PEQUEÑAS SEMILLITAS
Año 10 - Número 2587 ~ Sábado
31 de Enero de 2015
Desde la ciudad de Córdoba
(Argentina)
Alabado sea
Jesucristo…
Hoy terminamos el mes de Enero celebrando la fiesta de
uno de los santos más grandes de la Iglesia, por la obra que realizó en vida y
por la que dejó encaminada para ser continuada por todos los tiempos: San Juan
Bosco, o simplemente “Don Bosco” como le decían sus muchachos.
Fue llamado con toda justicia “Padre y Maestro de la
juventud”. Pero también fue escritor, editor, predicador, sociólogo,
diplomático y fue considerado precursor de la enseñanza profesional. Su obra
más perdurable fue la fundación de la Sociedad Salesiana, el Instituto de las
Hijas de María Auxiliadora, y la Pía Unión de Cooperadores Salesianos.
En el día consagrado a la memoria litúrgica de Don Bosco,
dedicaremos buena parte de la edición de “Pequeñas Semillitas” a honrar su
memoria y además quiero saludar con todo afecto a mis amigos salesianos,
pidiendo para todos ellos la protección maternal de María Auxiliadora.
Hace más de cien años, nuestro santo nos dejó esta
hermosa invitación: "Propagad la
devoción a Jesús Sacramentado y a María Auxiliadora y veréis lo que son los
milagros. Ayudad mucho a los niños pobres, a los enfermos, a los ancianos y a la
gente más necesitada, y conseguiréis enormes bendiciones y ayudas de Dios. Os
espero en el Paraíso".
¡Buenos días!
Don Bosco te anima
Entre los
múltiples talentos que tuvo san Juan Bosco está el de escritor. Por varios años
cada mes producía un opúsculo popular para una colección llamada “Lecturas
católicas”. Se empeñó en redactar con estilo sencillo y claro para que
cualquiera pudiera entender fácilmente. Con ese fin leía los borradores a su
madre Margarita, y corregía toda palabra que no comprendiera. He aquí algunos
pensamientos simples pero luminosos de este admirable santo.
La vida es demasiado corta. Hay que hacer de
prisa lo poco que se pueda, antes que nos sorprenda la muerte. Los ociosos, al
final de la vida, experimentarán grandes remordimientos por el tiempo perdido.
Las espinas de la vida serán las flores de la eternidad. A la hora de la muerte
se ven las cosas desde otro punto de vista. ¿Quieres llevar contigo el dinero a
la eternidad? Da limosna a los pobres. Hagamos el bien que podamos y no
aguardemos la recompensa del mundo, sino solamente de Dios. Un trocito de
paraíso lo arregla todo.
Como los santos,
Don Bosco vivió en la tierra sumergido en múltiples tareas y aspiraciones, en
especial buscaba la promoción de los jóvenes humildes a una vida más digna;
pero se notaba siempre que su corazón estaba en la eternidad, en los bienes
celestiales que pagarían con creces su trabajo incansable y dedicación total a
sus queridos jóvenes.
Enviado por el P. Natalio
La Palabra de Dios:
Evangelio de hoy
Un día, al atardecer, dijo Jesús a sus discípulos:
«Pasemos a la otra orilla». Despiden a la gente y le llevan en la barca, como
estaba; e iban otras barcas con Él. En esto, se levantó una fuerte borrasca y
las olas irrumpían en la barca, de suerte que ya se anegaba la barca. Él estaba
en popa, durmiendo sobre un cabezal. Le despiertan y le dicen: «Maestro, ¿no te
importa que perezcamos?».
Él, habiéndose despertado, increpó al viento y dijo al
mar: «¡Calla, enmudece!» El viento se calmó y sobrevino una gran bonanza. Y les
dijo: «¿Por qué estáis con tanto miedo? ¿Cómo no tenéis fe?». Ellos se llenaron
de gran temor y se decían unos a otros: «Pues ¿quién es éste que hasta el
viento y el mar le obedecen?». (Mc 4,35-41)
Comentario
Hoy, el Señor riñe a los discípulos por su falta de fe:
«¿Cómo no tenéis fe?» (Mc 4,40). Jesucristo ya había dado suficientes muestras
de ser el Enviado y todavía no creen. No se dan cuenta de que, teniendo con
ellos al mismo Señor, nada han de temer. Jesús hace un paralelismo claro entre
“fe” y “valentía”.
En otro lugar del Evangelio, ante una situación en la que
los Apóstoles dudan, se dice que todavía no podían creer porque no habían
recibido el Espíritu Santo. Mucha paciencia le será necesaria al Señor para
continuar enseñando a los primeros aquello que ellos mismos nos mostrarán
después, y de lo que serán firmes y valientes testigos.
Estaría muy bien que nosotros también nos sintiéramos
“reñidos”. ¡Con más motivo aun!: hemos recibido el Espíritu Santo que nos hace
capaces de entender cómo realmente el Señor está con nosotros en el camino de
la vida, si de verdad buscamos hacer siempre la voluntad del Padre.
Objetivamente, no tenemos ningún motivo para la cobardía. Él es el único Señor
del Universo, porque «hasta el viento y el mar le obedecen» (Mc 4,41), como
afirman admirados los discípulos.
Entonces, ¿qué es lo que me da miedo? ¿Son motivos tan
graves como para poner en entredicho el poder infinitamente grande como es el
del Amor que el Señor nos tiene? Ésta es la pregunta que nuestros hermanos
mártires supieron responder, no ya con palabras, sino con su propia vida. Como
tantos hermanos nuestros que, con la gracia de Dios, cada día hacen de cada
contradicción un paso más en el crecimiento de la fe y de la esperanza.
Nosotros, ¿por qué no? ¿Es que no sentimos dentro de nosotros el deseo de amar
al Señor con todo el pensamiento, con todas las fuerzas, con toda el alma?
Uno de los grandes ejemplos de valentía y de fe, lo
tenemos en María, Auxilio de los cristianos, Reina de los confesores. Al pie de
la Cruz supo mantener en pie la luz de la fe... ¡que se hizo resplandeciente en
el día de la Resurrección!
Rev. D. Joaquim FLURIACH i Domínguez (St. Esteve de P.,
Barcelona, España)
Santoral Católico:
San Juan Bosco
Presbítero y Fundador
Fundador de la Sociedad de San Francisco de Sales, los
salesianos, y de la Congregación de Hijas de María Auxiliadora. Nació junto a
Castelnuovo, en la diócesis de Turín, el año 1815. Su niñez fue dura. Ordenado
sacerdote, dedicó sus energías y sus admirables dones carismáticos a la
educación de los jóvenes, a los que enseñaba diversos oficios y formaba en la
vida cristiana, en aquel momento histórico de la naciente industrialización y
de la aparición del movimiento obrero. Escribió también algunos opúsculos en
defensa de la religión. Promovió la devoción a María Auxiliadora. Destacó entre
los santos de su tiempo, especialmente en el apostolado de la juventud, en el
que usó y enseñó el método basado en el amor y la confianza en los jóvenes, la
persuasión, la religiosidad auténtica, el amor atento a prevenir más que a
reprimir. Fue terciario franciscano y muy devoto de san Francisco. Murió en
Turín el 31 de enero de 1888.
Oración: Señor, tú que has suscitado en san Juan
Bosco un padre y un maestro para la juventud, danos también a nosotros un celo
infatigable y un amor ardiente, que nos impulse a entregarnos al bien de los
hermanos y a servirte a ti en ellos con fidelidad. Por Jesucristo, nuestro
Señor. Amén.
© Directorio Franciscano
Frases de Don Bosco
“Entre vosotros jóvenes, es donde me encuentro bien”
“Cuando estoy lejos de vosotros me falta algo”
“Iría hasta Superga arrastrando la lengua con tal de
salvar un alma”
“Un buen consejo lo aceptaría aunque viniera del diablo”
“Estad siempre unidos al Señor”
“Aquí hacemos consistir la santidad en estar siempre
alegres”
“Trabajo, trabajo, trabajo”
“Ahora hemos de trabajar, ya descansaremos en el paraíso”
“Quien deja una casa por seguir la vocación encuentra
ciento”
“Dadme almas y quedaos el resto”
Tema del día:
Simplemente… DON BOSCO
Es el santo de la juventud. El santo de los obreros, el
santo de la alegría, el santo de María Auxiliadora y el santo de muchas cosas
más. En el verano de 1815 nacía en Becchi-Piamonte (Italia), de padres humildes
pero muy buenos cristianos. Desde muy niño hubo de trabajar duro al lado de su
santa madre, la mamá Margarita, para sacar la casa adelante. De su santa madre
recibió una profunda educación cristiana y un gran amor a la Virgen María junto
con un gran respeto hacia los sacerdotes. Ambas cosas quedaron profundamente
impresas en su alma.
Ya desde niño demostró estar en posesión de cualidades
nada comunes en todos los sentidos: era simpático, agudo, inteligente,
trabajador y muy mañoso con cuanto se proponía. Desde niño y después de joven,
pero sobre todo de sacerdote, trabajará tanto que parece casi imposible cómo en
sólo 72 años de vida pudo realizar tantas y tan importantes obras. Alguien ha
dicho que trabajó él solo más que diez hombres juntos de no cortas cualidades.
Cuando llegaba a Castelnuovo, Asti o Murialdo y algún
titiritero atraía a pequeños y grandes durante el tiempo de la Misa o del
Rosario, se presentaba él y decía: "Yo lo hago esto sin haceros pagar, tan
bien o mejor que él, pero con una condición: Que vengáis después todos conmigo
a la Iglesia"... Lo hacía y arrastraba a los espectadores a tomar parte en
cuanto en el templo se hacía. Así iba llenando la iglesia de fieles.
Ya dijimos que mamá Margarita admiraba a los sacerdotes.
Él los veía demasiado arrogantes y lejanos del pueblo, sobre todo de los niños
y decía: "Si yo llego a ser sacerdote, como espero, jugaré con los niños y
los querré, les haré cantar y con alegría a todos querré salvar"...
Cuando vistió el hábito clerical le amonestó aquella
santa mujer que fue su madre: "Puedes imaginarte, hijo mío, la gran
alegría que embarga mi corazón, pero, por favor, no deshonres nunca este
hábito. Sería mejor que lo abandonaras. Cuando viniste al mundo te consagré por
entero a la Virgen María; cuando comenzaste los estudios te recomendé la tierna
devoción hacia Ella; ahora te encarezco que seas todo de Ella... Si llegas a
ser sacerdote, recomienda y propaga siempre su devoción..."
Tenía muchos sueños y todos ellos muy "famosos y se
cumplían". Se ordenó sacerdote el 1841 y desde entonces no paró hasta dar
cobijo y digna educación a tantos niños que veía abandonados por las calles. El
rezo de un Ave María hizo el milagro y fue el primer eslabón de esta maravillosa
cadena de sus oratorios. Centenares, millares de niños abandonados encontraron
calor, educación, comida, vestido y cobijo cariñoso como en su propia casa.
Mamá Margarita y su hijo se desvivían por ayudar a aquellos rapaces que el día
de mañana serían buenos padres cristianos, otros sacerdotes y varios Santos,
entre ellos Santo Domingo Savio.
Dos eran las armas de que se servía, sobre todo, Don
Bosco, para formarles: La eucaristía y la penitencia. Estos dos sacramentos
obraban maravillas en aquellos jóvenes... Hasta le creyeron un poco mal de la
cabeza por los "sueños" que llenaban su corazón y su mente en favor
de los abandonados... Obraba milagros, pero siempre era Ella, la Virgen
Auxiliadora, quien los hacía, decía él. "No he sido yo, ha sido la Virgen
Auxiliadora quien te ha salvado"... "Cada ladrillo de esta iglesia
—se refería a la gran Basílica que en su obsequio empezó el 1863— es una gracia
de la Virgen María"... Para continuar su obra en 1857 fundó los Salesianos
y poco después las Hijas de María Auxiliadora. Ellos llevan su espíritu. Antes
de que le llegue su preciosa muerte —31 de enero del 1888— verá su obra
extendida por varias naciones del mundo... y hoy es una de las mayores de la
Iglesia. Su cuerpo permanece incorrupto en la Basílica de María Auxiliadora en
Turín, Italia
© Web Católico de Javier
"Pequeñas
Semillitas" por e-mail
Si lo deseas puedes recibir todos los días "Pequeñas Semillitas" por
correo, más el agregado de un powerpoint. Las suscripciones son gratis y solo
tienes que solicitarlas escribiendo a Rocío
(moderadora de los grupos) a: peque.semillitas.3@gmail.com con el título: “Suscripción a Pequeñas
Semillitas”.
Unidos a María
Si María nos
protege no hay nada que temer a nada ni a nadie, y María nos protege cuando
acudimos a Ella y le pedimos su auxilio, aunque seamos los pecadores más
grandes del universo, Ella nos obtendrá el perdón de Dios y no solo eso, sino
que nos hará grandes a los ojos de Dios. Ya el Señor dijo a Santa Faustina que
los pecadores más grandes se podrían convertir en grandes santos si confiaran
en la Divina Misericordia. Y esto es verdad. Pero María es la encargada de
aplicar la Divina Misericordia a las almas. Por eso si vamos a María, aunque
seamos un mar de pecado, Ella nos levantará hasta el trono de Dios. Y así como
se duele decir que el que está más alto, cuando cae, cae mucho más bajo, por ejemplo
Lucifer, que estaba muy alto y cuando cayó, cayó a lo más bajo; así también
cuando un pecador está muy abajo y acude a María, Ésta lo sube muy alto, y lo
hace un santo. Solo hay que confiar mucho en María que no desprecia a nadie,
porque es la Madre.
Jardinero de Dios
-el más pequeñito de todos-
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