PEQUEÑAS SEMILLITAS
Año 7 - Número 1813 ~ Lunes
10 de Setiembre de 2012
Desde la ciudad de Córdoba
(Argentina)
Mes de la Biblia
Alabado sea
Jesucristo…
“No pretendamos que las cosas cambien, si siempre hacemos
lo mismo. La crisis, es la mejor bendición que puede sucederle a personas y
países, porque la crisis trae progresos. La creatividad nace de la angustia,
como el día nace de la noche oscura. Es en la crisis que nace la inventiva, los
descubrimientos y las grandes estrategias. Quien supera la crisis se supera a
sí mismo sin quedar superado. Quien atribuye a la crisis sus fracasos y
penurias, violenta su propio talento y respeta más a los problemas que a las
soluciones. La verdadera crisis, es la crisis de la incompetencia.
El inconveniente de las personas y los países es la
pereza para encontrar las salidas y soluciones. Sin crisis no hay desafíos, sin
desafíos la vida es una rutina, una lenta agonía. Sin crisis no hay méritos. Es
en la crisis donde aflora lo mejor de cada uno, porque sin crisis todo viento
es caricia. Hablar de crisis es promoverla, y callar en la crisis es exaltar el
conformismo. En vez de esto, trabajemos duro. Acabemos de una vez con la única
crisis amenazadora, que es la tragedia de no querer luchar por superarla.”
Albert Einstein
La Palabra de Dios:
Evangelio de hoy
Sucedió que entró Jesús otro sábado en la sinagoga y se
puso a enseñar. Había allí un hombre que tenía la mano derecha seca. Estaban al
acecho los escribas y fariseos por si curaba en sábado, para encontrar de qué
acusarle. Pero Él, conociendo sus pensamientos, dijo al hombre que tenía la
mano seca: «Levántate y ponte ahí en medio». Él, levantándose, se puso allí.
Entonces Jesús les dijo: «Yo os pregunto si en sábado es lícito hacer el bien
en vez de hacer el mal, salvar una vida en vez de destruirla». Y mirando a
todos ellos, le dijo: «Extiende tu mano». Él lo hizo, y quedó restablecida su
mano. Ellos se ofuscaron, y deliberaban entre sí qué harían a Jesús.
(Lc 6,6-11)
Comentario
Hoy, Jesús nos da ejemplo de libertad. Tantísimo hablamos
de ella en nuestros días. Pero, a diferencia de lo que hoy se pregona y hasta
se vive como “libertad”, la de Jesús, es una libertad totalmente asociada y
adherida a la acción del Padre. Él mismo dirá: «Os aseguro que el Hijo del
hombre no puede hacer nada por sí mismo sino solamente lo que ve hacer al
Padre; lo que hace el Padre, lo hace el Hijo» (Jn 5,19). Y el Padre sólo obra,
sólo actúa por amor.
El amor no se impone, pero hace actuar, moviliza
devolviendo con amplitud la vida. Aquel mandato de Jesús: «Levántate y ponte
ahí en medio» (Lc 6,8) tiene la fuerza recreadora del que ama, y por la palabra
obra. Más aún, el otro: «Extiende tu mano» (Lc 6,10), que termina logrando el
milagro, restablece definitivamente la fuerza y la vida a lo que estaba débil y
muerto. “Salvar” es arrancar de la muerte, y es la misma palabra que se traduce
por “sanar”. Jesús sanando salva lo que de muerto había en ese pobre hombre
enfermo, y eso es un claro signo del amor de Dios Padre para con sus criaturas.
Así, en la nueva creación en donde el Hijo no hace otra cosa más que lo que ve
hacer al Padre, la nueva ley que imperará será la del amor que se pone por
obra, y no la de un descanso que “inactiva”, incluso, para hacer el bien al
hermano necesitado.
Entonces, libertad y amor conjugados son la clave para
hoy. Libertad y amor conjugados a la manera de Jesús. Aquello de «ama y haz lo
que quieras» de san Agustín tiene hoy vigencia plena, para aprender a
configurarse totalmente con Cristo Salvador.
P. Julio César RAMOS González SDB (Mendoza, Argentina)
Santoral Católico:
San Nicolás de Tolentino
Presbítero
San Nicolás de Tolentino nació en Castel Sant´Angelo, el
actual Sant´Angelo in Pontano, en 1245, y murió en Tolentino el 10 de
septiembre de 1305.
Fray Pedro de Monte Rubiano, su biógrafo, nos cuenta que
su vida estuvo entretejida de singularísimas experiencias místicas y de hechos
prodigiosos, confirmados en el proceso de canonización, que se abrió a los
veinte años de su muerte y concluyó en 1446. En ese proceso fueron declarados
auténticos 301 milagros.
A San Nicolás de Tolentino lo invocan los que sufren
injusticias, o están en peligro de perder la vida o la libertad, y también se
lo invoca como protector de la maternidad y la infancia, de las almas del
purgatorio, de la buena muerte, y hasta contra los incendios y las epidemias.
Fue asceta, austero pero no excéntrico, riguroso consigo
mismo, pero dulce y atento con todos. En 1256 entró donde los agustinos y se
ordenó en 1269 en Cingoli; durante seis años peregrinó por varias ciudades y
después fijó su residencia en Tolentino en donde ejerció su apostolado sobre
todo en el confesionario. Su santificación personal maduró en la sombra,
haciendo fructificar los recursos espirituales que le brindaba la vida
religiosa: la obediencia incondicional, el absoluto desapego de los bienes
terrenales y la profunda modestia. Así se santificó, y al final de su vida pudo
exclamar: “Veo a mi Señor Jesucristo, a su Madre y a San Agustín que me dicen:
Muy bien, siervo bueno y fiel”.
Aunque no se notaba exteriormente la penitencia a la que
se sometía, sabemos por el testimonio de sus cohermanos que cuatro días a la
semana su alimento consistía en sólo pan y agua, y los otros tres días no
tocaba alimentos sustanciosos como carne, huevos, o fruta. No dormía sino tres
o cuatro horas y el resto lo dedicaba a la oración.
Después de largas horas que pasaba en el confesionario,
se dedicaba a visitar a los pobres, a los que les llevaba, con el permiso de
sus superiores, ayudas materiales en los casos más urgentes. Los prodigios que
hizo en vida y sobre todo después de la muerte tenían la finalidad de aliviar
las miserias humanas.
Cuarenta años después de su muerte, fue encontrado su
cuerpo incorrupto. En esa ocasión se le quitaron los brazos y de la herida
salió bastante sangre. De esos brazos, conservados en relicarios de plata desde
el siglo XV, ha salido periódicamente mucha sangre. Esto contribuyó a la
difusión de su culto en toda Europa y en América.
Fuente: Catholic.net
La frase de hoy
“En estos días pensé en mis amigos y amigas.
No estabas ni arriba ni abajo ni en medio.
No encabezabas ni concluías la lista.
No eras el número uno ni el número final.
Pero estabas ahí”
Jorge Luis Borges
Tema del día:
Quién tiene un amigo, tiene
un tesoro
Distraigo su atención sólo para compartir con ustedes
algo que viví hace poco.
Yo no sé por qué desde hace mucho tiempo escucho que el
mejor amigo del hombre es el perro. Yo tenía uno y la verdad es que nunca lo
percibí como a un amigo.
Cuando la vida arrecia fuerte, los problemas pesan mucho
y las lágrimas surgen en lo más íntimo del corazón, se apetece la compañía de
un amigo y se entiende mejor aquello que dice la Sagrada Escritura "quién
tiene un amigo, tiene un tesoro"
Recientemente tuve el gozo (y digo bien, gozo) de atender
espiritualmente a personas cuyas vidas no son un poema de amor, que conocen en
carne propia el sabor de la derrota y el aroma del fracaso en sus múltiples
variedades de dolor y desesperación.
Aquí lo fácil es juzgar y condenar, señalar con el dedo y
alegrarnos nosotros de no ser así, de haber tenido mejor suerte.
A un amigo se le reconoce cuando lo necesitamos, cuando
requerimos de un consejo, cuando nos hace falta que alguien nos escuche y
comprenda.
En esas personas, después de conocer sus vidas y las
heridas que laceraban sus almas, su fondo y la amargura de su dolor, vi de
pronto brillar una esperanza. Habían encontrado, sorpresivamente, al mejor
amigo.
Un amigo que es desde siempre y para siempre. Un amigo
que sabe transformar el juicio en perdón, el pecado en pureza, la culpabilidad
en inocencia, el sufrimiento en amor.
Uno de ellos me preguntó si el Cielo todavía era para
él... Coloqué una imagen de ese amigo con el rostro agonizante en la mesa,
comentamos juntos lo hizo por cada uno de nosotros y no fue necesaria otra
respuesta. Gran hallazgo, ese amigo también había creado el Cielo para ellos, y
diría más, pensando en ellos.
¡Cuánto nos hace falta descubrir el amor!
Esas personas que les comento, descubrieron que
precisamente, cuando sentimos que tocamos fondo en la vida, cuando ya no le encontramos
gusto a las cosas, es ahí precisamente, cuando en nuestra conciencia resuena la
voz del amigo que viene en nuestra ayuda.
Su voz es suave y si no queremos no la escuchamos porque
no usa violencia alguna, nunca sale en la radio ni en la televisión. Sólo gusta
hablarnos en lo íntimo de la conciencia.
El amigo que así habla no busca nunca su propio interés
sino el nuestro, sabe de dolores ya que Él los vivió primero que nosotros en
carne propia y le agrada curar nuestras heridas más profundas, aquellas que
tantas veces no nos atrevemos a reconocer.
Para mí fue un privilegio estar con ellos y poder
contemplar y ser testigo que Él está cuando otros ya no quieren saber nada y
nos ofrece sinceramente su amistad y su perdón. Y después dicen algunos por ahí
que es aburrido ser sacerdote...
A todos ellos les vi con el rostro distinto, más tarde,
terminada la Misa, con paz en el corazón y con una ilusión renovada en la vida.
¡Habían encontrado al amigo de sus almas!, "nadie
tiene amor mayor que el que da la vida por sus amigos"... nos enseñaba el
Señor.
Por cierto, que no se me olvide decirles dónde vive ese
amigo para que lo puedan encontrar (si así lo desean), vive en dos lugares a la
vez: en el Cielo y en el Sagrario de la Capilla, en realidad los dos son lo
mismo.
Desde allí, enseña a los que le visitan cómo cambiar en
el dolor en esperanza, el olvido en amor, la propia cruz de cada día en vida
eterna, porque precisamente es "el mejor amigo"
Que no nos engañen más con aquello de que el mejor amigo
del hombre es el...
Autor:
Jaime Bordons, L.C.
Fuente: Catholic.net
Pensamientos sanadores
Recuerdos sanadores
Si te sientes atrapado por frecuentes pensamientos que te
deprimen, te inquietan o alimentan el enojo, te aconsejo realizar el siguiente
ejercicio:
Tómate algunos minutos para ponerte cómodo y evoca un
recuerdo agradable de la infancia.
Puede ser un lugar donde viviste, los juegos y las
amistades de tu niñez, cuando visitabas la casa de algunos familiares, o cuando
tu abuela te recibía con unas ricas galletas preparadas por ella, unas
vacaciones de las que hayas disfrutado intensamente.
Deja que de un rincón de tu memoria, vuelvan a surgir los
colores, los aromas, las situaciones felices y las sensaciones que aún quedan
impregnadas en tu alma.
Deja que el niño interior que hay en ti aflore y
permítete a ti mismo que esos recuerdos sanen tu corazón y te liberen de tanta
tensión, mientras que das gracias y alabas al Señor.
Mientras yo era
niño, hablaba como un niño, sentía como un niño, razonaba como un niño, pues
cuando me hice hombre, dejé a un lado las cosas de niño… 1 Corintios 13, 11-12.
Pedidos de oración
Pedimos oración por la Paz del Mundo; por la Santa
Iglesia Católica; por el Papa, los sacerdotes y todos los que componemos el cuerpo
místico de Cristo; por la unión de los cristianos para que seamos uno, así como
Dios Padre y nuestro Señor Jesucristo son Uno junto con el Espíritu Santo; por
las misiones, por nuestros hermanos sufrientes por diversos motivos
especialmente por las enfermedades, el hambre y la pobreza; por la unión de las
familias y la fidelidad de los matrimonios; por el aumento de las vocaciones
sacerdotales y religiosas, y por las Benditas Almas del Purgatorio.
Pedimos oración por el alma de la niñita Blanca Vicuña Ardohain,
de Chile, que desde el sábado ya está con Dios... recemos por su eterno
descanso y porque María, conocedora del tremendo dolor que significa perder un
hijo, cubra con su manto a esta joven familia, les brinde consuelo y les de
fuerza para seguir luchando por sus otros hijitos.
Pedimos oración por la salud de Gustavo Alberto A., que
vive en Buenos Aires, Argentina, tiene problemas respiratorios severos por un
enfisema pulmonar y a pesar de la medicación no mejora. Lo encomendamos a la
Virgen de Luján, de la que es gran devoto, para que Ella lo ayude e interceda
ante Jesús por su pronta recuperación.
Pedimos oración por Marco T., querido amigo de Córdoba,
Argentina, hombre de profunda fe, que hoy será operado de cataratas, rogando a
la Santísima Virgen de Lourdes que lo acompañe y obtenga para él que Jesús
toque sus ojos para que se sanen.
Pedimos oración por Julieta S., de 15 años de edad, que
vive en Villa Ángela, Chaco, Argentina que ha sido operada hace unos días, para
que el Señor Misericordioso la sigua acompañando en el proceso de su
recuperación.
Pedimos oración por Karina S. C., que vive en Cañete,
Perú, y está cursando un embarazo con riesgo de perder el bebé. Que la
Santísima Virgen la proteja y su gestación pueda llegar a feliz término.
Tú quisiste, Señor, que tu Hijo unigénito soportara
nuestras debilidades,
para poner de manifiesto el valor de la enfermedad y la
paciencia;
escucha ahora las plegarias que te dirigimos por nuestros
hermanos enfermos
y concede a cuantos se hallan sometidos al dolor, la
aflicción o la enfermedad,
la gracia de sentirse elegidos entre aquellos que tu hijo
ha llamado dichosos,
y de saberse unidos a la pasión de Cristo para la
redención del mundo.
Te lo pedimos por Cristo nuestro Señor.
Amén
Nota de Redacción:
Para dar curso a los Pedidos de Oración es imprescindible
dar los siguientes datos: nombres completos de la persona (habitualmente no
publicamos apellidos), ciudad y país donde vive, y explicar el motivo de la
solicitud de oración. Por favor: en los pedidos ser breves y concretos y
enviarlos a pequesemillitas@gmail.com
y deben poner en el asunto “Pedido de oración”, ya que los correos que llegan
sin asunto (o con el asunto en blanco) son eliminados sin abrirlos. No se
reciben pedidos de oración a través de Facebook ni por otro medio que no sea el
correo antes señalado.
"Intimidad Divina"
Perseverantes hasta el fin
Otro aspecto de la fortaleza cristiana es la constancia
en el bien. Sin constancia es imposible llegar a la santidad y ni siquiera a la
salvación; pues no basta ser virtuosos, pacientes y generosos un día ni un año;
hay que serlo siempre, hasta el fin. Ese es el punto difícil, porque, como dice
Santo Tomás, “la aplicación prolongada a algo difícil –y la virtud lo es casi
siempre– presenta una dificultad especial” (Santo Tomás 2-2, 137, 1). Retraerse
del bien emprendido, del camino de la fe y del seguimiento de Cristo, quiere
decir poner en peligro la propia salvación. Quien retrocede se condena voluntariamente
a no tocar la meta. Es un débil, un cobarde, un desertor; mientras que el
cristiano debe ser fuerte, intrépido, perseverante.
El hombre, condicionado por el peso de la materia, sufre
las consecuencias de la mutabilidad de ésta. El cuerpo está sujeto al
cansancio, la sensibilidad a impresiones y turbaciones; todo ello es ocasión de
fluctuaciones continuas: lo que poco ha entusiasmaba, de súbito resulta
indiferente, tedioso y hasta insoportable. Nadie escapa a esta condición, pero
tampoco le faltan a nadie los medios para ser perseverante. Dios mismo ha
puesto remedio a la inestabilidad del hombre infundiéndole la virtud de la
constancia, que tiene por objeto particular la duración en el esfuerzo. El
cristiano espera poseer a Dios porque sufre por él y por eso no se abate, sino
que se gloría de sus padecimientos. Así la constancia es camino seguro para la
esperanza de la vida eterna, y la esperanza no falla porque Dios nos ama.
Anunciando a sus discípulos las persecuciones que
deberían soportar por amor suyo, concluyó: “el que persevere hasta el fin, ése
se salvará” (Mc 13, 13). Lucas reproduce el mismo pensamiento con una expresión
un tanto diferente, pero no menos significativa: “Con vuestra perseverancia
salvaréis vuestras almas” (Lc 21, 19). No hay duda; el que quiere ganar su alma
para la vida eterna, debe perseverar en el bien, sin asustarse por la dureza de
las pruebas. Dada su fragilidad y endeblez, la perseverancia del hombre no
puede ser sin tacha; con todo debe igualmente perseverar levantándose luego de
cualquier caída y reparándola comenzando de nuevo. Mientras no interviene Dios
con sus dones particulares para afianzarlo, la perseverancia del hombre
consiste precisamente en su continuo rehacerse, convertirse y mejorarse. Así
llevará buen fruto (Lc 8, 15) y su perseverancia será coronada con la gracia de
la perseverancia final.
Señor, ciertamente
me salvaré si perseverare hasta el fin, pero la perseverancia en cuanto a
merecer la salud, pertenece a la fortaleza; mas tú eres la fortaleza de mi
salud, tú me das la perseverancia para que llegue a la salud. ¡Señor, Señor,
fortaleza de mi salud!... Ved que ahora lucho; externamente combato contra los
falsos buenos, e internamente contra mis concupiscencias, porque veo una ley en
mis miembros que milita contra la ley de mi mente y me tiene cautivo en la ley
del pecado que se halla en mis miembros. ¡Miserable hombre yo!, ¿quién me
librará de este cuerpo de muerte? La gracia de Dios por Jesucristo, Señor
nuestro. Luego, esforzándome en esta batalla, dirijo la mirada a la gracia de
Dios, y en el ardor y sequedad que he comenzado a sentir invoco tu sombre
vivificante. (San Agustín)
P. Gabriel de Sta. M. Magdalena O.C.D.
Jardinero de Dios
-el más pequeñito de todos-
.
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