PEQUEÑAS SEMILLITAS
Año 10 - Número 2583 ~ Martes
27 de Enero de 2015
Desde la ciudad de Córdoba
(Argentina)
Alabado sea
Jesucristo…
Decía un Maestro a sus discípulos:
- Un hombre bueno es aquél que trata a los otros como a
él le gustaría ser tratado. Un hombre generoso es aquél que trata a otros mejor
de lo que él espera ser tratado. Un hombre sabio es aquél que sabe cómo él y
otros deberían ser tratados, de qué modo y hasta qué punto. Todo el mundo
debería ir a través de las tres fases tipificadas por estos tres hombres.
Alguien le preguntó:
-¿Que es mejor: ser bueno, generoso o sabio?
- Si eres sabio, no tienes que estar obsesionado con ser
bueno o generoso. Estás obligado a hacer lo que es necesario.
¡Buenos días!
Todo el mundo lo admira
Nada eleva tanto
al hombre sobre las mezquindades de la vida como la capacidad de maravillarse.
Además de las bellezas de la naturaleza, el hombre se siente fascinado por las
obras del arte humano: esculturas, pinturas, descubrimientos científicos,
música, artesanías, buena literatura, etc. Cultiva la admiración y sentirás
interés y entusiasmo por vivir.
Se cuenta que en una reunión social Albert
Einstein se encontró con Charles Chaplin. En el transcurso de la conversación
Einstein le dijo a Chaplin: —Lo que he admirado siempre de usted es que su arte
es universal: todo el mundo lo comprende y lo admira. A lo que Chaplin
respondió: —Lo suyo es mucho más digno de respeto. Todo el mundo lo admira y
prácticamente nadie lo comprende.
Alguien expresó
que le gustaría ser toda su vida como un niño para ir descubriendo siempre
cosas nuevas y maravillarse de todo lo que va descubriendo. Ahora bien, que
sepas orientar tu interés y tu capacidad de asombro por todo lo que es noble y
embellece la vida. Y recuerda: “El valor del hombre está en proporción de su
capacidad de admirar”.
Enviado por el P. Natalio
La Palabra de Dios:
Evangelio de hoy
En aquel tiempo, llegan la madre y los hermanos de Jesús,
y quedándose fuera, le envían a llamar. Estaba mucha gente sentada a su
alrededor. Le dicen: «¡Oye!, tu madre, tus hermanos y tus hermanas están fuera
y te buscan». Él les responde: «¿Quién es mi madre y mis hermanos?». Y mirando
en torno a los que estaban sentados en corro, a su alrededor, dice: «Éstos son
mi madre y mis hermanos. Quien cumpla la voluntad de Dios, ése es mi hermano,
mi hermana y mi madre». (Mc 3,31-35)
Comentario
Hoy contemplamos a Jesús —en una escena muy concreta y, a
la vez, comprometedora— rodeado por una multitud de gente del pueblo. Los
familiares más próximos de Jesús han llegado desde Nazaret a Cafarnaum. Pero en
vista de la cantidad de gente, permanecen fuera y lo mandan llamar. Le dicen:
«¡Oye!, tu madre, tus hermanos y tus hermanas están fuera y te buscan» (Mc
3,31).
En la respuesta de Jesús, como veremos, no hay ningún
motivo de rechazo hacia sus familiares. Jesús se había alejado de ellos para
seguir la llamada divina y muestra ahora que también internamente ha renunciado
a ellos: no por frialdad de sentimientos o por menosprecio de los vínculos
familiares, sino porque pertenece completamente a Dios Padre. Jesucristo ha
realizado personalmente en Él mismo aquello que justamente pide a sus
discípulos.
En lugar de su familia de la tierra, Jesús ha escogido
una familia espiritual. Echa una mirada sobre los hombres sentados a su
alrededor y les dice: «Éstos son mi madre y mis hermanos. Quien cumpla la
voluntad de Dios, ése es mi hermano, mi hermana y mi madre» (Mc 3,34-35). San
Marcos, en otros lugares de su Evangelio, refiere otras de esas miradas de
Jesús a su alrededor.
¿Es que Jesús nos quiere decir que sólo son sus parientes
los que escuchan con atención su palabra? ¡No! No son sus parientes aquellos
que escuchan su palabra, sino aquellos que escuchan y cumplen la voluntad de
Dios: éstos son su hermano, su hermana, su madre.
Lo que Jesús hace es una exhortación a aquellos que se
encuentran allí sentados —y a todos— a entrar en comunión con Él mediante el
cumplimiento de la voluntad divina. Pero, a la vez, vemos en sus palabras una
alabanza a su madre, María, la siempre bienaventurada por haber creído.
Rev. D. Josep GASSÓ i Lécera (Ripollet, Barcelona,
España)
Santoral Católico:
Santa Ángela de Mérici
Fundadora Hermanas Ursulinas
Nació de familia modesta alrededor del año 1470 en
Desenzano del Garda (Brescia). Su idea de abrir escuelas para niñas era
revolucionaria en un tiempo en que la educación académica se reservaba a los
muchachos. A la edad de quince años quedó huérfana de padre y madre. Fue en
peregrinación a Tierra Santa y, al regreso, comprendió que su misión era
atender a las niñas desamparadas. Tomó el hábito de la Tercera Orden
Franciscana, y reunió un grupo de jóvenes, que vestían como las demás jóvenes
del medio rural, a las que enseñó a buscar la santidad de vida en el mundo y a
las que instruyó en la práctica de las obras de caridad. El año 1535 fundó en
Brescia un instituto femenino, la Compañía de Santa Úrsula (las comúnmente
llamadas Ursulinas), dedicado a la formación cristiana de las niñas pobres, y a
la promoción cultural y educación en la fe de las futuras madres de familia.
Murió en Brescia el 27 de enero de 1540.
Oración: Señor, que no deje de encomendarnos a tu
misericordia la santa virgen Ángela de Mérici, para que, siguiendo sus ejemplos
de caridad y prudencia, sepamos guardar tu doctrina y llevarla a la práctica en
la vida. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.
© Directorio Franciscano
Palabras del Papa Francisco
“¡Es feo que lo cristianos estén divididos! Jesús nos
quiere unidos: un solo cuerpo. Nuestros pecados , la historia, nos han dividido
y por esto debemos orar mucho, para que sea el mismo Espíritu Santo y nos unas
de nuevo […] Continuemos rezando y trabajando por la plena unidad de los
discípulos de Cristo, en la certeza de que Él mismo está a nuestro lado y nos
sostiene con la fuerza de su Espíritu para que tal meta se acerque”
Tema del día:
Creer en milagros
— ¿No es un poco infantil creer en los milagros? Mucha
gente sostiene que todos tienen una explicación natural...
Efectivamente -te respondo glosando ideas de André
Frossard-, muchos han buscado dar una explicación natural a los milagros del
Evangelio.
Los progresos de la medicina -aseguran esas personas-
sugieren hoy día posibles explicaciones naturales a los milagros de curaciones
de paralíticos, sordomudos, endemoniados, etc. Por ejemplo, todas las enfermedades
pasan por fases de remisión, sobre todo contando con la sugestión que podía
darse en estos casos, y con que no se sabe si luego recayeron en su mal.
También explican fácilmente la resurrección de muertos. Dicen que en aquella
época los certificados de defunción se extendían por simples apariencias, y no
es de extrañar que algunos luego se reanimaran (según estos hombres, el número
de personas enterradas vivas en la antigüedad debió ser enorme). Otros
milagros, como caminar sobre las aguas, o la multiplicación de los panes, los
explican como efecto de espejismos, ilusiones ópticas o cosas semejantes. Y los
fenómenos sobrenaturales, como modos ingenuos de explicar a los espíritus
sencillos las realidades habituales difíciles de entender. Para todos los milagros,
incluso para los más espectaculares, encuentran una sencilla explicación. El
del paso del Mar Rojo, por ejemplo, aseguran que pudo perfectamente producirse
por efecto de un movimiento sísmico o atmosférico que habría separado el mar en
dos y, al cesar bruscamente el golpe de viento con el paso del último hebreo,
las líquidas murallas del mar se volvieron a juntar engullendo a los soldados
del faraón. Desde luego, hay explicaciones naturales de los milagros más
milagrosas aún que los propios milagros.
Parece como si esas personas, que se afanan tanto por
enseñarnos a leer "de una forma madura" el Evangelio, tuvieran miedo
de ser tildadas de espíritus simplistas, y por eso hacen gala de un ingenio muy
notable para racionalizar la fe y eliminar de ella todo fenómeno sobrenatural,
sugiriendo a cambio asombrosas interpretaciones figuradas, simbólicas o
alegóricas. Al final, acaban queriendo que creamos que lo único verdadero de
todos los Evangelios son las notas a pie de página que ellos ponen.
Sin embargo, se les podría objetar que, desde los
orígenes, todos los grandes espíritus nacidos de la fe cristiana han dado
crédito a los relatos -evidentemente milagrosos- de la Anunciación, de la
Ascensión o de Pentecostés, sin prestarse jamás a ese tipo de interpretaciones.
Por otra parte, no se tiene noticia de que ninguno de esos expertos en
enseñarnos a interpretar la Sagrada Escritura haya tenido jamás siquiera alguna
de las alucinaciones o espejismos a las que tanto recurren para explicar los
milagros que han sucedido a los demás. Tendrían que explicarnos cómo pudieron
ser tan corrientes en aquella época, y además de modo colectivo y ante personas
enormemente escépticas ante ellos. Quizá sea porque como ellos nunca han visto
a un ángel, ni se han encontrado con un cuerpo glorioso -yo tampoco-, no
admiten que nadie haya podido tener tan buena suerte. Acaban por parecerse a
esas personas que se resisten a creer que Armstrong haya pisado la Luna por el
simple hecho de no haber podido estar allí con él.
— Pero quizá cuando avance más la ciencia se encuentre
explicación a esos milagros...
La creencia o increencia en los milagros -escribió Lewis-
está al margen de la ciencia experimental. No importa lo que esta progrese: los
milagros son reales o imposibles con independencia de ella. El incrédulo
pensará siempre que se trata de espejismos o hechos naturales de causas
desconocidas. Pero no por imperativos de la ciencia, sino porque de antemano ha
descartado la posibilidad de lo sobrenatural.
— ¿Y te parece muy importante para la fe admitir los
milagros?
El Evangelio sin milagros queda reducido a una colección
de amables moralejas filantrópicas. La predicación de los apóstoles y el
testimonio de los mártires perdería casi todo su sentido. Por otra parte, si
los milagros son imposibles, no se puede creer que Dios se hizo hombre, ni su
resurrección, que son milagros centrales de la fe cristiana. "Desechados
los milagros -asegura Lewis-, solo queda, aparte de la postura atea, el
panteísmo o el deísmo. En cualquier caso, un Dios impersonal que no interviene
en la Naturaleza, ni en la historia, ni interpela, ni manda, ni prohíbe. Este
es el motivo capital por el que una divinidad imprecisa y pasiva resulta para
algunos tan tentadora."
© Alfonso
Aguiló
Mensaje de María Reina de la
Paz
Mensaje de María Reina de la Paz del 25 de Enero de 2015
“Queridos hijos! También hoy los invito a vivir en
oración su vocación. Ahora más que nunca, Satanás quiere sofocar, con su viento
contagioso de odio y de inquietud, al hombre y su alma. En muchos corazones no
hay alegría porque no está Dios ni la oración. El odio y la guerra crecen día a
día. Los invito, hijitos, a empezar de nuevo con entusiasmo el camino de la
santidad y del amor, porque por eso yo he venido entre ustedes. Juntos, seamos
amor y perdón para todos aquellos que solo saben y quieren amar con el amor
humano, y no con el inmenso amor de Dios al cual Él los invita. Hijitos, que la
esperanza en un mañana mejor esté siempre en su corazón. Gracias por haber
respondido a mi llamado. ”
Pedidos de oración
Pedimos oración por la Santa Iglesia Católica; por el
Papa Francisco, por el Papa Emérito Benedicto, por los obispos, sacerdotes,
diáconos, seminaristas, catequistas y todos los que componemos el cuerpo
místico de Cristo; por la unión de los cristianos para que seamos uno, así como
Dios Padre y nuestro Señor Jesucristo son Uno junto con el Espíritu Santo; por
las misiones; por el triunfo del Sagrado Corazón de Jesús y del Inmaculado Corazón
de María; por la conversión de todos los
pueblos; por la Paz en el mundo; por nuestros hermanos sufrientes por diversos
motivos especialmente por las enfermedades, el abandono, la carencia de afecto,
la falta de trabajo, el hambre y la pobreza; por los presos políticos y la
falta de libertad en muchos países del mundo; por la unión de las familias, la
fidelidad de los matrimonios y por más inclinación de los jóvenes hacia este
sacramento; por el aumento de las vocaciones sacerdotales y religiosas; y por
las Benditas Almas del Purgatorio.
Pedimos oración para Manuel C., 38 años, de Córdoba, Argentina, internado para tratamiento con células madres por cáncer de testículo. Lo encomendamos a la intercesión del Beato Cura Brochero, para que el Señor le conceda la gracia de recuperar su salud.
Pedimos oración para Andrew J. que vive en Arlington, ciudad del Estado de Virginia en los Estados Unidos, a quien hoy reemplazarán el marcapasos cardíaco, rogando a la Santísima Virgen que lo acompañe para que todo sea exitoso y se recupere bien.
Seguimos rezando para que el tratamiento oncológico de Fernando, de Bolivia, siga siendo efectivo hasta la curación de su enfermedad.
Pedimos oración para Manuel C., 38 años, de Córdoba, Argentina, internado para tratamiento con células madres por cáncer de testículo. Lo encomendamos a la intercesión del Beato Cura Brochero, para que el Señor le conceda la gracia de recuperar su salud.
Pedimos oración para Andrew J. que vive en Arlington, ciudad del Estado de Virginia en los Estados Unidos, a quien hoy reemplazarán el marcapasos cardíaco, rogando a la Santísima Virgen que lo acompañe para que todo sea exitoso y se recupere bien.
Seguimos rezando para que el tratamiento oncológico de Fernando, de Bolivia, siga siendo efectivo hasta la curación de su enfermedad.
Tú quisiste, Señor, que tu Hijo unigénito soportara
nuestras debilidades,
para poner de manifiesto el valor de la enfermedad y la
paciencia;
escucha ahora las plegarias que te dirigimos por
nuestros hermanos enfermos
y concede a cuantos se hallan sometidos al dolor, la
aflicción o la enfermedad,
la gracia de sentirse elegidos entre aquellos que tu
hijo ha llamado dichosos,
y de saberse unidos a la pasión de Cristo para la
redención del mundo.
Te lo pedimos por Cristo nuestro Señor.
Amén
Unidos a María
María se las
ingenia para que en el Cielo haya almas que resplandezcan especialmente por la
misericordia que Ella ha empleado en su favor. Sí, en el Cielo hay almas que
deberían estar en los Abismos infernales, pero que por la gracia y misericordia
de la Virgen están en lo más alto de los Cielos. ¿Cómo puede ser esto? Solo
María lo puede explicar, porque solo María puede sacar de la fosa más honda a
un alma y elevarla por encima del firmamento. Así que no temamos aunque estemos
con un pie en el Infierno, porque si confiamos en la Virgen, entonces podemos
decir que ya estamos salvados, y Ella nos colocará en un lugar de honor junto a
Sí y a su amado Hijo. ¡Cuántos que se creían perdidos y realmente lo estaban,
se han salvado y ahora están más que felices en el Paraíso! Ojalá nosotros
seamos de su número y por toda la eternidad tengamos que cantar el canto de
agradecimiento eterno a la Virgen María, nuestra Salvadora después de Jesús,
por su gran misericordia.
Jardinero de Dios
-el más pequeñito de todos-
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