miércoles, 31 de marzo de 2010

Pequeñas Semillitas 1030

PEQUEÑAS SEMILLITAS


Número 1030 ~ Miércoles 31 de Marzo de 2010
Desde la ciudad de Córdoba (Argentina)


Hola !!!
Antes de empezar a trabajar, pongamos sobre la mesa o junto a los útiles de labor, un crucifijo. De cuando en cuando, dirijámosle una mirada… Cuando llegue la fatiga, los ojos se nos irán hacia Jesús, y hallaremos nueva fuerza para proseguir en nuestro empeño. Porque ese crucifijo es más que el retrato de una persona querida –los padres, los hijos, la mujer, la novia–; Él es todo: nuestro Padre, nuestro Hermano, nuestro Amigo, nuestro Dios, y el Amor de nuestros amores.
En esta Semana Santa aprendamos a morir con Jesús para matar todo lo malo que hay en nosotros... y luego resucitemos con Él a la vida eterna.


La Palabra de Dios:
Evangelio del día


En aquel tiempo, uno de los Doce, llamado Judas Iscariote, fue donde los sumos sacerdotes, y les dijo: «¿Qué queréis darme, y yo os lo entregaré?». Ellos le asignaron treinta monedas de plata. Y desde ese momento andaba buscando una oportunidad para entregarle.
El primer día de los Ázimos, los discípulos se acercaron a Jesús y le dijeron: «¿Dónde quieres que te hagamos los preparativos para comer el cordero de Pascua?». Él les dijo: «Id a la ciudad, a casa de fulano, y decidle: ‘El Maestro dice: Mi tiempo está cerca; en tu casa voy a celebrar la Pascua con mis discípulos’». Los discípulos hicieron lo que Jesús les había mandado, y prepararon la Pascua.
Al atardecer, se puso a la mesa con los Doce. Y mientras comían, dijo: «Yo os aseguro que uno de vosotros me entregará». Muy entristecidos, se pusieron a decirle uno por uno: «¿Acaso soy yo, Señor?». Él respondió: «El que ha mojado conmigo la mano en el plato, ése me entregará. El Hijo del hombre se va, como está escrito de Él, pero ¡ay de aquel por quien el Hijo del hombre es entregado! ¡Más le valdría a ese hombre no haber nacido!». Entonces preguntó Judas, el que iba a entregarle: «¿Soy yo acaso, Rabbí?». Dícele: «Sí, tú lo has dicho».
(Mateo 26, 14-25)

Comentario
Hoy, el Evangelio nos propone —por lo menos— tres consideraciones. La primera es que, cuando el amor hacia el Señor se entibia, entonces la voluntad cede a otros reclamos, donde la voluptuosidad parece ofrecernos platos más sabrosos pero, en realidad, condimentados por degradantes e inquietantes venenos. Dada nuestra nativa fragilidad, no hay que permitir que disminuya el fuego del fervor que, si no sensible, por lo menos mental, nos une con Aquel que nos ha amado hasta ofrecer su vida por nosotros.
La segunda consideración se refiere a la misteriosa elección del sitio donde Jesús quiere consumir su cena pascual. «Id a la ciudad, a casa de fulano, y decidle: ‘El Maestro dice: Mi tiempo está cerca; en tu casa voy a celebrar la Pascua con mis discípulos’» (Mt 26,18). El dueño de la casa, quizá, no fuera uno de los amigos declarados del Señor; pero debía tener el oído despierto para escuchar las llamadas “interiores”. El Señor le habría hablado en lo íntimo —como a menudo nos habla—, a través de mil incentivos para que le abriera la puerta. Su fantasía y su omnipotencia, soportes del amor infinito con el cual nos ama, no conocen fronteras y se expresan de maneras siempre aptas a cada situación personal. Cuando oigamos la llamada hemos de “rendirnos”, dejando aparte los sofismas y aceptando con alegría ese “mensajero libertador”. Es como si alguien se hubiese presentado a la puerta de la cárcel y nos invita a seguirlo, como hizo el Ángel con Pedro diciéndole: «Rápido, levántate y sígueme» (Hch 12,7).
El tercer motivo de meditación nos lo ofrece el traidor que intenta esconder su crimen ante la mirada escudriñadora del Omnisciente. Lo había intentado ya el mismo Adán y, después, su hijo fratricida Caín, pero inútilmente. Antes de ser nuestro exactísimo Juez, Dios se nos presenta como padre y madre, que no se rinde ante la idea de perder a un hijo. A Jesús le duele el corazón no tanto por haber sido traicionado cuanto por ver a un hijo alejarse irremediablemente de Él.
P. Raimondo M. SORGIA Mannai OP (San Domenico di Fiesole, Florencia, Italia)


Aviso de ausencia


Se informa a los lectores que "Pequeñas Semillitas"
no se editará desde el jueves y hasta el lunes.


Santoral Católico
San Benjamín, Mártir



El rey Yezdigerd, hijo de Sapor II puso fin a la cruel persecución de los cristianos que había sido llevado al cabo en Persia durante el reinado de su padre. Sin embargo, el obispo Abdas con un celo mal entendido incendio el Pireo o templo del fuego, principal objeto del culto de los persas.

El rey amenazó con destruir todas las iglesias de los cristianos, a menos que el obispo reconstruyera el templo, pero éste se rehusó a hacerlo; el rey lo mandó a matar e inició una persecución general que duró 40 años.

Uno de los primeros mártires fue Benjamín, diácono. Después de que fuera golpeado, estuvo encarcelado durante un año, pero obtuvo su libertad gracias al embajador del Constantinopla y prometiendo bajo su responsabilidad que el santo se abstendría de hablar acerca de su religión.

Sin embargo, Benjamín declaró que él no podía cumplir tal condición y, no perdió la oportunidad de predicar el Evangelio. Fue de nuevo aprehendido y llevado ante el rey, quien lo sometió a crueles torturas, siendo luego decapitado.


Palabras de Juan Pablo II


"Cristo va a Jerusalén para afrontar el sacrificio cruento del Viernes Santo. Pero el día anterior, en la Última Cena, había instituido el sacramento de este sacrificio. Pronunció sobre el pan y sobre el vino las palabras de la consagración: “Esto es mi Cuerpo. Este es el cáliz de mi Sangre. Haced esto en conmemoración mía”. Sabemos que a esta palabra hay que darle un sentido fuerte, más allá del recuerdo histórico.
Es el memorial bíblico, que hace presente el acontecimiento mismo. ¡Es memoria-presencia! Por la acción del Espíritu Santo, que el sacerdote invoca: “Santifica estos dones con la efusión de tu Espíritu de manera que sean para nosotros el Cuerpo y Sangre de Jesucristo Nuestro Señor”
El sacerdote no sólo recuerda la Pasión, Muerte y Resurrección de Cristo, sino que éstos se realicen en el altar por su ministerio, que actúa in persona Christi. Lo que Cristo ha realizado sobre el altar de la Cruz, e instituido como sacramento en el Cenáculo, el sacerdote lo renueva con la fuerza del Espíritu Santo"


Tema del día:
¿Buona Pasqua o mala Pasqua?


Saludo Pascual desde Roma – P. Guillermo Mario Cassone

Este título un tanto provocativo me surgió estos días mientras pensaba en este saludo pascual cuando un conjunto lírico cantó en la Parroquia la opera más conocida de Pietro Mascagni “Cavallería Rusticana” que termina cuando la mujer engañada por su marido a modo de maldición, desea para él y su amante una “MALA PASQUA”. Les recuerdo que se desarrolla en un pueblo, en la mañana de Pascua, cuando todos se saludan con la “BUONA PASQUA”.

Por cierto que mi deseo es que todos tengan una BUONA PASQUA, pero sé que en esta Semana Santa lamentablemente habrá tantos que vivirán la experiencia de la Pasión con más fuerza que el gozo pascual... Hace un mes nuestros hermanos chilenos sufrieron un terrible y devastador terremoto, hace más de dos meses uno aún peor los haitianos con tantísimas víctimas fatales y un país literalmente en el suelo. Solo dos ejemplos cercanos y recientes de pruebas y dolor, causados por fenómenos de la naturaleza.

Pero hay tantos otros dolores causados por el pecado humano...
Solo enumero algunos sin detenerme en ninguno particularmente, ni pretender ser exhaustivo: las guerras de África y Medio Oriente, las guerrillas en Colombia, la guerra de los narcos mejicanos, las persecuciones a los disidentes cubanos, la corrupción política y económica en varios países de nuestra América, de Europa y de Asia, las terribles persecuciones a los cristianos en India, China, Nigeria y Sudán, así como las sofisticadas campañas contra la vida especialmente en la etapa de gestación y en la fase terminal, las consecuencias crueles de la crisis financiera global que la terminan pagando los más pobres e indefensos, el deterioro de la ecología, etc. .

Me detengo en un dolor grande que afecta a toda la Iglesia y en especial a los sacerdotes: la pedofilia de algunos sacerdotes en varios países, que recientemente se focalizó en Irlanda, pero no se reduce a este país. Como cristianos nos duele por lo que implica de pecado grave y por sus consecuencias para las víctimas y sus familias, así como para la Iglesia en esos países.

En esta Cuaresma estoy haciendo penitencia especialmente por este motivo y creo que como Iglesia debemos hacerlo también. Es ante todo una ofensa grave al Señor y más cuando los causantes son personas especialmente consagradas a Él, esto requiere nuestra humilde expiación y nuestra penitencia.

Les recomiendo que lean el texto completo de la Carta del Papa a los irlandeses (la encuentran en vatican.va o en zenit.org) donde manifiesta con sinceridad y franqueza su posición, pide perdón a nombre de la Iglesia con humildad y muestra una estrategia a futuro muy clara y terminante. LEANLA.

Pero, por favor, no se dejen llevar por una cierta campaña mediática muy bien orquestada por determinados lobbys que aprovechan estos hechos reales para una generalizada e injusta crítica a toda la Iglesia y para denigrar el valor del sacerdocio o pretender ligar el problema al celibato. Creo que la humildad no significa dejar de defender la verdad frente a las calumnias. Ojalá esto se vea en un contexto de la permisividad sexual patrocinada por muchos de los que hoy se rasgan las vestiduras por este escándalo. Y que otros también pidan perdón por promover estas conductas o querer justificarlas, o lo que es peor hacer negocio con el abuso de menores.

Y sin negar estos dolores y pecados quiero subrayar la confianza en el poder salvífico de la Cruz de Jesús que incluye el asumir y ofrecer nuestra propias cruces unidas a la suya, para que sean redimidas por su Sangre. En esta manifestación suprema del amor misericordioso de la Santísima Trinidad está la clave de nuestra fe y de nuestra esperanza, que nos permite participar en la Pascua de Jesús ya ahora y como anticipo de la Pascua eterna.

Por eso hemos caminado por el desierto cuaresmal purificando el corazón y la vida toda para merecer la experiencia salvadora y sanadora de la Resurrección de Jesús, que no es tan solo un hecho histórico sino tiene vigencia y fuerza en el aquí y ahora de la humanidad también en 2010.

Me permito expresar tres deseos para que el saludo de BUONA PASQUA tenga este año un contenido y colorido original:

+ Que nos convirtamos en anunciadores valientes de la Buena Nueva del amor victorioso y misericordioso de Jesús Resucitado viviendo en santidad la vida cotidiana, donde el amor sea nuestra norma de vida en cada opción, chica o grande.

+ Que nos dejemos educar y conducir por María para caminar por el mundo como ella repartiendo a todos amor, paz y alegría, mostrando que es posible un mundo mejor.

+ Que sepamos que al mal se lo vence por la sobreabundancia del bien y nunca nos demos por vencidos aunque a veces nos abrume la fuerza del mal cerca nuestro.

Los tendré presente a cada uno en mis oraciones de esta Semana Santa, en especial a los que sufren en el cuerpo o en el alma, pidiendo a Jesús Resucitado los colme de bendiciones y todos vivan una BUONA PASQUA.

Con mi afecto y bendiciones los saludo a cada uno desde Roma con un fraterno abrazo

P. Guillermo Mario Cassone
Roma, 28 de marzo de 2010.

¡BUONA PASQUA A TUTTI!


Pedidos de oración


Pedimos oración por Darío G. V., lector de esta página, de Colombia, que en la próxima semana será sometido a una cirugía importante, para que el Señor Jesús, por los méritos de su Pasión, Muerte y Resurrección, lo ayude a superar ese proceso con toda salud física y paz espiritual.


Pedimos oración por el eterno descanso del alma de María Isabel, que partió a la casa del Padre el pasado día 15 de marzo.


Tú quisiste, Señor, que tu Hijo unigénito soportara nuestras debilidades, para poner de manifiesto el valor de la enfermedad y la paciencia; escucha ahora las plegarias que te dirigimos por nuestros hermanos enfermos, y concede a cuantos se hallan sometidos al dolor, la aflicción o la enfermedad, la gracia de sentirse elegidos entre aquellos que tu Hijo ha llamado dichosos, y de saberse unidos a la pasión de Cristo para la redención del mundo. Te lo pedimos por Cristo nuestro Señor. Amén.


Ven Espíritu Santo...!


Espíritu de gozo, enséñame a vivir por anticipado en esta tierra el comienzo del gozo de los bienaventurados; como dice san Juan Apóstol en el Apocalipsis, un pequeño festín en el corazón, donde ya está el Reino de los cielos. Así sea.
P. Florentín Brusa cmf


Felipe de Urca
-Jardinero de Dios-


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