lunes, 6 de mayo de 2013

Pequeñas Semillitas 2025


PEQUEÑAS SEMILLITAS

Año 8 - Número 2025 ~ Lunes 6 de Mayo de 2013
- AÑO DE LA FE -
Desde la ciudad de Córdoba (Argentina)


Alabado sea Jesucristo…
¿Tiene paz el mundo? ¿Tiene paz nuestra sociedad? ¿Tiene paz nuestro corazón? Vivimos en medio de tensiones y violencias; de conflictos y guerras. La paz es un artículo que escasea, y son muchas las alteraciones del alma: estrés, miedos, neurosis, depresiones, desesperanza…
No existe una manteca “cristiana” ni un auto “cristiano”, pero sí una paz cristiana. Lo enseñó Jesús: …les doy mi paz, pero no como la da el mundo.
¿Dónde está la paz del mundo? El “mundo” no puede “pacificar” nuestro corazón. La paz que Cristo promete y está ligada a su presencia en nuestro espíritu porque ¡él es la paz! ¿Quieres paz? Acércate a Jesucristo. Lee el Evangelio, habla con Jesús, confía en sus palabras, esfuérzate por cumplirlas. Si me amaran… ¡Este es el secreto!: sentir el amor que Jesús nos tiene y esforzarnos por corresponderlo.
Señor, necesito tu paz. Dame tu paz, Señor, esa paz que brota solo de tu amor.
El Domingo

La Palabra de Dios:
Evangelio de hoy

En aquel tiempo, Jesús habló así a sus discípulos: «Cuando venga el Paráclito, que yo os enviaré de junto al Padre, el Espíritu de la verdad, que procede del Padre, Él dará testimonio de mí. Pero también vosotros daréis testimonio, porque estáis conmigo desde el principio. Os he dicho esto para que no os escandalicéis. Os expulsarán de las sinagogas. E incluso llegará la hora en que todo el que os mate piense que da culto a Dios. Y esto lo harán porque no han conocido ni al Padre ni a mí. Os he dicho esto para que, cuando llegue la hora, os acordéis de que ya os lo había dicho».
(Jn 15,26—16,4)

Comentario
Hoy, el texto evangélico contiene el aviso de Jesús de las dificultades que encontrará todo aquel que sea su discípulo: «Incluso llegará la hora en que todo el que os mate piense que da culto a Dios» (Jn 16,2). Humanamente es normal que el miedo pueda abrazarnos, pero también es cierto que nos conforta el saber que no estamos solos, sino que contamos con el Paráclito, el Espíritu de la Verdad, que es quien dará testimonio (cf. Jn 15,26).
Hay que tener presente que el Espíritu vive en cada bautizado, puesto que somos por adopción "hijos de Dios" y "Templo vivo del Espíritu": ¡cuánta verdad!, y muchas veces lo olvidamos o ya no lo creemos, porque no hemos conocido ni al Padre ni al Hijo (cf. Jn 16,3). Vivimos una crisis de valores y de fe, pensamos que el cambio está fuera y que tendría que ser sólo obra de Dios, algo mágico. Pero el Evangelio nos recuerda que el cambio opera en nosotros y por nosotros en la acción del Espíritu Santo. El “Paráclito” no viene a solucionar nuestros problemas, sino que nos enseña a analizarlos y a saber descubrir qué es lo que verdaderamente tenemos que trabajar en nosotros para poder sostener y avivar el testimonio de una vida en Cristo.
Benedicto XVI, en la Misa de apertura del Año de la Fe, nos recordó que, «hoy —más que nunca— evangelizar quiere decir dar testimonio de una vida nueva, trasformada por Dios», donde el Evangelio y la fe firme en la Iglesia constituyen lo esencial.
Hay que dejarse tocar por Espíritu de Dios para que ante tanto dolor, sufrimiento e impotencia de un mundo tan materialista —y aún cuando parezca que Dios no está presente o es inalcanzable— no tengamos miedo, sino que aprendamos a pedir la ayuda del Paráclito: «¡Ven Espíritu Santo y transforma a tu Iglesia según tu voluntad!».
Pbro. D. Luis A. GALA Rodríguez (Campeche, México)


Santoral Católico:
Santo Domingo Savio
Adolescente


Detallada biografía: clic acá

Fuente: Catholic.net


¡Buenos días!

Alegría sin fin

La Biblia ha sido llamada con razón el libro de las promesas. En efecto, casi no hay página en la que no encontremos que Dios alienta a sus fieles por el camino de la virtud con la esperanza de un premio eterno. San Pablo afirma: “Nuestras tribulaciones son nada en comparación con la futura gloria que se revelará en nosotros”. El salmo 16 te ofrece una visión de alegría y gozo.

- Me saciarás de gozo en tu presencia, Señor.
- Me saciarás de gozo en tu presencia, Señor.
- De alegría perpetua a tu derecha.
- En tu presencia, Señor.
- Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
- Me saciarás de gozo en tu presencia, Señor.

El túnel más largo y oscuro se hace un camino llevadero, cuando sabes que al final te aguarda una salida hacia la luz. Las arenas ardientes del desierto se tornan un camino alentador, cuando peregrinas sobre ellas con la esperanza segura de alcanzar el oasis reparador. Que la vivencia diaria de la esperanza te mantenga firme en la lucha.

Padre Natalio


La frase de hoy

“Quítame el pan, si quieres,
quítame el aire, pero no me quites tu risa…
Niégame el pan, el aire, la luz, la primavera,
pero tu risa nunca, porque moriría”

Pablo Neruda 


Tema del día
El mejor homenaje a María:
amar a Dios y al prójimo

Amadísimos hijos, deseamos unir nuestra voz a ese himno filial que el pueblo mexicano eleva hoy a la Madre de Dios. La devoción a la Virgen Santísima de Guadalupe debe ser para todos vosotros una constante y particular exigencia de auténtica renovación cristiana. La corona que ella espera de todos vosotros no es tanto una corona material, sino una preciosa corona espiritual, formada por un profundo amor a Cristo y por un sincero amor a todos los hombres: los dos mandamientos que resumen el mensaje evangélico. La misma Virgen Santísima, con su ejemplo, nos guía en estos dos caminos.

En primer lugar, nos pide que hagamos de Cristo el centro y la cumbre de toda nuestra vida cristiana. Ella misma se oculta, con suprema humildad, para que la figura de su Hijo aparezca a los hombres con todo su incomparable fulgor. Por eso, la misma devoción mariana alcanza su plenitud y su expresión más exacta cuando es un camino hacia el Señor y dirige todo el amor hacia él, como ella supo hacerlo, al entrelazar en un mismo impulso la ternura de madre y la piedad de creatura.

Pero además, y precisamente porque amaba tan entrañablemente a Cristo, nuestra Madre cumplió cabalmente ese segundo mandamiento que debe ser la norma de todas las relaciones humanas: el amor al prójimo. ¡Qué bella y delicada intervención de María en las bodas de Caná, cuando mueve a su Hijo a realizar el primer milagro de convertir el agua en vino, sólo para ayudar a aquellos jóvenes esposos! Es todo un signo del constante amor de la Virgen Santísima por la humanidad necesitada y debe ser un ejemplo para todos los que quieren considerarse verdaderamente hijos suyos.

Un cristiano no puede menos que demostrar su solidaridad para solucionar la situación de aquellos a quienes aún no ha llegado el pan de la cultura o la oportunidad de un trabajo honorable y justamente remunerado; no puede quedar insensible mientras las nuevas generaciones no encuentren el cauce para hacer realidad sus legítimas aspiraciones, y mientras una parte de la humanidad siga estando marginada a las ventajas de la civilización y del progreso. Por ese motivo, en esta fiesta tan señalada os exhortamos de corazón a dar a vuestra vida cristiana un marcado sentido social -como pide el Concilio-, que os haga estar siempre en primera línea en todos los esfuerzos para el progreso y en todas las iniciativas para mejorar la situación de los que sufren necesidad. Ved en cada hombre un hermano, y en cada hermano, a Cristo, de manera que el amor a Dios y el amor al prójimo se unan en un mismo amor, vivo y operante, que es lo único que puede redimir las miserias del mundo, renovándolo en su raíz más honda: el corazón del hombre.

El que tiene mucho que sea consciente de su obligación de servir y de contribuir con generosidad para el bien de todos. El que tiene poco o no tiene nada que, mediante la ayuda de una sociedad justa, se esfuerce en superarse y en elevarse a sí mismo y aun en cooperar al progreso de los que sufren su misma situación. Y, todos, sentid el deber de uniros fraternalmente para ayudar a forjar ese mundo nuevo que anhela la humanidad.

Esto es lo que hoy os pide la Virgen de Guadalupe, ésta la fidelidad al Evangelio, de la que ella supo ser el ejemplo eminente.

Sobre vosotros, muy queridos hijos, imploramos confiado la maternal benevolencia de la Madre de Dios y Madre de la Iglesia, para que siga protegiendo a vuestra nación y la dirija e impulse cada vez más por los caminos del progreso, del amor fraterno y de la pacífica convivencia.

Siervo de Dios Pablo VI
Mensaje al pueblo mexicano del 18-10-1970
Fuente: Recursos Católicos


Mayo, mes de María
Flor del 6 de mayo: 
Madre Inmaculada

Meditación: “Alégrate, la llena de Gracia, el Señor está contigo” (Lucas 1,28). Gracia plena, es María; siempre estuvo llena de Gracia, por lo que no tiene mancha de pecado. Nunca se halló privada de la Gracia sobrenatural y santificante de Dios, pues Ella sería el Vaso Puro que llevaría al mismo Dios. Así se presentó en Lourdes como la Inmaculada Concepción, título que por Dogma la misma Iglesia le había reconocido.

Oración: ¡Oh María, Gracia plena! Permítenos que nos alegremos con vos ya que el Señor te eligió y nos regaló tu Corazón, para que pongamos en Él el nuestro como ofrenda al Dios Eterno. Amén.

Decena del Santo Rosario (Padrenuestro, diez Avemarías y Gloria).

Florecilla para este día: Cómo debo guardar la pureza de pensamientos y de obras.

Fuente: reinadelcielo.org


Pedidos de oración

Pedimos oración por la Santa Iglesia Católica; por el Papa Francisco, por el Papa Emérito Benedicto, por los obispos, sacerdotes, diáconos, seminaristas, catequistas y todos los que componemos el cuerpo místico de Cristo; por la unión de los cristianos para que seamos uno, así como Dios Padre y nuestro Señor Jesucristo son Uno junto con el Espíritu Santo; por las misiones, por la Paz en el mundo, por nuestros hermanos sufrientes por diversos motivos especialmente por las enfermedades, el hambre y la pobreza; por los presos políticos y la falta de libertad en muchos países del mundo, por la unión de las familias, la fidelidad de los matrimonios y por más inclinación de los jóvenes hacia este sacramento; por el aumento de las vocaciones sacerdotales y religiosas, y por las Benditas Almas del Purgatorio.

Pedimos oración por Trini, que es la esposa de nuestro lector y amigo Carlos C., de Bogotá, Colombia, la cual se encuentra convaleciente de una crisis asmática, para que por la intercesión de Nuestra Señora de la Esperanza se recupere pronto y evite esas crisis terribles que la incapacitan y agotan su salud. También pedimos por sus hijos Carlos y María Paula, para que el Señor les ilumine en sus estudios en la Universidad y los cuide y proteja de todo mal y peligro.

Pedimos oración por la salud de Agapito M., de Lima, Perú, internado en terapia intensiva. Y también le pedimos al Señor que le otorgue fuerzas a su hijo Luis, muy afectado por esta situación.

Pedimos oración por Mario V. S., de México D.F. que está atravesando graves problemas. También pedimos por la familia V. S.; por la familia de Carlos A. Ch. para que el Buen Jesús les ayude a solucionar sus problemas. 

Pedimos oración por Tony C., de República Dominicana, a quien le han diagnosticado insuficiencia renal crónica. Que Jesús le dé fuerzas para afrontar esta enfermedad larga y compleja.

Pedimos oración por Jan D., 57 años de edad, de Canadá, para que el Señor atienda generosamente sus necesidades físicas, materiales y espirituales.

Tú quisiste, Señor, que tu Hijo unigénito soportara nuestras debilidades,
para poner de manifiesto el valor de la enfermedad y la paciencia;
escucha ahora las plegarias que te dirigimos por nuestros hermanos enfermos
y concede a cuantos se hallan sometidos al dolor, la aflicción o la enfermedad,
la gracia de sentirse elegidos entre aquellos que tu hijo ha llamado dichosos,
y de saberse unidos a la pasión de Cristo para la redención del mundo.
Te lo pedimos por Cristo nuestro Señor.
Amén

Nota de Redacción:
Para dar curso a los Pedidos de Oración es imprescindible dar los siguientes datos: nombres completos de la persona (habitualmente no publicamos apellidos), ciudad y país donde vive, y explicar el motivo de la solicitud de oración. Por favor: en los pedidos ser breves y concretos y enviarlos a pequesemillitas@gmail.com y deben poner en el asunto “Pedido de oración”, ya que los correos que llegan sin asunto (o con el asunto en blanco) son eliminados sin abrirlos. No se reciben pedidos de oración a través de Facebook ni por otro medio que no sea el correo antes señalado.
Los Pedidos de Oración se publican de lunes a sábados. Los domingos se publican los agradecimientos por las gracias concedidas.


“Intimidad Divina”

Madre nuestra

Al dar su consentimiento para ser madre del Hijo de Dios, María se unió en un consorcio estrechísimo no sólo a la persona, sino también a la obra de Jesús. Sabía que el Salvador venía a este mundo para redimir al género humano; aceptando, pues, ser su madre, aceptaba también ser la más íntima colaboradora de su misión. “Con razón, pues, los Santos Padres estiman a María no como un mero instrumento pasivo, sino como cooperadora a la salvación humana por la libre fe y obediencia” (LG 56). Y de hecho María, dándonos a Jesús, que es la fuente de la gracia, colaboró activa y directamente a la difusión de la gracia en nuestras almas. María, “quien dio a la luz la Vida misma que renueva todas las cosas… es –afirma el Concilio– nuestra Madre en el orden de la gracia (LG 56. 61)... La Virgen es verdaderamente nuestra Madre; con Jesús nos ha engendrado a la vida de la gracia. Podemos por eso saludarla con toda verdad: “Dios te salve, Reina, Madre de misericordia; vida, dulzura y esperanza nuestra, Dios te salve”

“La unión de la Madre con el Hijo en la obra de la salvación se manifiesta desde el momento de la concepción virginal de Cristo hasta su muerte” (LG 57); desde el momento mismo en que María fue constituida Madre del Salvador, comenzó su obra maternal para con los hombres. Pero lo mismo que la obra redentora de Jesús, comenzada en la Encarnación, se consumó en el Calvario, donde nos mereció con su muerte la gracia, así la maternidad de María en orden a nosotros, había de cumplirse y consumarse al pie de la Cruz. Mientras Jesús muere entre los más crueles tormentos, su amorosísimo Corazón nos preparaba el regalo más precioso que podía hacernos. La cosa más querida que Jesús poseía sobre esta tierra era su Madre; pues fue, precisamente su dulce Madre lo que Jesús nos dejó como herencia preciosísima: “He aquí a tu Madre” (Jn 19, 27) al entregar su Madre al apóstol Juan, que en aquel momento representaba a la humanidad entera.

Las palabras de Jesús eran la expresión solemne de aquella realidad inmensa que se había iniciado en el primer instante de su Encarnación en el seno de la Virgen y que ahora se cumplía y se completaba allí, bajo la Cruz; la maternidad espiritual de María sobre todos los hombres. Fue en aquel preciso instante cuando la Virgen, juntamente con Jesús, salvaba nuestras almas al ofrecer por ellas la Víctima divina, que era suya, porque era su Hijo. Con aquella oblación María nos consiguió la vida de la gracia; María es por lo tanto verdaderamente la mujer que nos da la vida en el orden sobrenatural: es nuestra Madre. La Virgen “es verdaderamente madre de los miembros de Cristo por haber cooperado con su amor a que naciesen en la Iglesia los fieles que son miembros de aquella cabeza… Por eso… la Iglesia católica, enseñada por el Espíritu Santo, la honra con filial afecto de piedad como Madre amantísima” (LG 53). A este precio, entregando a su Hijo, la Virgen ha llegado a ser Madre nuestra y nosotros hijos suyos.

¡Oh María… Mater mea…, Madre mía!, por mí ofreciste tu virginidad, por mí la defendiste, por mí acogiste el mensaje del ángel, por mí hiciste la oferta en el templo, por mí aceptaste la profecía de Simeón, por mí fuiste desechada en Belén, prófuga en Egipto, pobre y fatigada en Nazaret, por mí buscaste en Jerusalén y apareciste silenciosa en el templo, por mí invocaste en Caná y estuviste llena de ansia en Cafarnaún, por mí quedaste sola en la gran ausencia, por mí fue desgarrado tu corazón en los tribunales, por mí desolada y fuerte en el Calvario, por mí hiciste oración con los Doce y te llenaste de gozo con la venida del Espíritu, por mí reinas triunfante en el cielo… Todo esto has hecho por mí y has querido por mí, me amaste, me engendraste, me acogiste en tus brazos maternos antes que yo fuese, a imagen de la Providencia divina… ¡Oh Madre amabilísima! (G. Canovai)

P. Gabriel de Sta. M. Magdalena O.C.D. 
Jardinero de Dios
-el más pequeñito de todos-
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