PEQUEÑAS
SEMILLITAS
Año 10 - Número 2789
~ Sábado 12 de Setiembre de 2015
Desde la ciudad de
Córdoba (Argentina)
Alabado
sea Jesucristo…
Hoy celebramos la Fiesta del Santísimo
Nombre de María.
Dijo Jesús a María Valtorta: “Cuando
nuestro Enemigo trata de fastidiarte demasiado, di: ‘Dios te salve María, Madre de Jesús, me confío a ti’. El demonio
tiene todavía más aversión del nombre de María que de mi Nombre y de mi Cruz.
No lo logra, pero trata de dañarme en mis fieles de mil maneras. Pero solamente
el eco del nombre de María le hace huir. Si el mundo supiera llamar a María,
estaría salvado. Por tanto invocar nuestros dos nombres juntos es algo poderoso
para hacer caer rotas todas las armas que Satanás lanza contra un corazón que
es mío”
Por ello ¡qué mejor que invocar los dos
Nombres juntos, de Jesús y de María, repitiendo la siguiente oración: Jesús, María, os amo, salvad las almas; por la cual el Señor ha prometido a Sor
Consolata Betrone, que cada vez que se dice, se salva un alma y se reparan mil
blasfemias!
Sitio Santísima Virgen
¡Buenos días!
Una clave de felicidad
“Nada
en exceso”, decían los clásicos. Esta norma para llevar una vida feliz y
armoniosa, debes aplicarla también a actitudes que de por sí son excelentes y
meritorias, por ejemplo, la entrega generosa a los demás. La virtud de la
prudencia ayuda a tener ciertas precauciones para que esta actitud de servicio
permanente, no degenere en conductas nocivas e irracionales.
Para encontrar la felicidad hay que elegir
bien los caminos. Es necesario aprender las estrategias adecuadas. Nadie nace
sabiendo cómo se alcanza la felicidad. Es necesario realizar aprendizajes.
Entre ellos te subrayo hoy uno: aprende a pensar en ti mismo. Si alguien no se
preocupa de sí mismo, no atenderá su felicidad. Si uno siempre se posterga,
siempre se “sacrifica”, estará olvidando sus necesidades y generando su propio
malestar. Expresar a otros lo que uno necesita y decirles lo que espera de
ellos; pedirles ayuda, defender el propio espacio de autonomía, darse tiempo a
sí mismo, éstos son también caminos de felicidad. La felicidad no es sólo dar,
es también pedir.
Sófocles,
autor de famosas tragedias, escribió: “La prudencia es la base de la
felicidad”. Esta apreciable virtud te ayudará a armonizar tu generosidad en dar
con la justa atención a ti mismo. A veces no es fácil. Pide al Espíritu Santo
el don del discernimiento, y su luz te guiará.
Enviado por el P. Natalio
La Palabra de
Dios:
Evangelio de hoy
En aquel tiempo, Jesús dijo a sus
discípulos: «Porque no hay árbol bueno que dé fruto malo y, a la inversa, no
hay árbol malo que dé fruto bueno. Cada árbol se conoce por su fruto. No se
recogen higos de los espinos, ni de la zarza se vendimian uvas. El hombre
bueno, del buen tesoro del corazón saca lo bueno, y el malo, del malo saca lo
malo. Porque de lo que rebosa el corazón habla su boca.
»¿Por qué me llamáis: ‘Señor, Señor’, y
no hacéis lo que digo? Todo el que venga a mí y oiga mis palabras y las ponga
en práctica, os voy a mostrar a quién es semejante: Es semejante a un hombre
que, al edificar una casa, cavó profundamente y puso los cimientos sobre roca.
Al sobrevenir una inundación, rompió el torrente contra aquella casa, pero no
pudo destruirla por estar bien edificada. Pero el que haya oído y no haya
puesto en práctica, es semejante a un hombre que edificó una casa sobre tierra,
sin cimientos, contra la que rompió el torrente y al instante se desplomó y fue
grande la ruina de aquella casa». (Lc 6,43-49)
Comentario
Hoy, el Señor nos sorprende haciendo
“publicidad” de sí mismo. No es mi intención “escandalizar” a nadie con esta
afirmación. Es nuestra publicidad terrenal lo que empequeñece a las cosas
grandes y sobrenaturales. Es el prometer, por ejemplo, que dentro de unas
semanas una persona gruesa pueda perder por lo menos cinco o seis kilos usando
un determinado “producto-trampa” (u otras promesas milagrosas por el estilo) lo
que nos hace mirar a la publicidad con ojos de sospecha. Mas, cuando uno tiene
un “producto” garantizado al cien por cien, y —como el Señor— no vende nada a
cambio de dinero sino solamente nos pide que le creamos tomándole como guía y
modelo de un preciso estilo de vida, entonces esa “publicidad” no nos ha de
sorprender y nos parecerá la más lícita del mundo. ¿No ha sido Jesús el más
grande “publicitario” al decir de sí mismo «Yo soy la Vía, la Verdad y la Vida»
(Jn 14,6)?
Hoy afirma que quien «venga a mí y oiga
mis palabras y las ponga en práctica» es prudente, «semejante a un hombre que,
al edificar una casa, cavó profundamente y puso los cimientos sobre roca» (Lc
6,47-48), de modo que obtiene una construcción sólida y firme, capaz de
afrontar los golpes del mal tiempo. Si, por el contrario, quien edifica no
tiene esa prudencia, acabará por encontrarse ante un montón de piedras
derruidas, y si él mismo estaba al interior en el momento del choque de la
lluvia fluvial, podrá perder no solamente la casa, sino además su propia vida.
Pero no basta acercarse a Jesús, sino
que es necesario escuchar con la máxima atención sus enseñanzas y, sobre todo,
ponerlas en práctica, porque incluso el curioso se le acerca, y también el
hereje, el estudioso de historia o de filología... Pero será solamente
acercándonos, escuchando y, sobre todo, practicando la doctrina de Jesús como
levantaremos el edificio de la santidad cristiana, para ejemplo de fieles
peregrinos y para gloria de la Iglesia celestial.
P. Raimondo M. SORGIA Mannai OP (San Domenico di
Fiesole, Florencia, Italia)
Santoral Católico:
El Santísimo Nombre
de María
El evangelista san Lucas, en la escena
de la Anunciación, escribe: «Y el nombre de la Virgen era María». Benedicto XVI
decía el 12 de septiembre de 2006: «Celebramos hoy la fiesta del "Nombre
de María". A quienes llevan este nombre -mi madre y mi hermana lo
llevaban- quisiera expresarles mi más cordial felicitación por su onomástico.
María, la Madre del Señor, recibió del pueblo fiel el título de
"Abogada", pues es nuestra abogada ante Dios. Desde las bodas de Caná
la conocemos como la mujer benigna, llena de solicitud materna y de amor, la
mujer que percibe las necesidades ajenas y, para ayudar, las lleva ante el
Señor. Hoy hemos escuchado en el evangelio cómo el Señor la entrega como Madre
al discípulo predilecto y, en él, a todos nosotros. En todas las épocas los
cristianos han acogido con gratitud este testamento de Jesús, y junto a la
Madre han encontrado siempre la seguridad y la confiada esperanza que nos
llenan de gozo en Dios y en nuestra fe en él. Acojamos también nosotros a María
como la estrella de nuestra vida, que nos introduce en la gran familia de Dios.
Sí, el que cree nunca está solo».
Oración: Te pedimos, Dios
Todopoderoso, que a cuantos celebramos el nombre glorioso de santa María
Virgen, ella nos consiga los beneficios de tu misericordia. Por Jesucristo,
nuestro Señor. Amén.
© Directorio Franciscano
Palabras del Papa
Francisco
“Una sola sonrisa milagrosamente
arrancada de la desesperación de un niño abandonado, que vuelve a vivir, nos
explica la acción de Dios en el mundo
más que mil tratados teológicos. Un solo hombre o una sola mujer, capaces de arriesgar
y de sacrificarse por un hijo de otros y no solo por el propio, nos explican
cosas del amor que muchos científicos no pueden comprender”
Tema del día:
Señor, ayúdame a
ser humilde
-Autor: Ma Esther De Ariño / Fuente: Catholic.net-
Aquí estoy, Señor, para darte ese tiempo
de mi vida, que es muy poco, comparado con el tiempo que siempre tengo para
trabajar, para distraerme y pasear. Es muy poco pero quiero que sea tuyo y que
será el mejor de mi tiempo porque es para ti.
Dame paz, tranquilidad. Auséntame de
todas mis preocupaciones, quedarme vacía de todos los problemas y dolores que
llevo en mi alma, muchas veces causados por mi equivocado proceder, y
entregarme de lleno a ti.
Desconéctame, Señor, de las cosas de mi
vida que tanto amo.... quiero que tú me ayudes a encontrar esa "perla
escondida" que es aprender a vivir en la humildad.
A veces pienso, al acercarme a ti, que
es el único momento en que siento mi nada, mi pequeñez, porque cuando te dejo y
me voy a mis ocupaciones me parece que piso firme, que hago bien las cosas,
muchas de ellas, muy bien y casi sin darme cuenta reclamo aplausos, reclamo
halagos y me olvido de ser humilde, de aceptar, aunque me duela, mis
limitaciones, mis errores, mis faltas y defectos de carácter, que siempre trato
de disimular para que no vean mi pequeñez y cuando llega el momento de pedir
perdón... ¡Cómo cuesta! ¡Qué difícil es reconocer que nos equivocamos, qué
juzgamos mal, que lastimamos y rogar que nos perdonen!
Ante ti, Señor, buscando alcanzar esa
HUMILDAD, que tanta falta me hace, me atrevo a rezarte la hermosa:
Oración
por la humildad
Señor Jesús, manso y humilde.
Desde el polvo me sube y me domina esta
sed de que todos me estimen, de que todos me quieran.
Mi corazón es soberbio. Dame la gracia
de la humildad, mi Señor manso y humilde de corazón.
No puedo perdonar, el rencor me quema,
las críticas me lastiman, los fracasos me hunden, las rivalidades me asustan.
No sé de donde me vienen estos locos
deseos de imponer mi voluntad, no ceder, sentirme más que otros... Hago lo que
no quiero. Ten piedad, Señor, y dame la gracia de la humildad.
Dame la gracia de perdonar de corazón,
la gracia de aceptar la crítica y aceptar cuando me corrijan. Dame la gracia,
poder, con tranquilidad, criticarme a mí mismo.
La gracia de mantenerme sereno en los
desprecios, olvidos e indiferencias de otros. Dame la gracia de sentirme
verdaderamente feliz, cuando no figuro, no resalto ante los demás, con lo que
digo, con lo que hago.
Ayúdame, Señor, a pensar menos en mí y
abrir espacios en mi corazón para que los puedas ocupar Tú y mis hermanos.
En fin, mi Señor Jesucristo, dame la
gracia de ir adquiriendo, poco a poco un corazón manso, humilde, paciente y
bueno.
Cristo Jesús, manso y humilde de
corazón, haz mi corazón semejante al tuyo. Así sea.
(P. Ignacio Larrañaga)
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Semillitas" por e-mail
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solo tienes que solicitarlas escribiendo a Rocío
(moderadora de los grupos) a: peque.semillitas.3@gmail.com con el título: “Suscripción a Pequeñas
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Pedidos de oración
Pedimos oración por la Santa Iglesia
Católica; por el Papa Francisco, por
el Papa Emérito Benedicto, por los obispos, sacerdotes, diáconos, seminaristas,
catequistas y todos los que componemos el cuerpo místico de Cristo; por la
unión de los cristianos para que seamos uno, así como Dios Padre y nuestro
Señor Jesucristo son Uno junto con el Espíritu Santo; por las misiones; por el
triunfo del Sagrado Corazón de Jesús y del Inmaculado Corazón de María; por la conversión de todos los pueblos; por
la Paz en el mundo; por los cristianos
perseguidos y martirizados en Medio Oriente, África, y en otros lugares; por
nuestros hermanos sufrientes por diversos motivos especialmente por las
enfermedades, el abandono, la carencia de afecto, la falta de trabajo, el
hambre y la pobreza; por los niños con cáncer y otras enfermedades graves; por el drama de los inmigrantes del Mediterráneo;
por los presos políticos y la falta de libertad en muchos países del mundo; por
la unión de las familias, la fidelidad de los matrimonios y por más inclinación
de los jóvenes hacia este sacramento; por el aumento de las vocaciones
sacerdotales y religiosas; y por las Benditas Almas del Purgatorio.
Pedimos oración por trabajo para Mauricio, de Bogotá, Colombia. Que Dios
y la Virgen se lo concedan pronto.
Pedimos oración para Manuel G. M., que se encuentra
agonizando en San Luis de Potosí, México, para que Dios tenga misericordia de
él y le conceda lo mejor según sea Su voluntad.
Tú quisiste, Señor, que tu Hijo unigénito soportara
nuestras debilidades,
para poner de manifiesto el valor de la enfermedad y la
paciencia;
escucha ahora las plegarias que te dirigimos por
nuestros hermanos enfermos
y concede a cuantos se hallan sometidos al dolor, la
aflicción o la enfermedad,
la gracia de sentirse elegidos entre aquellos que tu
hijo ha llamado dichosos,
y de saberse unidos a la pasión de Cristo para la
redención del mundo.
Te lo pedimos por Cristo nuestro Señor.
Amén
Unidos a María
Si tenemos la desgracia de vivir en el
pecado y todos nos desprecian y odian, sepamos que hay alguien que nos ama con
todo su corazón, y ese alguien es María Santísima, pues ve sobre nosotros la
sangre de su Divino Hijo y quiere volvernos al buen camino para que ya no
ofendamos más el Corazón de Jesús y su Corazón Inmaculado. Recordemos siempre
esta verdad: que María siempre, siempre, siempre, tendrá misericordia de
nosotros y nos volverá al buen camino si se lo pedimos sinceramente. Porque
ahora tal vez vivimos en gracia de Dios y nos va todo bien. Pero puede suceder
que una tempestad de Satanás se desencadene en nuestra vida y así perdamos la
gracia de Dios y nos volvamos pecadores. Ojalá no suceda nunca, pero puede
suceder. Entonces, si así sucediere, no olvidemos nunca que María siempre está
dispuesta a perdonarnos y que nos sigue amando estemos como estemos, pues Ella
es nuestra Madre y nunca nos abandona. Confiemos siempre en Ella, y estaremos
salvados.
Jardinero de Dios
-el más
pequeñito de todos-
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