domingo, 19 de febrero de 2012

Pequeñas Semillitas 1628

PEQUEÑAS SEMILLITAS

Año 7 - Número 1628 ~ Domingo 19 de Febrero de 2012
Desde la ciudad de Córdoba (Argentina)
   

Hola…
Jesús aporta un nuevo horizonte a la vida, una dimensión más profunda, una verdad más esencial. Su vida es una llamada a vivir la existencia desde la raíz última, que es un Dios que sólo quiere para sus hijos e hijas una vida más digna y dichosa. El contacto con Él invita a desprenderse de posturas rutinarias y postizas; libera de engaños, miedos y egoísmos que paralizan nuestras vidas; introduce en nosotros algo tan decisivo como la alegría de vivir, la compasión por los últimos o el trabajo incansable por un mundo más justo.
Jesús no ofrece remedios para resolver un problema orgánico. Se acerca a los enfermos buscando curarlos desde su raíz. No busca solo una mejoría física. La curación del organismo queda englobada en una sanación más integral y profunda. Jesús los libera de lo que bloquea su vida y la deshumaniza: la locura, la culpabilidad o la desesperanza. Les ofrece gratuitamente el perdón, la paz y la bendición de Dios. Los enfermos encuentran en Él algo que no les ofrecen los curanderos populares: una relación nueva con Dios que los ayudará a vivir con más dignidad y confianza.
Jesús enseña a vivir con sencillez y dignidad, con sentido y esperanza. Jesús no cura sólo enfermedades. Sana la vida enferma.
José Antonio Pagola


La Palabra de Dios:
Evangelio del día


Entró de nuevo Jesús en Cafarnaúm; al poco tiempo había corrido la voz de que estaba en casa. Se agolparon tantos que ni siquiera ante la puerta había ya sitio, y Él les anunciaba la Palabra. Y le vienen a traer a un paralítico llevado entre cuatro. Al no poder presentárselo a causa de la multitud, abrieron el techo encima de donde Él estaba y, a través de la abertura que hicieron, descolgaron la camilla donde yacía el paralítico. Viendo Jesús la fe de ellos, dice al paralítico: «Hijo, tus pecados te son perdonados». Estaban allí sentados algunos escribas que pensaban en sus corazones: «¿Por qué éste habla así? Está blasfemando. ¿Quién puede perdonar pecados, sino Dios sólo?».
Pero, al instante, conociendo Jesús en su espíritu lo que ellos pensaban en su interior, les dice: «¿Por qué pensáis así en vuestros corazones? ¿Qué es más fácil, decir al paralítico: ‘Tus pecados te son perdonados’, o decir: ‘Levántate, toma tu camilla y anda?’. Pues para que sepáis que el Hijo del hombre tiene en la tierra poder de perdonar pecados —dice al paralítico—: ‘A ti te digo, levántate, toma tu camilla y vete a tu casa’». Se levantó y, al instante, tomando la camilla, salió a la vista de todos, de modo que quedaban todos asombrados y glorificaban a Dios, diciendo: «Jamás vimos cosa parecida».
(Mc 2,1-12)

Comentario
Hoy, leyendo el Evangelio, centramos nuestra atención en tres mementos concretos: un paralítico que no se vale por sí mismo, un grupo de amigos, y Jesús.
En el paralítico nos podemos ver reflejados cada uno de nosotros; todos podemos estar paralizados, ya que el pecado nos paraliza en nuestro camino hacia Dios. A veces, no nos damos cuenta o nos parece que ya estamos bien como estamos, o que ya solucionaremos o pondremos en orden nuestras relaciones con Dios en otra ocasión.
Entonces, «le vienen a traer a un paralítico llevado entre cuatro» (Mc 2,3). Necesitamos verdaderos amigos que nos lleven a Dios, que venzan nuestra resistencia. El paralítico, después de ver el jaleo que estaban ocasionando los amigos, seguro que debía decirles que pararan, que ya habría más tiempo otro día, que había mucha gente... Y no digamos nada cuando «abrieron el techo encima de donde Él estaba» (Mc 2,4): el ruido que harían, el polvo, las molestias para todos los que estaban allí y los gritos que harían los asistentes, pues no les dejaban escuchar a Jesús, etc.
Pero los auténticos amigos no encuentran dificultades, aman de verdad y quieren lo mejor, porque «es propio del amigo hacer el bien a los amigos, principalmente a aquellos que se encuentran más necesitados» (Santo Tomás de Aquino). Preguntémonos hoy si nosotros tenemos verdaderos amigos que serán capaces de llevarnos a Dios. Preguntémonos, también, si somos amigos de verdad y nos esforzamos para llevar a quienes amamos a Dios. No conviene olvidar que también ellos pondrán resistencia. ¿Soy realmente amigo? ¿Pueden los otros confiar en que les ayudaré a estar cerca de Jesús?
¿Y Jesús? Viene a traernos la verdadera salvación, a liberarnos de la parálisis, viene a perdonarnos los pecados. ¿Ayudo a los otros a acercarse a la confesión?
Santa María, Madre de Dios y Madre nuestra, nos lleva y nos da a Jesús: ¡que con su ayuda también nosotros llevemos a todos a Jesús!
Rev. D. Xavier JAUSET i Clivillé (Lleida, España)


Santoral Católico:
San Gaspar de Búfalo
Fundador de los Misioneros de la Preciosa Sangre


Este santo nació en Roma en 1786. Era hijo de un capitán. Fue ordenado sacerdote en 1808. Pero en 1809 Napoleón puso preso al Sumo Pontífice Pío VII y entonces el Padre Gaspar y todos los sacerdotes que permanecieron fieles al Papa, fueron desterrados. En 1814, al ser derrotado Napoleón, pudo volver libre el Pontífice a Roma y también el Padre Gaspar volvió a la ciudad eterna, y encontró que por haber estado la ciudad varios años casi sin sacerdotes había muchísimo trabajo que hacer en confesiones y predicaciones y en tratar de instruir a la juventud, y se dedicó a ello con toda su energía y de tiempo completo.

Viendo que se necesitaban fervorosos misioneros que predicaran de pueblo en pueblo y de ciudad en ciudad, se propuso fundar una nueva comunidad religiosa: Los Misioneros de la Preciosa Sangre. El Papa lo ayudó y lo animó y así pronto tuvo ya un buen número de misioneros. Él quería que las casas de su nueva comunidad se fundaran en los barrios más pobres, más abandonados y más pervertidos de cada ciudad.

Y empezó por la ciudad de Nápoles que en ese tiempo era una verdadera guarida de bandidos, donde nadie tenía la vida segura. El propio Sumo Pontífice le recomendó que empezara por Nápoles, pues esa gente necesitaba mucho de la conversión. Y las dificultades que se le presentaban eran extremas. Parecía que Nuestro Señor lo estaba poniendo a prueba, pues apenas solucionaba una dificultad le aparecían varias más. Sin embargo él, con una gran confianza en Dios, logró reunir un buen número de sacerdotes y allá se fue a fundar casas de misiones y obtuvieron grandes conversiones.

A sus misioneros les recomendaba que trabajaran fuertemente, y que nunca se dieran por vencidos a pesar de las dificultades y que no dejaran un solo día sin instruirse más y más en nuestra santa religión. El y sus sacerdotes recorrían pueblos y ciudades predicando el evangelio y la conversión. Aguantaban hambres, fríos, persecuciones y pobreza, pero conseguían un gran número de conversiones, con su predicación, su buen ejemplo y sus sacrificios.

Las gentes al verlos tan mortificados y tan instruidos y al oírlos hablar con tanto entusiasmo acerca de la conversión y de la salvación del alma se entusiasmaban y cambiaban de modo de vivir y empezaban a ser mejores. El santo, que terminaba cada misión terriblemente fatigado, les decía a sus amigos: ¿Si es tan bonito trabajar por Nuestro Señor aquí en medio de tantas fatigas, cuánto más será estar junto a El en el cielo donde no hay dolor ni cansancio?.

Por todas partes por donde andaba predicando iba propagando la Adoración Nocturna: ese dedicar una noche cada mes para pasar varias horas rezando ante el Santísimo Sacramento.

Ya bastante enfermo sufría muchísimo de sed por el calor y por la fiebre, pero hacía el sacrificio de no tomar agua, para obtener con ese sufrimiento la conversión de los pecadores. En invierno el frío lo hacía sufrir muchísimo pero no tenía calefacción, porque el martirio del frío podía convertir pecadores.

Murió en Roma en 1836, y fueron tantos los milagros que se obtuvieron por su intercesión, que el Sumo Pontífice lo declaró santo en 1954.

San Gaspar: te encomendamos nuestras ciudades, especialmente aquellos barrios donde hay más maldad, para que ruegues a Dios por ellos y consigas la conversión de muchos pecadores.
Fuente: EWTN


Palabras del Beato Juan Pablo II

“Evangelio quiere decir buena noticia, y la Buena Noticia es siempre una invitación a la alegría. ¿Qué es el Evangelio? Es una gran afirmación del mundo y del hombre, porque es la revelación de la verdad de su Dios. Dios es la primera fuente de alegría y de esperanza para el hombre. No se trata de una alegría ingenua ni de una esperanza vana”

Beato Juan Pablo II


Tema del día:
Paralíticos espirituales


Jesús había caminado mucho, predicando y haciendo el bien, y al llegar a Cafarnaúm se sintió en casa, porque allí vivían sus amigos Pedro y Andrés. Pero la gente comenzó a entrar en la casa, pues querían escuchar a Jesús. No todos eran gente sencilla; también había un grupo de escribas representando a los fariseos, que habían venido de Jerusalén para inspeccionar lo que Jesús hacía y decía. Nadie más podía entrar; pero había cuatro hombres llenos de fe que a toda costa querían hacer llegar a un paralítico ante Jesús. Y como no podían entrar por la puerta, pensaron entrar por el techo. No era del todo muy difícil, pues solía haber una escalera externa que daba a una terraza y podían ir quitando las losetas de pizarra o las tejas, para desde allí descolgar al enfermo. Jesús quedó admirado por la fe de aquellos hombres.

Ellos, juntamente con el enfermo, buscaban la salud del cuerpo y sin embargo lo primero encontraron la salud del alma. Esto pasa con mucha frecuencia en los santuarios y en otras ocasiones por la oración. Cuando uno pide a Dios con mucha fe una gracia material, como puede ser la salud corporal, suele suceder que no se consigue esa gracia (quizá en ese momento no nos convenga), pero, si la fe ha sido verdadera, sale muy reforzada con una gracia interior, que vale mucho más que la gracia externa.

¡Qué vería Jesús en el corazón de aquel enfermo cuando le dice lo primero: “Tus pecados te son perdonados”! Es posible que aquel enfermo tuviera un sentimiento de culpabilidad, ya que solían decir que la enfermedad provenía de algún pecado. Jesús, aunque no lo admitía, se fijó en la fe para curarle el alma antes que el cuerpo. Hay algo impresionante en esa fe, ya que el evangelio dice: “viendo la fe de aquellos hombres”. Nos quiere decir que la gracia como el pecado tiene un sentido social, además del particular. Aquel paralítico se curará en el cuerpo porque aquellos hombres tienen la valentía de meterle por el techo; pero también se cura en el alma porque aquellos son hombres de fe. ¡Cuánto podríamos hacer unos por otros con nuestra fe! Claro que para ello hace falta que el enfermo se deje llevar. Pasa muchas veces que quisiéramos que un familiar o amigo, apartado de la religión, se acercara a Jesús. Nada podremos hacer si el enfermo en el alma no se deja llevar. De todas las maneras es necesario insistir y seguir teniendo esa fe y confianza, como tuvieron tantos santos, como tuvo santa Mónica, aun con lágrimas, para con su hijo san Agustín. Así nos lo enseña santa Teresita del Niño Jesús y tantas almas sacrificadas en vida de clausura.

A los escribas que estaban allí no les pareció nada bien lo que había dicho Jesús. Esas palabras se podían haber entendido como una declaración de que Dios le perdonaba; pero los fariseos lo entienden como una blasfemia, pensando que Jesús está suplantando al mismo Dios, que es el único que puede perdonar. Jesús en su vida tendría muchas discusiones con los fariseos, porque éstos tenían una religión muy rígida y nada parecida al Dios misericordioso, que no es un ser lejano y solitario, sino que se acerca a nosotros con su bondad, de tal manera que hasta puede delegar ese poder de perdonar en su Iglesia, como se hace en el sacramento de la confesión o reconciliación. Jesús era el mismo Dios que ha venido a derramar sus misericordias. Allí demuestra poseer ese poder curando a aquel paralítico. El poder llevar la camilla era la demostración palpable de su curación.

En la vida encontramos muchos paralíticos espirituales: Ellos no son capaces por sus fuerzas de acudir a las cosas de la fe: Quizá por la vergüenza o por ignorancia. Necesitan personas de fe que les dirijan hacia algún encuentro que les anime o que les dé luz en el espíritu. Esto es lo que suele suceder en misiones populares o en otros movimientos apostólicos. Quizá no hace falta tener mucha instrucción. Hace falta tener fe y confianza en la gracia de Dios, porque todos pertenecemos a un mismo “cuerpo místico” donde Cristo es la cabeza y es la verdad y la vida.

P. Silverio Velasco (España)


Nuevo video y artículo

Hay un nuevo video subido a este blog.
Para verlo tienes que ir al final de la página.

Hay nuevo material publicado en el blog
"Juan Pablo II inolvidable"
Puedes acceder en la dirección:


Pensamientos sanadores


Hoy pide al Señor ser objetivo en tus sentimientos

Haz el bien cada vez que puedas, pero hazlo guiado por el verdadero amor, no por la culpabilidad que quizá cargas desde tu pasado o por un sentimiento infantil de deuda hacia los demás.
Hay quienes quieren exorcizar sus sentimientos de culpabilidad por medio de las buenas obras. Sin embargo, no es ese el camino.
El camino para la paz interior está en el encuentro frecuente con el Dios de la Infinita Misericordia, que “resetea” nuestra historia y renueva los sentimientos que deben habitar en el propio corazón.
Tampoco te dejes utilizar por quienes tienen dobles intenciones, ni por personas con tendencia a ser manipuladoras, pues eres muy valioso para Dios, ya que fuiste creado a su imagen y semejanza.
Si te usan, no solo te estarán desvalorizando a ti, sino que también estarán faltando el respeto a tu Creador.

Yo los envío como ovejas en medio de lobos; sean entonces astutos como serpientes y sencillos como palomas. Mateo 10, 16


Nunca nos olvidemos de agradecer


Alguna vez leí que en el cielo hay dos oficinas diferentes para tratar lo relativo a las oraciones de las personas en la tierra:
Una es para receptar pedidos de diversas gracias, y allí los muchos ángeles que atienden trabajan intensamente y sin descanso por la cantidad de peticiones que llegan en todo momento.
La otra oficina es para recibir los agradecimientos por las gracias concedidas y en ella hay un par de ángeles aburridos porque prácticamente no les llega ningún mensaje de los hombres desde la tierra para dar gracias...
Desde esta sección de "Pequeñas Semillitas" pretendemos juntar una vez por semana los mensajes para la segunda oficina: agradecimientos por favores y gracias concedidas como respuesta a nuestros pedidos de oración.

Desde Bogotá, Colombia nos llega un agradecimiento por la recuperación en la salud del niño Fabio Andrés, el cual se encontró en un delicado estado de salud, por la complicación de una apendicitis, lo que lo llevó a tres intervenciones quirúrgicas y hospitalización de casi un mes.  Gracias a Dios, que atiende las súplicas de sus fieles, el niño salió de la clínica el pasado miércoles y se encuentra en recuperación en su casa.  Vaya entonces el agradecimiento al Padre Celestial, que por intercesión de su hijo, atendió los ruegos y oraciones de los lectores de “Pequeñas semillitas”.

Desde Guatemala llega el agradecimiento a Dios y a las personas que rezaron por la niña María Paula, que había sido raptada y que apareció sana y salva por la gracia del Señor y la intercesión de María Madre. Nos unimos en la plegaria.

Nuestro lector Luis S. V. desea expresar su gratitud al Padre celestial por el nacimiento de su nieto Matías, en Lima, Perú, el día 13 de este mes. Cada niño que nace significa una señal que Dios todavía confía en el mundo de los hombres…


"Intimidad Divina"

Domingo 7° del Tiempo Ordinario

Si el hombre es inagotable para pecar, Dios lo es más aún para perdonar. La encarnación de su Unigénito y la obra redentora son el testimonio más claro de ello. Cristo ha expresado de mil maneras cuánto gusta Dios de perdonar; ha llegado a otorgar el perdón antes de serle pedido. Es el caso del paralítico de Cafarnaún descolgado por el techo en su camilla a los pies de Jesús, que estaba en la casa asediado por la turba reunida para escucharle. El pobre enfermo que en su esperanza de curación se dejó trasladar de aquel modo, oye unas palabras inesperadas: “Hijo, tus pecados te son perdonados” (Mc 2, 5).

Probablemente no eran los pecados lo que le preocupaba en aquel momento, sino su enfermedad. Pero es ése el primer milagro que hace en él Cristo: lo libra del peso de las culpas que traban su espíritu más que la parálisis de sus miembros. Y para dar a entender que su gesto no es arbitrario, añade el Señor con autoridad: “para que sepáis que el Hijo del hombre tiene en la tierra poder de perdonar los pecados, ¡Levántate, toma tu camilla y vete a tu casa!”.

La curación del cuerpo atestigua el perdón de los pecados; y el perdón de los pecados es iniciativa misericordiosa de Dios que procura todos los caminos para salvar al hombre, creatura de su amor, Dios es fiel; ha querido la salvación del hombre y la ha actuado por medio de Cristo. Urge por lo tanto que se decida el hombre a responder con fidelidad a la fidelidad de Dios. Y lo mismo que en la oración litúrgica sube a Dios “nuestro Amén” por medio de Cristo, así por medio de él suba a Dios el “si” de nuestro arrepentimiento y de nuestro amor.

P. Gabriel de Sta. M. Magdalena O.C.D.
Jardinero de Dios
-el más pequeñito de todos-
.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

¡Gracias por participar comentando! Por favor, no te olvides de incluir tu nombre y ciudad de residencia al finalizar tu comentario dentro del cuadro donde escribes.