PEQUEÑAS SEMILLITAS
Año 7 - Número 1706 ~
Miércoles 16 de Mayo de 2012
Desde la ciudad de Córdoba
(Argentina)
Hola…
Amar y ser amado es un grito y un don que las personas
llevamos dentro. Lo que nos alegra es el amor hecho detalle, hecho realidad
cotidiana. Lo que más duele es el desamor, la falta de amor. Jesús añade un
“pequeño” matiz: “como yo os he amado”. Tenemos un modelo y una forma de amar:
amar como Jesús ama.
Hay que estar continuamente referidos a Jesús para captar
su modo de amar, para entender la profundidad de su amor. Amar como Jesús es
novedad. No brota sin más. Lo vamos aprendiendo mirándole y escuchándole a Él.
La Palabra de Dios:
Evangelio de hoy
En aquel tiempo, Jesús habló así a sus discípulos: «Mucho
tengo todavía que deciros, pero ahora no podéis con ello. Cuando venga Él, el
Espíritu de la verdad, os guiará hasta la verdad completa; pues no hablará por
su cuenta, sino que hablará lo que oiga, y os anunciará lo que ha de venir. Él
me dará gloria, porque recibirá de lo mío y os lo anunciará a vosotros. Todo lo
que tiene el Padre es mío. Por eso he dicho: Recibirá de lo mío y os lo
anunciará a vosotros».
(Jn 16,12-15)
Comentario
Hoy, Señor, una vez más, nos quieres abrir los ojos para
que nos demos cuenta de que con demasiada frecuencia hacemos las cosas al
revés. «El Espíritu de la verdad, os guiará hasta la verdad completa» (Jn
16,13), aquello que el Padre ha dado a conocer al Hijo.
¡Es curioso!: más que dejarnos guiar por el Espíritu
(¡qué gran desconocido en nuestras vidas!), lo que hacemos es, bien pasar de
Él, bien “imponerle” las cosas una vez ya hemos tomado nuestras decisiones. Y
lo que hoy se nos dice es más bien lo contrario: dejar que Él nos guíe.
Pienso, Señor, en voz alta... Vuelvo a leer el Evangelio
de hoy y me vienen a la cabeza los chicos y chicas que recibirán la
Confirmación este año. Veo los que me rodean y estoy tentado a pensar: —¡Qué
verdes están! ¡A éstos, tu Espíritu no les va ni por delante ni por detrás; y
más bien se dejan guiar por todo y por nada!
A quienes se nos considera adultos en la fe, haznos
instrumentos eficaces de tu Espíritu para llegar a ser “contagiadores” de tu
verdad; para intentar “guiar-acompañar”, ayudar a abrir los corazones y los
oídos de quienes nos rodean.
«Mucho tengo todavía que deciros» (Jn 16,12). —¡No te
retengas, Señor, en dirigirnos tu voz para revelarnos nuestras propias
identidades! Que tu Espíritu de Verdad nos lleve a reconocer todo aquello de
falso que pueda haber en nuestras vidas y nos haga valientes para enmendarlo.
Que ponga luz en nuestros corazones para que reconozcamos, también, aquello que
de auténtico hay dentro de nosotros y que ya participa de tu Verdad. Que
reconociéndolo sepamos agradecerlo y vivirlo con alegría.
Espíritu de Verdad, abre nuestros corazones y nuestras
vidas al Evangelio de Cristo: que sea ésta la luz que ilumine nuestra vida
cotidiana. Espíritu Defensor, haznos fuertes para vivir la verdad de Cristo,
dando testimonio a todos.
Rev. D. Santi COLLELL i Aguirre (La Garriga, Barcelona,
España)
Santoral Católico:
San Juan Nepomuceno
Mártir
Nació en Bohemia (Checoslovaquia) hacia el año 1250, en
un pueblo llamado Nopomuc y de ahí se le puso el sobrenombre Nepomuceno.
Fue párroco de Praga y obtuvo el doctorado en la
Universidad de Padua. Después ocupó el alto puesto de Vicario General del
Arzobispado (o sea el segundo después del Arzobispo) lo cual significa que era
un hombre de total confianza para el prelado.
Pero el rey de Praga, Wenceslao, se dejaba llevar por dos
terribles pasiones, la cólera y los celos y dicen las antiguas crónicas que
siendo Juan Nepomuceno confesor de la reina, se le ocurrió al rey que el santo
le debía contar los pecados que la reina le había dicho en confesión, y al no
conseguir que le revelara estos secretos se propuso mandarlo asesinar. Luego el
rey tuvo otro gran disgusto y consistió en que el monarca se proponía
apoderarse de un convento para darle sus riquezas a un familiar, y el Vicario
Juan Nepomuceno se le opuso rotundamente, porque esos bienes eran de la Santa
Iglesia.
Entonces el rey mandó que al padre Juan lo ataran
doblado, con la cabeza pegada sobre los pies, y que lo lanzaran al río Moldava.
Fue en el año 1393. Los vecinos recogieron el cadáver y le dieron santa
sepultura.
En 1725 (o sea más de 300 años después de su muerte) una
comisión de sacerdotes, médicos y especialistas examinó la lengua del mártir
que estaba incorrupta pero seca y gris. Y de pronto, en presencia de todos
empezó a esponjarse y apareció de color de carne fresca, como si se tratara de
la lengua de una persona viva. Todos se pusieron de rodillas y este milagro,
presenciado por tantas personas y tan importantes, fue el cuarto milagro para
declararlo santo.
Desde su muerte siempre San Juan Nepomuceno fue
considerado patrono de los confesores, porque prefirió moro antes que revelar
los secretos de la confesión. También ha sido considerado Patrono de la buena
fama, porque prefirió el martirio, pero no permitió que la buena fama de una
penitente fuera destrozada.
En Praga, en el puente desde el cual fue echado al río,
se conserva una imagen de este gran santo, y muchas personas, al pasar por allí
le rezan devotamente.
Fuente: EWTN
La frase de hoy
"No es lícito perderse en teorías,
mientras muy cerca hay niños
que necesitan para subsistir un vaso de leche.
Los pobres serán nuestros jueces.
Solo podremos entrar en el cielo
sobre los hombros de los pobres"
San Vicente de Paul
Tema del día:
Guardar silencio
Si lo que vas a decir no es más hermoso que el silencio,
entonces no hables. Hay un tiempo para callar, igual que hay un tiempo para
hablar. El tiempo de callar debe ser el primero cronológicamente; y nunca se
sabrá hablar bien, si antes no se ha aprendido a callar.
El hombre es más dueño de sí mismo cuando guarda
silencio: cuando habla parece derramarse y disiparse por el discurso, de forma
que pertenece menos a sí mismo que a los demás. Es de un hombre de sentido
común hablar poco y decir siempre cosas razonables. El silencio es necesario en
muchas ocasiones, pero siempre hay que ser sincero; se pueden retener algunos
pensamientos, pero no debe disfrazarse ninguno. Hay formas de callar sin cerrar
el corazón; de ser discreto, sin ser sombrío y taciturno; de ocultar algunas
verdades, sin cubrirlas de mentiras.
Hay un silencio prudente, cuando se sabe callar
oportunamente. El silencio artificioso calla para sorprender, bien
desconcertando a quienes nos declaran sus sentimientos sin darles a conocer los
nuestros, bien aprovechando lo que hemos oído y observado sin haber querido
responder de otro modo mediante maneras engañosas.
Existe también el silencio complaciente que consiste no
sólo en aplicarse en escuchar sin contradecir, a quienes se trata de agradar,
sino también en darles muestras del placer que sentimos con su conversación o
con su conducta; de modo que las miradas, los gestos, todo supla la falta de la
palabra para aplaudirles. Es un silencio
inteligente cuando en el rostro de una persona que no dice nada se percibe
cierto talante abierto, agradable, animado e idóneo para reflejar, sin la ayuda
de la palabra, los sentimientos que se quieren dar a conocer. Es por el
contrario un silencio estúpido cuando, inmóvil la lengua e insensible el
espíritu, toda la persona parece abismada en una profunda taciturnidad que no
significa nada.
El silencio aprobatorio consiste en el consentimiento que
uno da a lo que ve o a lo que oye.
El silencio de desprecio no se digna a responder a quien
nos habla o que espera que opinemos sobre el tema, y mirar con tanta frialdad
como orgullo todo lo que viene de su parte. El silencio político es el de un
hombre prudente que se reserva y se comporta con circunspección, que jamás se
abre del todo, que no dice todo lo que piensa, que no siempre explica su
conducta; que, sin traicionar los derechos de la verdad, no siempre responde
claramente, para no dejarse descubrir.
El silencio de humor es el de cuyas pasiones sólo se
animan según la disposición o la agitación del humor que domina.
Enviado por Martha Patricia Ramírez
Pensamientos sanadores
Pide junto a María la paz del corazón
Hay un eje transversal en la vida de todos los santos: el
amor a la Madre de Dios y la contemplación de los momentos de su vida por medio
de los misterios del Santo Rosario.
Los cristianos podemos orar guiados por el Rosario,
recorriendo las escenas de la vida de María y de Jesús.
Esta es una oración tan sencilla que sólo la comprenden
los hombres y las mujeres de corazón humilde. Es una oración que debe ser hecha
con el corazón y en una comunicación de amor y cercanía con Dios y con su
Madre.
Una oración que el diablo detesta es el Rosario, por lo
cual tienta sutilmente para que uno lo descuide o lo abandone. O, al menos,
para que se haga de modo mecánico, de manera tal de no aprovechar todos sus
frutos.
Quienes oran con el Rosario irán experimentando, casi sin
darse cuenta, como Dios va derramando en sus corazones el don de la paz
interior.
¡Qué amable es tu
Morada, Señor del Universo! Mi alma se consume de deseos por los atrios del
Señor, mi corazón y mi carne claman ansiosos por el Dios viviente. Salmo 84,
2-3
Mayo, mes de María
San Juan Bosco necesitaba construir una Iglesia en honor
de María Auxiliadora, pero no tenía nada de dinero. Se lanzó, pero las deudas
también se lanzaron sobre él. Para conseguir dinero en un momento en que no
podía retrasar más los pagos, un día le dijo a la Virgen:
- ¡Madre mía! Yo he hecho tantas veces lo que tú me has
pedido... ¿Consentirás en hacer hoy lo que yo te voy a pedir?
Con la sensación de que la Virgen se ha puesto en sus
manos, don Bosco penetra en el palacio de un enfermo que tenía bastante dinero
pero que también era bastante tacaño. Este enfermo, que hace tres años vive
crucificado por los dolores y no podía siquiera moverse de la cama, al ver a
don Bosco le dijo:
- Si yo pudiera sentirme aliviado, haría algo por usted.
- Muchas gracias; su deseo llega en el momento oportuno;
necesito precisamente ahora tres mil liras.
- Está bien; obténgame siquiera un alivio, y a fin de año
se las daré.
- Es que yo las necesito ahora mismo.
El enfermo cambia con mucho dolor de postura, y mirando
fijamente a don Bosco, le dice:
- ¿Ahora? Tendría que salir, ir yo mismo al Banco
Nacional, negociar unas cédulas... ¡Ya ve!, es imposible.
No, señor, es muy posible -replica Don Bosco mirando su
reloj-. Son las dos de la tarde... Levántese, vístase y vamos allá dando
gracias a María Auxiliadora.
-¡Este hombre está chiflado! Protesta el viejo entre las
cobijas. -Hace tres años que no me muevo en la cama sin dar gritos de dolor, ¿y
usted dice que me levante? ¡Imposible!
- Imposible para usted, pero no para Dios... ¡Ánimo! Haga
la prueba...
Al rumor de las voces han acudido varios parientes, la
habitación está llena. Todos piensan de don Bosco lo mismo que el enfermo: que
está chiflado.
Traigan la ropa del señor, que va a vestirse -dice Don
Bosco-, y hagan preparar el coche, porque va a salir. Entretanto, nosotros,
recemos. Llega el médico.
- ¿Qué imprudencia está por cometer, señor mío?
Pero ya el enfermo no escuchaba más que a don Bosco; se
arroja de la cama y empieza a vestirse solo, y solo, ante los ojos maravillados
de sus parientes, sale de la habitación y baja las escaleras y sube al coche.
Detrás de él, don Bosco.
- ¡Cochero, al Banco Nacional! Ya la gente no se acuerda
de él: llevaba tres años sin salir a la calle. Vende sus cédulas y entrega a
don Bosco sus tres mil liras.
Quien confía en Ti, Madre, jamás se queda a dos velas.
Pero no estoy seguro de poderte decirlo que te dijo don Bosco: Madre mía, yo he
hecho tantas veces lo que Tú me has pedido. Sí, a partir de ahora, sí que podré
decírtelo. Pero ayúdame: quiero, sinceramente, saber lo que me pides.
Ahora puedes seguir hablando a María con tus palabras,
comentándole algo de lo que has leído.
Después termina con la oración final.
Texto del P. José Pedro Manglano Castellary
Tomado del Web Católico de Javier
Pedidos de oración
Pedimos oración por la Paz del Mundo; por la Santa
Iglesia Católica; por el Papa, los sacerdotes y todos los que componemos el
cuerpo místico de Cristo; por la unión de los cristianos para que seamos uno,
así como Dios Padre y nuestro Señor Jesucristo son Uno junto con el Espíritu
Santo; por las misiones, por nuestros hermanos sufrientes por diversos motivos
especialmente por las enfermedades, el hambre y la pobreza; por la unión de las
familias y la fidelidad de los matrimonios; por el aumento de las vocaciones
sacerdotales y religiosas, y por las Benditas Almas del Purgatorio.
Pedimos oración por Claudia Mariana O., de la localidad
de Las Higueras, provincia de Córdoba, Argentina, que es enfermera y
próximamente partirá como misionera “ad gente” a África, donde pondrá
en práctica sus conocimientos específicos y evangelizará a los carecientes de
ese lugar por los próximos dos años. Que el Señor la acompañe y el Espíritu
Santo la colme con sus dones.
Pedimos oración por Marcela Mabel que vive en La
Plata, Argentina, y está enferma de cáncer, para que María Madre de Dios y
Madre nuestro interceda por ella ante Jesús para fortalecerla y conseguir la
gracia de su curación.
Tú quisiste, Señor, que tu Hijo unigénito soportara
nuestras debilidades,
para poner de manifiesto el valor de la enfermedad y la
paciencia;
escucha ahora las plegarias que te dirigimos por nuestros
hermanos enfermos
y concede a cuantos se hallan sometidos al dolor, la
aflicción o la enfermedad,
la gracia de sentirse elegidos entre aquellos que tu hijo
ha llamado dichosos,
y de saberse unidos a la pasión de Cristo para la
redención del mundo.
Te lo pedimos por Cristo nuestro Señor.
Amén
Nota de Redacción:
Para dar curso a los Pedidos de Oración es imprescindible
dar los siguientes datos: nombres completos de la persona (habitualmente no
publicamos apellidos), ciudad y país donde vive, y explicar el motivo de la
solicitud de oración. Enviar los pedidos de oración a pequesemillitas@gmail.com
"Intimidad Divina"
María Madre de la Iglesia
El Concilio Vaticano II ha puesto bien de relieve el
lugar especialísimo de la Bienaventurada Virgen María en la historia de la
salvación y consiguientemente en la historia y en la vida de la Iglesia. Hija
humilde del antiguo Israel, María es al mismo tiempo la hija primogénita y la
madre del nuevo, algo a sí como es hija y madre de Dios. Hija primogénita de la
Iglesia, por ser el primer fruto de la salvación, “redimida de un modo eminente
en atención a los méritos futuros de su Hijo” (LG 53), y por lo tanto primer sarmiento
injertado en Cristo, primer miembro de su Cuerpo místico. Por sobre todo María
es madre de la Iglesia, en cuanto predestinada desde toda la eternidad para ser
la madre de Aquel que debía dar vida a la Iglesia misma. A través de esta
humilde Virgen llegó hasta los hombres la salvación prometida por Dios desde el
principio del género humano.
De esta manera María, primogénita de los redimidos, se
convierte en la madre de esos mismos redimidos, la madre del nuevo Pueblo de
Dios, tanto que los Santos Padres comparándola con Eva, la llaman “Madre de los
vivientes”, y afirman con mayor frecuencia: “la muerte vino por Eva, por María
la vida” (LG 56). La Madre del Salvador es por derecho la madre de los que han
sido salvados, y esto no sólo porque ha engendrado el Salvador a la vida
terrena, sino porque estuvo íntimamente asociada a su obra de salvación. Por la
unión de María con su Hijo, cualquier acción suya tiene un valor salvífico, y
el oficio de madre que ejercita con respecto a él se extiende a cuantos creerán
en él. A los pies de la cruz, cuando Jesús le confía a Juan, y en el cenáculo,
donde con los discípulos espera al Espíritu Santo, María aparece de lleno en su
función de Madre de la Iglesia, la cual espera apoyo en su corazón materno y
saca fuerza y fecundidad espiritual de su oración.
La Virgen de Nazaret, que más que ninguna otra criatura
amó a Dios y a los hombres “en su vida fue ejemplo de aquel afecto materno, con
el que es necesario que estén animados todos los que en la misión apostólica de
la Iglesia cooperan para regenerar a los hombres” (LG 65). La Iglesia no tiene
más que reflejarse en María para comprender de qué manera y en qué medida debe
cumplir su misión de caridad, consagrándose totalmente al servicio de Dios y de
los hombres… Este es el camino que todo miembro de la Iglesia debe seguir para
crecer continuamente en la caridad y en la fe, o mejor dicho –en expresión del
Concilio– para conservar “virginalmente la fe íntegra, la sólida esperanza, la
sincera caridad” (LG 64).
¡Oh María, verdaderamente
tú eres bendita entre las mujeres, porque has cambiado en bendición la
maldición contra Eva; porque has hecho que Adán fuese bendecido por causa tuya.
Verdaderamente tú eres la bendita entre las mujeres, porque por medio tuyo se
ha extendido sobre todos los hombres la bendición del Padre celestial y los ha
librado de la antigua maldición. Verdaderamente tú eres bendita entre las
mujeres, porque por ti tus progenitores hallaron la salvación, pues debes dar a
luz el Salvador que les obtendrá la salvación de Dios. Verdaderamente tú eres
bendita entre las mujeres, porque sin concurso de varón has producido el fruto
que da al mundo entero la bendición y lo rescata de la maldición que le hacía
producir espinas. Verdaderamente tú eres la bendita entre las mujeres, porque
siendo por naturaleza sólo una mujer, has sido hecha madre de Dios. En efecto,
si el que de ti debe nacer es verdadero Dios encarnado, con todo derecho tú te
llamas Madre de Dios, habiendo engendrado verdaderamente a todo un Dios. (S.
Sofronio de Jerusalén)
P. Gabriel de Sta. M. Magdalena O.C.D.
Jardinero de Dios
-el más pequeñito de todos-
.
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