martes, 7 de mayo de 2013

Pequeñas Semillitas 2026


PEQUEÑAS SEMILLITAS

Año 8 - Número 2026 ~ Martes 7 de Mayo de 2013
- AÑO DE LA FE -
Desde la ciudad de Córdoba (Argentina)


Alabado sea Jesucristo…
La multiplicación de espacios para el acondicionamiento físico como los gimnasios y los sitios de entrenamiento para mantener en forma al cuerpo, siguen apareciendo por todas partes.
El número de los sitios públicos encaminados al cuidado de la mente y el espíritu no crecen con la misma intensidad. La urgencia de vivir una espiritualidad profunda y trascendente no se percibe como una de las necesidades de nuestra sociedad.
Vivimos demasiado volcados hacia el mundo exterior, obsesionados por la prisa de conseguir metas y logros materiales. La oferta que Jesús hace a sus discípulos sigue teniendo sentido. El Espíritu de Dios es una compañía amigable y humanizadora.
Quien se deje empujar por su impulso aprenderá a tomar decisiones sensatas que irán convirtiéndose en fuentes de paz y de armonía interior; en una palabra, de felicidad duradera.
"La verdad católica"

La Palabra de Dios:
Evangelio de hoy

En aquel tiempo, Jesús habló así a sus discípulos: «Pero ahora me voy a Aquel que me ha enviado, y ninguno de vosotros me pregunta: ‘¿Adónde vas?’. Sino que por haberos dicho esto vuestros corazones se han llenado de tristeza. Pero yo os digo la verdad: Os conviene que yo me vaya; porque si no me voy, no vendrá a vosotros el Paráclito; pero si me voy, os lo enviaré: y cuando Él venga, convencerá al mundo en lo referente al pecado, en lo referente a la justicia y en lo referente al juicio; en lo referente al pecado, porque no creen en mí; en lo referente a la justicia porque me voy al Padre, y ya no me veréis; en lo referente al juicio, porque el Príncipe de este mundo está juzgado».
(Jn 16,5-11)

Comentario
Hoy el Evangelio nos ofrece una comprensión más profunda de la realidad de la Ascensión del Señor. En la lectura del Evangelio de Juan del Domingo de Pascua, Jesús le dice a María Magdalena que no se aferre a Él porque «aún no he subido a mi Padre» (Jn 20,17). En el Evangelio de hoy Jesús se da cuenta de que «por haberos dicho esto, vuestros corazones se han llenado de tristeza» (Jn 16,6), por eso indica a sus discípulos que «os conviene que yo me vaya» (Jn 16,7). Jesús debe ascender al Padre. Sin embargo, todavía está entre nosotros.
¿Cómo puede irse y quedarse al mismo tiempo? Este misterio lo explicó el Papa Benedicto XVI: «Y, dado que Dios abraza y sostiene a todo el cosmos, la Ascensión del Señor significa que Cristo no se ha alejado de nosotros, sino que ahora, gracias al hecho de estar con el Padre, está cerca de cada uno de nosotros, para siempre».
Nuestra esperanza se halla en Jesucristo. Con su conquista sobre la muerte nos dio una vida que la muerte no podrá nunca destruir, su Vida. Su resurrección es la verificación de que lo espiritual es real. Nada puede separarnos del amor de Dios. Nada puede disminuir nuestra esperanza. Las negativas del mundo no pueden destruir lo positivo de Jesucristo.
El mundo imperfecto en el que vivimos, un mundo donde sufren los inocentes, puede conducirnos al pesimismo. Pero Jesucristo nos ha transformado en eternos optimistas.
La presencia viva del Señor en nuestra comunidad, en nuestras familias, en aquellos aspectos de nuestra sociedad que, con todo derecho, pueden ser llamados “cristianos”, nos confieren una razón para la esperanza. La Presencia Viva del Señor en cada uno de nosotros nos ha proporcionado alegría. No importa cuán grande sea el aluvión de noticias negativas que los medios disfrutan presentándonos; lo positivo del mundo supera con mucho a lo negativo, pues Jesús ha ascendido. Él, en efecto, ha ascendido, pero no nos ha abandonado.
Fr. Joseph A. PELLEGRINO (Tarpon Springs, Florida, Estados Unidos)


Santoral Católico:
Santa Flavia Domitila
Mártir

Información detallada clic acá

Fuente: Catholic.net


¡Buenos días!

Trasmitir valores

¡Qué importante que los papás hablen a sus hijos y les vayan trasmitiendo los valores que ellos mismos recibieron! Pero mucho más importante es que actúen de acuerdo con esos mismos valores. Las palabras se las lleva el viento, los ejemplos se quedan grabados en el alma como marcas impresas con fuego.

Una señora ese día tenía varios invitados a cenar. Llegado el momento de comenzar y ya en la mesa se dirigió a su hija de 5 años para que empezara la oración. La chiquilla responde atemorizada: 
—Mamá, no sé qué decir. La madre animándola le contesta:
—Niña, es fácil, basta que repitas lo que me escuchaste a mí decir.
La hija inclina su cabeza, cierra sus ojitos y dice:
—Oh Dios, ¿por qué habré invitado a esta gente a cenar?

A los niños se les queda grabado el trato sincero a las amistades, el cariño con que las recibimos y la alegría de compartir con ellas los momentos mejores de la vida. Aprenden si ven que el respeto a los maestros se tiene no sólo cuando los van a ver a la escuela, sino cuando hablan de ellos delante de sus hijos. Esta coherencia es fundamental.

Padre Natalio


Palabras del Papa Francisco

“El confesionario no es ni una "lavandería" que elimina las manchas de los pecados, ni una "sesión de tortura", donde se infligen golpes. La confesión es, más bien, un encuentro con Jesús donde se toca de cerca su ternura. Pero hay que acercarse al sacramento sin trucos o verdades a medias, con mansedumbre y con alegría, confiados y armados con aquella "bendita vergüenza", la "virtud del humilde" que nos hace reconocer como pecadores. Si confesamos nuestros pecados, Él es fiel, es justo tanto para perdonar nuestros pecados, y limpiarnos de toda maldad. Y se presenta a nosotros, ¿no es así?, este Señor tan bueno, tan fiel, tan justo que nos perdona. Cuando el Señor nos perdona hace justicia. Sí, hace justicia primero a sí mismo, porque Él ha venido a salvar, y cuando nos perdona hace justicia a sí mismo. «Soy tu salvador» y nos acoge”

Papa Francisco


Tema del día:
Para meditar las palabras del Ave María

Vamos a meditar las palabras del Ave María, para que al repetirlas disfrutemos más el Rosario

Dios te salve

Te saludo con todo mi amor y con toda la alegría de mi corazón. Dios te salve, Bendita. Y bendícenos a nosotros, los hijos de la Bendita entre todas las mujeres.
Todos tus hijos del mundo, en las ciudades populosas, en los valles y montañas de los cinco continentes te saludan a diario cuando rezan el avemaría. Yo me uno a ese coro de hijos amantes y felices, Oh Madre bendita. Sí, bendita mil veces, bendita para siempre. Dios te salve...

María

Me encanta pronunciar tu nombre porque es el tuyo: María, Virgen María, Santa María de Guadalupe. Tu nombre ha poblado de bellas iglesias las ciudades y las montañas. Lo pronuncian con grandísimo amor y ternura los jóvenes, los adultos y los niños,  Tu nombre lo llevan con orgullo santo millones de mujeres del mundo cristiano. Porque te aman y porque quieren parecerse a Ti. Necesitamos de verdad en nuestro mundo  muchas Marías que tengan un corazón  parecido al tuyo. María bendita, míranos con tus ojos de cristal, con tus ojos purísimos de paloma, y llénanos de tu perfumada presencia, de tu ternura inmensa, de tu fe y de tu amor. Dios te salve, María...

Llena eres de gracia

Cántaro que rebosa de la gracia, de la vida de Dios, de su amor inefable, de su santidad. Más santa y pura que todos los santos, más que los querubines y serafines. Por eso la belleza de tu alma y de tu rostro son el encanto de tu Dios. Y el encanto de nosotros también. Nos colma de tanta alegría saber que nuestra madre es tan santa, tan bella, tan pura y tan sencilla. Así te saludó el ángel: Llena de gracia, impresionado de tu alma. Dios te salve, María, llena eres de gracia...

El Señor es contigo

Esta frase de la Biblia siempre va después del "No tengas miedo". Desde que naciste Dios ha estado contigo, porque te cuidó como a su perla preciosa, a su rosa exquisita. Él te preparó desde muy niña con sus manos santas para que fueras después su Madre santa. Todo el amor infinito de Dios cuidando una flor llamada María. Estuvo contigo en tus años de infancia cuidando a la niña más bella,  más santa, más querida. Te cuidó en la adolescencia preparando tu alma y tu cuerpo bendito y santísimo para la maternidad. El Señor está contigo: Te lo dijo un arcángel y él sabía lo que decía. Contigo estuvo en los años de tu embarazo,  dentro de tu seno, haciéndose un niño por amor a nosotros. Toda tu vida terrena estuvo contigo. Y Tú estuviste con Él. Fuiste madre, nueva Eva, corredentora.
Estuvo contigo en la cruz, muriendo junto a Ti. También estuviste Tú con Él,  hasta que murió en el patíbulo y pasó de los brazos muertos de la cruz a los brazos vivos y amorosos de su madre. Estuvo contigo en los años de tu soledad, santificando a su madre amadísima, para que llegara al cielo resplandeciente como el sol y blanca como la luna. Contigo está y estará por toda la eternidad en el cielo. Dios te salve, María, llena eres de gracia, El Señor es contigo....

Bendita Tú eres entre todas las mujeres

¿Qué es Eva comparada contigo? ¿Qué son las mujeres de la tierra junto a Ti? Tú eres la imagen perfecta, única de la mujer que quiso crear. Por eso, las mujeres, si no se llaman Marías,  al menos deben serlo, parecerse a Ti que eres el modelo preciosísimo de la mujer cristiana. Querer llamarse como Tú es una buena elección. Pero parecerse a Ti debe ser su ideal. Modelo de niña y mujer, adorable modelo de madre y esposa. Porque Tú pasaste por todas las etapas del crecimiento de la mujer, enseñando cómo se puede ser una gran mujer, una mujer santa, un apóstol de Jesús, y, además, una mujer feliz... Con muy poco presupuesto, en una casita humilde, pero donde estaba Dios, y donde Dios está nada hace falta. La pobre casita de María rebosaba de amor, de santidad y de felicidad. Dios te salve, María, llena eres de gracia, El Señor es contigo.  Bendita Tú eres entre todas las mujeres...

Y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús

Bendita la flor, bendito también el fruto. Jesús, el amado del Padre ha nacido de Ti como la rosa del rosal. La rosa pertenece al rosal. Jesús te pertenece, es tuyo, hijo tuyo, fruto de tus purísimas entrañas. Y Tú eres de Jesús, toda de Jesús, pues Él, además de ser hijo tuyo, es tu Dios omnipotente, del que te consideras su esclava. Jesús y Tú sois, además, de nosotros. Jesús, porque Tú nos lo diste, en un gesto de amor único y lleno de misericordia... Y Tú nos perteneces porque Él te convirtió en Madre, en Madre nuestra. Entre las palabras que siempre meditas  en tu corazón, están éstas: "Ahí tienes a tu hijo, ahí tienes a tu madre". Para nosotros esta sola frase constituye todo un evangelio, una buena nueva. Si Jesús es nuestro, si María es nuestra, ¿qué dificultad nos podrá derrotar? ¡Qué poco felices nos atrevemos a ser cuando nos han dado la llave de la felicidad, de la felicidad completa y eterna! Dios te salve, María, llena eres de gracia, El Señor es contigo, Bendita Tú eres entre todas las mujeres Y bendito es el fruto de tu vientre Jesús.

Santa María

Si María es tu nombre, santa, santísima es tu sobrenombre. La cualidad que siempre va con tu nombre. Por eso tu nombre nos produce inmensa alegría y al mismo tiempo gran respeto. Santa María, dulce María, eres bellísimo jardín donde crecen las flores más bellas. Espiga dorada pletórica de fruto, mística rosa, perfumada y más pura que todas las rosas del mundo. Santa María, dulce Madre, Virgen pura, Reina bellísima y sencilla campesina de la entrañable campiña de Nazaret.

Madre de Dios

Te amamos como Madre nuestra y te veneramos como madre de Dios, grandeza incomparable que te ennoblece  y nos llena de orgullo santo, porque nuestra madre es también madre de Dios. Para tan alto privilegio se requería una Madre virgen, una virgen santa, una mártir del alma, una criatura llena de gracia y una humildísima esclava del Señor, que supiera decir: Hágase en Mí según tu palabra. ¿Cómo pudiste poseer al mismo tiempo la máxima grandeza y la más fina y profunda humildad? Dios te consideró digna madre suya. Aceptó ser Hijo de tus entrañas. Te hizo grande el que todo lo puede y tú te hiciste pequeña como una esclava al completo servicio de tu Señor. Madre y esclava del Señor. Como Madre de Dios  me infundes un respeto inmenso. Como esclava del Señor una ternura infinita.

Ruega por nosotros, pecadores

Somos tus hijos pecadores. Somos hijos pródigos que hemos recorrido los senderos del pecado y del hastío. Fuimos hijos de una madre pecadora, antes de ser aceptados por una Madre Inmaculada. Ruega a tu Hijo omnipotente, Tú que eres la omnipotencia suplicante. Ruega siempre para que no nos engañe más el padre de la mentira. Dile a Jesús que no tenemos vino, que se nos ha terminado la alegría y el amor. Pide para nosotros el milagro de la resurrección cuando caemos muertos de cansancio y de dolor. El que dijo ser la resurrección y la vida es hijo tuyo. El que dijo ser la Verdad y la Vida, te llama Madre. Entonces, suplícale que nos otorgue la resurrección y la vida. Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros pecadores...

Ahora...

El día de hoy. El día de las oportunidades de santificarnos o de pecar. Hoy, el día al que le basta su afán. El único día que tenemos en las manos. Que lo llenemos de amor y de bondad. Ahora líbranos de caer en la tentación. Hoy que sepamos amar a nuestros prójimos, Hoy que no endurezcamos el corazón. Hoy que oigamos la voz del Espíritu Santo. Ahora, en este presente que se transforma constantemente en futuro. Hoy, que el día de hoy amemos, nos santifiquemos,
Seamos instrumentos de la paz de Jesús. Hoy, en esta pequeña vida que es el día presente.

Y en la hora de nuestra muerte. Amén.

En ese momento en el que se juega nuestra salvación eterna. Ese último día que sepamos decir un último "Te amo en este mundo" para repetirlo en la otra vida por siempre. Ruega por los que en ese momento no están preparados, para que si no vivieron en gracia,  mueran en gracia de Dios y no vayan al eterno dolor.
Ruega por los niños cuyo primer día de vida coincide con el de su terrible muerte. Así como lograste que el buen ladrón se arrepintiera el día de su muerte, consigue esa misma gracia a los pecadores más rudos, a los que no aceptan a tu Hijo. Une a la misericordia de Dios, tu bondad maternal para salvarles de las garras de Satanás, de la eterna condenación. Ruega por nosotros pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte.

Autor: P. Mariano de Blas LC
Fuente: Catholic.net


Mayo, mes de María
Flor del 7 de mayo: Madre amable

Meditación: “Cómo se me concede que venga a mí la Madre de Mi Señor” (Lucas 1,43). María es diligente y amorosa, consuela, ayuda, fortalece, sirve… igual que su Hijo. “Amaos los unos a los otros como Yo os he amado”. A cada uno pedirá Dios cuenta de nuestros prójimos; nadie está tan aislado que pueda labrarse, abstrayéndose de toda otra alma, su propia salvación. Busquemos dar amor, consolando afligidos, visitando enfermos, corrigiendo con dulzura a los que se equivocan, siendo a semejanza de María con humildad y amor testimonios del Amor. “Ora y labora”.

Oración: ¡Oh tierno Corazón de María!. Haz que tus hijos demuestren a todos lo que es el Amor, lo que es el Señor en nosotros, para servir y siempre decirte si. Amén.

Decena del Santo Rosario (Padrenuestro, diez Avemarías y Gloria).

Florecilla para este día: Procurar ser amable con los demás.

Fuente: reinadelcielo.org


Pedidos de oración

Pedimos oración por la Santa Iglesia Católica; por el Papa Francisco, por el Papa Emérito Benedicto, por los obispos, sacerdotes, diáconos, seminaristas, catequistas y todos los que componemos el cuerpo místico de Cristo; por la unión de los cristianos para que seamos uno, así como Dios Padre y nuestro Señor Jesucristo son Uno junto con el Espíritu Santo; por las misiones, por la Paz en el mundo, por nuestros hermanos sufrientes por diversos motivos especialmente por las enfermedades, el hambre y la pobreza; por los presos políticos y la falta de libertad en muchos países del mundo, por la unión de las familias, la fidelidad de los matrimonios y por más inclinación de los jóvenes hacia este sacramento; por el aumento de las vocaciones sacerdotales y religiosas, y por las Benditas Almas del Purgatorio.

Pedimos oración por el alma de Agapito M., que vivía en Lima, Perú, y que ha partido a la casa del Padre celestial. Que la Santísima Virgen consuele el dolor de sus familiares.

Pedimos oración por el alma de Elaine S., de Perú, fallecida ayer luego de una cruel dolencia. Que los Ángeles de Dios la lleven pronto al cielo.

Pedimos oración por Juanita V., de Managua, Nicaragua, rogando que Dios en su infinita misericordia le conceda la paz que necesita su alma y sane su enfermedad depresión en estado grave.

Pedimos oración por Romina Micaela, de Buenos Aires, Argentina, a la que en 2011 le diagnosticaron una imagen calcificada en el cerebro. Que la Santísima Virgen de Luján, patrona de Argentina -cuya festividad es mañana- interceda por ella para que Jesús le conceda el milagro de sanarse.

Pedimos oración por la salud de John Fredy G. M., de Bogotá, Colombia, 38 años de edad, que tiene diagnóstico de tumor maligno en vejiga y espera resultados para la fijación de fecha de cirugía. Que por la intercesión de la Beata Laura Montoya Upegui, el Señor Misericordioso lo toque con su mano sanadora y permita que los tratamientos resulten eficaces para curar su enfermedad y todo esto le haga acrecentar su fe y entrega a Dios.

Pedimos oración por María P., de Ecuador, que se está restableciendo de una intervención quirúrgica muy delicada, para que el Señor Jesús le conceda terminar su proceso de curación.

Pedimos oración por las siguientes personas: por Boris Enrique, 42 años, vive en Canadá, afectado de artritis, para que desaparezcan sus dolores y se normalicen sus análisis. También por Cuchu, 45 años, residente en Lima, Perú, enferma de diabetes, para que pueda estabilizar la enfermedad, consiga calma y paz. Por Luis I. S., 71 años, Lima, Perú, que debe realizar biopsia de próstata, rogando que sea benigna y pronto sea operado y salga bien. Los dejamos a todos en las santas manos de Jesús.

Tú quisiste, Señor, que tu Hijo unigénito soportara nuestras debilidades,
para poner de manifiesto el valor de la enfermedad y la paciencia;
escucha ahora las plegarias que te dirigimos por nuestros hermanos enfermos
y concede a cuantos se hallan sometidos al dolor, la aflicción o la enfermedad,
la gracia de sentirse elegidos entre aquellos que tu hijo ha llamado dichosos,
y de saberse unidos a la pasión de Cristo para la redención del mundo.
Te lo pedimos por Cristo nuestro Señor.
Amén

Nota de Redacción:
Para dar curso a los Pedidos de Oración es imprescindible dar los siguientes datos: nombres completos de la persona (habitualmente no publicamos apellidos), ciudad y país donde vive, y explicar el motivo de la solicitud de oración. Por favor: en los pedidos ser breves y concretos y enviarlos a pequesemillitas@gmail.com y deben poner en el asunto “Pedido de oración”, ya que los correos que llegan sin asunto (o con el asunto en blanco) son eliminados sin abrirlos. No se reciben pedidos de oración a través de Facebook ni por otro medio que no sea el correo antes señalado.
Los Pedidos de Oración se publican de lunes a sábados. Los domingos se publican los agradecimientos por las gracias concedidas.


“Intimidad Divina”

Vida Mariana

El alto puesto que María ocupa por su cualidad de Madre de Dios en la obra de nuestra salvación, justifica plenamente el deseo de una vida de intimidad con ella. Lo mismo que el hijo está tan a gusto junto a su madre, así el cristiano vive tan a su gusto junto a María; por eso se ingenia de mil modos para mantener siempre vivo en su mente el recuerdo de su Madre del cielo. Procura, por ejemplo, tener delante de los ojos su imagen, acostumbrándose a saludarla amorosamente todas las veces que su mirada se encuentra con ella. Pero la mirada profunda de la fe va mucho más lejos que la mirada de los ojos; penetra y llega hasta María viviente en la gloria, y que, a través de la visión beatífica, nos ve, nos sigue, conoce todas nuestras necesidades, nos ayuda con su asistencia maternal (…) Vivida así, bajo la mirada maternal de María, la vida cristiana adquiere aquella dulzura especial y aquella suavidad que brota espontáneamente de la compañía de una Madre dulcísima que rodea de atenciones a los que la aman y recurren a ella con confianza.

La verdadera devoción a la Virgen “no consiste ni en un afecto estéril y transitorio ni en una vana credulidad, sino que procede de la fe verdadera, por la que somos excitados a un amor filial hacia nuestra Madre y a la imitación de sus virtudes” (LG 67). La imitación de María es precisamente otro aspecto de la vida mariana. Sólo Jesús es el “camino” que conduce al Padre, él es el único modelo; pero ¿quién es más semejante a Jesús que María?, ¿quién poseyó con más profundidad que María los mismos sentimientos de Cristo? “¡Oh Señora! –exclama San Bernardo– Dios mora en ti y tú en él. Tú le revistes con la substancia de tu carne y él te reviste con la gloria de su Majestad”. Al encarnarse y habitar en el seno purísimo de la Virgen, Jesús la revistió de sí, le comunicó sus perfecciones infinitas, le infundió sus sentimientos, sus deseos, su querer; y María, que se abandonó totalmente a aquella acción profunda de su Hijo, fue transformada plenamente en él, hasta ser su más fiel retrato.

“María –canta la liturgia antigua– es la imagen perfectísima de Cristo, pintada al vivo por el Espíritu Santo”. El Espíritu Santo, que es el Espíritu de Jesús, se posesionó plenamente del alma purísima y dulcísima de María, y esculpió en ella, con una perfección y delicadeza sumas, todas las líneas, todas las características del alma de Cristo; con razón se puede decir que imitar a María es imitar a Jesús. Precisamente por esto nosotros la elegimos por modelo. Del mismo modo que no amamos a María por sí misma, sino en orden y en unión con Cristo, de quien es imagen perfectísima, Jesús nos hizo posible su imitación. María modelando en sí las perfecciones de Jesús, nos las ha hecho más accesibles, nos las ha puesto más a nuestro alcance. Por otra parte, nadie podrá decir con mayor sinceridad y verdad que María: “Sed imitadores míos, como yo lo soy de Cristo” (1 Cr 4, 16). Como Jesús vino a nosotros a través de María, así tenemos que ir nosotros a Jesús por medio de María.

¡Oh amorosísima Madre!, tú dices: bienaventurados los que con la ayuda de la divina gracia practican mis virtudes y caminan tras las huellas de mi vida. Sí, ¡oh Madre!, ellos son bienaventurados en este mundo, durante la vida, por la abundancia de las gracias y de las dulzuras que de tu plenitud tú les comunicas…; bienaventurados en la muerte que es dulce y tranquila y a la cual tú asistes para introducirlos en los gozos del cielo; bienaventurados finalmente en la eternidad porque nunca se ha perdido un solo siervo tuyo que haya imitado tus virtudes. ¡Oh Virgen María, mi buena Madre!, son verdaderamente felices y bienaventurados –lo repito con el corazón transido de alegría– los que, no dejándose engañar por una falsa devoción hacia ti, caminan fielmente sobre tus pasos, siguen tus consejos y obedecen a tus órdenes. (San Louis Grignon de Monfort)

P. Gabriel de Sta. M. Magdalena O.C.D. 
Jardinero de Dios
-el más pequeñito de todos-
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