontables los detalles con el Señor en la Eucaristía. Luchemos por recibir y por tratar a Jesús Sacramentado con la pureza, humildad y devoción de su Santísima Madre, con el espíritu y fervor de los santos.
* Rvdo. D. Manuel COCIÑA Abella (Madrid, España)

Palabras de San Juan Pablo II
“La Eucaristía es el triunfo del amor sobre el odio. Cada Eucaristía es más fuerte que todo el mal del mundo, es, es una realización de la redención y reconciliación cada vez más profunda de la humanidad de Dios. Es el sacramento del amor más fuerte que la muerte. El Sacramento de las especies pobres que se convierte en nuestra mayor riqueza. En la Hostia Santa está la respuesta a todos los interrogantes, consuelo al dolor, prenda de la satisfacción de la sed abrasadora de felicidad y de amor que cada uno lleva dentro de sí en el secreto del corazón. Lleva el sabor y el perfume de la Virgen Madre”   

Predicación del Evangelio
Jesús entre nosotros
Hoy es la fiesta del Corpus o de la Eucaristía. Decir Eucaristía es decir algo importantísimo y central en nuestra religión. Se llama del “Corpus” o “del Cuerpo y la Sangre” de Cristo, porque en el lenguaje semita del tiempo de Jesús solían decir “el cuerpo y la sangre” para significar toda la persona. Jesús, al instituir la Eucaristía, consagró primero el pan y luego el vino, como significando su muerte, realidad que representamos en la Misa, aunque Cristo está vivo resucitado. Así nos lo narra hoy san Pablo en la 2ª lectura, unos 20 años después, diciendo que era algo muy precioso que había recibido en tradición desde Jesús por medio de los apóstoles.

De hecho la fiesta principal de la Eucaristía es el Jueves Santo, día de la Institución; pero ese día tiene sombras de tristeza porque está inminente la muerte de Jesús en el Viernes santo. Por eso surgió esta fiesta, al terminar el tiempo de Pascua, tiempo de alegría, para honrar la presencia permanente de Cristo en la Eucaristía. En este día se saca a Cristo sacramentado en procesión por las calles o junto al templo para que todos le podamos honrar y celebrar con nuestros cantos y actos de fe.

La Eucaristía tiene muchas realidades importantes; pero en esta fiesta celebramos sobre todo la permanencia de Jesús, no sólo en la Misa y cuando comulgamos, sino después cuando permanece en el sagrario para que le visitemos y adoremos. Nuestra fe nos dice que allí está Jesús, no sólo por lo que hizo el Jueves Santo, sino por el don que les dio a sus apóstoles y sucesores. Así lo ha creído siempre nuestra Iglesia, habiendo muchos que han dado su fe proclamándolo, y Dios ha hecho muchos milagros para confirmarlo.

El Evangelio de este año correspondiente al ciclo C, nos habla del milagro de la multiplicación de panes y peces. Siempre se ha visto este milagro como un símbolo de la Eucaristía. San Juan narra el discurso que tiene Jesús anunciando la Eucaristía al día siguiente del milagro. Jesús se quedó entre nosotros, no sólo para que le visitemos, sino principalmente para ser alimento especial para nuestra vida en el espíritu. Desgraciadamente muchos le reciben, siendo enemigos suyos, y en algunos lugares ha sido vilmente ultrajado, habiendo sido derramadas por el suelo y pisoteadas las Sagradas Hostias. Jesús respeta la libertad; pero esta fiesta debe servirnos, en la comunión y en la procesión, para que le desagraviemos. Uniéndonos a Jesús, debemos reparar esos ultrajes, con nuestra fe y sobre todo con nuestro amor.

Este milagro de la multiplicación de panes y peces tiene también un signo comunitario, como lo tiene la Eucaristía. Jesús les dice a los apóstoles que ellos den de comer a la gente. Ellos tienen sólo unos pocos panes y peces; pero lo dan a Jesús. Es su colaboración; pero con ello Jesús alimenta a la multitud. El día del Corpus es día también de la caridad. Por la Eucaristía adquirimos el compromiso de compartir. Y no sólo el de compartir, sino el de reconocer en el otro la dignidad de la persona humana.

En la Misa hay varios momentos especiales en que podemos expresar nuestra fe en la presencia de Cristo. Después de la Consagración, en la elevación miramos a la Hostia Sagrada y miramos al cáliz donde está la Sangre de Cristo, junto con su Cuerpo y Divinidad, y proclamamos que Él es nuestro Señor, que significa estar a sus órdenes en todo, ya que ello es al mismo tiempo nuestra mayor felicidad. Cuando Le recibimos en la Comunión, el sacerdote nos dice: “El Cuerpo de Cristo”, a lo cual nosotros respondemos con el “Amén”, que significa un acto de fe en la presencia de Cristo.

Asistamos este día con dignidad y entusiasmo a la veneración de Cristo presente en la Eucaristía para que un día le veneremos más visiblemente en el Cielo.
* P. Silverio Velasco

Mes de María
Flor del 29 de mayo:
María, Reina del Santísimo Rosario
- Meditación: “Dios te salve, llena eres de gracia, el Señor es contigo” (Lucas 1,28). El Arcángel San Gabriel fue quien comenzó el Rosario, pero el Espíritu Santo nos ha manifestado a través de los místicos que todo lo que proviene de la boca de los enviados celestiales (ángeles, santos y la misma Virgen) viene de la Voz de Dios, de tal modo que el mismo Dios fue quien lo inició. A María, la Reina de nuestro corazón, la Reina de las rosas, presentémosle como regalo un ramo de Avemarías. La oración a María, Medianera e Intercesora, va dirigida por su medio a Dios; le pedimos “ruega por nosotros pecadores” para que su oración se una a la nuestra y le de valor. Ella siempre responde ”ruego por vosotros pecadores”, ya que la oración es el diálogo sublime de la pobre criatura con su Señor. Nuestra oración, en manos de María, es presentada ante el Trono de Dios como un delicado perfume, entregado por la criatura más perfecta que existió, ¿y qué no puede obtener ése Purísimo Corazón del Corazón del Amor…?.
- Oración: ¡Oh María, Reina del Santo Rosario! Enséñanos a rezar de corazón como lo hiciste vos, y a prestar eterna alabanza a nuestro Señor. Amén.
- Decena del Santo Rosario (Padrenuestro, diez Avemarías y Gloria).
- Florecilla para este día: Rezar un Rosario pidiendo se derrame sobre nosotros el Espíritu Santo, y por las intenciones de la Virgen.

Nuevo vídeo y artículo

Hay un nuevo vídeo subido al blog
de "Pequeñas Semillitas" en internet.
Para verlo tienes que ir al final de esta página.

Hay nuevo material publicado en el blog
"Juan Pablo II inolvidable"
Puedes acceder en la dirección:

Agradecimientos
Dicen que en el cielo hay dos oficinas diferentes para tratar lo relativo a las oraciones de las personas en la tierra:
Una es para receptar pedidos de diversas gracias, y allí los muchos ángeles que atienden trabajan intensamente y sin descanso por la cantidad de peticiones que llegan en todo momento.
La otra oficina es para recibir los agradecimientos por las gracias concedidas y en ella hay un par de ángeles aburridos porque prácticamente no les llega ningún mensaje de los hombres desde la tierra para dar gracias...
Desde esta sección de "Pequeñas Semillitas" pretendemos juntar una vez por semana (los domingos) todos los mensajes para la segunda oficina: agradecimientos por favores y gracias concedidas como respuesta a nuestros pedidos de oración.

Ya que hoy ningún lector ha enviado nada para su publicación en esta sección, hago uso de este espacio en este día tan especial de Corpus Christi para expresar mi agradecimiento a Jesús, que, luego de su paso por el mundo hace dos mil años, se ha quedado para siempre con nosotros en el Sacramento de la Eucaristía, cumpliendo su promesa expresada en los Evangelios: “Yo estaré con vosotros siempre hasta el fin del mundo” (Mt 28,20)

Los cinco minutos de Dios
Mayo 29
Cuando uno cree en Dios, forzosamente siente la necesidad de hablar con Él; y hablar con Dios se llama "orar". El alma tiene necesidades tan urgentes como el cuerpo; tiene necesidad de orar; no es un lujo; cuando más abrumados estemos por el trabajo, tanto mayor será nuestra necesidad de ser aliviados.
Es necesario rehacer al hombre desde adentro; no nos equivocamos al descubrir en el mundo de hoy una profunda insatisfacción, una infelicidad exasperada, a causa de las falsas recetas de felicidad.
La oración es la fuerza de los hombres y la debilidad de Dios; se pretende vivir obedeciendo a Dios; pero es completamente ilógico pretender obedecerlo sin comenzar por escucharlo. De todos modos, tengamos presente que la oración no consiste en pensar mucho sino en amar mucho; y amar es algo que todos sabemos y podemos hacer.
“Sean perseverantes en la oración, velando en ella con acción de gracias” (Col 4,2). Sabemos que nosotros solos nada podemos; es preciso, por lo tanto, recabar la ayuda del Señor por medio de la oración. El que se aparte de la oración no tardará en sentirse alejado de Dios. “El que ora, se salva; el que no ora, se pierde”, dice San Alfonso.
* P. Alfonso Milagro

Jardinero de Dios
-el más pequeñito de todos-

No hay comentarios:

Publicar un comentario

¡Gracias por participar comentando! Por favor, no te olvides de incluir tu nombre y ciudad de residencia al finalizar tu comentario dentro del cuadro donde escribes.