jueves, 13 de septiembre de 2012

Pequeñas Semillitas 1816


PEQUEÑAS SEMILLITAS

Año 7 - Número 1816 ~ Jueves 13 de Setiembre de 2012
Desde la ciudad de Córdoba (Argentina)
Mes de la Biblia
   

Alabado sea Jesucristo…
Si tú aflojas en la marcha los demás se detendrán; si te muestras débil, cederán; si tú te sientas, ellos dormirán; sin dudas, desesperarán; si criticas, demolerán.
Pero si, por el contrario, tú ofreces tu mano, ellos serán un fuego ardiente, y hasta darán la vida si tú amas, porque tú eres su hermano.
El amor te da la posibilidad de conocer al otro, de acogerlo en tu vida y de hacer nacer junto a él, algo nuevo.
El amor llena siempre la vida, si sabes tomarle el significado; lo construyes cada día con coraje, lealtad, responsabilidad.
El amor es grande, pero su necesidad es sin límite; por tanto, hay un lleno total de sufrimiento en cada corazón.
Señor… haz que yo pueda donar, aquello que los demás quisieran recibir con alegría.


La Palabra de Dios:
Evangelio de hoy


En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: «Yo os digo a los que me escucháis: Amad a vuestros enemigos, haced bien a los que os odien, bendecid a los que os maldigan, rogad por los que os difamen. Al que te hiera en una mejilla, preséntale también la otra; y al que te quite el manto, no le niegues la túnica. A todo el que te pida, da, y al que tome lo tuyo, no se lo reclames. Y lo que queráis que os hagan los hombres, hacédselo vosotros igualmente. Si amáis a los que os aman, ¿qué mérito tenéis? Pues también los pecadores aman a los que les aman. Si hacéis bien a los que os lo hacen a vosotros, ¿qué mérito tenéis? ¡También los pecadores hacen otro tanto! Si prestáis a aquellos de quienes esperáis recibir, ¿qué mérito tenéis? También los pecadores prestan a los pecadores para recibir lo correspondiente. Más bien, amad a vuestros enemigos; haced el bien, y prestad sin esperar nada a cambio; y vuestra recompensa será grande, y seréis hijos del Altísimo, porque Él es bueno con los ingratos y los perversos.
»Sed compasivos, como vuestro Padre es compasivo. No juzguéis y no seréis juzgados, no condenéis y no seréis condenados; perdonad y seréis perdonados. Dad y se os dará; una medida buena, apretada, remecida, rebosante pondrán en el halda de vuestros vestidos. Porque con la medida con que midáis se os medirá».
(Lc 6,27-38)

Comentario
Hoy, en el Evangelio, el Señor nos pide por dos veces que amemos a los enemigos. Y seguidamente da tres concreciones positivas de este mandato: haced bien a los que os odien, bendecid a los que os maldigan, rogad por los que os difamen. Es un mandato que parece difícil de cumplir: ¿cómo podemos amar a quienes no nos aman? Es más, ¿cómo podemos amar a quienes sabemos cierto que nos quieren mal? Llegar a amar de este modo es un don de Dios, pero es preciso que estemos abiertos a él. Bien mirado, amar a los enemigos es lo más sabio humanamente hablando: el enemigo amado se verá desarmado; amarlo puede ser la condición de posibilidad para que deje de ser enemigo. En la misma línea, Jesús continúa diciendo: «Al que te hiera en una mejilla, preséntale también la otra» (Lc 6,29). Podría parecer un exceso de mansedumbre. Ahora bien, ¿qué hizo Jesús al ser abofeteado en su pasión? Ciertamente no contraatacó, pero respondió con una firmeza tal, llena de caridad, que debió hacer reflexionar a aquel siervo airado: «Si he hablado mal, di en qué, pero si he hablado como es debido, ¿por qué me pegas?» (Jn 18,22-23).
En todas las religiones hay una máxima de oro: «No hagas a nadie lo que no quieres que te hagan a ti». Jesús es el único que la formula en positivo: «Lo que queráis que os hagan los hombres, hacédselo vosotros igualmente» (Lc 6,31). Esta regla de oro es el fundamento de toda la moral. Comentando este versículo, nos alecciona san Juan Crisóstomo: «Todavía hay más, porque Jesús no dijo únicamente: ‘desead todo bien para los demás’, sino ‘haced el bien a los demás’»; por eso, la máxima de oro propuesta por Jesús no se puede quedar en un mero deseo, sino que debe traducirse en obras.
Rev. D. Jaume AYMAR i Ragolta (Badalona, Barcelona, España)


Santoral Católico:
San Juan Crisóstomo
Patrono de los predicadores


Educado por la madre, Santa Antusa, Juan (que nació en Antioquía probablemente en el 349) en los años juveniles llevó una vida monástica en su propia casa.

Después, cuando murió la madre, se retiró al desierto en donde estuvo durante seis años, y los últimos dos los pasó en un retiro solitario dentro de una cueva con perjuicio de su salud. Fue llamado a la ciudad y ordenado diácono, luego pasó cinco años preparándose para el sacerdocio y para el ministerio de la predicación. Ordenado sacerdote por el obispo Fabián, se convirtió en celoso colaborador en el gobierno de la Iglesia antioquena. La especialización pastoral de Juan era la predicación, en la que sobresalía por las cualidades oratorias y la profunda cultura. Pastor y moralista, se preocupaba por transformar la vida de sus oyentes más que por exponer teóricamente el mensaje cristiano.

En el 398 Juan de Antioquía (el sobrenombre de Crisóstomo, es decir ‘Boca de oro’, le fue dado tres siglos después por los bizantinos) fue llamado a suceder al patriarca Netario en la célebre cátedra de Constantinopla. En la capital del imperio de Oriente emprendió inmediatamente una actividad pastoral y organizativa que suscita admiración y perplejidad: evangelización en los campos, fundación de hospitales, procesiones antiarrianas bajo la protección de la policía imperial, sermones encendidos en los que reprochaba los vicios y las tibiezas, severas exhortaciones a los monjes perezosos y a los eclesiásticos demasiado amantes de la riqueza. Los sermones de Juan duraban más de dos horas, pero el docto patriarca sabía usar con gran pericia todos los recursos de la oratoria, no para halagar el oído de sus oyentes, sino para instruir, corregir, reprochar.

Juan era un predicador insuperable, pero no era diplomático y por eso no se cuidó contra las intrigas de la corte bizantina. Fue depuesto ilegalmente por un grupo de obispos dirigidos por Teófilo, obispo de Alejandría, y desterrado con la complicidad de la emperatriz Eudosia. Pero inmediatamente fue llamado por el emperador Arcadio, porque habían sucedido varias desgracias en palacio. Pero dos meses después era nuevamente desterrado, primero a la frontera de Armenia, y después más lejos a orillas del Mar Negro.

Durante este último viaje, el 14 de septiembre del 407, murió. Del sepulcro de Comana, el hijo de Arcadio, Teodosio el Joven, hizo llevar los restos del santo a Constantinopla, a donde llegaron en la noche del 27 de enero del 438 entre una muchedumbre jubilosa.

De los numerosos escritos del santo recordamos un pequeño volumen ‘Sobre el Sacerdocio’, que es una obra clásica de la espiritualidad sacerdotal.

Fuente: Catholic.net

Una reflexión de San Juan Crisóstomo al partir al exilio:

Muchas son las olas que nos ponen en peligro, y una gran tempestad nos amenaza: sin embargo, no tememos ser sumergidos porque permanecemos de pie sobre la roca. Aun cuando el mar se desate, no romperá esta roca; aunque se levanten las olas, nada podrán contra la barca de Jesús. Decidme, ¿qué podemos temer? ¿La muerte? Para mí la vida es Cristo, y la muerte una ganancia. ¿El destierro? Del Señor es la tierra y cuanto la llena. ¿La confiscación de los bienes? Nada trajimos al mundo; de modo que nada podemos llevarnos de él. Yo me río de todo lo que es temible en este mundo y de sus bienes. No temo la muerte ni envidio las riquezas. No tengo deseos de vivir, si no es para vuestro bien espiritual. Por eso, os hablo de lo que sucede ahora exhortando vuestra caridad a la confianza.

¿No has oído aquella palabra del Señor: Donde dos o tres están reunidos en mi nombre, allí estoy yo en medio de ellos? Y allí donde un pueblo numeroso esté reunido por los lazos de la caridad ¿no estará presente el Señor? Él me ha garantizado su protección, no es en mis fuerzas que me apoyo. Tengo en mis manos su palabra escrita. Éste es mi báculo, ésta es mi seguridad, éste es mi puerto tranquilo. Aunque se turbe el mundo entero, yo leo esta palabra escrita que llevo conmigo, porque ella es mi muro y mi defensa. ¿Qué es lo que ella me dice? Yo estaré siempre con vosotros hasta el fin del mundo.

Cristo está conmigo, ¿qué puedo temer? Que vengan a asaltarme las olas del mar y la ira de los poderosos; todo eso no pesa más que una tela de araña. Si no me hubiese retenido el amor que os tengo, no hubiese esperado a mañana para marcharme. En toda ocasión yo digo: «Señor, hágase tu voluntad: no lo que quiere éste o aquél, sino lo que tú quieres que haga.» Éste es mi alcázar, ésta es mi roca inamovible, éste es mi báculo seguro. Si esto es lo que quiere Dios, que así se haga. Si quiere que me quede aquí, le doy gracias. En cualquier lugar donde me mande, le doy gracias también.

Además, donde yo esté estaréis también vosotros, donde estéis vosotros estaré también yo: formamos todos un solo cuerpo, y el cuerpo no puede separarse de la cabeza, ni la cabeza del cuerpo. Aunque estemos separados en cuanto al lugar, permanecemos unidos por la caridad, y ni la misma muerte será capaz de desunirnos. Porque, aunque muera mi cuerpo, mi espíritu vivirá y no echará en olvido a su pueblo.

Vosotros sois mis conciudadanos, mis padres, mis hermanos, mis hijos, mis miembros, mi cuerpo y mi luz, una luz más agradable que esta luz material. Porque, para mí, ninguna luz es mejor que la de vuestra caridad. La luz material me es útil en la vida presente, pero vuestra caridad es la que va preparando mi corona para el futuro.

Fuente: Recursos católicos


Las frases de hoy


“La democracia es una forma superior de gobierno, 
porque se basa en el respeto del hombre como ser racional”

John F. Kennedy


“La democracia no es el silencio, 
es la claridad con que se exponen los problemas 
y la existencia de medios para resolverlos”

Enrique Mugica Herzog


“Voz del pueblo, voz de Dios”

Refrán popular


Tema del día:
En busca de la verdad


Lewis Wallace fue un general y escritor estadounidense que nació en el año 1827. Era un hombre honrado y sincero, aunque incrédulo e indiferente en materia religiosa influido por un amigo ateo. Su amigo se llamaba R. G. Ingersoll, quien se burlaba y negaba públicamente la existencia de Jesús. Este hombre le propuso a Lewis que escribiera un libro en donde mostrara al mundo pruebas de que Jesús jamás había existido, para que la gente creyente viera con claridad su error.

Wallace aceptó la propuesta y se dedicó con esmero a una investigación concienzuda sobre Jesús de Nazaret. Empezó a buscar material para escribir el libro. Consultó antiguos manuscritos y acudió a fuentes originales del período histórico en el que Jesús había vivido. Escudriñó cada sitio por donde se decía que había pasado Jesús. Estaba decidido a llevar al papel, con pruebas irrefutables, todo lo que Ingersoll declaraba públicamente. Dos años estuvo dedicado a ello. Pero, después de leer e informarse, le fue imposible continuar en su actitud de incredulidad.

Al conocer a fondo la vida de Jesús se dio cuenta de que nadie, sino el verdadero Hijo de Dios, podía haber hecho lo que él hizo y haber sido como él fue. Tal perfección, tal excelencia, tal sabiduría, tal doctrina, tal bondad, no podían haber venido de un hombre común.

Tenía tantas evidencias que era imposible negarlo: Concluyó que en verdad Jesús era quien dijo ser, el Hijo de Dios y Salvador de la humanidad.

Fue entonces que el arrepentimiento inundó su corazón y cayó de rodillas, pidiendo perdón. Aquel a quien había estado dispuesto a destruir y a exhibir como un fraude, ¡había dado su vida por él!

Jesús no era un personaje de leyenda,  era una realidad y una respuesta a las necesidades de su propia vida. Wallace no escribió el libro que pensaba publicar, pero en su lugar escribió otro y declaró: "Como resultado de mis investigaciones y años de estudio, yo me convencí de que Jesucristo no sólo es el Salvador del mundo, sino que también es mi Salvador personal”. Como testimonio escribió la famosa novela titulada: “Ben-Hur”.

En los años sesenta este libro famoso fue llevado al cine y ha sido de las películas más ganadoras de la Academia con 11 premios Oscar. Es difícil que alguien no la haya visto, sin embargo pocos saben cómo se originó esta novela.

Wallace había encontrado a Jesús y llevó al protagonista de su novela a vivir un encuentro similar. Judah Ben Hur, es un príncipe judío, quien después de pasar varios años encerrado injustamente en una galera, regresa a Jerusalén dispuesto a vengarse.

Pero, algo había ocurrido en su corazón cuando estaba en calidad de reo, un hombre lo había auxiliado: se encontró con Jesús. La muerte de Cristo lo lleva al perdón y al cristianismo.

La historia de Lew Wallace, nos muestra cuán fácil es equivocarse al basar nuestras creencias en opiniones y comentarios ajenos, en lugar de hacerlo sobre hechos y evidencias.

El año de la fe, próximo a comenzar, ha de favorecer tener un encuentro con Jesús que logre nuestra conversión. Un encuentro a través del Pan y de la Palabra, es decir, de la Eucaristía y de la Sagrada Escritura.

Pbro. José Martínez Colín


Pensamientos sanadores


En este día bendice a los que te rodean

El poder de bendecir va contigo en todo tiempo y a todo lugar.
Cuando usas ese poder dado por Dios, el Señor puede obrar maravillas en aquellos a los que tú bendices.
Cuando subes a un ómnibus, o caminas por la calle, o cuando ves a un compañero de trabajo, o piensas en tu hijo, si tú los bendices, puedes hacerles a ellos un gran favor.
Quizá te preguntes ¿pero cómo hacerlo?
Tan solo piensa en esa persona, o si se halla cerca de ti, puedes mirarla ligeramente. Entonces imagina a Jesús que se arrima hasta donde él o ella está.
Mira cómo le impone sus benditas manos y de sus llagas glorificadas surge una luz brillante que penetra por la corteza cerebral e inunda todo su ser.
Quizá no sepas lo que la bendición Divina va a provocar en esa persona, pero lo importante es que Dios sí lo sabe, y tú, con tu oración lo has ayudado a entrar en esa alma. Lo cual, sin lugar a dudas, Nuestro Señor, te lo agradecerá.

Yo haré de ti una gran nación y te bendeciré; engrandeceré tu nombre y serás una bendición. Génesis 12, 2.


Pedidos de oración


Pedimos oración por la Paz del Mundo; por la Santa Iglesia Católica; por el Papa, los sacerdotes y todos los que componemos el cuerpo místico de Cristo; por la unión de los cristianos para que seamos uno, así como Dios Padre y nuestro Señor Jesucristo son Uno junto con el Espíritu Santo; por las misiones, por nuestros hermanos sufrientes por diversos motivos especialmente por las enfermedades, el hambre y la pobreza; por los presos políticos y la falta de libertad en muchos países del mundo, por la unión de las familias y la fidelidad de los matrimonios; por el aumento de las vocaciones sacerdotales y religiosas, y por las Benditas Almas del Purgatorio.

Pedimos oración por la salud de Catalina E. M. que vive en ciudad de México D.F. y para que consiga un trabajo, ya que su situación es desesperada.

Pedimos oración para que Raúl Ezequiel B. P., de Buenos Aires, Argentina, 21 años de edad, consiga un trabajo estable, en blanco, con obra social, de medio tiempo, para que pueda seguir estudiando Derecho.

Pedimos oración por el eterno descanso del alma de Josefa Monreal de 80 años de Zacatecas, México, quien fue llamada a la presencia del Señor el día 8 de Septiembre, por lo que solicitamos oración también para que su esposo tenga resignación y no caiga en depresión ya que carecen de descendientes.

Pedimos oración por Jhonny G., de Cartago, Costa Rica, quien en este momento se encuentra muy deprimido al igual su familia. Están muy desesperados, ya que le encontraron un tumor en el páncreas creando metástasis. Los médicos están haciendo estudios y viendo si es operable. Que Dios lo proteja y le de más tiempo de vida. Un milagro puede salvarle la vida.

Pedimos oración por Norma, de la ciudad de Córdoba, Argentina, mujer de fe, de menos de 60 años de edad, con hijos enfermos, y ahora ella está internada por cuadro oncológico de sus huesos, dolorida, imposibilitada, deprimida… Que la Santísima Virgen María le conceda toda su protección y Jesús la toque con su mano sanadora para que pueda obrarse en ella toda la fuerza de su gracia.

Pedimos oración por una familia de la Ciudad de Guatemala que esta siendo extorsionada y amenazada con hacerle daño a la nieta de 13 años; además tienen al abuelito de la familia de 93 años con enfermedad de Alzheimer y se le cayó y otra niña, de 16 años, a quien le están dando ataques epilépticos y los médicos  no han encontrado todavía forma de controlarla.

Pedimos oración por Gladyz, una mujer de 42 años que vive en New Jersey, Estados Unidos y quien necesita bajar urgentemente de peso y esto le está afectando tanto física como mentalmente, y a quien le esta costando enormemente hacer su dieta y ejercicios para no tener que ser operada.

Pedimos oración por Juan Manuel, de Perú, él tiene 5 hijos (de 7 a 18 años), se ha alejado de su esposa hace 7 años, todo esto unido a su abuso del alcohol y uso de drogas, ha hecho de su vida un caos, más aun considerando que ha enfermado de diabetes. Rogamos a Dios Padre Todopoderoso por intersección de Jesucristo su hijo y de la Santísima Virgencita de Guadalupe, le den luz y control de su vida, que su alma se ilumine y vuelva a su hogar donde sus hijos lo están esperando, y recupere su amor y el de su esposa y tenga la fuerza necesaria para alejarse de la persona con la que actualmente vive en constante conflicto y peleas.

Pedimos oración por el niño Mateo T., de la provincia de Santa Fe, Argentina, que tuvo convulsiones y está en coma. No tenemos más datos, pero Jesús sabe todo sobre él y seguramente le concederá la amorosa gracia de sanarlo.

Tú quisiste, Señor, que tu Hijo unigénito soportara nuestras debilidades,
para poner de manifiesto el valor de la enfermedad y la paciencia;
escucha ahora las plegarias que te dirigimos por nuestros hermanos enfermos
y concede a cuantos se hallan sometidos al dolor, la aflicción o la enfermedad,
la gracia de sentirse elegidos entre aquellos que tu hijo ha llamado dichosos,
y de saberse unidos a la pasión de Cristo para la redención del mundo.
Te lo pedimos por Cristo nuestro Señor.
Amén

Nota de Redacción:
Para dar curso a los Pedidos de Oración es imprescindible dar los siguientes datos: nombres completos de la persona (habitualmente no publicamos apellidos), ciudad y país donde vive, y explicar el motivo de la solicitud de oración. Por favor: en los pedidos ser breves y concretos y enviarlos a pequesemillitas@gmail.com y deben poner en el asunto “Pedido de oración”, ya que los correos que llegan sin asunto (o con el asunto en blanco) son eliminados sin abrirlos. No se reciben pedidos de oración a través de Facebook ni por otro medio que no sea el correo antes señalado.


Oración por la Patria


Jesucristo, Señor de la historia, te necesitamos. Nos sentimos heridos y agobiados. Precisamos tu alivio y fortaleza. Queremos ser nación, una nación cuya identidad sea la pasión por la verdad y el compromiso por el bien común. Danos la valentía de la libertad de los hijos de Dios para amar a todos sin excluir a nadie, privilegiando a los pobres y perdonando a los que nos ofenden, aborreciendo el odio y construyendo la paz. Concédenos la sabiduría del diálogo y la alegría de la esperanza que no defrauda. Tú nos convocas. Aquí estamos, Señor, cercanos a María, que desde Luján nos dice: ¡Argentina! ¡Canta y camina! Jesucristo, Señor de la historia, te necesitamos. Amén.


"Intimidad Divina"

El camino de la justicia

La práctica de la justicia no debe excluir la del amor y misericordia; justicia y misericordia deben unirse en el hombre como se unen en Dios. Dios ha manifestado su justicia salvando a la humanidad “Mi salvación está para llegar y mi justicia para manifestarse” (Mq 56, 1). En el Nuevo Testamento esta promesa se hace realidad: dios ha salvado a los hombres “en orden a mostrar su justicia en el tiempo presente, para ser él justo y justificador del que cree en Jesús” (Rm 3, 26). La justicia de Dios para con la humanidad se revela así como misericordia que salva; lo cual está infinitamente por encima de una justicia entendida como simple respeto del derecho o del merecimiento. El cristiano en sus relaciones con los otros no puede regularse sólo a base de estricta justicia: darle a cada cual lo que le pertenece y nada más. Su justicia ha de estar animada siempre por el amor.

“Quien con obediencia a Cristo busca ante todo el reino de Dios, encuentra en éste un amor más fuerte y más puro para ayudar a todos sus hermanos y para realizar la obra de la justicia bajo la inspiración de la caridad” (GS 72). La justicia del cristiano debe ir más allá que la simple justicia humana, justamente porque se origina mucho más de la adhesión a Cristo y a su Evangelio, del amor de Dios y de la obediencia a su voluntad, que del respeto al derecho. Pero no puede faltar éste tampoco. Puede ser ilusoria una caridad que no tuviese presentes los deberes de la justicia. El Concilio amonesta a “cumplir antes que nada las exigencias de la justicia, para no dar como ayuda de caridad lo que se debe por razón de justicia” (AA 8). No sería grata a Dios una limosna hecha con dinero debido ya a alguien en justicia, por ejemplo como justo salario a los obreros o como saldo de deudas. Faltando a la justicia no se puede practicar la caridad ni con Dios ni con el prójimo.

Una de las cosas que mas escandalizan al mundo es ver a las personas religiosas que no hacen escrúpulo en faltar a la justicia cerrando los ojos frente a los derechos ajenos y entretanto se consideran en regla porque hacen algunas obras de caridad. ¿Qué valor puede tener hacer regalos u obras de beneficencia cuando se está negando a alguien su derecho? El respeto a los derechos ajenos impone frecuentemente alguna incomodidad y hasta puede tal vez no concordar un tanto con nuestros supuestos derechos. Pero el que está animado de caridad sabe siempre olvidarse y sacrificarse con tal de dejar a salvo lo que se debe al prójimo. La defensa egoísta y exagerada de los derechos personales puede fácilmente convertirse en injusticia para con los derechos ajenos. El camino de la justicia cristiana que “no busca su interés” (1 Cr 13, 5), que “no hace mal al prójimo” (Rm 13, 10) y antepone el bien ajeno al propio.

Tú, oh Dios, me enseñaste desde mi juventud. ¿Qué me enseñaste? Que debo recordar tu sola justicia. Recordando mi vida pasada veo qué se me debe y qué he recibido por lo que se me debía. Se me debía castigo, y se me dio la gracia; se me debía el infierno, y se me dio la vida eterna… Desde el mismo comienzo de mi fe, por la que me renovaste, me enseñaste que nada precedió en mí, para que yo dijera que se ma debía lo que me diste… Desde el momento que me dirigí a ti fui trocado por ti, que me creaste; fui reformado, porque fui formado. Desde el instante de mi conversión aprendí que no precedieron méritos míos, sino que me diste gratuitamente tu gracia para que me acordase de tu sola justicia. (San Agustín)

P. Gabriel de Sta. M. Magdalena O.C.D.
Jardinero de Dios
-el más pequeñito de todos-
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