PEQUEÑAS
SEMILLITAS
Año
11 - Número 3008 ~ Domingo 15 de Mayo de 2016
Desde
la ciudad de Córdoba (Argentina)
Alabado sea Jesucristo…
• Ven Espíritu Creador e
infunde en nosotros la fuerza y el aliento de Jesús. Sin tu impulso y tu
gracia, no acertaremos a creer en él; no nos atreveremos a seguir sus pasos; la
Iglesia no se renovará; nuestra esperanza se apagará. ¡Ven y contágianos el
aliento vital de Jesús!
• Ven Espíritu Santo y
recuérdanos las palabras buenas que decía Jesús. Sin tu luz y tu testimonio
sobre él, iremos olvidando el rostro bueno de Dios; el Evangelio se convertirá
en letra muerta; la Iglesia no podrá anunciar ninguna noticia buena. ¡Ven y
enséñanos a escuchar sólo a Jesús!
• Ven Espíritu de la Verdad
y haznos caminar en la verdad de Jesús. Sin tu luz y tu guía, nunca nos
liberaremos de nuestros errores y mentiras; nada nuevo y verdadero nacerá entre
nosotros; seremos como ciegos que pretenden guiar a otros ciegos. ¡Ven y
conviértenos en discípulos y testigos de Jesús!
• Ven Espíritu del Padre y
enséñanos a gritar a Dios "Abba" como lo hacía Jesús. Sin tu calor y
tu alegría, viviremos como huérfanos que han perdido a su Padre; invocaremos a
Dios con los labios, pero no con el corazón; nuestras plegarias serán palabras
vacías. ¡Ven y enséñanos a orar con las palabras y el corazón de Jesús!
• Ven Espíritu Bueno y
conviértenos al proyecto del "reino de Dios" inaugurado por Jesús.
Sin tu fuerza renovadora, nadie convertirá nuestro corazón cansado; no tendremos
audacia para construir un mundo más humano, según los deseos de Dios; en tu
Iglesia los últimos nunca serán los primeros; y nosotros seguiremos adormecidos
en nuestra religión burguesa. ¡Ven y haznos colaboradores del proyecto de
Jesús!
• Ven Espíritu de Amor y
enséñanos a amarnos unos a otros con el amor con que Jesús amaba. Sin tu
presencia viva entre nosotros, la comunión de la Iglesia se resquebrajará; la
jerarquía y el pueblo se irán distanciando siempre más; crecerán las
divisiones, se apagará el diálogo y aumentará la intolerancia. ¡Ven y aviva en
nuestro corazón y nuestras manos el amor fraterno que nos hace parecernos a
Jesús!
• Ven Espíritu Liberador y
recuérdanos que para ser libres nos liberó Cristo y no para dejarnos oprimir de
nuevo por la esclavitud. Sin tu fuerza y tu verdad, nuestro seguimiento gozoso
a Jesús se convertirá en moral de esclavos; no conoceremos el amor que da vida,
sino nuestros egoísmos que la matan; se apagará en nosotros la libertad que
hace crecer a los hijos e hijas de Dios y seremos, una y otra vez, víctimas de
miedos, cobardías y fanatismos. ¡Ven Espíritu Santo y contágianos la libertad
de Jesús!
* José Antonio Pagola
¡Buenos días!
Elige con sabiduría
Qué
regalo grande y qué responsabilidad es tu capacidad de elegir. Y tú puedes
elegir entre centrar tu atención en tus bienes o en tus carencias, en tus
fortalezas o en tus fragilidades, en tus posibilidades o en tus límites. Elige
sabiamente y serás feliz.
Hoy puedo elegir qué clase de día voy a tener. Puedo
quejarme porque el día está lluvioso, o puedo dar gracias porque las plantas
están siendo regadas gratis. Hoy puedo quejarme de mi salud, o puedo
regocijarme de que estoy vivo. Hoy puedo lamentarme de todo lo que mis padres
no me dieron mientras estaba creciendo, o puedo sentirme agradecido de que me
permitieran haber nacido. Hoy puedo llorar porque las rosas tienen espinas, o
puedo celebrar que las espinas tienen rosas. Hoy puedo quejarme porque tengo
que ir a trabajar, o puedo gritar de alegría: “¡Tengo un trabajo!” Hoy puedo
murmurar con amargura porque tengo que hacer las tareas del hogar, o puedo
sentirme honrado porque tengo un techo donde cobijarme. Hoy el día se presenta
ante mí, esperando a que yo le dé forma y aquí estoy, como un escultor…
El
famoso estadista Winston Churchill dijo que “el optimista descubre una
oportunidad en toda calamidad, mientras el pesimista señala una calamidad en
toda oportunidad.” Que el Señor te ayude a especializarte en descubrir
oportunidades en todas las situaciones de tu vida. Esto marcará la diferencia
entre el fracaso y el éxito. Que pases un día muy positivo.
* Enviado por el P. Natalio
La Palabra de Dios:
Evangelio de hoy
Texto del Evangelio:
Al
atardecer de aquel día, el primero de la semana, estando cerradas, por miedo a
los judíos, las puertas del lugar donde se encontraban los discípulos, se
presentó Jesús en medio de ellos y les dijo: «La paz con vosotros». Dicho esto,
les mostró las manos y el costado. Los discípulos se alegraron de ver al Señor.
Jesús les dijo otra vez: «La paz con vosotros. Como el Padre me envió, también
yo os envío». Dicho esto, sopló sobre ellos y les dijo: «Recibid el Espíritu
Santo. A quienes perdonéis los pecados, les quedan perdonados; a quienes se los
retengáis, les quedan retenidos». (Jn 20,19-23)
Comentario:
Hoy,
en el día de Pentecostés se realiza el cumplimiento de la promesa que Cristo
había hecho a los Apóstoles. En la tarde del día de Pascua sopló sobre ellos y
les dijo: «Recibid el Espíritu Santo» (Jn 20,22). La venida del Espíritu Santo
el día de Pentecostés renueva y lleva a plenitud ese don de un modo solemne y
con manifestaciones externas. Así culmina el misterio pascual.
El
Espíritu que Jesús comunica, crea en el discípulo una nueva condición humana, y
produce unidad. Cuando el orgullo del hombre le lleva a desafiar a Dios
construyendo la torre de Babel, Dios confunde sus lenguas y no pueden
entenderse. En Pentecostés sucede lo contrario: por gracia del Espíritu Santo,
los Apóstoles son entendidos por gentes de las más diversas procedencias y
lenguas.
El
Espíritu Santo es el Maestro interior que guía al discípulo hacia la verdad,
que le mueve a obrar el bien, que lo consuela en el dolor, que lo transforma
interiormente, dándole una fuerza, una capacidad nuevas.
El
primer día de Pentecostés de la era cristiana, los Apóstoles estaban reunidos
en compañía de María, y estaban en oración. El recogimiento, la actitud orante
es imprescindible para recibir el Espíritu. «De repente, un ruido del cielo,
como de un viento recio, resonó en toda la casa donde se encontraban. Vieron
aparecer unas lenguas, como llamaradas, que se repartían, posándose encima de
cada uno» (Hch 2,2-3).
Todos
quedaron llenos del Espíritu Santo, y se pusieron a predicar valientemente. Aquellos
hombres atemorizados habían sido transformados en valientes predicadores que no
temían la cárcel, ni la tortura, ni el martirio. No es extraño; la fuerza del
Espíritu estaba en ellos.
El
Espíritu Santo, Tercera Persona de la Santísima Trinidad, es el alma de mi
alma, la vida de mi vida, el ser de mi ser; es mi santificador, el huésped de
mi interior más profundo. Para llegar a la madurez en la vida de fe es preciso
que la relación con Él sea cada vez más consciente, más personal. En esta
celebración de Pentecostés abramos las puertas de nuestro interior de par en
par.
* Mons. Josep Àngel SAIZ i Meneses Obispo de Terrassa
(Barcelona, España)
Palabras de San Juan Pablo II
“Por
medio del Espíritu Santo, Cristo renueva nuestra vida y nos hace partícipes de
esa misma vida divina que nos introduce en la intimidad de Dios y nos hace
experimentar su amor por nosotros (…) Es el Espíritu Santo el autor de esa paz
que es fruto del amor. La paz verdadera de Cristo, infundida y vivida en los
corazones bajo el impulso del Espíritu Santo”
Predicación del Evangelio
Recibid el Espíritu Santo
La
tarde de Pascua, Jesús en el cenáculo «sopló sobre ellos [sus discípulos] y les
dijo: "Recibid el Espíritu Santo"» [Jn 20,19-23 Ndr]). Este soplo de
Cristo evoca el gesto de Dios que, en la creación, «sopló sobre el hombre,
hecho de polvo del suelo, un aliento de vida, y resultó el hombre un ser
viviente» (Gn 2,7). Con aquel gesto Jesús viene a decir, por lo tanto, que el
Espíritu Santo es el soplo divino que da vida a la nueva creación, como dio
vida a la primera creación. El Salmo responsorial subraya este tema: «Envías tu
soplo y son creados, y renuevas la faz de la tierra» [Sal 103,1-34. Ndr].
Proclamar
que el Espíritu Santo es creador significa decir que su esfera de acción no se
restringe sólo a la Iglesia, sino que se extiende a toda la creación. Ningún
tiempo, ningún lugar está privados de su presencia activa. Él actúa en la
Biblia y fuera de ella; actúa antes de Cristo, en el tiempo de Cristo y después
de Cristo, si bien nunca separadamente de Él. «Toda verdad, de donde quiera que
venga dicha -escribió Santo Tomás de Aquino-, viene del Espíritu Santo».
Cierto: la acción del Espíritu de Cristo fuera de la Iglesia no es la misma que
dentro de la Iglesia y en los sacramentos. Allí Él actúa por poder, aquí por
presencia, en persona.
Lo
más importante, a propósito del poder creador del Espíritu Santo, no es en
cambio comprenderlo o explicar sus implicaciones, sino experimentarlo. ¿Y qué
significa experimentar al Espíritu como creador? Para descubrirlo partimos del
relato de la creación. «En el principio creó Dios los cielos y la tierra. La
tierra era caos y confusión y oscuridad por encima del abismo, y un viento de
Dios aleteaba por encima de las aguas» (Gn 1, 1-2). Se deduce que el universo
existía ya en el momento en que interviene el Espíritu, pero aún era informe y
tenebroso, caos. Es después de su acción cuando lo creado asume contornos precisos;
la luz se separa de las tinieblas, la tierra del mar, y todo adquiere una forma
definida.
El
Espíritu Santo es, por lo tanto, Aquél que permite pasar -a la creación- del
caos al cosmos, el que hace así algo bello, ordenado, limpio ( cosmos viene de
la misma raíz que cosmético, ¡y quiere decir bello!), realiza así un «mundo»,
según el doble significado de esta palabra. La ciencia nos enseña hoy que este
proceso ha durado miles de millones de años, pero lo que la Biblia quiere
decirnos, con lenguaje sencillo e imaginativo, es que la lenta evolución hacia
la vida y el orden actual del mundo no ocurrió por casualidad, obedeciendo a
impulsos ciegos de la materia, sino por un proyecto aplicado en él, desde el
inicio, por el creador.
La
acción creadora de Dios no se limita al instante inicial; Él está siempre en
acto de crear. Aplicado al Espíritu Santo, esto significa que Él es siempre el
que hace pasar del caos al cosmos, esto es, del desorden al orden, de la
confusión a la armonía, de la deformidad a la belleza, de la vejez a la
juventud. Esto a todos los niveles: en el macrocosmos y en el microcosmos, o
sea, en el universo entero así como en cada hombre.
Debemos
creer que, a pesar de las apariencias, el Espíritu Santo está a la obra en el
mundo y lo hace progresar. ¡Cuántos descubrimientos nuevos, no sólo en el campo
físico, sino también en el moral y social! Un texto del Concilio Vaticano II
dice que el Espíritu Santo está a la obra en la evolución del orden social del
mundo ( «Gaudium et spes», 26 ). No es sólo el mal el que crece, sino también
el bien, con la diferencia de que el mal se elimina, termina consigo mismo,
mientras que el bien se acumula, permanece. Ciertamente aún existe mucho caos a
nuestro alrededor: caos moral, político, social. El mundo tiene todavía mucha
necesidad del Espíritu Santo; por ello no debemos cansarnos de invocarle con
las palabras del Salmo: «¡Envía tu Espíritu, Señor, y renueva la faz de la
tierra!».
* P. Raniero Cantalamessa
Mes de María
Flor del 15 de mayo: Causa
de nuestra alegría
- Meditación: “Los justos se alegran, se
regocijan y saltan de júbilo pensando en la Providencia y Bondad de Dios”
(Salmos 32,33). Cómo no estar felices si agradamos al Señor cumpliendo Su
Voluntad y viendo todo lo que El nos da. Seamos hijos dignos pues el Señor es
nuestro amigo. Todo nos da, y si caminamos junto a El, todo compartiremos: Su
Amor, Su Dolor y Su Crucifixión, pero felices sabiéndonos herederos del Reino
de Dios.
- Oración: Madre de la alegría, sé
nuestra guía y haznos llevar una vida realmente digna. Haz que ésta vasija
rebose de amor, fe y esperanza, pues el Señor nos acompaña. Amén.
- Decena del Santo Rosario (Padrenuestro, diez
Avemarías y Gloria).
- Florecilla para este día:
Valorar todo lo que
Dios nos da, porque nada es mérito nuestro, todo lo bueno viene del Señor.
Ven,
Espíritu Santo,
Llena
los corazones de tus fieles
y
enciende en ellos
el
fuego de tu amor.
Envía,
Señor, tu Espíritu.
Que
renueve la faz de la Tierra.
Nuevo vídeo
Hay
un nuevo vídeo subido al blog
de
"Pequeñas Semillitas" en
internet.
Para
verlo tienes que ir al final de esta página.
Agradecimientos
Dicen
que en el cielo hay dos oficinas diferentes para tratar lo relativo a las
oraciones de las personas en la tierra:
Una
es para receptar pedidos de diversas gracias, y allí los muchos ángeles que
atienden trabajan intensamente y sin descanso por la cantidad de peticiones que
llegan en todo momento.
La
otra oficina es para recibir los agradecimientos por las gracias concedidas y
en ella hay un par de ángeles aburridos porque prácticamente no les llega
ningún mensaje de los hombres desde la tierra para dar gracias...
Desde
esta sección de "Pequeñas Semillitas" pretendemos juntar una vez por
semana (los domingos) todos los mensajes para la segunda oficina:
agradecimientos por favores y gracias concedidas como respuesta a nuestros
pedidos de oración.
Desde
Uruguay, nuestro amigo Eduardo,
quiere manifestar su agradecimiento a Dios porque su hogar, junto a Cecilia y sus otros hijos Agus (10) y Santi (13), ha sido bendecido por la feliz llegada de Bautista (Bauti). Nos sumamos con alegría a la acción de gracias, y a la vez saludamos especialmente a Cecilia
porque hoy en Uruguay es el Día de las Madres.
Una
oración de acción de gracias a Dios y a la Santísima Virgen de Lourdes, por el
cumpleaños número 30 de Stefanía Lourdes
(Stefi), de Córdoba, Argentina.
Los cinco minutos de Dios
Mayo 15
"Felices
los misericordiosos, porque obtendrán misericordia" La misericordia es fruto de un corazón tierno
y compasivo, que sabe sufrir con los que sufren y llorar con los que lloran y
afligirse con los que tienen alguna pena.
Ser
misericordioso es volcar un poco de dulzura en el corazón amargo, derramar algo
de bálsamo en el ánimo abatido y comunicarle nuevas fuerzas, para ir repechando
el camino del deber.
Ser
misericordioso es consolar al triste, acompañar al que se halla en soledad,
dejar que el prójimo vuelque en nosotros sus preocupaciones, que se desahogue
de sus aflicciones y opresiones.
Los
misericordiosos obtendrán también ellos misericordia, encontrarán corazones que
los comprendan; cuando para ellos llegue la hora del dolor, hallarán quien les
suavice su pena, quien comparta su amargura; y como ellos supieron aliviar la
pena de los demás, los demás aliviarán la pena de ello
“El que retira la compasión al prójimo, abandona el
temor de Dios” (Job 6,14). “¿No debías también tú tener compasión de tu
compañero, como yo me compadecí de ti?” (Mt 18,33). Es la mejor forma de
conseguir que Dios nos perdona: perdonando.
* P. Alfonso Milagro
Jardinero de Dios
-el
más pequeñito de todos-
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