PEQUEÑAS SEMILLITAS
Año 8 - Número 2027 ~
Miércoles 8 de Mayo de 2013
- AÑO DE LA FE -
Desde la ciudad de Córdoba
(Argentina)
Alabado sea
Jesucristo…
Hoy celebramos la Fiesta de la Virgen de Luján, Patrona
de la República Argentina. Y es una ocasión propicia para rezar por la Patria,
para pedir a María de Luján que Ella sea nuestro amparo e interceda ante Dios
por el presente y el futuro de nuestro país. Por su pacificación, por la
libertad, por la justicia y por el futuro de todos quienes habitamos este
bendito suelo y vemos con preocupación el cúmulo de males que nos aquejan.
Por eso, con toda la fe que nos transmite el Papa
Francisco y nuestra fuerte convicción de cristianos, hoy repetimos cada
párrafo, cada palabra, cada letra de la Oración por la Patria, poniéndonos en
manos de Jesucristo, el Señor de la Historia, para que Él nos libre de todo el
mal y nos diga: ¡Argentina, canta y camina!
La Palabra de Dios:
Evangelio de hoy
En aquel tiempo, Jesús habló así a sus discípulos: «Mucho
tengo todavía que deciros, pero ahora no podéis con ello. Cuando venga Él, el
Espíritu de la verdad, os guiará hasta la verdad completa; pues no hablará por
su cuenta, sino que hablará lo que oiga, y os anunciará lo que ha de venir. Él
me dará gloria, porque recibirá de lo mío y os lo anunciará a vosotros. Todo lo
que tiene el Padre es mío. Por eso he dicho: Recibirá de lo mío y os lo
anunciará a vosotros».
(Jn 16,12-15)
Comentario
Hoy, Señor, una vez más, nos quieres abrir los ojos para
que nos demos cuenta de que con demasiada frecuencia hacemos las cosas al
revés. «El Espíritu de la verdad, os guiará hasta la verdad completa» (Jn
16,13), aquello que el Padre ha dado a conocer al Hijo.
¡Es curioso!: más que dejarnos guiar por el Espíritu
(¡qué gran desconocido en nuestras vidas!), lo que hacemos es, bien pasar de
Él, bien “imponerle” las cosas una vez ya hemos tomado nuestras decisiones. Y
lo que hoy se nos dice es más bien lo contrario: dejar que Él nos guíe.
Pienso, Señor, en voz alta... Vuelvo a leer el Evangelio
de hoy y me vienen a la cabeza los chicos y chicas que recibirán la
Confirmación este año. Veo los que me rodean y estoy tentado a pensar: —¡Qué verdes
están! ¡A éstos, tu Espíritu no les va ni por delante ni por detrás; y más bien
se dejan guiar por todo y por nada!
A quienes se nos considera adultos en la fe, haznos
instrumentos eficaces de tu Espíritu para llegar a ser “contagiadores” de tu
verdad; para intentar “guiar-acompañar”, ayudar a abrir los corazones y los
oídos de quienes nos rodean.
«Mucho tengo todavía que deciros» (Jn 16,12). —¡No te
retengas, Señor, en dirigirnos tu voz para revelarnos nuestras propias
identidades! Que tu Espíritu de Verdad nos lleve a reconocer todo aquello de
falso que pueda haber en nuestras vidas y nos haga valientes para enmendarlo.
Que ponga luz en nuestros corazones para que reconozcamos, también, aquello que
de auténtico hay dentro de nosotros y que ya participa de tu Verdad. Que
reconociéndolo sepamos agradecerlo y vivirlo con alegría.
Espíritu de Verdad, abre nuestros corazones y nuestras
vidas al Evangelio de Cristo: que sea ésta la luz que ilumine nuestra vida
cotidiana. Espíritu Defensor, haznos fuertes para vivir la verdad de Cristo,
dando testimonio a todos.
Rev. D. Santi COLLELL i Aguirre (La Garriga, Barcelona,
España)
Santoral Católico:
Nuestra Señora de Luján
Advocación Mariana - Patrona
de Argentina
A 60 kilómetros al oeste de Buenos Aires se halla la
villa de Luján. En 1630 no había en aquel paraje ningún rastro de población y
sólo era frecuentado por las caravanas de carretas y las rescuas de mulas
tucumanas que bajaban o subían del puerto de Buenos Aires.
Sucedió que un portugués dueño de una estancia, a
cuarenta leguas de la ciudad, trató de erigir en ella una modesta capilla
dedicada a la Inmaculada Concepción de la Virgen. Para esto le pidió a un amigo
de Brasil que le envíe una imagen pequeña de la Virgen en aquel misterio. Su
amigo le envió dos imágenes en bulto: una que representaba a María en su
Inmaculada Concepción y que hoy se venera en el santuario de Luján y otra que
tenía en sus brazos al Niño Jesús y ahora es venerada en Sumampa.
Partió entonces de Buenos Aires el encargado de conducir
las imágenes. En la tarde del tercer día se detuvo la caravana para pasar la
noche y al día siguiente el conductor de las imágenes preparó los bueyes para
proseguir el viaje pero éstos no se movían. Vinieron en su ayuda troperos y
peones pero no tuvieron suerte. Finalmente juzgaron que era necesario aliviar
el peso de la carreta. Descargaron las imágenes y en ese momento los bueyes
pudieron moverse con facilidad. Queriendo cerciorarse si el obstáculo provenía
de las imágenes las pusieron nuevamente en la carreta y no se pudo mover.
Entonces viendo que las imágenes se querían quedar en aquel lugar decidieron
que una de ellas permaneciera en la Cañada y la entregaron al dueño de esas
tierras. La fama del prodigio corrió hasta Buenos Aires y no faltaron quienes
emprendieron un viaje a Luján para contemplar la imagen.
En 1887 la imagen fue coronada canónicamente por el Papa
León XIII.
Fuente: Catholic.net
Más información sobre
Nuestra Señora de Luján:
Nuestra Señora de Luján:
¡Buenos días!
Pedir libertad interior
Quien vive
abandonado en el Señor crece en una relación verdaderamente filial con Dios, su
Padre; está disponible a todo lo que se presente, su corazón se vuelve simple y
libre, tiene facilidad para vivir con humildad de corazón los misterios de la
vida, se libera de toda ansiedad por el porvenir incierto: “Será lo que el
Padre quiera”, dice con total sumisión.
“Mira, Señor, ese dolor inútil que a veces se
apodera de mí. Sufro por el amor que no me dan, por las desilusiones, porque a
veces no me comprenden, porque no pude lograr cosas que mi corazón deseaba.
Toca esas necesidades y deseos insatisfechos con tu amor, Dios mío, y enséñame
a gozar serenamente de tu divina ternura, del fuego de tu amor que nunca me
falta. Regálame, Señor, la libertad interior, no dejes que me haga esclavo de
mis sensaciones y sentimientos que me enferman y me abruman. Y enséñame a
reconocer tu amor en las cosas simples de cada día. Porque siempre tengo el pan
de tu ternura. Amén.” P. Víctor Fernández.
La confianza en
el Señor que es abandono en su voluntad, te dejará sereno y tranquilo en las
tempestades de la vida, porque te has fiado de Dios que es poderoso, bondadoso
y fiel a su Palabra. Él asegura por boca del salmista: “Dichoso el hombre que
ha puesto su confianza en el Señor, porque no quedará defraudado”. ¿Qué te
parece? Vale la pena.
Padre Natalio
Palabras del Beato Juan Pablo
II
“Te encomiendo y te consagro, Virgen de Luján, la patria
argentina, pacificada y reconciliada, las esperanzas y anhelos de este pueblo,
la Iglesia con sus Pastores y sus fieles, las familias para que crezcan en
santidad, los jóvenes para que encuentren la plenitud de su vocación, humana y
cristiana, en una sociedad que cultive sin desfallecimiento los valores del
espíritu. Te encomiendo a todos los que sufren, a los pobres, a los enfermos, a
los marginados; a los que la violencia separó para siempre de nuestra compañía,
pero permanecen presentes ante el Señor de la historia y son hijos tuyos,
Virgen de Luján, Madre de la Vida. Haz que Argentina entera sea fiel al
Evangelio, y abra de par en par su corazón a Cristo, el Redentor del hombre, la
Esperanza de la humanidad”
Beato Juan Pablo II
Abril de 1987 en Argentina
Tema del día:
La Virgen custodia nuestra
salud
El Papa Francisco en la basílica de Santa María la
Mayor de Roma ante la imagen de la Virgen Protectora del Pueblo Romano (Salus
Populi Romani), el sábado 4 de mayo de 2013:
Esta tarde estamos aquí ante María. Hemos rezado bajo su
guía maternal para que nos conduzca a estar cada vez más unidos a su Hijo
Jesús, le hemos traído nuestras alegrías y nuestros sufrimientos, nuestras
esperanzas y nuestras dificultades, la hemos invocado con la bella advocación
de "Salus Populi Romani",
pidiendo para todos nosotros, para Roma y para el mundo que nos done la salud.
Sí, porque María nos da la salud, es nuestra salud.
Jesucristo, con su Pasión, Muerte y Resurrección, nos
trae la salvación, nos dona la gracia y la alegría de ser hijos de Dios, de
llamarlo en verdad con el nombre de Padre. María es madre y una madre se
preocupa sobre todo por la salud de sus hijos, sabe cuidarla siempre con amor
grande y tierno. La Virgen custodia nuestra salud. ¿Qué quiere decir esto?
Pienso sobre todo en tres aspectos: nos ayuda a crecer, a afrontar la vida, a
ser libres.
Los cuidados de la
Virgen nos ayudan a crecer
Una mamá ayuda a los hijos a crecer y quiere que crezcan
bien, por ello los educa a no ceder a la pereza - que también se deriva de un
cierto bienestar - a no conformarse con una vida cómoda que se contenta sólo
con tener algunas cosas. La mamá cuida a los hijos para que crezcan más y más,
crezcan fuertes, capaces de asumir responsabilidades, de asumir compromisos en
la vida, de tender hacia grandes ideales. El Evangelio de san Lucas dice que,
en la familia de Nazaret, Jesús " iba creciendo y se fortalecía, lleno de
sabiduría, y la gracia de Dios estaba con él " (Lc 2, 40). La Virgen hace
precisamente esto con nosotros, nos ayuda a crecer humanamente y en la fe, a
ser fuertes y a no ceder a la tentación de ser hombres y cristianos de una
manera superficial, sino a vivir con responsabilidad, a tender cada vez más
hacia lo alto.
Los cuidados de la
Virgen nos ayudan a afrontar la vida
Una mamá además piensa en la salud de sus hijos,
educándolos también a afrontar las dificultades de la vida. No se educa, no se
cuida la salud evitando los problemas, como si la vida fuera una autopista sin
obstáculos. La mamá ayuda a los hijos a mirar con realismo los problemas de la
vida y a no perderse en ellos, sino a afrontarlos con valentía, a no ser
débiles, y saberlos superar, en un sano equilibrio que una madre
"siente" entre las áreas de seguridad y las zonas de riesgo. Y esto
una madre sabe hacerlo. Lleva al hijo no siempre sobre el camino seguro, porque
de esta manera no puede crecer. Pero tampoco solamente sobre el riesgo, porque
es peligroso. Una madre sabe equilibrar estas cosas. Una vida sin retos no
existe y un chico o una chica que no sepa afrontarlos poniéndose en juego ¡no
tiene columna vertebral! Recordemos la parábola del buen samaritano: Jesús no
propone la conducta del sacerdote y del levita, que evitan socorrer al hombre
que había caído en manos de ladrones, sino el samaritano que ve la situación de
ese hombre y la afronta de una manera concreta. María ha vivido muchos momentos
no fáciles en su vida, desde el nacimiento de Jesús, cuando para ellos "no
había lugar para ellos en el albergue" (Lc 2, 7), hasta el Calvario (cfr.
Jn 19, 25). Y como una buena madre está cerca de nosotros, para que nunca
perdamos el valor ante las adversidades de la vida, ante nuestra debilidad,
ante nuestros pecados: nos da fuerza, nos muestra el camino de su Hijo. Jesús
en la cruz le dice a María, indicando a Juan: "¡Mujer, aquí tienes a tu
hijo!" y a Juan: "Aquí tienes a tu madre"(cfr. Jn 19, 26-27). En
este discípulo todos estamos representados: el Señor nos confía en las manos
llenas de amor y de ternura de la Madre, para que sintamos que nos sostiene al
afrontar y vencer las dificultades de nuestro camino humano y cristiano. No
tener miedo de las dificultades. Afrontarlas con la ayuda de la madre
Los cuidados de la
Virgen nos ayudan a ser libres
Un último aspecto: una buena mamá no sólo acompaña a los
niños en el crecimiento, sin evitar los problemas, los desafíos de la vida, una
buena mamá ayuda también a tomar las decisiones definitivas con libertad. Esto
no es fácil. Pero una madre sabe hacerlo, en este momento en que reina la
filosofía de lo provisorio. Pero, ¿qué significa libertad? Por cierto, no es
hacer todo lo que uno quiere, dejarse dominar por las pasiones, pasar de una experiencia
a otra sin discernimiento, seguir las modas del momento; libertad no significa,
por así decirlo, tirar por la ventana todo lo que no nos gusta. La libertad se
nos dona ¡para que sepamos optar por las cosas buenas en la vida! María como
buena madre nos educa a ser, como Ella, capaces de tomar decisiones
definitivas, con aquella libertad plena con la que respondió "sí" al
plan de Dios para su vida (cfr. Lc 1, 38).
Queridos hermanos y hermanas, ¡qué difícil es, en nuestro
tiempo, tomar decisiones definitivas! Nos seduce lo provisorio. Somos víctimas
de una tendencia que nos empuja a lo efímero... ¡como si deseáramos permanecer
adolescentes para toda la vida! ¡No tengamos miedo de los compromisos
definitivos, de los compromisos que involucran y abarcan toda la vida! ¡De esta
manera, nuestra vida será fecunda! Y ¡esto es libertad! Tener el coraje de
tomar decisiones con grandeza.
Toda la existencia de María es un himno a la vida, un
himno de amor a la vida: ha generado a Jesús en la carne y ha acompañado el
nacimiento de la Iglesia en el Calvario y en el Cenáculo. La Salus Populi
Romani es la mamá que nos dona la salud en el crecimiento, para afrontar y
superar los problemas, en hacernos libres para las opciones definitivas; la
mamá que nos enseña a ser fecundos, a estar abiertos a la vida y a ser cada vez
más fecundos en el bien, en la alegría, en la esperanza, a no perder jamás la
esperanza, a donar vida a los demás, vida física y espiritual.
Es lo que te pedimos esta tarde, Oh María, Salus Populi
Romani, para el pueblo de Roma, para todos nosotros: dónanos la salud que sólo
tú puedes donarnos, para ser siempre signos e instrumentos de vida.
Autor: Papa Francisco
Fuente: vatican.va
Mayo, mes de María
Flor del 8 de mayo:
Virgen
prudentísima
Meditación:
“Se turbó, preguntándose qué podría ser éste saludo” (Lucas 1,29). Prudentísima
porque turbada calló, porque obedeció, porque creyó y supo entregarse como
esclava de Dios. ¡Qué modelo para nuestra locuacidad, nuestra poca fe y nuestro
orgullo! “Las vírgenes prudentes llenaron sus lámparas de aceite” (Mateo 25,4).
María la llenó con fe. “Feliz porque haz creído”. La llenó con amor. “Mi Amado
es mío y yo soy suya” (Cantar de los cantares 2,16). La llenó de esperanza.
“Guardaba todas las Palabras de Jesús en su Corazón” (Lucas 2,51).
Oración: ¡Oh
Virgen de Luján que señalas el camino de nuestro peregrinar!. Haz que la
prudencia de tu Corazón la cultivemos también hoy, para que nuestras lámparas
se aviven con una ardiente llama de fe, el pabilo de la esperanza y el aceite
del Amor, como verdaderos templos de Dios. Amén.
Decena del Santo
Rosario (Padrenuestro, diez Avemarías y Gloria).
Florecilla para
este día: Reflexionar sobre si cumplo lo que Dios quiere de mi, si hago Su
Voluntad, o la mía.
Fuente: reinadelcielo.org
Nuevo video y artículo
Hay un nuevo video relacionado con
Nuestra Señora de Luján subido a este blog.
Para verlo tienes que ir al final de la página.
Hay nuevo material publicado en el blog
"Juan Pablo
II inolvidable"
Puedes acceder en la dirección:
Pedidos de oración
Pedimos oración por la Santa Iglesia Católica; por el Papa Francisco, por el Papa
Emérito Benedicto, por los obispos, sacerdotes, diáconos, seminaristas,
catequistas y todos los que componemos el cuerpo místico de Cristo; por la
unión de los cristianos para que seamos uno, así como Dios Padre y nuestro
Señor Jesucristo son Uno junto con el Espíritu Santo; por las misiones, por la
Paz en el mundo, por nuestros hermanos sufrientes por diversos motivos
especialmente por las enfermedades, el hambre y la pobreza; por los presos
políticos y la falta de libertad en muchos países del mundo, por la unión de
las familias, la fidelidad de los matrimonios y por más inclinación de los
jóvenes hacia este sacramento; por el aumento de las vocaciones sacerdotales y
religiosas, y por las Benditas Almas del Purgatorio.
Pedimos oración por José Q. L., de 68 años de edad, que
vive en Rosario, Argentina, y que ha sido diagnosticado con cáncer de próstata,
pidiéndole a Dios que ilumine a los médicos que van a atenderlo y se haga en él
Su santa voluntad.
Pedimos oración por Clarita, de Guatemala, con anemia severa, le han hecho una transfusión de sangre y otros exámenes. Que Jesús Misericordioso permita que encuentren la solución a su enfermedad.
Pedimos oración por Clarita, de Guatemala, con anemia severa, le han hecho una transfusión de sangre y otros exámenes. Que Jesús Misericordioso permita que encuentren la solución a su enfermedad.
Tú quisiste, Señor, que tu Hijo unigénito soportara
nuestras debilidades,
para poner de manifiesto el valor de la enfermedad y la
paciencia;
escucha ahora las plegarias que te dirigimos por
nuestros hermanos enfermos
y concede a cuantos se hallan sometidos al dolor, la
aflicción o la enfermedad,
la gracia de sentirse elegidos entre aquellos que tu
hijo ha llamado dichosos,
y de saberse unidos a la pasión de Cristo para la
redención del mundo.
Te lo pedimos por Cristo nuestro Señor.
Amén
Nota de Redacción:
Para dar curso a los Pedidos de Oración es imprescindible
dar los siguientes datos: nombres completos de la persona (habitualmente no
publicamos apellidos), ciudad y país donde vive, y explicar el motivo de la
solicitud de oración. Por favor: en los pedidos ser breves y concretos y
enviarlos a pequesemillitas@gmail.com
y deben poner en el asunto “Pedido de oración”, ya que los correos que llegan
sin asunto (o con el asunto en blanco) son eliminados sin abrirlos. No se
reciben pedidos de oración a través de Facebook ni por otro medio que no sea el
correo antes señalado.
Los Pedidos de Oración se publican de lunes a sábados.
Los domingos se publican los agradecimientos por las gracias concedidas.
Oración por la Patria
Jesucristo, Señor de la historia, te necesitamos. Nos
sentimos heridos y agobiados. Precisamos tu alivio y fortaleza. Queremos ser
nación, una nación cuya identidad sea la pasión por la verdad y el compromiso
por el bien común. Danos la valentía de la libertad de los hijos de Dios para
amar a todos sin excluir a nadie, privilegiando a los pobres y perdonando a los
que nos ofenden, aborreciendo el odio y construyendo la paz. Concédenos la
sabiduría del diálogo y la alegría de la esperanza que no defrauda. Tú nos
convocas. Aquí estamos, Señor, cercanos a María, que desde Luján nos dice:
¡Argentina! ¡Canta y camina! Jesucristo, Señor de la historia, te necesitamos.
“Intimidad Divina”
La humildad de
María
“No es difícil –dice San Bernardo– ser humildes en el
silencio de una vida oscura, pro es raro y verdaderamente hermoso conservarse
tales en medio de los honores”. María Santísima fue ciertamente la mujer más
honrada por el Señor, la más elevada sobre las criaturas, y sin embargo, ninguna
se ha rebajado y humillado tanto como ella. Se diría que parece existir una
porfía entre Dios y María: cuanto más la ensalza Dios más se oculta María en su
humildad. El ángel la saluda “llena eres de gracia” y María “se turba” (Lc 1,
28-29). Explica San Alfonso: “Se turbó porque, siendo tan humilde, aborrecía
toda alabanza propia y deseaba que sólo Dios fuese alabado”. El ángel le revela
la sublime misión que le ha confiado el Altísimo y María se declara “esclava
del Señor” (Lc 1, 38). Su mirada no se detiene ofuscada en el honor inmenso que
redundará en su persona por haber sido escogida entre todas las mujeres para
ser Madre del Hijo de Dios; sino que contempla extasiada el misterio infinito
de un Dios que quiere encarnarse en el seno de una pobre criatura. Si Dios
quiere descender a tal profundidad como es hacerse hijo suyo, ¿hasta dónde
tendrá que descender y abajarse su pobre esclava? Este debe ser el efecto que
deben producir en nosotros las gracias y los favores divinos: hacernos siempre
más humildes, siempre más conscientes de nuestra nada.
“Si te es imposible imitar el candor y la belleza de
María –dice San Bernardo– imita al menos su humildad. Una virtud verdaderamente
gloriosa es la virginidad, pero no es necesaria como la humildad; la primera
nos fue propuesta bajo la forma de una invitación: “quien pueda entender que
entienda”; la segunda nos fue impuesta como un precepto absoluto: “Si no os
hiciereis como niños no entraréis en el reino de los cielos”; la virginidad
será premiada, pero la humildad nos es exigida; sin la virginidad podemos
salvarnos, pero sin la humildad es imposible la salvación. Sin la humildad, la
misma virginidad de María habría desagradado a Dios. Agradó al Señor María por
su virginidad; pero llegó ser Madre por su humildad. Las cualidades y la dotes
más hermosas, hasta la penitencia, la pobreza, la virginidad, el apostolado, la
misma vida consagrada a Dios, incluso el sacerdocio, son estériles e infecundas
si no están acompañadas por una humildad sincera, más aún, sin la humildad
pueden ser un peligro para el alma que las posee.
Cuanto más encumbrado sea el puesto que ocupamos en la
viña del Señor, cuanto más elevada es la vida de perfección que profesamos,
cuanto más importante es la misión que Dios nos ha confiado, más necesidad
tenemos de vivir fuertemente radicados en la humildad. Así como la maternidad
de María –al decir de San Bernardo– fue el fruto de su humildad, del mismo modo
la fecundidad de nuestra vida interior, de nuestro apostolado, dependerá y
estará en proporción con la humildad. En efecto, sólo Dios puede realizar en
nosotros y por medio de nosotros obras maravillosas, pero no las hará si no nos
ve sincera y profundamente humildes. Sólo la humildad es el terreno fértil y
apto para que fructifiquen los dones del Señor; por otra parte siempre será la
humildad quien haga descender sobre nosotros la gracia y los favores de Dios.
“No hay nada –dice Santa Teresa– que así le haga rendir como la humildad; ésta
le trajo del cielo en las entrañas de la Virgen” (Camino 16, 2).
¡Oh María!, quien
te mira queda confortado en todos sus dolores, tribulaciones y penas, y sale
vencedor de toda tentación. Quien no sabe lo que es Dios, recurra a ti, ¡oh
María! Quien no halla misericordia en Dios, recurra a ti, ¡oh María! Quien no
tiene conformidad de voluntad, recurra a ti, ¡oh María! Quien se siente
desfallecer, recurra a ti que eres toda fortaleza y poder. Quien se halla
envuelto en continua lucha, recurra a ti que eres mar pacífico… Quien se ve
tentado… recurra a ti, que eres madre de humildad, y no hay cosa que tan lejos
arroje al demonio como la humildad. Acuda a ti, acuda a ti, ¡oh María! (Santa
María Magdalena de Pazzis)
P. Gabriel de Sta. M. Magdalena O.C.D.
Jardinero de Dios
-el más pequeñito de todos-
.
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