jueves, 23 de febrero de 2012

Pequeñas Semillitas 1630

PEQUEÑAS SEMILLITAS

Año 7 - Número 1630 ~ Jueves 23 de Febrero de 2012
Desde la ciudad de Córdoba (Argentina)
   

Hola…
Hemos iniciado el camino de la Cuaresma y es bueno recordar que el Papa Benedicto XVI, en su mensaje especial con motivo de este tiempo, ha pedido poner especial énfasis en la caridad con nuestros hermanos. Ha dicho nuestro máximo pastor: “Los discípulos del Señor, unidos a Cristo mediante la Eucaristía, viven en una comunión que los vincula los unos a los otros como miembros de un solo cuerpo. Esto significa que el otro me pertenece, su vida, su salvación, tienen que ver con mi vida y mi salvación”. Y más adelante, recordando la carta a los Hebreos, ha señalado: “...todos han de sentir la urgencia de ponerse a competir en la caridad, en el servicio y en las buenas obras”
Pidamos a María, que como Madre nos ayude a practicar el amor y la caridad, para que estas virtudes nos eleven espiritualmente en esta Cuaresma, al tiempo que seamos capaces de hacer un sereno y profundo examen de conciencia que nos permita llegar a una buena reconciliación con Dios, preparando nuestra alma para vivir los días más fuertes de la liturgia católica.


La Palabra de Dios:
Evangelio del día


En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: «El Hijo del hombre debe sufrir mucho, y ser reprobado por los ancianos, los sumos sacerdotes y los escribas, ser matado y resucitar al tercer día». Decía a todos: «Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, tome su cruz cada día, y sígame. Porque quien quiera salvar su vida, la perderá; pero quien pierda su vida por mí, ése la salvará. Pues, ¿de qué le sirve al hombre haber ganado el mundo entero, si él mismo se pierde o se arruina?».
(Lc 9,22-25)

Comentario
Hoy es el primer jueves de Cuaresma. Todavía tenemos fresca la ceniza que la Iglesia nos ponía ayer sobre la frente, y que nos introducía en este tiempo santo, que es un trayecto de cuarenta días. Jesús, en el Evangelio, nos enseña dos rutas: el Via Crucis que Él ha de recorrer, y nuestro camino en su seguimiento.
Su senda es el Camino de la Cruz y de la muerte, pero también el de su glorificación: «El Hijo del hombre debe sufrir mucho, y ser reprobado (...), ser matado y resucitar al tercer día» (Lc 9,22). Nuestro sendero, esencialmente, no es diferente del de Jesús, y nos señala cuál es la manera de seguirlo: «Si alguno quiere venir en pos de mí...» (Lc 9,23).
Abrazado a su Cruz, Jesús seguía la Voluntad del Padre; nosotros, cargándonos la nuestra sobre los hombros, le acompañamos en su Via Crucis.
El camino de Jesús se resume en tres palabras: sufrimiento, muerte, resurrección. Nuestro sendero también lo constituyen tres aspectos (dos actitudes y la esencia de la vocación cristiana): negarnos a nosotros mismos, tomar cada día la cruz y acompañar a Jesús.
Si alguien no se niega a sí mismo y no toma la cruz, quiere afirmarse y ser él mismo, quiere «salvar su vida», como dice Jesús. Pero, queriendo salvarla, la perderá. En cambio, quien no se esfuerza por evitar el sufrimiento y la cruz, por causa de Jesús, salvará su vida. Es la paradoja del seguimiento de Jesús: «¿De qué le sirve al hombre haber ganado el mundo entero, si él mismo se pierde o se arruina?» (Lc 9,25).
Esta palabra del Señor, que cierra el Evangelio de hoy, zarandeó el corazón de san Ignacio y provocó su conversión: «¿Qué pasaría si yo hiciera eso que hizo san Francisco y eso que hizo santo Domingo?». ¡Ojalá que en esta Cuaresma la misma palabra nos ayude también a convertirnos!
Fray Josep Mª MASSANA i Mola OFM (Barcelona, España)


Santoral Católico:
San Policarpo de Esmirna
Obispo y Mártir


San Policarpo, obispo de Esmirna, conoció de cerca al apóstol Juan y a los otros que habían visto al Señor", y fue "instruido por testigos oculares de la vida del Verbo". Por eso él se presenta a nosotros como el testigo de la vida apostólica y como el hombre de la tradición viva "siempre de acuerdo con las Escrituras". Los trozos citados pertenecen a una carta suya a los cristianos de Filipos en Macedonia, que le habían pedido alguna exhortación y la copia de eventuales cartas del santo obispo de Antioquía, Ignacio, del que él había sido amigo.

Policarpo era sobre todo un hombre de gobierno. No tenía la cualidad de escritor y pensador como San Ignacio, ni deseaba como él ser "triturado" por las fieras del circo para "llegar a Dios". Al contrario, se mantuvo escondido "a causa de la humilde desconfianza en sí mismo". Era anciano y sabía que no se podía confiar mucho en sus fuerzas. Pero cuando fue descubierto en un granero y reconducido a la ciudad, demostró la serena valentía de su fe.

Conocemos la conmovedora conclusión de su vida gracias a un documento fechado un año después del martirio de San Policarpo, que tuvo lugar el 23 de febrero del año 155. Es una carta de la "Iglesia de Dios peregrinante en Esmirna, a la Iglesia de Dios peregrinante en Filomelio y también a todas las parroquias de cualquier lugar de la Iglesia santa y católica". Es una narración muy importante bajo el aspecto histórico, hagiográfico y litúrgico. Al procónsul Stazio Quadrato, que lo exhorta a renegar de Jesús, contesta moviendo la cabeza: "Desde hace 86 años lo sirvo y nunca me ha hecho ningún mal: ¿cómo podría blasfemar de mi Rey que me ha redimido?". "Te puedo hacer quemar vivo", insiste el procónsul. Y Policarpo: "EL fuego con que me amenazas quema por un momento, después pasa; yo en cambio temo el fuego eterno de la condenación".

Mientras en el anfiteatro de Esmirna se está quemando vivo, "no como una carne que se asa, sino como un pan que se cocina", el mártir eleva al Señor una estupenda oración, breve pero intensa: "Bendito seas siempre, oh Señor; que tu nombre adorable sea glorificado por todos los siglos, por Jesucristo pontífice eterno y omnipotente, y que se te rinda todo el honor con él y con el Espíritu Santo, por los siglos de los siglos". De improviso ese cuerpo quemado quedó reducido a cenizas. "A pesar de esto – escribe el autor de esa carta, que recomienda hacer leer a las otras Iglesias – nosotros recogimos uno que otro hueso, que conservamos como oro y piedras preciosas".

Fuente: Catholic.net


La frase de hoy

"No podemos considerar esta Cuaresma como una época más, repetición cíclica del tiempo litúrgico. Este momento es único; es una ayuda divina que hay que acoger. Jesús pasa a nuestro lado y espera de nosotros —hoy, ahora— una gran mudanza"

San Josemaría Escrivá de Balaguer


Tema del día:
Examen de conciencia


Examen de conciencia cuaresmal propuesto por el nuevo Ritual Romano de la Penitencia, con miras a la preparación de la confesión sacramental (Adaptado por Bertrand de Margerie SJ.)

Frente a Dios

1) ¿Recurro al Sacramento de la Penitencia en virtud de un deseo sincero de purificación, de conversión, de renovación y de amistad más profunda con Dios, o tal vez lo considero como un peso a llevar raramente?

2) ¿He olvidado u omitido expresamente en mis confesiones precedentes algunos pecados graves?

3) ¿He cumplido con la satisfacción impuesta por el confesor? ¿He  reparado las injusticias eventualmente infligidas a terceros? ¿Me he esforzado  en practicar las resoluciones tomadas con miras a reformar mi vida según el Evangelio?

4) El Señor Jesús  dijo: “Amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón” (Mt. 22,37). ¿Mi corazón se orienta hacia Dios hasta el punto de amarlo sobre todas las cosas, en fiel observancia de los mandamientos, como un hijo ama a su padre? .O Bien estoy más preocupado por las cosas temporales. ¿En mi obrar, es recta mi intención?

5) ¿Mi fe en Dios - quien nos habló por su Hijo - es firme? ¿Me he adherido firmemente a la doctrina de la Iglesia?  ¿Me he preocupado permanentemente por mi formación cristiana, de escuchar la Palabra de Dios, de participar en una catequesis superior, de evitar todo lo que daña a la fe? He profesado siempre vigorosamente y sin temor la fe en Dios y en su Iglesia. ¿Me he mostrado cristiano  tanto en  la vida privada como en la pública?

6) ¿He rezado mañana y tarde? ¿Es mi oración una verdadera conversación  del espíritu y del corazón con Dios o es solamente un rito exterior? ¿He ofrecido a Dios trabajos, alegrías y dolores? ¿He recurrido a Él en las tentaciones?

7) ¿Respeto y amo el Nombre de Dios? ¿He ofendido a Dios con blasfemias  o con falsos juramentos o pronunciando su Nombre de manera vana? ¿He faltado al respeto debido a la Santísima Virgen María y a los Santos?

8) ¿Santifico los Domingos y las fiestas de la Iglesia participando activamente, con atención y piedad en el culto litúrgico, especialmente en la Misa? ¿He observado los mandamientos relativos a la confesión anual y a la comunión Pascual?

9) ¿Tengo, tal vez, otros dioses, con los cuales soy más cuidadoso o en cuales tengo más confianza que en Dios, como el dinero, supersticiones, espiritismo y otras prácticas mágicas?

Frente al prójimo

10) ¿Abuso de mis hermanos utilizándolos para mis fines o actuando con ellos de una manera que no quisiera para mí? ¿He escandalizado con malas palabras o con malas acciones?

11) En la vida familiar: Hijo o hija. ¿He obedecido a mis padres, los he honrado o ayudado en sus necesidades espirituales o materiales? Padre. ¿He sido cuidadoso con la instrucción y la educación cristiana de mis hijos, de ayudarlos con mi buen ejemplo y por el ejercicio de mi autoridad? Esposo. ¿He sido fiel de corazón y de conducta?

12) ¿Reparto mis bienes con aquellos que son más pobres que yo? ¿He defendido, en tanto me fuera posible, a los oprimidos, y ayudado a quienes se encuentran en la miseria? ¿He  despreciado a los débiles, a los ancianos, o a los extranjeros?

13) ¿Recuerdo la misión recibida en la confirmación? ¿He participado en la vida de mi parroquia, en las obras de apostolado y de caridad de la Iglesia? ¿He acudido en auxilio de sus necesidades? ¿He rezado por la unión de todos  dentro de unidad de la Iglesia, por la evangelización de los pueblos, por la paz y justicia entre ellos?

14) ¿Me preocupo del bien y de la prosperidad de la comunidad en la que vivo? ¿He promovido, especialmente, la honestidad de las costumbres, la concordia y la caridad? ¿He cumplido mis deberes cívicos (electorales)?. ¿He pagado mis impuestos?

15) ¿En mi  ejercicio profesional he sudo justo, activo, honesto, y servicial? ¿He pagado un salario justo a mis obreros o empleados? ¿He cumplido las promesas y condiciones contractuales?

16) ¿He obedecido y respetado a las autoridades legítimas?

17) ¿Si tuve una responsabilidad o ejercí alguna autoridad, lo hice con espíritu de servicio y por el bien de los otros?

18) ¿He causado daño al prójimo y he sido injusto con él por juicios o  teniendo sospechas temerarias, con maledicencias, calumnias o violación de secretos?

19) ¿He violado la integridad física, la vida, la reputación, el honor del prójimo? ¿He dañado o me he apropiado de sus bienes? ¿He sugerido, persuadido o procurado un aborto? ¿Odio a alguien? ¿Estoy alejado del resto por riñas, insultos, cólera o enemistad? ¿He sido culpable de negarme a dar testimonio de la inocencia del prójimo?

20) ¿He deseado de manera injusta o desordenada el bien ajeno o lo he robado? ¿He dañado a sus propietarios? ¿He sido cuidadoso en restituir el bien ajeno y en reparar el perjuicio causado?

21) Si mis derechos fueron vulnerados, ¿he estado listo al perdón, a la reconciliación y a la paz, por amor  a Cristo, o he conservado voluntariamente el odio y el deseo de venganza?

Cristo, el Señor, ha dicho: “Ama a tu prójimo como a ti mismo”

22) ¿Cuál ha sido la orientación fundamental de mi vida? ¿He sido animado por la esperanza de la vida eterna? ¿He tenido cuidado de progresar en la vida espiritual mediante la oración, por la lectura y la meditación de la Palabra de Dios, por la participación en los Sacramentos, y por la penitencia? ¿He tenido cuidado de dominar mis inclinaciones y pasiones malas, mis vicios como la envidia, la glotonería, el alcoholismo, y la propensión a las drogas? ¿O aquellas como la vanidad y el orgullo? ¿Me he exaltado frente a Dios? ¿He despreciado al prójimo? ¿Me he considerado superior en todo frente  a los otros? ¿He querido imponerles mi voluntad, ignorando sus derechos y su libertad?

23) ¿He empleado los dones recibidos de Dios (“los talentos”), como el tiempo y la fuerza, para perfeccionarme a mí mismo? ¿He sido perezoso?

24) ¿He soportado con paciencia las contradicciones, penas y dolores? ¿He observado la ley del ayuno y de la abstinencia (miércoles de ceniza para el primero y  los viernes de cuaresma para la segunda? ¿He observado la ley divina de la penitencia cada viernes (haciendo el Vía Crucis, por ejemplo)?.

25) ¿He conservado mis sentidos y todo mi cuerpo en el pudor y la castidad? ¿He recordado que mi cuerpo (por el bautismo) es un templo del Espíritu, destinado a la resurrección gloriosa? ¿He manchado mi carne con malos pensamientos, malas palabras y malos deseos; por miradas o actos indignos e impuros? ¿He buscado o aceptado lecturas, conversaciones y espectáculos contrarios a la castidad? ¿He inducido a los otros al pecado? ¿He observado la ley moral en la práctica matrimonial?

26) ¿He actuado contra mi conciencia por temor o hipocresía?

27) ¿Soy esclavo de tal o cual pasión?

Apéndice I

Todo pecado grave debe ser acusado en número y especie: por ejemplo, “he pecado cinco veces de desear impuramente a una persona casada, o “en faltado tres veces a la Misa dominical sin justificación seria”.

Apéndice II

Complemento a las preguntas 12, 14 y 15 a la luz del examen de conciencia social propuesto por Bertrand de Margerie SJ en Sacrements et developpement integral. (Paris, Téqui, 1977, cap. IV).

28) ¿Tengo la costumbre de hacer mi propia contabilidad? ¿He rendido cuentas a mí mismo, a los otros y a Dios del uso del dinero?

29) ¿He tomado en cuenta, en mis inversiones, las necesidades urgentes de los países subdesarrollados o de los sectores menos desarrollados de la economía nacional?

30) ¿Me he embolsado mis dividendos sin preguntarme si lesionaban o no los derechos de terceros)? ¿No Tengo -en este caso- la obligación de restituir a los terceros en la medida de la violación de sus derechos? ¿He pensado en unirme a  otros accionistas para defender, en las asambleas generales, a los obreros  de la empresa y a los consumidores?

31) ¿Soy miembro de una organización profesional?

32) ¿Que he hecho, que hago o qué puedo hacer para transformar mi medio profesional en una verdadera comunidad de personas?

33) Si mis empleados son padres y madres de familia, ¿reciben - en la medida de lo posible- un salario familiar?

34) ¿Tengo la costumbre de consultar (mediante un mecanismo previamente dispuesto) a los obreros de mi empresa respecto de los problemas de su gestión, con el fin de que tengan voz en el asunto y  de que tomen conciencia de participar en mis responsabilidades?

(Estas preguntas están inspiradas en  recientes encíclicas sociales de los Papas)

Traducido del francés por José Gálvez Krüger
ACI Prensa


Pensamientos sanadores


Hoy pide el sabor por la vida

Hay enfermedades y lesiones que impiden a quienes las han sufrido gustar los de los aromas y de los sabores, impidiendo así disfrutar de los diferentes perfumes y de las diferentes comidas.
Las personas con trastornos del gusto pueden sentir sabores que no existen, no diferenciar los sabores o no sentir ningún sabor.
De manera semejante, hay personas que tienen lesionada el alma, a tal punto que no logran saborear los pequeños placeres cotidianos que Dios les regala.
Si éste es tu caso, pídele al Señor que sane “las papilas gustativas de tu corazón” y renueve “la capacidad olfativa” para así reconocer las bendiciones diarias.
Por tu parte, haz cada cosa que tengas que realizar disfrutando de poder hacerlo y sintiendo lo bello de estar vivo; sabiendo que no lo harás de manera perfecta ya que sólo Dios es perfecto, pero que de ti pondrás lo mejor, y que para Dios eso basta.

Señor, tú nos aseguras la paz, porque eres tú el que realiza por nosotros todo lo que nosotros hacemos. Isaías 26, 12


Pedidos de oración

Pedimos oración por la Paz del Mundo; por la Santa Iglesia Católica; por el Papa, los sacerdotes y todos los que componemos el cuerpo místico de Cristo; por la unión de los cristianos para que seamos uno, así como Dios Padre y nuestro Señor Jesucristo son Uno junto con el Espíritu Santo; por las misiones, por nuestros hermanos sufrientes por diversos motivos especialmente por las enfermedades, el hambre y la pobreza; por la unión de las familias y la fidelidad de los matrimonios; por el aumento de las vocaciones sacerdotales y religiosas, y por las Benditas Almas del Purgatorio.

Pedimos oración por las víctimas del accidente ferroviario ocurrido ayer en Buenos Aires. Rezamos por los muertos, por los heridos y por sus familias.

Pedimos oración por el eterno descanso del alma de José, de México, y por la resignación cristiana para sus familiares.
  
Tú quisiste, Señor, que tu Hijo unigénito soportara nuestras debilidades,
para poner de manifiesto el valor de la enfermedad y la paciencia;
escucha ahora las plegarias que te dirigimos por nuestros hermanos enfermos
y concede a cuantos se hallan sometidos al dolor, la aflicción o la enfermedad,
la gracia de sentirse elegidos entre aquellos que tu hijo ha llamado dichosos,
y de saberse unidos a la pasión de Cristo para la redención del mundo.
Te lo pedimos por Cristo nuestro Señor.
Amén

Nota de Redacción:
Para dar curso a los Pedidos de Oración es imprescindible dar los siguientes datos: nombres completos de la persona (habitualmente no publicamos apellidos), ciudad y país donde vive, y explicar el motivo de la solicitud de oración.


Cuaresma día por día


Santa Misa.

A media tarde, Jorge entra en la cocina como un huracán y le dice a su mujer: "Hola, cariño... Voy a cambiarme. Felipe y yo vamos a jugar un partido de tenis antes de que se haga de noche". "¡Pero, Jorge! -objeta su mujer- es muy tarde y tenía preparada una excelente cena: carne a la borgoñesa, y verduras, y una tarta de limón." "Lo siento, cariño -responde Jorge- tomaré un bocadillo en un bar. Tómatelo tú..."

A los cinco minutos, Jorge ya está en camino. Su mujer no puede reprimir el llanto.

"No me quiere", solloza contemplando la excelente cena que había preparado a su marido.

Cualquier mujer que lea esto simpatizará con la esposa de Jorge y hasta muchos hombres le darán la razón, sin pensar que casi todos somos culpables de una falta de consideración semejante, y en mucho mayor grado.

Falta de consideración con Jesús. Desprecio de¡ amor que ha derrochado con nosotros. Indiferencia ante el Gran Banquete -la Eucaristía, la Comunión- a que nos invita.

¿Vas a Misa siempre que puedes? ¿Adelantas el estudio para poder ir a estar con tu Amigo acompañándole en la Pasión, que eso es la Misa? Qué buen propósito: durante la Cuaresma ir a Misa siempre que pueda, todos los días que me sea posible.

Lo que no está escrito es ahora cuando puedes decírselo, comentando el texto que has leído y las preguntas. Después termina con una oración final.

P. José Pedro Manglano Castellary


"Intimidad Divina"

Elige tu vida

Exhortando Moisés al pueblo de Israel a ser fiel a Dios, le coloca delante de una gran alternativa: o amar al Señor, cumplir sus mandamientos y así alcanzar sus bendiciones, o volverse atrás siguiendo otros dioses y preparándose por lo tanto a encontrarse con las maldiciones divinas. “Os pongo delante de la vida y de la muerte, la bendición y la maldición. Elige la vida y vivirás” (Dt 30, 19). No basta una elección hecha una vez para siempre, debe ser una elección que se renueva y se vive día a día, tanto en las circunstancias más especiales como en las mas sencillas; todo tiene que ser visto, meditado y elegido a la luz de la fe, en relación con Dios, en armonía con su palabra.

La Iglesia, durante la Cuaresma, invita a todos a recogerse más profundamente, a escuchar con más frecuencia la palabra de Dios, a una oración más intensa, para que cada uno examine su comportamiento y procure siempre conformarlo más a la ley, a la voluntad del Señor. La Cuaresma debe ser una época de verdaderos ejercicios espirituales orientados a la revisión y a la reforma de la vida, que dispongan a celebrar con mayor pureza y fervor el misterio pascual en el que culmina y se cumple la obra de la salvación.

Elegir la vida es seguir a Cristo negándose a sí mismo y llevando la cruz. Pero no es la mortificación y la renuncia las que valen por sí mismas, sino abrazarlas “por mí”, ha dicho el Señor: abrazarlas por su amor, con deseo de hacerse semejantes a su pasión, muerte y resurrección. Si Jesús padeció, murió y resucitó por la salvación de todos los hombres, el cristiano ha de querer participar en su misterio para cooperar con Él en la salvación de los hermanos.

¡Oh Verbo, Cordero desangrado y abandonado en la cruz!... tú dijiste “Yo soy el Camino, la Verdad y la Vida”, y nadie puede ir al Padre sino por ti. Abre los ojos de nuestro entendimiento para que veamos… y nuestros oídos para escuchar la doctrina que nos enseñas… Tu doctrina es esta: pobreza voluntaria, paciencia ante las injurias, devolver bien por mal, permanecer pequeños, ser humildes, aceptar ser pisoteados y abandonados en el mundo con tribulaciones, persecuciones por parte del mundo y del demonio visible e invisible, con tribulaciones hasta por parte de la propia carne, la cual, como rebelde que es, se revela siempre contra su Creador y lucha contra el espíritu. Ahora bien, ésta es tu doctrina: llevarlo todo con paciencia y resistir al pecado con las armas del odio (contra el mal) y el amor. ¡Oh dulce y suave doctrina! Tú eres el tesoro que Cristo eligió para sí y legó a sus discípulos. Esta fue la mayor riqueza que pudo dejar… Haz que yo me vista de ti, ¡oh Cristo hombre!, es decir, de tus penas y oprobios, haz que no quiera deleitarme en otra cosa. (Santa Catalina de Siena)

P. Gabriel de Sta. M. Magdalena O.C.D.
 
Jardinero de Dios
-el más pequeñito de todos-
.

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