viernes, 10 de mayo de 2013

Pequeñas Semillitas 2029


PEQUEÑAS SEMILLITAS

Año 8 - Número 2029 ~ Viernes 10 de Mayo de 2013
- AÑO DE LA FE -
Desde la ciudad de Córdoba (Argentina)


Alabado sea Jesucristo…
Aférrate a tus sueños, y no los abandones jamás. Muéstrale al mundo lo que yo bien sé: ¡Lo maravilloso que eres! Confía en las posibilidades de la vida, y no te apresures a juzgar a los demás. Confía en la estrella que brilla en tu cielo. Encara tus problemas uno por uno para vencerlos. No huyas de aquellos que traen amor a tu vida. Mira lo bueno en la vida y no sucumbas en las adversidades. Muéstrate tal como eres, pues tienes cualidades especiales que te han sostenido hasta ahora, y que siempre te sostendrán. No pierdas el valor. Llena tu corazón de felicidad y ¡espárcela en todo lo que hagas! Confía en toda tu fuerza interior que Dios te ha dado. Confíale todo a Dios.


La Palabra de Dios:
Evangelio de hoy

En aquel tiempo, Jesús habló así a sus discípulos: «En verdad, en verdad os digo que lloraréis y os lamentaréis, y el mundo se alegrará. Estaréis tristes, pero vuestra tristeza se convertirá en gozo. La mujer, cuando va a dar a luz, está triste, porque le ha llegado su hora; pero cuando ha dado a luz al niño, ya no se acuerda del aprieto por el gozo de que ha nacido un hombre en el mundo. También vosotros estáis tristes ahora, pero volveré a veros y se alegrará vuestro corazón y vuestra alegría nadie os la podrá quitar. Aquel día no me preguntaréis nada».
(Jn 16,20-23a)

Comentario
Hoy comenzamos el Decenario del Espíritu Santo. Reviviendo el Cenáculo, vemos a la Madre de Jesús, Madre del Buen Consejo, conversando con los Apóstoles. ¡Qué conversación tan cordial y llena! El repaso de todas las alegrías que habían tenido al lado del Maestro. Los días pascuales, la Ascensión y las promesas de Jesús. Los sufrimientos de los días de la Pasión se han tornado alegrías. ¡Qué ambiente tan bonito en el Cenáculo! Y el que se está preparando, como Jesús les ha dicho.
Nosotros sabemos que María, Reina de los Apóstoles, Esposa del Espíritu Santo, Madre de la Iglesia naciente, nos guía para recibir los dones y los frutos del Espíritu Santo. Los dones son como la vela de una embarcación cuando está desplegada y el viento —que representa la gracia— le va a favor: ¡qué rapidez y facilidad en el camino!
El Señor nos promete también en nuestra ruta convertir las fatigas en alegría: «Vuestra alegría nadie os la podrá quitar» (Jn 16,23) y «vuestra alegría será completa» (Jn 16,24). Y en el Salmo 126,6: «Al ir, va llorando, llevando la semilla; al volver, vuelve cantando trayendo sus gavillas».
Durante toda esta semana, la Liturgia nos habla de rejuvenecer, de exultar (saltar de alegría), de la felicidad segura y eterna. Todo nos lleva a vivir de oración. Como nos dice san Josemaría: «Quiero que estés siempre contento, porque la alegría es parte integrante de tu camino. —Pide esa misma alegría sobrenatural para todos».
El ser humano necesita reír para la salud física y espiritual. El humor sano enseña a vivir. San Pablo nos dirá: «Sabemos que todas las cosas contribuyen al bien de los que aman a Dios» (Rom 8,28). ¡He aquí una buena jaculatoria!: «¡Todo es para bien!»; «Omnia in bonum!».
Rev. D. Joaquim FONT i Gassol (Igualada, Barcelona, España)


Santoral Católico:
San Juan de Ávila
Doctor de la Iglesia

Nacido en Almodóvar del Campo, Ciudad Real (España), el 6 de enero de 1499 ó 1500. El año 1513 fue a estudiar leyes a Salamanca. Regresó a casa después de cuatro años y, aconsejado por un franciscano, estudió filosofía y teología. Al poco tiempo murieron sus padres. Fue ordenado sacerdote el año 1526. A su primera misa asistieron doce pobres que comieron a su mesa. El padre Juan de Ávila repartió sus bienes a los pobres y se entregó a la oración y a la enseñanza del catecismo.

El año 1535, llamado por el obispo, marchó a Córdoba donde conoció a fray Luis de Granada. Allí organizó predicaciones por los pueblos obteniendo muchas conversiones de personas importantes. Dedicó también mucho tiempo al clero para quien fundó centros de estudios como los colegios de San Pelagio y de la Asunción. Al año siguiente, se desplazó a Granada a donde fue llamado para ayudar al arzobispo Gaspar de Ávalos en la fundación de la universidad. En esa ciudad tuvo lugar la conversión de san Juan de Dios, quien después de haber escuchado la predicación del padre Juan de Ávila decidió dedicar su vida a los pobres, enfermos y menesterosos.

El grupo sacerdotal de Juan de Ávila se formó en Granada hacia el año 1537. Los sacerdotes operarios, que se dedicaban a la predicación, vivían en comunidad, bajo la obediencia del maestro Ávila. Él les aconsejaba robustecer su vida interior: recibir frecuentemente la confesión y comunión, hacer dos horas de oración de mañana y tarde, y estudiar el Nuevo Testamento. Juan acudió a Baeza (Jaén) en 1539, donde ayudó en la fundación de la Universidad, quizá su fundación más célebre. En todas las ciudades por donde pasaba, Juan de Ávila procuraba dejar la fundación de algún colegio o centro de estudios para sacerdotes: tres colegios mayores o universidades y once colegios.

Desde 1551 comenzó a sentirse enfermo. Las molestias de su enfermedad le obligaron a residir en Montilla hasta su muerte. Su retiro le dio la posibilidad de escribir con calma sus cartas y preparar mejor sus sermones y tratados. Las cartas de Juan de Ávila llegaban a todo rincón de España e incluso de Roma. De todas partes le pedían consejo obispos, personas de gobierno, sacerdotes y seminaristas, discípulos, conversos, personas humildes, enfermos, religiosos y religiosas. Estuvo relacionado con grandes santos del siglo de oro español: Juan de Dios, Ignacio de Loyola, Francisco de Borja, Teresa de Jesús. Esta última le dio a examinar el libro de su vida.

Una de las virtudes principales del padre Juan de Ávila fue su gran amor a la Eucaristía. Ya enfermo, quiso ir a celebrar misa a una ermita, pero por el camino se sintió imposibilitado. Entonces, el Señor se le apareció, en figura de peregrino, y le animó a llegar hasta la meta. En una de las últimas ocasiones en que celebró la misa le habló el crucifijo: “Perdonados te son tus pecados”.

Murió el 10 de mayo de 1569. Santa Teresa, al enterarse de la muerte de Juan de Ávila, se puso a llorar. Cuando le preguntaron por qué lloraba, respondió: “Lloro porque la Iglesia de Dios pierde a una gran columna”. Fue beatificado el 4 de abril de 1894 por el papa León XIII. Pío XII lo declaró Patrono del clero secular español el 2 de julio de 1946, y el papa Pablo VI lo canonizó el 31 de mayo de 1970. El 7 de octubre de 2012 su nombre fue agregado a la lista de Doctores de la Iglesia por el Papa Benedicto XVI.

Fuente: Catholic.net

¡Buenos días!

Humildad y paciencia

Paciencia es amar a los demás aun cuando te decepcionen y no los comprendas. Es aceptarlos tal como son y perdonarlos por lo que hayan hecho. Paciencia es amarte a ti mismo y darte tiempo para crecer; es hacer cosas que te mantengan sano y feliz; y es saber que mereces lo mejor de la vida y que estás dispuesto a conseguirlo, sin importar cuánto tiempo sea necesario.

Toma la costumbre de alegrarte cuando se te presente una ocasión de practicar la humildad o ejercitar la paciencia. Es totalmente superfluo querer crear estas situaciones, porque podrías caer en lo artificial y perderte en la complacencia por tu virtud. Ten la seguridad de que encontrarás tantas ocasiones de humillarte y ser paciente como sean necesarias, y serán exactamente las que te hagan falta. Si adviertes que has dejado escapar alguna, repróchate esta negligencia, porque has actuado como el marino inexperto que no supo aprovechar el viento favorable.

La paciencia es una madurez. Presupone virtudes tan sólidas como la humildad y la fe en Dios. Conseguirás la paciencia meditando en Jesús bondadoso, sufrido, servicial, y suplicándole vuelva tu corazón a semejanza del suyo, manso y humilde. Que el Señor te ayude a dar pasos para crecer en estas virtudes tan necesarias.

Padre Natalio

La frase de hoy

"Dios te creó único;
el problema es que no lo sabes.
Dios te creó con un don espectacular;
el problema es que no te lo crees.
Dios te creó con un propósito que puede cambiar al mundo;
el problema es que no te sientes capaz”

Autor desconocido


Tema del día:
¿Quién cuida del cuidador?

Las primeras y más antiguas cuidadoras han sido nuestras madres y abuelas que desde el principio de la humanidad han cuidado de su prole. Si no hubiera sido por ellas, ninguno de nosotros estaría aquí para hablar de cuidado.

En este contexto queremos mencionar dos figuras, verdaderos arquetipos del cuidado: el médico suizo Albert Schweitzer (1875-1965) y la enfermera inglesa Florence Nightingale (1820-1910).

Albert Schweitzer era un eximio exegeta bíblico y uno de los mayores concertistas de Bach de su tiempo. A los treinta años, famoso ya en toda Europa, dejó todo, estudió medicina para, en el espíritu de las bienaventuranzas de Jesús, cuidar de los más pobres de los pobres (los leprosos) en Lambarene (Gabón). En una de sus cartas confiesa explícitamente: «lo que necesitamos no son misioneros que quieran convertir a los africanos, sino personas dispuestas a hacer lo que debe ser hecho a los pobres, si es que el Sermón de la Montaña y las palabras de Jesús tienen algún valor. Mi vida no está ni en el arte ni en la ciencia sino en ser un simple ser humano que en el espíritu de Jesús hace algo por insignificante que sea». Fue uno de los primeros en ganar el premio Nobel de la Paz.

Vivió y trabajó durante cerca de cuarenta años en un hospital construido por él con el dinero de sus giras dando conciertos de Bach. En sus escasas horas libres tuvo tiempo para escribir una vasta obra centrada en la ética del cuidado y del respeto por la vida. Expresó así su lema: «la ética es la responsabilidad ilimitada por todo lo que existe y vive». En otra obra afirma: «la idea clave del bien consiste en conservar la vida, desarrollarla y elevarla a su más alto valor; el mal consiste en destruir la vida, perjudicarla e impedir que se desarrolle plenamente; este es el principio necesario, universal y absoluto de la ética».

Otro arquetipo del cuidado fue la enfermera inglesa Florence Nightingale. Humanista y profundamente religiosa, decidió mejorar los modelos de enfermería de su país.

En 1854 con otras 28 compañeras Florence se trasladó al campo de guerra de Crimea, en Turquía, donde se utilizaban bombas de fragmentación que  causaban muchos heridos. Aplicando estrictamente en el hospital militar la práctica del cuidado redujo la mortalidad del 42% al 2% en 6 meses. Este éxito le dio notoriedad universal.

De vuelta a su país y más tarde en Estados Unidos creó una red hospitalaria que aplicaba el cuidado como eje orientador de la enfermería y como su ética natural. Florence Nightingale continúa siendo una referencia inspiradora.

El agente de salud es por esencia un curador. Cuida de los otros como misión y como opción de vida. Pero ¿quién cuida al cuidador?, título de un hermoso libro del médico Eugênio Paes Campos (Vozes 2005).

Partimos del hecho de que el ser humano es, por su naturaleza y esencia, un ser de cuidado. Se siente predispuesto a cuidar de los otros y siente la necesidad de ser cuidado él también. Cuidar y ser cuidado son elementos existenciales (estructuras permanentes) indisociables. Es sabido que cuidar es muy exigente y puede llevar al cuidador al estrés. Especialmente si el cuidado constituye, como debe ser, no un acto esporádico sino una actitud permanente y consciente. Somos limitados, sujetos  al cansancio y a la vivencia de pequeños fracasos y decepciones. Nos sentimos solos. Necesitamos ser cuidados, si no, nuestro deseo de cuidar disminuye. ¿Qué hacer entonces?

Lógicamente, cada persona tiene que afrontar con sentido de resiliencia (capacidad de remontar) esta situación dolorosa. Pero este esfuerzo no sustituye el deseo de ser cuidado. Es entonces cuando la comunidad del cuidado, los demás trabajadores de la salud, los médicos y el cuerpo de enfermería  tienen que entrar en acción.

También el enfermero o la enfermera, el médico y la médica sienten necesidad de ser cuidados. Necesitan sentirse acogidos y revitalizados exactamente como las madres hacen con sus hijos e hijas. Otras veces sienten necesidad de cuidado como soporte, sostén y protección, cosa que el padre proporciona a sus hijos e hijas.

Entonces se crea lo que el pediatra D. W. Winnicott llamaba holding, es decir, aquel conjunto de cuidados y factores de animación que refuerzan el estímulo para seguir cuidando a sus pacientes.

Cuando reina este espíritu de cuidado, surgen relaciones horizontales de confianza y de mutua cooperación, y se supera el malestar, nacido de la necesidad de ser cuidado.

Feliz el hospital y más felices aún los pacientes que pueden contar con un grupo de cuidadores. No tendrá «prescribidores» de recetas ni aplicadores de fórmulas sino «cuidadores» de vidas enfermas que buscan la salud. La buena energía que irradia el cuidado refuerza la curación.

Leonardo Boff


Mayo, mes de María
Flor del 10 de mayo: 
Virgen digna de alabanza

Meditación: “Bendita tú entre las mujeres” (Lucas 1,42). “Mi alma engrandece al Señor” (Lucas 1,46). Cuando cumplimos la profecía de llamarla Bienaventurada, hablamos de las maravillas que hizo en Ella el Todopoderoso. Unimos nuestra voz a la suya, alabando perpetuamente al Señor. Imitemos a María agradecida, a María serena, a María llena de sacrificio, a María alegre, a María confiada, a María llena de Gracia y fortaleza para cumplir así nuestra misión en la tierra.

Oración: ¡Oh Madre!, que te hiciste la más pequeña, siendo realmente excelsa, enséñame a amarte, a alabarte y a agradarte del mismo modo en que vos lo hiciste con el Señor, para que también nosotros lleguemos a El. Amén.

Decena del Santo Rosario (Padrenuestro, diez Avemarías y Gloria).

Florecilla para este día: Ser pequeños y humildes como María nos pide, para crecer en la Gracia.

Fuente: reinadelcielo.org


Pedidos de oración

Pedimos oración por la Santa Iglesia Católica; por el Papa Francisco, por el Papa Emérito Benedicto, por los obispos, sacerdotes, diáconos, seminaristas, catequistas y todos los que componemos el cuerpo místico de Cristo; por la unión de los cristianos para que seamos uno, así como Dios Padre y nuestro Señor Jesucristo son Uno junto con el Espíritu Santo; por las misiones, por la Paz en el mundo, por nuestros hermanos sufrientes por diversos motivos especialmente por las enfermedades, el hambre y la pobreza; por los presos políticos y la falta de libertad en muchos países del mundo, por la unión de las familias, la fidelidad de los matrimonios y por más inclinación de los jóvenes hacia este sacramento; por el aumento de las vocaciones sacerdotales y religiosas, y por las Benditas Almas del Purgatorio.

Pedimos oración por la familia G. R., que son de Chihuahua, México, para que el Señor los fortalezca en su unión matrimonial.

Pedimos oración para que pueda ser posible la construcción del templo de la Parroquia Santa Cecilia, en Santiago, República Dominicana. Que el Señor ilumine a todos quienes tienen parte en esto y pueda ser una hermosa realidad.

Pedimos oración por Ciro, bebé nacido con seis meses de gestación en la ciudad de La Plata, Argentina, en los momentos de la grave inundación, y que presenta problemas en una válvula del corazón por lo que será intervenido quirúrgicamente. Le pedimos al Señor que lo proteja y le conceda la gracia de recuperarse y que la Santísima Virgen dé fuerzas a sus padres que sufren por esta situación de su único hijo.

Pedimos oración por María Eugenia A., de Córdoba, Argentina, internada por estar cursando un embarazo de riesgo, con cesárea programada para dentro de algo más de un mes, y con la tensión arterial muy elevada. Que María la cuide y permita que la gestación llegue a feliz término con bien para todos.

Pedimos oración por Dorita M., que vive en Guatemala y ha tenido un derrame cerebral, por lo cual está en cuidados intensivos, rogando a Jesús Misericordioso que la toque con sus manos sanadoras para que si es Su voluntad pueda recuperarse pronto.

Pedimos oración por Roger, de Managua, Nicaragua, un jovencito de 17 años de edad afectado de cáncer en los huesos con siembras en el cerebro por lo que ya ha perdido la visión en un ojo. Su estado es muy crítico, por lo que rogamos la intercesión de la Santísima Virgen para que Jesús le conceda lo mejor.

Tú quisiste, Señor, que tu Hijo unigénito soportara nuestras debilidades,
para poner de manifiesto el valor de la enfermedad y la paciencia;
escucha ahora las plegarias que te dirigimos por nuestros hermanos enfermos
y concede a cuantos se hallan sometidos al dolor, la aflicción o la enfermedad,
la gracia de sentirse elegidos entre aquellos que tu hijo ha llamado dichosos,
y de saberse unidos a la pasión de Cristo para la redención del mundo.
Te lo pedimos por Cristo nuestro Señor.
Amén

Nota de Redacción:
Para dar curso a los Pedidos de Oración es imprescindible dar los siguientes datos: nombres completos de la persona (habitualmente no publicamos apellidos), ciudad y país donde vive, y explicar el motivo de la solicitud de oración. Por favor: en los pedidos ser breves y concretos y enviarlos a pequesemillitas@gmail.com y deben poner en el asunto “Pedido de oración”, ya que los correos que llegan sin asunto (o con el asunto en blanco) son eliminados sin abrirlos. No se reciben pedidos de oración a través de Facebook ni por otro medio que no sea el correo antes señalado.
Los Pedidos de Oración se publican de lunes a sábados. Los domingos se publican los agradecimientos por las gracias concedidas.


El rincón de los lectores


Desde hace años hemos tenido esta sección llamada “El rincón de los lectores” destinada a dar cabida a los mensajes, opiniones y comentarios de las personas que leen Pequeñas Semillitas, que han podido expresarse libre y respetuosamente. Ahora, con nuestra presencia en Facebook, la posibilidad de manifestarse es mucho más abierta, directa y permanente.
Igual vamos a mantener esta sección para los que deseen expresarse por esta vía. Para que tu mensaje se publique debes dirigirlo por mail a pequesemillitas@gmail.com con el título "El rincón de los lectores" y deberá ser muy breve y no contener conceptos agraviantes para nada ni para nadie.
Los mensajes serán moderados por el propietario de esta página y se publicarán a medida que el tiempo y el espacio en la misma lo permitan (una o dos veces por semana), y no se admitirán réplicas o respuestas públicas a mensajes anteriores de otros lectores.

# Adán Peralta - 9 de Mayo de 2013 - Honduras
Desde Honduras, América Central. Les estoy muy agradecido por los mensajes. Que día a día recibo. Los que reenvío a muchos amigos y me dan fortaleza para continuar en estos momentos difíciles que vivimos. Dios nos Bendiga. Muchas gracias.


 “Intimidad Divina”

La esperanza de María

María “sobresale entre los humildes y pobres del Señor, que de él esperan y reciben la salvación… Con ella, excelsa Hija de Sión, tras larga espera de la promesa, se cumple la plenitud de los tiempos y se inaugura la nueva Economía” (LG 55). Con estas palabras presenta el Concilio a María en quien se compendian todas las esperanzas de Israel; todos los anhelos y los suspiros de los profetas vuelven a resonar en su corazón alcanzando una intensidad hasta entonces desconocida que apresura su cumplimiento. Nadie esperó la salvación tanto como ella, y en ella precisamente comienzan a cumplirse las diversas promesas. En el Magnificat –canto que brotó del corazón de María al encontrarse con su prima Isabel– nos encontramos con una expresión que revela de manera particular la actitud interior de la Virgen: “Ensalza mi alma al Señor… porque él ha fijado su mirada en la humildad de su sierva” (Lc 1, 46, 48). Eran estas palabras, en el acto que María las pronunciaba, la declaración de las “grandes cosas” que Dios había obrado en ella; pero, consideradas en el cuadro de su vida, nos manifiestan el constante movimiento de su corazón que, desde el conocimiento perfecto de su nada, sabía arrojarse en brazos de Dios con la más intensa esperanza en su socorro. María coloca sólo en Dios toda su confianza y Dios, que “rechaza vacíos a los ricos y llena de bienes a los necesitados” (Lc 1, 53), ha saciado su hambre, ha escuchado sus esperanzas, no sólo llenándola de sus dones, sino entregándosele de la manera más perfecta y cumpliendo en ella las esperanzas de su pueblo.

La esperanza de María fue verdaderamente total aun en los momentos más difíciles y oscuros de su vida. Cuando José, habiendo notado en ella las señales de su maternidad cuyo origen ignoraba, pensaba en “abandonarla secretamente” (Mt 1, 19), María intuyó el estado de ánimo de su purísimo esposo, intuyó las dudas que podrían cruzar en su mente y el peligro en que ella estaba de ser abandonada, y, sin embargo, llena de esperanza en el socorro divino, no quiso en modo alguno descubrirle lo que le había revelado el ángel, sino que se abandonó completamente en las manos de Dios… Calla sin tratar de justificarse frente a José; calla porque está llena de esperanza en Dios y está plenamente segura de su ayuda. El silencio y la esperanza le permiten apoyarse totalmente en Dios, y así, fuerte, con la fortaleza del mismo Dios, permanece serena y tranquila en una situación por extremo difícil y delicada.

Por lo demás, toda su vida fue un continuo ejercicio de esperanza heroica. Cuando en los treinta años transcurridos en Nazaret, Jesús aparecía niño, muchacho, hombre como todos los demás y ninguna señal exterior indicaba que habría de ser el Salvador del mundo, María no cesó de creer y de esperar en el cumplimiento de las divinas promesas. Cuando comenzaron las persecuciones contra el Hijo, cuanto fue apresado, procesado, crucificado y todo parecía ya terminado, la esperanza de María permaneció intacta, aún más, se agigantó dándole la fuerza de seguir firme “junto a la cruz de Jesús” (Jn 19, 25). ¡Qué pobre es nuestra esperanza frente a la esperanza de María! No sabiendo estar totalmente seguros de la ayuda divina, nos acucia la necesidad de recurrir a tantos pequeños expedientes personales para procurarnos alguna seguridad, algún apoyo humano; pero, como todo lo que es humano e incierto, permanecemos siempre agitados e inquietos. La Virgen con su silencio y con su esperanza nos señala el único camino de la verdadera seguridad, de la serenidad y de la paz interior aun en medio de las situaciones más difíciles: el camino de la total confianza en Dios: “En ti, oh Señor, he esperado, no seré confundido para siempre” (Te Deum).

¡Oh dulcísima María, suma esperanza mía después de Dios!, habla en mi favor a tu amado Hijo, dile por mí una palabra eficaz, defiende ante él mi causa; consígueme, en su misericordia, lo que anhelo, porque en ti espero, oh única esperanza mía después de Cristo. Muéstrame Madre benigna: que yo sea recibida por el Señor en el sagrado refugio de su amor, en la escuela del Espíritu Santo, porque tú puedes obtenérmelo como ningún otro de tu amado Hijo. ¡Oh Madre fiel!, protege a tu hija, para que se convierta en fruto de amor siempre vivo, crezca en toda santidad, persevere regada por la gracia celestial. (Santa Gertrudis)

P. Gabriel de Sta. M. Magdalena O.C.D. 
Jardinero de Dios
-el más pequeñito de todos-
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