martes, 21 de mayo de 2013

Pequeñas Semillitas 2035


PEQUEÑAS SEMILLITAS

Año 8 - Número 2035 ~ Martes 21 de Mayo de 2013
- AÑO DE LA FE -
Desde la ciudad de Córdoba (Argentina)


Alabado sea Jesucristo…
Sana, Señor, las raíces de mis tristezas ocultas, llega hasta el fondo de mis males, para que pueda recuperar el verdadero gozo. Eso espero de tu amor, mi Señor poderoso. No dejes que me entregue en los brazos enfermos de la melancolía, no permitas que me envenene interiormente con las quejas o el desaliento. Todo eso es inútil. No quisiera gastar mis energías y mi tiempo en esos sentimientos dañinos. Mejor tómame con tu luz. Dame una mirada positiva, optimista, esperanzada. Convénceme, con un toque de tu Espíritu, de que la entrega generosa a tu Reino es el mejor camino. Amén.
Víctor Fernández


La Palabra de Dios:
Evangelio de hoy

En aquel tiempo, Jesús y sus discípulos iban caminando por Galilea, pero Él no quería que se supiera. Iba enseñando a sus discípulos. Les decía: «El Hijo del hombre será entregado en manos de los hombres; le matarán y a los tres días de haber muerto resucitará». Pero ellos no entendían lo que les decía y temían preguntarle.
Llegaron a Cafarnaúm, y una vez en casa, les preguntaba: «¿De qué discutíais por el camino?». Ellos callaron, pues por el camino habían discutido entre sí quién era el mayor. Entonces se sentó, llamó a los Doce, y les dijo: «Si uno quiere ser el primero, sea el último de todos y el servidor de todos». Y tomando un niño, le puso en medio de ellos, le estrechó entre sus brazos y les dijo: «El que reciba a un niño como éste en mi nombre, a mí me recibe; y el que me reciba a mí, no me recibe a mí sino a Aquel que me ha enviado».
(Mc 9,30-37)

Comentario
Hoy, el Evangelio nos trae dos enseñanzas de Jesús, que están estrechamente ligadas una a otra. Por un lado, el Señor les anuncia que «le matarán y a los tres días de haber muerto resucitará» (Mc 9,31). Es la voluntad del Padre para Él: para esto ha venido al mundo; así quiere liberarnos de la esclavitud del pecado y de la muerte eterna; de esta manera Jesús nos hará hijos de Dios. La entrega del Señor hasta el extremo de dar su vida por nosotros muestra la infinidad del Amor de Dios: un Amor sin medida, un Amor al que no le importa abajarse hasta la locura y el escándalo de la Cruz.
Resulta aterrador escuchar la reacción de los Apóstoles, todavía demasiado ocupados en contemplarse a sí mismos y olvidándose de aprender del Maestro: «No entendían lo que les decía» (Mc 9,32), porque por el camino iban discutiendo quién de ellos sería el más grande, y, por si acaso les toca recibir, no se atreven a hacerle ninguna pregunta.
Con delicada paciencia, Jesús añade: hay que hacerse el último y servidor de todos. Hay que acoger al sencillo y pequeño, porque el Señor ha querido identificarse con él. Debemos acoger a Jesús en nuestra vida porque así estamos abriendo las puertas a Dios mismo. Es como un programa de vida para ir caminando.
Así lo explica con claridad el Santo Cura de Ars, Juan Bautista Mª Vianney: «Cada vez que podemos renunciar a nuestra voluntad para hacer la de los otros, siempre que ésta no vaya contra la ley de Dios, conseguimos grandes méritos, que sólo Dios conoce». Jesús enseña con sus palabras, pero sobre todo enseña con sus obras. Aquellos Apóstoles, en un principio duros para entender, después de la Cruz y de la Resurrección, seguirán las mismas huellas de su Señor y de su Dios. Y, acompañados de María Santísima, se harán cada vez más pequeños para que Jesús crezca en ellos y en el mundo.
Rev. D. Jordi PASCUAL i Bancells (Salt, Girona, España)


Santoral Católico:
San Eugenio de Mazenod
Fundador de los Oblatos de María Inmaculada

Información amplia sobre su vida y obra haciendo clic acá

Fuente: Catholic.net


¡Buenos días!

Por las huellas…

Abrahán Lincoln dijo: “Todavía concibo que se pueda ser ateo mirando la tierra; pero no acabo de entender que se puedan alzar, de noche, los ojos al cielo y decir que no existe Dios”. La naturaleza revela y manifiesta la bondad, sabiduría y poder de Dios: tanto los astros del cielo como la belleza de un rosal hablan al hombre de un Dios maravilloso creador de cuanto existe.

Era africano. Y creía en Dios. Alguien se propuso tomarle el pelo y reírse de él. Y le preguntó:
— ¿Cómo sabes tú que existe Dios?
— ¿Y cómo sabes tú que una persona o un perro o un burro ha estado alrededor de tu choza?
— Lo descubro por las huellas que deja en la arena del suelo.
— También yo descubro a Dios por las huellas que deja.

Beata Maria Romero, de corazón ardiente y fino sentido artístico, descubría a Dios a través de las creaturas salidas de sus manos. Como san Francisco de Asís, se sentía hermana de las flores y de los animales. Alimentaba unos canarios y los animaba a bendecir al Señor con sus trinos y gorjeos. Que subas a Dios por la escalera de sus creaturas.

Padre Natalio


Palabras del Papa Francisco

“Seguir al Señor, dejar que su Espíritu transforme nuestras zonas de sombra, nuestros comportamientos que no son según Dios, y lave nuestros pecados, es un camino que encuentra muchos obstáculos, fuera de nosotros, en el mundo en el que vivimos que frecuentemente no nos comprende, y también dentro de nosotros, en nuestro corazón. Las dificultades, las tribulaciones, forman parte del camino para llegar a la gloria de Dios, como para Jesús, que ha sido glorificado en la Cruz; las encontraremos siempre en la vida. No nos desanimemos: tenemos la fuerza del Espíritu para vencer nuestras tribulaciones. No hay dificultades, tribulaciones, incomprensiones que nos hagan temer si permanecemos unidos a Dios como los sarmientos están unidos a la vid, si no perdemos la amistad con Él, si le hacemos cada vez más espacio en nuestra vida. Esto también y sobre todo si nos sentimos pobres, débiles, pecadores, porque Dios da fuerza a nuestra debilidad, riqueza a nuestra pobreza, conversión y perdón a nuestro pecado”

Papa Francisco


Historias:
La tía Cochela tenía razón

En una muy humilde escuela de la zona de "Los Polvorines", en cercanías de Campo de Mayo, Buenos Aires, en donde los niños concurrían tal vez más por obtener su plato de comida que para estudiar, estaba la maestra (que jamás se consideró una trabajadora de la educación), a pura vocación, ayudando a sus alumnos a hacer la tarea después del comedor, cuando súbitamente dos jóvenes seminaristas, flacos y embarrados hasta las rodillas, golpearon sus manos, a modo de pedir permiso para ingresar, ofreciéndose para colaborar en la educación de los chicos.

La maestra los invitó muy gentilmente a pasar y agradeció a los hombres de Dios su buena voluntad, pero les aclaró que ella no disponía en la escuela de dinero para pagar sus servicios, a lo que los visitantes respondieron "con que nos dé de comer estaremos muy bien pagados", pues ellos eran Jesuitas, pobres y en plena acción evangelizadora.

Fue así que los nobles sacerdotes estuvieron trabajando con los chicos del barrio durante varios meses, tiempo que grabó para siempre en el corazón de la maestra, la capacidad de amar que mostraban los curas especialmente uno de ellos al que llamaban Jorge.

La vida transcurrió, los jóvenes jesuitas continuaron su labor eclesiástica y la maestra con su titánica tarea educativa, siempre en barrios carenciados, obreros y populares, a pesar de ser ella misma una señora de buena posición socio cultural y, así continuó su vida, luego como secretaria, vicedirectora, directora, supervisora y por fin, jubilada por unos pocos pesos.

Ya entrada en su tercera edad, la maestra concurría a misa en la iglesia del Pilar y un buen día creyó ver en el "monseñor" que daba la misa, a un viejo conocido. Inquieta, como siempre fue, esperó la finalización de la misa y se acercó al sacerdote preguntándole si él no era el padre Jorge...

Habían pasado unos 35 años y monseñor detuvo su mirada en la pequeña abuela, la miró a los ojos, dibujó una sonrisa en su gesto y con total alegría le dijo: claro que soy el padre Jorge, y usted es la maestra de "Los Polvorines". La maestra, Cochela, no pudo evitar romper en llanto de emoción y pidió permiso al ahora monseñor para poder visitarlo. Provocando una nueva sonrisa en el cura que le dijo que se enojaría si no viniera a verlo seguido. La maestra jubilada volvió a su casa a contarle a Coiche, su hermana mayor y a toda la familia la alegría de su encuentro y la mayor alegría aún de haber logrado el permiso para visitar a su viejo amigo en la parroquia.

A partir de ese momento, Cochela visitaría mensualmente a monseñor, siempre llevándole todo tipo de ofrendas, escritos, viejas fotografías en blanco y negro, y entre ellas se destacaban sus "Chipás", lo que además la caracterizaban por su exquisitez y por su origen correntino. La anciana no necesitaba ver personalmente a monseñor, ella se conformaba con que su secretario le entregue sus presentes ya que no quería distraerlo de sus ocupaciones. Sin embargo, a cada visita, cuando no lo encontraba a él, siempre indefectiblemente seguía una llamada telefónica de monseñor, en persona, para agradecer la deferencia y el cariño que sus visitas evidenciaban.

Cochela jamás pidió nada a monseñor, y monseñor fue Cardenal, y Obispo de su ciudad, y ella vivía cada homilía del padre Jorge como dando crédito a que escuchaba la palabra de Dios. Leía y releía una y mil veces las notas periodísticas que se publicaban sobre el cardenal. El padre Jorge siempre le dio afecto, mucho cariño y la acarició con su misericordiosa mirada, pero también siempre le pidió algo, algo inusual y llamativo en un cura. Siempre le pidió que rece por él, que lo necesitaba para poder hacer mejor su trabajo como hombre de Dios. Y Cochela cumplía, acabadamente ese pedido, y también invitaba a familiares y amigos a rezar por el padre Jorge, que ahora era monseñor pero que iba "a ser Papa porque ese hombre es un santo, yo lo conozco muy bien desde que empezó a caminar en el barro para ayudar a los pobres y además es jesuita, es muy bueno, honesto y humilde, va a ser Papa", repetía hasta el hartazgo. Oren por él.

La vida fue muy dura con Cochela porque aunque la llenó del afecto de sus familiares y amigos, no le permitió tener hijos, también perdió a su compañero muy temprano, pero ella nunca se quejó, siempre tuvo una sonrisa para todos, y cuando digo todos es todos, hasta con quienes le hacían el mal, hasta a los delincuentes que le tocó enfrentar los "retaba" cariñosamente para que tomen el buen camino, agregando indefectiblemente a sus palabras un único final: "mi hijo", lo que demostraba claramente que cada una de sus frases eran dichas como la madre que no pudo ser.

También fue dura su partida, la vejez comenzó a hacer estragos en su salud, especialmente en su salud mental y una demencia senil se apoderó de sus últimos días, enfermedad que la comenzó a enajenar y de la que sólo se logró evadir cuando esporádicamente reconocía a alguno de sus seres más queridos y cuando hablaba de "Bergoglio, el cura que según ella sería Papa, porque es un hombre Santo". 

Al pasar meses sin visitarlo Bergoglio hizo averiguar a su secretario que era de la vida de Cochela, enterándose así que ella estaba muy enferma y que le quedaba poco tiempo de vida. Una tarde de diciembre de 2011, estaba Cochela dormida en compañía de su hermana mayor, su enfermera y familiares, cuando en el pequeño departamento de avenida Las Heras sonó el portero eléctrico, la visita se identificó simplemente como Jorge Bergoglio, que venía a vistar a Cochela, llegó sólo, a pié y con una única misión, darle la unción de los enfermos a su antigua Benefactora de "Los Polvorines", no sabemos si lo reconoció o no, pero si sabemos que pocos días después partió a reunirse con su marido en la eternidad, desde donde seguro hizo lobby ente Dios para que su profecía se haga realidad.

Y el cura Jorge Bergoglio fue Papa, como decía Cochela, ante las incrédulas orejas de quienes tanto la amamos, pero que en eso no la supimos tomar en serio. Cochela tenía razón y seguramente Francisco también será un santo cuando le toque, tanto amor, tanta devoción, sin dudas tienen sentido.

La maestra, Cochela, es María Beatriz Solari de Cichero, mi amada tía, mi segunda mamá. Pocos meses después falleció Coiche, su inseparable hermana y mi gran madre.

Ruego una oración en su memoria y para que el Papa Francisco tenga las fuerzas necesarias para reencauzar a nuestra iglesia y colaborar a la paz del mundo y a la felicidad de los pobres.

Me colma de felicidad y orgullo cristiano haberme equivocado y pido perdón por no haberla sabido tomar en serio, Cochela, tenía razón.

Alejandro Bertotto


Mayo, mes de María
Flor del 21 de mayo:
María en la Resurrección

Meditación: María en la soledad, María en el dolor esperaba en la Resurrección la promesa del Señor. Ella era dueña de toda fortaleza, con su Corazón llagado esperaba el cumplimiento de lo por su Hijo anunciado. No tenía una fe débil, como la de los apóstoles, Ella creía que su Hijo resucitaría. En el dolor, la esperanza… en el dolor, la fe… en el dolor, sólo buscarlo a Él. Oh alma mía, si alguna vez te agobia el peso de la cruz, confía en las delicias de la Divina Bondad, que Ella te consolará, te abrazará, te hará esperar segura de que Dios jamás te abandonará y te la hará más llevadera, anticipando los regalos eternos que se nos reservan en el Paraíso.

Oración: ¡María fortaleza de toda agonía, María esperanza mía!, fortaléceme en la fe y en la esperanza también, seguro de que al Rey me haréis ver. Amén.

Decena del Santo Rosario (Padrenuestro, diez Avemarías y Gloria).

Florecilla para este día: Meditar y hallar el dolor y el temor de este día, y entregarlo a María confiado en que será Ella la que intercederá ante su Hijo para que El se haga cargo de nuestra vida.

Fuente: reinadelcielo.org


Pedidos de oración

Pedimos oración por la Santa Iglesia Católica; por el Papa Francisco, por el Papa Emérito Benedicto, por los obispos, sacerdotes, diáconos, seminaristas, catequistas y todos los que componemos el cuerpo místico de Cristo; por la unión de los cristianos para que seamos uno, así como Dios Padre y nuestro Señor Jesucristo son Uno junto con el Espíritu Santo; por las misiones, por la Paz en el mundo, por nuestros hermanos sufrientes por diversos motivos especialmente por las enfermedades, el hambre y la pobreza; por los presos políticos y la falta de libertad en muchos países del mundo, por la unión de las familias, la fidelidad de los matrimonios y por más inclinación de los jóvenes hacia este sacramento; por el aumento de las vocaciones sacerdotales y religiosas, y por las Benditas Almas del Purgatorio.

Pedimos oración por la salud de Dolores E., que vive en la ciudad de Buenos Aires, Argentina, y será operada el jueves, poniéndola en manos de Jesús y bajo el amparo de María Auxiliadora, con la seguridad de que todo saldrá bien para ella.

Pedimos oración por el eterno descanso del alma de Javier Morales, de Guatemala, ministro de la Eucaristía, que ha sido llamado por el Padre al cielo.

Pedimos oración por las siguientes personas de Santa Fe, Argentina: Luciano, 14 años, con leucemia; María Rosa B., 84 años, con problemas respiratorios; Celia, 87 años, con abandono familiar; María Eugenia, 50 años, celíaca; María Rosa P., 58 años, sin trabajo estable; Alejandro, recientemente separado de su esposa; Silvia Raquel, con problemas de obesidad. Oramos por todos ellos.

Tú quisiste, Señor, que tu Hijo unigénito soportara nuestras debilidades,
para poner de manifiesto el valor de la enfermedad y la paciencia;
escucha ahora las plegarias que te dirigimos por nuestros hermanos enfermos
y concede a cuantos se hallan sometidos al dolor, la aflicción o la enfermedad,
la gracia de sentirse elegidos entre aquellos que tu hijo ha llamado dichosos,
y de saberse unidos a la pasión de Cristo para la redención del mundo.
Te lo pedimos por Cristo nuestro Señor.
Amén


“Intimidad Divina”

Función real

Jesucristo “nos ha lavado con su sangre de nuestros pecados, y ha hecho de nosotros un reino de sacerdotes para su Dios y Padre” (Ap 1, 5-6). Jesús Rey universal a quien todas las criaturas están sometidas para que él lo someta todo al Padre, no sólo ha hecho de sus fieles un pueblo sacerdotal, sino también un reino participante de su soberanía. “Este poder lo comunicó a sus discípulos, para que también ellos queden constituidos en soberana libertad, y por su abnegación y santa vida venzan en sí mismos el reino del pecado” (LG 36). No se puede ser reino de Dios, si no se vence el reino del mal. El mismo Jesús no ha llegado a la gloria de su reino sino destruyendo el pecado con su muerte… Este es el camino que ha de hollar todo fiel para llegar a la libertad real de los hijos de Dios… Dominándose a sí mismo y sometiéndose a Dios, procuran luego los creyentes conducir todos los hombres a Él, “sirviendo a Cristo también en los demás, conduzcan en humildad y paciencia a sus hermanos al Rey, cuyo servicio equivale a reinar” (LG 36). Lo mismo que el Salvador nos ha sacado de la esclavitud del pecado y conducido al reino del Padre, humillándose y haciéndose siervo nuestro hasta dar la vida por nosotros, así nosotros conquistaremos a nuestros hermanos para el reino d Dios, mediante el servicio humilde y paciente, acompañado de entrega generosa y desinteresada.

No está el hombre creado para esclavo de las cosas, atado indebidamente a las criaturas y subyugado por ellas; sino para soberano y dominador y para, mediante esta soberanía, someter y consagrar todas las cosas a Dios. “El presente, el futuro –dice San Pablo–, todo es vuestro. Pero vosotros, de Cristo, y Cristo, de Dios” (1 Cr 3, 22-23). Por eso, reconociendo “la íntima naturaleza de todas las criaturas, su valor y su ordenación a la gloria de Dios” (LG 36), debe el fiel portarse como soberano que usa de todo sin dejarse aprisionar por nada, que se sirve de todo, pero sin sujetarse a nada ni a nadie; de este modo ayuda a la creación a conseguir su fin, que es servir al hombre para que el hombre sea un adorador y glorificador de Dios. Liberado y salvado por Cristo, el cristiano debe a su vez ayudar a salvar a sus hermanos y aun todo lo creado, para enderezar la creación entera a su último fin.

Con ese objeto se invita a los fieles: “incluso en las ocupaciones seculares deben ayudarse mutuamente a una vida más santa, de tal manera que el mundo se impregne del espíritu de Cristo y alcance su fin con mayor eficacia en la justicia, en la caridad y en la paz” (ib.). Al ejercicio de su profesión y la vida familiar o social deben llevar el espíritu del Evangelio para sanar lo que el pecado ha deteriorado, para dar un alma cristiana a lo que la irreligiosidad ha apartado de Dios; y esto en todos los campos: en el mundo del trabajo, de la técnica, de la cultura, de la política y en cualquier otra actividad. Alcanzarán esa meta “teniendo presente que en cualquier asunto temporal deben guiarse por la conciencia cristiana, dado que ninguna actividad humana, ni siquiera en el dominio temporal, puede sustraerse al imperio de Dios” (ib.). Es particularmente importante el cometido de los padres y educadores, los cuales pueden convertir la familia y la escuela en verdaderas palestras de vida cristiana donde los hijos y alumnos sean guiados hacia Dios por su ejemplo y enseñanza. De este modo todos los fieles colaboran a edificar el reino de Cristo, y “como adoradores que en todo lugar actúan santamente, consagran el mundo mismo a Dios” (LG 34).

Oh Jesús, que me emplee yo en instaurar todas las cosas en ti. Debo comenzar por mí mismo; haz que sea yo más cristiano. Para que el mundo se haga bueno, ayúdame a hacerme mejor; para que el mundo sea cristiano, ayúdame a ser mejor cristiano. Dame un sentido católico más profundo; hazme más caritativo, más penetrado de las incalculables consecuencias de mis actos y de mis omisiones. Haz que mi cristianismo sea más profundo, más sentido, más irradiante y más digno de ti, Maestro adorado, mi amado Salvador. (R. Plus, Cristo en nuestros hermanos).

P. Gabriel de Sta. M. Magdalena O.C.D. 
Jardinero de Dios
-el más pequeñito de todos-
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