PEQUEÑAS SEMILLITAS
Año 7 - Número 1811 ~ Sábado
8 de Setiembre de 2012
Desde la ciudad de Córdoba
(Argentina)
Mes de la Biblia
Alabado sea
Jesucristo…
¡Venid todos, todos los fieles hacia la Virgen! Ha nacido
la Escogida, desde antes de su concepción para ser la Madre de nuestro Dios,
joya de la virginidad, el cetro de Aarón florecido en la raíz de Jesé, del
oráculo de los profetas, el tronco de los justos Joaquín y Ana.
Al nacer Ella el mundo es restaurado, al nacer Ella la
Iglesia se llena de su esplendor. Ella es el templo santo, el habitáculo de la
divinidad, el instrumento virginal, la verdadera alcoba nupcial donde se
realiza el prodigio de la unión inefable de las naturalezas que se juntan en
Cristo.
¡Adorémosle glorificando el nacimiento de la Virgen pura!
Vísperas de la liturgia bizantina. Natividad de la
Virgen Inmaculada
La Palabra de Dios:
Evangelio de hoy
Libro de la generación de Jesucristo, hijo de David, hijo
de Abraham: Abraham engendró a Isaac, Isaac engendró a Jacob, Jacob engendró a
Judá y a sus hermanos, Judá engendró, de Tamar, a Fares y a Zara, Fares
engendró a Esrom, Esrom engendró a Aram, Aram engendró a Aminadab, Aminadab engrendró
a Naassón, Naassón engendró a Salmón, Salmón engendró, de Rahab, a Booz, Booz
engendró, de Rut, a Obed, Obed engendró a Jesé, Jesé engendró al rey David.
David engendró, de la que fue mujer de Urías, a Salomón,
Salomón engendró a Roboam, Roboam engendró a Abiá, Abiá engendró a Asaf, Asaf
engendró a Josafat, Josafat engendró a Joram, Joram engendró a Ozías, Ozías
engendró a Joatam, Joatam engendró a Acaz, Acaz engendró a Ezequías, Ezequías
engendró a Manasés, Manasés engendró a Amón, Amón engendró a Josías, Josías
engendró a Jeconías y a sus hermanos, cuando la deportación a Babilonia.
Después de la deportación a Babilonia, Jeconías engendró
a Salatiel, Salatiel engendró a Zorobabel, Zorobabel engendró a Abiud, Abiud
engendró a Eliakim, Eliakim engendró a Azor, Azor engendró a Sadoq, Sadoq
engendró a Aquim, Aquim engendró a Eliud, Eliud engendró a Eleazar, Eleazar
engendró a Mattán, Mattán engendró a Jacob, y Jacob engendró a José, el esposo
de María, de la que nació Jesús, llamado Cristo. Así que el total de las
generaciones son: desde Abraham hasta David, catorce generaciones; desde David
hasta la deportación a Babilonia, catorce generaciones; desde la deportación a
Babilonia hasta Cristo, catorce generaciones.
La generación de Jesucristo fue de esta manera: su madre,
María, estaba desposada con José y, antes de empezar a estar juntos ellos, se
encontró encinta por obra del Espíritu Santo. Su marido José, como era justo y
no quería ponerla en evidencia, resolvió repudiarla en secreto. Así lo tenía planeado,
cuando el Ángel del Señor se le apareció en sueños y le dijo: «José, hijo de
David, no temas tomar contigo a María tu mujer porque lo engendrado en Ella es
del Espíritu Santo. Dará a luz un hijo, y tú le pondrás por nombre Jesús,
porque Él salvará a su pueblo de sus pecados». Todo esto sucedió para que se
cumpliese el oráculo del Señor por medio del profeta: «He aquí que la virgen
concebirá y dará a luz un hijo, y le pondrán por nombre Emmanuel», que
traducido significa: "Dios con nosotros".
(Mt 1,1-16.18-23)
Comentario
Hoy, la genealogía de Jesús, el Salvador que tenía que
venir y nacer de María, nos muestra cómo la obra de Dios está entretejida en la
historia humana, y cómo Dios actúa en el secreto y en el silencio de cada día.
Al mismo tiempo, vemos su seriedad en cumplir sus promesas. Incluso Rut y Rahab
(cf. Mt 1,5), extranjeras convertidas a la fe en el único Dios (¡y Rahab era
una prostituta!), son antepasados del Salvador.
El Espíritu Santo, que había de realizar en María la
encarnación del Hijo, penetró, pues, en nuestra historia desde muy lejos, desde
muy pronto, y trazó una ruta hasta llegar a María de Nazaret y, a través de
Ella, a su hijo Jesús. «He aquí que la virgen concebirá y dará a luz un hijo, y
le pondrán por nombre Emmanuel» (Mt 1,23). ¡Cuán espiritualmente delicadas
debían ser las entrañas de María, su corazón y su voluntad, hasta el punto de
atraer la atención del Padre y convertirla en madre del
“Dios-con-los-hombres”!, Él que tenía que llevar la luz y la gracia
sobrenaturales para la salvación de todos. Todo, en esta obra, nos lleva a
contemplar, admirar y adorar, en la oración, la grandeza, la generosidad y la
sencillez de la acción divina, que enaltece y rescatará nuestra estirpe humana
implicándose de una manera personal.
Más allá, en el Evangelio de hoy, vemos cómo fue
notificado a María que traería a Dios, el Salvador del Pueblo. Y pensemos que
esta mujer, virgen y madre de Jesús, tenía que ser a la vez nuestra madre. Esta
especial elección de María —«bendita entre todas las mujeres» (Lc 1,42)— hace
que nos admiremos de la ternura de Dios en su manera de proceder; porque no nos
redimió —por así decirlo— “a distancia”, sino vinculándose personalmente con
nuestra familia y nuestra historia. ¿Quién podía imaginar que Dios iba a ser al
mismo tiempo tan grande y tan condescendiente, acercándose íntimamente a
nosotros?
Fray Agustí ALTISENT i Altisent Monje de Santa Mª de
Poblet (Tarragona, España)
Santoral Católico:
Natividad de la Santísima
Virgen
Fiesta de la Natividad de la bienaventurada Virgen María,
de la estirpe de Abrahán, nacida de la tribu de Judá y de la progenie del rey
David, de la cual nació el Hijo de Dios, hecho hombre por obra del Espíritu
Santo, para liberar a la humanidad de la antigua servidumbre del pecado.
Un anticipo y anuncio inmediato de la redención obrada
por Jesucristo es el nacimiento de su Madre la Virgen María, concebida sin
mancha de pecado, llena de gracia y bendita entre todas las mujeres.
En Jerusalén, en la Iglesia de Santa Ana. La primera fuente
de la narración del nacimiento de la Virgen es el apócrifo Protoevangelio de
Santiago, que coloca el nacimiento de la Virgen en Jerusalén, en el lugar en
que debió existir una basílica en honor a la María Santísima, junto a la
piscina probática, según cuentan diversos testimonios entre los años 400 y 600.
Después del año 603 el patriarca Sofronio afirma que ése es el lugar donde
nació la Virgen. Posteriormente, la arqueología ha confirmado la tradición.
La fiesta de la Natividad de la santísima Virgen surgió
en oriente, y con mucha probabilidad en Jerusalén, hacia el s. v. Allí estaba
siempre viva la tradición de la casa natalicia de María. La fiesta surgió muy
probablemente como dedicación de una iglesia a María, junto a la piscina
probática; tradición que se relaciona con el actual santuario de Santa Ana.
Fuente: Catholic.net
Virgen de la Caridad del
Cobre
Patrona de Cuba
Nuestra Señora de la Caridad del Cobre, o la Virgen de la
Caridad del Cobre, Caridad del Cobre o simplemente Cachita, es una de las
advocaciones de la Virgen María. Es la Patrona de Cuba, este solemne
nombramiento fue proclamado por el Papa Benedicto XV en el año 1916.
Posteriormente en un viaje realizado por Juan Pablo II a la isla de Cuba en el
año 1998, coronó con gran dignidad a la Virgen como Patrona de Cuba.
La imagen mariana se venera en la Basílica Santuario
Nacional de Nuestra Señora de la Caridad del Cobre en Santiago de Cuba. En la
santería Orisha se identifica con Oshun.
Benedicto XVI le otorga el 26 de marzo de 2012 la Rosa de
Oro de la Cristiandad, con motivo del 400 aniversario de la aparición de la
imagen.
Oración del Papa
Juan Pablo II al Coronar la Virgen Nuestra Señora de la Caridad del Cobre el 24
de enero de 1998
¡Virgen de la Caridad del Cobre. Patrona de Cuba! ¡Dios
te salve, María, llena de gracia!
Tú eres la Hija amada del Padre, la Madre de Cristo.
nuestro Dios, el Templo vivo del Espíritu Santo. Llevas en tu nombre, Virgen de
la Caridad, la memoria del Dios que es Amor el recuerdo del mandamiento nuevo
de Jesús, la evocación del Espíritu Santo: amor derramado en nuestros
corazones, fuego de caridad enviado en Pentecostés sobre la Iglesia, don de la
plena libertad de los hijos de Dios.
¡Bendita tú entre las mujeres y bendito el fruto de tu
vientre, Jesús!
Has venido a visitar nuestro pueblo y has querido
quedarte con nosotros como Madre Y Señora de Cuba, a lo Largo de su peregrinar
por los caminos de la historia. Tu nombre y tu imagen están esculpidos en la
mente Y en el corazón de todos los cubanos, dentro fuera de la Patria, como
signo de esperanza y centro de comunión fraterna.
¡Santa María. Madre de Dios Y Madre nuestra!
Ruega por nosotros ante tu Hijo Jesucristo, intercede por
nosotros con tu corazón maternal, inundado de la caridad del Espíritu.
Acrecienta nuestra fe, aviva la esperanza, aumenta Y fortalece en nosotros el
amor. Ampara nuestras familias, protege a los jóvenes y a los niños, consuela a
los que sufren. Sé Madre de los fieles y de los pastores de la Iglesia, modelo
y estrella de la nueva evangelización.
¡Madre de la reconciliación!
Reúne a tu pueblo disperso por el mundo. Haz de la nación
cubana un hogar de hermanos y hermanas para que este pueblo abra de par en par
su mente, su corazón y su vida a Cristo, único Salvador y Redentor, que vive y
reina con el Padre y el Espíritu Santo, por los siglos de los siglos.
Amén.
La frase de hoy
“Soy todo tuyo y todas mis cosas Te pertenecen.
Te pongo al centro de mi vida.
Dame tu Corazón, oh María.
Soy todo tuyo, María Madre de nuestro Redentor
Virgen Madre de Dios, Virgen piadosa.
Madre del Salvador del mundo.
Amen”
Tema del día:
Regalo de cumpleaños
En la fiesta del nacimiento de la Virgen María, Estrella de la mañana, como la invoca
San Bernardo, quiero poner nombres a la constelación celeste que corona a la
Mujer vestida de sol y que tiene a la luna por pedestal, la dispuesta por Dios
para ser madre suya.
María es la
Inmaculada, la concebida sin pecado. Dios podía liberar a quien iba a ser
madre de su Hijo de toda mancha de pecado, lo quiso y lo realizó. Ella es la
sin pecado.
María es la
colmada de gracia, la amada de Dios; así la llama el ángel Gabriel como
nombre propio, y esa identidad configura
esencialmente la vida de la Nazarena.
María es la mujer
creyente, la que se fía de Dios; así la saluda su primea Isabel: “Dichosa
tu, que has creído”. Ella es nuestra madre en la fe.
María es la mujer
abierta, despojada, obediente, que abandona su propio proyecto por el que
le revela el Ángel de Dios: “Hágase en mí según tu Palabra”.
María es la madre
del Verbo encarnado: “Concebirás en tu vientre y darás a luz un Hijo”, el
Hijo de Dios. Es la madre de Jesús de Nazaret, Dios y hombre verdadero, es
también verdadera Madre de Dios.
María es la
contemplativa por excelencia, ella
“guardaba todas estas cosas en su corazón”. Maestra en acoger la
Palabra, meditarla y alumbrarla.
María es la mujer
servicial: “Subió deprisa a la montaña a servir a su prima”. Ella se tiene
por esclava, servidora del Señor, y de cuantos tengan necesidad de su ayuda.
María es la mujer
agradecida, sensible a los dones recibidos. No se cree con derechos y
reconoce a quien es la causa de su privilegio: “Proclama mi alma la grandeza
del Señor”.
María es mujer
solidaria, sensible, social. La vemos actuar en el marco de una boda de
manera comprometida cuando le dice a su Hijo: “No tienen vino”.
María es la mujer
fuerte, no se arredra frente a la dificultad. “Junto a la Cruz estaba
María, su madre”.
María es la mujer
orante; dialogó con el Ángel, acudió
al templo con angustia buscando a su Hijo, se reunió con los discípulos a la
esperan del don del Espíritu Santo.
María es la mujer
ensalzada, gloriosa, colocada junto a su Hijo en el cielo.
Por todos estos motivos, a la vez que sentimos inmensa
alegría, felicitamos a la Virgen María en la fiesta de cumpleaños.
Por el nacimiento de María se enciende nuestra esperanza,
el sentido de nuestra peregrinación. Ella, Medianera de todas las gracias,
permanece en el desierto como mujer entrañable.
Angel Moreno – Ciudad redonda
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"Juan Pablo
II inolvidable"
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Pensamientos sanadores
Celebra con María el don de la vida
No tenemos información bíblica sobre el nacimiento de la
Santísima Virgen María. Pero una tradición oriental veneró su nacimiento desde
mediados del siglo V, ubicándolo en el sitio de la actual Basílica de “Santa
Ana” en Jerusalén.
Lo que sí podemos afirmar, con total confianza, es que
cuando María fue concebida como fruto del amor entre Ana y Joaquín, y cuando
ella nació, hubo una gran alegría en el cielo.
Tu vida también es celebrada por los Ángeles de Dios y de
manera particular por tu Ángel custodio.
Por lo tanto, pídele a ellos que te ayuden a valorar cada
día más el don de la vida, a fin de que, como María, puedas proyectar cada
jornada viviendo en plenitud y con la seguridad de que eres el amado/a de Dios.
Grábame como un
sello sobre tu corazón, como un sello sobre tu brazo, porque el Amor es fuerte
como la Muerte, inflexibles como el Abismo son los celos. Sus flechas son
flechas de fuego, sus llamas, llamas del Señor. Cantar 8, 6.
Pedidos de oración
Pedimos oración por la Paz del Mundo; por la Santa
Iglesia Católica; por el Papa, los sacerdotes y todos los que componemos el
cuerpo místico de Cristo; por la unión de los cristianos para que seamos uno,
así como Dios Padre y nuestro Señor Jesucristo son Uno junto con el Espíritu
Santo; por las misiones, por nuestros hermanos sufrientes por diversos motivos
especialmente por las enfermedades, el hambre y la pobreza; por la unión de las
familias y la fidelidad de los matrimonios; por el aumento de las vocaciones
sacerdotales y religiosas, y por las Benditas Almas del Purgatorio.
Pedimos oración por el alma de José Luis S., de Lima,
Perú, que estaría de cumpleaños, pero él partió hace 18 años al cielo. También
pedimos muchas oraciones para su madre, una anciana mujer quien vive sola y
nunca deja de orar por él.
Pedimos oración por Augusto V., de Bogotá, Colombia, de
aproximadamente 80 años de edad, que ha sido atropellado por una moto hace un
mes y sufrió fractura de fémur por lo que tuvo que se operado. Además tiene a
su esposa con Alzheimer. Oramos al Señor para que su recuperación sea rápida,
con la intercesión de la Virgen de Lourdes y la de la Beata Madre Teresa,
seguro que sus Santas Manos Sanadoras harán que el señor Augusto se recupere
totalmente de su dolencia.
Pedimos oración por Dante, de Entre Ríos, Argentina,
afectado de un glioma en el tronco cerebral. Invocamos a María en el día de su
Natividad, para que lo proteja y pida a Jesús que lo sane.
Tú quisiste, Señor, que tu Hijo unigénito soportara
nuestras debilidades,
para poner de manifiesto el valor de la enfermedad y la
paciencia;
escucha ahora las plegarias que te dirigimos por nuestros
hermanos enfermos
y concede a cuantos se hallan sometidos al dolor, la
aflicción o la enfermedad,
la gracia de sentirse elegidos entre aquellos que tu hijo
ha llamado dichosos,
y de saberse unidos a la pasión de Cristo para la
redención del mundo.
Te lo pedimos por Cristo nuestro Señor.
Amén
Nota de Redacción:
Para dar curso a los Pedidos de Oración es imprescindible
dar los siguientes datos: nombres completos de la persona (habitualmente no
publicamos apellidos), ciudad y país donde vive, y explicar el motivo de la
solicitud de oración. Por favor: en los pedidos ser breves y concretos y
enviarlos a pequesemillitas@gmail.com
y deben poner en el asunto “Pedido de oración”, ya que los correos que llegan
sin asunto (o con el asunto en blanco) son eliminados sin abrirlos. No se
reciben pedidos de oración a través de Facebook ni por otro medio que no sea el
correo antes señalado.
"Pequeñas
Semillitas" por e-mail
Si lo deseas puedes recibir todos los días "Pequeñas
Semillitas" por correo, más el agregado de un powerpoint. Las
suscripciones son gratuitas y se realizan únicamente por invitación. Hay que
solicitarlas a Melissa, la moderadora del Grupo a: picaflor05@gmail.com o a: picaflor.cl@gmail.com
Las inscripciones son moderadas y pueden demorar un par
de días, siendo importante que no te suscribas desde una computadora de tu
oficina o lugar laboral, y que sólo te inscribas si de verdad estás dispuesto/a
a leer todos los días nuestros mensajes e incluso compartirlos con tus amigos y
conocidos reenviándoselos por correo electrónico.
Felipe de Urca
"Intimidad Divina"
Paciencia a toda prueba
En la vida no se encuentran sólo dificultades que con un
poco de coraje se puedan vencer de una vez por todas; muchas veces se trata de
tribulaciones físicas o morales, o de penosas situaciones ambientales,
permanentes a las que no es posible
sustraerse y que es preciso soportar con paciencia, hasta que Dios disponga
otra cosa. El sufrimiento, de un modo u otro, acompaña al hombre toda la vida.
¡Dichoso quien comprende su valor y sabe recabar de él un tesoro para la
eternidad! Como el labrador espera con paciencia el fruto de la tierra, así el
cristiano debe aguantar en las tribulaciones esperando la venida del Señor; en
aquel día –el último día– los sufrimientos soportados por amor de Dios darán su
fruto, la gloria del cielo. Cristo, dice el Vaticano II, “padeciendo por
nosotros, nos dio ejemplo para seguir sus pasos y, además, abrió el camino, con
cuyo seguimiento, la vida y la muerte se santifican y adquieren nuevo sentido”
(GS 22).
Santo Tomás enseña que “el acto principal de la fortaleza
no es agredir, sino resistir, esto es, estar firmes en el peligro”. La
resistencia en la lucha –y la vida terrena es una larga lucha– exige, en
efecto, gran fuerza de ánimo; resistir es más duro que atacar. Para animar a la
resistencia San Pablo invita a tener “fijos los ojos en Jesús…, el cual, en
lugar del gozo que se le proponía, soportó la cruz sin miedo a la ignominia…
Fijaos en aquel que soportó la contradicción… para que no desfallezcáis faltos
de ánimo” (Hb 12, 2-3). El cristiano puede encontrarse abrumado de
tribulaciones, fatigas y contrariedades oprimentes por su peso y por su
duración; tal vez entonces se abate y está tentado de entregar las armas y
abandonar el campo. No sucederá eso si tiene los ojos fijos en Cristo paciente.
El ejemplo del Señor sostiene y conforta; pero hay que resistir como él “hasta
llegar a la sangre” (ib 4). Esa ha de ser la medida de la paciencia cristiana.
“Ya que Cristo padeció en la carne –dice San Pedro–
armaos también vosotros de este mismo pensamiento” (1 Pe 4, 1), pensamientos de
aceptación de la voluntad de Dios, de paciencia y de fortaleza. Y esto no sólo
en las tribulaciones externas producidas por los hombres, sino también en las
internas y estrictamente personales, permitidas únicamente por Dios. Con
frecuencia es más arduo sostener luchas interiores que batallas exteriores,
soportar serenamente una larga enfermedad que reduce a la impotencia que
afanarse por las necesidades de la vida o por hacer el bien. Aunque a una luz
humana ciertos sufrimientos puedan parecer injustos y no merecidos, dentro del
plan de dios tienen un por qué y están ordenados infaliblemente al bien “de los
que le aman” (Rm 8, 28). “Porque bella cosa es tolerar penas, por consideración
a Dios, cuando se sufre injustamente. ¿Pues qué gloria hay en soportar los
golpes cuando habéis fallado?” (1 Pe 19-20). El mismo Jesús sufrió
injustamente, y “no está el discípulo por encima de su maestro” (Mt 10, 24).
Oh Cristo
Crucificado, tú me bastes, y contigo pene y descanse… Que crucificado interior
y exteriormente contigo, viva en esta vida con hartura y satisfacción de mi
alma, poseyéndola en la paciencia. Que ame mucho los trabajos y los tenga en
poco por caerte en gracia a ti, oh Señor, que por mí no dudaste en morir. (San
Juan de la Cruz, Dichos)
P. Gabriel de Sta. M. Magdalena O.C.D.
Jardinero de Dios
-el más pequeñito de todos-
.
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