domingo, 4 de enero de 2015

Pequeñas Semillitas 2560

PEQUEÑAS SEMILLITAS

Año 10 - Número 2560 ~ Domingo 4 de Enero de 2015
Desde la ciudad de Córdoba (Argentina)
Alabado sea Jesucristo…
Hoy se pone a nuestra consideración el principio del cuarto evangelio, el de san Juan. Es un comienzo muy diferente al de los otros evangelistas. Hoy san Juan nos habla del nacimiento de Jesús; pero de forma diferente. No cuenta los hechos según la historia: no hay niño ni madre, ni pastores ni cántico de ángeles; pero sí habla de luz que ilumina las tinieblas y de gloria de Dios que podemos contemplar, y sobre todo de la Palabra, que se hace carne, de Dios que pone su tienda entre nosotros, del Señor que es aceptado por unos y rechazado por otros. Es lo que se llama una historia en plan teológico.
A veces pensamos en la posada y las casas de Belén; pero tiene un sentido más profundo y más amplio, que nos toca también a nosotros, si le cerramos la puerta de nuestro corazón. A veces somos demasiado orgullosos para ver a Dios: No queremos recibir a Aquel que viene a su propiedad, porque tendríamos que transformarnos de modo que sea Él el verdadero dueño de nuestro ser.
Jesús es Dios que sale al encuentro del ser humano, para que nosotros podamos ir a su encuentro. Creer es ver a Dios, y ver a Jesús es “ver al Padre”. Por esta fe, que es entrega a su amor, nos transformamos y vivimos como hijos de Dios. ¡Que de su plenitud recibamos la gracia y la verdad y el amor!

¡Buenos días!

La rana y el mar
En tu vida se van dando posibilidades de cambiar para bien. Conviene que te detengas, evalúes con precaución las ventajas, y tomes decisiones sabias y prudentes, porque ésa es la forma normal de progresar. No caigas en el error de desechar todo cambio por principio; ni tampoco en el otro extremo, de creer que toda novedad es mejor. Fábula sobre el tema.

He aquí una rana que había vivido siempre en un mísero y estrecho pozo, donde había nacido y habría de morir. Pasó cerca de allí otra rana que había vivido siempre junto al mar. Tropezó y se cayó en el pozo. —¿De dónde vienes? –preguntó la rana del pozo. —Del mar.  —¿Es grande el mar?  —Extraordinariamente grande, inmenso. La rana del pozo se quedó unos momentos pensativa y luego preguntó: —¿Es el mar tan grande como mi pozo? —¿Cómo puedes comparar tu pozo con el mar? Te digo que el mar es muy grande, descomunal. Pero la rana del pozo, fuera de sí por la ira, gritó: —Mentira, no puede haber nada más grande que mi pozo; ¡nada! ¡Eres una mentirosa y ahora mismo te echaré de aquí.

Con frecuencia Dios, por sus profetas, invitó a Israel a revisar su estilo de vida para hacer los necesarios reajustes que exigía la alianza solemnemente pactada. La Palabra de Dios sigue invitándonos a cambiar para bien, y nos motiva con sabiduría a dar pasos de crecimiento espiritual. Ábrete a su mensaje y aprovecha su fuerza renovadora.
Enviado por el P. Natalio

La Palabra de Dios:
Evangelio de hoy
En el principio existía la Palabra y la Palabra estaba con Dios, y la Palabra era Dios. Ella estaba en el principio con Dios. Todo se hizo por ella y sin ella no se hizo nada de cuanto existe. En ella estaba la vida y la vida era la luz de los hombres, y la luz brilla en las tinieblas, y las tinieblas no la vencieron.
Hubo un hombre, enviado por Dios: se llamaba Juan. Éste vino para un testimonio, para dar testimonio de la luz, para que todos creyeran por él. No era él la luz, sino quien debía dar testimonio de la luz. La Palabra era la luz verdadera que ilumina a todo hombre que viene a este mundo. En el mundo estaba, y el mundo fue hecho por ella, y el mundo no la conoció. Vino a su casa, y los suyos no la recibieron. Pero a todos los que la recibieron les dio poder de hacerse hijos de Dios, a los que creen en su nombre; la cual no nació de sangre, ni de deseo de hombre, sino que nació de Dios.
Y la Palabra se hizo carne, y puso su morada entre nosotros, y hemos contemplado su gloria, gloria que recibe del Padre como Hijo único, lleno de gracia y de verdad. Juan da testimonio de Él y clama: «Éste era del que yo dije: El que viene detrás de mí se ha puesto delante de mí, porque existía antes que yo». Pues de su plenitud hemos recibido todos, y gracia por gracia. Porque la Ley fue dada por medio de Moisés; la gracia y la verdad nos han llegado por Jesucristo. A Dios nadie le ha visto jamás: el Hijo único, que está en el seno del Padre, Él lo ha contado. (Jn 1,1-18)

Comentario
Hoy, el Evangelio de Juan se nos presenta en una forma poética y parece ofrecernos, no solamente una introducción, sino también como una síntesis de todos los elementos presentes en este libro. Tiene un ritmo que lo hace solemne, con paralelismos, similitudes y repeticiones buscadas, y las grandes ideas trazan como diversos grandes círculos. El punto culminante de la exposición se encuentra justo en medio, con una afirmación que encaja perfectamente en este tiempo de Navidad: «Y la Palabra se hizo carne, y puso su morada entre nosotros» (Jn 1,14).
El autor nos dice que Dios asumió la condición humana y se instaló entre nosotros. Y en estos días lo encontramos en el seno de una familia: ahora en Belén, y más adelante con ellos en el exilio de Egipto, y después en Nazaret.
Dios ha querido que su Hijo comparta nuestra vida, y —por eso— que transcurra por todas las etapas de la existencia: en el seno de la Madre, en el nacimiento y en su constante crecimiento (recién nacido, niño, adolescente y, por siempre, Jesús, el Salvador).
Y continúa: «Hemos contemplado su gloria, gloria que recibe del Padre como Hijo único, lleno de gracia y de verdad» (Ibidem). También en estos primeros momentos, lo han cantado los ángeles: «Gloria a Dios en el cielo», «y paz en la tierra» (cf. Lc 2,14). Y, ahora, en el hecho de estar arropado por sus padres: en los pañales preparados por la Madre, en el amoroso ingenio de su padre —bueno y mañoso— que le ha preparado un lugar tan acogedor como ha podido, y en las manifestaciones de afecto de los pastores que van a adorarlo, y le hacen carantoñas y le llevan regalos.
He aquí cómo este fragmento del Evangelio nos ofrece la Palabra de Dios —que es toda su Sabiduría—. De la cual nos hace participar, nos proporciona la Vida en Dios, en un crecimiento sin límite, y también la Luz que nos hace ver todas las cosas del mundo en su verdadero valor, desde el punto de vista de Dios, con “visión sobrenatural”, con afectuosa gratitud hacia quien se ha dado enteramente a los hombres y mujeres del mundo, desde que apareció en este mundo como un Niño.
Rev. D. Ferran BLASI i Birbe (Barcelona, España)

Palabras de San Juan Pablo II

"La Palabra de Dios es digna en todos vuestros esfuerzos.  Abrazarla en toda su pureza e integridad, y difundirla con el ejemplo y la predicación, es una gran misión.  Esta es vuestra misión hoy, mañana y el resto de vuestras vidas".

Tema del día:
El rostro humano de Dios
El cuarto evangelio comienza con un prólogo muy especial. Es una especie de himno que, desde los primeros siglos, ayudó decisivamente a los cristianos a ahondar en el misterio encerrado en Jesús. Si lo escuchamos con fe sencilla, también hoy nos puede ayudar a creer en Jesús de manera más profunda. Solo nos detenemos en algunas afirmaciones centrales.

«La Palabra de Dios se ha hecho carne». Dios no es mudo. No ha permanecido callado, encerrado para siempre en su Misterio. Dios se nos ha querido comunicar. Ha querido hablarnos, decirnos su amor, explicarnos su proyecto. Jesús es sencillamente el Proyecto de Dios hecho carne.

Dios no se nos ha comunicado por medio de conceptos y doctrinas sublimes que solo pueden entender los doctos. Su Palabra se ha encarnado en la vida entrañable de Jesús, para que lo puedan entender hasta los más sencillos, los que saben conmoverse ante la bondad, el amor y la verdad que se encierra en su vida.

Esta Palabra de Dios «ha acampado entre nosotros». Han desaparecido las distancias. Dios se ha hecho «carne». Habita entre nosotros. Para encontrarnos con él, no tenemos que salir fuera del mundo, sino acercarnos a Jesús. Para conocerlo, no hay que estudiar teología, sino sintonizar con Jesús, comulgar con él.

«A Dios nadie lo ha visto jamás». Los profetas, los sacerdotes, los maestros de la ley hablaban mucho de Dios, pero ninguno había visto su rostro. Lo mismo sucede hoy entre nosotros: en la Iglesia hablamos mucho de Dios, pero nadie lo hemos visto. Solo Jesús, «el Hijo de Dios, que está en el seno del Padre es quien lo ha dado a conocer».

No lo hemos de olvidar. Solo Jesús nos ha contado cómo es Dios. Solo él es la fuente para acercarnos a su Misterio. ¡Cuántas ideas raquíticas y poco humanas de Dios hemos de desaprender y olvidar para dejarnos atraer y seducir por ese Dios que se nos revela en Jesús!

Cómo cambia todo cuando uno capta por fin que Jesús es el rostro humano de Dios. Todo se hace más simple y más claro. Ahora sabemos cómo nos mira Dios cuando sufrimos, cómo nos busca cuando nos perdemos, cómo nos entiende y perdona cuando lo negamos. En él se nos revela «la gracia y la verdad» de Dios.
José Antonio Pagola

Mensaje de María Reina de la Paz
Mensaje de María Reina de la Paz del 2 de enero de 2015

«Queridos hijos, estoy aquí entre ustedes como una Madre que desea ayudarlos a conocer la verdad. Mientras vivía en la Tierra la vida de ustedes, yo tenía el conocimiento de la verdad y con eso, un pedacito del Paraíso en la Tierra. Por eso a ustedes, mis hijos, les deseo lo mismo. El Padre Celestial desea corazones puros, colmados del conocimiento de la verdad. Él desea que amen a todos aquellos que encuentran, porque yo también amo a mi Hijo en todos ustedes. Este es el inicio del conocimiento de la verdad. A ustedes les ofrecen muchas verdades falsas. Las podrán superar con un corazón purificado por medio del ayuno, la oración, la penitencia y el Evangelio. Esa es la única verdad y es la verdad que mi Hijo les ha dejado. No deben analizarla mucho. Se pide de ustedes, como yo también lo hacía, que amen y den. Hijos míos, si aman, su corazón será una morada para mi Hijo y para mí, y las palabras de mi Hijo, serán guía para la vida de ustedes. Hijos míos, me serviré de ustedes, apóstoles del amor, para ayudar a mis hijos a conocer la verdad. Hijos míos, yo siempre he orado por la Iglesia de mi Hijo, por eso, a ustedes les pido que hagan lo mismo. Oren para que sus pastores resplandezcan con el amor de mi Hijo. ¡Les doy las gracias!»

Nunca olvidemos agradecer
Una vez leí que en el cielo hay dos oficinas diferentes para tratar lo relativo a las oraciones de las personas en la tierra:
Una es para receptar pedidos de diversas gracias, y allí los muchos ángeles que atienden trabajan intensamente y sin descanso por la cantidad de peticiones que llegan en todo momento.
La otra oficina es para recibir los agradecimientos por las gracias concedidas y en ella hay un par de ángeles aburridos porque prácticamente no les llega ningún mensaje de los hombres desde la tierra para dar gracias...
Desde esta sección de "Pequeñas Semillitas" pretendemos juntar una vez por semana (los domingos) todos los mensajes para la segunda oficina: agradecimientos por favores y gracias concedidas como respuesta a nuestros pedidos de oración.

Desde Santa Fe, Argentina, llega un agradecimiento a Dios y a las personas que rezaron por Julia B., la mamá primeriza que estuvo muy grave, y ahora está  recuperando día a día su salud. Si bien debe seguir en reposo y con muchos cuidados, ya está en su casa, disfrutando de su bebé tan hermoso y saludable.

Desde Buenos Aires, Argentina, agradecen las oraciones por la recuperación de Lorena Carla, que gracias a Dios se encuentra muy bien.

Desde Bogotá, Colombia, Carlos C. agradece a Dios las gracias recibidas durante el año 2014 en su persona y en su familia (Trini, Carlos, María Paula, Carlota y demás familiares y amigos).

Ana María A. S., de Argentina, escribe y dice: “Señor al finalizar un año más agradezco por tantas bendiciones que me has otorgado en el transcurso de este año; por la vida, que si llegué hasta aquí fue por tu inmenso amor, agradecerte también por todos aquellos que han contribuido a mi enriquecimiento espiritual, por los amigos que me has brindado por este medio. Te ruego una bendición por cada uno de ellos y especialmente por el creador de esta página, bendícelo y llénalo de tu Luz para que pueda manifestarse, por largo tiempo, a todas sus ‘semillitas’, que lo siguen diariamente.  Te ruego Señor que bendigas este nuevo año a comenzar para que todos nos llenos de tu Amor.

Unidos a María
Así le llama la Iglesia a María: “Omnipotencia Suplicante”. ¿Qué quiere decir esto? Que María TODO lo obtiene de Dios mediante su oración. Entonces… ¡Qué confianza debemos tener en Aquella que todo lo puede sobre el Corazón de Dios! Porque María nunca deseará nada contra la Voluntad divina y arrebatará una chispa de misericordia al Corazón de Jesús y salvará a esta pobre humanidad y a cada uno de nosotros si confiamos en Ella.
Recemos mucho el Santo Rosario, pues así ayudamos a María a interceder por nosotros y obtenernos gracias y dones de Dios. Así como María adelantó los tiempos de la Encarnación, y de la manifestación de Jesús y de la Resurrección; así también alejó y aleja los castigos que esta humanidad merece.

Jardinero de Dios
-el más pequeñito de todos-

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