martes, 7 de febrero de 2012

Pequeñas Semillitas 1616

PEQUEÑAS SEMILLITAS

Año 7 - Número 1616 ~ Martes 7 de Febrero de 2012
Desde la ciudad de Córdoba (Argentina)
   

Hola…
Después de las curaciones, Jesús no se queda “instalado”, satisfecho con el éxito obtenido. Sigue su camino, continúa su misión de predicar, curar, liberar... Y nos invita a ir con Él. A que nuestras manos sirvan y ayuden, a que nuestro corazón sea compasivo y nuestra voz anuncie vida, alegría, liberación, esperanza, paz... Para eso hemos venido.
La actividad y actitud de Jesús, sus palabras, la relación que tiene con las personas, su cercanía con Dios, no son algo del pasado. Su preocupación por quienes sufren y el anuncio de la Buena Noticia definen el estilo de vida de quienes le siguen. Nos deja la tarea de entrar en la historia de las personas para lograr que tengan vida plena, para liberarlas de todos los demonios y yugos que oprimen y esclavizan. Como hizo Jesús.
A.G.


La Palabra de Dios:
Evangelio del día


En aquel tiempo, se reunieron junto a Jesús los fariseos, así como algunos escribas venidos de Jerusalén. Y al ver que algunos de sus discípulos comían con manos impuras, es decir no lavadas, -es que los fariseos y todos los judíos no comen sin haberse lavado las manos hasta el codo, aferrados a la tradición de los antiguos, y al volver de la plaza, si no se bañan, no comen; y hay otras muchas cosas que observan por tradición, como la purificación de copas, jarros y bandejas-.
Por ello, los fariseos y los escribas le preguntan: «¿Por qué tus discípulos no viven conforme a la tradición de los antepasados, sino que comen con manos impuras?». Él les dijo: «Bien profetizó Isaías de vosotros, hipócritas, según está escrito: ‘Este pueblo me honra con los labios, pero su corazón está lejos de mí. En vano me rinden culto, ya que enseñan doctrinas que son preceptos de hombres’. Dejando el precepto de Dios, os aferráis a la tradición de los hombres». Les decía también: «¡Qué bien violáis el mandamiento de Dios, para conservar vuestra tradición! Porque Moisés dijo: ‘Honra a tu padre y a tu madre y: el que maldiga a su padre o a su madre, sea castigado con la muerte’. Pero vosotros decís: ‘Si uno dice a su padre o a su madre: Lo que de mí podrías recibir como ayuda lo declaro "Korbán" -es decir: ofrenda-’, ya no le dejáis hacer nada por su padre y por su madre, anulando así la Palabra de Dios por vuestra tradición que os habéis transmitido; y hacéis muchas cosas semejantes a éstas».
(Mc 7,1-13)

Comentario
Hoy contemplamos cómo algunas tradiciones tardías de los maestros de la Ley habían manipulado el sentido puro del cuarto mandamiento de la Ley de Dios. Aquellos escribas enseñaban que los hijos que ofrecían dinero y bienes para el Templo hacían lo mejor. Según esta enseñanza, sucedía que los padres ya no podían pedir ni disponer de estos bienes. Los hijos formados en esta conciencia errónea creían haber cumplido así el cuarto mandamiento, incluso haberlo cumplido de la mejor manera. Pero, de hecho, se trataba de un engaño.
«¡Qué bien violáis el mandamiento de Dios, para conservar vuestra tradición!» (Mc 7,9): Jesucristo es el intérprete auténtico de la Ley; por eso explica el justo sentido del cuarto mandamiento, deshaciendo el lamentable error del fanatismo judío.
«Moisés dijo: ‘Honra a tu padre y a tu madre’» (Mc 7,10): el cuarto mandamiento recuerda a los hijos las responsabilidades que tienen con los padres. Tanto como puedan, les han de prestar ayuda material y moral durante los años de la vejez y durante las épocas de enfermedad, soledad o angustia. Jesús recuerda este deber de gratitud.
El respeto hacia los padres (piedad filial) está hecho de la gratitud que les debemos por el don de la vida y por los trabajos que han realizado con esfuerzo en sus hijos, para que éstos pudieran crecer en edad, sabiduría y gracia. «Honra a tu padre con todo el corazón, y no te olvides de los dolores de tu madre. Recuerda que por ellos has nacido. ¿Qué les darás a cambio de lo que han hecho por ti?» (Sir 7,27-28).
El Señor glorifica al padre en sus hijos, y en ellos confirma el derecho de la madre. Quien honra al padre expía los pecados; quien glorifica a la madre es como quien reúne un tesoro (cf. Sir 3,2-6). Todos estos y otros consejos son una luz clara para nuestra vida en relación con nuestros padres. Pidamos al Señor la gracia para que no nos falte nunca el verdadero amor que debemos a los padres y sepamos, con el ejemplo, transmitir al prójimo esta dulce “obligación”.
Rev. D. Iñaki BALLBÉ i Turu (Rubí, Barcelona, España)


Santoral Católico:
San Tobías, Patriarca


Sitúate en el año 700 antes de Cristo. Y a continuación lee el libro de Tobías en la Biblia. Es corto y agradable.

Este hombre gozaba cumpliendo con su deber religioso, a pesar de que sus padres y familiares adorasen al becerro de oro o a ídolos falsos. Si sus familiares pasaban de ir a las fiestas sagradas para los judíos en la ciudad santa de Jerusalén, él no se perdía ninguna. La mujer siempre ayuda mucho cuando se comparte todo, incluso el tema de la fe.

La invasión de Israel por parte del rey de Nínive, hizo que muchos judíos fueran desterrados. Tobías, que tenía muy buenas cualidades, llegó a ocupar un buen puesto en la administración del gobierno.

Y como los vaivenes de la política son como son, al entrar un nuevo rey en Nínive, llamado Senaquerib, atacó a los israelitas, y a Tobías le destituyó del cargo que ocupaba con el rey anterior.

Tan malo era este monarca que no permitió que enterraran a los israelitas. Quería ver el festín que hacían los cuervos con sus cuerpos. Tobías, exponiéndose a la muerte, los enterraba de noche. Y para colmo, al quedarse dormido en casa, unas golondrinas soltaron su excremento en sus ojos y se quedó ciego. Fue entonces su mujer la que sacó la casa adelante trabajando de hilandera.

Tobías siguió ciego durante cuatro años. La economía de casa no iba bien. Se acordó de que un amigo le debía dinero. Le mandó a su hijo Tobías que fuera a pedírselo con estas palabras: "Vaya a la plaza y busque un buen hombre que lo quiera acompañar durante el largo y peligroso viaje, y dígale que le pagaremos el sueldo debido durante todo el tiempo que dure el viaje".

Fue san Rafael el compañero, disfrazado de hombre, el que le acompañó. Al llegar a la casa que buscaban, Tobías se enamoró de la joven Sara. Recibió el dinero que le correspondía, la boda se celebró tal y como era costumbre en aquel tiempo, y desde entonces toda la familia gozó de mucha paz, y el ángel Rafael desapareció de su vista.

Fuente: Catholic.net


La frase de hoy

"El futuro del mundo
pende del aliento
de los niños que van a la escuela"

Talmud


Historias:
La alianza de Paquito


En el mundo se hacen alianzas. Con cierta frecuencia, interesadas. O pactadas entre poderosos para potenciar su poderío. O pronto rotas si ya no se les ve utilidad.

Dicen que un día a un bebé, de nombre Paquito, se le ocurrió hacer una alianza con sus padres. Quiso darle solemnidad al asunto y plasmó por escrito cuatro cláusulas que detallaban la parte que le correspondía:

1. Me comprometo a, cuando esté de buenas, sonreír si alguno de ustedes dos se acerca a mi cuna.

2. Garantizo que pediré todo tipo de objetos que llamen mi atención, para jugar con ellos en los pocos ratos libres que deja mi ocupada vida.

3. Aseguro que no me olvidaré de pedir mi alimento a sus debidas horas y también -¿por qué no?- a deshoras. Y si pedir no basta, entonces exigiré.

4. Me comprometo a, diariamente, como el mejor de los relojes, incluso en los días festivos, llorar a voz en grito, a las tres en punto de la madrugada. Haya o no haya razón.

El bueno de Paquito, a cambio, pedía el amor de sus padres, que, de hecho, ya lo tenía.

Es cierto que Paquito poco puede dar a sus padres. Pero, ¡cuánto bien puede hacer a su papá o a su mamá el cariño de su hijo! ¡Cómo los transforma! Una sola sonrisa de Paquito es suficiente para lograr que sus heroicos papás sigan aguantando con paciencia sobrehumana los lloriqueos y berridos de las tres de la mañana...

Un profesor de matemáticas solía decir a sus alumnos adolescentes que a su edad no podían, de hecho, querer a sus papás. Y explicaba que cuando un hijo lo recibe todo de sus papás, es difícil demostrar que los quiere. Que con el correr de los años llegaría la hora de probarlo. Y en el tiempo que quedaba de clase aprendían matemáticas...

Es cierto también que un adolescente de 14 años aporta poco al presupuesto familiar. Por el contrario, provoca que se disparen al triple o al cuádruple los gastos en alimento, ropa y música. Pero, un solo plato mal enjabonado y peor enjuagado por aquel mozalbete, es capaz de reconquistar el corazón de su mamá. Un solo ocho de calificación en el colegio que rompa la monotonía de los innumerables panzazos, puede lograr que el papá recobre la esperanza. La mamá quizá tendrá que relavar desde cero aquel plato, y el papá volverá pronto a acostumbrarse a los panzazos, pero esos gestos del hijo, ¡cuánto bien pueden hacer!

Estos ejemplos pueden ayudarnos a comprender la Alianza que Cristo nos ofrece. Sí, es cierto que Dios en cuanto Dios no nos necesita para ser más Dios. Pero Él sí ha querido libremente necesitarnos, y por eso sonríe y llora con nosotros. Por eso nuestro amor o desamor afecta profundamente su corazón santísimo. Ahí está nuestra pequeña parte en esta maravillosa Alianza.

Es una Alianza que Cristo sella con su sangre. Y la derrama por nosotros. Él lo hace todo. Sólo nos queda decir que sí, y amarle e imitarle con todas nuestras pequeñas fuerzas. Pequeñas. Pero todas. No nos pide más.

Cuenta el Dr. Germán Campero que en una ocasión acudió a su consultorio un señor mayor con una herida en la mano. El paciente acudía con prisas. Ante la pregunta del médico sobre los motivos de la prisa, el paciente respondió que tenía que ir a una residencia de ancianos para desayunar con su mujer que vivía allí. La mujer padecía desde hacía más de cuatro años un Alzheimer avanzado. El médico a su vez le preguntó si su mujer se alarmaría en caso de que él llegara tarde. El anciano esposo respondió: "No, ella ya no sabe quién soy. Hace ya casi cinco años que no me reconoce". El médico extrañado añadió: "Y si ya no sabe quién es usted, ¿por qué esa necesidad de estar con ella todas las mañanas?" El hombre sonrió y dando al médico una palmadita en la mano le dijo: "Ella no sabe quién soy yo, pero yo todavía sé muy bien quién es ella". Así de fiel, y más, es Cristo a la Alianza que hizo con nosotros.

En la terrible escena de la flagelación, en la película de Gibson, hay una escena en la que María, abrumada de dolor, se retira unos momentos de aquella brutalidad, y se pregunta: "¿Cuándo? ¿Cómo? ¿Dónde… decidirás liberarte de todo esto, Hijo mío?"

Parece un intento de María de sondear la profundidad del amor de un Dios encarnado que ama sin límites. Que no mide nada. Que no calcula nada. Que pierde toda proporción. Que es inexplicable. Que es un loco misterio de amor. Que al nacer encontró los límites de una donación infinita. Que lo que había dicho de que hacía una Nueva Alianza era en serio. Que lo que había dicho de que sellaría esa Alianza con su sangre era en serio. Que lo que había dicho que derramaría esa sangre por nosotros, era en serio.

Ese derramamiento de sangre fue tan en serio y tan profuso, que ha salpicado toda la Historia. Y por eso podemos tener esa Sangre y ese Cuerpo atrapados en cualquier sagrario de cualquier rincón de la Cristiandad, para adorarlo, consolarlo, ser redimidos, y ofrecerle a cambio el cumplimiento de nuestras cuatro clausulillas parecidas a las de Paquito. A Cristo, eso le basta.

Arturo Guerra
Fluvium


Pensamientos sanadores


Hoy pide a Dios la gracia de aprender escuchar.

Dios nos ha dado dos oídos para escuchar y una boca para hablar. Sin embargo, hay personas que encuentran serias dificultades para escuchar, serena y profundamente, lo que les quieren comunicar sus cónyuges, sus hijos, sus hermanos de comunidad u otras personas.
Gran parte del ministerio de Jesús consistió en escuchar a los demás, incluso a aquellos que no se expresaban con palabras, sino con gestos, miradas y silencios.
La escucha constructiva es una gracia que deberíamos pedir a Dios.
Bienaventurados quienes entregan a Dios su tiempo, para escuchar lo que necesitan decir sus padres, sus hermanos, sus cónyuges, sus hijos, sus amigos… porque a ellos Dios les prestará toda su atención para escucharlos también a ellos.

Y el Rey les responderá: “Les aseguro que cada vez que lo hicieron con el más pequeño de mis hermanos lo hicieron conmigo”. Mateo 25, 40


Pedidos de oración

Pedimos oración por la Paz del Mundo; por la Santa Iglesia Católica; por el Papa, los sacerdotes y todos los que componemos el cuerpo místico de Cristo; por la unión de los cristianos para que seamos uno, así como Dios Padre y nuestro Señor Jesucristo son Uno junto con el Espíritu Santo; por las misiones, por nuestros hermanos sufrientes por diversos motivos especialmente por las enfermedades, el hambre y la pobreza; por la unión de las familias y la fidelidad de los matrimonios; por el aumento de las vocaciones sacerdotales y religiosas, y por las Benditas Almas del Purgatorio. Agregamos también un pedido especial por los niños todavía no nacidos y en peligro de ser abortados y para que el Señor guarde en su seno a los que desgraciadamente ya lo fueron.

Pedimos oración por la salud de Hugo Carlos, de Ushuaia, Argentina, que Dios y la santísima Virgen lo curen de un cáncer de pulmón. Sólo Él sabe el cuándo y el dónde. Pidamos con muchísima fe para que se recupere. Así sea.

Desde México nos piden oración por Guadalupe, que padece fuertes dolores y está postrada por crisis de reumatismo, y por Socorro del C. y su familia.

Pedimos oración por dos jóvenes de Uruguay: Diego, de 19 años, que en la ciudad de San José tuvo el sábado pasado una muerte trágica al ser alcanzado por una descarga eléctrica, por lo que rezamos por su alma y para que sus familiares alcancen el consuelo cristiano; y por Nicolás, de la misma ciudad, que desapareció en aguas del Río de la Plata frente, a Montevideo, cuando escapaba de unos delincuentes que querían robarle, y todavía no ha se sabe nada de él. Lo ponemos en manos de la Virgen para que aparezca con vida y sano.

Sumamos a estos pedidos de oración, todos los que sean dejados por los lectores en nuestro muro de Facebook.

Tú quisiste, Señor, que tu Hijo unigénito soportara nuestras debilidades,
para poner de manifiesto el valor de la enfermedad y la paciencia;
escucha ahora las plegarias que te dirigimos por nuestros hermanos enfermos
y concede a cuantos se hallan sometidos al dolor, la aflicción o la enfermedad,
la gracia de sentirse elegidos entre aquellos que tu hijo ha llamado dichosos,
y de saberse unidos a la pasión de Cristo para la redención del mundo.
Te lo pedimos por Cristo nuestro Señor.
Amén

Nota de Redacción:
Para dar curso a los Pedidos de Oración es imprescindible dar los siguientes datos: nombres completos de la persona (habitualmente no publicamos apellidos), ciudad y país donde vive, y explicar el motivo de la solicitud de oración.


"Intimidad Divina"

El Bautismo

El día de su Bautismo, el cristiano regenerado en el nombre del Padre, y del Hijo y del Espíritu Santo, ha recibido la gracia, o sea la participación de la vida de Cristo y ha sido hecho hijo adoptivo de Dios, inserto la misteriosa realidad del Cuerpo Místico del Señor y miembro del Cristo total que es la Iglesia. El Bautismo es como la puerta que introduce al fiel en la vida cristiana para poder recibir los demás sacramentos y así llegar al estado de “hombre perfecto, a la madurez de la plenitud de Cristo” (Ef 4, 13). Para que el Bautismo produzca todo su fruto, tiene el cristiano que adecuar su vida a la gracia de adopción, que es la gracia característica y fundamental de este sacramento.

Hecho hijo de Dios, el bautizado no puede vivir ya una vida puramente humana, sino que ha de amoldarse a la vida del Hijo único: Cristo, el Señor. El Apóstol no se cansa de repetir: “Sepultados con Él en el bautismo, con él también habéis resucitado” (Cl 2, 12). El Bautismo imprime el carácter de hijo de Dios, que nada, ni siquiera los pecados más graves que pudiera el fiel cometer, será capaz de destruir… Y para asegurar a los nuevos bautizados una vida acorde al carácter de Hijos de Dios y hermanos de Cristo, la Iglesia recuerda a los padres y padrinos su responsabilidad de educarlos en la fe, el amor y la obediencia a Dios.

Administrado el sacramento, al colocarle la simbólica vestidura blanca, dice el ministro “Esta vestidura blanca sea signo de vuestra dignidad de cristianos… conservadla sin mancha hasta la vida eterna”. Presentado luego el cirio encendido, dice a los padres: “Que vuestros hijos, iluminados por Cristo, caminen siempre como hijos de la luz y perseverando en la fe puedan salir al encuentro del Señor cuando venga”. Con el pasar de los años… todo creyente debe reavivar la conciencia de sus promesas bautismales, recordando que en la sagrada fuente ha sido consagrado solemnemente como templo de la gloria de Dios, morada del Espíritu Santo y miembro del Cuerpo místico de Cristo.

Consérvame, te lo suplico, inmaculado el culto de mi fe y haz que, hasta el último suspiro, escuche el testimonio de mi conciencia. Que posea para siempre –yo, bautizado en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo– lo que he profesado en el símbolo de mi regeneración; que te posea a ti, Padre nuestro; haz que adore a tu Hijo contigo y como tú; que reciba yo como mío tu Espíritu Santo que procede de ti por tu único Hijo. En verdad que tengo un testimonio digno de fe para garantizar lo que creo, y es aquél que dijo: “Padre, todo lo mío es tuyo y todo lo tuyo es mío”, Jesucristo, mi Señor, que mora en ti, y que, siempre Dios, procede de ti y está en ti y es bendito por los siglos de los siglos. Amén. (San Hilario de Poitiers)

P. Gabriel de Sta. M. Magdalena O.C.D.
Jardinero de Dios
-el más pequeñito de todos-
.

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