PEQUEÑAS
SEMILLITAS
Año
11 - Número 3015 ~ Domingo 22 de Mayo de 2016
Desde
la ciudad de Córdoba (Argentina)
Alabado sea Jesucristo…
A
lo largo de los siglos, los teólogos han realizado un gran esfuerzo por acercarse
al misterio de Dios formulando con diferentes construcciones conceptuales las
relaciones que vinculan y diferencian a las personas divinas en el seno de la
Trinidad. Esfuerzo, sin duda, legítimo, nacido del amor y el deseo de Dios.
Jesús,
sin embargo, no sigue ese camino. Desde su propia experiencia de Dios, invita a
sus seguidores a relacionarse de manera confiada con Dios Padre, a seguir
fielmente sus pasos de Hijo de Dios encarnado, y a dejarnos guiar y alentar por
el Espíritu Santo. Nos enseña así a abrirnos al misterio santo de Dios.
Con
su grupo de seguidores, Jesús quiere formar una familia nueva donde todos
busquen "cumplir la voluntad del Padre". Ésta es la herencia que
quiere dejar en la tierra: un movimiento de hermanos y hermanas al servicio de
los más pequeños y desvalidos. Esa familia será símbolo y germen del nuevo
mundo querido por el Padre.
Para
esto necesitan acoger al Espíritu que alienta al Padre y a su Hijo Jesús:
"Vosotros recibiréis la fuerza del Espíritu Santo que vendrá sobre
vosotros y así seréis mis testigos". Éste Espíritu es el amor de Dios, el
aliento que comparten el Padre y su Hijo Jesús, la fuerza, el impulso y la
energía vital que hará de los seguidores de Jesús sus testigos y colaboradores
al servicio del gran proyecto de la Trinidad santa.
*
José A. Pagola
¡Buenos días!
La paz interior
La
paz del corazón es un tesoro tan grande que debes cuidarla y defenderla. La
ambición desmedida, por ejemplo, puede entregarte de tal manera a una vida
inquieta y agitada que, por lograr objetivos imprudentes, acabas destruido por
dentro. Un mensaje de la Reina de la Paz para que aprecies y cultives la paz
interior.
“¡Queridos hijos! Hoy los invito de manera especial a
orar por la paz. Queridos hijos, sin la paz, ustedes no podrán experimentar la
presencia de Jesús en su vida diaria. Por eso, oren al Señor de la Paz para que
él los proteja con su manto y para que
los ayude a comprender la grandeza y la importancia de la paz en sus
corazones. Yo estoy con ustedes e intercedo por ustedes ante Dios. Oren, porque
Satanás quiere destruir mis planes de paz. Reconcíliense unos con otros y, por
medio de sus vidas, ayuden a que la paz reine en toda la tierra. ¡Gracias por
haber respondido a mi llamado!”
La
paz interior tiene enemigos: son los pensamientos y sentimientos negativos que
perturban y agitan el cielo tranquilo de tu corazón. Hombres sabios que
sondearon su interior con la luz del Espíritu los han especificado:
insatisfacción, ansiedad, irritación, miedo, odio, tristeza, autocompasión,
duda, abatimiento, impaciencia… Vigila y no les abras la puerta.
* Enviado por el P. Natalio
La Palabra de Dios:
Evangelio de hoy
Texto del Evangelio:
En
aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: «Mucho tengo todavía que deciros,
pero ahora no podéis con ello. Cuando venga Él, el Espíritu de la verdad, os
guiará hasta la verdad completa; pues no hablará por su cuenta, sino que
hablará lo que oiga, y os anunciará lo que ha de venir. Él me dará gloria,
porque recibirá de lo mío y os lo anunciará a vosotros. Todo lo que tiene el
Padre es mío. Por eso he dicho: ‘Recibirá de lo mío y os lo anunciará a
vosotros’». (Jn
16,12-15)
Comentario:
Hoy
celebramos la solemnidad del misterio que está en el centro de nuestra fe, del
cual todo procede y al cual todo vuelve. El misterio de la unidad de Dios y, a
la vez, de su subsistencia en tres Personas iguales y distintas. Padre, Hijo y
Espíritu Santo: la unidad en la comunión y la comunión en la unidad. Conviene
que los cristianos, en este gran día, seamos conscientes de que este misterio
está presente en nuestras vidas: desde el Bautismo —que recibimos en nombre de
la Santísima Trinidad— hasta nuestra participación en la Eucaristía, que se
hace para gloria del Padre, por su Hijo Jesucristo, gracias al Espíritu Santo.
Y es la señal por la cual nos reconocemos como cristianos: la señal de la Cruz
en nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo.
La
misión del Hijo, Jesucristo, consiste en la revelación de su Padre, del cual es
la imagen perfecta, y en el don del Espíritu, también revelado por el Hijo. La
lectura evangélica proclamada hoy nos lo muestra: el Hijo recibe todo del Padre
en la perfecta unidad: «Todo lo que tiene el Padre es mío», y el Espíritu
recibe lo que Él es, del Padre y del Hijo. Dice Jesús: «Por eso he dicho:
‘Recibirá de lo mío y os lo anunciará a vosotros’» (Jn 16,15). Y en otro pasaje
de este mismo discurso (15,26): «Cuando venga el Paráclito, que yo os enviaré
de junto al Padre, el Espíritu de la verdad, que procede del Padre, Él dará
testimonio de mí».
Aprendamos
de esto la gran y consoladora verdad: la Trinidad Santísima, lejos de ponerse
aparte, distante e inaccesible, viene a nosotros, habita en nosotros y nos
transforma en interlocutores suyos. Y esto por medio del Espíritu, quien así nos
guía hasta la verdad completa (cf. Jn 16,13). La incomparable “dignidad del
cristiano”, de la cual habla varias veces san León el Grande, es ésta: poseer
en sí el misterio de Dios y, entonces, tener ya, desde esta tierra, la propia
“ciudadanía” en el cielo (cf. Flp 3,20), es decir, en el seno de la Trinidad
Santísima.
+ Cardenal Jorge MEJÍA Archivista y Bibliotecario de
la S.R.I. (Città del Vaticano, Vaticano)
Palabras de San Juan Pablo II
“Trinidad
Santísima, beata y beatificante,
haz
dichosos a tus hijos e hijas
que
has llamado a confesar la grandeza de tu amor,
de
tu bondad misericordiosa y de tu belleza”
Predicación del Evangelio
Iguales y diversos
En
el Evangelio, procedente de los discursos de despedida de Jesús, se perfilan en
el fondo tres misteriosos sujetos inextricablemente unidos entre sí. «Cuando
venga Él, el Espíritu de la verdad, os guiará hasta la verdad completa... Todo
lo que tiene el Padre es mío [¡del Hijo !]». Reflexionando sobre estos y otros
textos del mismo tenor, la Iglesia ha llegado a su fe en el Dios uno y trino.
Muchos
dicen: ¿qué enigma es éste de tres que son uno y de uno que son tres? ¿No sería
más sencillo creer en un Dios único, y punto, como hacen los judíos y los
musulmanes? La respuesta es fácil. La Iglesia cree en la Trinidad no porque le
guste complicar las cosas, sino porque esta verdad le ha sido revelada por
Cristo. La dificultad de comprender el misterio de la Trinidad es un argumento
a favor, no en contra, de su verdad. Ningún hombre, dejado a sí mismo, habría
ideado jamás un misterio tal.
Después
de que el misterio nos ha sido revelado, intuimos que, si Dios existe, no puede
más que ser así: uno y trino al mismo tiempo. No puede haber amor más que entre
dos o más personas; si, por lo tanto, «Dios es amor», debe haber en Él uno que
ama, uno que es amado y el amor que les une. También los cristianos son
monoteístas; creen en un Dios que es único, pero no solitario. ¿A quién amaría
Dios si estuviera absolutamente solo? ¿Tal vez a sí mismo? Pero entonces el
suyo no sería amor, sino egoísmo, o narcisismo.
Desearía
recoger la gran y formidable enseñanza de vida que nos llega de la Trinidad.
Este misterio es la máxima afirmación de que se puede ser iguales y diversos:
iguales en dignidad y diversos en características. ¿Y no es esto de lo que
tenemos la necesidad más urgente de aprender, para vivir adecuadamente en este
mundo? ¿O sea, que se puede ser diversos en color de la piel, cultura, sexo,
raza y religión, y en cambio gozar de igual dignidad, como personas humanas?
Esta
enseñanza encuentra su primer y más natural campo de aplicación en la familia.
La familia debería ser un reflejo terreno de la Trinidad. Está formada por
personas diversas por sexo (hombre y mujer) y por edad (padres e hijos), con
todas las consecuencias que se derivan de estas diversidades: distintos
sentimientos, diversas actitudes y gustos. El éxito de un matrimonio y de una
familia depende de la medida con la que esta diversidad sepa tender a una
unidad superior: unidad de amor, de intenciones, de colaboración.
No
es verdad que un hombre y una mujer deban ser a la fuerza afines en
temperamento y dotes; que, para ponerse de acuerdo, tengan que ser los dos
alegres, vivaces, extrovertidos e instintivos, o los dos introvertidos,
tranquilos, reflexivos. Es más, sabemos qué consecuencias negativas pueden
derivarse, ya en el plano físico, de matrimonios realizados entre parientes,
dentro de un círculo estrecho. Esposo y esposa no tienen que ser «la media
naranja» uno del otro, en el sentido de dos mitades perfectamente iguales, sino
en el sentido de que cada uno es la mitad que le falta al otro y el complemento
del otro. Es lo que pretendía Dios cuando dijo: «No es bueno que el hombre esté
solo. Voy a hacerle una ayuda adecuada» (Gn 2,18). Todo esto supone el esfuerzo
de aceptar la diversidad del otro, que es para nosotros lo más difícil y
aquello que sólo los más maduros consiguen.
Vemos
también de aquí cómo es erróneo considerar a la Trinidad como un misterio
remoto de la vida, que hay que dejar a la especulación de los teólogos. Al
contrario: es un misterio cercanísimo. El motivo es muy sencillo: hemos sido
creados a imagen del Dios uno y trino, llevamos su huella y estamos llamados a
realizar la misma síntesis sublime de unidad y diversidad.
* P. Raniero Cantalamessa
Mes de María
Flor del 22 de mayo:
María esperando el Espíritu
Santo
- Meditación:
Reunida en Jerusalén, María aguardaba junto a los apóstoles la venida del
Espíritu Santo, y lo hacía orando. Ella, que tenía en sí la plenitud de todos
los Dones, se refugió en el apostolado, en piadoso retiro para unir su oración
a la de los apóstoles. “A cada cual ha dado Dios cargo de su prójimo” dice el
apóstol. La oración y el amor nos señalan a Dios como signo de vida interior y
santificación, darse por los demás y orar, por los vivos y muertos, por los
justos y pecadores, por los conocidos y los que nunca hemos visto, por los que
te quieren bien y te quieren mal. ¡Ora y a Dios escucharás!
- Oración:
¡Oh María, la que en Dios siempre confía, oh María, Reina mía!, alcánzame el don
de la piedad y enséñame a todo dar, para así con Dios hablar. Amén.
- Decena del Santo Rosario (Padrenuestro, diez Avemarías y Gloria).
- Florecilla para este día: Borrar el propio ego, vaciarse interiormente y preparar
nuestra alma para que sea un refugio en el que pueda anidar el Espíritu Santo.
Nuevo vídeo y artículo
Hay
un nuevo vídeo subido al blog
de
"Pequeñas Semillitas" en
internet.
Para
verlo tienes que ir al final de esta página.
Hay
nuevo material publicado en el blog
"Juan Pablo II inolvidable"
Puedes
acceder en la dirección:
Agradecimientos
Dicen
que en el cielo hay dos oficinas diferentes para tratar lo relativo a las
oraciones de las personas en la tierra:
Una
es para receptar pedidos de diversas gracias, y allí los muchos ángeles que
atienden trabajan intensamente y sin descanso por la cantidad de peticiones que
llegan en todo momento.
La
otra oficina es para recibir los agradecimientos por las gracias concedidas y
en ella hay un par de ángeles aburridos porque prácticamente no les llega
ningún mensaje de los hombres desde la tierra para dar gracias...
Desde
esta sección de "Pequeñas Semillitas" pretendemos juntar una vez por
semana (los domingos) todos los mensajes para la segunda oficina:
agradecimientos por favores y gracias concedidas como respuesta a nuestros
pedidos de oración.
Desde San Salvador (El Salvador) Anabella quiere dar
gracias a nuestra Madre Santísima que ha concedido el milagro que Gunter K. saliera de la unidad de
cuidados intensivos luego de más de un mes allí, y pase a cuidados intermedios,
a la vez que pide seguir rezando para pronto vuelva a su casa junto a sus seres
queridos.
Desde México, Laura T. se manifiesta inmensamente
agradecida con todos y cada uno de los que rezaron, ya que esas oraciones mucho
ayudaron para que su hijo Oliver Ricardo
haya sido dado de alta por el problema de riñón que tenía y que, como milagro
de Dios, ya está funcionando bien y se descarta la necesidad de cualquier operación.
Desde la provincia de Santa Fe, María del Valle agradece a Dios porque, a pesar de su edad y sus
diversas afecciones (hipertensión arterial, diabetes, hipotiroidismo,
reumatismo), le da fuerzas todos los días para levantarse y seguir
evangelizando con inmenso amor por sus hermanos. ¡Gracias Marivalle por tu
servicio!
Los cinco minutos de Dios
Mayo 22
Cuando
uno no piensa más que en sí mismo, no hace otra cosa que levantar una barrera
inexpugnable contra el verdadero amor.
El
amor es "comunión", verdadera entrega mutua; por tanto, has de estar
dispuesto a dar y a recibir; para dar, es preciso ser generoso; para recibir es
preciso ser humilde; solamente los generosos y los humildes estarán capacitados
para amar verdaderamente.
Ninguna
comunión más profunda, más íntima y más real que la comunión con Dios; porque
en ella Dios se entrega plenamente a nosotros y nos recibe con plenitud; por
eso, la comunión eucarística es la mejor forma de llegar a desaparecer
nosotros, para convertirnos en Dios, que nos llega a poseer hasta lo más íntimo
de nuestro ser.
Para
poder recibir a Dios, es preciso primero saber comulgar con los hermanos, con
todos los hombres; y comulgar con los hermanos es darse a ellos y recibir de
ellos.
“Ustedes se han purificado, para amarse sinceramente
como hermanos” (1 Pe 1,22). Hemos de ser justos, hemos de ser buenos, hemos de
embriagarnos de paz y amor y llevar el alma siempre a flor de labios y desnudo
y limpio nuestro corazón.
* P. Alfonso Milagro
Jardinero de Dios
-el
más pequeñito de todos-
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