jueves, 6 de septiembre de 2012

Pequeñas Semillitas 1809


PEQUEÑAS SEMILLITAS

Año 7 - Número 1809 ~ Jueves 6 de Setiembre de 2012
Desde la ciudad de Córdoba (Argentina)
Mes de la Biblia
   

Alabado sea Jesucristo…
Mi corazón se llena de un gozo que proviene de saberme hijo bienamado de Dios.  Porque creo en el inagotable poder de Dios, llevo una vida feliz y llena de alegría.  Soy bendecido constantemente, a cada minuto de cada día.
Creo que soy algo más que un simple cuerpo físico. Soy un ser espiritual, pleno de ideas divinas. Sé que, si me creo capaz de hacer algo, puedo hacerlo. Puedo enfrentarme con seguridad a cualquier situación, pues Jesús prometió: "Todo puede hacerlo aquel que cree". Cualesquiera sean mis necesidades (salud, prosperidad, empleo), Dios me guía hacia la satisfacción de ellas y de todas las demás. ¡Qué maravillosa sensación es saber que Dios siempre está a mi lado!
Diariamente afirmo: Porque creo invariablemente en Dios, me lleno de fe y alegría.


La Palabra de Dios:
Evangelio de hoy


En aquel tiempo, estaba Jesús a la orilla del lago Genesaret y la gente se agolpaba sobre él para oír la Palabra de Dios, cuando vio dos barcas que estaban a la orilla del lago. Los pescadores habían bajado de ellas, y lavaban las redes. Subiendo a una de las barcas, que era de Simón, le rogó que se alejara un poco de tierra; y, sentándose, enseñaba desde la barca a la muchedumbre.
Cuando acabó de hablar, dijo a Simón: «Boga mar adentro, y echad vuestras redes para pescar». Simón le respondió: «Maestro, hemos estado bregando toda la noche y no hemos pescado nada; pero, en tu palabra, echaré las redes». Y, haciéndolo así, pescaron gran cantidad de peces, de modo que las redes amenazaban romperse. Hicieron señas a los compañeros de la otra barca para que vinieran en su ayuda. Vinieron, pues, y llenaron tanto las dos barcas que casi se hundían. Al verlo Simón Pedro, cayó a las rodillas de Jesús, diciendo: «Aléjate de mí, Señor, que soy un hombre pecador». Pues el asombro se había apoderado de él y de cuantos con él estaban, a causa de los peces que habían pescado. Y lo mismo de Santiago y Juan, hijos de Zebedeo, que eran compañeros de Simón. Jesús dijo a Simón: «No temas. Desde ahora serás pescador de hombres». Llevaron a tierra las barcas y, dejándolo todo, le siguieron.
(Lc 5,1-11)

Comentario
Hoy día todavía nos resulta sorprendente comprobar cómo aquellos pescadores fueron capaces de dejar su trabajo, sus familias, y seguir a Jesús («Dejándolo todo, le siguieron»: Lc 5,11), precisamente cuando Éste se manifiesta ante ellos como un colaborador excepcional para el negocio que les proporciona el sustento. Si Jesús de Nazaret nos hiciera la propuesta a nosotros, en nuestro siglo XXI..., ¿tendríamos el coraje de aquellos hombres?; ¿seríamos capaces de intuir cuál es la verdadera ganancia?
Los cristianos creemos que Cristo es eterno presente; por lo tanto, ese Cristo que está resucitado nos pide, no ya a Pedro, a Juan o a Santiago, sino a Jordi, a José Manuel, a Paula, a todos y cada uno de quienes le confesamos como el Señor, repito, nos pide desde el texto de Lucas que le acojamos en la barca de nuestra vida, porque quiere descansar junto a nosotros; nos pide que le dejemos servirse de nosotros, que le permitamos mostrar hacia dónde orientar nuestra existencia para ser fecundos en medio de una sociedad cada vez más alejada y necesitada de la Buena Nueva. La propuesta es atrayente, sólo nos hace falta saber y querer despojarnos de nuestros miedos, de nuestros “qué dirán” y poner rumbo a aguas mas profundas, o lo que es lo mismo, a horizontes más lejanos de aquellos que constriñen nuestra mediocre cotidianeidad de zozobras y desánimos. «Quien tropieza en el camino, por poco que avance, algo se acerca al término; quien corre fuera de él, cuanto más corra más se aleja del término» (Santo Tomás de Aquino).
«Duc in altum»; «Boga mar adentro» (Lc 5,4): ¡no nos quedemos en las costas de un mundo que vive mirándose el ombligo! Nuestra navegación por los mares de la vida nos ha de conducir hasta atracar en la tierra prometida, fin de nuestra singladura en ese Cielo esperado, que es regalo del Padre, pero indivisiblemente, también trabajo del hombre —tuyo, mío— al servicio de los demás en la barca de la Iglesia. Cristo conoce bien los caladeros, de nosotros depende: o en el puerto de nuestro egoísmo, o hacia sus horizontes.
Rev. D. Pedro IGLESIAS Martínez (Rubí, Barcelona, España)


Santoral Católico:
San Zacarías
Profeta del A. T.


Zacarías es uno de los profetas menores, a quien se atribuye el libro que lleva su nombre. Su nombre significa “Yaveh ha recordado”. Zacarías se llama a sí mismo hijo de Berekías hijo de Idó (Zac 1:1,7) pero en otros pasajes se omite el nombre de Berekías. Probablemente nació en algún lugar de Babilonia, puesto que su actividad profética empezó tan solo diecisiete años después del regreso del exilio, y es razonable pensar que para entonces tenía más de diecisiete años, aunque todavía se le consideraba joven.

Yahveh se valió de Zacarías y Ageo para animar a Zorobabel, al sumo sacerdote Jesúa y a los exiliados que habían regresado a terminar la reconstrucción del templo de Yaveh, aun cuando todavía estaba en vigor una prohibición del gobierno persa. La profecía de Zacarías contiene mensajes que pronunció con ese fin durante un período de dos años y un mes.

Una de las profecías que recoge el libro de Zacarías en el capitulo 11 y versículos 12 y 13 hace referencia directa al precio (treinta piezas de plata) que los principales de los sacerdotes ofrecieron a Judas por entregarles a Jesús. Ver el evangelio de San Mateo en el capítulo 26 y versículo 15.

Fuente: Catholic.net


La frase de hoy

"“Cuando anhelamos una vida sin dificultades,
recordemos que los robles crecen
con fuerza con vientos en contra
y que los diamantes nacen bajo presión”

Peter Marshall


Tema del día:
En unión con las almas del Purgatorio


¡Cuantos misterios esconde la Voluntad de Dios! Y muchos de ellos sólo se nos revelarán cuando ya sea tarde para corregir nuestro rumbo, y no nos quede otra opción más que someternos a la Justicia de Dios. ¡Si pudiéramos hablar con las almas purgantes, cuantos consejos nos darían! Ellas nos enseñarían que la diferencia más grande entre el infierno y el Purgatorio radica en que mientras en el fuego eterno las almas blasfeman y rechazan a Dios (llevando al infinito el rechazo y odio que tuvieron en vida), en el Purgatorio las almas buscan y desean a Dios. Y es ese el mayor castigo: no tener a Dios. Pero también es el mayor consuelo el saber que lo tendrán, luego de purificarse y ser almas dignas de estar en el Reino, en Su Presencia por toda la eternidad.

Ellas nos dirían que no desperdiciemos la gracia de poder hacer que el sufrimiento sirva para evitar la purificación por la que ellas pasan, ya que mientras en vida las buenas obras, el amor y el dolor suman y preparan el alma, en el Purgatorio solo queda sufrir y esperar el momento de subir al Cielo. ¡Que desperdicio el nuestro! Ellas nos ven malgastar nuestro día en banalidades que luego deberemos pagar, sometidos a la Justicia Perfecta de Dios. Y que nos dirían nuestros ángeles custodios, viendo que vamos camino al sufrimiento, como niños que irresponsablemente juegan al borde del precipicio, inconscientes del peligro que los acecha. Las almas purgantes y los ángeles son testigos de nuestros errores, y con enorme amor ruegan a Dios para que cambiemos nuestro rumbo y busquemos a Jesús, que lo deseemos con un corazón que reconoce que sólo Dios cuenta.

Imaginen que inútil aparece para estas almas todo nuestro superficial mundo, nuestras preocupaciones, mientras tenemos tiempo y la oportunidad de mostrarle a Dios que podemos entrar a Su Reino por el camino del Amor Perfecto, esto es, por medio de la fe, la esperanza y la caridad.

En el Purgatorio se ama, se ama sin límites, y se arrepiente el alma de tanta ceguera vivida en la vida terrenal. Ellas esperan el consuelo de María y de San Miguel, de los ángeles que acuden en su apoyo, recordándoles que después del sufrimiento tendrán la gloria de llegar al gozo infinito. Allí se pide oración: cuando ellos reciben el amor de los que aun estamos aquí hecho alabanza a Dios, no sólo se consuelan sino que acortan su sufrimiento. Y lo devuelven cuando llegan al Cielo, intercediendo por quienes los supieron ayudar a disminuir sus sufrimientos.

¿Quieres hacer un buen negocio, el mejor de todos? Une tu alma a las de las almas purgantes, ora por ellas, siente que estás unido a su dolor y las consuelas, mientras ellas adquieren la luminosidad que les permita subir a la Gloria. Verás entonces que los dolores de aquí adquieren un significado distinto, son un trampolín para el crecimiento del alma, te hacen sentirte unido a Dios, trabajando para Él. Pocas obras son tan agradables a Jesús y María como la oración de quienes se unen espiritualmente a las almas purgantes. Es un ida y vuelta, un fluir de alabanzas que sube y baja, y que ayuda tanto a unos como a otros.

Un día se escuchó, durante la segunda guerra mundial, una multitud aplaudiendo y aclamando en la iglesia de Santa María de la Gracia, en San Giovanni Rotondo. Pero a nadie se vio allí, por lo que los pocos que estaban presentes preguntaron a San Pío de Pietrelcina que había ocurrido. Él les dijo: “he estado rezando durante muchos días por los soldados que mueren en el campo de batalla, y una multitud de ellos ha venido a agradecerme porque han salido del Purgatorio y han entrado al Cielo”. La oración de Pío, poderoso intercesor ante Dios, les había acortado el sufrimiento.

Oremos por las almas purgantes, porque serán ellas las que intercederán por nosotros cuando tengamos que purificar nuestra alma. Y serán entonces ellas las que nos darán la bienvenida al Cielo, cuando Dios en Su Infinita Misericordia nos conceda esa Gracia.

¡Trabajemos por ello, tenemos nuestra vida para lograrlo, ese es el sentido de nuestra presencia aquí!

Oscar Schmidt


Pensamientos sanadores


Encontrando la armonía en Dios

Quizás, en este día te encuentres interiormente dividido: tironeando entre la ansiedad y la confianza, entre las dudas y las seguridades… con más incertidumbres que certezas, con más preguntas que respuestas.
Tal vez te sientas presionado por todo lo que debes hacer y por las pocas ganas que tienes de llevarlo adelante, considerando que todas las exigencias que cada día te presionan, llegan a un punto que se vuelven insoportables.
A lo mejor este sea tu caso, o no.
Lo cierto es que hay una certeza en la que tanto yo como tú podemos apoyarnos: sólo en Dios podemos hallar la verdadera fuente de armonía y paz. Bebamos en él y quedaremos saciados, y todo lo demás como añadidura, lo iremos ordenando junto a él.

(…) pero el que beba del agua que yo le daré, nunca más volverá a tener sed. El agua que yo le daré se convertirá en él en manantial que brotará hasta la Vida eterna. Juan 4, 14.


Pedidos de oración


Pedimos oración por la Paz del Mundo; por la Santa Iglesia Católica; por el Papa, los sacerdotes y todos los que componemos el cuerpo místico de Cristo; por la unión de los cristianos para que seamos uno, así como Dios Padre y nuestro Señor Jesucristo son Uno junto con el Espíritu Santo; por las misiones, por nuestros hermanos sufrientes por diversos motivos especialmente por las enfermedades, el hambre y la pobreza; por la unión de las familias y la fidelidad de los matrimonios; por el aumento de las vocaciones sacerdotales y religiosas, y por las Benditas Almas del Purgatorio.

Pedimos oración por el eterno descanso del alma de José Julio Injoque del Portal, quien hoy partió hacia el Señor. Reine para él la luz perpetua y esté junto a sus seres queridos, a Dios y a nuestra Santa Madre María Santísima y les dé fuerza a su familia para superar esta pena. Amén.

Pedimos oración por el alma de un joven estudiante de 12 años de edad, de Bogotá, Colombia, de nombre José Luis M. A. Su padre, en la Eucaristía celebrada por el hijo, pronunció estas palabras: 'Doy Gracias a Dios porque me ha reglado un ángel que ahora está en el cielo, y es mi deseo compartirlo con todos Ustedes'.

Pedimos oración por Poll René M. R. que vive en Barcelona, España, y nació con 6 mese de gestación y por eso no se desarrolló por completo, y ahora cumplió 2 años y gracias a Dios vive, pero ya se sometió a mas de 6 operaciones y mañana se estará sometiendo nuevamente a una cirugía. Oramos para que todo resulte favorable para él.

Pedimos oración por Ismael Antonio P. S., 13 años, que vive en Guayaquil, Ecuador y tiene un quiste de fosa posterior e hipoplasia cerebelosa y como consecuencia de la intoxicación por los juguetes con plomo padece de epilepsia la que hace poco le ocasionó una neumonía aspirativa. Los doctores la única esperanza que le dan es que con el desarrollo el quiste se reabsorva. Rogamos al Señor de la Divina Misericordia que tal cosa suceda para que este niño pueda crecer sano y feliz.

Tú quisiste, Señor, que tu Hijo unigénito soportara nuestras debilidades,
para poner de manifiesto el valor de la enfermedad y la paciencia;
escucha ahora las plegarias que te dirigimos por nuestros hermanos enfermos
y concede a cuantos se hallan sometidos al dolor, la aflicción o la enfermedad,
la gracia de sentirse elegidos entre aquellos que tu hijo ha llamado dichosos,
y de saberse unidos a la pasión de Cristo para la redención del mundo.
Te lo pedimos por Cristo nuestro Señor.
Amén

Nota de Redacción:
Para dar curso a los Pedidos de Oración es imprescindible dar los siguientes datos: nombres completos de la persona (habitualmente no publicamos apellidos), ciudad y país donde vive, y explicar el motivo de la solicitud de oración. Por favor: en los pedidos ser breves y concretos y enviarlos a pequesemillitas@gmail.com y deben poner en el asunto “Pedido de oración”, ya que los correos que llegan sin asunto (o con el asunto en blanco) son eliminados sin abrirlos. No se reciben pedidos de oración a través de Facebook ni por otro medio que no sea el correo antes señalado.


"Intimidad Divina"

¡No temáis!

Jesús, que es “el más fuerte”, venido para abatir el reino de Satanás en el mundo, puso un cuidado especial en formar a sus discípulos en la fortaleza, previniéndolos contra toda suerte de peligros. En el lago, cuando arrecia la borrasca y le despiertan asustados los discípulos gritando “¡Señor, sálvanos, que pereceremos!”, el Maestro les reprende: “¿Por qué estáis con miedo, hombres de poca fe?” (Mt 8, 25-26). La fe elimina todo temor. ¿Qué puede temer el que cree firmemente en Dios y está seguro de su ayuda omnipotente. “No temas, pequeño rebaño –dice Jesús– porque a vuestro Padre le ha parecido bien daros a vosotros el Reino” (Lc 12, 32). Aunque pocos, indefensos y perseguido, los discípulos de Cristo están siempre rodeados por el amor del Padre que los ha elegido para hijos suyos y los ha destinado a tener parte en su reino eterno. Para ellos es su gracia y su protección omnipotente; cuanto más se refugien en él, más fuertes serán.

La fortaleza cristiana es una de las virtudes más recomendadas por el Concilio Vaticano II, que “da profundamente gracias a Dios, que no deja de suscitar aun en nuestros días seglares de heroica fortaleza en medio de las persecuciones” (AA 17). No son pocos, en efecto –sacerdotes y fieles– los que hoy, por doquier, sufren por la fe. El martirio es la máxima expresión de la fortaleza cristiana animada por la caridad y, si bien no a todos se les pide, debe estar incluido en la visual de todo fiel. El cristiano es un mártir en potencia, consagrado tal por el bautismo y la confirmación, los cuales, infundiéndole la virtud de la fortaleza, lo hacen capaz de sacrificar, si fuera preciso, la misma vida por la fe.

Y es significativo que el Concilio antes de presentar el martirio como acto del cristiano, lo presente como “don insigne” de Dios. Don de Dios, porque sólo él puede dar la fuerza de afrontarlo, pero también don porque es grandísimo privilegio ser llamado a pagar tributo a la muerte no por precisión natural, sino por la causa de Dios, en testimonio de fidelidad. Esto no quita que cuando la persecución amaga y el peligro es inminente, sea el hombre presa del miedo y angustia. La fortaleza cristiana no dispensa de esta experiencia dolorosa, pero capacita para superarla poniendo los ojos en Cristo. Asociado a él, el cristiano encuentra la fuerza para “seguirle por el camino de la cruz, en medio de las persecuciones que nunca faltan a la Iglesia (LG 42). A sus discípulos perseguidos les repite el Maestro: ¡”Ánimo! Yo he vencido al mundo” (Jn 16, 33).

Dios mío, haced que no me acuerde más de mí para ver si perderé o ganaré; que sólo mire a servir y contentar a Vos. Y porque sé el amor que tenéis a vuestros criados, gusto de dejar mi sabor y bien, por contentaros en servirlos y decirles las verdades, para que se aprovechen sus almas, por el mejor término que puedo. Ni me acuerdo si perderé yo; la ganancia de los prójimos tengo presente, no más. Por contentaros más a Vos, Dios mío, quiero olvidarme a mí por ellos y perder la vida en la demanda, como hacían los mártires. (Santa Teresa de Jesús, Conceptos de amor de Dios 7, 5).

P. Gabriel de Sta. M. Magdalena O.C.D.
Jardinero de Dios
-el más pequeñito de todos-
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