lunes, 6 de febrero de 2012

Pequeñas Semillitas 1615

PEQUEÑAS SEMILLITAS

Año 7 - Número 1615 ~ Lunes 6 de Febrero de 2012
Desde la ciudad de Córdoba (Argentina)
   

Hola…
En el Evangelio de ayer domingo, veíamos a Jesús que, al salir de la sinagoga, comienza a cumplir su misión sanadora de los seres humanos en el ámbito donde se encuentra: la casa de su amigo Pedro, la calle, las aldeas vecinas. Desde el primer momento de su vida pública, Jesús quiere ponerse en contacto con el sufrimiento humano. Se acerca al dolor sin aspavientos ni palabras altisonantes. Nos ofrece su mano para curarnos y liberarnos de todas nuestras fiebres: envidia, prepotencia, rutina, egoísmo, insolidaridad... En nombre de Dios, Jesús ama, sana y perdona a todos incondicionalmente; con esta convicción se acerca a la gente. Jesús humaniza, acoge, consuela, devuelve la dignidad y la alegría, libera y sana.
¿Sabemos nosotros curar? ¿Nos distinguimos por nuestro buen corazón? ¿Pasamos de largo sin ver o sin querer ver el sufrimiento de las personas? Necesitamos ser sanados, individual y socialmente. Y ser sanadores de los demás. Como Jesús.


La Palabra de Dios:
Evangelio del día


En aquel tiempo, cuando Jesús y sus discípulos hubieron terminado la travesía, llegaron a tierra en Genesaret y atracaron. Apenas desembarcaron, le reconocieron en seguida, recorrieron toda aquella región y comenzaron a traer a los enfermos en camillas adonde oían que Él estaba. Y dondequiera que entraba, en pueblos, ciudades o aldeas, colocaban a los enfermos en las plazas y le pedían que les dejara tocar la orla de su manto; y cuantos la tocaron quedaban salvados.
(Mc 6,53-56)

Comentario
Hoy, en el Evangelio del día, vemos el magnífico "poder del contacto" con la persona de Nuestro Señor: «Colocaban a los enfermos en las plazas y le pedían que tocaran siquiera la orla de su manto; y cuantos la tocaron quedaban salvados» (Mc 6,56). El más mínimo contacto físico puede obrar milagros para aquellos que se acercan a Cristo con fe. Su poder de curar desborda desde su corazón amoroso y se extiende incluso a sus vestidos. Ambos, su capacidad y su deseo pleno de curar, son abundantes y de fácil acceso.
Este pasaje puede ayudarnos a meditar cómo estamos recibiendo a Nuestro Señor en la Sagrada Comunión. ¿Comulgamos con la fe de que este contacto con Cristo puede obrar milagros en nuestras vidas? Más que un simple tocar «la orla de su manto», nosotros recibimos realmente el Cuerpo de Cristo en nuestros cuerpos. Más que una simple curación de nuestras enfermedades físicas, la Comunión sana nuestras almas y les garantiza la participación en la propia vida de Dios. San Ignacio de Antioquía, así, consideraba a la Eucaristía como la «la medicina de la inmortalidad y el antídoto para prevenirnos de la muerte, de modo que produce lo que eternamente nosotros debemos vivir en Jesucristo».
El aprovechamiento de esta "medicina de inmortalidad" consiste en ser curados de todo aquello que nos separa de Dios y de los demás. Ser curados por Cristo en la Eucaristía, por tanto, implica superar nuestro ensimismamiento. Tal como enseña Benedicto XVI, «Nutrirse de Cristo es el camino para no permanecer ajenos o indiferentes ante la suerte de los hermanos (…). Una espiritualidad eucarística, entonces, es un auténtico antídoto ante el individualismo y el egoísmo que a menudo caracterizan la vida cotidiana, lleva al redescubrimiento de la gratuidad, de la centralidad de las relaciones, a partir de la familia, con particular atención en aliviar las heridas de aquellas desintegradas».
Igual que aquellos que fueron curados de sus enfermedades tocando sus vestidos, nosotros también podemos ser curados de nuestro egoísmo y de nuestro aislamiento de los demás mediante la recepción de Nuestro Señor con fe.
Fr. John GRIECO (Chicago, Estados Unidos)


Santoral Católico:
San Pablo Miki 
y Compañeros Mártires


El primero que llevó el anuncio de la fe cristiana a Japón fue San Francisco Javier, quien trabajó allí en de 1549 a 1551. En pocos años los cristianos llegaron a ser unos 300.000. Humanamente hablando, es doble el “secreto” que hizo posible esta expansión: el respeto que los misioneros jesuitas tuvieron por los modos de vida y las creencias japonesas no directamente opuestas a la enseñanza cristiana, y el empeño de insertar elementos locales en la predicación y en la administración.

Fue catequista jesuita un joven llamado Pablo Miki, nacido entre los años 1564 y 1566, de una rica familia de Kyoto. Quería ser sacerdote pero su ordenación fue postergada “sine die”, porque la única diócesis todavía no tenia obispo. Además, en 1587 el emperador Toyotomi Hideyoshi, que se propuso la conquista de Corea, cambió su actitud benévola para con los cristianos y publicó un decreto de expulsión de los misioneros extranjeros.

La orden se cumplió en parte: algunos misioneros permanecieron en el país de incógnito, y en 1593 algunos franciscanos españoles, dirigidos por Pedro Bautista, llegaron a Japón procedentes de Filipinas y fueron bien recibidos por Hideyoshi. Pero poco después vino la ruptura definitiva, incluso por motives políticos anti-españoles y anti-occidentales. El 9 de diciembre fueron arrestados seis franciscanos (Pedro Bautista, Martín de la Asunción, Francisco Blanco, Felipe Las Casas, Francisco de San Miguel y Gonzalo García), tres jesuitas (Pablo Miki, Juan Soan de Gotó y Santiago Kisai) y quince laicos terciarios franciscanos, a los que se les añadieron después otros dos, que eran catequistas.

Después de haberles cortado el lóbulo izquierdo, los 26 fueron llevados de Meaco a Nagasaki, para exponerlos a la burla de las muchedumbres, que más bien admiraron la heroica valentía que manifestaron sobre todo en el momento de la muerte, cuando fueron crucificados en una colina de Nagasaki el 6 de febrero de 1597. Despertaron gran conmoción las palabras de perdón y de testimonio evangélico pronunciadas por Pablo Miki desde la cruz, y la serenidad y valentía que demostraron Luis Ibaraki (de 11 años), Antonio (de trece) y Tomás Cosaki (de catorce), que murieron cantando el salmo: “Laudate, pueri, Dominum...”

Fecha de canonización: 8 de julio de 1862 por el Papa Pío IX.

Fuente: Catholic.net


La frase de hoy

“El martirio es una gracia de Dios que no creo merecer.
Pero si Dios acepta el sacrificio de mi vida,
que mi sangre sea la semilla de libertad
y la señal de que la esperanza será pronto una realidad”

Oscar Romero


Tema del día:
En la Misa Jesús está vivo y presente


Cuando estoy en tu presencia, Jesús Sacramentado, pienso con dolor: ¿Cómo no apreciamos este Misterio de amor donde te quedaste para ser nuestro confidente y nuestro alimento? ¡Qué frío es nuestro corazón!

Nos decimos católicos pero tampoco meditamos en tu entrega al Padre la noche del Jueves Santo al instituir la Sagrada Eucaristía. Nos parece que fue ya hace muchos años, sin embargo vuelve a suceder todos los días, a toda hora en el mundo entero, siempre que se esté celebrando la Santa Misa. En ella Tú vuelves a inmolarte, a ofrecerte al Padre por todos y cada uno de nosotros... de la misma manera que lo hiciste por primera vez. No nos detenemos a pensar ni un momento en la grandiosidad del valor de una Misa. Y de una manera simple y tranquila dejamos el cumplimiento al tercer Mandamiento de la Ley de Dios, que creo yo, proviene de la falta de preparación que tenemos los católicos respecto a lo que en sí es la Santa Misa.

Por cualquier motivo: paseo, fútbol, gusto por quedarse en casa cómodamente en "pants" y pantuflas, por unas visitas... porque el domingo "es para descansar"... y no salir para nada, en fin, porque "no me late", porque si no "siento un verdadero deseo de ir a la Iglesia... ¿para qué voy?"... y así podríamos llenar páginas enteras con mil y variados pretextos, que a nuestro modo de ver, son tan solo la consecuencia de no saber con plena conciencia que la Misa es lo más grande y hermoso que tenemos los católicos.

Que participar en ella es estar Contigo, vivo y presente, tal como estuviste en el tiempo en que habitaste entre nosotros.

¿Dónde está nuestra fe? ¿Es que hemos llegado a creer que ya no necesitamos estar presentes, dar testimonio, a nuestros hijos, a nuestros familiares y amigos de que somos cumplidores de los Mandamientos de la Ley de Dios y acudir a la Iglesia para orar y tanto a pedirte perdón como darte gracias a Dios por tanto beneficio que de Ti recibimos con nuestro cumplimiento y alabanza?... No basta con ser buenas personas y tratar de hacer el bien a nuestros semejantes... pues igual que no basta la fe para salvarse sin caridad y buenas obras, así no bastan las buenas obras sin fe y sin oración.

A parte de que no asistir a Misa los Domingos (que es el día del Señor) y días "indicados" de fiesta, es pecado grave, es saber que es la media hora más grandiosa porque nos ponemos en tu presencia y en la Iglesia, que es tu casa te levantamos nuestro corazón.

Señor mío, mi Jesús... pensando todas esta cosas que si a mi me dan pena....para Ti han de ser de un gran dolor pues pareciera que no tenemos ningún interés por conocerte mejor, indiferencia hacia tanto amor y absoluto desdén hacia lo es realmente la Misa.

Señor, ya no más tibieza...tenemos que encender nuestro corazón para ir con amor y espíritu de agradecimiento a la Iglesia, a tu Casa, Señor, a participar en la Santa Misa (no a papar moscas y a ponernos "palomita" porque...¡ya cumplimos!) para alimentarnos con tu Cuerpo y tu Sangre y pronto veremos cómo florece la Vida de la Gracia en nuestros corazones y en todos los actos de nuestra vida.

Autor: Ma. Esther De Ariño
Fuente: Catholic.net


Pensamientos sanadores


Hoy entrega al Señor la inseguridad interior.

Quienes, en las diversas etapas de su vida, pero especialmente durante la niñez, se han sentido protegidos y afirmados por sus mayores, seguramente han desarrollado una fortaleza interior que les permite atravesar, con cierta serenidad y optimismo, las situaciones críticas de la vida.
En cambio, quienes no recibieron la suficiente contención que su alma requería, tendrán la tendencia de magnificar las dificultades y de dramatizar las situaciones conflictivas que exigen una serena solución.
Todo esto es fruto de una inseguridad interior, la cual pudo ser escondida con diversos “maquillajes”, por el temor de mostrarnos débiles y vulnerables delante de los demás.
Si te sientes inseguro y temeroso, entrégale a Dios tu corazón con todo lo que hay en él. Entonces, Él estará cerca de ti, quizá tan cerca como nunca antes lo había estado, o tal vez sería mejor decir, como nunca antes tú lo habías sentido.

Busqué al Señor, Él me respondió y me libró de todos mis temores. Salmo 34, 5


Pedidos de oración

Pedimos oración por la Paz del Mundo; por la Santa Iglesia Católica; por el Papa, los sacerdotes y todos los que componemos el cuerpo místico de Cristo; por la unión de los cristianos para que seamos uno, así como Dios Padre y nuestro Señor Jesucristo son Uno junto con el Espíritu Santo; por las misiones, por nuestros hermanos sufrientes por diversos motivos especialmente por las enfermedades, el hambre y la pobreza; por la unión de las familias y la fidelidad de los matrimonios; por el aumento de las vocaciones sacerdotales y religiosas, y por las Benditas Almas del Purgatorio. Agregamos también un pedido especial por los niños todavía no nacidos y en peligro de ser abortados y para que el Señor guarde en su seno a los que desgraciadamente ya lo fueron.

Pedimos oración por la señora Nicolasa, que vive en La Rioja, Argentina, es la madre de una querida amiga y tiene diagnóstico de cáncer de pulmón, por lo que está siendo estudiada para evaluar qué tratamiento podrá recibir. Invocamos a la Santísima Virgen para que ella interceda ante Jesús para que Él le otorgue lo mejor para su cuerpo y para su alma.

Pedimos oración por la pronta recuperación de Gladys M., que vive en Caracas, seguidora permanente de esta página, que ha sufrido una fractura en un brazo y está recuperándose lentamente. Que el Beato Juan Pablo II, que supo en vida de muchos sufrimientos físicos, le de fuerzas y paciencia para superar su afección y una pronta mejoría.

Pedimos oración por Socorro del C., que vive en Chiapas, México, para que el Señor le conceda su liberación y atienda sus necesidades físicas y espirituales.

Sumamos a estos pedidos de oración, todos los que sean dejados por los lectores en nuestro muro de Facebook.

Tú quisiste, Señor, que tu Hijo unigénito soportara nuestras debilidades,
para poner de manifiesto el valor de la enfermedad y la paciencia;
escucha ahora las plegarias que te dirigimos por nuestros hermanos enfermos
y concede a cuantos se hallan sometidos al dolor, la aflicción o la enfermedad,
la gracia de sentirse elegidos entre aquellos que tu hijo ha llamado dichosos,
y de saberse unidos a la pasión de Cristo para la redención del mundo.
Te lo pedimos por Cristo nuestro Señor.
Amén

Nota de Redacción:
Para dar curso a los Pedidos de Oración es imprescindible dar los siguientes datos: nombres completos de la persona (habitualmente no publicamos apellidos), ciudad y país donde vive, y explicar el motivo de la solicitud de oración.


"Intimidad Divina"


Vida sacramental

Nuestro Señor, al instituir los sacramentos, los ha organizado de modo que acompañen al hombre en las etapas más importantes de su vida. Con el Bautismo nace el hombre a la gracia, con la Confirmación crece, con la Eucaristía se alimenta, con la Penitencia sana, con los sacramentos sociales –el Orden y el Matrimonio– se hace fecundo sobrenatural y naturalmente, con el Óleo de los Enfermos es confortado en la enfermedad y ayudado en su tránsito a la vida eterna. De esta manera toda la vida cristiana queda estructurada y fundamentada por los sacramentos, los cuales, infundiendo la gracia en los fieles, les hace partícipes de la vida y por lo tanto de la santidad de Dios.

La vida sacramental consiste en recibir, asimilar y vivir los sacramentos de modo que se saque de ellos todo el fruto de santidad y comunión con Dios a que están destinados. Los sacramentos, administrados a sujetos capaces de recibirlos, tienen de por sí una eficacia infalible, porque en ellos obra Dios mismo. Sin embargo, la gracia y la santidad que confieren, no producen todo su fruto si el cristiano no presta su colaboración. El hecho de que ciertos sacramentos, como la Penitencia y la Eucaristía, se pueden repetir con gran frecuencia, no debe servir para que su recepción se convierta en una mera costumbre.

La responsabilidad del hombre frente a los sacramentos consiste en hacerse capaz de recibirlos, en ensanchar la propia receptividad, en aumentar su disponibilidad y en abrirse completamente al don que se le ofrece. Cuanto más quiera tender a la santidad y unión con Dios, tanto más ha de empeñarse en valorizar los sacramentos. La vida sacramental es la realidad esencial y sustancial de la vida cristiana.

Oh Jesús, sol de justicia, haz que me revista de ti para poder vivir según tu voluntad…. Oh Jesús, luz inextinguible, enciende en mí la lámpara ardiente de tu caridad y enséñame a guardar de modo irreprensible mi bautismo para que, cuando sea llamada a tus bodas, merezca participar en las delicias de la vida eterna, para verte a ti, luz verdadera, y el encanto de tu rostro divino. Tu Cuerpo venerable y tu preciosísima Sangre, Señor mío Jesucristo, guarden mi cuerpo y mi alma para la vida eterna. (Santa Gertrudis)

P. Gabriel de Sta. M. Magdalena O.C.D.
Jardinero de Dios
-el más pequeñito de todos-
.

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