PEQUEÑAS
SEMILLITAS
Año 10 - Número 2780
~ Jueves 3 de Setiembre de 2015
Desde la ciudad de
Córdoba (Argentina)
Alabado
sea Jesucristo…
Nuestra fe y nuestro amor se expresan en
nuestra cooperación misionera y crecen con ella. Así, la cooperación misionera
va mucho más allá de dar una moneda o de ofrecer algunas oraciones por las
misiones. La llamada es a ser misionero con todo nuestro ser: con nuestra vida,
nuestro trabajo, nuestros bienes, nuestro tiempo. Ser misioneros continuamente
y siempre. Ser misioneros en nuestra comunidad local y para el mundo entero.
Cada niño y adolescente, cada animador
de la Infancia y Adolescencia Misionera (IAM) en la Iglesia aprende de Jesús,
es buen discípulo suyo y vive como Él: es su enviado, su misionero. Enseña a
otros lo de Jesús, hace discípulos para Jesús. Para esto, anuncia el Evangelio,
ayuda a encarnarlo y a que se viva en comunidad. Es hermano universal y
misionero de todos. ¡Somos misioneros para el mundo entero!
Ompargentina.org.ar
¡Buenos días!
¿Qué mármol prefiere?
Jorge
Manrique en sus conocidas coplas, subraya que la muerte llega a todos: rico o
pobre, rey o plebeyo: “Nuestras vidas son los ríos que van a dar en la mar que
es el morir; allí van los señoríos derechos a acabar y consumir; allí los ríos
caudales, allí los otros, medianos y más chicos, allegados son iguales los que
viven por sus manos y los ricos”.
Se sabe que en Constantinopla, cuando se
coronaba a un nuevo emperador, había una ceremonia significativa en medio de
los festejos. Después de recibir prolongados aplausos y ovaciones de la
multitud agrupada en la gran plaza frente al palacio, se hacía un silencio
absoluto. Un humilde marmolista se acercaba al trono y preguntaba al emperador:
—De estos tipos de mármol, ¿cuál prefiere su Majestad Imperial para su
sepulcro? Era un oportuno llamado de atención al soberano para que gobernara
con sabiduría y prudencia, pues debería dar cuenta de sus actos ante Dios y la
historia.
Pensar
en la muerte es valioso si te motiva a vivir con sabiduría e intensidad. La
vida del cristiano es un confiado caminar hacia la Casa del Padre, y la muerte
es la puerta. Junto a ella está esperando Dios Padre para introducirte en la
eterna fiesta de su amor. En una lápida se leía: “Vive moriturus”, vive como quien debe morir.
Enviado por el P. Natalio
La Palabra de
Dios:
Evangelio de hoy
En aquel tiempo, estaba Jesús a la
orilla del lago Genesaret y la gente se agolpaba sobre él para oír la Palabra
de Dios, cuando vio dos barcas que estaban a la orilla del lago. Los pescadores
habían bajado de ellas, y lavaban las redes. Subiendo a una de las barcas, que
era de Simón, le rogó que se alejara un poco de tierra; y, sentándose, enseñaba
desde la barca a la muchedumbre.
Cuando acabó de hablar, dijo a Simón:
«Boga mar adentro, y echad vuestras redes para pescar». Simón le respondió:
«Maestro, hemos estado bregando toda la noche y no hemos pescado nada; pero, en
tu palabra, echaré las redes». Y, haciéndolo así, pescaron gran cantidad de peces,
de modo que las redes amenazaban romperse. Hicieron señas a los compañeros de
la otra barca para que vinieran en su ayuda. Vinieron, pues, y llenaron tanto
las dos barcas que casi se hundían. Al verlo Simón Pedro, cayó a las rodillas
de Jesús, diciendo: «Aléjate de mí, Señor, que soy un hombre pecador». Pues el
asombro se había apoderado de él y de cuantos con él estaban, a causa de los
peces que habían pescado. Y lo mismo de Santiago y Juan, hijos de Zebedeo, que
eran compañeros de Simón. Jesús dijo a Simón: «No temas. Desde ahora serás
pescador de hombres». Llevaron a tierra las barcas y, dejándolo todo, le
siguieron. (Lc 5,1-11)
Comentario
Hoy día todavía nos resulta sorprendente
comprobar cómo aquellos pescadores fueron capaces de dejar su trabajo, sus
familias, y seguir a Jesús («Dejándolo todo, le siguieron»: Lc 5,11),
precisamente cuando Éste se manifiesta ante ellos como un colaborador excepcional
para el negocio que les proporciona el sustento. Si Jesús de Nazaret nos
hiciera la propuesta a nosotros, en nuestro siglo XXI..., ¿tendríamos el coraje
de aquellos hombres?; ¿seríamos capaces de intuir cuál es la verdadera
ganancia?
Los cristianos creemos que Cristo es
eterno presente; por lo tanto, ese Cristo que está resucitado nos pide, no ya a
Pedro, a Juan o a Santiago, sino a Jordi, a José Manuel, a Paula, a todos y
cada uno de quienes le confesamos como el Señor, repito, nos pide desde el
texto de Lucas que le acojamos en la barca de nuestra vida, porque quiere
descansar junto a nosotros; nos pide que le dejemos servirse de nosotros, que
le permitamos mostrar hacia dónde orientar nuestra existencia para ser fecundos
en medio de una sociedad cada vez más alejada y necesitada de la Buena Nueva.
La propuesta es atrayente, sólo nos hace falta saber y querer despojarnos de
nuestros miedos, de nuestros “qué dirán” y poner rumbo a aguas más profundas, o
lo que es lo mismo, a horizontes más lejanos de aquellos que constriñen nuestra
mediocre cotidianeidad de zozobras y desánimos. «Quien tropieza en el camino,
por poco que avance, algo se acerca al término; quien corre fuera de él, cuanto
más corra más se aleja del término» (Santo Tomás de Aquino).
«Duc in altum»; «Boga mar adentro» (Lc
5,4): ¡no nos quedemos en las costas de un mundo que vive mirándose el ombligo!
Nuestra navegación por los mares de la vida nos ha de conducir hasta atracar en
la tierra prometida, fin de nuestra singladura en ese Cielo esperado, que es
regalo del Padre, pero indivisiblemente, también trabajo del hombre —tuyo, mío—
al servicio de los demás en la barca de la Iglesia. Cristo conoce bien los
caladeros, de nosotros depende: o en el puerto de nuestro egoísmo, o hacia sus horizontes.
Rev. D. Pedro IGLESIAS Martínez (Rubí, Barcelona,
España)
Santoral Católico:
San Gregorio Magno
Papa y Doctor de
la Iglesia
Nació en Roma hacia el año 540 de la
familia senatorial de los Anici. Ya de joven desempeñó cargos públicos, y llegó
a ser prefecto de la Urbe. Más tarde, distribuyó su patrimonio a los
monasterios y se hizo monje en la abadía benedictina de San Andrés, de la que
luego fue abad. El papa Pelagio II lo ordenó de diácono y lo nombró legado
pontificio en Constantinopla. El 3 de septiembre del año 590 fue elegido papa,
cargo que ejerció como verdadero pastor, en su modo de gobernar, en su ayuda a
los pobres, en la reforma de la sagrada liturgia, en su actividad misionera y
evangelizadora entre los pueblos bárbaros, en la consolidación de la fe del
pueblo cristiano, en el fomento de la vida monástica. Elaboró el Sacramentario
que lleva su nombre y constituye el núcleo fundamental del Misal Romano. Dejó
escritas muchas obras de carácter moral y pastoral, homilético y espiritual.
Murió el 12 de marzo del año 604.
Oración: Oh Dios, que cuidas a tu
pueblo con misericordia y lo gobiernas con amor, concede el don de sabiduría,
por intercesión del papa san Gregorio Magno, a quienes confiaste la misión del
gobierno en tu Iglesia, para que el progreso de los fieles sea el gozo eterno
de sus pastores. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.
© Directorio Franciscano
La frase de hoy
“Muchas veces rezamos como de
compromiso,
como si fuera una cosa obligatoria
o para anestesiar nuestra conciencia.
Y no nos damos cuenta que tenemos
necesidad de la oración
para poder entrar en comunión con Dios,
en comunión con los demás y en comunión
con uno mismo”
~ Mons. Rubén O. Frassia ~
Tema del día:
Cristo es la respuesta verdadera
En los
hombres de hoy, es posible que la vida espiritual y religiosa esté impregnada
de modos fríos, racionalistas, calculadores, lejanos todos ellos de ese talante
alegre, cordial y humano que debe caracterizarnos como hijos de Dios.
Hay que
decir que a veces el debilitamiento en la fe de muchos hermanos nuestros ha
sido culpa de no ver en la religión a una persona, sino sólo un conjunto de
principios y normas. Si nuestra religión no es Cristo, si el porqué de nuestra
fidelidad no es su Persona, si en cada mandamiento no vemos el rostro de Jesús,
la religión terminará agobiándonos, porque se convertirá en un montón de deberes,
sin relación a Aquél a quien nosotros queremos servir. Vamos, pues, a exponer
algunas de las características que deben brillar en la vivencia de nuestra fe y
de nuestros deberes religiosos:
Si Cristo, don de Dios al mundo, es lo mejor para
el hombre, entonces es imposible no vivir con gozo y alegría profunda la fe, es decir, la relación
personal del hombre con Dios. Muchas veces los cristianos con nuestro estilo de
vivir la fe, marcado por la tristeza, la indiferencia, el cansancio, estamos
demostrando a quienes buscan en nosotros un signo de vida una profunda
contradicción.
El
cristianismo es la religión de la alegría y no puede producir hombres
insatisfechos. Al revés, la religión vivida de veras, como fe en Jesucristo,
confiere al hombre plenitud, gozo, ilusión. Frente a todas las propuestas de
felicidad, que terminan con el hombre en la desesperación, Cristo es la
respuesta verdadera que no sólo no engaña sino que colma mucho más de lo
esperado. Esta certeza debe reflejarse en nuestro rostro, rostro de
resucitados, rostro de hombres salvados.
Si Cristo está vivo y es Hijo de Dios, mi relación
con él tiene que ser mucho más personal, cercana e íntima. Tal vez ha faltado en
muchas educaciones religiosas ese acercamiento humano a la figura de Cristo, un
acercamiento que nos permite establecer con él una relación más cordial y
sincera, como la que se tiene con un amigo. Es fácil comprender por qué con
frecuencia la vida de oración de muchos creyentes es árida, seca, distraída. No
se entra en contacto con la Persona, sino sólo tal vez con una idea de Dios,
aun dentro del respeto y de la veneración.
De ahí el
peligro para muchos hombres de racionalizar la misma oración, convirtiéndola en
reflexión religiosa, pero no en experiencia de Dios. Lógicamente la fe se
empobrece mucho así. Y no debe ser así. La fe ha de ser vivida como experiencia
personal de Cristo, y por tanto en un clima de cordialidad y de cercanía.
Si Cristo es, en fin, la esperanza del mundo, de
la que hablaron Moisés y los profetas, entonces hay que vivir en la práctica la
fe con seguridad y convencimiento. Podemos dar la impresión los cristianos de que
creemos en Cristo, pero no lo suficiente como para abandonar otros caminos de
felicidad al margen de él, de su Evangelio, de su Persona. Y esto en la vida se
convierte en una contradicción práctica.
Aparentamos
tener lo mejor, pero nos cuidamos las espaldas teniendo reemplazos. Es como si
afirmáramos que tal vez la fe en Cristo no es del todo segura y cierta, que tal
vez él nos puede fallar. El mundo necesita de nosotros hoy la certeza de
nuestra fe, una certeza que nos lleve a quemar los barcos, porque ya no los
necesitamos, seguros como estamos que hemos elegido la mejor parte.
¡Cómo se
necesita en estos momentos en nuestra vida de cristianos y creyentes estas
características en nuestra relación con Dios!
• Un
estilo de fe lleno de gozo y de entusiasmo.
• Una
relación con Dios cercana y cordial.
• Una
certeza absoluta de Dios como lo mejor para el hombre de hoy.
En esta
sociedad en que por desgracia la fe se ha convertido en una carga, hacen falta
testigos vivos de un Evangelio moderno y verdadero. En este mundo en que falta
alegría en muchos cristianos que viven un poco a la fuerza su fe, hacen falta
rostros alegres porque saben vivir su religión en la libertad. Y en este
peregrinar hacia la eternidad en el que muchos creyentes miran hacia atrás
acordándose de lo que dejan, hacen falta hombres que caminen con seguridad y
certeza, sin volver los ojos atrás, hacia el futuro que Dios nos promete.
© P. Juan P. Ferrer
Mensaje de María
Reina de la Paz
Mensaje de María Reina de la Paz del 2 de Setiembre de 2015
“Queridos
hijos, queridos apóstoles míos del amor, mis portadores de la verdad, os invito
nuevamente y os reúno en torno a mí para que me ayudéis, para que ayudéis a
todos mis hijos sedientos del amor y de la verdad, sedientos de mi Hijo. Yo soy
una gracia enviada por el Padre Celestial para ayudaros a vivir la Palabra de
mi Hijo. Amaos los unos a los otros. Yo viví vuestra vida terrena y sé que no
es siempre fácil, pero si os amáis unos a otros, oraréis con el corazón y
alcanzaréis cumbres espirituales y se abrirá para vosotros el camino hacia el
Paraíso. Allí os espero yo, vuestra Madre, porque estoy allí. Sed fieles a mi
Hijo y enseñad la fidelidad a los demás. Estoy con vosotros, os ayudaré. Os
enseñaré la fe para que sepáis transmitirla de manera correcta a los demás. Os
enseñaré la verdad para que sepáis discernir. Os enseñaré el amor para que
conozcáis lo que es el verdadero amor. Queridos hijos, mi Hijo logrará hablar a
través de vuestras palabras y de vuestras obras. ¡Os doy las gracias!”
Nuevo artículo
Hay nuevo material publicado en el blog
"Juan
Pablo II inolvidable"
Puedes acceder en la dirección:
Unidos a María
Cuando
un niño tiene miedo o está angustiado, llama inmediatamente a su mamá. También
nosotros, pobres pecadores y eternos niños, debemos llamar a nuestra Mamá
cuando algo nos asusta o estamos angustiados por algo, y veremos que
inmediatamente sentimos el consuelo, porque María no desoye las súplicas de sus
pobres hijos y, como Ella es Reina del universo y Dios la ha hecho depositaria
de todas las gracias, María derrama sus gracias y consuelos sobre nuestras
pobres almas atormentadas y nos lleva derecho a Dios. Si supiéramos lo que
significa ser amigos de María, tener confianza en Ella, ya no deberíamos temer
a nada ni a nadie, porque ni aunque todo el Infierno se pusiera en nuestra
contra, y aunque el mismo Dios quisiera descargar su justicia divina en
nosotros, si tenemos a María estamos salvados, porque Ella nos defiende de todo
y hace que Dios nos mire con benevolencia aunque seamos los mayores pecadores.
¡Qué feliz es quien se deja llevar en los brazos de María! ¡Ya gusta del
Paraíso aquí en la tierra! ¡Qué dichosos somos los hombres de tener semejante
Madre en el Cielo, que cuida de nosotros y nos protege bajo su manto!
Jardinero de Dios
-el más
pequeñito de todos-
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