PEQUEÑAS SEMILLITAS
Año 10 - Número 2569 ~ Martes
13 de Enero de 2015
Desde la ciudad de Córdoba
(Argentina)
Alabado sea
Jesucristo…
Así como en la familia el niño obtiene los primeros
conocimientos, las primeras ayudas para su vida, también es en la familia que
el pequeño adquiere el hábito de la oración. Si la familia es cristiana
practicante, entonces en su seno se rezará, en especial el Santo Rosario, y los
niños ya desde pequeños mamarán ese ambiente de recogimiento y misterio que
rodea a los momentos de oración.
Los niños tienen una intuición de lo divino, pues hace
poco que han salido de las manos de Dios, y tienen su recuerdo más fresco en su
alma. Por ello, si son guiados hacia Jesús y María, no oponen resistencia, sino
que van espontáneamente.
Ya lo ha dicho el Señor en el Evangelio: “Dejad que los
niños vengan a Mí y no se lo impidáis”. Ello significa que los niños,
naturalmente van a Jesús, y sólo cuando les ponen obstáculos los mayores, es
que no alcanzan a encontrarlo y a seguirlo.
Volvamos en nuestra familia a rezar todas las noches, en
el calor del hogar, después de un día de trabajo. Y que sea el motivo de
encuentro entre nosotros el Santo Rosario alrededor de la mesa, y no el
televisor, por donde entra tanto mal en nuestras casas.
Recordemos que “Familia que reza unida, permanece unida”,
y en estos tiempos en que Satanás logra llevar la división al seno de
muchísimas familias, al menos que la nuestra permanezca unida por la oración en
común.
¡Buenos días!
No todo es color de rosa
Ningún trabajo es
insignificante, ninguna tarea es despreciable, cualquier ocupación merece que
pongamos todas nuestras fuerzas y nuestra creatividad en ella. “Si alguien está
llamado a ser barrendero, debería barrer las calles como Miguel Ángel pintaba,
como Beethoven componía música o como Shakespeare escribía versos” (M. L.
King).
“En el matrimonio no todo es color de rosa”,
le advierte el futuro esposo a su novia: “Por ejemplo, me vas a tener que
preparar la comida todos los días”. ”Sí, mi tesoro”, contestó cariñosamente la
novia, “Y tú vas a tener que comerla también todos los días”.
Las tareas
sencillas y cotidianas son realmente responsabilidades simples; pero, ser
fieles al quehacer de cada día es algo importante. La felicidad humana
normalmente no se logra con acciones de especial relevancia, que acontecen muy
raras veces, sino en ese sencillo deber que realizas todos los días con mucho
amor. Valorízalo en ti y en los demás.
Enviado por el P. Natalio
La Palabra de Dios:
Evangelio de hoy
Llegó Jesús a Cafarnaum y el sábado entró en la sinagoga
y se puso a enseñar. Y quedaban asombrados de su doctrina, porque les enseñaba
como quien tiene autoridad, y no como los escribas. Había precisamente en su
sinagoga un hombre poseído por un espíritu inmundo, que se puso a gritar: «¿Qué
tenemos nosotros contigo, Jesús de Nazaret? ¿Has venido a destruirnos? Sé quién
eres tú: el Santo de Dios». Jesús, entonces, le conminó diciendo: «Cállate y
sal de él». Y agitándole violentamente el espíritu inmundo, dio un fuerte grito
y salió de él.
Todos quedaron pasmados de tal manera que se preguntaban
unos a otros: «¿Qué es esto? ¡Una doctrina nueva, expuesta con autoridad! Manda
hasta a los espíritus inmundos y le obedecen». Bien pronto su fama se extendió
por todas partes, en toda la región de Galilea. (Mc 1,21-28)
Comentario
Hoy, primer martes del tiempo ordinario, san Marcos nos
presenta a Jesús enseñando en la sinagoga y, acto seguido, comenta: «Quedaban
asombrados de su doctrina, porque les enseñaba como quien tiene autoridad, y no
como los escribas» (Mc 1,21). Esta observación inicial es impresionante. En
efecto, la razón de la admiración de los oyentes, por un lado, no es la
doctrina, sino el maestro; no aquello que se explica, sino Aquél que lo
explica; y, por otro lado, no ya el predicador visto globalmente, sino
remarcado específicamente: Jesús enseñaba «con autoridad», es decir, con poder
legítimo e irrecusable. Esta particularidad queda ulteriormente confirmada por
medio de una nítida contraposición: «No lo hacía como los escribas».
Pero, en un segundo momento, la escena de la curación del
hombre poseído por un espíritu maligno incorpora a la motivación admirativa
personal el dato doctrinal: «¿Qué es esto? ¡Una doctrina nueva, expuesta con
autoridad!» (Mc 1,27). Sin embargo, notemos que el calificativo no es tanto de
contenido como de singularidad: la doctrina es «nueva». He aquí otra razón de
contraste: Jesús comunica algo inaudito (nunca como aquí este calificativo
tiene sentido).
Añadimos una tercera advertencia. La autoridad proviene,
además, del hecho que a Jesús «hasta los espíritus inmundos le obedecen». Nos
encontramos ante una contraposición tan intensa como las dos anteriores. A la
autoridad del maestro y a la novedad de la doctrina hay que sumar la fuerza
contra los espíritus del mal.
¡Hermanos! Por la fe sabemos que esta liturgia de la
palabra nos hace contemporáneos de lo que acabamos de escuchar y que estamos
comentando. Preguntémonos con humilde agradecimiento: ¿Tengo conciencia de que
ningún otro hombre ha hablado jamás como Jesús, la Palabra de Dios Padre? ¿Me
siento rico de un mensaje que tampoco tiene parangón? ¿Me doy cuenta de la
fuerza liberadora que Jesús y su enseñanza tienen en la vida humana y, más
concretamente, en mi vida? Movidos por el Espíritu Santo, digamos a nuestro
Redentor: Jesús-vida, Jesús-doctrina, Jesús-victoria, haz que, como le
complacía decir al gran Ramon Llull, ¡vivamos en la continua “maravilla” de Ti!
+ Rev. D. Antoni ORIOL i Tataret (Vic, Barcelona,
España)
Santoral Católico:
San Hilario de Poitiers
Obispo y Doctor de la Iglesia
Nació en Poitiers (Francia), de una distinguida familia
pagana, a principios del siglo IV. Recibió una excelente formación. Estaba
casado y tenía una hija, que abrazaron la fe cristiana junto con él. Hacia el
año 350 fue elegido obispo de su ciudad natal. Luchó valerosamente contra los
arrianos, proclamando con firmeza la divinidad de Jesucristo, y fue desterrado
a Oriente por el emperador Constancio. Teólogo, historiógrafo y exégeta
bíblico, escribió varias obras admirables por su sabiduría y doctrina, entre
ellas el tratado De Trinitate, destinadas a consolidar la fe católica y a
interpretar la Sagrada Escritura. Regresó a Poitiers, y allí murió el año 367.
Oración: Concédenos, Dios todopoderoso, progresar
cada día en el conocimiento de la divinidad de tu Hijo y proclamarla con
firmeza, como lo hizo, con celo infatigable, tu obispo y doctor san Hilario.
Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.
Fuente: Directorio Franciscano
Palabras del Papa Francisco
“Pienso en todos los niños hoy maltratados y muertos, sea
los que lo padecen antes de ver la luz, privados del amor generoso de sus
padres y sepultados en el egoísmo de una cultura que no ama la vida; sean los
niños desplazados a causa de las guerras y las persecuciones, sujetos a abusos
y explotación ante nuestros ojos y con nuestro silencio cómplice; a los niños
masacrados en los bombardeos, incluso allí donde ha nacido el Hijo de Dios”
Historias:
La novena galleta de miel
Todo estaba empacado. El tic-tac del reloj se hacía cada
vez más fuerte, apesadumbrando el ambiente y acrecentando la tensión mientras
que sus agujas se aproximaban cada vez más a la hora de despedida. Sí,
finalmente la separación estaría consumada y aquel matrimonio que había sido
feliz en algunos de sus 25 años llegaría a su fin. Un último suspiro y todo
quedó listo.
La mujer paseaba nerviosa por la sala, revisando las
cajas y los últimos preparativos y su marido, esperaba sentado en la silla de
mimbre de la cocina a que llegara el camión de la mudanza.
Ya habían determinado quién se quedaría con los
recuerdos. A pesar de que suelen ser el centro de discordia para muchos, la
mecedora de la abuela Nina, el retrato del primo Marco, el baúl de algarrobo,
preciado regalo de bodas, no habían provocado conflictos entre ellos.
Echaron una última ojeada a la casa y repararon en un
pequeño detalle, que no habían tenido en cuenta. Sobre la mesa, yacía
silencioso un paquete de madera con las deliciosas galletas de la vieja tía
Maruca, sabia conocedora de los secretos de la cocina. Habían disfrutado
durante años la suave textura de la crema debajo de la crocante y delgada capa
de coco que las recubría, deleitándose con el aroma de la miel y el sabor de
aquel tercer elemento secreto que las hacían aún más especiales y las
diferenciaba de las galletas comunes.
Contentos se precipitaron a saborearlas pero para evitar
discusiones de último momento decidieron repartir la mitad para cada uno. Uno,
dos, tres… nueve. Solo había nueve galletas de miel y unas pocas migajas pero
ningún rastro de una décima. Propusieron, entonces, varias ideas para
dividirlas pero ninguna pareció convencerlos. ¡La galleta sobrante había
provocado más discordia que la silla mecedora y más aún, que el entrañable baúl
de algarrobo!
Finalmente se comprometieron a un reto. El que más rápido
comiera las cuatro galletas que le pertenecían podría quedarse con la novena.
Aunque más tarde advirtieran lo descabellado que sonaba la idea, les pareció lo
más propicio en ese momento.
La mujer, que era una corpulenta señora de gran
contextura física, se sentó en frente de su marido y sin más, no tardó en comer
sus galletas. El esposo, por el solo hecho de ser hombre, las devoro al mismo
tiempo. Embriagados por el dulce sabor de la miel, se miraron con sus cachetes
inflados y con pedazos de coco bordeando sus labios. Continuaron mirándose así
durante un largo segundo. El tiempo pareció detenerse, el sordo sonido del
tic-tac había desaparecido y el mundo interrumpió sus ruidos mientras se colaba
afanoso y expectante por la ventana para conocer al vencedor.
Cuando volvieron a tomaron conciencia, se abalanzaron
sobre la última galleta, que divertida observaba desde el centro de la mesa el
espectáculo que había desencadenado. En ese momento sus manos se chocaron. Se
tocaron, se sintieron.
Sin pensar, sin querer el leve roce despertó sus sentidos
y desato aquella sensación de vértigo tal vez ya desgastada por los años de
matrimonio. Seguían conservando en sus bocas el dulce sabor de veranos
inolvidables, peleas, reencuentros, pasiones, momentos…
Y como dos enamorados que se aman desde la primera mirada
quedaron encantados bajo el mismo hechizo que muchos años antes los había
sorprendido de igual forma. Siguieron explorándose como el primer día, el deseo
de volver a sentirse comenzó a arder en sus entrañas. Querían empezar de nuevo
y que sus cuerpos redescubran juntos la locura del amor.
En ese momento se oyó lejano, el sonido del timbre.
Probablemente era el camión de la mudanza pero optaron por no escucharlo. Con
una mirada cómplice se levantaron tomados aun de la mano y se refugiaron en la
habitación tras cerrar la puerta, dejando atrás
a la novena galleta de miel, culpable de la discordia pero al mismo
tiempo causante de que la llama del amor volviera a brillar.
Ofrecimiento para sacerdotes
y religiosas
Formulo el siguiente ofrecimiento únicamente para sacerdotes o religiosas que reciben diariamente
"Pequeñas Semillitas" por e-mail: Si desean recibir el power point y
los comentarios del Evangelio del domingo siguiente con dos o tres días de
anticipación, para tener tiempo de preparar sus meditaciones, homilías o demás
trabajos sobre la Palabra de Dios, pueden pedírmelo a feluzul@gmail.com
Sólo deben indicar claramente su nombre, su correo
electrónico, ciudad de residencia y a qué comunidad religiosa pertenecen.
Unidos a María
María, a pesar de
tener una humildad muy grande, cantó que todas las generaciones la llamarían bienaventurada
porque el Todopoderoso ha hecho en Ella grandes cosas. Todo el Magníficat es un
misterio, pero en especial estas palabras encierran una verdad sobre la Virgen
que, si meditáramos un poco en ella, nos encendería en amor y devoción a María,
porque es la Obra Maestra del Altísimo, en quien la Santísima Trinidad tiene
sus complacencias. Y todos los hombres, pasados, presentes y futuros, deben
alabarla, porque gracias a Ella tenemos al Salvador. Y gracias a Ella, Dios
detiene sus castigos. Y gracias a Ella, los tiempos de prueba y dolor son más
cortos y leves. ¿Quién puede alabar dignamente a María? El que reza con amor el
Avemaría es el que la alaba dignamente, pues es el saludo que el mismo Dios le
envió a través del Ángel Gabriel. Usemos, entonces, estas palabras de la
salutación angélica para honrar a María y cumplir así su profecía, ya que el
Poderoso ha obrado maravillas en Ella.
Jardinero de Dios
-el más pequeñito de todos-
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