PEQUEÑAS SEMILLITAS
Año 9 - Número 2345 ~ Lunes
12 de Mayo de 2014
Desde la ciudad de Córdoba
(Argentina)
Alabado sea
Jesucristo…
Jesús no solo es el Buen Pastor, es el único Pastor, los
demás aprendemos de Él a trabajar para que todas las personas tengan vida y la
tengan en abundancia.
Lo nuestro es hacer presente a Jesús en el mundo,
viviendo como Él vivió, prosiguiendo la tarea de la construcción del Reino que
Él comenzó.
Las personas tienen un olfato especial para apreciar la
autenticidad y captar a “los mercenarios”. Cuando alguien se olvida totalmente
de sí mismo por los demás, demuestra que está tocando la Verdad, y convence.
Como Jesús.
¡Buenos días!
Los niños aprenden lo que viven
“Las palabras
mueven, los ejemplos arrastran”, dice el proverbio. En efecto, nada es mejor
que el testimonio de vida para moldear el carácter de los niños en el hogar.
Por eso es determinante que los padres evalúen su propia conducta para que todo
incida positivamente en sus hijos. Por ejemplo: dominio de sí mismos,
sinceridad permanente, prioridad del deber, etc.
Si un niño vive con tolerancia, aprenderá a
ser paciente. Si un niño vive con aliento, aprenderá a tener confianza. Si un
niño vive entre críticas, aprenderá a condenar. Si un niño vive entre
hostilidad y discordia aprenderá a pelear. Si un niño vive con miedo, aprenderá
a ser aprensivo. Si un niño vive con reconocimiento y estímulo, aprenderá a
apreciar y a tener un objetivo. Si un niño vive con seguridad, aprenderá a
tener fe. Si un niño vive con aprobación, aprenderá a quererse a sí mismo y a
encontrar amor en el mundo. Si un niño vive con amor y amistad, aprenderá a
amar a los demás.
El ejemplo debe
subrayar lo que inculcas con las palabras. No puedes escribir con una mano y
borrar con la otra. Sólo es posible influir positivamente con la coherencia
total. Por ejemplo, ¿puede un padre o una madre orientar por el camino de la
sinceridad a sus hijos, cuando manda responder a quien pregunta por teléfono:
“dile que no estoy”?
Padre Natalio
La Palabra de Dios:
Evangelio de hoy
En aquel tiempo, Jesús habló así: «Yo soy el buen pastor.
El buen pastor da su vida por las ovejas. Pero el asalariado, que no es pastor,
a quien no pertenecen las ovejas, ve venir al lobo, abandona las ovejas y huye,
y el lobo hace presa en ellas y las dispersa, porque es asalariado y no le
importan nada las ovejas. Yo soy el buen pastor; y conozco mis ovejas y las
mías me conocen a mí, como me conoce el Padre y yo conozco a mi Padre y doy mi
vida por las ovejas.
También tengo otras ovejas, que no son de este redil;
también a ésas las tengo que conducir y escucharán mi voz; y habrá un solo
rebaño, un solo pastor. Por eso me ama el Padre, porque doy mi vida, para
recobrarla de nuevo. Nadie me la quita; yo la doy voluntariamente. Tengo poder
para darla y poder para recobrarla de nuevo; esa es la orden que he recibido de
mi Padre». (Jn
10,11-18)
Comentario
Hoy, nos dice Jesús: «Yo soy el buen pastor» (Jn 10,11).
Comentando santo Tomás de Aquino esta afirmación, escribe que «es evidente que
el título de “pastor” conviene a Cristo, ya que de la misma manera que un
pastor conduce el rebaño al pasto, así también Cristo restaura a los fieles con
un alimento espiritual: su propio cuerpo y su propia sangre». Todo comenzó con
la Encarnación, y Jesús lo cumplió a lo largo de su vida, llevándolo a término
con su muerte redentora y su resurrección. Después de resucitado, confió este
pastoreo a Pedro, a los Apóstoles y a la Iglesia hasta el fin del tiempo.
A través de los pastores, Cristo da su Palabra, reparte
su gracia en los sacramentos y conduce al rebaño hacia el Reino: Él mismo se
entrega como alimento en el sacramento de la Eucaristía, imparte la Palabra de
Dios y su Magisterio, y guía con solicitud a su Pueblo. Jesús ha procurado para
su Iglesia pastores según su corazón, es decir, hombres que, impersonándolo por
el sacramento del Orden, donen su vida por sus ovejas, con caridad pastoral,
con humilde espíritu de servicio, con clemencia, paciencia y fortaleza. San
Agustín hablaba frecuentemente de esta exigente responsabilidad del pastor:
«Este honor de pastor me tiene preocupado (...), pero allá donde me aterra el
hecho de que soy para vosotros, me consuela el hecho de que estoy entre
vosotros (...). Soy obispo para vosotros, soy cristiano con vosotros».
Y cada uno de nosotros, cristianos, trabajamos apoyando a
los pastores, rezamos por ellos, les amamos y les obedecemos. También somos
pastores para los hermanos, enriqueciéndolos con la gracia y la doctrina que
hemos recibido, compartiendo preocupaciones y alegrías, ayudando a todo el
mundo con todo el corazón. Nos desvivimos por todos aquellos que nos rodean en
el mundo familiar, social y profesional hasta dar la vida por todos con el
mismo espíritu de Cristo, que vino al mundo «no a ser servido, sino a servir» (Mt
20,28).
+ Rev. D. Josep VALL i Mundó (Barcelona, España)
Santoral Católico:
Santos Nereo y Aquileo
Mártires
Santos Nereo y Aquileo, mártires, los cuales, según
refiere el papa san Dámaso, eran dos jóvenes que se habían enrolado en el
ejército y que, arrastrados por el miedo, estaban dispuestos a obedecer las
órdenes impías del magistrado, pero después de convertirse al Dios verdadero
dejaron el ejército, arrojando sus escudos, armas y uniformes, contentos de su
triunfo como confesores de Cristo. Sus cuerpos fueron sepultados en este día en
el cementerio de Domitila, situado en la vía Ardeatina de Roma (s. III ex.).
Información amplia haciendo clic acá.
Fuente: Catholic.net
La frase de hoy
“A lo largo de los siglos
millones de personas han venerado el nombre de Jesús;
pero muy pocas le han comprendido,
y menor aún ha sido el número de las que han intentado
poner en práctica lo que Él quiso que se hiciera”
Albert
Nolan
Tema del día:
¿Demostrar que Dios existe?
Narrando la historia de su conversión, C. S. Lewis
explicaba cómo advirtió, en un momento concreto de su vida, que su racionalismo
ateo de la juventud se basaba inevitablemente en lo que él consideraba como los
grandes descubrimientos de las ciencias. Y lo que los científicos presentaban
como cierto, él lo asumía sin conceder margen a la duda.
Poco a poco, a medida que iba madurando su pensamiento,
se estrellaba una y otra vez contra un escollo que no lograba salvar. Él no era
científico. Tenía, por tanto, que aceptar esos descubrimientos por confianza,
por autoridad..., como si fueran, en definitiva, dogmas de fe científica. Y
esto iba frontalmente en contra de su racionalismo.
Lo relataba a la vuelta de los años, asombrándose de su
propia ingenuidad de juventud. Sin saber casi por qué, se había visto envuelto
en una credulidad que ahora le parecía humillante. Siempre había creído a
ciegas en prácticamente todo lo que apareciera escrito en letra impresa y
firmado por un científico. "Todavía no tenía ni idea entonces –decía– de
la cantidad de tonterías que hay en el mundo escritas e impresas." Ahora
le parecía que ese candor juvenil le había arrastrado hacia una inocente
aceptación rendida de un dogmatismo más fuerte que aquel del que estaba
huyendo. Los científicos, ante el gran público, tienen a su favor una gran
ventaja: el tremendo complejo de inferioridad frente a la ciencia que tiene el
hombre corriente.
—¿Y si la ciencia demostrara un día que Dios no existe?
Porque mucha gente piensa que llegará un día en que la ciencia logrará que se
prescinda de lo que llaman la hipótesis de Dios, forjada en los siglos oscuros
de la ignorancia...
Es un viejo temor, que surge a veces incluso entre los
propios creyentes, avivado por la fuerza divulgativa del ateísmo cientificista.
Sin embargo, el temor del creyente ante la ciencia no tiene ningún sentido. Si
demostrar con seriedad la existencia de Dios puede ser una tarea laboriosa para
la filosofía, demostrar su inexistencia es para la ciencia una tarea imposible.
El objeto de la ciencia no es más que lo observable y lo
medible, y Dios no es ni lo uno ni lo otro. Para demostrar que Dios no existe,
sería preciso que la ciencia descubriera un primer elemento que no tuviera
causa, que existiera por él mismo, y cuya presencia explicara todo lo demás sin
dejar nada fuera. Y si lo pudiera descubrir –que no podrá, porque está fuera de
su ámbito de conocimiento–, sería precisamente eso que nosotros llamamos Dios.
Robert Jastrow, director del Goddard Institute of Space
Studies, de la NASA, y gran conocedor de los últimos avances científicos en
relación con el origen del universo, decía: "Para el científico que ha
vivido en la creencia en el ilimitado poder de la razón, la historia de la
ciencia concluye como una pesadilla. Ha escalado la montaña de la ignorancia, y
está a punto de conquistar la cima más alta. Y cuando está trepando el último
peñasco, salen a darle la bienvenida un montón de teólogos que habían estado
sentados allí arriba durante bastantes siglos".
Alfonso Aguiló
Pedidos de oración
“Todo lo que pidiereis en oración, creyendo, lo
recibiréis”
Mt 21:22
Pedimos oración por la Santa Iglesia Católica; por el Papa Francisco, por el Papa Emérito
Benedicto, por los obispos, sacerdotes, diáconos, seminaristas, catequistas y
todos los que componemos el cuerpo místico de Cristo; por la unión de los
cristianos para que seamos uno, así como Dios Padre y nuestro Señor Jesucristo
son Uno junto con el Espíritu Santo; por las misiones, por la Paz en el mundo, por
nuestros hermanos sufrientes por diversos motivos especialmente por las
enfermedades, el hambre y la pobreza; por los presos políticos y la falta de
libertad en muchos países del mundo, por la unión de las familias, la fidelidad
de los matrimonios y por más inclinación de los jóvenes hacia este sacramento;
por el aumento de las vocaciones sacerdotales y religiosas, y por las Benditas
Almas del Purgatorio.
Un estímulo todos los días
Mayo 12
Para poder lograr una comunicación a fondo, no es
necesario que yo renuncie a mi propio yo y que me identifique totalmente con la
forma de pensar, de sentir y de expresarse del otro. Al contrario. Para que
verdaderamente haya comunicación, se necesitan dos personas distintas, que
puedan enriquecerse mutuamente, aprender el uno del otro, y que se respeten
entre sí como son. Por eso, no todo el esfuerzo está en hacerse a la medida del
otro para poder tener una buena relación. Más bien hay que buscar la manera de complementarse mutuamente, con aprecio,
respeto y paciencia. Sólo así podrá forjarse una relación profunda y duradera.
La clave está, entonces, en reconocer qué puedo aportar
al otro y también qué puedo aprender de él. Ciertamente, trataré de partir de
sus gustos e intereses, pero procurando un enriquecimiento mutuo y sincero.
Mons. Víctor Manuel Fernández
Jardinero de Dios
-el más pequeñito de todos-
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