sábado, 29 de septiembre de 2012

Pequeñas Semillitas 1827


PEQUEÑAS SEMILLITAS

Año 7 - Número 1827 ~ Sábado 29 de Setiembre de 2012
Desde la ciudad de Córdoba (Argentina)
Mes de la Biblia
   

Alabado sea Jesucristo…
Conversar con Dios es escuchar los grillos cuando cantan las auroras, es saber que el otro es tan tú como tú mismo, es abrir las puertas dejando entrar las brisas, es soñar despierto con el edén perdido y reencontrarlo luego en el corazón vencido.
Conversar con Dios es servicio fiel,  darle de comer a la viuda y al mendigo y poner la frente ante el odio altivo, es ser feliz con todos y también contigo.
Es amar al prójimo; ya no porque te lo hayan pedido, sino porque sabes bien que amar es recibir abrigo. Es amar aún a tu peor enemigo porque sabes bien que es tu espejo vivo.
Conversar con Dios es sentir la brisa suave mientas vamos al arrullo de la luna abrazando los luceros y estrellas.
Conversar con Dios es un sonreír continuo al hermano ajado, al hermano herido, al hermano triste y aun al desabrido porque sabes bien que andará contigo incluso ante la ausencia de su amor de amigo.


La Palabra de Dios:
Evangelio de hoy


En aquel tiempo, vio Jesús que se acercaba Natanael y dijo de él: «Ahí tenéis a un israelita de verdad, en quien no hay engaño». Le dice Natanael: «¿De qué me conoces?». Le respondió Jesús: «Antes de que Felipe te llamara, cuando estabas debajo de la higuera, te vi». Le respondió Natanael: «Rabbí, tú eres el Hijo de Dios, tú eres el Rey de Israel». Jesús le contestó: «¿Por haberte dicho que te vi debajo de la higuera, crees? Has de ver cosas mayores». Y le añadió: «En verdad, en verdad os digo: veréis el cielo abierto y a los ángeles de Dios subir y bajar sobre el Hijo del hombre».
(Jn 1,47-51)

Comentario
Hoy, en la fiesta de los Santos Arcángeles, Jesús manifiesta a sus Apóstoles y a todos la presencia de sus ángeles y la relación que con Él tienen. Los ángeles están en la gloria celestial, donde alaban perennemente al Hijo del hombre, que es el Hijo de Dios. Lo rodean y están a su servicio.
«Subir y bajar» nos recuerda el episodio del sueño del Patriarca Jacob, quien dormido sobre una piedra durante su viaje a la tierra de origen de su familia (Mesopotamia), ve a los ángeles que “bajan y suben” por una misteriosa escalera que une el cielo y la tierra, mientras Dios mismo está de pié junto a él y le comunica su mensaje. Notemos la relación entre la comunicación divina y la presencia activa de los ángeles.
Así, Gabriel, Miguel y Rafael aparecen en la Biblia como presentes en las vicisitudes terrenas y llevando a los hombres —como nos dice san Gregorio el Grande— las comunicaciones, mediante su presencia y sus mismas acciones, que cambian decisivamente nuestras vidas. Se llaman, precisamente, “arcángeles”, es decir, príncipes de los ángeles, porque son enviados para las más grandes misiones.
Gabriel fue enviado para anunciar a María Santísima la concepción virginal del Hijo de Dios, que es el principio de nuestra redención (cf. Lc 1). Miguel lucha contra los ángeles rebeldes y los expulsa del cielo (cf. Ap 12). Nos anuncia, así, el misterio de la justicia divina, que también se ejerció en sus ángeles cuando se rebelaron, y nos da la seguridad de su victoria y la nuestra sobre el mal. Rafael acompaña a Tobías “junior”, lo defiende y lo aconseja y cura finalmente al padre Tobit (cf. Tob). Por esta vía, nos anuncia la presencia de los ángeles junto a cada uno de nosotros: el ángel que llamamos de la Guarda.
Aprendamos de esta celebración de los arcángeles que “suben y bajan” sobre el Hijo del hombre, que sirven a Dios, pero le sirven en beneficio nuestro. Dan gloria a la Trinidad Santísima, y lo hacen también sirviéndonos a nosotros. Y, en consecuencia, veamos qué devoción les debemos y cuánta gratitud al Padre que los envía para nuestro bien.
Cardenal Jorge MEJÍA Archivista y Bibliotecario de la S.R.I. (Città del Vaticano, Vaticano)


Santoral Católico:
Santos Arcángeles 
Miguel, Gabriel y Rafael


Fiesta de los santos arcángeles Miguel, Gabriel y Rafael. En el día de la dedicación de la basílica bajo el título de San Miguel, en la vía Salaria, a seis miliarios de Roma, se celebran juntamente los tres arcángeles, de quienes la Sagrada Escritura revela misiones singulares y que, sirviendo a Dios día y noche, y contemplando su rostro, a él glorifican sin cesar. Son los nombres con que se presentan en la Sagrada Escritura estos tres príncipes de la corte celestial.

Información ampliada haciendo clic acá.

Fuente: Catholic.net


La frase de hoy

“La soberbia es una discapacidad
que suele afectar a los pobres infelices,
que se encuentran de golpe
con una miserable cuota de poder”

 
Gral. San Martín


Cuentos de Mamerto Menapace:
El terito


Venía no sólo de una geografía diferente. Venía también de un ritmo diferente. Tal vez por eso nosotros notábamos en ella ese hambre de entrar en contacto con todo lo cercano. Le encantaba andar a caballo, subirse a los árboles, cortar flores, traer agua con un balde desde el molino, prender el fogón con astillas de algarrobo, juntar capullos de algodón de la misma planta y con la mano.

Diría que parecía querer liberarse de su obligación pueblera de comunicarse sólo a través de las palabras o de las ideas. Tenía como hambre de un diálogo más total y realizado con todo su ser. Diría que se asombraba de poder escuchar con los ojos y de conversar con las manos, viviendo de cerquita lo que había imaginado de lejos.

Pero tenía un caudal de palabras. Sobre todo cuando entrábamos en la noche. Parecía como que le molestara el silencio. Me parecía como que se protegía de la noche hablando. No sentía el sueño como amigo. Necesitaba acostarse tarde y se levantaba tarde.

Por la mañana cumplía con todo un ritual que nosotros no acostumbrábamos. Parecía como que necesitara hacer la mañana a través de sus dientes, su cara, su cabello. Ocupada de sí misma en su equiparse para el día, no tenía tiempo ni oportunidad de contemplar y oír toda la liturgia que los animales, la madrugada y los pájaros oficiaban al inicio del día. Ocupada en el construir y organizar, parecía incapacitada para percibir, recibir y admirar. Ocupada en organizarse, se perdía los gallos, los benteveos, la despedida de las estrellas que se iban del cielo y la de las ovejas que se iban del corral.

Con todo, reconozco que tenía un alma muy sensible. Se encariñó con el terito de nuestro jardín. Tal vez lo que le gustaba era un jardín con un terito adentro. Un jardín con vida. Un jardincito con capacidad de alerta; que fuera capaz de anunciar con su grito alegre la presencia del que llega.

Por eso empezó a soñar con tener también ella, allá en la ciudad, un jardincito suyo, con un terito dentro.

Y como era imaginativa y emprendedora, comenzó desde entonces a reunir todo lo necesario para equipar su jardincito, copiándose del nuestro.

Del monte se trajo unas pencas y algunos cardos de hojas coloradas. Mamá le dio algunos gajos de malvón y un par de estacas de rosa. Llevó semillas de enredadera. Hasta recuerdo que se llevó una pequeña lata para hundirla en el suelo y llenarla de agua para que bebiera el terito de su jardín.

Y se volvió a la ciudad bien equipada y llena de proyectos. Como era emprendedora y decidida, gastó allí horas y horas organizando su pequeño jardín, soñando con el terito. Distribuyó sus rosas, las pencas y malvones; y hasta hizo almácigos. Recordaba que al terito le gustaba picotear los almácigos en busca de bichitos. Y pronto tuvo todo listo y preparado.

Pero fue entonces cuando se dio cuenta de que a su jardincito le faltaba algo. Le faltaba el terito. .y que todo su esfuerzo por organizarlo no había logrado generar el terito.

Y entonces empezó a desanimarse. Y con ello a descuidar su jardín. No lograba comprender cómo, a pesar de tanto esfuerzo y dedicación, el resultado era prácticamente nulo. Diría que estaba cansada por el esfuerzo y desilusionada por el resultado.

Y en ese estado regresó al año siguiente. Y me pareció descubrir que hasta miraba con algo de bronca al terito de nuestro jardín paseándose entre pencas, rosas y malvones mucho menos cuidados que los suyos.

Fue la tarde la despedida. Cuando ya todo estaba listo y el sulki por salir. Digo que fue justo en ese momento, el menos oportuno para un recibimiento, cuando a mi amiguita le trajeron un terito. Chiquito y tibio; puro gritito y pulmón. Cogote largo y patitas que parecían no querer sostenerlo, porque se apoyaba con todo su cuerpo en el hueco de la mano como si fuera un terrón del potrero.

Mi amiguita se encontró de repente con el terito entre las manos y sin saber qué hacer. No tenía nada preparado para acogerlo, ni dónde colocarlos. ¡Si le hubieran avisado antes!

Pero nadie iba a suponer que justo el terito aparecería en esas precisas circunstancias. Porque para los niños, encontrar un tero es siempre un acontecimiento sorpresivo. Aunque todos sepan que el campo está poblado de teros.

La cuestión fue que mi sorprendida amiga se encontró de repente al comienzo de un largo viaje, y con un terito tibio en el hueco de la mano. Y entonces fue lógica: obró por intuición. Una pequeña intuición para el momento. Tomó una caja de zapatos, lo puso al terito dentro, y con el dedo le hizo a la tapa cinco o seis agujeritos para que el terito no se ahogara.

Estructura provisoria, pero absolutamente indispensable para llevarse vivo al terito. Pequeña exigencia del terito, pequeño y tibio: puro pulmón y gritito.

Allá en su casa ya no tenía nada preparado para recibirlo. Ponerlo en el jardín y exponerlo a los gatos de la ciudad no era posible con un tero tan chiquito e indefenso. Por eso tuvo que vaciar un cajón de manzanas y armarle un refugio en su misma pieza. Sobre todo cuando caía la noche. Porque cuando entraban en la noche, ella tenía que traer su terito a la intimidad para protegerlo.

Y así el terito fue creciendo, y generando en su crecer sucesivas exigencias correspondidas por sucesivas intuiciones que iban pidiendo soluciones provisorias para "el mientras tanto".

Pero lo que entusiasmaba a mi amiguita, lo que hacía que los esfuerzos valieran la pena, era que ahora tenía un terito vivo que iba creciendo. Y en su crecer le iba sugiriendo la manera de organizar el jardincito para compartirlo juntos.

Resultó un jardín muy distinto al nuestro. Vivían en otro clima y estaban obligados a otro ritmo.

De un monasterio no te lleves la forma de rezar. Lleváte las ganas de rezar. Y pedíle profundamente a Dios que te de su Espíritu de oración.

Descubriendo el mensaje:

Reflexiona un momento la frase del final: " De un monasterio no te lleves la forma de rezar. Llévate las ganas de rezar. "¿Qué nos quiere decir Mamerto Menapace con esta frase? ¿Te cuesta orar… hablar con Dios? ¿Qué sucedió cuando a la protagonista le regalaron el pequeño tero? ¿Qué debió cambiar de lo que tenía pesnado, preparado, armado…? ¿Qué pasa con nuestro estilo, formas, maneras de rezar cuando irrumpe en nuestro caminar el Dios del Vida? ¿Por qué es más importante imitar y aprender de los otros "las ganas de rezar" que la forma de rezar? ¿Qué aprendes del cuento para tu vida? ¿Cómo puedes aplicar el mensaje del cuento?

Vivimos una época en la cual es difícil encontrar tiempos para uno mismo… para pensar… para hacer silencio… ¿de qué manera podemos ir creando y renovando estilos de oración que sigan los pasos de Jesús? ¿Como laicos… en la vida de todos los días…cómo encontrar formas de orar que nos lleven al encuentro con Dios? Anímate a compartir tus búsquedas con tus compañeros de caminada.


Pensamientos sanadores


Aprendiendo de los errores ajenos

El equivocarse es propio de la naturaleza humana, en cambio, el no aprender de las equivocaciones no es de naturaleza humana, y ni siquiera animal, pues aun los animales aprenden ciertas cosas.
Sin embargo, mientras sea posible, más vale aprender de los errores de otros que cometerlos uno mismo.
Esta perspectiva nos brinda más paciencia y una mayor comprensión con los traspiés de los demás, ya que, si ellos cometieron tal o cual error, quién es uno para no cometerlo.
Como lo recuerda san Pablo: “Por eso, el que se cree muy seguro, ¡cuídese de no caer!” (1 Cor 10, 12).
Y si no caemos en esa falta en las que otros han caído, ¿no será que es más mérito de Dios, que nos da su gracia, que fruto del propio esfuerzo?

Al necio le parece que su camino es recto, pero el sabio escucha un consejo. Proverbio 12, 15


Oración a San Miguel Arcángel


San Miguel Arcángel
defiéndenos en la batalla.
Sé nuestro amparo contra la perversidad
y acechanzas del demonio.
Reprímale Dios, pedimos suplicantes,
y tú, Príncipe de la Milicia Celestial
arroja en el infierno con tu divino poder
a satanás y demás espíritus malignos
que andan dispersos por el mundo
para perdición de las almas.
Amén


Pedidos de oración


Pedimos oración por la Paz del Mundo; por la Santa Iglesia Católica; por el Papa, los sacerdotes y todos los que componemos el cuerpo místico de Cristo; por la unión de los cristianos para que seamos uno, así como Dios Padre y nuestro Señor Jesucristo son Uno junto con el Espíritu Santo; por las misiones, por nuestros hermanos sufrientes por diversos motivos especialmente por las enfermedades, el hambre y la pobreza; por los presos políticos y la falta de libertad en muchos países del mundo, por la unión de las familias y la fidelidad de los matrimonios; por el aumento de las vocaciones sacerdotales y religiosas, y por las Benditas Almas del Purgatorio.

Pedimos oración por Sofía, niña de 4 años de edad, originaria de Villa Ocampo, Santa Fe, Argentina, internada en Buenos Aires por leucemia. La vamos a poner en las manos amorosas de Jesús y por la intercesión del Santo Padre Pío rogamos por su curación.

Pedimos oración por Emilio, que vive en Villa Ballester, Buenos Aires, Argentina, hombre mayor, profundamente bueno, tío en el cariño del autor de esta página, que se encuentra cursando una maculopatía progresiva que lo está dejando casi sin visión, situación que lo tiene muy mal tanto a él como a María Rosa, su esposa (mi tía del corazón). Hagamos una oración llena de fe por ambos, con la certeza que en el cielo seremos escuchados.

Pedimos oración por Héctor Osvaldo M., de Buenos Aires, Argentina, que en una resonancia magnética le ha salido una formación quística en la base del cerebelo, sin que todavía esté totalmente aclarado el diagnóstico. Invocamos a la Santísima Virgen para que lo proteja y pida por su salud a Jesús Misericordioso.

Tú quisiste, Señor, que tu Hijo unigénito soportara nuestras debilidades,
para poner de manifiesto el valor de la enfermedad y la paciencia;
escucha ahora las plegarias que te dirigimos por nuestros hermanos enfermos
y concede a cuantos se hallan sometidos al dolor, la aflicción o la enfermedad,
la gracia de sentirse elegidos entre aquellos que tu hijo ha llamado dichosos,
y de saberse unidos a la pasión de Cristo para la redención del mundo.
Te lo pedimos por Cristo nuestro Señor.
Amén

Nota de Redacción:
Para dar curso a los Pedidos de Oración es imprescindible dar los siguientes datos: nombres completos de la persona (habitualmente no publicamos apellidos), ciudad y país donde vive, y explicar el motivo de la solicitud de oración. Por favor: en los pedidos ser breves y concretos y enviarlos a pequesemillitas@gmail.com y deben poner en el asunto “Pedido de oración”, ya que los correos que llegan sin asunto (o con el asunto en blanco) son eliminados sin abrirlos. No se reciben pedidos de oración a través de Facebook ni por otro medio que no sea el correo antes señalado.


"Pequeñas Semillitas" por e-mail


Si lo deseas puedes recibir todos los días "Pequeñas Semillitas" por correo, más el agregado de un powerpoint. Las suscripciones son gratuitas y se realizan únicamente por invitación. Hay que solicitarlas a Melissa, la moderadora del Grupo a: picaflor05@gmail.com  o a: picaflor.cl@gmail.com  
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Felipe de Urca


"Intimidad Divina"

Espíritu de amor y sabiduría

El don primero y más excelente que el Espíritu Santo hace al hombre es la caridad. El cristiano, dice San Pablo, no debe abatirse en las tribulaciones de la vida ni perder la esperanza, porque puede contar sin falta con el amor de Dios: “el amor de Dios se ha derramado en nuestros corazones por el Espíritu Santo que nos ha sido dado” (Rm 5, 5). Este amor es la fuente de todos los bienes: de la justificación a la santidad, de la caridad fraterna a la comunión íntima con Dios, de la vida terrena transcurrida en gracia y amistad divina a la vida eterna establecida en un amor indefectible y en una contemplación beatificante. Nadie más que el Espíritu Santo, que es Amor sustancial, puede dar al hombre la convicción profunda de que es amado por Dios y al mismo tiempo moverlo a corresponder a ese amor. El amor es la esencia del ser y de la santidad de Dios, y es la esencia de la vida y de la santidad del cristiano.

El Espíritu Santo, Espíritu de amor, ilumina e inflama a un tiempo la mente y el corazón, el entendimiento y la voluntad. Así infunde en el cristiano un conocimiento más íntimo y gustoso de Dios y de sus misterios. Es lo que hace el don de la sabiduría, que no se basa en estudio, sino que se funda en el amor y mediante la riqueza del amor hace conocer y experimentar a Dios. Como una madre no conoce a su hijo por razonamiento sino por intuición derivada de su amor materno, así el cristiano mediante la caridad llega a un conocimiento intuitivo de Dios que saca del amor su luz y fuerza de penetración.

El misterio del amor infinito de Cristo, como todos los demás misterios, no puede ser profundizado sin un influjo especial del Espíritu Santo, sin ser “fortalecidos” por él y “arraigados y cimentados en el amor”. De este modo el don de sabiduría enriquece inmensamente la vida de oración: el orante se sumerge en Dios y en sus misterios, los experimenta y los gusta no sólo mediante la luz de la fe, sino mediante el amor. El influjo de la sabiduría no se detiene, con todo, aquí, sino ciñe la vida entera del cristiano enseñándole a ver todas las cosas en Dios. Es un saberlo y juzgarlo todo según Dios: no según criterios humanos, sino según criterios divinos.

Paréceme a mí que el Espíritu Santo debe ser medianero entre el alma y Dios y el que la mueve con tan ardientes deseos que la hace encender en fuego soberano, que tan cerca está. ¡Oh, Señor, qué son aquí las misericordias que usáis con el alma! Seáis bendito y alabado por siempre, que ten buen amador sois. ¡Oh Dios mío y criador mío! ¿Es posible que haya nadie que no os ame? ¡Oh, triste d mi, y cómo soy yo la que mucho tiempo no os amé! Cosa maravillosa y de mirar mucho de que el Señor entiende que un alma es toda suya, sin otro interés ni otras cosas que la muevan por sola ella, sino por quien es su Dios y por el amor que tiene, cómo nunca cesa de comunicarse con ella, de tantas maneras y modos como alguien es la misma Sabiduría… ¿Pues qué podremos ya desear más de eso?... ¡Oh, válgame Dios, y qué nonada son nuestros deseos para llegar a vuestras grandezas, Señor! ¡Qué bajos quedaríamos, si conforme a nuestro pedir fuese vuestro dar! (Santa Teresa de Jesús, Conceptos de amor de Dios)

P. Gabriel de Sta. M. Magdalena O.C.D.
Jardinero de Dios
-el más pequeñito de todos-
.

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