domingo, 15 de mayo de 2016

Pequeñas Semillitas 3008

PEQUEÑAS SEMILLITAS

Año 11 - Número 3008 ~ Domingo 15 de Mayo de 2016
Desde la ciudad de Córdoba (Argentina)
Alabado sea Jesucristo…
Ven Espíritu Creador e infunde en nosotros la fuerza y el aliento de Jesús. Sin tu impulso y tu gracia, no acertaremos a creer en él; no nos atreveremos a seguir sus pasos; la Iglesia no se renovará; nuestra esperanza se apagará. ¡Ven y contágianos el aliento vital de Jesús!
Ven Espíritu Santo y recuérdanos las palabras buenas que decía Jesús. Sin tu luz y tu testimonio sobre él, iremos olvidando el rostro bueno de Dios; el Evangelio se convertirá en letra muerta; la Iglesia no podrá anunciar ninguna noticia buena. ¡Ven y enséñanos a escuchar sólo a Jesús!
Ven Espíritu de la Verdad y haznos caminar en la verdad de Jesús. Sin tu luz y tu guía, nunca nos liberaremos de nuestros errores y mentiras; nada nuevo y verdadero nacerá entre nosotros; seremos como ciegos que pretenden guiar a otros ciegos. ¡Ven y conviértenos en discípulos y testigos de Jesús!
Ven Espíritu del Padre y enséñanos a gritar a Dios "Abba" como lo hacía Jesús. Sin tu calor y tu alegría, viviremos como huérfanos que han perdido a su Padre; invocaremos a Dios con los labios, pero no con el corazón; nuestras plegarias serán palabras vacías. ¡Ven y enséñanos a orar con las palabras y el corazón de Jesús!
Ven Espíritu Bueno y conviértenos al proyecto del "reino de Dios" inaugurado por Jesús. Sin tu fuerza renovadora, nadie convertirá nuestro corazón cansado; no tendremos audacia para construir un mundo más humano, según los deseos de Dios; en tu Iglesia los últimos nunca serán los primeros; y nosotros seguiremos adormecidos en nuestra religión burguesa. ¡Ven y haznos colaboradores del proyecto de Jesús!
Ven Espíritu de Amor y enséñanos a amarnos unos a otros con el amor con que Jesús amaba. Sin tu presencia viva entre nosotros, la comunión de la Iglesia se resquebrajará; la jerarquía y el pueblo se irán distanciando siempre más; crecerán las divisiones, se apagará el diálogo y aumentará la intolerancia. ¡Ven y aviva en nuestro corazón y nuestras manos el amor fraterno que nos hace parecernos a Jesús!
Ven Espíritu Liberador y recuérdanos que para ser libres nos liberó Cristo y no para dejarnos oprimir de nuevo por la esclavitud. Sin tu fuerza y tu verdad, nuestro seguimiento gozoso a Jesús se convertirá en moral de esclavos; no conoceremos el amor que da vida, sino nuestros egoísmos que la matan; se apagará en nosotros la libertad que hace crecer a los hijos e hijas de Dios y seremos, una y otra vez, víctimas de miedos, cobardías y fanatismos. ¡Ven Espíritu Santo y contágianos la libertad de Jesús!
* José Antonio Pagola

¡Buenos días!

Elige con sabiduría
Qué regalo grande y qué responsabilidad es tu capacidad de elegir. Y tú puedes elegir entre centrar tu atención en tus bienes o en tus carencias, en tus fortalezas o en tus fragilidades, en tus posibilidades o en tus límites. Elige sabiamente y serás feliz.

Hoy puedo elegir qué clase de día voy a tener. Puedo quejarme porque el día está lluvioso, o puedo dar gracias porque las plantas están siendo regadas gratis. Hoy puedo quejarme de mi salud, o puedo regocijarme de que estoy vivo. Hoy puedo lamentarme de todo lo que mis padres no me dieron mientras estaba creciendo, o puedo sentirme agradecido de que me permitieran haber nacido. Hoy puedo llorar porque las rosas tienen espinas, o puedo celebrar que las espinas tienen rosas. Hoy puedo quejarme porque tengo que ir a trabajar, o puedo gritar de alegría: “¡Tengo un trabajo!” Hoy puedo murmurar con amargura porque tengo que hacer las tareas del hogar, o puedo sentirme honrado porque tengo un techo donde cobijarme. Hoy el día se presenta ante mí, esperando a que yo le dé forma y aquí estoy, como un escultor…

El famoso estadista Winston Churchill dijo que “el optimista descubre una oportunidad en toda calamidad, mientras el pesimista señala una calamidad en toda oportunidad.” Que el Señor te ayude a especializarte en descubrir oportunidades en todas las situaciones de tu vida. Esto marcará la diferencia entre el fracaso y el éxito. Que pases un día muy positivo.
* Enviado por el P. Natalio

La Palabra de Dios:
Evangelio de hoy
Texto del Evangelio:
Al atardecer de aquel día, el primero de la semana, estando cerradas, por miedo a los judíos, las puertas del lugar donde se encontraban los discípulos, se presentó Jesús en medio de ellos y les dijo: «La paz con vosotros». Dicho esto, les mostró las manos y el costado. Los discípulos se alegraron de ver al Señor. Jesús les dijo otra vez: «La paz con vosotros. Como el Padre me envió, también yo os envío». Dicho esto, sopló sobre ellos y les dijo: «Recibid el Espíritu Santo. A quienes perdonéis los pecados, les quedan perdonados; a quienes se los retengáis, les quedan retenidos». (Jn 20,19-23)

Comentario:
Hoy, en el día de Pentecostés se realiza el cumplimiento de la promesa que Cristo había hecho a los Apóstoles. En la tarde del día de Pascua sopló sobre ellos y les dijo: «Recibid el Espíritu Santo» (Jn 20,22). La venida del Espíritu Santo el día de Pentecostés renueva y lleva a plenitud ese don de un modo solemne y con manifestaciones externas. Así culmina el misterio pascual.
El Espíritu que Jesús comunica, crea en el discípulo una nueva condición humana, y produce unidad. Cuando el orgullo del hombre le lleva a desafiar a Dios construyendo la torre de Babel, Dios confunde sus lenguas y no pueden entenderse. En Pentecostés sucede lo contrario: por gracia del Espíritu Santo, los Apóstoles son entendidos por gentes de las más diversas procedencias y lenguas.
El Espíritu Santo es el Maestro interior que guía al discípulo hacia la verdad, que le mueve a obrar el bien, que lo consuela en el dolor, que lo transforma interiormente, dándole una fuerza, una capacidad nuevas.
El primer día de Pentecostés de la era cristiana, los Apóstoles estaban reunidos en compañía de María, y estaban en oración. El recogimiento, la actitud orante es imprescindible para recibir el Espíritu. «De repente, un ruido del cielo, como de un viento recio, resonó en toda la casa donde se encontraban. Vieron aparecer unas lenguas, como llamaradas, que se repartían, posándose encima de cada uno» (Hch 2,2-3).
Todos quedaron llenos del Espíritu Santo, y se pusieron a predicar valientemente. Aquellos hombres atemorizados habían sido transformados en valientes predicadores que no temían la cárcel, ni la tortura, ni el martirio. No es extraño; la fuerza del Espíritu estaba en ellos.
El Espíritu Santo, Tercera Persona de la Santísima Trinidad, es el alma de mi alma, la vida de mi vida, el ser de mi ser; es mi santificador, el huésped de mi interior más profundo. Para llegar a la madurez en la vida de fe es preciso que la relación con Él sea cada vez más consciente, más personal. En esta celebración de Pentecostés abramos las puertas de nuestro interior de par en par.
* Mons. Josep Àngel SAIZ i Meneses Obispo de Terrassa (Barcelona, España)

Palabras de San Juan Pablo II
“Por medio del Espíritu Santo, Cristo renueva nuestra vida y nos hace partícipes de esa misma vida divina que nos introduce en la intimidad de Dios y nos hace experimentar su amor por nosotros (…) Es el Espíritu Santo el autor de esa paz que es fruto del amor. La paz verdadera de Cristo, infundida y vivida en los corazones bajo el impulso del Espíritu Santo”

Predicación del Evangelio
Recibid el Espíritu Santo
La tarde de Pascua, Jesús en el cenáculo «sopló sobre ellos [sus discípulos] y les dijo: "Recibid el Espíritu Santo"» [Jn 20,19-23 Ndr]). Este soplo de Cristo evoca el gesto de Dios que, en la creación, «sopló sobre el hombre, hecho de polvo del suelo, un aliento de vida, y resultó el hombre un ser viviente» (Gn 2,7). Con aquel gesto Jesús viene a decir, por lo tanto, que el Espíritu Santo es el soplo divino que da vida a la nueva creación, como dio vida a la primera creación. El Salmo responsorial subraya este tema: «Envías tu soplo y son creados, y renuevas la faz de la tierra» [Sal 103,1-34. Ndr].

Proclamar que el Espíritu Santo es creador significa decir que su esfera de acción no se restringe sólo a la Iglesia, sino que se extiende a toda la creación. Ningún tiempo, ningún lugar está privados de su presencia activa. Él actúa en la Biblia y fuera de ella; actúa antes de Cristo, en el tiempo de Cristo y después de Cristo, si bien nunca separadamente de Él. «Toda verdad, de donde quiera que venga dicha -escribió Santo Tomás de Aquino-, viene del Espíritu Santo». Cierto: la acción del Espíritu de Cristo fuera de la Iglesia no es la misma que dentro de la Iglesia y en los sacramentos. Allí Él actúa por poder, aquí por presencia, en persona.

Lo más importante, a propósito del poder creador del Espíritu Santo, no es en cambio comprenderlo o explicar sus implicaciones, sino experimentarlo. ¿Y qué significa experimentar al Espíritu como creador? Para descubrirlo partimos del relato de la creación. «En el principio creó Dios los cielos y la tierra. La tierra era caos y confusión y oscuridad por encima del abismo, y un viento de Dios aleteaba por encima de las aguas» (Gn 1, 1-2). Se deduce que el universo existía ya en el momento en que interviene el Espíritu, pero aún era informe y tenebroso, caos. Es después de su acción cuando lo creado asume contornos precisos; la luz se separa de las tinieblas, la tierra del mar, y todo adquiere una forma definida.

El Espíritu Santo es, por lo tanto, Aquél que permite pasar -a la creación- del caos al cosmos, el que hace así algo bello, ordenado, limpio ( cosmos viene de la misma raíz que cosmético, ¡y quiere decir bello!), realiza así un «mundo», según el doble significado de esta palabra. La ciencia nos enseña hoy que este proceso ha durado miles de millones de años, pero lo que la Biblia quiere decirnos, con lenguaje sencillo e imaginativo, es que la lenta evolución hacia la vida y el orden actual del mundo no ocurrió por casualidad, obedeciendo a impulsos ciegos de la materia, sino por un proyecto aplicado en él, desde el inicio, por el creador.

La acción creadora de Dios no se limita al instante inicial; Él está siempre en acto de crear. Aplicado al Espíritu Santo, esto significa que Él es siempre el que hace pasar del caos al cosmos, esto es, del desorden al orden, de la confusión a la armonía, de la deformidad a la belleza, de la vejez a la juventud. Esto a todos los niveles: en el macrocosmos y en el microcosmos, o sea, en el universo entero así como en cada hombre.

Debemos creer que, a pesar de las apariencias, el Espíritu Santo está a la obra en el mundo y lo hace progresar. ¡Cuántos descubrimientos nuevos, no sólo en el campo físico, sino también en el moral y social! Un texto del Concilio Vaticano II dice que el Espíritu Santo está a la obra en la evolución del orden social del mundo ( «Gaudium et spes», 26 ). No es sólo el mal el que crece, sino también el bien, con la diferencia de que el mal se elimina, termina consigo mismo, mientras que el bien se acumula, permanece. Ciertamente aún existe mucho caos a nuestro alrededor: caos moral, político, social. El mundo tiene todavía mucha necesidad del Espíritu Santo; por ello no debemos cansarnos de invocarle con las palabras del Salmo: «¡Envía tu Espíritu, Señor, y renueva la faz de la tierra!».
* P. Raniero Cantalamessa

Mes de María
Flor del 15 de mayo: Causa de nuestra alegría 
- Meditación: “Los justos se alegran, se regocijan y saltan de júbilo pensando en la Providencia y Bondad de Dios” (Salmos 32,33). Cómo no estar felices si agradamos al Señor cumpliendo Su Voluntad y viendo todo lo que El nos da. Seamos hijos dignos pues el Señor es nuestro amigo. Todo nos da, y si caminamos junto a El, todo compartiremos: Su Amor, Su Dolor y Su Crucifixión, pero felices sabiéndonos herederos del Reino de Dios.
- Oración: Madre de la alegría, sé nuestra guía y haznos llevar una vida realmente digna. Haz que ésta vasija rebose de amor, fe y esperanza, pues el Señor nos acompaña. Amén.
- Decena del Santo Rosario (Padrenuestro, diez Avemarías y Gloria).

- Florecilla para este día: Valorar todo lo que Dios nos da, porque nada es mérito nuestro, todo lo bueno viene del Señor.

Ven Espíritu Santo 
Ven, Espíritu Santo,
Llena los corazones de tus fieles
y enciende en ellos
el fuego de tu amor.
Envía, Señor, tu Espíritu.
Que renueve la faz de la Tierra.

Nuevo vídeo

Hay un nuevo vídeo subido al blog
de "Pequeñas Semillitas" en internet.
Para verlo tienes que ir al final de esta página.

Agradecimientos
Dicen que en el cielo hay dos oficinas diferentes para tratar lo relativo a las oraciones de las personas en la tierra:
Una es para receptar pedidos de diversas gracias, y allí los muchos ángeles que atienden trabajan intensamente y sin descanso por la cantidad de peticiones que llegan en todo momento.
La otra oficina es para recibir los agradecimientos por las gracias concedidas y en ella hay un par de ángeles aburridos porque prácticamente no les llega ningún mensaje de los hombres desde la tierra para dar gracias...
Desde esta sección de "Pequeñas Semillitas" pretendemos juntar una vez por semana (los domingos) todos los mensajes para la segunda oficina: agradecimientos por favores y gracias concedidas como respuesta a nuestros pedidos de oración.

Desde Uruguay, nuestro amigo Eduardo, quiere manifestar su agradecimiento a Dios porque su hogar, junto a Cecilia y sus otros hijos Agus (10) y Santi (13), ha sido bendecido por la feliz llegada de Bautista (Bauti). Nos sumamos con alegría a la acción de gracias, y a la vez saludamos especialmente a Cecilia porque hoy en Uruguay es el Día de las Madres.

Una oración de acción de gracias a Dios y a la Santísima Virgen de Lourdes, por el cumpleaños número 30 de Stefanía Lourdes (Stefi), de Córdoba, Argentina.

Los cinco minutos de Dios
Mayo 15
"Felices los misericordiosos, porque obtendrán misericordia"  La misericordia es fruto de un corazón tierno y compasivo, que sabe sufrir con los que sufren y llorar con los que lloran y afligirse con los que tienen alguna pena.
Ser misericordioso es volcar un poco de dulzura en el corazón amargo, derramar algo de bálsamo en el ánimo abatido y comunicarle nuevas fuerzas, para ir repechando el camino del deber.
Ser misericordioso es consolar al triste, acompañar al que se halla en soledad, dejar que el prójimo vuelque en nosotros sus preocupaciones, que se desahogue de sus aflicciones y opresiones.
Los misericordiosos obtendrán también ellos misericordia, encontrarán corazones que los comprendan; cuando para ellos llegue la hora del dolor, hallarán quien les suavice su pena, quien comparta su amargura; y como ellos supieron aliviar la pena de los demás, los demás aliviarán la pena de ello
“El que retira la compasión al prójimo, abandona el temor de Dios” (Job 6,14). “¿No debías también tú tener compasión de tu compañero, como yo me compadecí de ti?” (Mt 18,33). Es la mejor forma de conseguir que Dios nos perdona: perdonando.
* P. Alfonso Milagro
Jardinero de Dios
-el más pequeñito de todos-

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