lunes, 5 de abril de 2010

Pequeñas Semillitas 1031

PEQUEÑAS SEMILLITAS


Número 1031 ~ Lunes 5 de Abril de 2010
Desde la ciudad de Córdoba (Argentina)


Hola !!!
En tiempo de Pascua la liturgia eclesial nos invita a dedicar unas horas o semanas a profundizar en la Resurrección de Cristo Jesús, meditando su misterio y tratando de vincular intensamente con él nuestra vida espiritual.
Detengámonos, pues, ahora a reflexionar, con sincero afecto y gratitud, sobre el misterio y el sentido de nuestra vida en Cristo Resucitado, ya que todos los frutos de la redención se nos aplican a los creyentes cuando nos dejamos invadir y modelar por el espíritu de Cristo Resucitado.


La Palabra de Dios:
Evangelio del día


En aquel tiempo, las mujeres partieron a toda prisa del sepulcro, con miedo y gran gozo, y corrieron a dar la noticia a sus discípulos. En esto, Jesús les salió al encuentro y les dijo: «¡Dios os guarde!». Y ellas se acercaron a Él, y abrazándole sus pies, le adoraron. Entonces les dice Jesús: «No temáis. Id, avisad a mis hermanos que vayan a Galilea; allí me verán».
Mientras ellas iban, algunos de la guardia fueron a la ciudad a contar a los sumos sacerdotes todo lo que había pasado. Estos, reunidos con los ancianos, celebraron consejo y dieron una buena suma de dinero a los soldados, advirtiéndoles: «Decid: ‘Sus discípulos vinieron de noche y le robaron mientras nosotros dormíamos’. Y si la cosa llega a oídos del procurador, nosotros le convenceremos y os evitaremos complicaciones». Ellos tomaron el dinero y procedieron según las instrucciones recibidas. Y se corrió esa versión entre los judíos, hasta el día de hoy.
(Mateo 28, 8-15)

Comentario
Hoy, la alegría de la resurrección hace de las mujeres que habían ido al sepulcro mensajeras valientes de Cristo. «Una gran alegría» sienten en sus corazones por el anuncio del ángel sobre la resurrección del Maestro. Y salen "corriendo" del sepulcro para anunciarlo a los Apóstoles. No pueden quedar inactivas y sus corazones explotarían si no lo comunican a todos los discípulos. Resuenan en nuestras almas las palabras de Pablo: «La caridad de Cristo nos urge» (2Cor 5,14).
Jesús se hace el "encontradizo": lo hace con María Magdalena y la otra María -así agradece y paga Cristo su osadía de buscarlo de buena mañana-, y lo hace también con todos los hombres y mujeres del mundo. Y más todavía, por su encarnación, se ha unido, en cierto modo, a todo hombre.
Las reacciones de las mujeres ante la presencia del Señor expresan las actitudes más profundas del ser humano ante Aquel que es nuestro Creador y Redentor: la sumisión -«se asieron a sus pies» (Mt 28,9)- y la adoración. ¡Qué gran lección para aprender a estar también ante Cristo Eucaristía!
«No tengáis miedo» (Mt 28,10), dice Jesús a las santas mujeres. ¿Miedo del Señor? Nunca, ¡si es el Amor de los amores! ¿Temor de perderlo? Sí, porque conocemos la propia debilidad. Por esto nos agarramos bien fuerte a sus pies. Como los Apóstoles en el mar embravecido y los discípulos de Emaús le pedimos: ¡Señor, no nos dejes!
Y el Maestro envía a las mujeres a notificar la buena nueva a los discípulos. Ésta es también tarea nuestra, y misión divina desde el día de nuestro bautizo: anunciar a Cristo por todo el mundo, «a fin que todo el mundo pueda encontrar a Cristo, para que Cristo pueda recorrer con cada uno el camino de la vida, con la potencia de la verdad (...) contenida en el misterio de la Encarnación y de la Redención, con la potencia del amor que irradia de ella» (Juan Pablo II).
Rev. D. Enric CASES i Martín (Barcelona, España)


Santoral Católico
San Vicente Ferrer



Nació en 1350 en Valencia, España. Sus padres le inculcaron desde muy pequeñito una fervorosa devoción hacia Jesucristo y a la Virgen María y un gran amor por los pobres, a quienes repartía significativas limosnas que la familia acostumbraba a dar. Ingresó a la comunidad de Padres Dominicos y, por su gran inteligencia, a los 21 años ya era profesor de filosofía en la universidad. Siendo diácono lo mandaron a predicar a Barcelona, ciudad que estaba atravesando por un período de hambre ya que los barcos con alimentos no llegaban desde hace varias semanas.

San Vicente estaba muy angustiado porque la Iglesia Católica estaba dividida entre dos Papas y existía mucha desunión. Estas constantes preocupaciones mortificaron y enfermaron peligrosamente al santo; pero una noche, por revelación divina, descubrió que su misión era la de predicar el Evangelio por ciudades, pueblos, campos y países. El santo recuperó inmediatamente la salud, y durante 30 años recorrió el norte de España, el sur de Francia, el norte de Italia, y Suiza, predicando incansablemente, con enormes frutos espirituales, ya que los primeros en convertirse fueron judíos y moros.

San Vicente fustigaba sin miedo las malas costumbres, que son la causa de tantos males e invitaba incesantemente a recibir los santos sacramentos de la confesión y de la comunión. Los milagros acompañaron a San Vicente en toda su predicación, siendo el don de las lenguas el primordial y básico para su misión de evangelizar las ciudades y pueblos. El santo se mantuvo humilde y sencillo a pesar de la gran fama y popularidad alcanzada por sus predicaciones en varios países. Los últimos años, acechado por varias dolencias y enfermedades, sus predicaciones mantenía esa fuerza, vigor y entusiasmo que lo caracterizaron en el anuncio del Evangelio.

Murió en plena actividad misionera, el Miércoles de Ceniza, 5 de abril del año 1419. Fue canonizado en 1455.


Pensamiento


"En Jesús resucitado descubrimos la intención profunda de Dios confirmada para siempre: una vida plenamente feliz para la creación entera, una vida liberada para siempre del mal"
José Antonio Pagola


Tema del día:
Gloriosa Pascua de Resurrección


La regularidad con que se suceden en el calendario de la Iglesia los varios ciclos del año litúrgico, imperturbables en su sucesión, por más que los acontecimientos de la historia humana varíen, y los altibajos de la política y de las finanzas continúen su carrera desordenada, es una clara confirmación de la celestial majestad de la Iglesia, altiva ante el vaivén caprichoso de las pasiones humanas.

Altiva, pero no indiferente. Cuando los días dolorosos de la Semana Santa transcurren en períodos históricos tranquilos y felices, la Iglesia, como madre solícita, se sirve de ellos para reavivar en sus hijos la abnegación, el sentido del sufrimiento heroico, el espíritu de renuncia a la trivialidad cotidiana y la entera dedicación a ideales dignos de darle un sentido más alto a la vida humana. "Un sentido más alto" es el único sentido que la vida tiene: el sentido cristiano.

Pero la Iglesia no es apenas Madre cuando nos enseña la gran misión austera del sufrimiento. Ella es también Madre, cuando en los extremos del dolor y aniquilación, ella hace brillar ante nuestros ojos la luz de la esperanza cristiana, abriendo delante de nosotros los horizontes serenos que la virtud de la confianza coloca en todos los verdaderos hijos de Dios.

Así, la Iglesia se sirve de las alegrías, vibrantes y castísimas de la Pascua de Resurrección, para hacer brillar a nuestros ojos, aún en las tristezas de la situación contemporánea, la certeza triunfal de que Dios es el supremo Señor de todas las cosas, de que su Cristo es el Rey de la gloria, que venció la muerte y aplastó el demonio, de que su Iglesia es reina de inmensa majestad, capaz de resurgir de todos los escombros, de disipar todas las tinieblas, y de brillar con un triunfo luminoso, en el momento preciso en que parecía caminar hacia la más irremediable de las derrotas.

La Iglesia inmortal resurge de sus probaciones, gloriosa como Cristo, en la resplandeciente aurora de su Resurrección.

Plinio Corrêa de Oliveira


Mensaje de María Reina de la Paz


Mensaje de María Reina de la Paz del 2 de abril de 2010.

¡Queridos hijos!

Hoy los bendigo especialmente y ruego para que vuelvan por el justo camino a mi Hijo, vuestro Salvador, vuestro Redentor, a Quien les ha dado la vida eterna. Piensen en todo lo que es humano, en todo lo que no les permite seguir a mi Hijo, a la transitoriedad, a la imperfección y al ser limitado, y luego piensen en mi Hijo, a su divina inmensidad. Dignifiquen el cuerpo y perfeccionen el alma mediante el abandono y la oración. Estén prontos, hijos míos. ¡Gracias!


Meditación breve


Pascua es el triunfo del amor sobre la muerte. Fue la sensibilidad, el dolor, la nostalgia, la búsqueda, el impulso del corazón, el amor, lo que llevó a María Magdalena a la tumba temprano, por la mañana, cuando aún estaba oscuro. Emprendió el camino de noche para buscarlo, cuando el duelo oscurecía su corazón, porque no encontraba a Aquel a quien amaba.
María Magdalena, testigo del sepulcro vacío, corrió a anunciarlo a los apóstoles, convirtiéndose así en "apóstol de los apóstoles", la primera evangelizadora de la Buena Noticia de la Pascua.
Dios no siempre está donde creemos que está ni donde nos gustaría que esté. Vamos a buscarle a un sitio y está esperándonos más lejos, en otra parte, para que no nos instalemos. Él no está donde le ponemos, sino donde Él se pone.
Su “ausencia” nos lanza a buscarlo siempre...
¿Cuál es mi anhelo más profundo? ¿Adónde me lleva el amor? ¿Quién es Aquel a quien mi alma busca?
Si confías en tu anhelo y sigues tu amor hasta el final, encontrarás al Resucitado, como María Magdalena. Sólo hay que abrir el corazón, en medio de la oscuridad, para buscar a Aquel que ama tu alma.


Pedidos de oración


Pedimos oración por las necesidades físicas, materiales y espirituales de las siguientes personas:
- Ivonne, de Santiago de Chile
- Áurea Enriqueta D.M., de Morelos, México
- Ligia Consuelo C. Ch., de Nicaragu
- Carlota Cecilia S., de Córdoba, Argentina


Tú quisiste, Señor, que tu Hijo unigénito soportara nuestras debilidades, para poner de manifiesto el valor de la enfermedad y la paciencia; escucha ahora las plegarias que te dirigimos por nuestros hermanos enfermos, y concede a cuantos se hallan sometidos al dolor, la aflicción o la enfermedad, la gracia de sentirse elegidos entre aquellos que tu Hijo ha llamado dichosos, y de saberse unidos a la pasión de Cristo para la redención del mundo. Te lo pedimos por Cristo nuestro Señor. Amén.


Ven Espíritu Santo...!


Espíritu Santo, ayúdame a comprender que no todo está en comenzar bien y seguir bien sino sobre todo terminar bien; ya que dice el profeta Isaías, el hombre será juzgado por las últimas obras; te lo suplico por intercesión de María, cuyas obras fueron todas de tu agrado. Así sea.
P. Florentín Brusa cmf


Felipe de Urca
-Jardinero de Dios-



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