PEQUEÑAS SEMILLITAS
Año 10 - Número 2559 ~ Sábado
3 de Enero de 2015
Desde la ciudad de Córdoba
(Argentina)
Alabado sea
Jesucristo…
Lo que nos ata al pasado es algo interno, no exterior.
Las ataduras que tenemos, aunque las veamos externamente,
existen adentro de uno mismo.
Son lazos mentales, patrones del pensamiento, que
realmente ya no funcionan bien.
Por eso, muchas personas ven la libertad, como liberarse
externamente y, después de un tiempo, de nuevo se ven atrapadas.
Lo mejor es juntar la acción con la meditación, de forma
que la libertad sea completa y las ataduras rotas plenamente.
¡Buenos días!
Cómo salvar el matrimonio
Si consideramos
un poco las causas de los problemas matrimoniales que sacuden a tantas
familias, vemos que el desconocimiento del valor de la persona humana, la falta
de un diálogo profundo, el no saber perdonar, el no tener tiempo para convivir
y el ambiente de inmoralidad reinante, resquebrajan trágicamente la vida
matrimonial.
Empieza a olvidar los malos momentos del
pasado; a perdonar y a querer más a tu cónyuge; a valorar más las virtudes y
cualidades que tiene; a no desperdiciar momentos para estar más cerca de tu ser
amado y convivir con él; a participar de sus sufrimientos e ideales, de sus
preocupaciones y triunfos, de sus alegrías y de sus tristezas; a reír juntos; a
llorar juntos; a vivir en verdad siendo un solo ser. Ama y cuida tu matrimonio.
Juntos arrodíllense, oren al Señor, las manos juntas, imploren al Señor que
entre en sus vidas, que sea él quien conduzca su matrimonio, quien los mantenga
unidos hasta el final. ¡Hasta que la muerte los separe!
Ánimo, comienza a
sembrar una manera nueva de amarse y convivir como en tus mejores tiempos.
Proponte dialogar más, estar más tiempo juntos, escucharse más. Aplica el gran
remedio de la ternura y la comprensión. Todo sacrificio vale la pena para
salvar el matrimonio del divorcio, la soledad, el caos del hogar. (Anónimo).
Enviado por el P. Natalio
La Palabra de Dios:
Evangelio de hoy
Al día siguiente Juan ve a Jesús venir hacia él y dice:
«He ahí el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo. Éste es por quien yo
dije: ‘Detrás de mí viene un hombre, que se ha puesto delante de mí, porque
existía antes que yo’. Y yo no le conocía, pero he venido a bautizar en agua
para que él sea manifestado a Israel». Y Juan dio testimonio diciendo: «He
visto al Espíritu que bajaba como una paloma del cielo y se quedaba sobre Él. Y
yo no le conocía, pero el que me envió a bautizar con agua, me dijo: ‘Aquel
sobre quien veas que baja el Espíritu y se queda sobre él, ése es el que
bautiza con Espíritu Santo’. Y yo le he visto y doy testimonio de que éste es
el Elegido de Dios». (Jn 1,29-34)
Comentario
Hoy, san Juan Bautista da testimonio sobre el Bautismo de
Jesús. El Papa Francisco recordaba que «el Bautismo es el sacramento en el cual
se funda nuestra fe misma, que nos injerta como miembros vivos en Cristo y en
su Iglesia»; y agregaba: «No es una formalidad. Es un acto que toca en
profundidad nuestra existencia. Un niño bautizado o un niño no bautizado no es
lo mismo. No es lo mismo una persona bautizada o una persona no bautizada.
Nosotros, con el Bautismo, somos inmersos en esa fuente inagotable de vida que
es la muerte de Jesús, el más grande acto de amor de toda la historia; y
gracias a este amor podemos vivir una vida nueva, no ya en poder del mal, del
pecado y de la muerte, sino en la comunión con Dios y con los hermanos».
Hemos escuchado los dos efectos principales del Bautismo
enseñados en el Catecismo de la Iglesia Católica (n. 1262-1266):
1º «He ahí el Cordero de Dios, que quita el pecado del
mundo» (Jn 11,29). Un efecto del Bautismo es la purificación de los pecados, es
decir, todos los pecados son perdonados, el pecado original y todos los pecados
personales así como todas las penas del pecado.
2º «Baja el Espíritu», «bautiza con Espíritu Santo» (Jn
1,34): el bautismo nos hace "una nueva creación", hijos adoptivos de
Dios y partícipes de la naturaleza divina, miembros de Cristo, coherederos con
Él y templos del Espíritu Santo.
La Santísima Trinidad —Padre, Hijo y Espíritu Santo— nos
da la gracia santificante, que nos hace capaces de creer en Dios, de esperar en
Él y de amarlo; de vivir y obrar bajo la moción del Espíritu Santo mediante sus
dones; de crecer en el bien por medio de las virtudes morales.
Pidamos, como nos exhorta el Papa Francisco, «despertar
la memoria de nuestro Bautismo», «vivir cada día nuestro Bautismo, como
realidad actual en nuestra existencia».
Rev. P. Higinio Rafael ROSOLEN IVE (Cobourg, Ontario,
Canadá)
Santoral Católico:
El Santísimo Nombre de Jesús
El Santísimo Nombre de Jesús, nombre anunciado por el
Ángel a san José e impuesto al Niño en la circuncisión, invocado por los fieles
desde los comienzos de la Iglesia, como puede verse ya en san Pablo, empezó a
ser venerado en las celebraciones litúrgicas en el siglo XIV. San Bernardino de
Siena y sus discípulos fueron los grandes apóstoles que propagaron este culto a
lo largo y ancho de Italia y de Europa. En 1530, Clemente VII concedió a la
Orden Franciscana la celebración del Oficio del Santísimo Nombre de Jesús.
Inocencio XIII, en el s. XVIII, hizo extensiva la fiesta a la Iglesia
universal. En la actualidad se celebra el día 3 de enero. «El nombre de Jesús
es el divino poema que expresa lo más sublime y lo más humilde que la sabiduría
y la misericordia de Dios han podido inventar para salvar a la Humanidad
decaída. Este nombre adorable, que primero pronunció el Ángel, y luego María y
José impusieron al Verbo Encarnado, fue también pronunciado por Pilatos cuando
leyó contra el Salvador la sentencia de muerte. Pero el Padre lo constituyó
juez de vivos y muertos, e hizo figurar su nombre como señal de salvación en la
frente de los predestinados» (A. I. Schuster).
Oración: Oh Dios,
que a tu Hijo le has puesto el nombre de Jesús, Salvador de todos los hombres;
concédenos pronunciar con gozo este nombre en la tierra y disfrutar en el cielo
de su presencia. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.
Fuente: Directorio Franciscano
Palabras del Papa Francisco
“Cuando nos damos cuenta de que Dios está enamorado de
nuestra pequeñez, que Él mismo se hace pequeño para propiciar el encuentro con
nosotros, no podemos no abrirle nuestro corazón y suplicarle: Señor, ayúdame a ser como tú, dame la gracia
de la ternura en las circunstancias más duras de la vida, concédeme la gracia
de la cercanía en las necesidades de los demás, de la humildad en cualquier
conflicto”.
Biblioteca de archivos
Recuerda que en la página (blog) de "Pequeñas
Semillitas" y también en "Juan Pablo II inolvidable", en la
columna lateral derecha, se ha insertado un enlace con la misma imagen que ves
arriba de este escrito, desde donde se ingresa a la Biblioteca de archivos.
Allí iré agregando día a día algunos de los powerpoint que se comparten con los
suscriptores de "Pequeñas Semillitas" y también archivos de texto en
formato PDF; todo lo cual puede ser visto online o bien puede descargarse a la
computadora del usuario.
Biblioteca de archivos:
http://pequesemillitas.wix.com/bibliotecadearchivos
Tema del día:
¿Qué deseo en un año nuevo?
La pregunta me deja un poco inquieto. Porque sé que el
"año nuevo" es simplemente una hoja de calendario, un cambio en los
números, una simple tradición humana. Porque el tiempo escapa a nuestro
control, y fluye sin cesar.
Pero casi todos, al llegar el año nuevo, damos una mirada
al año que termina y soñamos en el año que comienza.
Lo pasado queda allí: fijo, inmodificable, casi pétreo.
Con sus momentos buenos y sus fracasos, con sus sueños realizados y con los sueños
que se evaporaron en el vacío, con las ayudas que me ofrecieron y con las
ayudas que pude ofrecer a otros, con mis omisiones y mis cobardías.
Lo futuro inicia, como inició ayer, como inició hace un
mes, como iniciará mañana.
Cada instante se presenta como una oportunidad que en
parte depende de mi prudencia y de mis decisiones. En otra buena parte, depende
de las decisiones de otros. En los dos casos, y aunque no siempre nos demos
cuenta, depende de Dios.
De nuevo, ¿qué deseo en un año nuevo? Desearía la paz en
Tierra Santa. Para que nadie privase a nadie de su tierra, de su casa, de su
familia. Para que las religiones fueran vividas como lo que son: un camino para
unir a los hombres bajo la luz de Dios. Para que la tierra donde vivió, murió y
resucitó Cristo testimoniase con un estilo de vida nuevo la gran belleza del
Evangelio.
Luego, desearía la paz en tantos lugares del planeta.
Especialmente en África, donde todavía unos poderosos venden armas para la
muerte pero no ofrecen comida para los hambrientos.
Querría, además, que desapareciese el aborto en todos los
países del mundo. Lo cual no es ningún sueño imposible: basta con aprender a
vivir responsablemente la vocación al amor para que ningún hijo sea visto como
un “enemigo” o un obstáculo en el camino de la propia vida. Porque lo mejor que
podemos hacer es vivir para los demás. Porque cada niño pide un poquito de amor
y de respeto. Porque cada madre que ha empezado a serlo merece ayuda y apoyo,
para que no le falten las cosas que más necesite durante los meses de embarazo
y los primeros años de su hijo.
En este nuevo año me gustaría dialogar con quien piensa
de modo distinto en un clima de respeto, sin insultos, sin desprecios, sin
zancadillas. Porque si él y si yo somos humanos, porque si él y si yo queremos
encontrar la verdad, podemos ayudarnos precisamente con una palabra nacida
desde los corazones que saben escucharse y, más a fondo, que saben amarse...
El año que inicia querría tener más energías, más
entusiasmo, más convicción, para enseñar a los otros lo que para mí es el
tesoro verdadero: mi fe católica. Enseñarla, sobre todo, con mi vida. Querría
ser, en ese sentido, más coherente, más bueno, más abierto, más disponible, más
cercano. Especialmente cuando me encuentre con un pobre, con un enfermo, con
una persona triste o desesperada, con quien llora porque sabe lo que muchos no
se atreven a reconocer: que ha pecado. Porque sólo cuando me pongo ante mis
faltas con honestidad clara y completa, descubro mi miseria y comprendo la de
los otros. Y porque cuando reconozco mi miseria y la ajena puedo entender que
necesitamos al único que puede limpiarnos con su palabra llena de perdón y de
esperanza: Dios.
¿Qué deseo en un año nuevo? Quizá deseo demasiado. Quizá
he soñado despierto. Quizá me he dejado llevar por una emoción inconsistente.
Mientras, el reloj sigue su marcha, y, sin saberlo, me dice: este año será un
poco distinto si te abres a Dios, si rompes con tu egoísmo, si empiezas a vivir
no para ti mismo, sino para tantos corazones que encontrarás en los mil cruces
de camino de este año que está iniciando...
Autor: P. Fernando Pascual LC | Fuente: Catholic.net
Humor literario
La mujer está
leyendo un libro y le dice al marido:
“¡Que descaro! ¿Creerías querido, que un tal Pablo Neruda
ha publicado un libro, copiando las poesías que me escribiste cuando éramos
novios?”
"Pequeñas
Semillitas" por e-mail
Si lo deseas puedes recibir todos los días "Pequeñas Semillitas" por
correo, más el agregado de un powerpoint. Las suscripciones son gratis y solo
tienes que solicitarlas escribiendo a Rocío
(moderadora de los grupos) a: peque.semillitas.3@gmail.com con el título: “Suscripción a Pequeñas
Semillitas”.
Pedidos de oración
Pedimos oración por la Santa Iglesia Católica; por el
Papa Francisco, por el Papa Emérito Benedicto, por los obispos, sacerdotes,
diáconos, seminaristas, catequistas y todos los que componemos el cuerpo
místico de Cristo; por la unión de los cristianos para que seamos uno, así como
Dios Padre y nuestro Señor Jesucristo son Uno junto con el Espíritu Santo; por
las misiones; por el triunfo del Sagrado Corazón de Jesús y del Inmaculado Corazón
de María; por la conversión de todos los
pueblos; por la Paz en el mundo; por nuestros hermanos sufrientes por diversos
motivos especialmente por las enfermedades, el abandono, la carencia de afecto,
la falta de trabajo, el hambre y la pobreza; por los presos políticos y la
falta de libertad en muchos países del mundo; por la unión de las familias, la
fidelidad de los matrimonios y por más inclinación de los jóvenes hacia este
sacramento; por el aumento de las vocaciones sacerdotales y religiosas; y por
las Benditas Almas del Purgatorio.
Unidos a María
María ha sido colocada por Dios en lo más alto de los
Cielos, pero si bien esto es una gloria incomparable, Ella no se ha olvidado de
nosotros sus hijos que estamos en la tierra y piensa constantemente en nosotros
y está a nuestro lado en todo momento. Por eso no debemos tener miedo a nada y
confiar ciegamente en María, que es la Omnipotencia Suplicante, es decir, que
alcanza y obtiene todo lo que quiere con su oración todopoderosa. A veces
estamos contentos cuando tenemos un amigo o pariente que tiene influencias en
el mundo, que es un personaje importante. ¡Pero cuánto más debemos estar
contentos y festejar que tenemos una Madre todo amor, que es la criatura más
grande y gloriosa del universo y que solo está por debajo de Dios, pero muy por
encima de toda criatura visible e invisible! Ella está en este tan alto puesto
para cuidarnos e intervenir en nuestro favor contra todas las fuerzas del
Infierno.
Jardinero de Dios
-el más pequeñito de todos-
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