domingo, 1 de mayo de 2016

Pequeñas Semillitas 2994

PEQUEÑAS SEMILLITAS

Año 11 - Número 2994 ~ Domingo 1° de Mayo de 2016
Desde la ciudad de Córdoba (Argentina)
Alabado sea Jesucristo…
Después de un par de días de interrupción en las ediciones de “Pequeñas Semillitas” motivada por razones técnicas, hoy estamos regresando coincidentemente con el inicio del quinto mes del año. Y este 1° de mayo es el Día Internacional del Trabajo, día festivo y a la vez propicio para elevar una oración a Dios rogando que nunca falte un trabajo digno en ningún hogar del mundo, más en estos tiempos en que es uno de los problemas más acuciantes de las sociedades modernas.
Y nada mejor que hacer ese pedido por la mediación de San José Obrero, cuya fiesta litúrgica se celebra en esta fecha; este humilde carpintero de Nazaret, que humildemente trabajó para sostener su familia con su oficio constituyéndose en un verdadero modelo de padre, esposo y trabajador.
Pero también mayo es el mes dedicado a María, la Madre de Jesús y de todos nosotros. La Iglesia dedica este mes a la dulce Reina de nuestras vidas, y es por eso que comenzando con una simple oración le regalamos nuestro corazón: ¡Oh María, oh dulcísima, oh dueña mía! Vengo a entregarte lo poco que poseo yo, pues sólo tuyo soy, para que lo pongas en oblación ante el Trono de nuestro Señor. Te doy mi voluntad, para que no exista más y sea siempre la Voluntad del Padre Celestial.
Cada día del mes de mayo tiene que ser una flor para María. Por eso le regalaremos en cada jornada de su mes una meditación, una oración, una decena del Santo Rosario y una florecilla. De este modo iremos formando un ramo de flores para nuestra Reina del Cielo que nuestros ángeles custodios le llevarán en actitud de veneración.

¡Buenos días!

El poder de la paciencia
Santa Mónica había comprendido que la paz es un don de Dios tan valioso, que vale la pena hacer cualquier sacrificio para no perderla por ningún motivo. El precio era una imperturbable paciencia con su hijo Agustín y con su esposo, los dos irascibles por demás. San Vicente Ferrer daba una recomendación especial a las esposas cuando eran insultadas por sus maridos.

San Vicente Ferrer regalaba a las señoras que peleaban mucho con su marido, un frasquito con agua bendita y les recomendaba: "Cuando su esposo empiece a insultarla, échese un poco de esta agua a la boca y no se la trague mientras el otro no deje de ofenderla". Y esta famosa "agua de Fray Vicente" producía efectos maravillosos porque, como la mujer no le podía contestar al marido, no había peleas.

La paciencia es una madurez. Presupone virtudes tan sólidas como la humildad y la fe en Dios. Conseguirás la paciencia meditando en Jesús bondadoso, sufrido, servicial, y suplicándole vuelva tu corazón a semejanza del suyo, manso y humilde. Que el Señor te ayude a dar pasos para crecer en esta virtud tan necesaria.
* Enviado por el P. Natalio

La Palabra de Dios:
Evangelio de hoy
Texto del Evangelio:
En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: «Si alguno me ama, guardará mi Palabra, y mi Padre le amará, y vendremos a él, y haremos morada en él. El que no me ama no guarda mis palabras. Y la palabra que escucháis no es mía, sino del Padre que me ha enviado. Os he dicho estas cosas estando entre vosotros. Pero el Paráclito, el Espíritu Santo, que el Padre enviará en mi nombre, os lo enseñará todo y os recordará todo lo que yo os he dicho. Os dejo la paz, mi paz os doy; no os la doy como la da el mundo. No se turbe vuestro corazón ni se acobarde. Habéis oído que os he dicho: ‘Me voy y volveré a vosotros’. Si me amarais, os alegraríais de que me fuera al Padre, porque el Padre es más grande que yo. Y os lo digo ahora, antes de que suceda, para que cuando suceda creáis». (Jn 14,23-29)

Comentario:
«Si alguno me ama, guardará mi Palabra, y mi Padre le amará, y vendremos a él, y haremos morada en él»
Hoy, antes de celebrar la Ascensión y Pentecostés, releemos todavía las palabras del llamado sermón de la Última Cena, en las que debemos ver diversas maneras de presentar un único mensaje, ya que todo brota de la unión de Cristo con el Padre y de la voluntad de Dios de asociarnos a este misterio de amor.
A Santa Teresita del Niño Jesús un día le ofrecieron diversos regalos para que eligiera, y ella —con una gran decisión aun a pesar de su corta edad— dijo: «Lo elijo todo». Ya de mayor entendió que este elegirlo todo se había de concretar en querer ser el amor en la Iglesia, pues un cuerpo sin amor no tendría sentido. Dios es este misterio de amor, un amor concreto, personal, hecho carne en el Hijo Jesús que llega a darlo todo: Él mismo, su vida y sus hechos son el máximo y más claro mensaje de Dios.
Es de este amor que lo abarca todo de donde nace la “paz”. Ésta es hoy una palabra añorada: queremos paz y todo son alarmas y violencias. Sólo conseguiremos la paz si nos volvemos hacia Jesús, ya que es Él quien nos la da como fruto de su amor total. Pero no nos la da como el mundo lo hace (cf. Jn 14,27), pues la paz de Jesús no es la quietud y la despreocupación, sino todo lo contrario: la solidaridad que se hace fraternidad, la capacidad de mirarnos y de mirar a los otros con ojos nuevos como hace el Señor, y así perdonarnos. De ahí nace una gran serenidad que nos hace ver las cosas tal como son, y no como aparecen. Siguiendo por este camino llegaremos a ser felices.
«El Espíritu Santo, que el Padre enviará en mi nombre, os lo enseñará todo y os recordará todo lo que yo os he dicho» (Jn 14,26). En estos últimos días de Pascua pidamos abrirnos al Espíritu: le hemos recibido al ser bautizados y confirmados, pero es necesario que —como ulterior don— rebrote en nosotros y nos haga llegar allá donde no osaríamos.
* Rev. D. Francesc CATARINEU i Vilageliu (Sabadell, Barcelona, España)

Palabras de San Juan Pablo II 
“En el rostro materno de María
los cristianos reconocen una expresión particularísima
del amor misericordioso de Dios,
que, con la mediación de una presencia materna,
hace comprender mejor su propia solicitud y bondad de Padre.
En María, Virgen toda hermosa y toda santa, ha triunfado el amor”

Predicación del Evangelio
“La paz os dejo; mi paz os doy”
En el evangelio de Juan podemos leer un conjunto de discursos en los que Jesús se va despidiendo de sus discípulos. Los comentaristas lo llaman "El Discurso de despedida". En él se respira una atmósfera muy especial: los discípulos tienen miedo a quedarse sin su Maestro; Jesús, por su parte, les insiste en que, a pesar de su partida, nunca sentirán su ausencia.

Hasta cinco veces les repite que podrán contar con «el Espíritu Santo». Él los defenderá, pues los mantendrá fieles a su mensaje y a su proyecto. Por eso lo llama «Espíritu de la verdad». En un momento determinado, Jesús les explica mejor cuál será su quehacer: «El Defensor, el Espíritu Santo... será quien os lo enseñe todo y os vaya recordando todo lo que os he dicho». Este Espíritu será la memoria viva de Jesús.

El horizonte que ofrece a sus discípulos es grandioso. De Jesús nacerá un gran movimiento espiritual de discípulos y discípulas que le seguirán defendidos por el Espíritu Santo. Se mantendrán en su verdad, pues ese Espíritu les irá enseñando todo lo que Jesús les ha ido comunicando por los caminos de Galilea. Él los defenderá en el futuro de la turbación y de la cobardía.

Jesús desea que capten bien lo que significará para ellos el Espíritu de la verdad y Defensor de su comunidad: «Os estoy dejando la paz; os estoy dando la paz». No sólo les desea la paz. Les regala su paz. Si viven guiados por el Espíritu, recordando y guardando sus palabras, conocerán la paz.

No es una paz cualquiera. Es su paz. Por eso les dice: «No os la doy yo como la da el mundo». La paz de Jesús no se construye con estrategias inspiradas en la mentira o en la injusticia, sino actuando con el Espíritu de la verdad. Han de reafirmarse en él: «Que no tiemble vuestro corazón ni se acobarde».

En estos tiempos difíciles de desprestigio y turbación que estamos sufriendo en la Iglesia, sería un grave error pretender ahora defender nuestra credibilidad y autoridad moral actuando sin el Espíritu de la verdad prometido por Jesús. El miedo seguirá penetrando en el cristianismo si buscamos asentar nuestra seguridad y nuestra paz alejándonos del camino trazado por él.

Cuando en la Iglesia se pierde la paz, no es posible recuperarla de cualquier manera ni sirve cualquier estrategia. Con el corazón lleno de resentimiento y ceguera no es posible introducir la paz de Jesús. Es necesario convertirnos humildemente a su verdad, movilizar todas nuestras fuerzas para desandar caminos equivocados, y dejarnos guiar por el Espíritu que animó la vida entera de Jesús.
* P. José Antonio Pagola

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Mes de María
Flor del 1 de mayo: Santa María     
Fiesta de San José Obrero, su castísimo esposo.

Meditación: “El nombre de la Virgen era María” (Lucas 1,27). Según la tradición cristiana a la Santísima Virgen le impusieron ese nombre por especial designio de Dios, significando en arameo Señora, en hebreo Hermosa y en egipcio Amada de Dios.
Oración: ¡Oh hermosa Señora, nos alegramos en tu Hijo Resucitado ya que Dios te ha amado tanto para hacerte Hija del Padre, Esposa del Espíritu Santo y Madre de Su Hijo!. Amén.
Decena del Santo Rosario (Padrenuestro, diez Avemarías y Gloria).
Florecilla para este día: Hacer un especial examen de conciencia por la noche, antes de ir a dormir.

Agradecimientos
Dicen que en el cielo hay dos oficinas diferentes para tratar lo relativo a las oraciones de las personas en la tierra:
Una es para receptar pedidos de diversas gracias, y allí los muchos ángeles que atienden trabajan intensamente y sin descanso por la cantidad de peticiones que llegan en todo momento.
La otra oficina es para recibir los agradecimientos por las gracias concedidas y en ella hay un par de ángeles aburridos porque prácticamente no les llega ningún mensaje de los hombres desde la tierra para dar gracias...
Desde esta sección de "Pequeñas Semillitas" pretendemos juntar una vez por semana (los domingos) todos los mensajes para la segunda oficina: agradecimientos por favores y gracias concedidas como respuesta a nuestros pedidos de oración.

Elena escribe para expresar varios agradecimientos a Dios y a las personas que rezaron por: Mauricio, 35 años, de USA, que con la quimioterapia ha curado el cáncer que lo aquejaba; Ana A. y su familia, para quienes las cosas van mejorando de a poco pero aun necesitan nuestras oraciones; Carlos Augusto, de 33 años, de Venezuela, que está recuperando la visión en ambos ojos luego de haber tenido desprendimiento de retina; Sofía, 86 años, de Colombia, que está mejorando de sus problemas de salud; Paty V., de México, mejorando del herpes zóster que la afecta y Cary V., de USA cuyos problemas están solucionándose. Nos sumamos al agradecimiento a Dios por las gracias concedidas a todos estos hermanos.

Desde la provincia de Santa Fe, Argentina, los padres de la bebita Emma, agradecen las oraciones hechas por su hija, que tiene signos de mejoría, pero aún deberá pasar por muchos tratamientos hasta llegar a su recuperación luego de su nacimiento con seis meses de gestación y su operación intestinal de urgencia. Seguiremos rezando por ella.

Los cinco minutos de Dios
Mayo 1º
¿Te gustaría mucho hablar de tú mismo? ¿Por qué será? Quizá porque estás convencido de que vales mucho y quieres que los demás también reconozcan tu valor; no es vanidad y orgullo.
Quizá porque piensas que los demás no reconocen tus méritos; y si los demás no los reconocen quizá sea porque en realidad esos méritos no son tan reales como a ti te parecen.
¿A los demás les gusta oírte hablar de ti mismo? Si no les agrada; ¿por qué será? ¿No será porque cuando hablas de ti mismo lo haces disminuyendo a los demás? O, si no los disminuyes, ¿no será porque ni siquiera los tienes en cuenta? Y ésa es una manera muy sutil de disminuirlos; y, si los disminuyes de una u otra forma, ¿puedes extrañarte de que no les guste oírte hablar de ti mismo?
Si realmente vales, si tienes méritos y cualidades, no te preocupes, no es necesario que hables de ti;  ya que verán lo que eres y lo que vales; si no lo ven, no por eso disminuirá tu mérito o se perderá tu valor. Basta que te vea Dios y que te valore Dios.
“Conviértete al Señor y deja de pecar, suplica ante su rostro y quita los obstáculos; vuelve al Altísimo y apártate de la injusticia” (Eclo 17,25-26). Dios es quien te sacará de las tinieblas, para guiarte a la luz de la salvación.
* P. Alfonso Milagro

Jardinero de Dios
-el más pequeñito de todos-

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