sábado, 17 de mayo de 2014

Pequeñas Semillitas 2350

PEQUEÑAS SEMILLITAS

Año 9 - Número 2350 ~ Sábado 17 de Mayo de 2014
Desde la ciudad de Córdoba (Argentina)
Alabado sea Jesucristo…
Hoy sábado es un buen momento para que no te olvides de sonreír pese a todo…
La vida no es fácil para nadie; sin embargo te pido que lo intentes. Que no te quedes inmerso en esa nube de soledad ni en los vientos de desesperanza. Baila con tus flaquezas y hazle una mueca a la luna para que estrellitas mágicas caigan y te den la bienvenida. Así es la vida, con momentos duros, quizás demasiado duros. Pero en total perfección con las leyes naturales. Después del dolor, la alegría, después del llanto… la sonrisa. Después del desamor… el amor
Así que sonríe hasta que el sol aparezca y brille con ganas en tu vida.

¡Buenos días!

Amar es una decisión
La incomprensión entre las personas es una realidad cotidiana. Entre los mismos miembros de la familia, en las asociaciones apostólicas y grupos humanos sucede lo que la Reina de la Paz señaló en un mensaje: “Hijitos, oren y no permitan que Satanás actúe en sus vidas con malentendidos, incomprensiones y faltas de aceptación entre unos y otros”.

Un esposo fue a visitar a un sabio consejero y le dijo que ya no quería a su esposa y que pensaba separarse. El sabio lo escuchó, y solamente le dijo una palabra: “ámela”. —Pero..., es que ya no siento nada por ella.  —Ámela,  –insistió el sabio. Y ante el desconcierto del señor, agregó: “Amar es una decisión, no un sentimiento; amar es dedicación y entrega. El amor es como un ejercicio de jardinería: prepare el terreno, siembre, sea paciente, riegue y cuide. Esté preparado porque habrá plagas, sequías o excesos de lluvia, mas no por eso abandone el jardín. Ame a su pareja, es decir, acéptela, valórela, dele afecto y ternura, admírela y compréndala. Eso es todo, Ámela”. Gonzalo Gallo.

“El amor todo lo puede. No hay dificultad por muy grande que sea, que el amor no la supere. No hay puerta por muy cerrada que esté, que el amor no la abra. No hay muro por muy alto que sea, que el amor no lo derrumbe. No hay distancias por extremas que sean, que el amor no las acorte. No hay situación por desesperada que sea, que: el amor no la resuelva”.
Padre Natalio

La Palabra de Dios:
Evangelio de hoy
En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: «Si me conocéis a mí, conoceréis también a mi Padre; desde ahora lo conocéis y lo habéis visto». Le dice Felipe: «Señor, muéstranos al Padre y nos basta». Le dice Jesús: «¿Tanto tiempo hace que estoy con vosotros y no me conoces Felipe? El que me ha visto a mí, ha visto al Padre. ¿Cómo dices tú: ‘Muéstranos al Padre’? ¿No crees que yo estoy en el Padre y el Padre está en mí? Las palabras que os digo, no las digo por mi cuenta; el Padre que permanece en mí es el que realiza las obras.
»Creedme: yo estoy en el Padre y el Padre está en mí. Al menos, creedlo por las obras. En verdad, en verdad os digo: el que crea en mí, hará él también las obras que yo hago, y hará mayores aún, porque yo voy al Padre. Y todo lo que pidáis en mi nombre, yo lo haré, para que el Padre sea glorificado en el Hijo. Si pedís algo en mi nombre, yo lo haré». (Jn 14,7-14)

Comentario
Hoy, estamos invitados a reconocer en Jesús al Padre que se nos revela. Felipe expresa una intuición muy justa: «Muéstranos al Padre y nos basta» (Jn 14,8). Ver al Padre es descubrir a Dios como origen, como vida que brota, como generosidad, como don que constantemente renueva cada cosa. ¿Qué más necesitamos? Procedemos de Dios, y cada hombre, aunque no sea consciente, lleva el profundo deseo de volver a Dios, de reencontrar la casa paterna y permanecer allí para siempre. Allí se encuentran todos los bienes que podamos desear: la vida, la luz, el amor, la paz… San Ignacio de Antioquía, que fue mártir al principio del siglo segundo, decía: «Hay en mí un agua viva que murmura y dice dentro de mí: ‘¡Ven al Padre!’».
Jesús nos hace entrever la tan profunda intimidad recíproca que existe entre Él y el Padre. «Yo estoy en el Padre y el Padre está en mí» (Jn 14,11). Lo que Jesús dice y hace encuentra su fuente en el Padre, y el Padre se expresa plenamente en Jesús. Todo lo que el Padre desea decirnos se encuentra en las palabras y los actos del Hijo. Todo lo que Él quiere cumplir a favor nuestro lo cumple por su Hijo. Creer en el Hijo nos permite tener «acceso al Padre» (Ef 2,18).
La fe humilde y fiel en Jesús, la elección de seguirle y obedecerle día tras día, nos pone en contacto misterioso pero real con el mismo misterio de Dios, y nos hace beneficiarios de todas las riquezas de su benevolencia y misericordia. Esta fe permite al Padre llevar adelante, a través de nosotros, la obra de la gracia que empezó en su Hijo: «El que crea en mí, hará él también las obras que yo hago» (Jn 14,12).
P. Jacques PHILIPPE (Cordes sur Ciel, Francia)

Santoral Católico:
San Pascual Bailón
Religioso Franciscano
Información amplia haciendo clic acá.
Fuente: Catholic.net    

Palabras del Papa Francisco

“El matrimonio es también un trabajo de todos los días y podría decir un trabajo artesanal, un trabajo de orfebrería, porque el marido tiene la tarea de hacer más mujer a su mujer y la mujer tiene la tarea de hacer más hombre a su marido. Crecer también en humanidad, como hombre y como mujer. Pero esto se hace entre ustedes. Esto se llama crecer juntos. ¡Pero esto no viene del aire! El Señor lo bendice, pero viene de vuestras manos, de vuestras actitudes, del modo de vivir, del modo de amarse”
Papa Francisco

Tema del día:
Cuando oramos…
En un intento por resaltar la importancia de la oración y combatir el deseo de dejarla, aquí hay 10 cosas positivas que suceden cada vez que oramos de corazón.

1. Recibimos - Sin excepción, la oración sincera es siempre eficaz. A pesar de que no siempre recibimos lo que queremos, siempre nos da “algo”. Según Jesús:
“Pedid y se os dará; buscad y hallaréis, llamad y se os abrirá. Porque todo el que pide recibe, el que busca encuentra; y al que llama, se le abrirá“ (Mt 7:7-8)
Si leemos más, sin embargo, Él nos asegura que sólo recibiremos las cosas buenas y nunca conseguiremos algo que nos duela (espiritualmente).
A veces esto nos frustra porque estamos a menudo confundidos acerca de lo que verdaderamente necesitamos. Si nos fijamos en esto desde el punto de vista de un “vaso medio lleno”, incluso cuando Dios dice “no” a nuestras peticiones, estamos recibiendo la protección de algo que potencialmente podría afectar nuestra oportunidad de salvación.

2. Seguimos la voluntad de Dios - En la Biblia (la Palabra inspirada de Dios), San Pablo escribe que debemos “orar sin cesar” (1Tesalonicenses 5:17) y continúa diciendo que esta es la voluntad de Dios para nosotros.
Cuando oramos, estamos haciendo exactamente lo que Dios quiere que hagamos en ese momento. ¿Con qué frecuencia se puede decir con certeza lo mismo acerca de nuestras otras actividades?

3. Profesamos nuestra fe - Cuando oramos, reconocemos nuestra creencia en Dios.
Aunque suena como “poco explicativo”, es realmente una profesión importante de la fe. Seríamos tontos orarle a Él si no creyéramos que Dios existe o que Él nos puede ayudar.
Cada vez que nos volvemos al Señor en la oración, estamos diciendo: “Señor, yo creo en ti”.

4. Imitamos a Cristo - El Catecismo de la Iglesia Católica nos dice que Jesús oraba con frecuencia, especialmente antes de los momentos decisivos de su misión (CIC 2599 – 2606).
Cuando oramos, imitamos a Nuestro Señor. Cada vez que sientan la tentación de pensar que “la oración no sirve de nada”, el pensamiento acerca de Jesús en oración debe poner fin a esa línea de pensamiento sin fundamento.
“Si El que esté sin pecado, oró, ¿cuánto más los pecadores deben orar?” (San Cipriano de Cartago)

5. Entramos en una relación con Dios - En su autobiografía, Santa Teresa de Ávila dijo que la oración es: “estar en términos de amistad con Dios, conversar con frecuencia con Él, que como sabemos, nos ama”.
Según el Catecismo: “la oración es la relación viva de los hijos de Dios con su Padre infinitamente bueno, con su Hijo Jesucristo y con el Espíritu Santo” (CCC 2565)

6. Aumentamos nuestras posibilidades de salvación - En pocas palabras, la oración nos ayudará a llegar al Cielo.
Lejos de simplemente “pedir cosas”, la oración es una expresión de amor y una relación con Dios.
Cuando oramos, mostramos nuestro amor a Dios y expresamos el deseo de hacer su voluntad. ¿Qué importancia tiene eso? Esto es lo que San Alfonso María de Ligorio dijo: “Quienes oran se salvan ciertamente, quienes no oran son ciertamente condenados” (San Alfonso María de Ligorio)

7. Obtenemos lo que Dios nos quiere dar - Si bien hay algunos regalos que Dios nos da, incluso si no lo pedimos (la gracia que nos impulsa a acercarnos más a Él, por ejemplo), hay otros regalos que no nos concederá si se lo pedimos.
Jesús da testimonio de esto con las palabras de la oración del Señor (que contiene varias peticiones) y con su enseñanza de que el Padre: “dará buenas cosas a los que le pidan.” (Mt 7:11)
Otra prueba puede verse en la Carta de San Pablo a los Filipenses, cuando nos insta a dar a conocer a Dios nuestras peticiones: “en toda ocasión presenten sus peticiones a Dios y junten la acción de gracias a la súplica” (Fil 4:6).
Al no pedir nos privamos de muchas cosas buenas que Dios quiere que tengamos. “Dios quiere que nuestro deseo sea ejercido en la oración, para que podamos ser capaces de recibir lo que Él está dispuesto a dar.” (San Agustín)

8. Practicamos la humildad - La Biblia está llena de versículos que apoyan la virtud de la humildad:
“Porque todo el que se enaltece será humillado, y el que se humilla será enaltecido.” (Lucas 14:11)
“Humíllense, pues, bajo la poderosa mano de Dios, para que, llegado el momento, él los levante”. (1 Pedro 5:6)
“Humillaos delante del Señor, y él os exaltará.” (Santiago 4:10)
Cada vez que oramos, reconocemos que somos dependientes de Dios y que Él es todopoderoso. Esto es cierto si nuestra oración es una de alabanza, petición o acción de gracias. Es difícil sentirse orgulloso cuando estás de rodillas en oración

9. Obtenemos la paz - Orar nos traerá la paz. De acuerdo a la Biblia: “En toda ocasión presenten sus peticiones a Dios y junten la acción de gracias a la súplica. Y la paz de Dios, que es mayor de lo que se puede imaginar, les guardará sus corazones y sus pensamientos en Cristo Jesús.”(Filipenses 4:6-7)
Oración = Paz. Esto es muy atractivo para aquellos de nosotros que somos propensos a la ansiedad.

10. Usamos nuestro tiempo sabiamente - A diferencia de las actividades inútiles como preocuparse y quejarse, la oración es un muy buen uso de nuestro tiempo.
Dado que los estudios han demostrado que el cerebro no puede pensar en dos cosas a la vez, el tiempo que se centra en la oración significa que no se lo gasta preocupándose o en perseguir otras tareas destructivas.
Jesús nos dijo “Pedid y se os dará” (Mt 7:7) y que la preocupación no es buena (Lc 12:25). Tiene sentido escuchar su consejo.

Obviamente, la oración de la que hablamos es sincera, “desde el corazón” de diálogo con Dios. Balbuceando frases rutinarias no producirá los resultados anteriores. Cuando verdaderamente significamos las palabras que oramos, sin embargo, podemos contar con cada uno de estos beneficios.

Recuerden esto la próxima vez que estén tentados a dejar de orar, pensando que no les va a hacer ningún bien. ¡No hay actividad más productiva que podamos hacer en esta tierra!
Fuentes: Following the Truth, Signos de estos Tiempos

Pedidos de oración
Pedimos oración por la Santa Iglesia Católica; por el Papa Francisco, por el Papa Emérito Benedicto, por los obispos, sacerdotes, diáconos, seminaristas, catequistas y todos los que componemos el cuerpo místico de Cristo; por la unión de los cristianos para que seamos uno, así como Dios Padre y nuestro Señor Jesucristo son Uno junto con el Espíritu Santo; por las misiones, por la Paz en el mundo, por nuestros hermanos sufrientes por diversos motivos especialmente por las enfermedades, el hambre y la pobreza; por los presos políticos y la falta de libertad en muchos países del mundo, por la unión de las familias, la fidelidad de los matrimonios y por más inclinación de los jóvenes hacia este sacramento; por el aumento de las vocaciones sacerdotales y religiosas, y por las Benditas Almas del Purgatorio.

Pedimos oración por Fabiola M., de Costa Rica, embarazada de 39 semanas y que ha sido internada porque el bebé está con taquicardia, por lo que pedimos a María Madre de Jesús y Madre de todos nosotros, su intercesión para que todo llegue a feliz término para la mamá y el bebé.

Tú quisiste, Señor, que tu Hijo unigénito soportara nuestras debilidades,
para poner de manifiesto el valor de la enfermedad y la paciencia;
escucha ahora las plegarias que te dirigimos por nuestros hermanos enfermos
y concede a cuantos se hallan sometidos al dolor, la aflicción o la enfermedad,
la gracia de sentirse elegidos entre aquellos que tu hijo ha llamado dichosos,
y de saberse unidos a la pasión de Cristo para la redención del mundo.
Te lo pedimos por Cristo nuestro Señor.
Amén

"Pequeñas Semillitas" por e-mail
Si lo deseas puedes recibir todos los días "Pequeñas Semillitas" por correo, más el agregado de un powerpoint. Las suscripciones son gratis y solo tienes que solicitarlas escribiendo a Rocío (moderadora de los grupos) a: peque.semillitas.3@gmail.com  con el título: “Suscripción a Pequeñas Semillitas”.

Un estímulo todos los días
Mayo 17
A veces no nos preocupamos demasiado por nosotros mismos, pero sí nos angustiamos por nuestros seres queridos. Nos da mucho miedo pensar que pueda sucederles algo, que alguien les haga daño, que puedan fracasar y sufrir.
Quizás los agobiamos con nuestros consejos y creemos que tenemos que estar permanentemente protegiéndolos. Pero “si el Señor no protege la ciudad, en vano vigila el centinela” (Sal 127,1).
Lo más importante es orar por ellos, bendecirlos y ponerlos en las manos del Señor. Mejor que obsesionarse es aceptar que el Señor sea el rey y el protector de sus vidas. Porque si no permito que sea Dios el rey, y pretendo tener sus vidas bajo mi control, seguramente todo será peor.
Muchas veces mis planes para mis seres queridos no son los planes que tiene el Señor. Yo preferiría que estuvieran cerca de mí sin que tengan que enfrentar ningún obstáculo, pero el Señor prefiere que enfrenten la vida, que se golpeen si es necesario, pero que crezcan, que maduren, que aprendan a enfrentar con creatividad las dificultades.
Porque Él los ama, y los ama infinitamente más que yo, y por eso los quiere ver crecer, no desea que se queden en la mediocridad.
Si los dejas en los brazos del Hijo de Dios, que entregó su vida por ellos en la cruz, él será su mejor protector, y todo lo que les suceda finalmente será para su bien. Porque “el que confía en Dios no temerá las malas noticias” (Sal 112,7).
Mons. Víctor Manuel Fernández
Jardinero de Dios
-el más pequeñito de todos-

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