PEQUEÑAS
SEMILLITAS
Año 10 - Número 2805
~ Lunes 28 de Setiembre de 2015
Desde la ciudad de
Córdoba (Argentina)
Alabado
sea Jesucristo…
Creo en Jesús el Cristo, cuya vida, desde el fondo de la
tierra y desde Dios, sigue anunciando que ninguna criatura está nunca sola,
nunca está abandonada.
Creo en Jesús, nuestro Señor, el que nos hace libres de
todos los señores, de todos los poderes, de todos los temores que nos amenazan
y encogen. Pues para que seamos libres nos ha liberado Cristo (Gal 5,1)
Creo en Jesús que lava los pies y sirve a la mesa y nos
impone el único mandato del amor feliz de sí y del amor servicial mutuo.
Creo que Jesús nos devuelve la confianza en nosotros
mismos, así como la confianza en el mundo de hoy con toda su complejidad, con
toda su vulnerabilidad.
Creo en Jesús, Hijo único. El que impregnó su profecía y
su rebeldía en la ternura de Dios. El que se supo plenamente amado, fundado,
afirmado, enviado y sostenido por Dios en todo momento.
Creo que en él nos percibimos, aunque sólo sea a oscuras,
como hijos e hijas amorosamente engendradas, pacientemente gestadas,
incondicionalmente amadas.
Creo que con él aprendemos a llamar a Dios con infinita
confianza y humildad: ¡Abbá!
José Arregi
¡Buenos días!
Tres obreros
Se ha
escrito que un corazón sin ideales es como un cielo sin estrellas. Alimentar
objetivos atrayentes y hermosos dinamizan la rutina diaria, alegran la vida y
te impulsan a entregarte con todas tus capacidades a la tarea cotidiana, por
modesta y sencilla que sea. Aquí tienes una anécdota que ejemplifica este
principio.
Un transeúnte se detuvo un día ante una
cantera en la que trabajaban tres compañeros. Preguntó al primero: "¿Qué
haces, amigo?" Y éste respondió sin alzar la cabeza: "Me gano el
pan". Preguntó al segundo: "¿Qué haces, amigo?" Y el obrero,
acariciando el objeto de su tarea, explicó: "Ya lo ves, estoy tallando una
hermosa piedra". Preguntó al tercero: "¿Qué haces, amigo?" Y el
hombre, alzando hacia él unos ojos llenos de alegría, exclamó: "Estamos
edificando una catedral". Y el caso es que los tres estaban realizando el
mismo trabajo.
Es
hermoso que alimentes en el corazón grandes ideales para movilizar tus ocultas
energías. Pero, al mismo tiempo trata de ser realista cuidando los pequeños
esfuerzos que te conducirán al logro de tus ilusiones. “Si quieres mantener tu
surco derecho, ata tu arado a una estrella” (M. Hebrard).
Enviado por el P. Natalio
La Palabra de
Dios:
Evangelio de hoy
En aquel tiempo, se suscitó una
discusión entre los discípulos sobre quién de ellos sería el mayor. Conociendo
Jesús lo que pensaban en su corazón, tomó a un niño, le puso a su lado, y les
dijo: «El que reciba a este niño en mi nombre, a mí me recibe; y el que me
reciba a mí, recibe a Aquel que me ha enviado; pues el más pequeño de entre
vosotros, ése es mayor».
Tomando Juan la palabra, dijo: «Maestro,
hemos visto a uno que expulsaba demonios en tu nombre, y tratamos de
impedírselo, porque no viene con nosotros». Pero Jesús le dijo: «No se lo
impidáis, pues el que no está contra vosotros, está por vosotros». (Lc
9,46-50)
Comentario
Hoy, camino de Jerusalén hacia la
pasión, «se suscitó una discusión entre los discípulos sobre quién de ellos
sería el mayor» (Lc 9,46). Cada día los medios de comunicación y también
nuestras conversaciones están llenas de comentarios sobre la importancia de las
personas: de los otros y de nosotros mismos. Esta lógica solamente humana
produce frecuentemente deseo de triunfo, de ser reconocido, apreciado,
agradecido, y falta de paz, cuando estos reconocimientos no llegan.
La respuesta de Jesús a estos
pensamientos —y quizá también comentarios— de los discípulos recuerda el estilo
de los antiguos profetas. Antes de las palabras hay los gestos. Jesús «tomó a
un niño, le puso a su lado» (Lc 9,47). Después viene la enseñanza: «El más
pequeño de entre vosotros, ése es mayor» (Lc 9,48). —Jesús, ¿por qué nos cuesta
tanto aceptar que esto no es una utopía para la gente que no está implicada en
el tráfico de una tarea intensa, en la cual no faltan los golpes de unos contra
los otros, y que, con tu gracia, lo podemos vivir todos? Si lo hiciésemos
tendríamos más paz interior y trabajaríamos con más serenidad y alegría.
Esta actitud es también la fuente de
donde brota la alegría, al ver que otros trabajan bien por Dios, con un estilo
diferente al nuestro, pero siempre valiéndose del nombre de Jesús. Los
discípulos querían impedirlo. En cambio, el Maestro defiende a aquellas otras
personas. Nuevamente, el hecho de sentirnos hijos pequeños de Dios nos facilita
tener el corazón abierto hacia todos y crecer en la paz, la alegría y el
agradecimiento. Estas enseñanzas le han valido a santa Teresita de Lisieux el
título de “Doctora de la Iglesia”: en su libro Historia de una alma, ella
admira el bello jardín de flores que es la Iglesia, y está contenta de saberse
una pequeña flor. Al lado de los grandes santos —rosas y azucenas— están las
pequeñas flores —como las margaritas o las violetas— destinadas a dar placer a
los ojos de Dios, cuando Él dirige su mirada a la tierra.
Prof. Dr. Mons. Lluís CLAVELL (Roma, Italia)
Santoral Católico:
San Wenceslao
Patrono de
República Checa
Nació en Bohemia de padre cristiano y
madre pagana hacia el año 907. Fue educado en la sabiduría humana y divina por
su abuela paterna, santa Ludmila. Fue severo consigo mismo, pacífico en la
administración del reino y misericordioso para con los pobres, redimiendo para
ser bautizados a esclavos paganos que estaban en Praga para ser vendidos.
Alrededor del año 925 tomó, como Duque, el gobierno de su país. Enseguida se
encontró con la hostilidad de los grandes señores amigos del paganismo todavía
reinante en sus tierras, que le impedían el recto y justo gobierno de su ducado
y la formación cristiana de sus súbditos. Fue un jefe pacífico y conciliador,
promotor de la justicia hacia los desamparados y de las obras de misericordia
hacia los pobres, a la vez que profundamente piadoso. Su hermano Boleslao, que
capitaneaba la oposición de los violentos, con la colaboración de unos sicarios
lo asesinó cerca de Praga el 28 de septiembre del año 929. Enseguida fue tenido
por mártir y es venerado como patrono principal de Bohemia.
Oración: Señor, Dios nuestro, que
inspiraste a tu mártir san Wenceslao preferir el reino de los cielos al reino
de este mundo, concédenos, por sus ruegos, llegar a negarnos a nosotros mismos
para seguirte a ti de todo corazón. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.
© Directorio Franciscano
Francisco en
Filadelfia
“Todo lo bueno, todo lo verdadero y todo
lo bello nos lleva a Dios. Porque Dios es bueno. Dios es bello, Dios es Verdad.
Gracias a todos, a los que nos dieron su mensaje y a la presencia de ustedes
que también es testimonio. Un verdadero testimonio de que vale la pena en
familia, de que una sociedad crece fuerte, crece buena, crece hermosa y crece
verdadera si se edifica en la base de la familia. Lo más lindo que hizo Dios,
dice la Biblia, fue la familia. Creó al hombre y a la mujer y les entregó todo, les entregó el mundo,
crezcan, multiplíquense, cultiven la tierra, háganla producir, háganla crecer,
todo el amor que hizo en esa creación maravillosa se la entregó a una a una
familia. Volvemos atrás un poquito. Todo el amor que Dios tiene en sí, toda la belleza
que Dios tiene en sí, toda la verdad que Dios tiene en sí, la entrega a la
familia. Una familia es verdaderamente familia cuando es capaz de abrir los
brazos y recibir todo ese amor”
Tema del día:
El amor de Cristo no tiene límites
Jesús nos
amó hasta el final, dio la vida por nosotros. "Habiendo amado a los suyos que estaban en el mundo, los amó hasta
el fin” (Jn 13,2).
Una de las
características del amor de Cristo es que no tiene límites. Él se rompió amando,
con sus palabras, con sus manos, con sus gestos, con sus actitudes. En aquella
tarde, Jesús amó a los suyos como nadie los había amado hasta entonces, los
amó, hasta el límite, hasta el fin, hasta el extremo, hasta dar la vida. Jesús
demostró este amor al otro en el servicio y en el estar atento en las cosas
pequeñas. "Se levantó de la mesa, se
quitó los vestidos y, tomando una toalla se la ciñó luego echó agua en la
jofaina, y comenzó a lavar los pies de los discípulos y a enjugárselos con la
toalla que tenía ceñida” (Jn 13.5). Echar agua, lavar, secar los pies, era
un oficio de esclavos. Y Jesús se convierte en esclavo, en servidor; se
empobrece, se rebaja poniéndose a sus pies. Este servicio humilde y callado lo
hizo Jesús con sus discípulos; quien no se deje lavar los pies por él, no
tendrá parte en su reino.
Jesús fue
un hombre especial, extraordinario en generosidad, bueno de verdad, que pasó
haciendo el bien sobre la tierra y curando a los oprimidos por el mal, porque
Dios estaba con él (Hch 10,38). Por eso Pablo aconsejaba a los cristianos como
norma de vida: "Mantengamos fijos
los ojos en Jesús" (Hb 12,2), para tener sus mismos sentimientos, para
obrar como él. Fue enviado a anunciar la Buena Nueva a los pobres, a proclamar
la liberación a los cautivos, a dar vista a los ciegos, a dar libertad a los
oprimidos y proclamar el año de gracia del Señor (Lc 4,18-19). Él vino para los
casos difíciles, para "salvar lo que
estaba perdido" (Lc 19,10).
Jesús fue
un hombre bueno, con una bondad de calado profundo, de inversión de valores, de
búsqueda de lo esencial. Lo radical de su bondad estaba en el hecho de su estar
"a la escucha" de las necesidades de los otros. Él dio su vida por
todos, su entrega fue total, él no vino a ser servido sino a servir y a dar su
vida en rescate por todos (Mc 10,45). Nunca condenó a nadie, trató de salvar a
todos, de dar vida y de ser vida y fuente de agua viva. Toda la vida de Jesús
fue una donación al Padre y se entregó como precio de nuestra liberación. El "amarás a Dios con todo tu corazón y
toda tu alma", encuentra su nueva plenitud en la palabra y en vida de
Jesús. Dios, para él, es el único bueno (Mc 10,18), el Padre amoroso (Mt 5, 45)
que busca la oveja perdida (Lc 15,4-7), porque es un Dios que busca y acoge lo
que se había perdido (Lc 15,2).
En sus
enseñanzas repetía que lo más importante era buscar a Dios, su Reino, que no se
preocuparan de lo demás. Mil veces invitaba a sus oyentes a no tener miedo, a
no dudar, a creer de verdad (Jn 8,46). A todos les dio ejemplo de amor y el
amor fue su único mandato. El amor se concretiza en las cosas pequeñas. Soñamos
con lo imposible y no hacemos lo que está a nuestro alcance. "Atender a cosas aún menudas, y no
hacer caso de unas muy grandes", porque "quedamos contentas con haber deseado las cosas imposibles y no
echamos mano de las sencillas" (7M 4,14).
San
Jerónimo escribió un comentario a las cartas de Juan, donde dice que cuando a
Juan le preguntaban sus discípulos cristianos, constantemente respondía: "Hijos míos, amaos los unos a los
otros". Cansados los discípulos de esa machacona insistencia, le
preguntaron que por qué repetía tanto lo de "amaos". Su respuesta fue
bien sencilla: "porque éste es el
mandamiento del Señor, y si lo cumplimos es suficiente".
Efectivamente,
quien comprende y experimenta lo que es el amor, no puede por menos de gritar
como Francisco de Asís: Dios es amor, amor, amor. Dios es amor: quien permanece
en el amor permanece en Dios y Dios en él (Jn 4,16) El que no ama no conoce a
Dios, porque Dios es amor (1Jn 4,8). Por eso insistía Juan: "Amigos míos, amémonos unos a otros,
porque el amor viene de Dios, y todo el que ama ha nacido de Dios y conoce a
Dios" (1Jn. 4, 7). Esto mismo había encomendado Jesús a sus discípulos
y les pide que se ayuden, se apoyen, se consuelen. Por eso Jesús insistirá: "Os doy un mandamiento nuevo, que os
améis unos a otros; igual que yo os he amado, amaos también entre vosotros. En
esto conocerán que sois discípulos míos, en que os amáis unos a otros" (Jn
13,34-35).
Juan era
un experto en la ciencia del amor, había comido junto a Jesús y había sentido
el latir del corazón del Amado. En esto se ha manifestado el amor de Dios por
nosotros, en que ha mandado a su Hijo unigénito al mundo para que nosotros
vivamos por él (1Jn 4,9). Para Juan el amor es la piedra angular del reino de
Cristo (Jn 3,16) y exhorta siempre a los hermanos al amor recíproco (2Jn 5,6).
El amor de Dios se ha revelado en un acontecimiento histórico: el hecho de
Jesucristo, que inaugura el tiempo de la misericordia divina. Este
acontecimiento histórico, revelación única y suficiente de Dios manifiesta
también que Dios no sólo ha amado y ama, sino que "es amor" (1Jn
4,8).
Juan
aprendió muy bien la lección del amor, como lo más importante y como lo único
que merecía enseñarse e insistir. La primera carta de Juan es una joya. De ella
entresaco algunos pensamientos.
- El que
ama a su hermano, ése es hijo de Dios (3,10).
- Quien
ama a su hermano ha pasado de la muerte a la vida (3,14).
- Amar de
verdad es dar su vida por el hermano (4,10).
- El que
ama comparte sus bienes con el hermano necesitado (4,17).
- Amarnos
es cumplir lo que Jesús nos mandó (3,23).
- El que
ama ha nacido de Dios y conoce a Dios (4,7).
- Nuestro
deber de amar se funda en que Él nos amó (4,11)
- Si
amamos al hermano, Dios permanece en nosotros (4,12).
- Amemos,
ya que Él nos amó primero (4,19).
- Quien no
ama a su hermano a quien ve, no puede amar a Dios a quien no ve (4, 20).
- Si
alguien ama a Dios, ame también a su hermano (4, 21).
Autor: P. Eusebio Gómez Navarro | Fuente: Catholic.net
Mensaje de María
Reina de la Paz
Mensaje de María Reina de la Paz del 25
de setiembre de 2015
“Queridos hijos, también hoy oro al
Espíritu Santo para que llene sus corazones con una fe firme. La oración y la fe
llenarán su corazón de amor y de alegría, y ustedes serán una señal para
aquellos que están lejos de Dios. Hijitos, exhórtense unos a otros a la oración
con el corazón, para que la oración llene su vida, y ustedes, hijitos, cada día
serán, sobre todo, testigos del servicio a Dios en la adoración y al prójimo en
la necesidad. Yo estoy con ustedes e intercedo por todos ustedes. ¡Gracias por
haber respondido a mi llamado!”
Pedidos de oración
Pedimos oración por la Santa Iglesia
Católica; por el Papa Francisco, por
el Papa Emérito Benedicto, por los obispos, sacerdotes, diáconos, seminaristas,
catequistas y todos los que componemos el cuerpo místico de Cristo; por la
unión de los cristianos para que seamos uno, así como Dios Padre y nuestro
Señor Jesucristo son Uno junto con el Espíritu Santo; por las misiones; por el
triunfo del Sagrado Corazón de Jesús y del Inmaculado Corazón de María; por la conversión de todos los pueblos; por
la Paz en el mundo; por los cristianos
perseguidos y martirizados en Medio Oriente, África, y en otros lugares; por
nuestros hermanos sufrientes por diversos motivos especialmente por las
enfermedades, el abandono, la carencia de afecto, la falta de trabajo, el
hambre y la pobreza; por los niños con cáncer y otras enfermedades graves; por el drama de los inmigrantes del Mediterráneo;
por los presos políticos y la falta de libertad en muchos países del mundo; por
la unión de las familias, la fidelidad de los matrimonios y por más inclinación
de los jóvenes hacia este sacramento; por el aumento de las vocaciones
sacerdotales y religiosas; y por las Benditas Almas del Purgatorio.
Pedimos oración para tres personas de
México: Ricardo G., internado por un
serio problema cardíaco; Pío U. J.,
a quien han extirpado un tumor maligno del cerebro y deberá hacer ahora
quimioterapia; y Virginia R., que
por un traumatismo se rompió los ligamentos de una rodilla. Que el Señor, con
su infinito amor y misericordia, atienda las necesidades físicas y espirituales
de estos hermanos mexicanos.
Tú quisiste, Señor, que tu Hijo unigénito soportara
nuestras debilidades,
para poner de manifiesto el valor de la enfermedad y la
paciencia;
escucha ahora las plegarias que te dirigimos por
nuestros hermanos enfermos
y concede a cuantos se hallan sometidos al dolor, la
aflicción o la enfermedad,
la gracia de sentirse elegidos entre aquellos que tu
hijo ha llamado dichosos,
y de saberse unidos a la pasión de Cristo para la
redención del mundo.
Te lo pedimos por Cristo nuestro Señor.
Amén
Unidos a María
¡Pobres
de las almas que se enfrían en la devoción a María o la dejan completamente! No
tienen más remedio que sucumbir a sus enemigos. Porque la devoción a María es
tan necesaria para la salvación como el aire es necesario a la vida corporal.
María es la enemiga personal de Satanás, a quien ha sustituido en su trono
después del acto de soberbia que tuvo Lucifer. Y como el demonio es enemigo
nuestro también, es lógico que nosotros busquemos refugio bajo el manto de
María, pues todas las tentaciones del Maligno se convierten en inofensivas si
acudimos con fe a la Virgen, si corremos a ampararnos en su regazo. Ya dice la
Escritura que María es terrible como un ejército preparado a la batalla. Y hay
que decir que María es tan terrible al demonio y todos sus ángeles que en
cierto sentido le tienen más miedo que a Dios mismo. Por eso que no se nos
caiga de la boca el Nombre de María, y que en cada tentación o prueba lo
invoquemos con amor y fe.
Jardinero de Dios
-el más
pequeñito de todos-
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